Harry Potter El día mágicamente extraño de Bree.

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Paulijem, 28 Noviembre 2017.

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    Paulijem

    Paulijem Hija de Aslan, Larcha y Tributo del andén 9 y 3/4

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    Escritora
    Título:
    El día mágicamente extraño de Bree.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1596
    Lo dejé lo mejor que pude, posiblemente se me haya pasado por alto algo pero bueeenoooo :3 ¡muchísimas gracias Lariebel por el beteo <3! ahsjdjdbd espero que les guste.



    Fue en la mañana temprano, -a las siete, por si se lo preguntaban- cuando se dio cuenta que todo estaba lejos de ser como siempre. Todo comenzó con las tostadas quemadas, los siete pares de zapatos que tenía se habían quedado sin el izquierdo y no había encontrado sus medias púrpuras favoritas que, si mal no recordaba, había dejado sobre el espaldar de su cama la noche anterior.

    Por supuesto que prefirió ignorar esos incidentes, y comió sus huevos sin tostadas, convirtió sus cacatúas en medias y sus gatos en zapatos decentes para ir al Ministerio de Magia. Tenía una audiencia después de varios meses de haberla pedido, con el mismísimo Ministro de Magia.

    Aunque muchos encontrarían su problemática como insignificante, para él se trataba de un asunto importante que debía ser debatido con urgencia ante el respetable mago. Pues necesitaba encontrar una solución para esa extraña plaga de mandrágoras en su plantación de calabazas.

    Y era la razón por la que quería estar a tiempo; cosas como esas, no le sucedían todos los días. Además, estaba preocupado por sus calabazas. Por más de seis generación aquel pedazo de tierra había generado calabazas en perfecto estado, no quería arruinar años de trabajos por negarse a pedir ayuda.

    Tomó su sombrero negro, se lo colocó lo mejor que pudo sobre su platinado cabello y cerró la puerta de su humilde hogar despidiéndose de Alfred, un perro sabueso, su viejo y fiel amigo. Inhaló algo de aire antes de proseguir con su marcha, el aroma a humedad le trajo nostálgicos recuerdos; a esa edad le sucedía con frecuencia. Sin embargo, dejando de lado aquello, con una sonrisa estampada en su rostro sacó el corcho del bolsillo de su traje gris y lo apretó con fuerzas; el traslador lo hizo aparecer en el Ministerio a horario pero, lamentablemente, no en el lugar indicado.

    La oscuridad lo tomó por sorpresa y cuando comenzó a tantear, se encontró con que allí había algo que no encajaba en lo absoluto con lo que esperaba.

    —¿Qué es esto? ¡Lumus! —la luz lo dejó algo enceguecido, pero al parpadear un par de segundos se dio cuenta que estaba en el armario de las escobas —. ¡Por las barbas de Merlín!

    Después de salir de aquel desagradable lugar, llegó al despacho del Ministro. Con un desafortunado minuto de retraso que este mismo pasó por alto. Con gran amabilidad lo hizo entrar y sentarse en una cómoda silla frente al escritorio impecablemente ordenado, sin quitar su expresión solemne.

    —Cuénteme, señor Baker ¿qué ha estado sucediendo?

    —Más de lo que hubiera deseado, su señoría.

    Después de media hora, salió de la oficina algo presuroso y se podría decir que con buenas noticias. Después de esa mañana cualquier cosa con algo positivo era bienvenido. Y así mismo atinó a regresar a casa, sin embargo, en los pasillos, alguien lo llamaba con insistencia.

    —¡Bree Baker, por las faldas de Helga Hufflepuff! —Newt Scamander se acercaba a él con prisa. Bueno, todo lo que su ancianidad le permitía.

    —¿Scamander?

    —¡El mismo! —soltó antes de tomarlo por los hombros y darle un abrazo inesperado junto con un par de palmadas en la espalda —. Sabía que este día estaría lleno de sorpresas, vine a inspeccionar la última edición de Animales Fantásticos y recordé el Escarbato de tu cobertizo.

    —Bendito animal —murmuró haciendo una mueca —, bendito animal —añadió —. ¿Cómo llevas tu retiro?

    —Dentro de todo, no puedo quejarme. Pero ya que lo has mencionado, me recuerda que no hace mucho me encontré a Francis ¿lo recuerdas? —bajó la voz y miró hacia todas partes, como si lo que estaba próximo a decirle fuese un secreto inconfesable —. Estaba intentando atrapar una acromántula bebé en el salón de té de Madame Pudipié, alguien con un sentido del humor pésimo la dejó allí para espantar a las parejas, la atrapé por supuesto —Bree intentaba seguir el ritmo de su historia pero a ese punto, mientras su estómago rugía de hambre, no estaba seguro si había prestado la suficiente atención al misterioso relato del Magizóolo —, era tan tierna; Francis llegó allí en compañía de su esposa, él no va a ninguna parte sin su compañera y eso es de admirar; me gustaría llevar a todas mis aventuras a Tina pero ella está en este momento concentrada en nuestros bisnietos; déjame decirte, querido Baker, que son hermosamente escandalosos —se quedó pensativo unos segundos, unos cuantiosos y largos segundos que Bree los encontró desesperantes, hasta que Newt volvió en sí —. ¿Dónde me quedé? Ah sí, Francis organizará una partida de dados esta noche en su sótano, no tengo un compañero aún, y aquí entre nos...

    —¿Dados? No sabía que te gustaban los juegos de azar —él se encogió de hombros como si nada —. ¿Qué pasó con el sensato Newt Scamander?

    —Envejeció, Baker, envejeció —Bree estuvo de acuerdo, era una buena respuesta y no necesitó más argumentos; era suficiente para él, pues esa era su excusa para todo lo que hacía habitualmente y la razón por la que su espalda le dolía todo el tiempo pero, ¿Newt Scamander? — ¿Qué dices?

    Pestañeó varias veces. No estaba seguro, ese día había sido relativamente pésimo, sin embargo, de alguna manera como aquellos memorables momentos en Hogwarts, la mirada de él le infundió cierta seguridad.

    —Está bien, supongo.

    —¡Excelente! —celebró el mago con una sonrisa.

    Aquello no podía ser más extraño para Bree Baker, en tanto observaba a su buen amigo alejarse por donde había venido. Pero demasiado tenía con las mandrágoras en su campo de calabazas, como para darle importancia a esos radicales cambios en las personas.

    Regresó a casa, dejando escapar un suspiro de alivio, esperando muy en su interior que aquel día mejorase de una vez por todas. Volvió a la normalidad a sus gatos y a sus simpáticas cacatúas y las alimentó junto con Alfred. Para él, decidió hacer carne asada, pero curiosamente no encontró cuchillos para cortar vegetales o la carne. Después de buscar por cada minúsculo y ridículo -tenía que admitir- rincón de la casa, se detuvo en medio del desorden y miró a sus mascotas completamente indignado.

    —¿Pero qué demonios sucede hoy, muchachos? —el brillo de sus ojos azulados parecía intensificarse de la indignación.

    La comida hecha con magia no tenía el mismo sabor que cuando lo hacía con las manos, con ese particular toque Muggle que tanto le gustaba. Así que no se sintió del todo contento con ese almuerzo, pero se sintió mejor después de tomar una larga y tendida siesta. La misma que le había permitido olvidar por completo parte de sus desafortunadas doce horas.

    Se apareció a las diez de la noche en casa de Francis Thomas, donde se encontró no sólo con Newt y el anfitrión de esa noche, sino con gran parte de sus ex compañeros de Hogwarts rodear una mesa redonda. Los elfos iban y venían: llenando copas, limpiando desastres, ofreciendo bocadillos. Era un ambiente alegre y la música aún más.

    —Has llegado en un buen momento, Baker. Creí en verdad que no aparecerías —se sentó junto a Scamander, quedando en medio de Joe Cassanders, ex Ravenclaw y un actual dueño del único refugio de dragones de Londres. Lo sabía porque siempre leía con frecuencia algún artículo de él en El Profeta —. ¿Estás bien?

    —Suelo tener ansiedad cuando juego a esto, pero estoy perfectamente bien.

    —¡Déjate llevar! Verás que lo encontrarás entretenido.

    Después de que pasara más de medianoche, entre tragos moderados de jugo de calabaza y Whisky de Fuego de una buena y antigua fecha, Bree y Newt salieron de allí como los grandes vencedores y quizás, un poco mareados por el humo que había desprendido el habano cubano de Tom, el antiguo dueño del Caldero Chorreante.

    —Suertudo, eso eres Baker; sabía que sería una buena idea invitarte esta noche.

    —Y no puedo terminar de asimilarlo, hoy tuve una serie de eventos extraños rodearme.

    —¿A sí? ¿Cómo cuáles?

    —Ya no importan realmente —levantó la mano con la que sostenía la pequeña bolsa de cuero con más de mil galeones adentro. Una parecida como la que llevaba Scamander a su lado con la misma cantidad—, no ahora. Supongo que lo entenderé más adelante.

    —Bueno, puedes estar en lo cierto —miró hacia atrás y luego a Baker con una sonrisa que escondía algo de travesura —. La noche aún no acaba, Bree.

    —Pues yo tengo sueño.

    —No sea aguafiestas, mi amigo.

    —Diablos, temo preguntar qué pasa por tu cabeza en este mismo instante y no, no quiero saber nada en lo absoluto —se adelantó a decir cuando Newt abrió la boca.

    Sería lindo pensar que Bree regresó a casa sin otro incidente persiguiéndolo, pero lo cierto es que no, eso no fue exactamente lo que sucedió.

    Terminaron en los terrenos de Hogwarts y si alguien se lo preguntase en alguna oportunidad, él jamás sería capaz de decir exactamente cómo habían acabado allí sin una gota de alcohol en la sangre y huyendo, como alma que se lleva el diablo, de los temibles Centauros.

    —¡No puedo creer que hayas nalgueado un Centauro, Baker!

    —¡Jamás se lo menciones a nadie!

    Alcanzó a tomarlo del brazo y los apareció a ambos, posiblemente, en algún lugar lejos del peligro de las criaturas y con algo más que un poco de taquicardia.

    —Ya no... —el Magizóologo tomó algo más que un poco de aire y se dejó caer al suelo —tenemos edad para esto.
     
    Última edición: 1 Diciembre 2017
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    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Escritora
    Como siempre algo de tu escritura me es atrayente y no puedo quejarme. La película sobre Newt Scamander y las criaturas mágicas fue entretenida y ya espero ver la continuación por ver también a Johnny Depp con todo y sus desatinos; y este pequeño fic me hizo recordar las cosas interesantes que aún tiene el universo de Harry Potter desde antes de Harry Potter.

    Saludos.
     
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