Ciencia ficción El Elegido

Tema en 'Relatos' iniciado por Manuvalk, 10 Marzo 2023.

  1.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    El Elegido
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    Etiqueto a mi amigo Reydelaperdicion para que pueda acceder a la lectura de este capítulo especial con facilidad. Te agradezco que estés al tanto de las actualizaciones del universo de Los Viajeros. Espero que disfrutes de la lectura tanto como yo de su escritura.

    Sinopsis: Este es un capítulo especial ambientado en el universo ficticio de Los Viajeros. Se basa en un personaje llamado Davon Phenom, el antagonista en la parte VIII de la historia. Contiene spoilers de momentos pasados a lo largo de las partes, capítulos especiales e historias secundarias del universo, por lo que recomiendo e invito a quién sea que esté aquí dispuesto a leer, que inicie de lectura por orden (toda la información está en el blog, en mi perfil).



    [...]



    El general syleriano había mentido al neoniano respecto a las intenciones de los primeros, pues realmente, el plan que pretendía poner en marcha el Elegido Admir era enviar la Bataller con la fuente de energía en la que estaban trabajando sus científicos, ahora convertida en una auténtica bomba de energía.

    Aagron se quedó dubitativo durante un momento pero cayó en la trampa del general, pues el neoniano suponía que los sylerianos jamás romperían su código de paz y pese a la batalla librada en Thaaron no pretendían iniciar un conflicto definitivo entre especies.

    Poco tiempo después de la conversación entre Gadem y Aagron, el primero se puso de nuevo en contacto con el Elegido, acompañado de Indrah. El líder syleriano fue reportado de toda la información que Betrom le había logrado sacar a Yannick, siendo el único de los ocho neonianos en revelar algo sustancial e importante.

    Rápidamente, Mirko ordenó que se preparara todo en la Bataller, la cuál zarparía de Syleria en pocos días, una vez estuviese todo bien preparado. En esa nave viajaría la fuente de energía que pasó de ser para uso común a ser una poderosa arma.

    La intención del Elegido era nada más y nada menos que borrar el sistema neoniano del mapa galáctico.

    — Mirko, propongo que el núcleo principal del Supremo te acompañe a la expedición de la Bataller en su viaje a Neonia.

    — Ni hablar, le necesito en Syleria para mantener la estabilidad en mi ausencia.

    — Puede ser de gran ayuda, lo sabes. Al menos deja que vaya incorporado a ti.

    — No vamos a entrar en combate, no necesito una IA que me guíe en la lucha porque no la habrá. Lo más probable es que lo único que ocurra sea la destrucción del sistema neoniano.

    — Mirko, harás un viaje con una fuente de calor contenida. Es una bomba de energía, proyecto el cuál ha avanzado bien gracias a los cálculos de la inteligencia artificial que llamamos Supremo. Su fabricación nos ha dado una mayor comprensión de todo lo que nos rodea. Quiero que vaya contigo, me sentiría más tranquila. Hazlo por mi y por Hylda, solo tiene dos años y verá como su padre marcha por primera vez.


    [...]

    — ¡Elegido Admir, protector Paokt...! — Un científico syleriano se aproximó a estos — La fuente de energía se mantiene estable, salvo breves momentos de picos de temperatura.

    — ¿Está lista para ser lanzada al sol del sistema neoniano? — Preguntó Mirko, decidido.

    — Así es, señor, en cuanto dé la orden.

    — Perfecto, lo quiero todo bien asegurado.

    — Así será, Elegido Admir.

    El líder syleriano volvió a echar un breve vistazo a la bomba de energía desde la distancia segura a la que se encontraba y junto a uno de sus protectores, Om Paokt, salió de la sala. El dúo comenzó a avanzar por un estrecho pasillo custodiado por hasta diez soldados sylerianos, con la intención de dirigirse una vez más al puente de mando de la nave.

    — ¿Crees que funcionará, Mirko? — Le preguntó Om a su líder.

    — Estoy seguro — El Elegido se volteó para observar a su protector — Noto en tus palabras cierta preocupación, Paokt.

    — Eso es porque la tengo, señor — Murmuró el soldado — Está claro que debemos defendernos de su invasión a Thaaron, pero no sé si llegar hasta el punto de destruir su cúmulo sea lo correcto...

    — ¿Han demostrado ser seres con los que dialogar? — El Elegido paró en seco su camino, mirando fijamente a Om — La paz no se negocia, Paokt, se cree en ella o no se cree. Y los neonianos no creen en ella, sino en lo contrario.

    El Elegido Admir prosiguió con su andadura varios metros más por el largo pasillo, ante la atenta mirada del soldado Paokt, el cuál consideraba que Mirko no estaba pensando en las familias sylerianas sino en terminar con el problema por la vía rápida. Apenas pasaron unos segundos cuando repentinamente, las alarmas de la Bataller comenzaron a sonar.

    Mirko se volteó para observar a Om, pero antes de que pudiesen aproximarse entre ellos, un disparo láser cruzó la pared de un lado al otro propiciando así un agujero del que salió una máquina de metro y medio. Om se incorporó lentamente mientras veía a dicha máquina frente a él, iluminando cada vez más un punto rojo en el centro de su oscuro visor.

    — ¡Huye, Paokt, maldita sea! — Exclamó el Elegido, quién se fue corriendo por su lado.

    Om comenzó a correr mientras un disparo láser de dicha máquina le rozaba por el costado, a escasos centímetros de haberle provocado la muerte instantánea. El syleriano supuso entonces que se hallaban ya en la frontera del sistema Neon, pero desconocía a los Rhajik en absoluto, quedándose en shock al ver al robot ante él.

    Supuso que se trataba de los neonianos y efectivamente así era, pues al doblar la esquina del pasillo con la intención de regresar a la sala donde estaba la bomba de energía, dos soldados neonianos fusilaban con sus Rhajaal a varios científicos que salían corriendo del lugar.

    Paokt no lo dudó y disparó su Vannant contra ellos, lanzándolos varios metros atrás y dejándolos aturdidos. El syleriano aprovechó esto y tomó uno de los Rhajaal de los soldados neonianos, sujetándolo con seriedad y asesinándolos a ambos con un arma de su propia especie.

    Tras esto, el syleriano cerró la compuerta de entrada a la sala donde estaba la bomba y tecleó un código de bloqueo para evitar que los neonianos entraran.


    [...]

    Ciento cincuenta años después de la guerra entre neonianos y sylerianos


    Un joven syleriano se entretenía con la noche estrellada que había caído sobre Sovaam, con el inconveniente de que el escudo protector de la ciudad dificultaba la visión sobre los cuerpos celestes que se deberían poder apreciar a simple vista.

    El syleriano, de cuarenta años de edad —siento la etapa adolescente entre su especie—, solía vislumbrar el paisaje cósmico todas las noches en el tejado de su vivienda, la cual compartía con otras familias al tratarse de un pequeño bloque de edificios.

    Sumido en sus más profundos pensamientos y con la mirada perdida en el firmamento, el joven no se percató de la llegada de otra persona a su posición.

    — Davon, ya es muy tarde para quedarse viendo la estrellas — Avisó una mujer syleriana de mayor edad — Venga, regresemos a casa.

    — Voy, madre — Musitó él, tomándose treinta segundos más antes de incorporarse desde el suelo.

    La madre de Davon sonrió y le pasó el brazo por detrás, rodeándole el cuello con el, mientras ambos se iban juntos por la puerta que daba acceso al tejado, en dirección a su casa. Mientras bajaban escaleras y avanzaban por los pasillos, el joven le sacó un tema de conversación a su madre. Tema que no era la primera vez que trataban, pero el cual era de mucho interés para él.

    — Madre, hace mucho que no te lo pido — Comenzó diciendo Davon, en un tono suave y de respeto — Me gustaría leer otra vez los mensajes que me dejó padre.

    — Claro hijo, estás en tu derecho — Dijo ella con cierta calma — En cuanto lleguemos a casa, te los entregaré.

    — ¿Me los puedo quedar? — El joven syleriano quiso intentarlo — Ya que son mensajes dedicados a mí...

    — Hay muchas cosas que tu padre dejó para ti, al margen de esos mensajes.

    Las palabras de su madre fueron tan inesperadas que hicieron que Davon se frenase en seco en mitad de un pasillo, próximo a su hogar. La mujer syleriana se volteó hacia él, viéndosele las arrugas y el aspecto de anciana que demostraba su avanzada edad. Con el rostro serio y una expresión de indiferencia, la madre del syleriano le acarició el rostro suavemente, mientras una lágrima caía por una de sus mejillas.

    — Sé que si te entrego todo lo que tu padre quiso dejarte como legado, te marcharás como él hizo — La mujer no mostraba ninguna expresión de tristeza en su rostro, pero una serie de lágrimas delataban sus emociones — Por eso no te lo he dado aún. Y por eso te pido que seas paciente.

    — ¿Paciente para qué, madre? ¿A qué debo esperar para obtener lo que me pertenece por obra de mi padre? — Davon se sentía un incomprendido en esos momentos.

    — A que me muera — Respondió su madre, seriamente y con la mirada clavada en la de su hijo — Espérate a mi final, hijo, y tendrás todo lo que tu padre dejó para ti... al igual que lo mío.

    [...]

    Varios días después de que la expedición de la Nolartis abandonase el territorio conocido


    Corría el año 2143 en el territorio conocido de la Alianza Interestelar de Especies, gobierno interplanetario que era conformado por la unión de cuatro especies.

    Humanos, neonianos, sylerianos y los recientemente añadidos a la unión, los thunianos, vivían en paz y armonía en las distintas colonias repartidas por los cúmulos más próximos. Una calma de diez años que había sido precedida por una de las etapas más duras en las historias de las cuatro especies, especialmente de las tres pioneras en la fundación de la Alianza.

    Una relativa tranquilidad que fue tímidamente perturbada por un supuesto ataque terrorista a los líderes en Puerto Arcadia, para posteriormente formarse una expedición que viajaría a otros lugares inexplorados con la esperanza de conocer el porqué los Anixis habían legado su tecnología al resto de especies conocidas.

    Salvo esos polémicos sucesos, los anteriores diez años habían sido de absoluta paz, de reconstrucción y de progreso. Atrás habían quedado la guerra entre neonianos y sylerianos, la guerra Rhajik, Colapso, la guerra de las Dos Humanidades y el efecto Regresión.

    Davon se encontraba en su vivienda de la ciudad de Sovaam, ahora de su propiedad tras el fallecimiento de su madre debido a una enfermedad degenerativa muy común en los sylerianos de avanzada edad. La muerte de su madre ocurrió hacia unos pocos años, no obstante, el ya no tan joven syleriano la seguía teniendo muy presente en sus pensamientos.

    Aquello que heredó de su madre fue la propia vivienda y una serie de mensajes de amor que le dedicó antes de morir. Pero él estaba mucho más interesado en conocer que le había legado su padre, algo que siempre se mantuvo como un misterio, una incognita que resolver una vez su madre no estuviese con vida.

    Si no quiso descubrir qué era lo que su padre le dejó tras la muerte de su madre, quién era el único impedimento para que lo descubriese, era porque le tomó esos años el aceptar y superar la pérdida de la mujer que le dio la vida. No quería pensar en otras cosas en esos difíciles momentos, tampoco podía. Sin embargo, supo que ahora era el momento idóneo.

    Davon finalmente tomó la caja donde las cosas de su padre estaban y abrió la tapadera, revelándose así los cientos de mensajes que su padre le había dejado a modo de cartas, ya que pasaba poco tiempo en casa debido a su importante trabajo.

    El padre de Davon era un reputado científico e ingeniero de su especie, un verdadero experto muy apreciado en su momento por el Elegido Mirko Admir, hasta el fatídico día en el que todo cambió. Yavon Phenom, el cuál era su nombre y apellido, fue el diseñador, creador y ejecutor de la famosa bomba de energía, pensada en un principio como una fuente de energía prácticamente inagotable que se suministraría a Sovaam para su correcto y pleno funcionamiento, hasta que el primer contacto con los neonianos y los sucesos posteriores derivaron en la decisión de convertirlo en un arma de destrucción masiva.

    Yavon era muy valorado por el líder syleriano del momento, pero cuando la bomba de energía nunca se detonó en la Bataller, la nave que se precipitó a Neonia sin estallar y destruir el mundo de origen del enemigo, su reputación cayó en picado. Con Mirko muerto, su mujer —que tomó el mando hasta la mayoría de edad de Hylda— lo despojó de sus títulos al considerarlo indigno, culpándole de la muerte de su marido y de la no destrucción del sistema neoniano.

    Algo que derivó en el suicidio del propio doctor Phenom, quién se vio desprestigiado y relegado a la más absoluta miseria por parte de su nueva líder.

    — ¿Qué...? — Davon se percató, de pronto, que entre la cantidad de cartas de su padre se hallaba un objeto de pequeño tamaño.

    Phenom se incorporó de su asiento rápidamente y se dirigió a su ordenador portátil personal, al comprobar que dicho aparto diminuto se trataba de un viejo pen drive. Pensándose que su padre podría haberle dejado un vídeo para que viera o algún recuerdo recopilado en cámara, el syleriano realizó los comandos pertinentes para que el contenido de ese pen fuese revelado.

    Sin embargo, los resultados no fueron los esperados. En vez de un archivo de vídeo, lo que Davon se encontró fueron los planos de la famosa bomba de energía que su padre construyó —obviamente con ayuda de otros—.

    — No puede ser posible — Se dijo a sí mismo, totalmente asombrado con lo que estaba viendo — ¿Por qué me dejaste esto a mí, padre?

    Las preguntas y las teorias llovían en la mente del syleriano, que apenas tuvo tiempo para procesar aquel gran descubrimiento sobre lo que su padre Yavon le había legado tras su muerte. Era la hora de dirigirse a trabajar, concretamente, al edificio más alto de la ciudad, donde trabajaba como miembro de seguridad de la Elegida Admir. La hija de aquella mujer que destrozó la vida de su brillante padre.

    Mientras Davon salía de casa y caminaba por las calles en dirección a su puesto de trabajo, la imagen de los planos de la bomba de energía se quedaban instalados fijamente en su retina, como un recuerdo de tantos que ya sería imborrable.

    [...]

    Varias semanas después del descubrimiento


    — Entonces, ¿estáis conmigo o contra mí?

    Davon se hallaba sentado sobre una mesa, con un Striker reconvertido a pistola y frente a un grupo de doce miembros de la seguridad de la Elegida Admir a quiénes el propio Phenom conocía que no estaban de acuerdo con la forma de dirigir la sociedad syleriana de su superior, pero sobre todo, con su forma de pagarles.

    El trato de Hylda hacia aquellos debían protegerla, a veces distaba de ser amable, mostrándose en muchos casos irascible, especialmente ante la ausencia de su protector y marido Paokt. Con el propio Om en la expedición de la Nolartis, Davon vio la oportunidad perfecta de poner en marcha su plan. La pistola era una medida de disuasión.

    — No lo sé, Dav, esto es demasiado — Dijo uno de ellos, viéndose algo distante — Si nos descubren, será nuestro fin.

    — Los nuestros no matan a los criminales — Dijo Phenom con absoluta seriedad — En el peor de los casos, si nos pillan, nos enviarán a una cárcel de las tantas que hay en el cinturón de asteroides de Paraíso.

    — Hermano, cuenta conmigo — Intervino otro de los miembros de seguridad, incorporándose de su asiento — Es hora de provocar un cambio en esta sociedad.

    — La dinastía Admir debe terminar — Sentenció otro, decidido — Debemos poder elegir a nuestro líder, como hacen el resto de especies.

    — ¿Qué decís los demás?

    Ante la pregunta de aquel que estaba promoviendo una rebelión a pequeña escala, pero con planes más que ambiciosos a largo plazo, el resto de miembros de la seguridad presentes accedieron a unirse a la causa de Davon. Sin familia, sin seres queridos de los que preocuparse y disconformes con la situación actual, eran los soldados perfectos para el plan descabellado que planteaba Phenom. Sin embargo, faltaba uno de ellos, el más indeciso.

    Su expresión facial denotaba grandes dudas al quedarse como el único en no responder afirmativamente.

    — Uraon, ¿qué me dices? — Davon sonrió con la pistola Striker en la mano — ¿Te unes a nosotros?

    — Lo siento, Dav, pero no lo veo claro. No quiero arriesgarme a desperdiciar mi vida de esa manera.

    — Descuida, lo entiendo — El syleriano con el arma en la mano se levantó y se aproximó al negado — Pero sabes que no podrás salir de aquí sabiendo todo esto, ¿verdad?

    — ¿Q-qué? — El tipo, llamado Uraon, se estremeció al oír aquello — ¡No diré nada, Dav! ¡Lo juro, jamás!

    — ¡Pues claro que no dirás nada, Uraon, porque no vas a poder hablar! — Exclamó Davon, provocando las risas en el resto de sus ahora cómplices.

    — ¡Por favor, Dav, no quiero acabar así!

    — Hay que ver como una decisión equivocada te puede llevar a la muerte, ¿no crees?

    Sin inmutarse y sin prestar atención a los llantos de su compañero de profesión, Phenom apuntó con su pistola Striker y disparó fríamente a Uraon en el centro del pecho, matándolo casi al instante. El impacto provocó que el cuerpo del syleriano cayese al suelo junto a su mesa y su silla, provocando un estruendo que sumado al disparo, podría haberse oído en todo el edificio perfectamente. No obstante, aquello ya había sido pensado por Davon y esa reunión se había dado a altas horas de la noche, sin nadie en el edificio y sin que hubiese posibilidad de que nadie lo oyese.

    Phenom olía el humo del cañón del arma mientras sonreía y señalaba a sus compañeros.

    — Ya tenéis la primera misión... deshaceos del pobre bastardo de Uraon.

    [...]

    Varios meses después de la marcha de la expedición de la Nolartis


    — ¿Quieres que te compre alguna cosa? — Hylda se paró frente a un puesto de ropa.

    — Gracias madre, pero no es necesario — Omnius fue sincero, aunque algo cortante — Tengo ropa de sobra.

    — Está bien.

    Madre e hijo siguieron andando entre la muchedumbre que habitaba la única ciudad de Syleria, evidenciando la relación un tanto distante que ambos tenían, lo cuál resaltaba más en ausencia del padre. A cada paso que daban, el cuerpo de seguridad de la Elegida estrechaba el cerco si veían algo o alguien posiblemente sospechoso.

    Pero no les dio tiempo a reaccionar cuando un syleriano de aspecto sombrío —el cuál, sutilmente, había logrado acercarse lo suficiente a ella— usó una pequeña daga de energía que escondía en una de sus mangas para, en un movimiento rápido, hundirla en la zona baja de la espalda de Hylda.

    La líder syleriana cayó al suelo inmediatamente mientras su cuerpo de seguridad corría hacia ella. Omnius apenas permaneció inmóvil, presa del shock al haber presenciado dicha agresión a su madre. El causante de ello, cubierto por una capucha alargada y viendo que iban a por él, tuvo tiempo para voltearse y ver al joven Paokt delante suya, mientras iniciaban los gritos de la gente al ver a la Elegida Admir tendida en el suelo.

    El tipo se le quedó mirando unos segundos, le sonrió descaradamente bajo la cobertura de la capucha y echó a correr entre la multitud, tropezándose en un principio con varios ciudadanos hasta que logró escabullirse de la zona.


    Davon se vio sorprendido por algunos ciudadanos que intentaban frenarle en su intento de huída de la escena del crimen que acababa de cometer, sin embargo, al haber sido miembro de seguridad, había sido entrenado para ser versátil y rápido, por lo que logró esquivar con éxito a todos aquellos que se interponían en su camino en un claro intento de convertirse en héroes.

    Una vez salió de la principal zona de aglomeración de la gente, el asesino de la Elegida Admir corrió a una lanzadera próxima a su posición, en la cuál esperaban el resto de sus compañeros dispuestos para la causa.

    — ¡Lo has hecho! — Exclamó uno de ellos, volviéndose absolutamente loco — ¡Maldición, mira el movimiento de los demás miembros de seguridad!

    En una pantalla que marcaba en tiempo real la ubicación de los que fueron sus compañeros de trabajo, gente que sí era fiel a Hylda y la cuál nunca supieron del plan de Phenom, se veía como estos se movían hacia la misma dirección: el lugar en el que la Elegida moría.

    Todos los demás sonreían e idolatraban a Davon por su hazaña, pero él se mostraba muy serio al respecto. El odio a la familia Admir corría por su interior y ahora sentía que, en parte, había vengado la muerte de su padre Yavon.

    — Pon rumbo a Puerto Arcadia — Ordenó el propio líder de ese pequeño grupo rebelde — Allí daremos un paso más en nuestro plan por obtener el control de todo.

    El piloto de la lanzadera escuchó la orden y comenzó a levantar el vehículo aéreo sin levantar sospechas y alejados de la zona del asesinato, por lo que nadie se pensó que en su interior se encontraba aquel que acababa de provocar el mayor suceso convulso de la historia reciente de la sociedad syleriana. Su líder había muerto y su protector estaba ausente, en una expedición que ahora muchos veían con mala gana en Sovaam. El siguiente objetivo sería instalarse en Puerto Arcadia y de ahí tomar el control del OCVD para que los científicos e ingenieros de allí pudiesen fabricar la famosa bomba de energía, el verdadero legado que su padre le había dejado justo antes de quitarse la vida.

    [...]

    Puerto Arcadia, un día antes del encuentro con Om, Khael y Ender


    Un aire cálido y un cielo resplandeciente en la nocturnidad de Puerto Arcadia daban al resort hotelero un aspecto turístico envidiable.

    Hacía tan solo unos días que Davon y sus secuaces habían llegado al polo norte de Vulkano, lugar donde se establecerían con normalidad hasta preparar y tener listo el plan de secuestro del Observatorio Científico Vanth Dheer. Antes, sin embargo, deberían tomar el control de la sala que monitorizaba todo lo que sucedía en el resort. Ubicada en el subsuelo del hotel como si de un pequeño búnker se tratase, los miembros de seguridad del complejo se encargaban de que todo estuviese vigilado.

    Eso lo harían la mañana del día siguiente, pero esa noche, era para reflexionar. Phenom observaba el firmamento desde el tejado del edificio que servía como hotel para los visitantes, lugar donde él y los suyos se hospedaban. El haber dejado detrás el pen drive de su padre le sentó bastante mal, pero por suerte, fue listo e hizo una copia de los archivos del aparato, teniendo aún en su poder los planos de una bomba de energía.

    El recuerdo vago de su padre, al cuál apenas conoció siendo un niño, le regresaba en noches como esa. El syleriano miraba las estrellas como hacía prácticamente cada noche.

    — Padre, te haré orgulloso — Se dijo a sí mismo, con la mirada en el cielo nocturno y las lágrimas recorriéndole el rostro — Tú hiciste todo por ellos y te desprestigiaron sin más... ahora yo los someteré como te hicieron. Y seré el Elegido que nadie quiere, pero sí el que se merecen.

    Davon no había contado una parte del plan a sus compañeros adoctrinados.

    Y es que el syleriano pretendía, una vez construida y en su poder la bomba de energía, tomar el control de la Alianza, empezando por Syleria y el mando de su especie. No quería hacer ningún tipo de elecciones al cargo de líder syleriano, ni exigir al gobierno interplanetario que cambiase su manera de liderar a las especies. Quería el control absoluto de todo para él, por todo lo que recibió su padre a cambio de crear una de las armas más potentes de la historia syleriana.

    De pronto, con sus ojos humedecidos, el syleriano apellidado Phenom denotó un recuerdo de su padre, suceso muy poco común en él.

    — Doctor Phenom, ¿como avanza el proyecto Supremo?

    — Marcha excelente, Elegido Admir. Tras años de pulir errores en sus sistemas, en el diseño y en sus principales funciones... yo me atrevería a decir que está casi listo.

    — Recuerde mantener la discreción en esto, a nadie le interesa lo que estamos haciendo aquí, Yavon.

    — No te preocupes, Mirko. ¿Acaso un amigo como yo, que está creándote una inteligencia artificial que te cambiará la vida, te haría algo así?

    — Sé que tú no me traicionarás, Yavon. Pero si la ciudadanía se entera de esto... las IA's son creaciones de consciencias y la ley es clara al respecto: nada de máquinas con voluntad propia.

    — Por eso mismo no será una máquina, Mirko. La herramienta serás tú mismo, el Supremo solo será una parte más de ti. Un complemento que te convertirá en la auténtica máquina.


    Cuando Davon volvió en sí, sus ojos se quedaron extremadamente abiertos.

    Atónito, el hijo del científico e ingeniero Yavon Phenom acababa de descubrir, fruto del azar y del nexo neuronal entre generaciones, que su padre y Mirko Admir no solo eran buenos amigos, sino que trabajaron en secreto y juntos en otro proyecto totalmente distinto al de la bomba de energía.

    Un proyecto que, como ya sabía, fue el causante de la destrucción del sistema solar de la humanidad y del sometimiento de los neonianos mediante los Rhajik. Un círculo vicioso y conectado por cada vez más ramificaciones en el espacio tiempo. Una idea más para la mente perturbada de Davon.

    — Naalohk, ¿me recibes?

    — Así es, Davon. Lo de mañana está todo listo. Tenemos patrullas por si aparecen Om y sus amigos. ¿Ocurre algo?

    — Bien, bien... No, no ocurre nada. Solo quería preguntarte algo.

    — Tú dirás, jefe.

    — ¿La Nolartis tiene una inteligencia artificial, verdad?

    — Según se sabe, sí. ¿Por qué me lo preguntas?

    El syleriano no conocía el nombre de Oda pero sí su existencia, la cuál conocía toda la ciudadanía dada la transparecia que los líderes de la Alianza querían demostrar tras el suceso de Puerto Arcadia con Lynx, Norman y Tyra, quiénes revelaron a todos lo de la ruta Anixis.

    Davon teorizó entonces que esa IA había sido hecha con la actual tecnología Anixis, por lo que sus capacidades serían mucho mejores que las del propio Supremo.

    Cuando su mente comenzó a hilar conceptos e información, Phenom no pudo evitar sonreír.

    — Por nada, amigo mío — Davon miraba fijamente al horizonte, como si pudiese ver a través de el, mientras imaginaba el regreso de la Nolartis — Ha sido solo mera curiosidad.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, paso a comentar el especial dedicado a Davon, el antagonista como se dice, de la parte VIII. Dado a que en los mundos de Verilia, Ashant y Bildsh no hubo enemigos como tal, sino que fueron atacados por las hostilidades del entorno y animales salvajes que son meramente carnívoros, no creo que ese título le quede a otro personaje de la parte.

    Empieza el capítulo recordando los hechos del final de la historia secundaria de la guerra de neonianos y sylerianos. Todo desde la irrupción de los Rhajik en la nave, los cuales hicieron que fracasara el plan de utilizar la bomba solar que ocasionó la caída de Colapso en el futuro.

    Tras esa escena, pasamos a ver a un joven (entre comillas, porque es más viejo que nosotros dos XD) syleriano Davon. El cual parecía ser un chico amable e interesado por el mundo en el que vivía. Al momento de leerlo, siempre me pregunté qué podría haber llevado a Davon a volverse loco por el poder y a llevar a cabo sus planes. Pero luego todo sale a la luz. Tras morir su madre, él accede a todo lo que ella y ellos le heredaron, y entre las cosas de su padre encuentra que la esposa de Mirko y madre de Hylda le echó la culpa de que la bomba en la bataller no hubiera explotado al padre de Davon, restándole prestigio a los méritos de su padre e incluso haciéndole la vida imposible. Eso fue un exceso, no tanto como para que se volviera loco por completo e hiciera lo que hizo, pero entiendo sus motivos para estar furioso con la madre de Hylda. Una vez que se encuentra con los planos de la bomba solar, Davon toma la decisión de usar a sus compañeros en su propósito de tomar el poder para él mismo y deshacerse de la familia Admir una vez que Om y el resto de la expedición de la Nolartis se va en su misión.

    Se nota que el tipo era un desequilibrado cuando mató a Uraon por rehusarse a participar de sus planes. El tipo no es nada tolerante con los cobardes, y los demás del cuerpo de seguridad de la Elegida se rieron en su cara por la muerte que sufrió. Creo que eso era un indicador de que habían contratado a los tipos equivocados para que formaran parte del cuerpo de seguridad. Les es urgente colocar nuevas pruebas para el examen psicológico, sino, esa clase de gente se les va a estar colando como moscas en una casa sin ventanas XD.

    Una vez llega el día indicado, Davon asesina a Hylda, tomando una venganza personal con la hija de la mujer que desprestigió a su padre por un error no cometido por él. Tengo que decir que me parece un exceso. Comprendería si quisiera vengarse de la madre, pero ella era inocente de aquel crimen. Por eso, el pobrecito Omnius ha quedado huérfano, y es algo que no se le perdona a Davon (más allá de que estaba loco), puesto a que le sacó la madre a uno de los angelitos :anicry:

    Durante la huida a Puerto Arcadia y su estadía allí, a Davon le llega un recuerdo de su padre y entonces vislumbra que la inteligencia artificial Supremo fue también obra suya. Joder, eso quiere decir que el padre de Davon es el responsable de crear al villano de las dos primeras partes de la historia y al arma que el propio villano ha utilizado para destruir el Sistema Solar y desembocar los sucesos que hemos estado viendo desde la parte III hasta la fecha :.O.: . Pues al final un poco de desprestigio sí se merecía, si sus creaciones fueron hechas para combatir a los neonianos y solo terminaron por matar a los humanos, entiendo que un poco le fallaron los cálculos XD.

    Me da un poco de miedo lo que ha dicho Davon sobre querer apoderarse de Oda y convertirla en una especie de Supremo personal para él. Y miedo me da que, tras su muerte, todavía queden adeptos a su causa que puedan estar interesados en llevar a cabo ese plan. Espero que, de ser así, que dejen de meterse con mis bebés :ewww: y que no les sea posible manipular a Oda por el hecho de ser una inteligencia artificial de los Anixis.

    Bueno, amigo, el comentario esta vez será más corto por tratarse de un especial sobre un personaje fallecido. Pero me ha gustado. Creo que ha venido bien para profundizar un poco sobre quién ha sido el antagonista de la parte VIII, quedando la lista de antagonistas/villanos de la siguiente manera:
    Parte I y II: Jim Baker y criminales | El Supremo y los Rhajik
    Parte III: La Resistencia de Sun
    Parte IV: Los humanizados Anixis
    Parte V: Los humanizados Anixis y la Resistencia de Sun
    Parte VI: Deon y los últimos fieles a él
    Parte VII: Davon (en menor parte)
    Parte VIII: Davon y sus tropas sylerianas

    Nos quedan dos partes que de seguro traerán algún antagonista más potente a la historia, y me pregunto si tendrán sus propios capítulos especiales o historias secundarias.

    Me despido amigo. Ha sido una gran lectura en simultáneo por Discord, como lo suele ser siempre. Ojalá la de la próxima semana sea igual de entretenida que esta, porque me lo he pasado muy bien. Será hasta la otra semana. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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