El despertar de la tragedia.

Prólogo.

Su cabeza tambaleaba de un lado a otro, se veía rodeado de tantas personas y no quería ser intimidado, por lo mismo empezó a lanzar puños desafortunadamente al aire.

—¡Suéltenme!, ¡Largo!-Gritaba sin sentido. Ninguna persona le hacia caso, solamente lo acosaban con garras y colmillos sobresalientes, con vellosidades desde pies a cabeza… solamente querían al pobre niño de cena.

—No… ¡No!-Gritaba este de nuevo soltando golpe tras golpe hacia los acosadores, desafortunadamente el niño no era experto ni con una gran puntería, dado que los golpes se marchitaban en el aire.
Aquellas ¨Personas¨ no querían ceder a los gritos amenazantes del pequeño, de apenas ocho años de edad.

—A…Aléjense- Pudo pronunciar con el poco aliento que le quedaba, su corazoncito no cedía más a tanta presión.

Primero se le cortó el aire al pequeño, seguido de grandes convulsiones. Las y los acosadores presentes observaron al pequeño y decidieron marcharse, mientras la mayoría marchaba sin rumbo fijo, un trío de ellos se quedo.

Sus vellosidades desaparecieron, colmillos y garras se ocultaron, para abrirle paso a tres personas, que según eran los vecinos del pequeño.

Lo tomaron en brazos y se dirigieron hacia la casa del pequeño, donde se encontraban sus padres, los cuales no se habían dado cuenta de la salida o huída del pobre pequeño, Filippo.

La familia se dirigió a la puerta, y empezaron a tocar, hasta ser recibidos por la madre del pequeño, la cual se sorprendió al ver a su hijo de esa manera. Por el momento estaba bien el pequeño, pero era muy preferible llevarlo con el medico, cosa que los padres no dudaron en hacer.
Pero nadie sabía por qué el pequeño se había salido, nadie sospechaba que hubieran sido los vecinos…

 

El niño y su familia continuaban en el hospital, el niño presentaba grabes problemas en el corazón probablemente no viva para contar la verdad…

—Señor…-Se acercó un hombre de bata blanca hacia el padre del pequeño Filippo.
—Dígame, doctor-Respondió este con su esposa a un lado, tenían tanto miedo de perder a su único hijo… ellos sólo aguardaban en el recibidor del hospital rogando por el niño y analizando ¿Quién podría haberlo atacado?
—Yo… lo siento…-Sólo eso faltaba… las palabras del doctor dando a entender a la pobre pareja de casados que su hijo, se encontraba de cuerpo, más no de alma.
—¡No!-Respondió la madre desesperada al notar las palabras del doctor… mientras que su esposo, no entendía o más bien, no quería procesar esa información… no, su hijo no estaba muerto, el sabía que no.
—No… el no puede estar muerto…-Mencionó este para sí mismo, algo en el le informaba que su pequeño hijo estaba vivo, el lo sentía consigo…
—Lo siento señor… pero es la verdad-El doctor se despidió, y caminó hacia el consultorio dejando a ambos padres con la boca abierta, y miradas desgarradoras.
—Doctor…-Saludo la enfermera que se encontraba a un lado del pequeño niño—Ahora, ¿Cómo lo repartiremos?-Volvió a hablar.
—Repartirlo… ¡Este niño es solo mío!-Respondió con un humor en los suelos. La enfermera se lanzó como un animal hacia el doctor, mientras salían sus vellosidades, colmillos y garras.
—¡Eres un bastardo!-Gritaba la ¨Mujer¨, ya convertida en un lobo.
—Este niño, me lo devoro yo- Mencionó mientras golpeaba a la mujer, haciéndola volar. La mujer calló muerta, mientras sus caracteres de lobo desaparecían lentamente.

El doctor llamó a dos enfermeras más, y les pidió que retiraran el cuerpo de la ya muerta, mientras el empacaba al niño en una bolsa negra.
Mientras que con los padres del niño, todo estaba mal.
—No… mi hijo esta vivo-Mencionó este caminando hacia el consultorio, donde se encontraba el doctor, empacando al niño, que aún seguía con vida.
El hombre alcanzó a ver al doctor empacando al niño, metiendo a la fuerza su cabecita.

—¡Maldito!-Grito el hombre lanzándose al doctor el cual se sorprendió al ver al hombre.
El hombre y padre del niño empezó a luchar contra el doctor, pero debido a su normalidad, contra los poderes del doctor, no pudo ganar, siendo vencido al ser tirado tras las jeringas, cuyas se incrustaron en su espalda.
—Como molesta… señor-Mencionó el doctor, que antiguamente era el padre de la familia que vivía a un lado de la casa del niño.

El niño pudo recuperar la conciencia, mientras abría poco a poco sus pobres y débiles ojos dilatados, pudo observar al doctor enojado, viendo a su padre tirado. El doctor volteo hacia el niño, y entonces se le abalanzó tratando de devorarlo vivo.
Los presentes del hospital se percataron del ruido proveniente de la habitación, la madre del niño, que sabía que su esposo se encontraba ahí, fue al sitio donde se encontraban, y observo al niño tratando de no ser devorado.
La mujer se congeló, no sabía como reaccionar a tal situación, en su cabeza no cabía que en ese sitio, se encontraran hombres lobo. Su cerebro empezó a procesar, y sacando unos enormes colmillos de su boca, empezó a atacar al ¨doctor¨, cual se sorprendió al ver a la mujer.
El niño salió del consultorio, su mamá… era un vampiro…
La mujer salió volando con su hijo sobre los brazos, y llegó a la autopista más cercana.

—Hijo… yo… tú…-La palabras no le salían… ahora su esposo era el muerto, su hijo tenía vida… todo era tan confuso-Eres un vampiro-Respondió la mujer hacia su hijo.
—Mami…-Respondió el niño llorando y sobando sus brazos lastimados por culpa del doctor.
—Has lo que los vampiros hacen… defiéndete-Respondió esta-Te llevaré con tu abuelo, el te enseñara y estarás a salvo- Respondió a prisa esta viendo que los hombres lobos se acercaban a grandes velocidades.

La mujer subió al niño con velocidad, el tren empezó a dar mientras el niño observo a su madre siendo devorada por grandes y filosos colmillos.

Continuara.