Microrrelato [12 Deseos] El deseo apocalíptico

Contenido oculto

Esta es mi octava aportación a la actividad "12 Deseos" de @Pire . ¡Muchas gracias por leer!

EL DESEO APOCALÍPTICO​

“Deseo que se desate un apocalipsis zombie.”


Los sonoros ronquidos de María me despertaron, como cada mañana. Intenté que dejase de emitir aquel atronador sonido zarandeándola un poco, pero solo conseguí que se volviesen más salvajes. Abrí los ojos con pesadumbre y no sin esfuerzo por la luz qu eentraba ya por la ventana. Y me giré para ver la carita angelical de aquel ser del averno que roncaba tanto.

—¡¿Qué demonios?!

Solo recibí un fuerte gruñido como respuesta. Casi sin darme cuenta y sin siquiera poder reaccionar, noté que, mi antes adorable María y ahora lo que parecía ser la doble de la Niña del Exorcista, me incaba un mordisco en uno de mis hombros descubiertos.

Gritando de dolor y con mucha fuerza de voluntad, de un empujón tiré a María fuera de la cama. No podía ser cierto, eso estaba sucediendo de verdad. Mi novia era un muerto viviente, un zombie y... si todo lo que sabía sobre ellos era cierto, yo pronto sería uno de ellos.

Llevaba desde mi adolescencia pensando en que sería la leche estar en medio de un apocalipsis zombie, pero lo que no esperaba es que fuese a ser de esos perdedores que mueren nada más empieza todo. No, ¿Por qué a mí? Pero claro, la pregunta no era adecuada, si no sería más adecuado preguntar, “¿Por qué no?”. Yo no era especial y al fin y al cabo, nadie en un apocalipsis de este tipo lo es, ni siquiera mi bella María, que por alguna extraña razón se ha convertido de la noche a la mañana.

Vi como mi pareja se levantaba y se dirigía a mí con paso lento pero hambriento. Miré a mi alrededor, buscando algo que me sirviese de arma. Posé la vista sobre una percha que estaba en la mesilla de noche y no sin esfuerzo la partí para dejar una parte puntiaguda al descubierto. Si algo había aprendido, de toda mi obsesión por los zombies, es que siempre y sin demora, hay que darles en la cabeza, aunque yo ahora ya estaba sentenciado, no quería tener más dolor, no...

—Oh, mi bella María —dije mientras me levantaba y la miraba a esos ojos sin vida, pertenecientes a otro mundo—lamento tanto esto... Lamento no haber podido hacer nada, ni por ti ni por mí. Lamento no haber sido el protagonista en este apocalipsis zombie. Lo lamento.

Aunque quien sabe, igual después de mi transformación, de alguna u otra manera, mordiese a alguien importante y relevante para el apocalipsis, quizás había otra forma de ser protagonista, el caso es nunca perder la esperanza.

Sin mayor demora clavé aquel puñal improvisado en el cráneo de mi bella María y después me senté, al lado de su cadáver esperando, esperanzado, el final.