El mar furioso (Grandes pasos) Mi voz no es un murmuro; es un grito... Porque me niego a parar frente a la tempestad. O arrastrarme de nuevo, nervioso y discreto. Desde hoy atenderé al imperdonable transcurrir del tiempo. Si la llama arde y mi aliento mueve montañas, daré grandes pasos hacia la inmensidad; para cuando llegue al final, seguir la inamovible estela entre la tierra y la luna. Así, en la pompa como en la gloria. No puedo decir lo que no puedo sentir.