Microrrelato [12 Deseos] El deseo romántico

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Esta es mi décima aportación a la actividad "12 Deseos" de @Pire . ¡Muchas gracias a todos por leer!

EL DESEO ROMÁNTICO​

“Deseo disfrutar este año a su lado, felices los dos.”


La felicidad está en las pequeñas cosas, en ver su sonrisa al despertar, en el roce de nuestras mejillas en una fría tarde esperando en la parada del autobús, en todo aquello que creamos juntos, sea fugaz o duradero. La felicidad lo queramos o no, está en nosotros mismos, dentro, en un sitio en el que solamente podemos acceder si estamos con las personas adecuadas y él es esa persona.

—Estamos llegando al hospital, no te preocupes, solo aguanta, todo va a salir bien —la voz tranquilizadora de Mike reconforta.

Pero de nuevo aquel latente dolor, un alarido sale de mi garganta sin ni siquiera poder evitarlo y solo deseo llegar al hospital, que esto pase y por fin, por fin podamos ser felices.

—Ya estamos.

Para en la puerta del hospital y al verme salir del coche el personal sanitario de la puerta ya acude junto a mí, uno trae una camilla y me recuestan ahí.

—Vamos cariño, todo va a salir bien —dice mi dulce Mike mientras me agarra de la mano y va a mi lado en la camilla.

—Tiene que apartarse, la meteremos en la sala ahora mismo, si quiere puede asistir a la intervención pero tendrá que mantenerse al margen para que todo salga bien.

—Por supuesto —dice muy serio Mike.

Él va a estar allí, eso me reconforta. No hay dolor cuando alguien que realmente te quiere está a tu lado. Además, solo va a ser momentáneo, después solamente habrá felicidad.

Todo sucedía muy rápido, yo respiraba agitadamente, Mike me cogía de la mano y yo empujaba. Solamente me di cuenta de lo que realmente sucedía, de cómo estaba avanzando todo, cuando escuché el llanto de mi pequeño.

—Es una niña —dijo el médico sonriendo.

—Es nuestra niña —dijo Mike besándome la frente—ya ha pasado, ahora toca lo bueno.

Y era cierto. No sé en qué momento pasó, pero me di cuenta de que esa pequeña bolita rosa que había salido de dentro de mí se había convertido en lo más importante de mi vida. Y entonces supe el verdadero significado de la felicidad, en este caso era la familia. Habíamos pasado de ser dos a ser tres y seguramente seríamos más. Cuando estreché a mi pequeña en brazos mi amor se desbordaba, estaba cansada, pero aún así sabía que si algo pasase, lucharía con uñas y dientes para proteger a aquella pequeña criatura de mofletes sonrosados.

—Ahora solo descansa Katie —me dijo Mike.

Y casi sin darme cuenta, me sumergí en un sueño profundo, profundo y reparador. Y soñé con ella, con mi pequeña hadita, con mi Leila.