El frío en el joven corazón del invierno

Les dejo mi one-shot que participa en "Un adiós para recordar".

Espero les guste. ​

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El frío en el joven corazón del invierno.​

Recuerdo la primera vez que se fue, por aquel entonces las sonrisas se pintaban en el rostro de todos los estudiantes, los focos multicolor adornaban los techos de las casas y pequeños paquetes con llamativos papeles metálicos decoraban el árbol de navidad que estaba en el patio del colegio. Sentía que yo era la única que no disfrutaba las navidades. Me había dado la noticia días antes, lo había dicho tan natural.​

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“Me voy de la escuela”​

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“Te vamos a extrañar”​

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Respondí yo tratando de sonar igual de fría que él. Recuerdo que me apresuré a esconder mi cara tras el libro y me concentré en luchar contra las lágrimas y el nudo en la garganta, el cual se hacía cada vez más grande. Cuando me aventuré a mirarlo, él escondía la cara tras su cabello, estaba llorando. Yo tenía 10 años, y hasta el día de hoy, cuando miro atrás, mis únicos recuerdos sobre mi primera década, son de él. Pablo riendo, Pablo cuando me enseñó a ponerle sombras a mis dibujos, Pablo pidiendo a la maestra que nos dejara cambiarnos juntos. Su cabello castaño, sus ojos miel, incluso su expresión cuando se ruborizaba. Fue la primera vez que sentí que necesitaba de alguien ajeno a mi familia para sentirme completa. Sé por qué se fue, no tenía amigos, nadie más que yo.​

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***​

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Era una tarde fría, las nubes nubladas en el cielo avisaban de una tormenta. Los estudiantes gritaban por el patio celebrando el último día de clases antes de navidad. Yo me había quedado tarde, esperándolo. Aquel mismo día un niño me había empujado escaleras abajo, Pablo le había pegado. Lo observé de reojo mientras me recargaba en la pared; Su mejilla seguía sangrando y su labio estaba hinchado. Terminó de recoger sus cosas y me alcanzó en la puerta, el pasillo estaba desierto. Ambos caminamos sin decir nada, él llevaba la mirada baja, y yo jugaba nerviosa con mi vestido.​

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- ¿Entonces si te vas a ir, no? – Sabía que eso era de lo que ambos queríamos hablar, la pregunta que habíamos estado callando.​

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Vi como asentía lentamente y luego, esos grandes ojos color miel se clavaron en los míos.​

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- ¿Te voy a ver mañana?, ¿En la fiesta de navidad?​

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Fue entonces mi turno de mirarlo fijamente. Sentía que el nudo en mi garganta crecía y crecía.​

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- No, hoy salgo de vacaciones.​

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Lo siguiente que ocurrió lo recuerdo perfectamente, cada palabra, cada tono. Aquella escena me persiguió en sueños tantas veces, pasó mucho tiempo hasta que pudiera recordarla sin llorar.​

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- …Entonces esta es la última vez que nos vemos- Dijo él. Sus ojos estaban enrojecidos y tragaba con dificultad.​

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- Si…- Fue una respuesta fría, hueca, pero no podía decir nada más.​

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- Te voy a extrañar​

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- Yo a ti.​

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Allí, en aquel pasillo que sigo viendo aún con recelo, aquella tarde que tantos celebraban, él y yo nos despedimos. Nos miramos, así, sin decir nada, callados, penosos.​

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- Adiós.​

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- Adiós.​

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Así fue, ni un abrazo, un beso en la mejilla, nada. Solo un seco adiós y dos pequeños corazones rotos. Hasta el día de hoy, jamás he hecho tantos esfuerzos por no llorar. En cuanto lo perdí de vista, comencé a correr. Me preguntaron si estaba bien, yo respondía que sí. Solo en la soledad de mi cuarto pude llorar como nunca lo había hecho. Aquella vez, a los diez años, fue la primera vez, que me rompieron el corazón. ​

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