Microrrelato [12 Deseos]El deseo desde el corazón

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Este es el segundo drabble de una serie de doce drabbles para la actividad "12 Deseos" de @Pire .

EL DESEO DESDE EL CORAZÓN​

“Este año deseo salud para todos mis seres queridos.”


Allí estaba su madre, conectada a aquellas máquinas en el hospital, la había arrollado un coche cuando iba a hacer la compra y había sido bastante grave. Pero allí se encontraba, luchando por su vida. Era el 2 de Enero y su más importante deseo de año nuevo no se había cumplido. Además de una forma tan altruista.

No se había despertado todavía, pero los médicos ya habían dicho que estaba fuera de peligro. Andrea solo deseaba que su madre se pusiese bien, verla sonreír, no ver esa cara inexpresiva, como parada en el tiempo. Además de que al levantar la vista se topaba con el rostro alicaído de su padre.

No la quería perder, no, a ella no. Muchas personas le habían dicho que tenía que ir acostumbrándose a la idea, pero ella no quería creerlo, no, ella no. Su madre y su padre tenían que ser especiales, inmortales, seres que nunca se esfumarán. Por el simple hecho de ser de ella, porque ella era especial, era la protagonista, la protagonista de su propia vida, la única vida para ella.

Le habría gustado mandar a la mierda a todas esas personas, a los que se atrevían a ser pájaros de mal agüero, pero no lo hacía. Quizás no por ella, si no por sus padres. No quería que ellos se sintiesen avergonzados por su comportamiento, ellos no.

Escuchó un sonido de sorpresa provenir de su padre y miró a su madre instintivamente. Allí la vio, con los ojos abiertos, clavados en ella. Estaba mirando a su hija, a su única hija.

—Mamá... ¿Cómo te encuentras?

—Muy bien, parece que tengo un ángel de la guarda que vela por mí.

Y entonces cayó en la cuenta. Pensó en que aquella jugarreta del destino no era más que un regalo, le había dado otra oportunidad para estar más tiempo con su madre. Podría haber sido fatídico el accidente, pero allí estaba, magullada, con alguna costilla rota y con moratones, pero le sonreía, solo la miraba a ella, porque ella era su vida. Y sin darse cuenta, supo que su deseo de año nuevo había sido cumplido. La magia la había preservado por más tiempo junto a ella. La magia del amor, los lazos que nos unen a las personas que más queremos. Así era.

—Vaya, parece que el angelito se ha despertado —dijo la voz de la enfermera a la espalda de Andrea.

La chica pensó en la mucha razón que tenía aquella mujer sin saberlo. O quizás sí lo sabía y conocía el secreto, el secreto de la vida. La magia reside en nosotros. No hay que buscarla, solamente tenemos que dejarla salir.