Long-fic de Pokémon - El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Edmund Daltonic, 23 Abril 2016.

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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    WTF?! Qué final más inesperado... ahora sí que Adelie se volvió loca O__oU. Y Palermo usa la culpa para atormentar a todos -w-U. Vaya mujer más perversa... aunque creo que Clint ya comienza a sospechar de algo. Seguro ya está comenzando a descubrir que la muerte de Phillip es más falsa que las promesas del Alcalde Diamante de los Simpsons xD

    La batalla en sí fue muy buena. Si bien fue muy inclinada a favor de Khan y Clint, pues al menos sirvió para que Ash aprendiese algo nuevo. Y luego esos dos jugando como niños pequeños... eso sí que no me lo esperaba :V. Jeje... ese Clint es un loquillo. De verdad.

    Okey, en general un muy buen episodio :D. Espero sigas... pero no te apresures, ¿OK? voy a estar bieeeen ocupado en estos meses
     
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    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Un capitulo que me gusto bastante... un capitulo afable (aunque seria mejor decir, montaña rusa de emociones...) pero con varios dejes que dan la sensación de que un segundo mayor huracán se avecina (sobre todo por los pensamientos iniciales de Ash... podrían ser un peligro a futuro...),

    no solo por el hecho de mostrar el inicio del entrenamiento de Ash... del cual saco sus primeras enseñanzas... pero a la vez mostrando a un clint aprendiendo a ser "maestro"....


    ame esta parte... un recordatorio que tal vez los momentos más memorables de la serie... sean los más simples.... o como tu dices... recordándonos esa inocencia perdida....

    para final mandarte esa escena final destruyendo toda la atmosfera alegre...

    que perra que es Palermo... su soberbia le saldrá caro... y espero con ansias ese delicioso momento...

    O_o aunque quede metido con que saltadura de tornillo nos saldrá adelie ahora...

    espero con ansias el próximo cap!

    saludos.
     
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    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Misterio/Suspenso
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    Usted no se preocupe mi buen Nathan. De todos modos los capítulos ya no los publico tan rápido como antes.

    Así es, Las emociones son el tema universal de todo este trabajo.
    Y si te contara lo que se avecina... te vas de espaldas.




    CAPÍTULO 25. Rebelión en la Orden.

    El enorme recibidor del Palacio de la Doncella, otrora un bastión de lujo y nobleza de una época más elegante, se vestía hoy con el color del luto y la tristeza de haber perdido a una de las mejores personas que hubiesen existido jamás. Un joven brillante y apuesto que se unía a la larga lista de víctimas en las fechorías perpetradas por su propia madre y el Culto siniestro y desalmado al que ella había jurado fidelidad absoluta.

    La tragedia era tan desgarradora, que incluso algunas tradiciones del Palacio de la Doncella habían sido ignoradas para transmitir ese momento de dolor y tristeza hacia los pocos asistentes invitados al sepelio. Por primera vez, las largas cortinas de las ventanas del palacio permanecían cerradas, siendo sustituidas también por unas de un tono oscuro y lúgubre que parecía sumergir a todo el salón principal en la penumbra de la que los muertos descansaban. De hecho, más de uno se preguntaba si la organizadora deliberadamente había decidido hacer cierto homenaje a su dolor al recrear y compartir con ellos ese ambiente tan tétrico y melancólico que les partía el alma.

    Sin embargo, entre las miradas tristes y bajo el escenario especialmente preparado para engañar a los asistentes con el falso dolor del caído, Aria hacía un esfuerzo titánico para mostrar una mirada melancólica ante los espectadores. Una máscara que ella se había propuesto usar hasta que pudiese revelar sus verdaderas intenciones y castigar a la que alguna vez fue su mentora y más cercana amiga.

    Pero incluso para ella, esto era demasiado.

    Cada segundo en ese salón solo le provocaba náuseas al estar perfectamente consciente de que, por ahora, tenía que jugar sus cartas con cautela y seguir el juego de Palermo hasta que tuviera todos los elementos bajo su control, al igual que cualquier variable aprovechable para por fin sacar a la luz toda la verdad y rescatar a la delirante Orden de su peligroso descenso a la completa corrupción. Sin embargo, el sonido peculiar de un jarrón cayendo en el piso de mármol en la oficina de Palermo, había llamado la atención de Aria mientras ella se retiraba a otra vacía habitación para descansar y reflexionar acerca de sus siguientes movimientos.

    Un desvío de su camino que pondría en marcha el elaborado plan con el que pretendía iluminar a la Orden y alejarla de la perversa oscuridad a la que Palermo orgullosamente los guiaba con vehemencia.


    . . . .​


    El jarrón de porcelana que descansaba sobre la pequeña mesa de caoba justo en las afueras de la oficina de Palermo cayó precipitadamente al instante en que la líder de la Orden había sido atacada de forma inesperada por aquella a quien consideraba su más cercana amiga.

    - ¡Adelie! ¿Qué demo…? – Exclamó, incrédula y pasmada ante el más reciente episodio de locura de Madam de Valois mientras era azotada en la pared y sentía el frío acero del sable plateado que se deslizaba peligrosamente a escasos milímetros de su garganta.

    - ¡Adelie la perversa! ¡Adelie la demente! ¡Adelie la maldita! – Gritó la agresora, presionando la garganta de su víctima con la filosa hoja de acero – ¡¿Qué te da derecho a insultarme y mentir para cubrir tu charada mientras me mantienes drogada como un Pokémon enfermo?!

    Palermo miró con incertidumbre a la trastornada mujer cuya mano ahora decidía su destino. A partir de ese momento, cualquier palabra que saliera de la boca de la líder podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte si no tenía cuidado con lo que decía para calmarla.

    - Adelie, te van a escuchar… – Susurró Palermo sin dejar de lado su firmeza ante la delicada situación en la que se encontraba. Tenía que recuperar el control y mostrarse lo más condescendientemente posible para evitar que el cuidadoso escenario de dolor que habían preparado no fuese derrumbado tan fácilmente ante la demencia y cólera de su amiga.

    Pero a Adelie no le importaba. Ni siquiera si originalmente su propio hijo le había dicho exactamente lo que tenían que hacer para que la tragedia fuese creíble ante todo el mundo y sólo ella, Phillip y Palermo supieran la verdad detrás del engaño. Madam de Valois no soportaba la idea de que tenía que hacerse pasar por alguien que incluso para ella era despiadado y completamente reprochable, un acto tan horrible que la convertía en la persona más buscada y odiada por todo el planeta.

    Al menos tenía que dejar muy en claro de que dentro de su complicidad, Palermo no abusara de su condición mental y del trato que habían acordado.

    - Contrario a lo que tu putrefacto corazón te indique, Phillip es mi mayor tesoro en todo el planeta – Dijo Adelie con un tono más bajo mientras de sus ojos furiosos caían lágrimas de indignación y tristeza al recordar poco a poco de la crueldad que había cometido contra su hijo – Él es tan importante para mí, que yo jamás… jamás le haría daño…

    - ¿Importante? – Bufó Palermo. Ya había tenido suficiente de su absurda hipocresía.

    Y en ese instante en el que Adelie era víctima de sus pensamientos y recuerdos que se debatían despiadadamente entre lo real y lo correcto, Palermo aprovechó que había bajado la guardia para sacar a relucir sus habilidades en la esgrima, desarmando a la confundida mujer un solo movimiento de su muñeca y recuperando el sable cuya nueva propietaria ahora la blandía contra la original agresora.

    - ¿Más importante que tú? ¿Más importante que tus excesos o tus amantes? – Reprochó Palermo con su voz firme e inquisitoria al ver el furioso e impotente rostro que Adelie realizaba al no poder rebatir aquellas acusaciones. – ¿Cuándo fue la última vez que lo viste desde la noche de iniciación de Serena?

    Adelie no contestó, como si la dura realidad de sus acciones le provocara un nudo en su garganta al recordar todo ese tiempo en el que disfrutaba de todos los placeres y excesos de la carne, mientras su hijo quedaba totalmente vulnerable hacia una oscuridad diferente pero tan peligrosa como a la que ella se había permitido corromper. Se limitó a gruñir y fruncir el entrecejo, incapaz de ordenar sus pensamientos y hacer callar a su acusadora de una vez por todas, como si la criatura que habitaba en su mente le impidiera dar un paso más en su deseo de venganza.

    - Yo solo quise ayudarte… – Chilló Adelie, utilizando el último recurso del pasado que tenía para combatir – ¡De no haber aceptado tu invitación aquel día, nada de esto habría sucedido y yo viviría felizmente con mi familia!

    Palermo no se inmutó ante aquel comentario. A lo largo de los años cuando Adelie no disfrutaba de su eterna juventud en los excesos de su vida pecaminosa, a veces un fragmento de su mente desvariaba entre el remordimiento y la poca cordura que le quedaba para enfrascarse en una búsqueda personal de culpables que la habían llevado hasta ese abismo. Cuando eso sucedía, Palermo tenía un método efectivo para lidiar con el problema al encerrarla en una mazmorra hasta que los bajos instintos y la urgencia por liberarse reclamaran nuevamente a su huésped.

    Una forma cruel y poco ortodoxa de resolver el problema, pero extremadamente efectiva. Y, sin embargo, esta ocasión parecía requerir menos tacto por parte de la furiosa líder de la Orden quien no mostraría más empatía por ella.

    - Solo es otro de tus repentinos episodios de demencia que está colmando mi paciencia, Adelie – Dijo para luego bajar el sable y colocarlo dentro de una de las vainas de acero que colgaban en su despacho. Harta de aquel episodio, dio una última orden antes de retirarse del lugar y atender otros asuntos de importancia que involucraban a cierto Pokémon peculiar que les daría la ventaja que necesitaban – Ve a la mazmorra ahora, antes de que los invitados te vean y lo arruines todo.

    Y sin más, Palermo abandonó el recinto con cierto alivio al haber superado aquel peligroso momento de demencia que bien pudo haber acabado con todo lo que había trabajado durante toda su vida. Además, si bien su control sobre Adelie parecía haber sufrido un desliz con aquel conflicto, también podía darse un ligero respiro al confirmar que ni siquiera la portadora del parásito del placer podía desobedecerla, y este la obligaría a seguir con su engaño hasta el final sin importar las consecuencias.

    Fue tal su arrogancia y total desconsideración por su amiga de la infancia, aunado con las secuelas de aquel episodio, que los instintos agudos de Palermo habían sido apagados por un instante, evitando así que la advirtieran de la chica que había llegado escasos segundos antes de que terminara con la conversación y que se mantenía oculta en una de las habitaciones del largo pasillo.

    Una vez confirmado la ausencia de Palermo, Aria salió de su escondite, dispuesta a obtener la mayor información posible de lo que acababa de suceder con Adelie. Y, sobre todo, tratar de descubrir la verdadera razón por la que Palermo le había ordenado asesinar a su propio hijo.

    - Adelie… – Dijo Aria con un tono gentil hacia la mujer cuyo rostro cabizbajo evidenciaba el profundo dolor y angustia que sufría, para luego girar lentamente su mirada y atender al llamado con una sonrisa malévola, como si a pesar de todo lo sucedido ella tratase de esconder su pena con la mueca sensual que la había caracterizado desde que se conocieron.

    - Vaya, vaya… ¿nuestra destronada reina viene a amedrentar contra una demente? – Dijo mientras se agachaba para recuperar la botella de champagne que Palermo había olvidado después de aquel altercado – Al menos déjame disfrutar de un trago antes.

    Con sus piernas temblando y su respiración acelerándose a cada segundo, Aria dio una gran bocanada de aire para darse valor con lo que estaba a punto de hacer. La simple idea le era repugnante y consideraba que aprovecharse de la condición precaria de Adelie la pondría en el mismo nivel despreciable que Palermo. Pero, al mismo tiempo se decía así misma que, si las cosas salían bien, quizá también podría hacer algo para ayudar a aquella madre trastornada a quien ahora veía como una posible víctima más de la extraña y malévola agenda de Palermo.

    - Ella te obligó a hacerlo, ¿no es así?

    Adelie agachó la mirada mientras reposaba sus brazos en la mesa de caoba, totalmente exhausta y agobiada del torbellino de emociones que había dejado salir en tan solo unos instantes. Después abrió la botella de champagne usando un destapador que convenientemente encontró dentro del cajón de aquella mesa y procedió a servirse un trago que bebió en un santiamén.

    - Habría apuñalado hasta la misma Diantha en frente de una maldita cámara si me lo hubiese pedido… – Dijo mientras reía por debajo y se servía otro vaso con el brebaje que ella solo tomaba por inercia, víctima de un vacío que sentía en su alma y que sabía que jamás podría ser llenado con la banalidad de la bebida – Así de mal estoy, linda.

    La condición de Adelie era peor de lo que Aria creía. Por lo que podía deducir, la trastornada mujer estaba consciente de lo que hacía, pero no parecía sentir remordimiento en absoluto. Actuaba como una víctima de las circunstancias sin voluntad propia, una muñeca desechable que podía ser usada por Palermo a su antojo para lograr sus objetivos y engañar al resto del mundo en una muy bien elaborada charada que estaba tomando un peligroso rumbo.

    Compasión y empatía hacia ella serían la mejor oportunidad de entablar una verdadera conversación para lograr tenerla de su lado.

    - No pude conocerlo por mucho tiempo… pero él era alguien admirable, encantador y…

    Pero Aria fue interrumpida inmediatamente cuando Adelie se había acercado hacia ella sin abandonar su mirada gentil y perversa cuyo efecto hipnotizador se acrecentaba con cada paso que daba. Estaba tan peligrosamente cerca, que el primer pensamiento de Aria fue el de escapar tan pronto como fuese posible. Pero los largos y delicados dedos de Madam de Valois que acariciaban su roja cabellera con ternura terminaron por paralizarla al no tener la certeza de lo que su trastornada psique podría desatar de forma repentina. Incluso consideraba otra agresión física si no la hacía entrar en razón.

    - Pero mira qué preciosa eres… – Susurró mientras sus ojos carmesíes se encontraban con los de Aria y esbozaba una escalofriante sonrisa que se confundía entre la ternura y la perversión – Tú y Phillip habrían hecho una hermosa pareja, tal como Palermo y yo lo habíamos planeado.

    - ¿Qué? – Exclamó Aria ante una revelación que la tomaba por completa sorpresa, a tal grado que incluso se hacía olvidarse por un instante de la misión que se había propuesto. De hecho, ahora comenzaba a preguntarse seriamente qué tan dedicada estaba Palermo en decidir su destino sin que ella lo autorizara o siquiera lo supiera, como si se tratara de un compromiso parecido a los del medievo en el que los hijos de ricos y poderosos eran unidos sin su consentimiento para beneficio de sus padres. Y ahora se cuestionaba seriamente qué habrían ganado ambas mujeres con un matrimonio arreglado entre ella y phillip.

    - Pero bueno, no puedo culparte por tu buen gusto hacia los hombres maduros – Dijo, borrando la sonrisa de su rostro y tomando otro trago directamente de la cabeza de la botella.

    Si la fortitud de Aria había sido debilitada con la revelación de su papel como mero peón en el juego de Palermo, la falta de discreción de Adelie abría otra posibilidad muy inquietante y real que no había considerado hasta entonces: la total violación a su privacidad.

    Si bien nunca había llegado a algo tan íntimo con el hombre que evidentemente Adelie se refería, fue el encanto, porte y honor de Lord Reginald lo que había conquistado su corazón adolescente al grado que ella admitía sentir un gran afecto y respeto por él, al menos en su mente donde aquel secreto estaba a salvo de ojos indiscretos y prejuiciosos. ¿Cómo se había enterado? No tenía ni la más mínima idea, pero el hecho de que Palermo y Adelie hubiesen llegado tan lejos como para inmiscuirse en su vida privada y usarlo posteriormente como un posible chantaje después del fracaso en sus intentos para unirla con Phillip, fue la gota que derramó el vaso.

    Y, sin embargo, aún necesitaba de su ayuda.

    - Adelie… esto no puede seguir así. – Exclamó por fin mientras apretaba sus puños y controlaba el temblor de sus piernas, firme y decidida ante lo que iba a decir a continuación – Existe una forma de alejarnos de esta oscuridad y…

    Pero para sorpresa de Aria, Madam de Valois sentía la misma frustración que ella, como lo demostraba en un repentino y salvaje acto en el que retiraba con violencia una de las bellas obras de arte de la pared y arrancaba el lienzo del elegante marco para usarlo como un vulgar pedazo de papel. Colocó la tela en la mesa y, usando una pluma que siempre cargaba entre sus ropas, comenzó a desahogar todo el odio que sentía en ese momento con las más sinceras palabras que jamás había plasmado en su vida.

    “Yo… Adelie de Valois… como una… de las administradoras… de la Orden… de la Doncella… y en plena salud… de mis facultades mentales – Hasta donde se puede discernir transfiero mi voto… a Aria… para sustituir… a Palermo… como líder… Debido a que… esta bruja… es una maldita… PERRA”

    Y con un rápido desliz de su pluma, Adelie firmó el tratado. Dio un gran suspiro como si aquel acto le hubiese ayudado a descargar al menos un poco de la ira que sentía, y se dirigió nuevamente hacia Aria, quien aún permanecía incrédula ante lo que acababa de presenciar.

    - ¿Querías esto? – Preguntó Adelie mientras entregaba el pedazo de lienzo a la aún confundida Aria. – No hay cláusulas específicas contra la destitución de administradores si están dementes, así que con esto debe bastar.

    - Gra-gracias… – Dijo, con un débil tono de voz que supo era inadecuado para aquella situación. Al menos podría darle un último pésame y prometerle que le daría un buen uso al voto de confianza que había depositado en ella – Yo… siento mucho lo de Phillip. Si tan solo pudiera haber hecho más, yo…

    Pero Adelie no quiso escuchar una palabra más. Dio media vuelta para tomar la botella que había dejado en la mesita donde había descargado su ira, y se dispuso a marcharse de una vez por todas de ahí.

    - ¿A dónde vas? – Preguntó Aria, extrañada del destino incierto que le deparaba a la adolorida mujer, además de dejarla con una pregunta que aún tenía que saber: ¿por qué matar a su hijo?

    Adelie se detuvo por un instante, pensando exactamente en las palabras que iba a decir mientras experimentaba un insoportable conflicto en su mente que se debatía entre decirle la verdad del destino de su hijo, y la lealtad forzada a la que era sometida día con día en un eterno delirio que la desgastaba en su interior.

    Nuevamente la carga de ser portadora del parásito era más poderosa que la escasa integridad que le quedaba.

    - Honestamente, linda… no lo sé. A cualquier lugar en soledad donde no juzguen mi dolor después de lo que hice.

    Adelie caminó hacia la oscuridad, pero Aria decidió no seguirla. La atormentada mujer sufría demasiado, y no quería angustiarla más con preguntas que la hiriesen todavía más.

    Pero, en cierto modo, Aria estaba feliz. La imagen de Adelie como una desalmada y frívola mujer que obedecía cualquier orden sin cuestionar, había sido reemplazada por aquella de una madre atormentada, víctima del abuso por parte de una líder sin escrúpulos que se aprovechaba de su pobre condición mental para lograr sus objetivos.

    Aun no tenía idea de cómo lo haría, pero Aria se había propuesto una nueva meta como redentora, y posiblemente única simpatizante de la solitaria mujer que parecía haberlo perdido todo al entregar su vida a una despiadada líder. Después de todo, el perdón era uno de los pilares por los que la Orden había sido originalmente fundada, y toda esta lucha que llevaba a cabo era para defender esos principios.

    Y mientras Aria abandonaba el recinto para dirigirse a su habitación, su convicción era revitalizada hasta niveles que no había sentido jamás. Ahora había otra persona por la que lucharía, y no descansaría hasta hacer pagar a Palermo por todos los horribles actos que había cometido.

    - Aria – Dijo la voz firme de un hombre justo detrás de ella.

    - Siebold… – Respondió Aria al voltear su mirada y reconocer al hombre alto y rubio, ataviado en un inusual traje negro y que la había interceptado mientras se retiraba – ¿Qué puedo hacer por ti?

    - Quería decirte algo en privado. A ti antes que nadie, pues considero que eres de las únicas personas de confianza en todo esto… – Dijo con un tono afligido mientras daba un largo suspiro antes de revelarle su dolorosa decisión – Voy a abandonar la Orden.

    Aria se sobrecogió con tristeza al escuchar aquellas palabras. No por el significado literal con la que fueron dichas, sino por el tono abatido en cada palabra de un hombre al que, al igual que Adelie, parecía haber sido despojado de algo con vital importancia para él.

    - Por un tiempo disfruté del lado oscuro y hasta cierto punto perverso que nuestra Orden poseía. Era indescriptiblemente liberador, lo admito. Pero… – Hizo una pausa, intentando tomar fuerzas para continuar después de haber admitido deleitarse de los excesos que ahora estaba pagando con su vitalidad y orgullo – Lo que ordenó hacer a Adelie es lo más repugnante que he escuchado en toda mi vida. Y aún intento comprender por qué Palermo querría haber hecho algo así.

    - El simple hecho de haber venido ya nos hace culpables de alguna manera, ¿no es así? – Respondió Aria en un intento de mostrar simpatía y cierta complicidad para hacerle saber que él no estaba solo en su pesar.

    - No pienso seguir a una líder en la que ya no creo – Aseguró con tono firme y cierto rencor por el crimen en la que había sido involucrado sin su consentimiento – Espero que tú sigas mi ejemplo, Aria. Detestaría saber que tú también podrías salir más afectada en todo esto.

    Siebold hizo una última reverencia para despedirse y abandonar el recinto con su honor manchado y la incapacidad de hacer algo al respecto para restituirlo. Pues él sabía tan bien como Aria, que el control de Palermo sobre los medios era tal, que la falta de evidencia sólo perjudicaría cualquier intento de llevarla ante la justicia.

    - Siebold, ¡espera! – Exclamó Aria súbitamente, como si se tratara de un acto involuntario de su mente al tomar una oportunidad que quizá nunca se volvería a repetir – Podemos rescatar a la Orden.

    Pero Siebold negó con la cabeza – No me importan las consecuencias que tenga como miembro del Alto Mando, Aria. Tengo toda la intención de ir directamente con las autoridades y denunciar todo esto a pesar del poco éxito que lograría – Dijo con una profunda vergüenza que ni siquiera le permitía dirigirle la mirada – Mi honor ya no existe, me lo arrebataron...

    Hace unos días, cuando Aria había acudido con Monsieur Pierre (una de las únicas personas que consideraba un verdadero amigo) para pedir su consejo ante lo que planeaba hacer, este le había dicho que para ganar el apoyo de alguien tan honorable como Siebold, ella debía demostrar tener el porte y actitud requerida de una verdadera líder para unirlo a su causa. Un talento que Palermo jamás le había enseñado y que jamás había pensado en que llegaría a requerirlo. Sin embargo, en ocasiones extremas la naturaleza intrínseca de cada uno podía explotarse de forma inmediata, revelando talentos y actitudes que de otra forma no podrían ser exploradas. Y eso fue exactamente lo que sucedió cuando Aria, sin pensar siquiera en las palabras adecuadas para la ocasión, demostraría que tenía las agallas y aptitudes para llevar a cabo su difícil empresa.

    - Entonces… déjame ayudarte a restituirlo.

    Nunca en su vida Siebold había sido testigo de un acto de nobleza y honor digno de una verdadera líder, sobre todo en alguien tan joven como ella. Con el simple acto de extender su mano hacia él, Siebold quedó absorto con el porte y la chispa de convicción que desprendían los ojos de Aria con una luz y calidez de la que él no podía ignorar: una oportunidad de recuperar su honor y despojarse de la oscuridad a la que se había permitido adentrarse por todo este tiempo.

    Tomó su mano con delicadeza y recitó en su mente un juramento de seguirla hasta las últimas consecuencias, tal como se practicaba en las viejas condecoraciones de los nobles caballeros.

    Cerca de ahí… más cerca de lo que cualquiera pensaría, un par de ojos vigilantes observaba todo lo acontecido en el funeral que se realizaba en su honor gracias al control sobre el reino metafísico de su mente exponencial. Molesto e inconforme por el rumbo que el conflicto estaba tomando, había decidido bloquear por un momento los innumerables cálculos y procesos que debía llevar a cabo para la realización de su proyecto; enfocando toda su atención para reflexionar sobre la forma en que los eventos poco a poco tomaban su lugar de una forma diferente a lo que había predicho.

    Pero lo más grave eran los errores garrafales que su tía acababa de cometer y que habían puesto en peligro la operación entera de la forma más estúpida que pudiese imaginar, justo en vísperas del momento de la verdad. El torpe descuido, la falsa presunción y la banal arrogancia le disgustaba como ninguna otra cosa en el mundo, y no permitiría que los errores de Palermo echaran a perder el trabajo de toda su vida.

    Cuando quieres que algo salga bien… – Susurró Phillip desde su taller.


    . . . .​


    - No tardo, volveré en unos minutos – Musitó Elesa hacia Valerie mientras le pedía que se hiciera cargo de Serena por un instante para atender el llamado de Clint, quien la esperaba afuera del dormitorio donde ambas líderes dormían.

    Afortunadamente, Serena había conciliado el sueño después de una tarde sin poder descansar debido al sentimiento de culpa que le provocaba náuseas y remordimientos insoportables. Y, si no hubiese sido por la intervención de Valerie y Elesa quienes no se habían apartado de ella en ningún momento, probablemente la joven reina seguiría derrumbándose hasta perder la última gota de alegría que le quedaba.

    - ¿Cómo está? – Preguntó Clint una vez que Elesa cerrara la puerta del dormitorio una vez fuera de este.

    - Mejor… – Respondió Elesa dando un ligero suspiro mientras volteaba a ver la puerta de la habitación – Ahora está dormida, pero Valerie se quedará con ella toda la noche por si sucede algo.

    Desde el principio Clint se había mostrado reluctante al aceptar a niños en la peligrosa misión que estaba llevando a cabo. De hecho, no podía evitar sentirse culpable de haberle ofrecido a Serena aquella oportunidad de aprender a luchar contra un Culto que había superado todas sus expectativas tanto en planeación como en su falta de humanidad. A pesar de su madurez y fuerza para salir adelante, no debía olvidar que Ash y el resto de los que había tomado bajo su tutela aún eran niños, mucho más jóvenes que él cuando había comenzado a prepararse para su propia guerra al lado de su mentor.

    - Mentiría si te dijera que no he pensado seriamente en regresarlos a casa – Admitió Clint.

    Pero Elesa negó con la cabeza – Antes de dormir, Serena nos pidió que no la dejáramos fuera de esto – Aseguró con una ligera sonrisa que denotaba su admiración hacia la determinación que la reina de Kalos se rehusaba a abandonar – Quiere luchar hasta el final.

    - Ash dijo lo mismo – Reveló Clint esbozando también una sonrisa – Como adultos, deberíamos hacer caso omiso y enviarlos a casa.

    - Pero lucharían de todas maneras. Con o sin nuestra aprobación – Dijo Elesa mientras hacía un ademan con su mano para invitar a Clint a caminar junto a ella por los pasillos de los dormitorios.

    La escasa iluminación del lugar contrastaba con la radiante presencia de la modelo que siempre se esforzaba en brillar incluso ante el escenario más sombrío y lúgubre. Una característica que había cautivado a Clint desde la primera vez que se conocieron y que, de acuerdo con él, había sido un faro de salvación en una de las épocas más oscuras de toda su vida. Un recordatorio de que no tenía sentido luchar solo, habiendo tantas personas que podían extenderle su mano para salir adelante.

    - Palermo no se anda con nimiedades… – Dijo Clint, deseando discutir como siempre la bitácora de un día difícil, como si se tratara de un trago amargo que debía tomar de un tiro para hacerlo más ameno – Sabe muy bien donde golpear.

    Elesa asintió con una mirada enfadada – El dolor de una mujer por la pérdida de un ser querido… o sólo una forma mezquina de usar su pena para atacar nuestra moral. Debo decir que fue tan convincente que me es difícil llegar a una conclusión – Confesó ella mientras ambos llegaban a la habitación donde habían dejado la mayor parte del equipo especial enviado por Surge – Pero debo decir que la urna fue excesiva.

    Clint abrió la puerta, invitándola a pasar primero en un gesto de cortesía mientras encendía la luz y cerraba la puerta una vez que ambos habían entrado en la habitación.

    - Independientemente de lo que haya sido… hay algo que me interesa demasiado y que ahora es mi prioridad saber: ¿por qué Phillip?

    Elesa tomó asiento en la cama mientras cruzaba sus piernas y colocaba su puño derecho en el mentón en un gesto de reflexión.

    - Bueno, era un científico muy reconocido y talentoso. Quizá estaba trabajando en algo muy importante… – Dijo Elesa, recibiendo una mirada escéptica por parte de Clint ante una hipótesis poco realista.

    - Bebe me entregó hace poco los informes, artículos y notas del trabajo de Phillip que pudo obtener del Instituto IRD – Aseguró Clint – Aplicaciones importantes en el campo de la medicina, pero nada que pudiese representar algún recurso que el Culto pudiese usar como arma.

    Viendo que esa hipótesis no era viable, Elesa pensó rápidamente en alguna otra explicación que arrojara un poco de claridad en aquel misterio – Quizá era algo que él sabía – Dijo – Algo tan secreto que su propia madre tuvo que silenciar.

    Clint asintió ante una razón probable, pero aún vaga por un hecho que faltaba por confirmar – Palermo dijo que Phillip jamás perteneció al Culto, por lo que no había razón alguna de atacarlo – Dijo – Así que, o ella está mintiendo, o en verdad no sabía.

    - Un callejón sin salida… O una muy buena forma para distraernos – Complementó Elesa, llegando a una interjección que deberían investigar a fondo antes de sacar cualquier otra conjetura.

    - Odio los comodines – Expresó Clint con inconformidad al ver que hasta ahora, la cantidad de respuestas obtenidas no igualaban a la montaña de preguntas que se cernían cobre ellos con cada paso que daban en su búsqueda – Afortunadamente Bebe y Surge llegarán mañana. Eso nos será de gran apoyo.

    - Si, yo también los extraño – Admitió Elesa con cierto júbilo de ver reunido al equipo original después de tanto tiempo de solo mantenerse en contacto por medios electrónicos, pues para una chica como ella con un talento natural para socializar, no existía nada como el trato en persona. Sin embargo, aún había un pendiente que estaban dejando de lado por prioridades que eran tan importantes como este – ¿Qué hay del entrenamiento de los chicos?

    - Démosle un par de días de descanso. Se lo merecen – Dijo Clint con simpatía – No han tenido un solo día de paz desde que todo esto comenzó.

    Esa sensata decisión fue la señal que Elesa había estado esperando desde su llegada a aquel cuartel provisional que Gurkin amablemente había ofrecido para ellos. Si no había dicho nada hasta entonces, fue precisamente por la amenaza y seriedad de lo que su sugerencia representaba, como si el conflicto hubiese alcanzado niveles tan peligrosos que el uso de un arma prohibida se convertía en un considerable recurso que debían aprender a controlar.

    - De hecho, Clint… creo que no sólo ellos necesitarán de mejorar sus habilidades.

    Elesa se puso de pie y se dirigió directamente hacia una de las cajas negras que había sido enviada especialmente para ella, por lo que Clint no tenía permiso de revisarla. Después de que la líder de gimnasio escribiera la contraseña en el teclado al lado del seguro de la maleta, Elesa buscó en su interior hasta encontrar el objeto que ella sabía, tendría un efecto desolador en la moral de su pareja por las peligrosas consecuencias que traería el sólo sugerir el uso de dicho objeto.

    Elesa dio media vuelta, sujetando con sus delicadas y bien cuidadas manos el objeto que había traído sin consultárselo antes: una pokébola de un negro lustroso y cuyo botón de apertura estaba teñido de un color rojizo. Pero lo más notable de aquella pokébola era la especie de red en forma cúbica y construida con lo que parecían ser cables reforzados, envolviendo a la esfera como si se tratase de una camisa de fuerza para contener a la peligrosa criatura en su interior.

    - ¡Ellie…! – Exclamó Clint, abandonando la cama de un brinco como si hubiese visto a los mismísimos culpables que había buscado por años – ¿Cómo se te ocurrió?

    Elesa dio unos pasos hacia él sin abandonar su mirada, perfectamente consciente del peligro que representaba el Pokémon que Clint, ella y el resto de sus aliados habían acordado encerrar hasta que encontraran una forma de domarlo. Una decisión tomada después de que ella experimentara en carne propia la pérdida de un gran amigo ante un Pokémon inexplicablemente poderoso y agresivo; una criatura cuya ira ni siquiera el mismo Lance había podido contener.

    - Clint, presiento que nos estamos enfrentando a algo mucho más grande y peligroso de lo que creemos. – Musitó Elesa con dificultad, pero con un tono firme que denotaba su fortaleza ante la gravedad que tomaba toda esa situación – Debes aprender a controlarlo si queremos tener una mayor oportunidad para salir victoriosos.

    Eldwin alguna vez le había dicho que ser un líder era, ante todo, ser un bastión de hermandad y confianza para todos los que estaban bajo su cuidado. Y una vez ganado ese derecho, era su deber fortalecerlo hasta que los lazos no pudieran ser jamás destruidos.

    En ese preciso momento, responder a aquella sugerencia se convertía en la primera prueba verdadera que lo convertiría en el líder que tenía que ser. Y a pesar de la fatídica pérdida que Elesa había sufrido, ella demostraba una vez más la absoluta confianza que tenía hacia él y su misión personal, al grado de sugerirle usar un recurso al que él se había jurado jamás recurrir hasta que estuviera listo. Y no era sólo ella, sino el resto de aquellos que ahora luchaban a su lado a pesar de que, en cierto modo, insultaba la confianza de la mayoría al no rebelarles por completo todo su conflictivo pasado o siquiera la verdadera razón por la que había renegado de su nombre original.

    No iba a deshonrar también el sacrificio y compañerismo que ahora depositaban en él… pero tampoco pretendía permitir que la seriedad le arrebatara una buena oportunidad de sacar a relucir su sentido del humor para no dejarse llevar por el miedo de una criatura impredecible.

    - Honestamente, Ellie… creí que ibas a probarte un nuevo conjunto de lencería – Bromeó Clint con una encantadora sonrisa que provocó una carcajada en Elesa por el súbito cambio en una atmósfera llena de intriga y tensión que solo la picardía de aquel chiste podía lograr.

    - Ahora tú eres quien me deslumbra – Dijo Elesa encantada con la inesperada ocurrencia de Clint. Sus centellantes ojos azules se clavaban en la mirada del bromista mientras gentilmente rodeaba su cuello con ambos brazos – Definitivamente eres mi mayor logro.

    Y así, en el dulce gesto que precedió quedó reafirmado el afecto entre ambos que, tal como había sucedido hace años al conocerse, representaba un rayo de esperanza hacia un brillante futuro después de luchar en una batalla que increíblemente sólo empeoraría a partir de ese momento.

    Y, sin embargo, valía la pena el sacrificio por ello.


    TO BE CONTINUED…
     
    Última edición: 14 Octubre 2016
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    J.Nathan Spears

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    No tengo mucho qué agregar sobre este episodio. Primero que nada, se confirma que Siebold y Aria son gente de buenas intenciones y mucho honor... pero Phillip es un completo hijo de... Madame de Valois xD. Pero bueno, la pobre está casi totalmente ausente de facultades mentales... eso es otro punto de vista que uno puede tener. Esa Palermo sí que es un ser completamente inmoral... uff. Y el "sobrino" suyo no se queda atrás

    Y bueno, al parecer hay un Pokémon ultra-poderoso a espera de ser "domado" por Clint... uff, pero qué Badass... demasiado para mi gusto, honestamente. Seh, tiene sus puntos débiles, pero le duran una mierda.

    También veo que pusiste "reusaba" cuando es "rehusaba", del verbo rehusar. Seguro que fue un dedazo xD

    Y yo hubiera preferido que Serena se quedase destruida y no la viéramos más... okey, no xD.

    Nos vemos, compa :D
     
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  5.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Interesante capitulo... (con lo sucedido, aumento la expectativa hacia la siguiente parte del spin off sobre adelie y cia... *-* )

    interesante ver que la reacción de adelie fue debido que aun pose algo de dignidad dentro de su corazoncito...

    por otro lado a esa palermo le salieron todos los tiros por la culata jajjaja.... ahora su sobrino va tener que arreglar el desastre...

    mientras aria al parecer agarra terreno con firmesa....

    (aunque no puedo evitar preguntarme una vez mas... si todo lo sucedido no es otra cosa que algún otro plan y, aria esta yendo derechito alguna trampa... )

    en fin... con respecto a los héroes... veamos que pokemon peligroso encierra esa pokebola... Ancio ver como manejaras eso.

    (XD no se por que... pero no espero algo de aspecto "amenazante" )



    un saludo!
     
    Última edición por un moderador: 18 Octubre 2016
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    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Originalmente la intención era hacer de estos personajes villanos sin mayor complejidad, pero... la historia me ha rebasado y sin darme cuenta los desarrollé al punto de ser más complejos de lo que planeaba. De hecho, ahora no puedo evitar que me den lástima. Ya verás por qué.

    Oh, espero que por ese hecho no creas que voy a hacer de mi OC un Mary Sue como la mayoría. Ya verás como se desenvuelve eso.

    Gracias por la observación. Ya quedó editado (pero no destruí a Serena. Recuerda que su shipping ya es canon lol)


    Y aquí está esa segunda parte. Ahora si me tardé bastantito en publicar, pero es por una muy buena razón: verán, esta historia definitivamente me ha superado. Originalmente no planeaba más de 30 capítulos, pero conforme fui desarrollando el resto de la historia, esta se volvió mucho más compleja. Por esa razón, decidí de una vez escribir sinopsis de cada capítulo planeado hasta ahora, tomando en cuenta la cantidad de palabras y eventos en cada uno para darme una perspectiva de lo que hay que contar y el tiempo que me llevaría.

    ¿El resultado?... No quiero decir el número esperado, pero puedo decir que falta MUCHO por contar.
    Sin más preámbulos, e aquí la siguiente entrega de estos shots.


    Shot: El Ocaso de los Valois (Pt.2).

    - ¡Es que no puedes hacerme esto!

    Los gritos de protesta y acusación de Palermo resonaron por todo su despacho, amenazando con llamar la atención de los invitados. Azotó la palma de su mano sobre el escritorio de caoba mientras lentamente trataba de apaciguar el enojo del que era presa, y cambiaba el auricular del teléfono a su otro oído, en un gesto que denotaba su total decepción ante la falta de compromiso de su pareja.

    - Quería que ella te conociera mejor, ¿no ves que…? – Calló por unos momentos, escuchando atentamente a la razón que lentamente terminaba por aceptar a regañadientes – Si, y yo lamento que esto no sea tan importante para ti.

    Palermo desquitó un poco la ira que sentía al colgar el auricular, azotándolo con fuerza. Afuera de su despacho, la mirada y los oídos indiscretos de su más íntima amiga ante el pavoroso conflicto la motivaron a asistir a la encolerizada administradora en un momento que pocas veces había atestiguado.

    - ¿Todo bien, Pami? – Preguntó Adelie con dulzura para ayudar a extinguir las llamas de la ira.

    Palermo dio un largo suspiro, mirándola a los ojos y dedicándole una débil sonrisa como muestra de agradecimiento por su preocupación – Bueno, amiga… cuando las primeras impresiones son así de nefastas, no hay mucho qué decir.

    - Oye, descuida – dijo Adelie – Vine para pasar tiempo contigo. Ya lo conoceré en otra ocasión.

    - Le dije que esto era muy importante para mí, y aun así él… – Pero Palermo no terminó lo que iba a decir, recibiendo un abrazo reconfortante que terminó por devolverle su buen humor y superar la decepción de no haber sido capaz de presentarle al hombre que poseía su corazón – Ven, al menos tengo que presentarte a alguien que seguro te agradará.

    - ¿Más?

    Palermo tomó la mano de su amiga y ambas salieron del despacho mientras recorrían los pasillos que llevaban al salón principal del elegante palacio. Como un homenaje a su niñez, donde ambas paseaban y reían por horas mientras el legado de artistas y arquitectos componían el escenario donde en juegos infantiles se imaginaban el brillante futuro que les esperaba, Palermo aceleró el paso sin importarle los estrictos modales que la Orden imponía antes de comenzar sus reuniones, o la opinión que tuviera el resto de los invitados al respecto. Al menos por ese día, los inocentes, pero poderosos lazos de amistad entre ellas representaban un linaje mucho más digno que cualquier otro absurdo asunto de etiqueta.

    Una vez llegado al salón principal, y con los invitados aun murmullando negativamente acerca de la actitud jovial poco adecuada para la seriedad de la pre-celebración, Palermo presentó a su compañera a una mujer mayor y de noble porte cuya sonrisa, a diferencia de la mayoría de los asistentes, parecía estar encantada ante la actitud y mirada risueña de ambas mujeres.

    - Adelie, permíteme presentarte a una de los miembros más prominente y honorables de nuestra orden: La Condesa Gretel de Wilhelm.

    - Un placer, querida – Respondió Gretel con una pequeña reverencia con su cabeza sin abandonar su cálida sonrisa.

    Era la primera vez, desde que llegó al Palacio, en el que Adelie recibía una sincera sonrisa, y no una mirada lasciva de alguna de las tantas personas presuntamente de alta sociedad, pero sin ninguna pizca de gallardía o concepto de respeto hacia los demás. Como si cada uno de ellos solo esperara el momento en que la verdadera celebración comenzara de inmediato y así poder liberarse en algunos de los tantos cuartos del Palacio. Además, Adelie ya había conocido a tan encantadora y admirable mujer, lo que ayudó a tranquilizar sus ansias y despejar cualquier otra duda que tuviese respecto a la perversidad de la Orden.

    - El placer es todo mío, su alteza – Respondió Adelie con una reverencia de pie ante una influyente y agradable miembro de la auténtica realeza – Quizá no lo recuerde, pero una vez toqué en un concierto de caridad para su fundación.

    La mujer de cabellera dorada asintió, mostrando en su sonrisa los gentiles y característicos gestos dignos de la nobleza moderna. Su blanco rostro, adornado con unas cuantas arrugas de la edad, exacerbaban esta imagen de abuela dulce y cariñosa o, en el caso de Adelie, como una sabia confidente que estaba más que encantada en pasar tiempo y compartir sus historias con ellas.

    - Nunca podría olvidar el insuperable talento de tan divina interpretación para mis hermosos niños – Aseguró Gretel mientras posaba la palma izquierda en su pecho con aquel recuerdo que la conmovía – De tan sólo recordar sus rostros angelicales al escucharte, mi corazón palpita con el ritmo de tus melodías.

    - La Condesa de Wilhelm es una reconocida filántropa que demuestra su amor hacia todos los niños – Dijo Palermo – De hecho, ella mostró gran interés cuando le hablé de Phillip.

    Una chispa iluminó los ojos verdes de Gretel al tocar por fin el tema del que tanto deseaba abordar – Tienes un hijo encantador y brillante.

    - Es un honor recibir tan amables cumplidos de su parte, alteza.

    Gretel soltó una risita, halagada pero empalagada ante una formalidad innecesaria – Que mi título no te confunda, querida. En esta Orden no existen jerarquías, pues todos somos iguales ante la veneración de la belleza y el placer.

    - Lo tendré presente de ahora en adelante – Musitó Adelie con una última sonrisa antes de que ella y Palermo hicieran una reverencia para despedirse temporalmente, a pesar de los deseos de ella para quedarse con una mujer con la que se sentía identificada.

    - Antes de irte, querida… ¿podría pedirte un favor? – Solicitó la condesa con un ligero tono suplicante – ¿Podría… podría ver una foto de tu chiquillo encantador?

    - Oh, por supuesto. Siempre llevo su imagen conmigo… – Adelie buscó en su pequeño bolso la foto de sus más importantes tesoros y que guardaba con cariño. Después de encontrarla y sacarla de su compartimiento, la extendió a la condesa, quien la recibió con sus manos extrañamente temblorosas – Aquí tiene.

    Gretel tomó la fotografía y, por alguna razón que Adelie desconocía, tapó con su dedo pulgar izquierdo la imagen de su esposo para quedarse solamente con el rostro encantador e inocente que inspeccionaba con detalle; las órbitas de sus ojos cada vez más centellantes y moviéndose alocadamente de un lado a otro mientras se daba cuenta del poco o nulo defecto que el hijo de Adelie pudiese poseer. Y, si a eso le aumentaba su rara capacidad intelectual, la condesa podía convencerse de que, en definitiva, era un niño digno de su paladar.

    - Es… es mucho mejor de lo que me imaginaba – Exclamó la condesa sin apartar su mirada o medir las palabras de lo que balbuceaba, hechizada por los atributos de un perfecto y raro ejemplar del que deseaba saber más – Simplemente exquisito…

    Aquel último comentario desató en Adelie cierto recelo y perplejidad no por las palabras que la condesa había utilizado para referirse a Phillip, sino por el tono ciertamente perturbador con el que lo dijo, como si “exquisito” se refiriera a la cualidad de un platillo, y no al encanto o atributos físicos de su hijo.

    Después de una corta pausa, Adelie reaccionó con la más comprensible pregunta de alguien cautelosa y extrañada con tan desconcertante comentario – ¿Perdón?

    Gretel, dándose cuenta un poco tarde de la poca discreción mostrada al ser víctima de su más bajo instinto nuevamente, miró con sorpresa a la extrañada madre tratando de encontrar una excusa creíble y razonable por la poca adecuada, e incluso bizarra forma en que se había dirigido a su hijo.

    - ¡Oh!... me refería a su exquisito porte y tu buen gusto por el estilo – Aclaró Gretel de inmediato, casi al mismo tiempo en que devolvía la foto a su propietaria – Tu hijo tendrá cientos de admiradoras en el futuro, te lo aseguro.

    - Si, bueno… gracias nuevamente por el cumplido, Gretel.

    Y sin decir más o refiriéndose a ella con su título nuevamente, Adelie y Palermo abandonaron a la condesa de Wilhelm. Los deseos de Adelie de permanecer todo el tiempo al lado de Gretel para evitar al resto de los invitados, se esfumaron tan pronto como aquella sensación de precaución la mantuvieron en alerta al escuchar las extrañas palabras de alguien que, definitivamente, rayaba entre la inquietante excentricidad y lo espeluznantemente enfermizo.

    Años después, los temores de Adelie se confirmarían al conocer el verdadero rostro de una psicópata tan perversa y enferma que incluso Palermo expulsaría por considerarla demasiado peligrosa e indiscreta para la confidencialidad de la Orden. Una glotona de sueños e inocencias destruidas cuyos repugnantes actos bien le valieron el sobrenombre de “La Devoradora de Niños”.


    Y justo cuando Palermo había terminado de presentarle a los invitados más destacados de la Orden, una inesperada llamada en su comunicador portátil interrumpió el momento privado que ella había planeado para ambas.

    - ¿Si, diga?... ¿Ahora?... Bien, enseguida iré.

    Palermo guardó el dispositivo e intercambió una mirada penitente que inmediatamente Adelie pudo interpretar como una disculpa precipitada por atender su ocupada agenda.

    - ¿Más asuntos pendientes?

    Palermo le dedicó una pequeña sonrisa como disculpa por dejarla sola nuevamente – Nada que no pueda arreglar... aunque pueda que tarde un poco. Siento mucho tener que hacerlo, pero debo dejarte por un rato.

    - Estaré bien, Pami – Dijo Adelie con resignación y dando un ligero suspiro – Puedo cuidarme sola entre esta reunión de pomposos y extravagantes individuos.

    Palermo cubrió sus labios con el borde del dedo índice para evitar el escape de una carcajada que podría haber llamado mucho la atención – Diviértete y, recuerda: esta es una oportunidad para liberarte un poco.

    Y mientras su amiga se retiraba, Adelie tomó el consejo hacer mucho caso del poder y el significado que existía en ellas. De hecho, estaba más preocupada por encontrar a alguien al menos amigable entre todo ese gremio de petulantes que ahora parecían aprovecharse de su soledad mientras seguían cada uno de sus pasos con la mirada.

    Caminó con cautela hasta que, sin querer, había llegado a la recepción de licores que extrañamente se encontraba casi desértica a pesar de su vasta colección de raros licores acomodados en las gavetas y enormes estantes, donde los exquisitos néctares propios de las festividades esperaban desatar en los comensales y catadores las más placenteras sensaciones. Sin embargo, Adelie parecía más entretenida poniendo a prueba su conocimiento recientemente adquirido por el gusto hacia la producción de vinos, que en las ganas de beber en sí.

    Y fue ahí, de entre las botellas que Adelie trataba de identificar, en el que uno de las voces varoniles más sensuales que haya escuchado jamás, le daría más significado a las últimas palabras de su amiga.

    - ¿Puedo ayudarla a elegir, madame?

    Adelie volteó la mirada para conocer al dueño de tan encantador tono y, justo cuando su mirada se cruzó con aquellos ojos prominentes e hipnotizadores de un adonis ataviado con el vestuario de un noble guardián a capa y espada como en tiempos más antiguos, la solitaria mujer olvidó incluso por un instante su preocupación o la verdadera razón por la que había accedido a venir.

    Desde el inicio del evento, Adelie no había evitado sentirse incómoda ante las miradas que se habían posado sobre ella. Si bien, Palermo le había dado unos cuantos detalles acerca de los rituales y pasos que se daban antes de cada celebración, aún no se acostumbraba del todo con la abstinencia forzada a los invitados que inevitablemente terminaría en un homenaje a la liberación de los instintos carnales de cada uno. A diferencia de ellos, Adelie tenía una verdadera y justa razón de declinar “educadamente” cualquier tipo de invitación libidinosa, y si eso no funcionaba, tenía el apoyo de la mismísima administradora de la Orden para protegerla.

    Pero por esta vez, motivada por el consejo que Palermo le había dicho anteriormente y, ¿por qué no? encantada con la primera muestra de caballerosidad y gentileza desde que había llegado, decidiría enfrascarse un poco en este juego.

    - Noble caballero – Dijo – Busco un vino sublime pero familiar al mismo tiempo. Algo que me recuerde a mi villa en el mediterráneo de Kalos ¿Podría recomendarme alguno?

    - Bueno… supongo que… este sería bueno para empezar… – Balbuceó un poco mientras revisaba en los estantes y sacaba botellas al azar sin siquiera leerlas o revisar la fecha, hasta encontrar una con un extraño tono verdusco y hojas sedimentándose en el fondo después de tanto movimiento.

    Con su actitud nerviosa y poco tacto al tomar las botellas, era evidente que el joven no tenía la más mínima idea de lo que estaba haciendo. Sin embargo, el intento que hacía para complacer la solicitud de Adelie, solo hizo que esta sonriera con dulzura ante el encanto natural en la torpeza del vasallo.

    - Si no supiera lo que dice en la etiqueta, juraría que usted intenta intoxicarme – Dijo Adelie con un tono burlón – Eso es vinagre con especias.

    El joven adoptó la mirada divertida de Adelie mientras agachaba la cabeza, ligeramente avergonzado de su pobre intento de parecer ser un conocedor de bebidas alcohólicas.

    - Honestamente, no sé mucho de este tipo de bebidas. Solo soy un guardián contratado para vigilar esta celebración. Sin embargo… – Hizo una pausa mientras echaba un vistazo a los vacíos alrededores del lugar, exponiendo la banalidad de su labor que aparentemente lo reducía a ser un simple adorno.

    - Bueno… creo que has hecho un gran trabajo protegiendo las botellas de aquellos que se emocionen un poquitín con el alcohol.

    El guardián rio nuevamente, aceptando que su pobre intento de entablar una conversación interesante había fracasado – Discúlpeme, estaba aburrido y creí que podría entablar conversación con alguien tan… disculpe mi atrevimiento. Alguien tan bella como usted.

    A pesar de que era más que evidente que el joven tendía a exagerar la formalidad con la intención de agradarla – algo que Adelie detestaba recibir, pues consideraba la falsa modestia como otra forma sublime de mentir – este era tan sutil y directo que ella podía dejarlo pasar por alto al menos por esta vez. Posiblemente solo se trataba de una simple cuestión de etiqueta del que era forzado a usar por órdenes de su jefe, pero la humildad expresada anteriormente por el muchacho sonó tan sincera, que había picado su curiosidad.

    - ¿Cuál es tu nombre? – Preguntó Adelie finalmente.

    - Reginald a sus órdenes, madame… – Respondió el caballero haciendo una ligera reverencia flexionando su brazo derecho a la altura de su pecho y rozando con las puntas de sus dedos la otra extremidad.

    - Adelie de Valois – Dijo con el mismo tono cordial, pero haciendo una pequeña reverencia al flexionar sus rodillas, como era lo habitual en las nobles damas de antaño – Encantada de conocerte.

    Desafortunadamente, y a pesar de que no lo tenía del todo prohibido, el deber de Reginald le daba poco tiempo para socializar con los invitados. Por lo que una vez terminado el saludo, sabía que tenía que retirarse de inmediato – Si me disculpa, es hora de mi cambio de turno.

    El joven guardián emprendió su retirada, pero la curiosidad de Adelie con este nuevo conocido - quizá el único verdaderamente agradable en ese palacio - la motivó a hacerle una invitación personal para quedarse a su lado al menos hasta reunirse nuevamente con Palermo

    - Reginald. No hay mucho que hacer por ahora, y honestamente los invitados empiezan a exasperarme con su altanería y miradas lascivas – Aseguró Adelie mientras dirigía una muy discreta mirada hacia uno de los invitados: un hombre poco agraciado físicamente que no le había quitado los ojos de encima desde que ella ingresara al salón principal – ¿Te importaría acompañarme hasta que termine este absurdo? Estoy segura que tu trabajo será más que apreciado y recompensado.

    - Me encantaría acompañarla, madame. Pero mi jefe…

    - La organizadora de este evento es mi mejor amiga. Yo me encargaré de que tu trabajo no se vea perjudicado por esta petición.

    Dormir un poco en los incómodos catres de los camerinos después de comer, o acompañar a una bella e influyente dama con la seguridad de que su trabajo no se vería en riesgo por tal atrevimiento. Para Reginald - y seguramente para cualquier otra persona con algo de cordura - no era una decisión difícil de tomar. Regresó al lado de Adelie y juntos caminaron a paso lento por los pasillos del enorme salón como dos buenos amigos. Una táctica que demostró su eficacia al ver que el acosador de hace un momento se alejaba de ellos.

    - ¿De dónde eres, Reginald? – Preguntó Adelie, deseando saber más de su acompañante.

    - Dudo que la conozca. Es una pequeña y rústica villa llamada Yambera en las Islas Naranja.

    - ¿Es linda?

    Un sentimiento de nostalgia invadió al buen mozo al recordar, después de un largo tiempo desde que inició su viaje, el sitio que alguna vez llamó su hogar – Ciertamente, aunque pequeña… Demasiado, diría yo.

    - Lugar pequeño, sueños grandes – Conjeturó Adelie después de ver la característica chispa de ambición en los ojos de aquel soñador cuyo potencial aún no era explotado – Admiro tu ambición... sea cual sea.

    - Honestamente, madame… aún no se lo que estoy buscando – Aclaró con cierta inseguridad e incertidumbre reflejadas en su bajo tono de voz.

    En su experiencia personal como soñadora que había alcanzado la cima y que luego cambiaría por la modesta, pero sumamente gratificante formación de su amorosa familia, Adelie sabía muy bien en la situación que su joven acompañante atravesaba. Y tal como Palermo hubiese hecho anteriormente con ella, ahora era su turno de dirigirle unas palabras de ánimo a alguien que lo necesitaba.

    - Tienes mucho por delante, joven Reginald. No hay razón por la cual apresurar el desenlace de tu próxima aventura si no disfrutas y aprendes durante el trayecto.

    Reginald quedó estupefacto después de recibir aquellas palabras que ignoraba el cuánto necesitaba escucharlas. Sobre todo, que la profundidad y significado de estas proviniera de alguien quien, erróneamente pensaba, tan solo podía ser un par de años mayor que él. – Disculpe si soy un poco irrespetuoso por lo que voy a decir, madame. Pero su gran sabiduría es bastante inusual para alguien de su edad.

    Lo que muchos considerarían un descaro y falta de tacto por sugerir una edad mayor a la que poseía, Adelie lo veía como otro rasgo inusual en el encanto de Reginald. A diferencia de muchos hombres - e incluso se atrevía a incluir a su propio esposo – ella vio que aquel joven guardián podía desenvolverse con un sutil y casi perfecto balance entre la cordialidad y la completa sinceridad en cuanto a cumplidos y conversaciones se refería. Ya fuera que había sido educado de esa manera desde niño, o que se tratase de un poco usual encanto natural que fue desarrollando con el paso del tiempo, la cautivada mujer se sintió completamente alagada de que, en el último comentario de su acompañante, estuviera implícito el hecho de que él la veía mucho más joven de lo que en realidad era.

    - Eres mi nuevo amigo, Reginald – Aclaró – Olvida las formalidades y solo llámame Adelie.

    Y una vez que las miradas entrometidas de los invitados habían dejado de prestar atención a la pareja que acababa de abandonar el salón principal para poder charlar a gusto en otro sitio menos concurrido, Adelie pudo darse cuenta que su compañero no solo poseía el tacto y cordialidad de un verdadero caballero, sino también un extenso bagaje cultural e historias interesantes que podían llenar una pequeña librería personal. Platicaron hasta perder la noción del tiempo, la mayor parte para intercambiar información personal acerca de sus pasatiempos; la prodigiosa, pero relativamente trayectoria de Adelie como pianista y, por supuesto, de la familia de cada uno de ellos.

    - Este es mi pequeño y mi esposo – Dijo mientras le mostraba la foto que anteriormente le había prestado a la extraña condesa – Phillip y François. Mis más grandes tesoros.

    Aun le costaba creer que alguien con un aspecto tan joven como ella ya fuese madre – Vaya, tienes suerte… – Respondió Reginald con cierto recelo, como si al hablar de la familia reviviera recuerdos que intentaba reprimir – Mis padres murieron cuando era un niño y no tengo ningún otro pariente, salvo mi abuelo, quien por cierto no está del todo bien de la cabeza.

    - Lo siento tanto – Lamentó la mujer al escuchar la antítesis de su dicha.

    - No vale la pena mortificarse por algo que sucedió hace tanto tiempo.

    A pesar de que el vasto estudio donde se encontraban contaba con un par de enormes vitrales que permitían el acceso de luz natural y que servían como un constante recordatorio del paso del día conforme atardeciera, la cortina de terciopelo había bloqueado cualquier noción del tiempo en ambos. De hecho, y después de ver en su reloj lo tarde que ya era, Adelie pensaba que era muy extraño que no hubiese escuchado ningún sonido proveniente del salón principal y que señalara el inicio de la dichosa celebración, o que Palermo no hubiese mandado a buscarla a pesar de que ya pasaban dos horas desde que supuestamente esta había comenzado.

    Quizá… simplemente olvidaron que estaba aquí, pensó para sí.

    Reginald se sirvió el último trago en su vaso de vidrio y lo dirigió a su acompañante, en un gesto cortés por tan agradable tarde – Honestamente Adelie, nunca esperé que alguna vez me divertiría tanto en una celebración de este tipo – Aseguró Reginald – Como guardia, estar de pie y sin poder interactuar con los demás es demasiado aburrido, pero agradezco al destino por haberte conocido.

    Adelie decidió olvidar aquel enigma y respondió el halago con su gentil sonrisa – El gusto es mío, amigo. Me alegra haber encontrado a alguien con valores más nobles que todos los de aquí reunidos.

    Un leve rubor coloreó las mejillas de Reginald, seguramente exacerbado por el efecto del licor, mientras se rascaba la nuca con una mezcla de vergüenza y halago por tan sinceros cumplidos – Si, bueno… supongo que debo irme ya. Si es que tengo todavía un trabajo, al menos debo estar ahí para el pase de lista.

    - Muchas gracias por tu compañía, Reginald – Dijo por fin Adelie para luego estirar sus extremidades un poco después del limitado movimiento llevado a cabo en aquella tarde. Un simple, pero sensual gesto que su compañero encontraba sumamente atractivo – Espero verte en otra ocasión.

    Reginald acompañó a Adelie hasta la puerta del estudio para despedirla de acuerdo a las costumbres del palacio, pero justo cuando la dama se proponía a salir, su joven guardián la cerró nuevamente para una última petición que había estado esperando decirle desde el inicio de su charla.

    - Antes de irte… ¿podría? ¿podría hacerme un último favor?

    Adelie percibió un tono extraño en su amigo, como si el efecto del alcohol se hubiese apoderado del encanto y auto control de Reginald – Depende… ¿de qué se trata?

    - ¿Podría…? – Tragó saliva, extremadamente nervioso por las molestias que podrían provocar en una dama a la que sin querer ya había puesto en alerta – ¿Podría escucharla tocar?

    Adelie dio un gran suspiro al escuchar que solo se trataba de algo simple, pero significativo para ella. Asintió con la cabeza y regresó a la esquina del estudio, donde el sofisticado piano de caoba que le daba una atmósfera más intelectual a la habitación, ya la estaba esperando. Se colocó en el taburete que ajustó a la altura adecuada para ella, tocó un par de teclas para comprobar que el instrumento estaba correctamente afinado y, después de admitir que el piano estaba en excelentes condiciones para poder darle vida a su música, hizo una última pregunta a su amigo.

    - ¿Alguna pieza en particular?

    Reginald respondió con un ademán de su mano derecha, como si le dijese que cualquier partitura sería bienvenida. Se sentó nuevamente en el sofá del estudio con una expresión infantil y alegre, como si se tratara de un chiquillo impaciente por recibir un premio prometido.

    La partitura comenzó con un par de notas suaves alternadas con dos acordes que se repetían en una secuencia que después podía ser predecible para el escucha, como si su melodía contara una historia familiar que resultaba agradable oír una y otra vez a pesar de su aparente monotonía. Después, el ritmo siguió una ruta diferente pero que no olvidaba las raíces de lo que le había dado origen. Una maniobra que Reginald había encontrado sumamente admirable, como si Adelie contase su historia por medio de una partitura que dominaba a la perfección; cada nota era una palabra, y ella era la cuentista que podía trascender más allá de la barrera de la palabra escrita.

    Tal habilidad, tal demostración de pasión, bella y perfección no podían ser ignoradas por la criatura que en esos momentos se dirigía al estudio, atraída por la hermosa melodía después de conceder una muy pequeña muestra de los dones del placer y el exceso a una congregación poco menos que insulsa para su gusto.

    Al principio no les pareció fuera de lo usual presenciar la súbita aparición del delicado y gracioso Pokémon mítico cuya leyenda era bien conocida entre los miembros de la Orden. Adelie se limitó a observar a la delgada criatura adornada con lo que parecían notas musicales en su largo cabello, y quien le dirigió una sonrisa gentil como si agradeciera la hermosa interpretación que tocaba bellamente a pesar de tener solo dos espectadores.

    ¡Es digna! ¡Tráemela!

    Los tiernos e inocentes ojos azules de Meloetta se iluminaron con una extraña luz púrpura del que emanaba una especie de neblina que poco a poco se introducía en los ojos y oídos de la intérprete. Adelie, sin embargo, no sentía miedo. De hecho, no podía sentir otra cosa más que la incontrolable necesidad de seguir tocando, y transformar la suave melodía en una casi demencial y salvaje serie de acordes que extrañamente parecía exacerbar sus sentidos y estimular las partes de su cerebro que solo obedecerían a deseos primitivos que solo reservaba para su esposo.

    De pronto, sintió como un brazo fuerte rodeaba gentilmente su cadera y comenzaba a frotar su estómago, bajando su mano y extendiendo las yemas de los dedos cada vez más hasta encontrar el sitio más sensible de cuerpo, mientras que la otra acariciaba su cabello y hacía a un lado un par de mechones para permitir que los labios de su amigo estimularan su cuello con besos y pequeñas mordidas en su oreja.

    Y mientras tocaba la alocada partitura y era presa del gozo y el exceso como a ningún otro ser en esa celebración o alguna otra que pudiese recordarse, no existía en su mente lugar para su hijo, los votos matrimoniales con su esposo, o la esperanza de que Palermo u otra persona interviniese para detenerla. De hecho, uno de los pocos pensamientos que la representante del Príncipe Oscuro le obligó retener, fue el de implorar para que eso no sucediera.

    Y en la mitad de la noche, mientras la partitura ocultaba cada gemido que celebraba la dicha del placer, la primera semilla de corrupción del más tentador reino de la disformidad, había sido sembrada en uno de los espíritus más puros que ese mundo pudiese concebir.
     
    Última edición: 31 Octubre 2016
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  7.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Ooooh... con que así fue que Madam de Valois comenzó a montar su espiral descendente de depravación... asombroso. Tú si sabes contar una historia xD

    La tal Gretel... suena como otro personaje interesante al cual quisiera conocer... la "devoradora de niños"... quizás sea loliconera como yo, jajajaja... okey no :V. Yo al menos tengo límites -3-

    Pero bueno, no tengo mucho que decir, aparte de que la historia sigue siendo cautivante...

    Por último, intentaré bajarle el trolleo a Serena xP. Pero no prometo nada...

    Nath was in Tapatalk xP
     
  8.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Solo esperemos que ya en el presente este enterrada… O_o o por lo menos que sus gustos solo se limiten al genero masculino… o sino…. >_>


    Interesante… párese que ese día no solo callo Madam de Valois… sino que también el afamado Reginal… interesante dato sobre todo por lo poco que sabemos de el, aparte de su se volvería alguien importante para la orden por su elocuencia…


    Supongo que algo tendría que ver aquello con la manía que le tiene phillip…


    Por otro lado… siempre me ah llamado la atención la presencia de Melloeta… (es la misma que conoció ash en su aventura por Unova? Es otra?


    Y después esta aquel ente detrás de bambalinas… si será un Pokemon o algo mas allá de los humanos y Pokemon…


    (En cuanto a Pokemon, tengo mis tres candidatos… y uno de ellos no es legendario precisamente…)


    En fin que puedo decir… un muy buen capitulo en el cual nos diste a conocer mas de la personalidad original de Adelie… y el preciso momento de su caída… supongo que ahora toca saber como la convierten en la portadora del parásito… (me pregunto si Palermo era cociente que esto sucedería… o fue una mera coincidencia… mmmh)


    En fin mr. Espero con ansias la continuación del spin off y la serie principal… y suele suceder que las historias terminan creciendo mas allá de las expectativas de un… algo que siempre es bueno.


    Un saludo!
     
  9.  
    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Es más oscuro que eso, te lo aseguro.


    Es otra.


    Si, la disformidad es tramposa y confusa. Pero si algo es seguro, es que es nocivamente corruptora.



    CAPÍTULO 26. Una tarde para reír nuevamente.

    Malabares, piruetas y brincos. Mézclalos con un poco de gracia, adórnalos con un par de listones y nunca olvides de sonreír. El secreto es balancearlos de manera adecuada y darlo todo para ganar.

    Hasta hace unos días, eso era todo lo que Serena creía necesitar para crecer en el mundo del espectáculo que había elegido desenvolverse. De hecho, ingenuamente había llegado a pensar que a su muy corta edad ya se encontraba en el pináculo de su carrera al haber obtenido la corona, junto con el más importante título que el medio de las exhibiciones Pokémon podía ofrecer en su región.

    Sin embargo, y a pesar de que su meta principal recaía en ganar la corona a toda costa siguiendo el ejemplo de Ash, el arduo camino hacia la grandeza había terminado por ser mucho más reconfortante y enriquecedor que el premio en sí. Hacer felices a las personas por medio de la gracia y coordinación que efectuaba con sus Pokémon se había convertido en su combustible e inspiración para seguir haciéndolo, además de representar un acto de rebeldía al demostrar a su madre que era capaz de tomar sus propias decisiones sin dejar a medias los proyectos que se proponía hacer.

    Luego de enfrascarse en un viaje cuyas invaluables experiencias y vertiginosas aventuras la habían hecho acreedora de una sabiduría y madurez como nunca se hubiese imaginado, sobre todo para su corta edad, ahora se encontraba quebrada, confundida y totalmente vulnerable ante el más mínimo recuerdo de los últimos días que trataba desesperadamente de relegar con un espectáculo que podía hacer sonreír incluso al espíritu más acongojado del planeta… pero no a ella.

    Todo por la pesadilla del Culto.

    - ¡Pancham, ahora salta a través de los aros de fuego! – Ordenó a su pequeño compañero después de que Braixen había generado un torbellino de llamas que luego convirtió en una serie de aros que su pequeño compañero debía completar para cumplir con el ejercicio.

    En cuestión de días, su vida había dado un vuelco totalmente inesperado y terrorífico que parecía no tener fin. Y el reciente sentimiento de culpa por su aparente incompetencia que le había costado la vida a alguien, solo confirmaba este hecho.

    - ¡Ahora Sylveon, usa viento de hada!

    Destellos se confundían en las llamas esparcidas por el aire en un despliegue de luces que asemejaban una lluvia de estrellas encendiéndose y apagándose repetidamente, a pesar de que los rayos del sol iluminaban la torre costera y el resto de las construcciones que el nuevo cuartel resguardaba en su interior. Una maniobra digna de la mente soñadora y romántica que se aferraba al último vestigio de su personalidad original y risueña que alguna vez encantó a tantos.

    Y mientras su mente divagaba nuevamente entre la depresión, libre de distracciones después de enfocar sus pensamientos en coordinar su pequeño espectáculo, el repentino y familiar sonido rítmico de las palmas chocando una y otra vez la trajo de vuelta al mundo real.

    - Interesante… – Dijo una voz masculina desde las gradas – Si no los vencemos con la fuerza, al menos les daremos un buen espectáculo.

    Al principio, Serena se puso en alerta al ver a aquellos dos desconocidos de pie, y que aparentemente ya tenían tiempo de estar presenciado su espectáculo. El primero, aquel que rompió con su concentración con su voz masculina y sarcasmo que le hizo creer que se trataba de Clint, resultó tener un aspecto físico muy diferente al de su mentor: en primer lugar, era mucho más musculoso y alto… más que cualquier otra persona o incluso Pokémon que hubiese conocido jamás; y su cabello rubio y puntiagudo solo exacerbaba el tamaño de aquel gigante que le sonreía gentilmente.

    - Lo que este insensible quiere decir es que hiciste un gran trabajo con tu acto – Dijo la acompañante del gigante. Una linda joven con aire intelectual y calmado que la convertía en el exacto opuesto de su compañero más osado y extrovertido, salvo por la gran diferencia de tamaño y el largo cabello rubio atado con una simple rosquilla que asemejaba a una escobeta que salía de su cabeza.

    Serena aún no sabía qué pensar de sus dos nuevos admiradores que aparentemente habían burlado la seguridad que Clint había colocado al asentarse en la Torre Maestra. Y si bien la vestimenta que se mezclaba entre lo militar y lo casual, junto con las gafas de sol que cubrían los ojos del gigante le daban un aire que - a falta de otra definición - Serena calificaba como “cool” pero misteriosa, la actitud y gentileza de ambos no parecía ocultar malas intenciones.

    - Gracias… – Contestó Serena ante los cumplidos de los extraños, pero sin bajar la guardia y preparándose para cualquier posible desenlace de su encuentro – aunque la verdad…

    - No crees que eso sea de gran utilidad para el combate – Dijo la chica rubia acertadamente, arrebatándole las mismas palabras que Serena estaba a punto de usar.

    El gigante respondió con una sonora carcajada que podría haber despertado hasta al más exhausto Snorlax – Te daré un consejo, linda – Dijo una vez que su risa había terminado de delatar su presencia – Los metódicos y estrategas como Clint nunca se esperarían un golpe si lo confunden con un bello espectáculo, Serena.

    Aquel comentario revelador hizo que Serena tomara una posición incluso más a la defensiva, extendiendo sus piernas y preparándose para ordenar un ataque que la ayudara a escapar de ahí en caso de que Clint y el resto tardaran en llegar.

    - ¿Cómo es que sabes mi nombre? – Preguntó con un tono firme.

    Pero el gigante y su compañera solo se limitaron a compartir una risa al ver que la pobre chica estaba completamente perdida. En culpa, seguramente, por el descuido de Clint al no haberle contado acerca de ellos, y que ahora se cobrarían con intereses.

    - ¿Ese ingrato ni siquiera tuvo la decencia de contarte sobre nosotros? – Dijo Surge mientras se retiraba las gafas y las colocaba en el bolsillo de su chaqueta – Eso amerita contar un par de sus anécdotas vergonzosas, como la vez que lo engañé para que tratara de ayudar a una anciana a cruzar la calle... y que en verdad era un Mr. Mime.

    La posición defensiva de Serena y de sus Pokémon se desvaneció de inmediato, como si la anécdota del gigante los sacara de su agresiva actitud para escuchar el final de aquella historia.

    - Lo encerró en una caja de pantallas de luz y quedó atrapado por dos horas... en medio de la calle… mientras reíamos – Dijo Bebe intentando retener una carcajada tan ruidosa como la de su compañero al recordar cada momento de aquella graciosa anécdota.

    Y de pronto, una sonrisa iluminó el rostro de la desconfiada chica con la hilaridad de la historia que le ayudó a poner en orden sus recuerdos.

    - ¡Son Surge y Bebe! ¿no es así? – Exclamó Serena después de recordar el nombre de los amigos que Clint les había mencionado anteriormente – Me disculpo enormemente por no haberlos reconocido antes.

    Serena abandonó su posición de combate e hizo inmediatamente una muy cortés reverencia de bienvenida.

    - ¿Lo ves, Bebe? Por eso me encanta venir a Kalos: chicas lindas y de excelentes modales – Dijo Surge para después repetir el gesto de Serena – Me alegra haber llegado a tiempo antes de que Clint comience a arruinarte.

    - ¡Lo único que se ha arruinado aquí es la elegancia de este lugar tan pronto como entraste, Surge! – Exclamó una voz masculina y familiar mientras caminaba por el pasillo para reunirse con el trío que acababa de congeniar tan bien – Tu risa demente puede escucharse hasta Kanto.

    El porte severo de Clint aumentó la tensión del lugar con una mirada seria que incluso a Serena se le hizo intimidante y agresiva hacia alguien que supuestamente era su amigo. Quizá, pensó, sólo cooperaban porque sus objetivos eran similares, y en realidad diferían mucho en sus principios al grado que apenas y se toleraban; ¿una misión que salió mal? ¿ideas contrarias? Tal vez… ¿ambos compartieron un triángulo amoroso?

    ¡Cielos!, pensó Serena. Seguramente ambos estuvieron enamorados de Elesa, y al haberle correspondido solo a uno de ellos, provocó un rencor que sigue hasta entonces.

    Y mientras su mente divagaba entre las fantasías de una chica romántica, ambos varones ahora estaban cara a cara. Sus ojos sin despegarse el uno al otro y su frente fruncida, como dos Houndoom iracundos a punto de luchar hasta la muerte.

    - La simple idea de verte me da náuseas, y quise demorar tanto como fuese posible – Dijo Surge mientras bajaba la mirada y hacía una mueca de disgusto – Pero tuve que venir de todos modos, o esta misión habría fracasado estrepitosamente si no fuese por mi intervención.

    - Cierto – Asintió Clint de forma sarcástica sin abandonar la mirada desafiante del gigante – El baño está hecho un asco y requiere de tus lengüetazos de inmediato.

    Detrás de Clint, Elesa, Ash y el resto de los ahora habitantes de la Torre Maestra – algunos aún con su pijama – se habían reunido para descubrir al responsable de aquella carcajada que los había puesto en alerta, y el cual estaba frente a frente a Clint con una expresión que solo podía significar problemas en la pacífica mañana de otro día agotador.

    Pero de pronto, sonrisas fraternales de dos buenos camaradas reemplazaron lentamente las miradas desafiantes que hasta hace un momento habían aumentado la tensión en todo el lugar.

    - ¡¿Cómo estás, bastardo malnacido?! – Exclamó Clint mientras estrechaba la mano de su hermano de batalla con firmeza y alegría de verlo nuevamente.

    - ¡No tan bien después de ver tu horrenda cara! – Respondió Surge siguiendo con los ya tradicionales insultos que intercambiaban cada vez que se reunía el grupo.

    - A tu mamá no pareció importarle anoche.

    Y con aquel último insulto, los “hombres-niños” procedieron a intercambiar una serie de golpes leves en sus extremidades junto con un despliegue de groserías fraternales de los que sólo verdaderos hermanos de batalla podían compartir. Sin embargo, Serena no pudo evitar sentir cierta decepción al ver acabada una de sus románticas fantasías al que ya hasta le había encontrado un título.

    - ¿La chica más radiante y preciosa de todo el planeta va a quedarse ahí sin darme siquiera un abrazo? – Preguntó Surge hacia Elesa mientras caminaba hacia él para ser recibida por dos brazos enormes de los que, si no fuese por su amistad, seguramente más de uno hubiese rechazado por temor a ser asfixiado.

    - ¡Que gusto verte de nuevo, Surge! – Exclamó Elesa mientras el gigante la rodeaba con ambos brazos, y la soltaba después de un par de segundos – Los esperábamos con ansias.

    Fue entonces que Serena, y posiblemente el resto, pudo formarse una mejor perspectiva del tamaño de aquel gigante. Con sus 1.75, Elesa se encontraba en el envidiable grupo de mujeres considerablemente altas y atractivas que garantizaban provocar cierta inseguridad o completa admiración entre los hombres hacia un rasgo poco común; cosa que probablemente no sucedía con Clint, quien era poco más de cinco centímetros más alto que ella.

    Pero al ver que Elesa apenas y llegaba al pecho de Surge a pesar de estar de pie, el teniente demostraba ser un verdadero monstruo de casi dos metros y medio que bien podría confundirse con un Machoke ultra-desarrollado. Y, analizándolo un poco, bien podría enfrascarse en un combate real contra uno de ellos. Y ganar.

    - ¡Elesa! – Exclamó Bebe mientras abrazaba a su amiga con cariño después de una larga ausencia – No podía esperar el momento en verte de nuevo. Los ronquidos de Surge son una pesadilla ¡Nunca vuelvo a viajar con él!

    Y después de un par de meses, el grupo en el que Clint había entablado estrechos lazos de amistad, al grado de convertirse en hermanos de batalla - e incluso amantes - para su causa, se había reunido nuevamente para una nueva fase de esta guerra que cada día parecía volverse más peligrosa.

    Formando un círculo, cada uno elevó su extremidad izquierda para unirla en un solo brazo que simbolizaba la hermandad y compromiso de cada uno de luchar hombro con hombro hasta el final, en un último intento de impartir justicia y castigo a las personas más desalmadas de toda la tierra.

    - Si el Culto ya nos temía antes, ahora van a orinarse de miedo – Aseguró Surge sin perder la oportunidad de dirigir otra divertida amenaza a los adversarios a los que había prometido derrotar al lado de sus compañeros.

    Después del gesto, Clint y Elesa procedieron a introducirlos con el gentío que esperaba pacientemente mientras contemplaban el inspirador, y ciertamente conmovedor, despliegue de lealtad y compañerismo que tanto era necesario para la situación que enfrentaban.

    - ¡Pero si es el “nene” que me dio una buena lección en nuestra batalla de gimnasio! – Exclamó Surge mientras se acercaba a Ash después de haberlo reconocido de inmediato, a pesar del salto a la pubertad que se notaba en su aspecto – Vaya estirón, chico. Pero bueno, alguna ventaja tenías que sacar de ese monstruo, ¿no crees?

    Ash alzó la mirada, al igual que su compañero amarillo que descansaba en su hombro para ver al gigante que les había hecho pasar un rato muy difícil en su combate de gimnasio, a pesar de haber salir victorioso al final. No obstante, no sabía si hacerle recordar su condición le afectaba más que la complicada batalla de hace ya tanto tiempo.

    - Bueno verte de nuevo, teniente Surge – Se limitó a decir.

    - Sólo Surge, Ash. Desde que me venciste, únicamente dejo que las chicas me llaman así – Aclaró Surge para luego rodear el cuello del entrenador con su enorme brazo, en un intento de alejarlo de oídos indiscretos para lo que iba a preguntar a continuación – Y hablando de chicas… ¿Tú y Serena…?

    Desde aquella “cita” interrumpida por la influencia del parásito en la que conocerían a Clint, Ash no recordaba haberse sentido tan vulnerable ante una pregunta tan personal que lo había tomado por sorpresa. De hecho, en esa ocasión se sentía tan seguro con sus sentimientos, que no le había prestado atención a los nervios y vergüenza tan comunes para alguien de su edad que descubre y siente un afecto especial hacia otra persona.

    Maldita pubertad, se dijo así mismo.

    Con su rostro totalmente ruborizado y sin la capacidad de responder, solo esperaba que alguien lo sacara de aquel predicamento con toda la discreción posible.

    - Bueno, ¿qué les parece si entran de una buena vez para almorzar? – Sugirió Gurkin después de la calurosa bienvenida haca sus nuevos inquilinos.

    Pero antes de un bien merecido almuerzo después de tan largo viaje, y viendo que a pesar de eliminar un poco la tensión que atosigaba el enorme campo de entrenamiento, Surge decidió que era momento de sacar el resto de su arsenal para continuar con la humillación de su mejor amigo. Tal como lo dictaba la tradición

    - Primero lo primero – Dijo con su voz sonora, robando la atención de todos los que ya se dirigían al comedor – ¿Ya les contó Clint la vez que cayó en una madriguera de Skuntanks?

    Un ligero y unísono “¿uh?” pudo escucharse por parte de todos los presentes que detuvieron su andar de inmediato para prestar atención a la historia que Surge estaba a punto de contar; sobre todo al ver que Clint avanzaba a paso apresurado hacia donde su amigo se encontraba, mientras una mirada de pánico se dibujaba en su rostro.

    Pero Surge no iba a tener piedad – Fue vetado de cualquier asentamiento humano. El único lugar en el que podía permanecer era en un desierto deshabitado donde estuvo tres semanas hasta que la peste cedió… aunque la verdad aun dudo que haya funcionado.

    Las risas de los presentes ante una historia en extremo hilarante no se hicieron esperar. Sobre todo, después de días oscuros en los que los momentos divertidos habían sido reemplazados por sentimientos de culpa y frustración que solo aumentaba la tensión de un conflicto sin fin.

    Quién diría que humillar a Clint sería la fórmula perfecta para iniciar nuevamente.

    - Tenías que comenzar con ese, ¿no es así?

    - Es mi deber como tu mejor amigo quitarte un poco ese aire estoico y calculador tan aburrido que te cargas a veces – Admitió Surge con su sonrisa bribona – Además… la tragedia no es excusa para que esto parezca un cementerio. Sobre todo, si los únicos que serán enterrados serán esos miembros del Culto una vez que los encontremos.

    Con las carcajadas del fondo que anunciaban el inicio de otro intercambio de humillantes anécdotas, Clint aceptó el reto – Para poner un poco parejo el asunto, ¿qué tal si les cuentas esa vez que te pidieron esquilar a un Bouffalant macho y creíste que debías ordeñarlo?

    - ¡Hey, hey, hey! – Protestó Surge sin abandonar su sonrisa – ¡Eso fue bajo!

    - Dime, ¿Aún tienes esa marca de pezuña en tu trasero?

    Korrina fue la primera en caer al suelo, víctima de una risa incontrolable que le hizo perder el equilibrio y la fuerza que sostenía sus piernas. Bonnie fue la siguiente y después incluso los Pokémon cedieron ante el poder cómico de las anécdotas vergonzosas de ambos amigos. Valerie, por otro lado, mantenía su risa en una forma más discreta que demostraba ser un ejemplo a seguir de cordura y auto-control que no se dejaba vencer a pesar de la contagiosa risa que invadía el lugar. Aunque por dentro, podía compartir la misma diversión que el resto.

    Decidiendo que ya habían tenido suficiente, sobre todo con el hambre siendo reemplazada por la dolorosa contracción de los músculos del abdomen por tanta risa, Gurkin condujo a todos al salón principal de reuniones donde podrían seguir con las carcajadas al menos en un lugar más cómodo. Surge, en su afán por llevar la diversión a otro nivel, cargó con una de las cajas que traía consigo y del que después se darían cuenta que contenía latas de cerveza de Unova: la bebida favorita que él, Clint, Elesa y Bebe que compartían en cada una de sus reuniones.

    Por supuesto que negaron la bebida a los menores de edad, a pesar de los intentos fallidos de Korrina y Ash por obtener una y demostrar así su madurez. A partir de ahí, nadie estuvo ausente de ser el blanco de historias humillantes y graciosas, como la del cómo Gurkin obtuvo su enorme ceja por culpa de una apuesta que aún no saldaba; o incluso aquella donde Bebe estuvo a punto de hacer al mundo un lugar más feliz después de que su IA para drones vigilantes fallara, y sólo se limitaran a grabar a las coordinadoras Pokémon en los vestidores.

    Y a pesar de que más de tres horas habían pasado desde el comienzo de su reunión, las historias estaban lejos de terminar.

    - ¡La vez!... ¡La-La vez…! – Comenzó Elesa dirigiéndose hacia Clint y Surge mientras intentaba articular las palabras que no podían salir de su boca por tanta risa – ¡Después de ir al concierto que nos invitó Roxie y ustedes bebieron del “jugo Croagunk” que confundieron con ponche de frutas!

    - Oh, cielos… – Suspiró Clint ante uno de los episodios más embarazosos de su vida, mientras los presentes esperaban ansiosos otro gracioso embiste contra la actitud y porte del impávido mentor – No recordamos nada, pero fuentes cercanas dicen que cantamos y bailamos “Look Look☆Here” en el escenario una vez que el grupo se fue…

    - Lo hicieron tan espantosamente desafinado y desincronizado, que hubiesen muerto de risa después de haberlos visto.

    Al ser un video relativamente popular entre la población infantil, Serena estaba familiarizada con el baile que mencionaban. Lo que no podía terminar de imaginarse sin que la risa la invadiera nuevamente, era imaginar a Clint y Surge: dos sujetos que se jactaban de ser varoniles y con personalidad cool, flexionando ambas extremidades y dando brinquitos de un lado a otro mientras imitaban a un Pokémon que para nada reflejaba su carácter.

    - ¡¿Hay video de eso?! – Preguntó Serena de inmediato, a lo que Bebe respondió alzando su mano mientras daba un sorbo a su bebida.

    - Tenemos un trato – Interrumpió Surge – nosotros no la torturamos con cosquillas y ella no revela ese video.

    Y en medio de anécdotas divertidas, muestras de sincera fraternidad y latas vacías que comenzaban a amontonarse en la esquina del salón, Serena, Ash y el resto pudieron olvidar al menos por hoy la cruzada emprendida hace días y que cuyas desastrosas consecuencias los habían marcado para siempre. Y como bono extra, los lazos de amistad que ya habían formado con Clint y su grupo ahora se encontraban mucho más estrechos, al grado de considerarse personas dignas de su confianza y del que estaban deseosas de luchar a su lado. Sin embargo… aún existía un minúsculo desconcierto entre toda esa charla que poco les ayudaba para construir la imagen completa de Clint; pues no escuchar alguna pieza que revelara más de su pasado, al menos alguna que no fuese relativamente reciente, resultaba hasta cierto punto decepcionante.

    - Cielos… ya pasan de las cuatro – Declaró Elesa mientras revisaba la hora con su reloj de mano – Hemos invertido la mitad del día con estas anécdotas.

    - Un tiempo muy bien invertido, si me lo preguntan – Aseguró Clemont, aportando por fin algo a la conversación que no fueran sus constantes protestas cada vez que su hermanita mencionara alguno de los cientos de inventos que siempre explotaban.

    Clint asintió con seguridad y retomando un poco de su seriedad al considerar que ya habían fraternizado lo suficiente – Estoy de acuerdo, pero creo que es hora de retomar lo que se ha quedado pendiente – Dijo mientras se levantaba de su lugar – El entrenamiento es vital para nuestra victoria.

    - Bueno, por algo es que estamos aquí – Asintió Surge para luego seguir con la seriedad que Clint ya había tomado para continuar con la conversación – Además, necesitarás de toda la ayuda posible si vas a intentar entrenar a Angron nuevamente.

    - ¿Angron? – Repitió Ash, preguntándose al mismo tiempo qué clase de Pokémon estaban hablando. Uno que parecía representar cierta amenaza como para cambiar el buen humor de Surge y borrar la sonrisa que Elesa irradiaba hasta el momento en que ese nombre había escapado de la boca del líder de gimnasio.

    - Ya lo conocerán.

    Clint hubiese preferido no mencionar ese nombre todavía, pero la poca sutileza de su amigo a veces resultaba excelente para ir directamente al grano con un asunto de vital importancia que debía tratar, aún y si no estuviese seguro de ello. Y es que, tener que recurrir a un recurso tan volátil y salvaje, sólo podía significar que todo por lo que había trabajado por tanto tiempo podría irse al demonio si no aprendía a controlarlo. Al menos, pensó, ahora eran más personas en caso de que Angron volviera a darle problemas.

    - Bien, pues entonces…

    Pero de pronto, el sonido de su comunicador en su bolsillo le quitó las palabras de la boca. Clint tomó el dispositivo para leer el nombre de aquel contacto cuya total gratitud y cariño no podía hacer esperar. Se disculpó con sus compañeros y se dirigió a uno de los solitarios pasillos donde su conversación no sería interrumpida o escuchada por oídos indiscretos. Al menos no ahora hasta que él considerara contárselos personalmente.

    El resto, aprovechando que nuevamente podían retomar la divertida conversación de hasta hace un momento, prosiguieron sin prestarle mucha atención. Con excepción de Elesa, a quien le costaba trabajo estar en la plática y vigilar el cambio en las expresiones faciales de Clint.

    - ¿Bueno? – Contestó Clint.

    Pero después de un par de segundos, la expresión de su rostro que se había tornado en una mezcla de diversión y firmeza ante una nueva etapa de su cruzada, ahora se tornaba completamente de angustia con la noticia que temía escuchar desde hace un par de años cuando la salud de su mentor comenzó a deteriorase.

    Elesa, viendo que Clint se derrumbaba poco a poco después de la llamada telefónica, decidió reunirse con él bajo la mirada de sus compañeros que aún se enfrascaban en las anécdotas de Surge. Y en el solitario pasillo donde un agobiado y decaído joven terminaba de recibir el mensaje urgente y desolador de su mentora, al menos su ángel estaba ahí para reconfortarlo.

    - ¿Clint?

    Clint, aún con la mirada cabizbaja, colgó el comunicador – Era… Matilda – Dijo – Quieren verme en persona lo más pronto posible.

    Elesa cubrió su boca con ambas manos mientras sus grandes ojos azules parecían salirse de sus órbitas, presa del temor de creer que una grave tragedia había ocurrido – ¡¿Eldwin?!

    - Recayó nuevamente – Aclaró, antes de que la angustia también se apoderara de ella – Pero… no es solo eso por lo que quieren que vaya de inmediato.

    - ¿Quieres que te acompañe? – Preguntó mientras sostenía su mano con dulzura, en un gesto que denotaba su total empatía ante el riesgo de Clint de perder a las dos personas que tenía en tanta estima, al grado de considerarlos sus padres.

    - No tardaré… espero – Dijo – Además, es vital que los chicos continúen con su entrenamiento.

    Elesa asintió – Yo les explicaré. No pierdas más tiempo.

    Y después de acariciar la mejilla de su mayor tesoro en gesto de agradecimiento, Clint se dirigió a las afueras del salón principal sin decir más. Antes de liberar a Sevatar, tomó su chaqueta y otro par de artículos que posiblemente necesitaría para el largo viaje que le esperaba. Dio, además, un par de instrucciones a sus Pokémon que dejaría en el cuartel como medida de seguridad en caso de una emergencia.

    El resto de los inquilinos de la Torre Maestra, extrañados de la súbita desaparición de Clint del salón y que en esos momentos subía en el lomo de su fiel compañero, solo alcanzaron a verlo emprender el vuelo sin poder siquiera despedirse o tener la más mínima idea del por qué se retiraba tan repentinamente.

    - ¿A dónde va? – Preguntó Serena, extrañada que algo hubiese hecho reaccionar así a Clint sin siquiera darles una rápida explicación.

    - A ver a Matilda y Eldwin: sus mentores que viven en Johto – Respondió Elesa, confirmando la hipótesis que Surge y Bebe se habían formulado respecto a la desaparición de Clint – Los primeros que le ofrecieron su ayuda y conocimiento después del episodio más oscuro de su vida, y cuyas enseñanzas ahora las transmite a ustedes.

    - ¿Pasó algo malo? – Preguntó Ash, pensando que había pocas razones para que Clint partiera de pronto sin siquiera dar una explicación antes.

    Pero Elesa no quería contestar, al menos no por ahora. Con la súbita partida de Clint en medio de un misterio que aparentemente tampoco él estaba del todo enterado, solo le quedaba esperar por su regreso junto con una muy buena explicación de lo que Matilda y Eldwin urgentemente querían contarle.

    Y en la silueta de Sevatar desapareciendo en el horizonte de otro sol ocultándose, Clint partía hacia una nueva revelación que expandiría su visión de lo que ya de por sí era una muy difícil guerra contra algo que aún no podían comprender.


    . . . .


    - Y bien… ¿entramos ahora?

    La voz de James destacó sobre las enormes rocas sueltas que servían como amortiguadores ante las impávidas olas que ocasionalmente azotaban ciudad Shalure. Un escondite del que nunca estuvieron de acuerdo con ocupar mientras proseguían con su eterna misión de capturar al pequeño Pikachu del “bobo”, a pesar de las amenazas recibidas por parte del sujeto más intimidante, sensato y de buen gusto que jamás hubiesen conocido - la parte del “buen gusto” agregada por Jessie, por supuesto -.

    Pero no era que tuviesen otra opción. Después de una lección aprendida por las malas al tratar de burlar la seguridad que ahora protegía la fortaleza, el trío había agotado todos sus recursos y planes para tan siquiera acercarse a quinientos metros de la construcción. ¿Infiltración por aire? Un Aerodactyl desgarró su globo sin dificultad ¿Magikarp-submarino? Jamás hubiesen pensado que un Azurril doblaría el casco con sus orejas como si se tratara de papel aluminio ¿Excavar? Incluso ellos lo consideraban demasiado estúpido como para tomarlo en serio.

    Y así, el único plan que pudieron ejecutar fue el del nada peligroso, pero tampoco efectivo, método de espiar desde la costa con sus binoculares.

    - ¿Con todos esos líderes del gimnasio ahí reunidos? – Refunfuñó Meowth ante una locura del que no estaba dispuesto a participar – ¿Estás demente?

    Jessie asintió para luego dirigirle una mirada reprobatoria a sus dos compañeros – Al lado de ese sujeto, el resto no parece tan peligroso… lo que no es decir mucho.

    - Tengo una mejor idea… – Sugirió James después de pensar en la más sensata forma de resolver el dilema que los agobiaba desde hacía días – huyamos de aquí valerosamente y sigamos el consejo que ese sujeto nos dio cuando nos capturó.

    - Apoyo la noción – Exclamaron Jessie y Meowth al unísono y con su brazo derecho levantado, poniendo así fin a la discusión y emprendiendo la retirada para su siguiente malévolo e indudablemente efectivo plan.

    De todos modos, ¿Qué harían una vez entrando a la fortaleza? ¿Ser recibidos por las enormes mandíbulas del Tyrantrum que los sacudía como simples sacos de arroz colgados de un árbol? No, no y no.

    - Tanto tiempo aquí sólo hizo que me rugiera la tripa – Exclamó James mientras un sonoro rugido proveniente de su estómago le recordara la precaria situación en la que se encontraban por la falta de alimento.

    - ¡Y agotamos nuestros últimos ahorros en nuestro intento por entrar a la Torre Maestra! – Chilló Meowth llevándose sus patas al estómago en un inútil intento de calmar el hambre

    Pero una vez abandonado su escondite, y mientras caminaban encorvados por la falta de alimento hacia el camino principal, una misteriosa figura encapotada y sujetando una canasta, interceptó al hambriento trío.

    - ¿Quién eres? – Preguntó Jessie con tono amenazador mientras ella

    - Adelante, tómenla. Es comida – Dijo con una dulce voz femenina y extrañamente familiar cuyo tono parecía transmitir absoluta confianza.

    Jessie tomó la canasta que abrió inmediatamente. Sus ojos, al igual que los de sus compañeros, brillaron con una intensidad cegadora al conocer la dicha de ver un banquete digno de un miembro de la realeza y que ahora procedían a devorar como Emboars salvajes, arrancando enormes pedazos de comida y que cuyas sobras o migajas salían disparadas hacia todos lados.

    - Jessilee… – Dijo nuevamente la misteriosa chica al dirigirse a la glotona usando uno de los tantos nombres artísticos que Jessie usaba para pasar desapercibida.

    Y a pesar de la capucha que cubría su rostro, Jessie por fin pudo reconocer la identidad de su salvadora. Una chica a la que a deseaba quitarle su corona hasta hace poco tiempo al considerar sus habilidades inferiores y demasiado cursis como artista Pokémon. No obstante, aún le guardaba profundo respeto, tanto por su desenvolvimiento en los escenarios como el ángel de la guarda que los había alimentado cuando más lo necesitaban. Y es por eso que ahora se preguntaba seriamente qué hacía ahí, y el porqué de su aparentemente desinteresado acto de compasión.

    - ¿Cómo supiste que...?

    - Necesito de tu ayuda.


    TO BE CONTINUED…
     
    Última edición: 16 Noviembre 2016
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  10.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    capitulo tranquilo, más bien de transición... no hay mucho que comentar, pero se agrádese para dar un respiro a tanta sorpresa.

    a Surge solo le basto un momento para ser mejor maestro que clint XD... (o más bien para recalcarnos un punto débil? )


    por otro lado me rei un buen con las viejas anécdotas....

    -_- valla justos tiene este surge....


    en fin... al parecer clint estará ausente una temporada... esperemos que no quede algún cagaso estando el ausente... (no debería haber dicho eso... cierto?)



    O bueno... al parecer esos tres siempre estuvieron mas cerca de lo que pensé.


    esperemos que aria sepa lo que está haciendo,

    O_o digo pedirle ayuda a esos tres es como jugar con nitroglicerina....

    en fin! nos vemos hasta tu siguiente publicacion!

    saludos!

    p.d:
    O_o parese que dejaste esto incompleto...
     
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  11.  
    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Misterio/Suspenso
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    Cierto, pero eso cambiará en este capítulo.
    Y ese punto débil que mencionas no fue intencional, por eso creo que salió tan natural y adecuado para el personaje, que ya debe quedarse así.



    Si, pero me dio flojera completarlo XD



    CAPÍTULO 27. El legado de los Vigías.

    Normalmente, la vida de un vigía no constituía más que la de una senda solitaria y vacía. Un camino que no permitía distracciones en la importante labor de estudiar a los entes extraños que no pertenecían a este mundo, o a cualquier otro.

    Años de preparación que comenzaba desde una tierna infancia, parecía acabar con cualquier posibilidad de construir un destino que no fuese el de mantener la mente abierta para detectar la más mínima señal de los enemigos externos, que siglos de exhaustivo trabajo habían catalogado en la forma más detalla posible.

    Y así, cada arruga y malestar físico de su cuerpo se convierte al final en un duro recuerdo que debe ser transmitido a la siguiente generación. Y conforme la vida se escapaba, arrebatando la vitalidad y belleza del heredero como la luz del crepúsculo de un rojo atardecer ante la inevitable oscuridad que proseguía las últimas horas de la noche, el único consuelo que le queda al iniciado es que su sacrificio aseguraría el bienestar de billones de vidas que ni siquiera tenían noción de los peligros que los rodeaban.

    Pero este no fue el caso de Matilda.

    En esta vida pre-construida donde no parecía albergar más sorpresas para el iniciado - salvo la aparición de nuevos registros que debían ser estudiados - ella había demostrado que, aun y con su pesada carga, podía formar vínculos tan estrechos y afectuosos con otra persona a quien había llamar su “amado”. E incluso - y a pesar de su desafortunada condición fisiológica que le había impedido llevar a un heredero en su vientre - descubrir sus instintos maternales en una edad tardía al haber recibido en su hogar al protegido que ahora daba la bienvenida con una mezcla de regocijo y consuelo después de meses de no sentir su calidez en sus brazos, junto con una sombría pesadumbre por las verdaderas razones de haberlo hecho viajar tan lejos.

    - Mati – Susurró Clint mientras rodeaba con sus brazos a la persona que consideraba su madre adoptiva. Una prueba de que los vínculos de sangre resultaban ser irrelevantes cuando se conocía a personas tan maravillosas como los que él tuvo la fortuna de encontrar después del evento que moldearía su futuro.

    Cualquiera que no conociese la relación entre ella y Clint, bien podría confundirla con aquella de una abuela y su nieto debido al aspecto físico y avanzado que, asombrosamente, no parecía haber hecho estragos en la postura o figura delgada de la anciana. Y si bien otros signos de la edad como el uso de prendas gruesas para protegerse del frío a pesar del agradable clima en esa época, podría decirse que aún conservaba cierto atractivo como el que alguna vez poseyó, pero pocas veces gozó en su juventud. Además de su cabello plateado y muy bien estilizado – cortesía del estilista personal de Elesa –.

    Y tal como sucedía con sus habilidades excepcionales, la vejez de Matilda se manifestaba como un bello y conmovedor crepúsculo que parecía no querer ocultarse pronto; sobre todo en su mirada, último vestigio de lo que alguna vez había sido una bella fiera comprometida con su deber, y que aún emanaba una luz con la suficiente intensidad como para intimidar a cualquier persona que cometiese el error de subestimar su edad.

    - Gracias por venir, pequeño – Contestó Matilda con su tono suave y maternal que sólo reservaba para él – Siento mucho tener que interrumpir tu misión.

    Pero Clint sacudió la cabeza – A menos que mis manos aprieten los cuellos de los líderes de este Culto, siempre tendré tiempo para venir aquí y ayudarlos en lo que pueda.

    Matilda sonrió y lo invitó a pasar a la grande, pero aun así relativamente modesta residencia de estilo victoriano que había sido hogar de su familia desde hacía siglos. Una morada construida en las afueras de ciudad Ecruteak no por la discreción que era esencial para su misión, sino por las protestas de los habitantes de la ciudad tradicional que no estaban dispuestos a que un “feo edificio extranjero” rompiera con la arquitectura icónica del lugar. Una exigencia que el tatarabuelo de Matilda obedeció sin prestarle la menor atención, pues la intención de migrar desde Kalos hasta la región de Johto, era la de tratar de reconstruir los lazos con el ave legendaria que era venerada como una deidad solar en la histórica ciudad, y de la que nunca más se volvió a saber después de aquel fatídico accidente donde rompería cualquier contacto con las personas, llevándose consigo el espectáculo de colores que de vez en cuando, señalaba a los dignos de portar su poder.

    - Por lo que escuché en tu último mensaje, Cassandra te ha sido de gran utilidad. – Dijo la anciana para inmediatamente callar cualquier intento de agradecimiento por parte de Clint – Y no, no intentes agradecérmelo nuevamente. Siempre puedes contar con mi apoyo.

    Clint respondió con una sonrisa al escuchar la ya esperada y rápida respuesta que Matilda, en su modesta y hasta cierto punto fría actitud ante cualquier intento de gratitud. Uno de los tantos hábitos inculcados en ella desde niña como parte de un legado donde velar por el interés común, era un deber que todos los herederos debían de poseer sin esperar algún acto de reciprocidad por sus actos.

    - ¿Cómo está él? – Preguntó Clint en un tono bajo de voz mientras ambos llegaban hasta la puerta que los separaba de la habitación del paciente quien, como esperaba, demostraría su inagotable vitalidad y su falta de tacto aun después de burlar a la muerte.

    Pero Clint recibiría su respuesta junto con una fuerte sacudida en su pesar cuando la voz grave y rasposa de un hombre mayor, resonó hasta en las esquinas más recónditas de la enorme morada - ¡MÁS TE VALE QUE NO DEJES ENTRAR A ESE TONTO SI NO DEJA ESA EXPRESIÓN DE DUELO QUE TANTO ME ENFERMA! –

    Clint y Matilda voltearon hacia la dirección de donde aquel reproche había sido vociferado por el obstinado y mal humorado paciente.

    - Así de mal, ¿eh? – Descifró Clint mientras sacudía su cabeza con desaprobación.

    - Tú lo conoces – Añadió Matilda con una leve sonrisa para luego acariciar su mejilla – Entra, tienen mucho de qué hablar.

    Clint dio un paso adelante y se dirigió a las puertas del dormitorio donde el insistente anciano lo esperaba. Pasó la palma de su mano sobre su rostro, tratando de cambiar la expresión doliente que se había esbozado desde su partida. Giró la perilla de la puerta y, después del característico rechinido provocado por la falta de lubricación de las bisagras en una casa tan antigua como esa, Clint se encontró frente a frente con su mentor: el hombre que lo había recogido de la oscuridad en que se encontraba después de perder lo poco que poseía, y cuyas enseñanzas le habían no sólo dado un propósito, sino también dado la oportunidad de conocer a tantas personas por las que lo daría todo.

    Y en medio de la habitación rodeada por enormes estantes de libros mucho más viejos que la morada, los ojos oscuros del anciano Eldwin recibían con desdén a su protegido, a pesar de que este hacía su mayor esfuerzo por cumplir el capricho del delgado y aparentemente frágil mentor; su aspecto incluso más desgastado que el de su esposa, a pesar de que ambos tenían la misma edad. No obstante, y como último vestigio de su bohemia juventud, sus ojos poseían la fiereza y tenacidad que habían conquistado a una fiera indiferente y entregada a su deber como lo fue Matilda.

    - Te dije que no entraras si tenías esa cara de idiota – Gruñó Eldwin. Sus numerosas arrugas en la frente y los pómulos incluso más marcados de lo normal.

    - También me alegro de verte, Eldwin – Respondió Clint con paciencia – Sobre todo, tu forma tan sutil de recibirme.

    - Oh, ¿el nene esperaba un cálido recibimiento cuando ve y trata a su mentor como a un hombre medio muerto? – Burló Eldwin con un sarcasmo mucho más ácido que el que su protegido acostumbraba a usar para situaciones tensas o sociales donde requería de un toque menos sutil para congeniar.

    Pero Clint conocía a su mentor, y no participaría en su intento de minimizar su grave condición de salud para evitar molestias – Decaíste nuevamente, Eldwin. Eso te debería haber convencido de ser más sensato.

    - ¿Para que actúe de acuerdo a mi edad? ¡Bah! – Protestó el anciano nuevamente mientras extendía su brazo derecho y lo llevaba hacia atrás – Aún tengo energía para aguantar toda una noche entre los muslos de una hermosa mujer, ¿sabes?

    En muchos aspectos, Eldwin le hacía recordar mucho a Surge. Después de todo, ambos disfrutaban del fraternal intercambio de insultos y humillaciones entre camaradas, sobre todo de aquellas situaciones vergonzosas o demasiado personales que siempre lograban al menos hacer que se ruborizara de vergüenza. No obstante, Surge sabía detenerse, o incluso burlarse de él mismo para emparejar el status quo si las cosas llegaban demasiado lejos. Pero en Eldwin no existía un “switch” o filtro que le indicara cuando sus bromas pasaban a la categoría del pésimo gusto y la depravación. Y eso le había acarreado conflictos pasados que incluso llegaron a golpes.

    - Vamos, no empieces.

    Aquella reacción fue la chispa que Eldwin necesitaba para sacarlo de sus casillas. No importaba lo mucho que Clint lo conociera, siempre existía un punto débil que podía explotar, y si este involucraba a su “ángel”, el viejo mentor tenía a su disposición un inmenso arsenal que estaba dispuesto a utilizar sin medir las consecuencias. Todo en su intento por no hacer de su condición médica, un drama al que le repugnaba la idea de ser el protagonista.

    - Oh, sí. Como tu querida Elesa ¡Qué chica! – Exclamó mientras dibujaba círculos con sus caderas hacia delante y hacia atrás. Sus brazos extendidos y las palmas abiertas como si sujetara a alguien a quien llevaba a su pecho al ritmo del movimiento de sus caderas – A veces, cuando Matilda y yo estamos en lo nuestro, imagino que estoy gozando de esas largas y sensuales piernas mientras tomo ese firme y tierno trasero que se ajusta perfectamente en mis manos y…

    - ¡HEY! – Protestó Clint alzando la voz, harto de tener que escuchar otra de las irreverencias de su mentor que una vez más lograba enfurecerlo – ¡Matilda está detrás de la puerta, idiota!

    - ¡Bah! – Protestó Eldwin nuevamente – Hemos fingido estar con otras personas en los últimos veinte años. Quizá algún día mencione tu nombre… el verdadero. No aquel que tomaste de ese saco de pulgas con quien no planeo reunirme pronto.

    - ¡HEY! – Gritó nuevamente mientras señalaba a su mentor con su dedo índice en señal de advertencia, pero haciendo un esfuerzo titánico para no sentirse ofendido por el acto de honor a un amigo caído – Yo adoraba a ese Pokémon.

    Las últimas palabras de Clint poseían una mezcla de nostalgia y afecto al recordar al noble y poderoso can atigrado que lo había acompañado hasta los últimos días de su existencia. Fue entonces que Eldwin decidió que su detestable sentido del humor podía ser dejado atrás para hablar de la seria situación en la que se encontraban. No sin antes hacer un pequeño homenaje a su hermano de batalla.

    - Oh, si… un amigo como los que ahora quedan muy pocos – Dijo Eldwin mientras extendía su brazo para tomar la fotografía de su más leal compañero de batalla que había partido desde hacía tiempo – Y la dura realidad que enfrentamos los que vamos de salida, es la incertidumbre que surge al reflexionar si nuestra existencia valió la pena. Si fuimos capaces de mejorar un poco este mundo…

    Eldwin regresó la vieja fotografía enmarcada de él y el enorme Arcanine en sus días de juventud, al pequeño tocador donde numerosos recuerdos congelados constituían un viaje en el tiempo de la excitante vida de los viejos Vigías. Incluido, por supuesto, el de aquel día donde tomarían a Clint bajo su protección y tutela.

    - Te veo a ti y yo tengo la esperanza de que así fue – Concluyó con una sonrisa fraternal que sólo reservaba para aquellos que se ganaban su respeto y confianza.

    Clint dio un leve suspiro de alivio para luego acercarse a la cama del paciente y estrechar su mano con firmeza.

    - Querían decirme algo – Dijo, decidiendo ir al grano antes de que su mentor se hastiara de lo que calificaba como una burda cursilería, y regresara a su humor ácido.

    Eldwin asintió, recargando su espalda en la cabecera de su cama – Esperábamos que ya estuvieses en los pasos finales de tu misión personal para tomar la antorcha, pero… existe una posibilidad que tu cruzada y lo que te voy a decir, estén relacionados de alguna manera. – Dijo mientras abría el cajón de su tocador para sacar un viejo libro de pasta negra con numerosas tiras de papel que separaban las secciones que necesitaban revisar – Algo que incluso desvió nuestra investigación de los fenómenos que me reportaste de la región Alola –

    Con el simple vistazo a la pasta negra de aquel libro, Clint pudo darse cuenta que estaba a punto de recibir conocimiento al que supuestamente le estaba estrictamente prohibido saber hasta que estuviese listo para tomar el lugar de sus mentores. No pudo evitar sentir un ligero escalofrío mezclado con la emoción de ser uno de los pocos privilegiados en todo el planeta que obtendrían acceso a un saber tan vasto... como potencialmente peligroso.

    Nervioso, abrió el libro en la primera página marcada con la tira de papel. Como era de esperarse, las hojas poseían la característica coloración ámbar que los textos impresos de hacía siglos adquirían por las inclementes condiciones del clima. Inmediatamente, anotó en su agenda mental pedirle a Bebe digitalizar el contenido lo más pronto posible para un mejor y más cuidadoso análisis de todo el texto.

    Pero fue el primer título que captó toda su atención, lo que en verdad lo dejó perplejo: bajo aquella palabra, una ilustración de lo que parecía ser un guante color dorado abarcaba más de la mitad de toda la hoja. Numerosas notas, diagramas y otros dibujos señalaban características y descripciones de tan extraño artilugio del que Clint se preguntaba seriamente qué secretos y poderes podría representar. Y, para aumentar el misterio, al dar la vuelta a la página de encontraría con la ilustración de seis piedras de distintos colores, cada una con decenas de las mismas descripciones que el guante dorado de la página anterior.

    Intrigado por la información que difícilmente podía descifrar, se limitó a leer nuevamente el título del objeto que había marcado su iniciación como Vigía - ¿” Infinito”?

    Fue entonces cuando pudo comprender un poco mejor del legado milenario olvidado por el resto del mundo que Matilda y Eldwin habían honrado durante sus vidas, y que ahora parecía tocarle a él. Recordó entonces las veces en que ambos le habían contado de la importancia de su labor y las innumerables amenazas que habrían sido pasadas por alto si no hubiese sido por su ancestral tarea.

    - Nadie desea escuchar los horrores que se esconden más allá de lo que podemos comprender. – Susurró Eldwin con un semblante serio, interrumpiendo los pensamientos de su estudiante – Hasta ahora nos hemos limitado a buscar y catalogar aquellas posibles amenazas en uno de los libros que sostienes.

    - ¿Todos estos son peligrosos? – Preguntó Clint con curiosidad mientras daba la vuelta a las páginas siguientes. Esta vez, con la ilustración de un triángulo equilátero color dorado y formado por otros tres, junto con uno vacío e invertido, producto de la unión de los otros tres.

    - Aunque hay algunos aparentemente benévolos… – Respondió Eldwin mientras echaba un rápido vistazo a la página donde se encontraba Clint y recitaba en su mente el nombre designado a aquella fuente de poder: “Trifuerza”. Irónicamente, uno de los poderes más cercanos a su mundo por alguna extraña razón.

    - Otros cuya naturaleza no puede definirse bajo nuestros limitados conceptos del bien y el mal… - Continuó mientras Clint daba vuelta a la siguiente página para encontrarse con dos grandes cuerpos esféricos y resplandecientes que se asemejaban a un sol azul y rojo respectivamente. Un concepto sumamente extraño, y cuyo simple título de “Fuerza” hacía poco para poder desentrañar el misterio. Tendría mucho trabajo por delante si quería descifrar las inscripciones de cada uno, además de las ilustraciones que mostraban a personas haciendo toda clase de pericias y acrobacias imposibles con lo que parecía ser un sable luminoso.

    - Y algunos potencialmente malignos para este mundo... o cualquier otro.

    Clint se detuvo en el siguiente capítulo; el más bizarro y retorcido hasta ahora. A diferencia del resto, las ilustraciones parecían describir aquellas de grotescas y prominentes quimeras que aparentemente habitaban un lugar tan siniestro y poco pronunciable como el nombre designado a cada deidad oscura. “R´lyeh”, trató de decir sin éxito.

    - ¿Alguno de ellos ya llegó aquí? – Preguntó, dándose por vencido con la pronunciación y prefiriendo mejor el hacerse una idea de lo que se estaba enfrentando. Pues lo que había visto hasta ahora simplemente abrumaba su limitada visión de los horrores más allá de su mundo.

    - ¿Recuerdas la historia que te contamos acerca de la única ocasión en la que uno de ellos invadió aquí? – Preguntó Eldwin – Un evento tan devastador que fue borrado de los registros de nuestra historia, pues era grande el temor de que el simple recuerdo convertiría este mundo en un lugar de miedo y superstición para siempre.

    - Eldwin, mejor ve al grano y dime de qué se trata – Suplicó Clint – Pues no temo admitir que esto fue suficiente para hacerme sentir aterrado.

    Eldwin asintió. Incluso para alguien con su fortaleza, tener conocimiento de las amenazas que se escondían más allá de su limitada visión, podían volver paranoico y loco a cualquiera. Y le dolía saber que las noticias solo iban a ponerse peor conforme los secretos del libro eran pasados a la siguiente generación.

    - Hace un par de días Olympia, la “astroloca”, interceptó en su mapa cósmico una fuerza tan agresiva y poderosa que casi destruye su mente. – Dijo – Después de recuperar la cordura, contactó de inmediato a Matilda para contarle lo sucedido, junto la única palabra que pudo distinguir de todo ese infierno que experimentó.

    Eldwin señaló la penúltima tira de papel que Clint aún debía revisar. Curiosamente, y a pesar de que el anciano había mostrado una aparente resistencia a la artritis al pasar a la senectud, un ligero temblor en sus dedos señalaba el potencial peligro que podían enfrentar. Clint, ahora en alerta por la actitud de Eldwin, abrió la página indicada, pero lo que vio solo lo dejó incrédulo y escéptico de lo que preocupaba tanto a su mentor. A diferencia de las numerosas notas y diagramas de capítulos anteriores, en esta sólo existía un vago título y lo que parecían ser ocho flechas arregladas en un patrón radial, como si cada una emergiera desde el centro.

    Ese único símbolo provocó en Clint una espeluznante sensación familiar, a pesar de que podía jurar que jamás había visto u oído hablar de tal extraña “estrella”. De inmediato, analizó la coloración del papel para evaluar rápidamente si la falta de información se debía a que se trataba de un registro reciente, pero al ver que también poseía las características del resto de los capítulos anteriores, se vio obligado a descartar esa idea.

    - “La Disformidad” – Leyó en voz alta, incapaz de materializar en su mente algún concepto que le diera rostro o forma a esa palabra. Luego, echó un vistazo a un nombre escrito en la flecha del lado derecho y que no había prestado atención antes a pesar de que, además del título, era el único texto en todo el capítulo: “El Príncipe Oscuro”, un nombre que, analizándolo detenidamente y comparado con la caligrafía de otros textos, parecía ser lo único recientemente añadido en todo el libro – ¿Por qué no hay casi nada escrito aquí?

    - Salvo aquel nombre que lees bajo esa cruz, no es un nuevo registro. Simplemente… por siglos no se volvió a saber nada de ese posible invasor hasta antier – Respondió Eldwin – No sabemos mucho, pero… podemos confirmar que es algo tan extremadamente agresivo y poderoso, que ya nos ha puesto en alerta máxima.

    - ¿Qué tan grave? – Preguntó sin más preámbulos.

    - Tan grave como para que la Comunión de Psíquicos llamara a Matilda para una reunión de emergencia – Respondió Eldwin con una seriedad muy poco usual en su desvergonzada actitud – Y sabes que, si ese montón de petulantes decidieron mover su perezoso trasero por primera vez en años a pesar de las innumerables crisis con Pokémon legendarios que se han suscitado en la última década, es porque algo grande está a punto de suceder.

    Creyendo que ya nada podía agravar el incierto y peligroso panorama que se mostraba ante ellos, Clint se estremeció por completo con la simple mención de la poderosa – aunque apática – organización de individuos con habilidades psíquicas. Todos ellos grandes entrenadores, líderes de gimnasio e incluso miembros del Alto Mando cuyas únicas funciones se habían limitado al fortalecimiento de enlaces mentales para mejorar las relaciones entre Pokémon y seres humanos.

    - Por fin admitirán a Matilda a la Comunión – Manifestó Clint con cierto recelo ante una noticia que, en otras circunstancias, habría sido de júbilo para ellos tres. Varias veces comentaron el cómo contar con los recursos de la Comunión extendería la labor de búsqueda y vigilancia de un casi olvidado legado a punto de desaparecer, pero el hecho de que habían accedido a su nombramiento por las peligrosas circunstancias que ahora enfrentaban y no por la importancia de su misión, en cierto modo demeritaba años de esfuerzo para ser escuchados.

    - Habrá una reunión telepática de la Comunión en dos días, y Matilda te llevará como su invitado – Indicó Eldwin – Y si te preguntas por qué la convocaron después de haber rechazado nuestros intentos por formar una alianza con ellos… quizá esto te ayude a comprender mejor.

    Escondido debajo de su almohada, un libro con aspecto tan antiguo como el anterior y forrado en piel teñida de rojo carmín, le fue entregado por Eldwin. Lo primero que pudo destacar fue la escena bélica de lo que parecía ser una reproducción registrada originalmente en piedra de algún templo. Era, posiblemente, el registro más viejo de todo el archivo que poseían, y las numerosas figuras humanas dibujadas con un estilo por demás arcaico respaldaban sus suposiciones. Pero lo que más le llamaba la atención no eran solo las otras figuras que acompañaban a aquellas personas y que se asemejaban al ave arco iris que ciudad Ecruteak veneraba, el poderoso señor dragón y viajero de los cielos, o incluso aquel Pokémon divino que las leyendas de Sinnoh llamaban el “Creador del Universo”; no, lo que le intrigaba por su constante aparición en toda la escena bélica y representada dentro de nubecillas que salían de la boca de las figuras humanas, eran los jeroglíficos que nunca había visto jamás, a pesar de que en sus viajes había visto cientos de ellos.

    - ¿Significa algo esto que se repite una y otra vez? – Preguntó.

    - “Él protege” – Respondió Eldwin con un tono sereno – Es un grito de batalla, un mensaje de esperanza que nos recuerda que no estamos solos para enfrentar estas amenazas.

    - ¿Y quién es “Él”?

    Eldwin esbozó una sonrisa. – No siempre la “Cabra Celestial” o el “Pavo Divino” fueron criaturas indiferentes como ahora – Comenzó – Alguna vez lucharon a nuestro lado como hermanos, dando su bendición a personas que llevaban su luz al corazón de la batalla para aliviar el espíritu de aquellos a los que la oscuridad ya había reclamado – Hizo una pausa para beber de su vaso de agua que se encontraba en el tocador para aclarar su garganta y continuar – Por eso los llamaban “Portadores de la Antorcha” … Y hace casi una semana, Matilda detectó una firma energética peculiar en las afueras de ciudad Anistar que solo pudimos confirmar hasta hace poco después de que nos contaste de esta chica a la que ahora transmites nuestras enseñanzas.

    Clint no necesitaba escuchar más detalles para inferir en lo que Eldwin le estaba a punto de revelar. Tanto el día, como la ubicación y la forma en que el anciano había metido a Serena a la conversación, fueron suficientes para que Clint descubriera un hecho que, ahora que lo analizaba bien, encajaba muy bien con una hipótesis que se había planteado desde aquella ocasión en que descubriría el enorme potencial escondido de una chica fuerte.

    - ¿Creen que Serena es una de ellas?

    - Tu joven alumna es la primera desde hace siglos – Interrumpió Matilda desde la puerta de la habitación para luego dirigirse hacia el muchacho que aún se encontraba acongojado y escéptico de todo lo que había escuchado en tan poco tiempo – En otras circunstancias, su bendición debió haber sido un acontecimiento sin precedentes que simbolizara la esperanza en un nuevo porvenir a pesar de la guerra sangrienta que se avecina. Un día de júbilo en el que la luz sería recibida por una nueva Portadora, señalando a aquellos dignos de acompañarla hasta el final.

    - Dudo que en ese lugar hubiese encontrado alguien así – Aseguró Clint para luego dar un suspiro de alivio al saber que había podido asegurar al único recurso efectivo contra lo que enfrentaban – De no haberla encontrado a tiempo.

    - Clint… – Dijo Eldwin posando su mentón en ambos puños – con esto en mente es muy posible que, tanto tu cruzada como la crisis que se avecina estén conectados de alguna manera – Hizo otra pausa – Estamos en alerta y trabajando arduamente para saber de una vez por todas la verdadera naturaleza de este enemigo, pero…

    - Si otra crisis como la ocurrida hace miles de años invade nuestro mundo… – Continuó Matilda – es muy probable que incontables vidas se pierdan si no desdeñamos este misterio.

    Siguió una pausa sin que Clint abandonara su expresión seria. Llevó las yemas de sus dedos hacia el rostro para frotar su tabique nasal, en un intento de aclarar sus ideas y digerir tan vasto conocimiento que le había llegado de golpe, a pesar de que la misión de sus mentores no le era desconocida. Sin embargo, existía una enorme diferencia entre buscar criminales y bandas terroristas que usaban Pokémon para sus oscuros propósitos, e involucrarse en un conflicto contra criaturas o entes de otros universos cuya naturaleza era desconocida y potencialmente peligrosa.

    - Esto… me sobrepasa, honestamente. Lo que he hecho hasta ahora ha sido para traer justicia a aquellos a quienes perdí por este Culto, ¿y ahora debo alistarme en un posible cataclismo cósmico del que no tengo idea de cómo actuar? – Protestó, desahogando en esas palabras un poco de la frustración que ahora sentía en ese momento. Y a pesar de que amaba a sus mentores, haber compartido tan difícil momento con Ellie y el resto, sin duda le habría ayudado a sobrellevar semejante angustia – Sólo por curiosidad, Eldwin ¿No podrían haberme dicho todo esto en una forma más sutil y con una simple llamada?

    - Por favor, muchacho tonto… ¿Crees que te hicimos venir sólo para freír tu cerebro con el horror que se yergue en nuestro futuro? – Dijo mientras giraba las órbitas de sus ojos en un gesto que denotaba su irritación por la falta de perspectiva de su alumno – No quise interrumpir tu búsqueda.

    Eldwin desabrochó los botones de su camisa que, ahora que Clint podía ver mejor, tenía una pequeña mancha de sangre por la reciente operación en su corazón a la que había sido sometido. Ni siquiera la gasa utilizada para ayudar a cicatrizar la herida podía retener la sangre que aún escapaba de su pecho. Esto, por supuesto, hizo que Clint se sintiera como la sabandija más grande del planeta, sus supuestas habilidades de análisis e introspectiva hechos añicos con una explicación tan simple y desgarradora: Eldwin creía que ya se acercaba su fin, y sólo quería verlo en persona por última vez para despedirse.

    - Te hemos enseñado bien para que fueses el heredero de nuestro legado… – Interrumpió Matilda mientras lo rodeaba con otro abrazo cálido y maternal – Y me parte el corazón que, después de todo lo que has pasado, debas enfrentar una crisis de esta magnitud.

    Clint repitió el gesto, sobrellevando el sentimiento de apresurada pérdida con el eterno agradecimiento de haber conocido a tan maravillosas personas como ellos – Ustedes… ustedes me alejaron de la ira y el odio que me fue inculcado en mi lugar de origen. Me entrenaron y dieron un nuevo propósito después de mi pérdida, y en el camino conocí a personas por las que daría todo para protegerlas – Susurró sin poder retener las lágrimas que recorrían sus mejillas – Es más de lo que podría haber esperado de la vida.

    - Mereces vivir una vida de dicha y felicidad al lado de tu ángel – Sollozó Matilda, afligida por el oscuro destino que le deparaba a aquel a quien tenía en tanta estima como para considerarlo su hijo – Y si tan sólo hubiese una posibilidad de intercambiar nuestro lugar contigo, lo haríamos sin dudarlo.

    Pero en medio de la escena conmovedora, Eldwin, hastiado del exceso de ternura que ya se estaba formando en su tétrico lecho, decidió aprovechar la oportunidad para arruinarlo todo con su mal gusto – Buena idea. Así construiría el harem del que te hablé la última vez, Matilda.

    - ¡Cállate, Eldwin! – Ordenaron la anciana y su pupilo al unísono para luego compartir un momento de risa. Una de las muy contadas ocasiones en que el humor ácido de Eldwin los ayudaba a sobreponerse de un difícil momento de reflexión.

    - Me quedaré. Al menos hasta la mañana… – Musitó Clint. Sus deseos de permanecer al menos un poco más de tiempo en su hogar adoptivo, se sobreponían por primera vez al deber.

    - Tu habitación está justo como la dejaste – Dijo Matilda con dulzura – ¿Quieres que te lleve galletas y leche?

    - Mati… – Dijo ligeramente avergonzado, pues deseaba esa merienda más que nada.

    - Ahora largo, muchacho – Ordenó Eldwin – Quiero estar a solas con mi propio ángel.

    Clint esbozó una sonrisa mientras dejaba el libro de las revelaciones en el estante y se dirigía a las puertas de la habitación.

    - Y llama a Elesa – Ordenó Matilda con tono firme, señalándolo con su dedo índice – No quiero que angusties a esa maravillosa chica.

    - Y sienta cabeza con ella de una vez por todas, maldito indeciso – Refunfuñó el anciano – Al menos dame ese gusto antes de convertirme en alimento para gusanos, ¡con un demonio!

    - Un paso a la vez, Eldwin – Contestó sin prestar más atención a otro de los intentos de su mentor para hablar de un compromiso del que no creía estar listo aún. Mucho menos después de la bofetada de realidad que había recibido en ese día.

    Y una vez solos, Eldwin extendió su brazo para tomar la mano de su esposa y compartir una vez más el lecho que, después de casi cincuenta años, aún conservaba la calidez y dicha de un matrimonio del que incluso ellos creyeron que no duraría.

    - Y justo cuando creímos que por fin terminaría con su cruzada… – musitó Matilda con tristeza mientras reposaba su cabeza en el hombro de su amado – que encontraría la paz y felicidad que tanto hemos deseado para él…

    Eldwin respondió con un beso en su frente – En nuestra labor esa es una meta casi imposible, Mati – Dijo mientras frotaba su hombro con ternura – Tantos horrores de los que nadie más que nosotros tiene siquiera la más mínima noción… pero por fortuna tú me tuviste a mí.

    Matilda retuvo una pequeña carcajada ante la inagotable fuente de irreverencias y bromas que la hacían de su vida más divertida y exultante – ¿Crees que lo logren?

    - Aún a nuestra edad nos sorprende la capacidad de hacer cosas extraordinarias para proteger aquellos a los que amamos – Contestó Eldwin.

    - Tuve una vida dichosa a tu lado…

    Eldwin frunció el entrecejo, extrañado y con cierta molestia de que su esposa asumiera que las aventuras y nuevas experiencias vivir, de pronto tomaran algo que él consideraba banal y frívolo como lo era el lento desgaste de su organismo.

    - ¿Y quién dijo que ya se acabó, mujer?

    Y en aquel amoroso abrazo entre dos viejos amantes, la seguridad de su legado y la esperanza de un futuro mejor a pesar del negro panorama, constituían uno de los últimos bastiones de luz contra la oscura esencia de la ruina.

    Un verdadero amor que, siendo incorruptible y desconocido por la disformidad, sólo podía reconocerlo como otra amenaza que debía ser destruida.


    TO BE CONTINUED…
     
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    J.Nathan Spears

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    Woooow... The plot thickens EVEN MORE!?!!?!?!? O___o

    Primero que nada, perdona por no comentarte en un buen tiempo. He estado ocupadísimo n_nU

    En segunda, me llama la atención el humor que meten Surge y Clint... y ahora también Eldwin. Realmente la lectura está interesantísima y bien hecha. Pero no sabía que a este último le habían operado el corazón y su sangre está prácticamente saliendo por el pecho. Wow... buen detalle, camarada o_o

    Como sea, ¿Ahora también tomaste conceptos de The Legend of Zelda y del Necronomicon de Lovecraft? Qué culto andas, compa...

    Y me alegra en cierto modo ver que el TRío no ha desaparecido. Se les extrañaba (@Plushy Berry approves this ;) ). A ver qué más sucede... y como dijeron arriba, pedirles ayuda a ellos es como jugar con nitroglicerina y ácido de batería sobre un puente de cuerda O_o

    A ver qué más puedo añadir para finalizar... a Serena le espera un destino sin igual al parecer. Vaya vaya.

    Nos vemos en otra ocasión, mi pana xD
     
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  13.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Bien me había tardado en leer...

    simplemente no sé qué decir o más bien que expresar jajaja....



    en definitiva es un capitulo bien informativo que trae un poco de respuestas a la situación... vagas pero que ayuda en cierta forma a tener una base para al fin comenzar acomodar las piezas de este enorme rompecabezas....

    aunque siendo sincero... aunque la parte "mística" del fic tiene su toque... me agrada mas esa faceta más realista, donde el misterio radica más en los actos de las personas, sin un ente "mágico" rondando por ahí.... (XD pero claro eso ya es cosa mía jajajaj)

    (eso si, debo admitirlo... realmente me puse algo fangirl ante la mención del guante del infinito, la trifuerza (nintendo universe?) , the force.... )

    más aun, el papel de Serena en todo este asunto cada vez cobra más sentido...


    me pregunto qué tan cierto puede ser eso O_o... tomando en cuenta la "guerra civil" que se está armando en la propia orden...

    y


    en esta parte no pude evitar pensar.... "¿Para qué intervenir, total existe un entrometido entrenador, su pikachu y un trió de ladrones que los persiguen?"


    dejando de lado la parte más "informativa", a mi juicio personal la clave del capítulo estuvo en lo "emocional", al mostrarnos a la parte más humana de "clint" (XD no supe si reír o enternecerme al leer el origen del nombre...) junto a las personas con que se puede mostrar su lado más autentico, mas aun una forma de comprender la dualidad de su carácter jajaja....

    En este apartado una mención especial para Eldwin, un terco viejo que se niega a que sus últimos días sea "indignos"... (negación? o, una forma sabia de ver la vida? ) pero aun así mostrando que a pesar de ser un viejo sin tacto... no le quita lo de "viejo y sabio maestro". en un solo cap creo que se le logra tenerle un cariño a este viejo (bueno... tal vez porque es el tipo de personajes que mas me agrada), y es difícil no entristecerse con su condición (aunque al viejo no le guste XD).

    Por otro lado esta Mati... quien muestra un lado más materno , pero a la vez estricto (como dices... propia de su educación) se nota de donde viene la parte más seria de clint XD. que a pesar de su roll como "vigilante" mas el legado que se le confia a clint, solo quiere que el pueda ser feliz de una puta vez...



    ahora queda ver como se adaptara clint a la situación, cuyo mundo acaba de tomar un giro de 180°... tal como ocurrió le ocurrio con Serena y su grupo...

    destaco el final del capitulo... me pareció tierno (por no decir correcto) que terminara con la pareja mostrando su amor mutuo (una señal de esperanza?), mas aun por ser un final mas redondeado del que nos tienes acostumbrados XD, uno tranquilo, tierno y que te deja un buen sabor de boca.

    saludos!
     
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  14.  
    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    23 días desde el último capítulo hacen de este el mayor tiempo que he tomado entre uno y el otro. Una verdadera pena que fue inevitable por las ocupaciones de fin de año. Pero como compensación, este capítulo los dejará atónitos (además de ser ligeramente más extenso que el resto).

    Así es. Esta historia tiene todavía mucho juego que exprimir. Así que no te preocupes por no dejar comentario en cada capítulo, solo disfruta.


    Solo será en cultura popular, mano. Podría meter una crítica de la complejidad del ser según Nietzche... pero además de que ni domino el tema, sería en extremo aburrido (:p)

    Si, adoro al TR. Pero lamento no pode meter a Bewear sin forzar la historia, pues ese Poke le ha inyectado vida al adorado trío.


    Totalmente de acuerdo. Es por eso que la disformidad es un concepto más complejo que no permitirá ese tipo de clichés. Eso te lo aseguro.

    Si, eso estuvo genial, ¿no crees?

    Una explicación más sencilla de la que plantee (pero no podía romper la cuarta pared).


    Estoy bastante satisfecho con esos personajes. Como dices, ayudan a humanizar a un personaje tan complejo y misterioso como Clint. Además de representar el apoyo familiar que él... ¡uy! mejor me callo antes de revelar información que aún deben esperar.


    Como sea, después de terminar Pokemon Moon, no pude evitar sentir curiosidad en las muchas similitudes de Adelie con cierto personaje que en cierto modo ha experimentado lo mismo que ella.
    Deben saber que el personaje de Adelie fue creado meses antes de la salida del juego, y por supuesto que yo (o cualquier persona en el mundo que no fuese un desarrollador del juego) no tenía acceso a esa información. Así que si algún nuevo lector (¿habrá?) me acusa de plagio, ¡ustedes saben la verdad! Y las fechas de publicación están aquí para demostrarlo.

    En fin, aquí su dosis de genialidad



    CAPÍTULO 28. Angron.

    Destellos eléctricos color amarillo, vestigios del constante choque de la cola de Raichu con el suelo en el frenesí del ejercicio, eran disparados y esquivados por las delicadas y graciosas antenas de Sylveon. Un ensayo de las habilidades defensivas que una criatura con la capacidad de resiliencia como el Pokémon hada debía practicar si Serena quería explotar algo más que la lindura de su compañera.

    - Muy bien, linda. Pero recuerda nunca dejar desprotegido tu flanco – Instruyó Surge desde su posición mientras su Raichu continuaba con el rápido y aparentemente alocado movimiento de su cola, que se asemejaba a un látigo maniobrado con gran destreza y que envolvía, además, al usuario en un campo de protección eléctrico listo para descargar miles de voltios al que fuese lo suficientemente incauto para caer en su trampa – ¡De nuevo!

    Serena asintió, ordenando a Sylveon interceptar con sus antenas cada relámpago que salía expulsado del látigo de voltios. No obstante, también tenía que ser en extremo cuidadosa con actuar solamente a la defensiva, pues si bien Raichu carecía de la velocidad y gama de ataques que Pikachu poseía, Surge había compensado esta desventaja aprovechando su peso, su fisionomía y la mayor capacidad de energía eléctrica que su Pokémon podía almacenar. Todos estos aspectos, si eran llevados a cabo de manera ordenada, podían desatarse en un poderoso ataque que podía darle la victoria si su oponente se descuidaba tan siquiera un momento. Una de las muchas lecciones que había aprendido después de su batalla con Ash, con quien estaba profundamente agradecido por esa enseñanza.

    Y mientras Serena aprendía a desentrañar las habilidades escondidas de sus compañeros para ayudarla en su entrenamiento como futura combatiente, Ash debía soportar la frustrante y pesada carga de adoptar un estilo más pasivo en su lucha por dominar el parásito dentro de él. Y si bien aún le costaba mucho trabajo concentrarse en el ejercicio de meditación mientras escuchaba el inconfundible y emocionante sonido de una batalla Pokémon, la intervención de Valerie y Korrina que se habían ofrecido a meditar con él, le ayudaba a superar esta frustración. No obstante, estar al lado de dos bellas chicas mientras su mente divagaba en los atractivos atributos de cada una de ellas, no hacían más fácil la meditación.

    Sin que nadie lo notara – a excepción de Bebe, Clemont y Elesa, que estaban al pendiente del regreso de Clint dentro de la biblioteca que habían adaptado como sitio para la inteligencia informática de la operación – la figura de un Pokémon prehistórico se asomaba por el horizonte a una velocidad pocas veces registrada, salvo en aquellas donde la situación se tornaba desesperada y necesitaban de su asistencia tan pronto como fuese posible. Alarmados por tan singular comportamiento de Sevatar por órdenes de su entrenador, salieron a los campos de entrenamiento mientras la figura alada aterrizaba de forma abrupta, levantando una nube de polvo debido al aleteo de sus poderosas extremidades al romper la resistencia atmosférica en su intento de aterrizar.

    Clint descendió de la montura de un exhausto Sevatar que aún luchaba por recuperar el aliento, no sin antes frotar su mentón en señal de agradecimiento por el esfuerzo titánico para llegar tan pronto como fuese posible con sus amigos. Removió las riendas y la silla de montar y con un ademán de su mano dio permiso para que el Pokémon prehistórico tomara un buen y merecido descanso posando en la cima de la torre Maestra, la cual ya había adoptado como sitio de reposo y vigilancia.

    - Bienvenido de vuelta. – Dijo Elesa con después de soltar un respiro de alivio al ver que todo parecía estar en orden – ¿Está todo bien?

    Clint, consciente de que la velocidad a la que iba pudo haberse malinterpretado por algún siniestro, recibió el saludo con una sonrisa que denotaba su relativa tranquilidad. Al menos en lo que se podía decir, considerando la complicación de toda la empresa después de recibir la antorcha de parte de sus mentores. Tenía que ser lo más sutil y directo posible, pero sin perder el control de sus emociones que pudiesen amenazar con la moral del grupo.

    - No importa lo grave que sea el asunto, Eldwin no deja de ser un sinvergüenza – Dijo para después dirigirse a su estudiante que había llegado junto con el resto para recibirlo – Serena, ¿puedo preguntarte algo?

    - S-Si, por supuesto – Respondió un tanto extrañada debido a la súbita forma en que Clint se había acercado a ella sin siquiera saludar al resto que le daba la bienvenida.

    - En la noche de tu iniciación, ¿hubo algún otro suceso que experimentaste y hayas omitido hasta ahora?

    - ¿A qué te refieres? – Preguntó Elesa, ahora tan desconcertada como el resto de los presentes.

    Serena colocó el puño en su mentón mientras las memorias de aquel día regresaban nuevamente a su mente. Sin embargo, y gracias a su reciente entrenamiento, además de las ya varias veces que había relatado su pesadilla, pasear nuevamente por los pasillos más tenebrosos y perversos de su experiencia no parecía infundirle el mismo abismal temor que solía tener con la simple mención de aquella fatídica fecha.

    - Trata de recordarlo.

    Sin éxito después de buscar algún indicio mientras estaba consciente, decidió repasar los últimos momentos antes de que se desmayara en aquel vergonzoso momento que posiblemente había salvado su vida. No podía tratarse del mareo que parecía interminable, tampoco los gritos fantasmales que aún juraba fueron producto de su imaginación por el efecto de lo que sea que le habían hecho tomar. No, pero fue en algún momento entre este y cuando la música había dejado de sonar y ella colapsara en el suelo. Eso es, fue en ese corto lapso cuando algo la había hecho reaccionar al menos por un segundo, una luz salida de la nada y que recitaba…

    - “Él protege” – Musitó después de que aquella pieza importante regresara a su memoria después de tanto tiempo – ¿Cómo pude olvidarlo?

    Clint dio un respiro profundo y cerró los ojos. En su corazón sentía una mezcla de alivio por haber asegurado la protección de un importante elemento para la guerra que se avecinaba, y tristeza por la vida difícil y cruel que le esperaba a una chica tan joven y bella a la que ya había tomado cierto afecto como el que existía entre uno con su pequeña hermana.

    - ¿Qué significa todo esto? – Preguntó Elesa nuevamente, compartiendo la total incertidumbre con el resto que comenzaba a angustiarse ante un tema que sólo parecían entender Clint y Serena. El sentimiento exacerbado también por la reacción del vigía después de escuchar la respuesta de su alumna.

    - Entren. Tenemos mucho de qué hablar….


    . . . .


    Era la víspera de un evento sin precedentes. Un acto en el que los más valiosos logros y posesiones obtenidos a lo largo de su vida estaban en juego. Era también el momento clave en el que su más grande sueño podía tomar un nuevo lugar en el firmamento de la realidad, una en la que cualquier restricción o postura puritana de mentes prejuiciosas era hecha a un lado para abrazar la más pura esencia del placer y el exceso.

    Y en la oscura mazmorra donde se llevaría a cabo el letal y aberrante experimento que cambiaría al mundo para siempre, en medio de decenas de enormes cajas con el costoso y sofisticado equipo que haría esto posible, la líder de una Orden hedonista recibía al joven brillante que haría su sueño hecho realidad.

    - Buenos días, querido sobrino – Susurró Palermo con dulzura mientras Phillip entraba a la mazmorra.

    - Tenemos mucho por hacer, así que vayamos al grano, ¿quieres tía? – Respondió con frialdad – Quiero ver a lo que piensas enviar para obtener el material que necesito.

    Palermo asintió mientras sujetaba dos carpetas que entregó a su sobrino – Aquí tienes.

    Phillip recibió los documentos que abrió de inmediato para decidir de una vez por todas el rumbo que su larga empresa tomaría. Y, tal como describía su rostro indiferente después de unos minutos de haber hojeado los perfiles del par de individuos que Palermo había designado para tan importante misión, un sentimiento de completo rechazo e incredulidad por tan descabellado reparto lo invadió al confirmar que había una alta probabilidad de que sucediera aquello que tanto temía al aceptar ayudar a su tía.

    - ¿Sucede algo? – Preguntó, borrando su sonrisa del rostro casi de inmediato al ver que Phillip no parecía compartir su optimismo y seguridad.

    - ¿Esta es tu idea de discreción y sigilo? – Reprochó mientras sacaba la fotografía de cierta persona influyente y que cuyo título de nobleza y fama como filántropa protectora de niños, ponían en riesgo la integridad de toda la operación – Además, creí que la habías expulsado.

    - Contrario a lo que piensas de ella y su compañero, ellos son expertos en lo que hacen, Phillip – Aseguró con firmeza – Jamás los atraparán, ni siquiera serán capaces de reconocerlos hasta que sea demasiado tarde.

    Después de la muerte de su padre y el abandono por parte de su mamá al ser todavía un niño, la vida que Phillip había aceptado seguir hasta las últimas consecuencias le dio la oportunidad de desarrollar habilidades sumamente útiles en su camino por la búsqueda del conocimiento; entre ellos, el control de sus expresiones faciales que ocultaban una infinidad de pensamientos y secretos incluso bajo la tutela de los más renombrados investigadores del instituto IRD. Es por eso no le había sido nada difícil ocultar el completo desdén por un plan demasiado arriesgado para llevarse a cabo, junto con la imagen de su tía que solía ver como una mujer de convicciones y fortaleza inquebrantable, además de una estratega brillante. Y si tampoco ella era capaz de ver la rebelión de Aria que comenzaba a formarse bajo sus propias narices, entonces no le quedaba otra opción…

    - Que estén listos para partir entonces.


    . . . .


    - Como ven, las cosas se han tornado incluso más serias de lo que creíamos… y eso es decir mucho.

    Era uno de aquellos momentos en el que los mayores se sentían afortunados de compartir un buen trago después de recibir una noticia de semejante magnitud que cambiaba por completo el panorama de la guerra en la que participaban. Los chicos, por su parte, no parecían ser capaces de proyectar una imagen totalmente fiel al peligro que, por vez primera - en especial para Ash - la suerte, amistad y cualquier otro Deus ex al que estaban acostumbrados en sus innumerables crisis, serían insuficientes para enfrentar al extraño invasor del que Clint les había contado. Aquel al que llamaba “la Disformidad” y que aún debía investigar a fondo.

    Y Serena, por su parte y después de enterarse de su papel como portadora de un poder misterioso que parecía ser pieza clave para el éxito de su empresa, sentía una carga extremadamente pesada que ya comenzaba sentir en su pecho, dificultándole el respirar adecuadamente.

    - ¿Qué haremos? – Preguntó.

    - Lo que hemos estado haciendo hasta ahora… pero multiplicado por cien – Contestó Clint con una fortitud con la que esperaba motivar al resto que aún digería toda la carga de información que había llegado de golpe – Y por supuesto… eso aplica para mí. Y necesito de la ayuda de todos para lo que planeo hacer – Dijo para luego dirigirse a Surge – ¿está listo lo que te pedí?

    El gigante se levantó de su asiento y se dirigió hacia la esquina donde tomó un maletín negro de aspecto militar – Navidad llegó antes para todos – Rio mientras abría el contenido de la caja para rebelar docenas de mega piedras cuidadosamente guardadas en compartimientos de espuma de poliuretano que habían recolectado en sus innumerables viajes – Partimos en cinco minutos.


    . . . .


    Es importante que sepan todo esto antes de que me ayuden, chicos.

    Con excepción del cuarteto de Clint, la súbita partida de todos los entrenadores - salvo Gurkin, que debía quedarse a cuidar la torre, y Bonnie, quien no aceptó quedarse sin antes soltar un berrinche – a un lugar deshabitado a kilómetros de ahí les parecía una precaución un tanto exagerada, a pesar de toda la información que Clint previamente les había proporcionado respecto a la peligrosa criatura que planeaba domar y así contar con un poderoso recurso contra la amenaza foránea que crecía con cada día. Nuevamente, solo una bofetada de realidad los haría recapacitar de la seriedad del asunto que, aun y con todo lo que habían vivido en unos cuantos días, todavía veían como otro enfrentamiento entre Pokémon.

    - Clemont, debo pedirte un favor – Susurró Clint antes de que el ejercicio diera inicio.

    - Si, dime.

    - No uses a Luxray, ¿quieres? Es por Ellie.

    El joven inventor quedó un tanto absorto por tal extraña petición de la que no pudo obtener una explicación inmediata, ya que Clint simplemente se había retirado a su posición sin decir nada más. Otro misterio que debía esperar hasta concluir con el ejercicio.

    Hace un año, recibimos el reporte de un Pokémon extremadamente hostil que había ahuyentado a una población de las montañas de Unova, junto con el resto de criaturas de aquel territorio…

    ¿Algo así como Cassandra?

    No, Serena. “Cassie” puede ser espeluznante, pero es adorable. Angron no es para nada un Pokémon que desee recibir afecto alguno.

    Formaciones listas, maquinaria en sincronía y apoyo visual en línea. Nuevamente, la inteligencia y experiencia militar de Surge en cuanto a los protocolos de batalla se trataba, resultaba ser de una enorme importancia para la prevención de cualquier imprevisto que se suscitara. Esto, al menos, le daba un ligero respiro a Clint no por la efectividad garantizada de los protocolos, sino porque de esa manera la posibilidad de alguna baja era reducida considerablemente.

    En el páramo despejado donde solo crecían unas cuantas hierbas amarillentas, junto con un par de arbustos testarudos, Clint y Surge tomaban su posición en la primera línea de defensa al lado del poderoso dúo de Khan y mega-Manectric que, al igual que sus entrenadores, constituían una poderosa combinación de fuerza bruta y velocidad capaz de contener cualquier contingencia que se saliera de control. A unos metros de ellos, y protegiendo su retaguardia, Valerie, Korrina y Serena estaban listos para dar su apoyo con un arsenal de ataques súper efectivos de Sylveon, Lucario y, debutando como la punta de la lanza en su equipo gracias a la nueva mega piedra cortesía de Clint, la traicionera e intimidante mandíbula de Mawile se erguía orgullosa ante cualquier peligro que se avecinara. Por último, pero no menos importante, Ash, Clemont y Elesa representaban la última línea de defensa entre ellos y los ordenadores de Bebe, vitales para evaluar con datos numéricos el desempeño de todo el ensayo, así como el de medir los niveles de testosterona y adrenalina de Angron.

    Al llegar, nos dimos cuenta que las historias apenas si exageraban la agresividad de este Pokémon. Pues este “monstruo” no se limitaba a atacar indiscriminadamente, sino que su sed por el conflicto era tal, que no parecía importarle matar lo que fuera que se pusiera en su camino.

    ¿Qué clase de Pokémon es?

    Clint dio un último respiro antes de comenzar, como si de pronto se retractara de lo que estaba a punto de hacer. Pero mientras sostenía la pokébola negra modificada especialmente para contener la ira del dragón aprisionado, seguía convenciéndose así mismo de que sólo intentándolo una vez más tendría una mayor oportunidad de luchar contra la Disformidad. Sin más titubeos, presionó el botón del seguro primario que envolvía la prisión esférica en una especie de red cúbica hasta que los cordones de metal eran retraídos a la base de la pokébola. Viéndose desprovista de lo único capaz de encerrar al Pokémon iracundo, el dispositivo comenzó a sacudirse incontrolablemente en la mano del entrenador, señalando así el momento exacto en el que debía arrojarla para manifestar en un destello de luz carmesí, al monstruo aprisionado sediento de sangre.

    Al principio, Ash y el resto no encontraron gran diferencia entre este y otros ejemplares de la misma especie que ya habían visto con anterioridad, salvo el tamaño relativamente mayor que el promedio. Pero una vez prestado más atención, sobre todo en la región pectoral, pudieron darse cuenta de características que hacían a este Pokémon único: para empezar, su tórax carecía de la robustez característica de una criatura que necesitara guardar la mayor cantidad de grasa y aire caliente en sus pulmones para surcar los cielos, sino que poseía una estructura más fornida parecida a la de un abdomen bien constituido. Las extremidades traseras no se mantenían dobladas como el resto de la especie, sino que parecían adoptar una posición más erguida debido a la postura bípeda y encorvada que hacían ver a Angron mucho más grande e intimidante. Las dos patas delanteras, por otro lado, eran mucho más largas y con lo que se asemejaban a apéndices articulados en lugar de la simple triada de garras de la mayoría. Por último, y después de que Angron extendiese sus enormes alas por primera vez en mucho tiempo, la forma un tanto absurda de “abanico” característico de la especie, era reemplazada por un par de membranas carmesíes similares a las de un Golbat.

    Más que un dragón, Angron se asemejaba a un antiguo demonio alado como el de aquellas historias olvidadas por el mundo moderno.

    Un Salamence muy peculiar, Ash. Angron es el Pokémon no legendario más poderoso que conozco... y también el más despiadado.

    ¿Les costó mucho trabajo capturarlo?

    Y vidas también…

    Era bien sabido por ellos que algunos Pokémon con aspecto intimidante, por lo regular se trataban de criaturas dóciles y amables que les hacían recordar el dicho de “nunca juzgues un libro por su portada”. Pero cualquiera podría dudar de la simple filosofía detrás de aquel popular refrán al ser testigo de la mirada rabiosa que el dragón dirigía al enorme Khan, que a pesar de todo se mantenía firme. No era un simple ademán con el que ahuyentar rivales o disputarse en una batalla. De los ojos amarillos de Angron – otra de sus extrañas características – junto con las líneas de sus fauces arqueadas que permitían entrever una serie de afilados colmillos, se manifestaba un Pokémon cuyo único deseo parecía ser el del conflicto eterno y el baño de sangre.

    - Todo listo y en línea para comenzar cuando lo indiquen – Indicó Bebe por medio del comunicador.

    - Entendido – Contestó Clint – Comencemos con…

    Un espantoso rugido retumbó en por todo el valle como si se tratara de un poderoso trueno capaz de paralizar de miedo incluso al entrenador más temerario. Irguiendo sus patas hacia atrás para tomar impulso, ayudado con la presión del aire que podía manipular con sus alas, Angron había llegado en tan solo unos instantes a escasos centímetros del oponente que consideraba el más digno de su poder. Khan, haciendo uso de sus reflejos agudos, logró interceptar con su potente mandíbula el ataque de garra dragón con el que Angron había decidido comenzar su carnicería. Un movimiento admirable por parte de Khan que enorgullecía a su entrenador, pero que al final resultaría efímera cuando el segundo ataque con la garra libre encontró su blanco en una zona vulnerable.

    Un ataque preciso al costado bastó para que el gigantesco y orgulloso Pokémon prehistórico, que anteriormente parecía capaz de diezmar a cualquier oponente que se le enfrentara, se colapsara estrepitosamente en el suelo, provocando que la mismísima tierra se sacudiera y los espectadores quedaron atónitos por semejante muestra de habilidad y salvajismo del dragón rabioso.

    - ¡Khan! – Gritó Clint, desviando peligrosamente su atención por un segundo para luego tratar de recuperar el control de la moral del grupo – ¡No abandonen su posición!

    Surge no se durmió en sus laureles e inmediatamente ordenó a su compañero liberar toda la energía eléctrica en un solo ataque de trueno con la esperanza de retenerlo hasta que el resto de los Pokémon lo derrotaran si atacaban todos al mismo tiempo. Una descarga gigantesca de color amarillo proveniente del pelaje puntiagudo de mega-Manectric, fue dirigido a Angron que, sin que el resto se esperara de una táctica despiadada, había tomado el cuerpo noqueado de Tyrantrum para usarlo como un escudo.

    ¿No puedes simplemente regresarlo a su pokébola si se sale de control?

    No uso esta pokébola modificada por gusto, Ash. Es lo único que sabemos que puede encerrarlo, pero una vez que lo libere sólo podré regresarlo si me acepta como su entrenador… o después de que lo debilitemos lo suficiente para obligarlo a entrar a su confinamiento.

    - ¡Manectric! ¡Basta! – Ordenó Surge mientras el Pokémon herido rugía de dolor por la tortura que aún no terminaba para él.

    El Pokémon canino, absorto por la inconsciencia de su error, hizo un esfuerzo enorme para detener y absorber su poderoso ataque de inmediato. Una hazaña que lo agotó gravemente y lo hizo presa fácil de Angron, quien al instante le arrojó el cuerpo lastimado de su primer oponente como si se tratara de un bulto cuya única función sólo podía limitarse al de una simple arma para aplastarlo.

    Mientras Surge trataba desesperadamente de rescatar a su compañero, Ash, Serena y el resto miraban incrédulos y aterrados el cómo todos los antecedentes que Clint les había mencionado anteriormente se confirmaban de manera espantosa. Y no era que no creyeran al principio de su palabra, sino que, por sus largas experiencias y viajes, pocas veces habían atestiguado un espectáculo de tal salvajismo sin sentido.

    Debían ponerle fin a como diera lugar.

    Con las líneas de defensa rotas y el resto de los Pokémon a nada de efectuar un ataque en conjunto, Clint tomó una nueva pokébola de su cinturón para reforzar el último ataque frontal con una triada súper efectiva.

    - ¡Marneus! ¡Ve!

    Como poseedoras de Pokémon con una amplia ventaja sobre los dragones, era el turno de Valerie y Serena para retener la carga de Angron.

    - ¡Sylveon! ¡Viento de hada!

    - ¡Mawile! ¡Usa juego rudo!

    La estrategia era simple y aparentemente efectiva. Mientras la ráfaga de destellos azules intentaba amortiguar la carga, mega-Mawile y Marneus recibían a Angron con una serie de golpes certeros de los que ningún Pokémon tipo dragón podría salir ileso. Desafortunadamente, y tal como atestiguaban al ver que Angron seguía con su frenesí asesino sin importarle el muro que habían levantado contra él, su estrategia confirmaba lo que habían sido advertidos anteriormente.

    Los movimientos súper efectivos no garantizan éxito. Su habilidad única le otorga una resiliencia increíble que además aumenta su agresividad con la acumulación de dolor. Si se enfada en serio, y lo recalco: en serio, no se detendrá hasta literalmente eliminar todo lo que encuentre a su paso… para después continuar con su matanza indiscriminada en otro lugar.

    E-Entendido… ¿Algo más?

    El embiste de Angron impactó la línea frontal con otro estruendoso rugido acompañado por el sonido del aire chocando contra sus alas desplegadas. Marneus y Mawile se adelantaron al frente para cubrir a Sylveon una vez que su ataque había demostrado poco eficiente para aminorar la carga rabiosa. Afortunadamente, Greninja, Mega-Lucario y Mega-Ampharos se dirigían a toda velocidad por los costados de la formación para flanquear a Angron en un último ataque… pero el Pokémon colérico no permitiría caer de forma tan patética como a su primera víctima.

    Antes de verse acorralado por los ataques que sin duda incluso a él lo pondría fuera de combate, el violento sonido del crujir de la tierra se confundía con el vigoroso rugido una vez que había dejado caer todo su cuerpo al suelo, amortiguando su caída con los poderosos brazos cuyas garras se enterraban en la tierra para exacerbar la sacudida tectónica que hizo tambalear tanto a sus numerosos oponentes como a los entrenadores de ellos. La práctica, pero devastadora maniobra hacía añicos el último intento de Clint y su grupo por recuperar el control del ejercicio que había salido espantosamente mal desde el principio.

    - Al demonio… - Susurró Clemont al ver que su desempeño hasta ahora había sido irrelevante, y la situación exigía ignorar el favor que había prometido antes de iniciar.

    Una vez manifestado en el espectáculo de luces carmesíes, el león eléctrico se unió a la batalla junto con Pikachu, quienes lanzaron descargas y gruñidos retadores al demonio que estaba a punto de rematar a sus numerosos oponentes que aun trataban de recuperarse del último ataque, antes de otro frenesí sangriento de golpes certeros y letales.

    Pero Angron ya había tenido suficiente de oponentes indignos. De su pecho protegido por las gruesas placas de piel, un resplandor rojizo iluminó su vientre y recorrió su garganta hasta las fauces que mantenía ligeramente abiertas, como si se tratara de una entrada al mismísimo infierno.

    Una última cosa: tengan extrema precaución con su “lanza-llamas”, pues en realidad es un coctel químico cuya composición es parecida al napalm con capacidad de derretir hasta la gruesa coraza de un Aggron. Si por algún infortunio les cae en sus ropas, retírensela de inmediato o despídanse de sus extremidades.

    Eso es… bastante perturbador.

    - ¡TODOS! ¡REGRESEN A SUS POKÉMON AHORA! – Gritó Clint con un tono que por primera vez denotaba un profundo terror de lo que Angron era capaz.

    Como si se tratase de un pavoroso caudal que engullía todo a su paso, el líquido carmesí expulsado de la boca de Angron derritió las rocas e incineró el suelo junto con las escasas hierbas que crecían alrededor, apenas segundos de que los Pokémon habían regresado a sus refugios. Sin embargo, los entrenadores se dispersaron en un intento de protegerse de las gotas mortales salpicadas por el torrente al golpear el suelo. La línea de defensa totalmente desordenada y Angron con el ojo encima de aquella chica que había quedado demasiado separada del grupo, a quien se disponía a incinerarla como advertencia hacia aquellos indignos que lo retaban sin medir las consecuencias.

    - ¡Valerie! ¡Cuidado!

    Pero sus piernas no le respondían, paralizadas por el terror que infundía el chorro de plasma hirviente a punto de bañarla en una lluvia de inmenso dolor hasta dejarla en los huesos. Sin esperanza alguna de escapar, cubrió su rostro con ambos brazos para al menos no tener que hacer frente a los últimos segundos de su vida.

    Con un vigoroso salto, Clint tomó entre sus brazos a la segura víctima para sacarla del lugar del impacto, dejando atrás la tierra que ardía sin control. Todo había sucedido tan rápido, que Clint no se había dado cuenta que algunas gotas del líquido mortal habían caído en el chaleco protector, derritiendo las gruesas placas de kevlar sin dificultad como si las devorara con un apetito insaciable.

    - ¡Demonios, demonios, demonios! – Exclamó mientras se retiraba rápidamente su protección primaria. Pero sintió verdadero pánico cuando de pronto, sintió un insoportable ardor que carcomía su piel, viéndose obligado a desechar también cada prenda de su torso antes de que también comenzara a quemarse y agravara las heridas.

    Pero Angron no poseía misericordia, sobre todo hacia aquellos cuya empatía por los demás a la mitad de la batalla influía en sus posibilidades de sobrevivir. Pero al momento en que cargaba nuevamente su vómito calcinante, su excesiva confianza evitó que se percatara del pequeño Pikachu que subía a sus espaldas y que de inmediato descargaba hasta la última gota de su energía para intentar aplacar la mismísima furia de los avernos.

    Fue una oportunidad que no podía desperdiciar – ¡Typhus! ¡Ahora!

    De los escasos árboles del rededor, dos largas lianas abandonaron su posición para ejecutar el plan de respaldo que Clint había preparado en el peor de los casos, enredándose en el cuello de Angron como dos Arbok estrujando a su víctima hasta arrebatarle el último suspiro. Pero Pikachu no podría soportar más tiempo así, y en cualquier momento su oponente arremetería nuevamente contra los pocos que quedasen en pie. Angron, aún atrapado entre los tallos elongados que emergían del robusto cuerpo de su oculto oponente, fue arrastrado salvajemente hacia los árboles que eran derribados cada vez que impactaba contra ellos, aumentando su ya de por si implacable ira alimentada por el dolor físico y la humillación de una táctica tan poco honorable.

    Pero encarar a Angron nunca había sido el plan, pues en el camino que separaba a Typhus de su prisionero, una enorme roca marcó el final del festín sangriento al impactar de lleno contra el Pokémon rabioso, provocando un último daño lo suficientemente grande como para aplacar su ira y devolverlo nuevamente a su prisión.

    - ¡Angron, ya basta! – Gritó Clint sujetando la pokébola especial con el brazo extendido, aprisionando por fin al que podía jurar se trataba de un avatar de la guerra o algo parecido.

    Segundos de silencio, salvo el sonido de la vegetación aun ardiendo por el vómito carmesí, señalaron la calma después de la tormenta que había convertido el lugar en una verdadera zona de guerra. Ash, sosteniendo a su exhausto compañero entre sus brazos, se unió a Serena y el resto que sólo podían observar incrédulos el paisaje de destrucción que un solo Pokémon había provocado en tan sólo unos instantes. Minutos de desesperación que parecían de eterna angustia.

    Pero incluso entre el páramo desolado dejado por el Pokémon más terrible que habían conocido, un rasgo en la espalda desnuda de Clint hizo que a más de uno se le erizara la piel al ser testigo de una escena del que la mayoría siquiera tenía idea de que alguna vez hubiese existido en otra época más primitiva. Decenas de cicatrices, algunas de más de quince centímetros de largo, se distribuían por toda la carne para dibujar los vestigios de lo que debió haber sido un trato terrible; una inclusive llegaba hasta la base del cuello mientras que otra desembocaba en la reciente quemadura que se unía a la galería; otras, las más pequeñas y menos marcadas, parecían haber sido provocadas a una edad temprana en el portador de aquel macabro dibujo. Pero la simple idea de que Clint había sido sometido a la tortura siendo tan solo niño, sólo agravó la inquietud y provocó preguntas de las que nadie tenía el valor de hacer en ese momento, pero que tenían que ver con el misterioso pasado y lugar de origen de su aliado. Después de todo, y en esa época de progreso y relativa paz en que vivían, ¿quién o quiénes serían capaces de efectuar actos tan espantosos y primitivos?

    - Vas a asustarlos más de lo que ya están – Dijo Surge mientras le arrojaba una playera blanca que Clint se colocó de inmediato.

    - Cinco minutos… – Dijo mientras tomaba largas bocanadas de aire y se esforzaba por desviar la atención de sus laceraciones – Cinco minutos bastaron para que un solo Pokémon casi transformara un sencillo ejercicio de entrenamiento en una masacre.

    - Debemos llevar a Khan y al resto a un centro Pokémon – Sugirió Surge – Aumentaremos la seguridad la próxima vez. Sólo tenemos que…

    Pero Clint había tenido suficiente – ¡No! No habrá una próxima vez – Gritó – Angron es imposible de domar. Y aun si lo liberara como último recurso contra el Culto, sólo terminaría matándonos también a nosotros. Lamento decirlo, pero creo que es hora de considerar seriamente que es una seria amenaza para cualquiera y probablemente lo mejor sería…

    - ¡Ya fue suficiente con perder a Luxray, Clint! – Interrumpió Elesa con un profundo disgusto ante una cruel propuesta para luego recuperar la calma – No pasa un día en que no me atormente haber perdido el regalo de amistad de Volkner, pero la muerte de su asesino no me dará paz o hará alguna diferencia con lo que sucedió.

    Clemont comprendió el porqué de la petición que hizo Clint al principio del ejercicio, y no podía sentirse más miserable por haber desobedecido. Y a pesar de que nada grave había sucedido que pudiese haber hecho revivir en Elesa el dolor de haber perdido a su fiel compañero, la culpa seguía siendo insoportable.

    - Volvamos a la torre – Musitó Clint.

    El regreso al cuartel general había sido tan silencioso y apático como el resto del trayecto. Una respuesta lógica y completamente comprensible después de haber experimentado en carne propia la verdadera naturaleza de una batalla sin cuartel a manos de una fuerza imparable de ira y destrucción. Por ahora, lo único que deseaban era tomar una buena ducha después de asegurarse que sus Pokémon estaban fuera de peligro, y tomar un merecido descanso.

    Pero antes de ir a la cama, todavía existía un hecho que Clemont acababa de descubrir y que no podía esperar para compartirlo con sus amigos. Un hecho que despejaría varias dudas que tenían de su mentor.

    - Ash, Serena. ¿Pueden venir un momento? – Preguntó Clemont mientras sujetaba en sus manos varias hojas impresas y arrugadas.

    - ¿Qué sucede? – Preguntó Ash.

    Clemont esperó a que estuviesen completamente solos para luego dirigirlos a uno de los numerosos cuartos vacíos de la habitación - ¿Re-Recuerdan del nombre que mencionó Elesa cu-cuando indagamos con el pasado de Clint?

    - Era… “Valkia”, ¿no es así – Respondió Serena – ¿Investigaste qué es?

    Clemont tragó saliva mientras daba un vistazo al artículo impreso que seguía arrugando. No podía controlar el temblor de sus manos y apenas y podía articular sus palabras. Lo mejor sería ir directo al grano y esperar que ellos sacaran sus propias conclusiones.

    - Mejor será que lean esto…

    El montículo de la ilustración en medio de un páramo desértico que adornaba la primera hoja fue lo primero que robó su atención. Después de todo, no era común ver una estructura construida con docenas de cráneos de diferentes Pokémon junto con algunos que indudablemente pertenecían a seres humanos. Trozos rasgados de ropa, algunas manchadas con sangre seca cubrían partes del monolito macabro, junto con el dibujo de un ojo ovalado tachado con una enorme “equis”.

    Pero fue el poder y la profundidad del título de aquel artículo el que lograba evocar una serie de imágenes violentas en las que por supuesto, su reciente encuentro con Angron ocupaba un lugar en cada una de ellas. Así como de las numerosas cicatrices que Clint había ocultado hasta entonces, y de las que sólo pudieron haber sido provocadas en ese lugar.

    “El último Infierno sobre la Tierra”.


    TO BE CONTINUED…
     
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    J.Nathan Spears

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    Hey, buen episodio, compa... parecía una Boss Battle apocalíptica de algún videojuego como Dino Crisis xD. No me imaginé que un Salamence pudiera estar tan mutado, la neta... es increíblemente poderoso y sanguinario... y más encima resiste bien los ataques de tipo Hada.

    ¿El ataque de Pikachu le pareció deshonroso? ¡Ja! Aquel que usó a Khan como un escudo improvisado no tiene derecho a quejarse...

    Y vaya que a Clint lo ha golpeado la vida desde temprana edad, por lo que veo. Me gustó cómo manejaste el "aliento pozolero hecho de Napalm" de Angron con el objetivo de mostrar esas marcas que tuvo.

    Y al parecer la vieja pedófila sigue manteniendo lazos con Palermo... a ver qué termina por hacer xD. Se nota que es una profesional en lo que sea que hace... me deja intrigado O-o

    Awww... pobre Elesa. Ella perdió a un valioso amigo por culpa de Angron. Menos mal que lo toma con madurez owo... esa Ellie sabe xP

    Como sea, también el comentario de que a Ash se le hacía difícil el meditar al lado de dos bellas mujeres por culpa de sus hormonas... se me hizo gracioso xP.

    Y yo planeaba quejarme al leer que Bonnie fue excluída del ejercicio de entrenamiento, pero luego de leer todo solo me queda exclamar "¡ALELUYA! Menos mal que no la llevaron"

    Ni modos :V. A esperar la conti xP

    Nath was in Tapatalk xP
     
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    Recuerdo que hace unos mesesitos tuve algo de tiempo para leer y me quedé por ahí del capítulo 19-20 pero por diversas cuestiones no me pude pasar a comentar. Y con mi déficit de atención y mala memoria apenas y recuerdo algunas cuestiones. Con todo ello, prefiero hacer un comentario breve y quizá poco sustancial hasta ese punto que seguir posponiendome hasta poderme poner al corriente, así que del 20 en adelante por fin podré tomar notas.

    Así que antes de proceder a leer como Arceus manda, diré que aun en medios audiovisuales soy malísima para notar plotwist por lo que la revelación de que el muerto no estaba muerto fue de "AH NO MMS!!!", el manejo de Ash como "adolescente con hormonas alborotadas" me resulta no sólo más creíble sino disfrutable que la interpretación del autor promedio y... sabes qué, YOLO me voy a volver a leer el fic de principio a fin, posiblemente más al rato edito, más que nada esto era para dejar en claro que no he droppeado la historia.
     
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    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Tiene protección anti-gay. XD

    Para ser justos, Khan ya estaba en calidad de bulto así que en el retorcido código de Angron, no estaba infringiendo con su honor.

    Sí, y no. En el siguiente capítulo habrá una mejor explicación de esto.

    Si, ella es genial.


    Un gusto volver a verte por este tema. No se me había cruzado por la cabeza lo de droppear la historia, pues con tus numerosas responsabilidades, me es claro que no siempre te da tiempo de comentar en cada fic de por aquí, así que tómate todo el tiempo que necesites. Total, la historia va a seguir aquí (un "pulgar arriba" en los que vas leyendo sería un buen indicador de que aun estás al pendiente, pero ya es sugerencia mía :p).

    Y bueno, si los plot twist son de tu agrado, aún hay una buena dosis de ellos en el futuro. Además de más desarrollo de los personajes, situaciones disfrutables (que para el tono por donde progresa la historia le hace falta) y el TR haciéndola de... ¡ups! Spoliers.

    Como sea, aquí el tercer shot de esta otra intrigante historia de los Valois. Más rápido de lo que ya me estaba acostumbrando, pero compensado por el contendido más corto que esta historia me permite.


    Shot: El Ocaso de los Valois (Pt.3).


    El constante temblor de sus párpados al reaccionar con los rayos del sol que iluminaban su rostro, echó a andar la maquinaria de su exhausta y aun confundida mente después de una velada a la que aún le costaba un enorme esfuerzo por reconstruir cada momento que la había llevado a ese lamentable estado de embriaguez. Un acto del que disfrutaba en demasía en su juventud al lado de sus amigos en las numerosas fiestas a las que era invitada, pero que cuyo regodeo se iba desvaneciendo conforme encontraba una existencia más completa y satisfactoria al lado de su familia. No obstante, no podía evitar sonreír con el pensamiento que la nostalgia de una cruda insensata era capaz de provocarle… a pesar de que, ahora que recordaba mejor, no había tomado más que un par de copas de champagne. ¿Acaso lo que sentía rodeando su cuerpo con cariño eran los brazos de otra persona?

    De pronto, pudo escucharlo: el aliento de otro individuo soplando en su nuca, aun somnoliento por lo que ella se resistía a creer que había sucedido. El miedo le quitó el aliento por unos segundos y paralizó cada músculo de su cuerpo, presa de un verdadero ataque de pánico que parecía saturar su mente con una infinidad de pensamientos que atrofiaban sus nervios y evitaban desprenderse de aquel acto de infidelidad.

    Segundos después de lucha, y con apenas una facción de su cuerpo de vuelta en su control, Adelie gritó mientras tomaba ambas sábanas con sus manos para abandonar la cama y cubrir su cuerpo desnudo.

    - ¡¿Qué pasa?! – Exclamó el muchacho despertándose de semejante susto que incluso lo había hecho caer del otro lado de la cama.

    - ¡¿Q-Qué estás haciendo aquí?! – Preguntó con una voz entrecortada que le provocaba dolor, víctima del nudo en la garganta que aún no podía desenredar.

    Pero la respuesta, por mucho que ella se resistiera a creer, era obvia. Y la desnudez del intruso al que había dejado compartir su lecho sólo confirmaban la horripilante verdad.

    - Oh, dios mío… ¡Oh no, no, no, no, no! Esto no puede… no puede.

    Adelie se dejó caer en el suelo, amortiguando la caída con sus rodillas y aferrándose a las sábanas como si tratara inútilmente de cubrir su vergüenza con lo único que tenía a su alcance. Reginald, también presa del pánico al verla en un estado de conmoción en el que posiblemente iba a desmayarse en cualquier momento, buscó rápidamente sus pantalones de entre todo el tiradero que habían provocado y socorrió a la asustada mujer tan pronto como los hubo hallado.

    - Oye, tranquila. Yo...

    - ¡Aléjate de mí! – Gritó Adelie al mismo tiempo que flexionaba sus piernas una y otra vez para poder arrastrarse hasta la esquina más próxima de su posición.

    Reginald se limitó a extender sus manos para guardar una distancia prudente y tranquilizarla – Está bien, está bien. Yo… no te molestaré, ¿de acuerdo?

    Y después de dos grandes bocanadas de aire, junto con sus hermosos ojos azules abiertos a tal punto que parecían salirse de sus cavidades, el mar de lágrimas fluyó por sus mejilla como un doloroso torrente de abatimiento por la traición que acababa de cometer.

    - ¿C-Cómo fue que sucedió esto? – Balbuceó después de haber recuperado la capacidad de hablar.

    - Sólo… pasó. Yo… – Reginald se llevó ambas palmas a su rostro, cubriendo ambos ojos en un gesto que denotaba su profunda vergüenza por haber destruido la integridad de una admirable mujer. A pesar de que él tampoco tenía idea de lo que los había tentado con semejante fuerza – Lo siento mucho. Nunca quise…

    Inconscientemente, Reginald había extendido nuevamente su brazo para intentar consolarla.

    - ¡¡NO ME TOQUES!! – Gritó con convicción y rencor hacia sí misma, lastimándose la garganta por el forcejeo de sus cuerdas vocales aún rígidas.

    - Adelie, ¿estás aquí? – Preguntó una alegre y familiar voz femenina a las afueras de la habitación.

    La voz de Palermo al otro lado de la puerta introdujo un nuevo nivel de terror que ambos, en su confusión y vergüenza, ni siquiera se habían imaginado. Reginald, por su parte, y temiendo por su futuro al haber dormido con una persona con contactos tan poderosos como lo era ella, pensó en huir, pero sus piernas le habían traicionado en el peor momento. Sin embargo, poco podría haber hecho para salvar su pellejo, pues la puerta había sido abierta tan pronto como la anfitriona había acabado por pronunciar sus palabras.

    - Siento interrumpirte de esta manera, pero ya es un poco tarde y no te encontraba por nin…gún…

    Palermo se paralizó como si se tratase de una escena fantasmagórica e irreal del que juraba se trataba de una alucinación confabulada por su mente después de una noche de placeres que la habían dejado exhausta en cuerpo y mente. Pero ni siquiera la más aberrante de las alucinaciones podía compararse a la escena donde su amiga: la persona más pura y honorable que conocía, yacía sentada en el suelo con solo un par de sábanas cubriendo su cuerpo junto con su rostro paralizado en una expresión de verdadero terror, acentuado por las lágrimas que aún fluían por sus mejillas. Y el joven desconocido semidesnudo de pie a su lado hacía conjeturar en su mente la más ruin de las violaciones a la integridad y honor de una noble dama.

    - Pami… – Trató de hablar al mismo tiempo que se volvía a poner de pie a pesar de la dificultad que le presentaban sus temblorosas piernas – esto no es…

    - ¿Qué hiciste? – Preguntó con una mezcla de incredulidad y decepción, pero sin dirigirse a ninguno de los dos en particular.

    - Pami… Yo.. yo… – Volvió a derrumbarse, presa de un sollozo más profundo que al anterior – Yo…

    Bien pudo ir en auxilio de su querida amiga, pero un sentimiento mucho más poderoso que el de la compasión había poseído su corazón: ira. Pues por la reacción y posición de Adelie, Palermo creía que el extraño joven había cometido un acto tan ruin al haber abusado violentamente de ella. Al ser presa de un cólera que hacía hervir su sangre, Palermo ignoraba detalles importantes como era la nula presencia de marcas y señales de lucha en el torso del joven o en el rostro y las extremidades de su amiga – puesto que el resto de su cuerpo aún estaba cubierto por las sábanas –. Su capacidad de observación era reemplazada por un deseo impío de venganza, y lo único que lamentaba era no contar con un sable a la mano para acabar con la vida de ese cerdo en ese instante.

    - Acabas de firmar tu sentencia, niño – Dijo con un tono amenazador y lleno de profundo rencor – Solo espera a que mi guardia personal llegue y pagarás por este acto vil que…

    - Pami ¡no! – Intervino Adelie. Sus principios y honor, a pesar de haber sido derrumbados por su falta, no le permitían que aquel joven recibiera el castigo por ambos – E-Él… él no… Yo también…

    Que Adelie intercediera por él, sólo exacerbaba el sentimiento de absoluta vergüenza que lo acongojaba después de haber destruido una sincera amistad con tan encantadora mujer. Un rencor que pesaba más que el pánico al saber que su vida podría estar condenada para siempre al escrutinio y el rencor que una familia tan influyente y poderosa que fácilmente podía desquitar en alguien insignificante como él.

    - Largo de aquí antes de que me arrepienta, niño estúpido... – Ordenó sin abandonar el tono amenazador que cubría sus intenciones de darle un merecido castigo al más arcaico y cruel estilo de épocas más salvajes.

    Reginald asintió lentamente y se dispuso a tomar rápidamente las pocas posesiones que pudo encontrar a la mano de entre las prendas del suelo. La vergüenza de tocar las ropas de Adelie para encontrar las suyas demostró tener un menor efecto en su pavor que el de probar la paciencia de tan temible mujer si se demoraba un segundo más. Una vez encontrada su camisa y el par de zapatos para poder transportarse, se dirigió de inmediato a la puerta de la habitación, siendo detenido de inmediato por una última indicación de la colérica mujer.

    - ¡Usa el pasillo de los sirvientes, idiota! ¡No quiero que te vean! ¡Espera! – Señaló con su dedo índice con un tono amenazador – Si te atreves a mencionar a alguien tan siquiera una palabra de lo que sucedió aquí…

    Reginald asintió, dio una mirada a la salvadora que se había compadecido de un miserable como él y se marchó con una última réplica antes de salir de sus vidas para siempre – Lo siento.

    Con la habitación de nuevo en privado, Palermo se dirigió inmediatamente a socorrer a su amiga antes de que el shock y la sensación de soledad amenazaran su ahora frágil psique.

    - Tranquila. Respira hondo – Indicó mientras efectuaba los ejercicios para que Adelie los imitara.

    - Pami… yo… – Su voz fue cortada por otro llanto más violento y sonoro, producto del verdadero horror y vergüenza que había tratado de someter – ¡Oh, dios! ¡¿Qué he hecho?!

    - Adelie ¡cálmate! – Ordenó con voz firme. Acto inútil que fue simplemente ignorado por la desesperación.

    - ¡Rompí mis votos! ¡Rompí el corazón de François!

    - ¡Adelie! ¡Cálmate! – Gritó con un tono más fuerte del que se arrepintió inmediatamente al recordar lo inútil que era tratar de controlar una erupción volcánica con un lanzallamas.

    - ¡Oh, dios! ¡Mi pequeño! – Exclamó con sus ojos a punto de desorbitarse, preguntándose con dolor si una vez revelado su pecado, no volvería a ver la sonrisa de su más grande tesoro – ¿Qué va a pensar de mí?

    Con ese último pensamiento, Adelie se sumergió entre las sábanas arrugadas y estropeadas por los constantes tirones que había ejercido en su intento por escapar de la realidad con cualquier objeto a la vista.

    Palermo, en su intento por ofrecer cualquier solución para reavivar su espíritu, sugirió la que creía era la opción más viable para enfrentar el problema – No lo sabrán… nadie. Jamás.

    - Pami. Yo no… no podría vivir una mentira así – Musitó con dolor al siquiera pensar en una idea tan deshonrosa – Tú lo sabes.

    Palermo asintió con disgusto por su abrupta y poco sutil sugerencia. A diferencia de ella, Adelie no tenía las habilidades ni la integridad para actuar en un papel inocente por el resto de su vida después de lo que había hecho. Haciendo de lado esa petición, y viendo que poco a poco comenzaba a tranquilizarse con los ejercicios de respiración, decidió saber de una vez por todas lo que había hecho que su amiga se aventurara en aquel acto de infidelidad con un desconocido. Al menos todo lo que pudiese revelar antes de ser presa de otro doloroso episodio de locura.

    - ¿Qué sucedió?

    Adelie limpió las lágrimas con ambas manos. Recorrer el momento exacto de su falta sería sin duda doloroso, pero necesario para confrontarlo – N-No puedo recordarlo bien. Estaba en el estudio con Reginald y…

    - ¿El chico? – Preguntó con una mueca de disgusto al hacerse ya una idea de la estupidez que había provocado semejante desastre – ¿Bebieron?

    - Muy poco. Sólo estábamos platicando de nuestras vidas, después toqué una melodía en tu piano para despedirme de él y luego… un Pokémon.

    - ¿Qué?

    Por primera vez desde que despertó, la mente de Adelie se había concentrado en otro asunto fuera de la desgracia que veía cernir en su familia. Sus habilidades deductivas reemplazaban su angustia mientras los recuerdos de lo que había pasado le traían memorias, anécdotas y episodios que la relacionaban con el Pokémon mítico responsable de haberle hecho perder el control de sus impulsos.

    - Pami, ¿recuerdas el Pokémon del que nos contaron cuando éramos niñas? ¿Aquel con la voz más melodiosa y encantadora de todos? – Chasqueó los dedos una y otra vez, intentado recordar el nombre de entre las numerosas historias que les habían sido contadas en su infancia – ¡Meloetta! – Exclamó al dar por fin con el nombre – ¡Estaba aquí, cantó y algo… sucedió!

    Un escalofrío recorrió la espalda de Palermo hasta la médula después de escuchar lo que aquella reliquia viviente había hecho en lugar de asistir a la ceremonia donde decenas de invitados habían quedado decepcionados por su ausencia, viéndose obligados a estimular sus sentidos con sustancias psicotrópicas en un lugar más privado, sin posibilidad de compartir entre ellos la explosión de deliciosas sensaciones provocadas por la mismísima melodía del placer. No importaba que Meloetta poseyera un temperamento impredecible y que fácilmente se distrajera con cualquier otra cosa que llamara su atención, sobre todo si era algo bello que deseara explotar hasta el límite, aunque quebrara esa hermosura en el proceso; lo que había hecho era imperdonable y debía tratar seriamente el problema con Asdrubal.

    - ¿Qué estaba haciendo un Pokémon como ese aquí? – Preguntó con un tono que se iba tornando más severo conforme las piezas de aquel misterio revelaban más preguntas conforme iban embonando – ¿Y por qué permiten que algo así deambule libremente? –

    Palermo balbuceó un poco antes de contestar, su piel tan blanca como un espectro al ser presa del pánico que le provocaba saber que en parte ella había tenido la culpa. No obstante, y sin medir las consecuencias de lo que su respuesta provocaría en la confianza y amistad entre ellas, buscó la forma que consideraba más adecuada para despejar las dudas de Adelie y no perder el cariño que le tenía.

    - Aparece de vez en cuando en nuestras ceremonias, pero ayer no se presentó. Es por eso que terminamos muy pronto.

    Adelie conocía perfectamente a su amiga como para saber que había una intención oculta detrás de ese rostro que hábilmente adornaba con una presuntuosa, aunque muy creíble inocencia.

    - ¿Por qué no me buscaste anoche? – Preguntó con severidad en un intento de desenmascararla sin recurrir a actos más violentos y lastimosos.

    - Creí que te habías ido a dormir temprano – Respondió sin titubeos.

    - ¿No pudiste preguntar al resto de los invitados? ¿Aquellos que no me quitaban su mirada lasciva de encima?

    La ira de Adelie se acrecentó al hacer un repaso de cada momento desde su llegada a Kanto, las cuáles al ser puestas en perspectiva, no habían sido más que una serie de malas experiencias plagada con personas desagradables y bizarras, espeluznantes momentos en que su mente había sido distorsionada por culpa de un Pokémon caprichoso, y el más vil de los actos que una persona dichosa de su familia y legado podía cometer contra los que amaba. Y ahora tenía que soportar la falta de sinceridad de alguien que consideraba su hermana en el momento más difícil de toda su vida.

    - Estás dejando que el pánico y la aflicción se apodere de tu espíritu, Adelie. Desde un principio supe que no querías formar parte de esto y decidí respetar tu decisión de ausentarte en toda la celebración – Contestó Palermo, su mezcla de verdades a medias y excusas lo suficientemente convincentes que podrían considerarse sinceras y que le permitían recuperar el control de la situación – Dejarte sola fue un terrible error que ahora atormenta mi alma…

    La postura firme y estoica de Adelie al confrontar a su amiga con la verdad se hizo añicos después de tragarse las palabras de Palermo a las que, ingenuamente, le era incapaz de ver oscuras intenciones en ellas.

    - ¡Lo siento tanto! – Chilló con otra descarga de lágrimas después de poner en duda la lealtad de su mejor amiga – Yo no… ¡no sé qué hacer!

    - Quédate un par de días más y veremos qué hacer – Aconsejó mientras la abrazaba con dulzura y acariciaba gentilmente su negra cabellera – Debes pensar claramente. Admiro la enorme importancia que le das a tus principios y la fidelidad hacia tu familia, pero si no pensamos las cosas con detenimiento, el dolor será más agudo para ti y aquellos a los que amas.

    - François… – Susurró al nombrar a la persona que saldría más lastimada de todo ese desastre – Ya… ya han roto su corazón antes.

    - Lo sé – Contestó Palermo con una mirada afligida al recordar el trágico pasado amoroso que otra mujer había infligido en él.

    - Le di el mío para reparar su espíritu quebrantado… Le había hecho recuperar su alegría por vivir y ahora… Ahora no soy más que… ¡No soy más que…!

    No tenía la fuerza suficiente para terminar la frase con la profanidad que se repetía en su cabeza una y otra vez.

    - Eres una esposa excelente y una madre amorosa, Adelie – Elogió Palermo para evitar que se hiciera más daño del que pudiera soportar – Todo saldrá bien, te lo prometo.

    Y mientras Adelie descargaba su angustia y vergüenza recostada en su hombro, Palermo volteó su mirada hacia la puerta de la habitación que acababa de ser levemente abierta. En su mente esperaba que no se tratara de algún sirviente indiscreto o uno de los invitados entrometidos cuya atención había sido llamada por los gritos y sollozos de Adelie. Pero la identidad del intruso le hizo dar un suspiro de alivio, aunque no evitaba que le dirigiera una mirada desdén por un terrible descuido que bien pudo haber sido evitado si él se hubiese presentado tal como lo había prometido. Con un movimiento de su cabeza, Palermo le pidió a su pareja abandonar la habitación y cerrarla con seguro hasta que llegara el momento adecuado. El caballero asintió y dejó a ambas damas a solas.

    Retirándose de la habitación y adentrándose en el oscuro pasillo hacia su despacho privado, Asdrubal esbozó una ligera sonrisa maquiavélica mientras musitaba unas palabras para sí.

    - Y así comienza...
     
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  18.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Las palabras en azul no deberían estar jamás con las que coloreé en rojo en la misma oración, a menos que tengan algo en medio que las denote como antónimos. Ergo, Angron es un conchudo de mierda, un sádico y... bueno, quizás Angron es producto de una mutación artificial, como es la Charizardita Sintética que dio paso a la Mega-evolución más sobrevalorada de todo el Poké-mundo... pero veinte veces peor.

    Volviendo al shot que te tiraste hace poco más de 6 horas y que al parecer vuelvo a ser "PRIMER COMENTARIO :V", debo decir que fue un giro de tuerca bastante impresionante. Sexo con borrachera, un Pokémon Legendario y más mentiras de la perversa Palermo amplían mucho este plot... ahora habrá que esperar a ver la conexión entre tanto desastre o_O. Y bueno, al fin se llega a conocer algo acerca del tal Asdrúbal (¿Es con tilde o no? Por reglas de acentuación de la RAE, debería llevarla. Pero como es un nombre propio... ni puta idea, la verdad)

    Como sea, nos vemos en otro episodio n__n. No tengo nada qué criticar respecto a lo técnico. Todo está bastante interesante, la verdad

    Bye~
     
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  19.  
    Dr Kaos

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    ok me había tardado en comentar... (-_-... malditas fiestas... )

    al menos pude leer ambos cap con tranquilidad XD...

    esa sensación cuando el nuevo juego hace algo similar a lo que habías planeado (?)

    jajaja me han pasado cosas similares también... (al menos tu ya tienes publicado el material... asique no te pueden decir nada XD) igual siempre se le puede sacar algún provecho a esas coincidencias de la vida je je je...



    ya metiéndome en los capítulos...



    El primero se me hizo bien entretenido, empezando por mostrarnos los avances de nuestros héroes en su entrenamiento para después pasa a lo que seria el "fallido" ejercicio. interesante forma de presentarnos a "Angron", me gusto especialmente como alternabas los sucesos de la batalla junto a la explicación "inicial" de clint... terminando en todo en un desastre, incluso destaco al mismo McTyrano negándose rotundamente a volver intentar controlar una "bestia" tan impredecible... (claro, XD para su fortuna todo bad ass tiene un ángel para subirle la moral ). ansió ver como será que dominaran a tal Pokémon (XD podemos decir que es un Salamance forma unova (?)

    de todas formas me gusto la accion, mas aun que solo pudieran derrotar a medias a ese pokemon mediante estrategias.... (O_o aunque no espere que pikachu fuera el que habriera la chance para la vicotria... lo que me recuerda....)

    XD ame este parrafo....


    se me hizo graciosa esta escena.... XD O_o supongo que tal dificultad ayudado al chico a estar mas calmado impidiendo que le fallara algún cable durante el ejercicio... O_o....


    en fin, veamos con que revelación o dato nos saldrá en el siguiente capitulo...

    p.d: oh no me olvido de nuestros "amigos" del culto... parece que palermo se va jugar una carta peligrosa.... -_-... esperemos que la pequeña bonnie no termine topándose con la devoradora....

    ---------------------------------------------------------------------------------------------------------

    y tenemos nuevo capítulo del spines off XD...

    supongo que es un capitulo mas de transición, o más bien de las consecuencias del capricho de meloeta....

    lo sentí bien tragicómico... por los diálogos y reacciones me hicieron reír, pero sin que se perdiera la seriedad de la situación... XD i like this....


    (lo admito, me hubiera gustado ver animada esta parte.... XD)

    aun así, la protagonista de esta historia aun conserva todos sus cabales... mas ya empieza anotar que algo anda mal... (lástima que la estima que le tiene a palermo le juega en contra... ) , eso me agrada... le da mas sabor a su aventura personal... y a su conocido desenlace...

    ahora la gran incógnita será saber qué papel jugara Asdrubal en todo esto... si este personaje es tan o más maquiavélico que la palermo del presente....

    y también saber cómo paso desde la sartén aun respetado miembro de la orden XD....


    en fin, creo que no se me queda nada mas por agreguar... deseando con anisas la continuasion.

    un saludo y feliz año XD...
     
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  20.  
    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Artificial... ¿o algo más?

    Con muy pocas excepciones, siempre tienes el honor de ser el primer comentario después de cada capítulo, compa.

    En efecto, tiene toda la razón. A la próxima ese nombre aparecerá como debe ser.

    Sin prisas ni cuidado. El simbolito de "ganador" me dice que sigues al pendiente de las actualizaciones.


    Originalmente, terminaba con una muerte sangrienta, pero lo sentí demasiado forzado y aún muy poco acorde al tono que va tomando la historia. Como si le estuvieras agarrando sabor a un caballito de tequila, y de pronto de tragas media botella (para después morir, por supuesto).


    Uy... espero que no te hayas encariñado demasiado con ella.


    Siguen puras desgracias (T-T)



    En fin. Este es posiblemente el capítulo más complicado que he escrito hasta ahora, pero al mismo tiempo al que le he puesto más empeño. De hecho, me sentí tan esperado que ya está listo después de una semana desde el anterior (cosa que ya es muy, muy raro que suceda).

    A partir de aquí, las cosas toman un nuevo rumbo. ¿Creían que ya tenía un tono oscuro? No han visto nada todavía.


    CAPÍTULO 29. El último infierno sobre la tierra.


    Figura 1. Montículo de cráneos construido por el clan conocido como “El Ojo Lacerado”, supuesto grupo con el mayor dominio en la tierra salvaje de Valkia. Estas señales macabras marcan una ruptura del tiempo entre la civilización moderna y la era primitiva donde la supervivencia del más fuerte es la única ley existente.

    Por Jessica Paquet.

    El ruido del motor siendo forzando al máximo por la limitada capacidad de carga de nuestro único transporte a la mitad de nuestro camino, no es solo sino la primera señal de alarma ante el peligroso sendero que nos hemos propuesto recorrer para saber la verdad del enigmático y, de acuerdo a las anécdotas recabadas en viejos registros (muchas veces exageradas y poco confiables) y de la boca de los habitantes cercanos a este desdichado páramo, último bastión de los instintos más primitivos y salvajes que seres humanos y Pokémon emplean para defender con la celosa agresividad de no ser molestados por entrometidos extranjeros. Y, a pesar de contar con nuestros compañeros para defendernos en caso de que quedemos a merced de bárbaros que posiblemente atacarán con la menor provocación, no tememos admitir sentir una mezcla de exaltación y miedo ante la persecución de una leyenda a punto de ser olvidada por los avances del mundo moderno.

    Pero, ¿qué hace de la aparentemente insignificante, pero supuestamente peligrosa Valkia en la región más desolada del medio oriente, un destino que nuestro grupo haya elegido como reportaje especial de nuestro número de aniversario? La misión de saber de una vez por todas lo que se esconde ahí. “Que vivamos en la aldea más cercana a ellos, no quiere decir que los veamos con regularidad. Cualquiera que nazca ahí tiene prohibido escapar”, cuenta Amina, una de las habitantes del pequeño pueblo de Arad: uno de los últimos refugios de la civilización moderna cuyas murallas de cientos de años protegen la pacífica villa de cualquier posible incursión de personas no deseadas. Aunque, según ella y todos los habitantes de ese refugio, no ha habido ataque alguno desde hace décadas.

    Para la mayoría de nuestros lectores jóvenes (y otros no tanto), el nombre de Valkia resultará desconocido, o en el mejor de los casos, una colección de historias contadas para asustar a los niños alrededor de una fogata a la luz de la luna, relatando algunas de las más horripilantes historias de miedo que ahora se considerarían poco creíbles, pero en gran parte ciertas y poco adecuadas para una audiencia tan joven. Antes de convertirse en la tierra olvidada que es ahora, Valkia (nombre recibido de una antigua deidad de la guerra) poseía ricos yacimientos de metales preciosos que hicieron de este lugar un sitio codiciado por numerosas dinastías de reyes y naciones que se disputaban ese territorio árido de casi 300 kilómetros cuadrados de extensión. Pero hasta hace medio siglo, después del acuerdo para el desarme internacional de nuestro armamento nuclear que prometía traer una nueva era de paz, esta tierra árida tomó un papel protagónico como escenario de la más sangrienta, despiadada y banal batalla que se recuerde en la era moderna.

    “Después de huir por más de tres horas, encontré un refugio en una de las numerosas cuevas subterráneas formadas gracias a la historia geológica del lugar. Sin provisiones o municiones para defenderme en caso de que ellos me encontraran, me aferré a mi arma con las pocas fuerzas que me quedaban mientras quedaba a merced del destino. Ya sea que encontraran mi escondite y me convirtieran en otro trofeo más para apilarlo junto al montículo de cráneos de mis hombres, o que por gracia divina y un poco de suerte, el mensaje de auxilio llegaría a tiempo para librarme de este espectáculo de muerte perpetuado por enloquecidos y despiadados monstruos”, continúa. “Pues ellos se abalanzaban con una ferocidad similar a la de enloquecidas jaurías de Houndooms poseídos por un irracional y sanguinario instinto de matar. Cargaron contra nuestros sencillos puestos de avanzada, alzando sus lanzas, hachas, armas improvisadas con herramientas domésticas y estandartes con un símbolo que jamás pude reconocer. Una vez derribada nuestra única defensa, estos monstruos disfrazados de hombres no perdieron tiempo para despedazar los miembros de sus víctimas mientras vociferaban espeluznantes aullidos y gritos de batalla con cada cabeza que lograban cercenar. Nunca supe, ni quiero saber qué planes tenían para los incontables cráneos que en su orgía de sangre habían acumulado con la vida de mis hombres y amigos”.

    - Edward Abbot, líder del grupo de paz de la expedición Kalosiense a Valkia.

    Edward Abbot, fue uno de los pocos sobrevivientes que lograron narrar la matanza del regimiento de paz enviado por la hoy región unificada de Kalos para la recuperación estratégica del territorio que estaba en disputa por dos naciones con un largo historial de enemistades y desacuerdos; entre ellos, la soberanía sobre la rica región en la que estaban a punto de combatir con armas si era necesario para arreglar sus absurdos rencores. Al ser un regimiento poco numeroso y apenas armado, no tenían oportunidad alguna contra las hordas salvajes que, para sorpresa de todos, más tarde se descubrió que eran descendientes de los pueblos originales decididos a recuperar sus tierras después de tantos siglos de vivir errando en las orillas de lo que alguna vez fue suyo.

    La conmoción internacional fue de tal magnitud, que numerosos refuerzos fueron desplegados en el lugar para controlar a los salvajes pobladores que ahora eran calificados como auténticos “terroristas”, los cuales no tuvieron la menor oportunidad una vez enfrentados con armas modernas y Pokémon altamente entrenados. Dos semanas después, esa congregación había sido aplastada, y los pocos sobrevivientes optaron por quitarse la vida antes de ser capturados por el enemigo. Desafortunadamente, y para desgracia tanto económica como moral de aquellos que dieron su vida para recuperar el territorio perdido, las minas se habían agotado desde hacía años atrás, dejando al pobre y desolado páramo en una tierra deshabitada cuando el ejército se retiró, no sin antes al menos buscar los restos de sus hombres caídos para darles una sepultura digna. Sólo algunos fueron recuperados y muy pocos lograron ser identificados. Los cráneos jamás fueron encontrados.

    “Y después de los horrores que suscitaron aquí y que me atormentarán mientras viva, sólo me queda preguntarme si estos monstruos en verdad defendían su hogar y riquezas despojadas. Pues para mí, sólo se trató de un festival sangriento celebrado con el único fin de tomar vidas en la forma más sádica y despiadada que cualquier humano o Pokémon podría confabular contra sus semejantes ”.

    Con esa última nota, todo registro oficial y accesible al público fue cerrado por diez años, con la esperanza de que la tragedia ocurrida fuese borrada de la memoria colectiva; cosa que fue demasiado complicada gracias a la prensa sensacionalista que, aprovechándose de la negativa de los gobiernos a aclarar lo sucedido ahí, comenzó a confabular historias fantasiosas y ridículas conspiraciones que dieron vuelco a la imaginación de sagaces aventureros e interesados en estos misterios modernos. La más famosa de ellas, sin duda, fue la del “Tesoro de sangre”, una crónica supuestamente obtenida de uno de los salvajes que aseguraba que las últimas riquezas de Valkia habían sido explotadas previo a la intervención extranjera, pero que este acto de codicia había desatado una terrible maldición sobre sus pobladores, convirtiéndolos en despiadadas criaturas sedientas de sangre. El creador de esta fantasía: Charley Tang, un embaucador que frecuentaba las tabernas de ciudad Castelia en Unova, ignoraba que los “salvajes” habían muerto antes de ser capturados e interrogados.

    Esta y muchas historias más provocaron una inesperada llegada de decenas de aventureros de todo el mundo dispuestos a descubrir la verdad de lo sucedido ahí, desatando una nueva ola de publicidad que puso la mira en las huellas de sangrientas batallas, ahora borradas por las tormentas de arena. Pero la novedad duró poco. Semanas de búsqueda infructuosa entre rocas aburridas y campamentos ya tragados por la arena habían hecho desistir a la mayoría, y el interés por la tierra de Valkia fue rápidamente borrado hasta formar parte de la antología de mitos y leyendas que cautivan la imaginación y divierten a las generaciones venideras con un buen escarmiento antes de dormir. Pero todo eso cambió ocho años después en una tarde del ocho de agosto.

    “Vigilaba la torre norte que daba al rojizo páramo de lo que alguna vez fue la frontera con Valkia. Una tarea bastante tediosa e inútil, pero que procurábamos mantener por precaución y recelo hacia la historia de la masacre que nos había sido contada. Pasaron dos, luego tres horas sin que ocurriera nada, como de costumbre. De pronto, a lo lejos y en los pies de la roca de Arbaal, alcancé a distinguir decenas de figuras humanas y alguno que otro Pokémon marchando directamente hacia nuestro pueblo. Toqué la alarma y mandé a mi Sigilyph a convocar el resto de nuestros Pokémon para tomar la primera línea de defensa. Mujeres y niños fueron llevados a los refugios como lo dictaba el protocolo y nosotros los varones nos preparamos para defendernos de estos “demonios que habían regresado para cobrar venganza”, tal como lo gritaban algunas personas al unísono mientras corrían alarmadas.

    Fue entonces cuando llegaron a nuestras puertas como el embiste de un Tauros cegado por la ira. Luchamos para rechazar el ataque enemigo con ayuda de nuestros compañeros Pokémon, pero los agresores peleaban con ferocidad para poder entrar y así saquear nuestra ciudad. O, al menos eso creíamos, pues al poder vislumbrar los primeros esfuerzos de nuestra defensa, nos dimos cuenta que un pequeño grupo de ellos se había infiltrado para forzar los cerrojos de los refugios y así raptar a nuestras mujeres y niños. Rápidamente enfocamos nuestra atención en ellos, pero el ataque en la puerta principal era tan agresivo que solo unos cuantos pudimos acudir en auxilio de los refugiados. Tan pronto como el ataque había sido rechazado, ellos ya habían logrado hacerse de al menos veinte de nuestras esposas, hermanas, hijos y nietos. Al día siguiente, algunos lo suficientemente sanos para emprender el viaje, salieron en busca de ellos. Dos semanas después, encontramos sus cadáveres a las puertas de nuestra ciudad”.

    A pesar de que actos como este fueron repetidos en tres ocasiones más en diferentes villas fronterizas, la noticia fracasó en revivir el interés internacional, el cual ya estaba hastiado de aquellas viejas historias de guerra y prefería enfocar su atención en el júbilo que traía el atestiguamiento de los últimos pasos para el desarme global. De hecho, cuando se cumplieron diez años de la masacre de Valkia y los archivos fueron de acceso público, muy pocos los tomaron en cuenta. No obstante, los gobiernos a cargo tomaron cartas en el asunto y enviaron nuevamente patrullas de apoyo para reforzar las fronteras y descubrir de dónde habían salido estos nuevos agresores; pero de acuerdo a reportes oficiales, ninguno de ellos se aventuró al desierto y las expediciones regresaron apenas dos semanas después de haber sido desplegadas. El caso fue cerrado y los habitantes de las aldeas cercanas recibieron una compensación monetaria incapaz de aliviar el sufrimiento de perder a sus seres queridos.

    Y después de cincuenta años de aquella última intervención gubernamental, lo que queda actualmente y que puede llegar a nuestros oídos, son las simples anécdotas e información de boca en boca poco confiable de aquellos que aseguran haber encontrado e incluso comunicado con estos “nuevos” habitantes de Valkia. “Eran gente de varias regiones y diferentes lenguas”, comenta Aamira, mujer de la aldea de Aasia y que dice haber estado presente en uno de los ataques donde su pequeña hermana fue raptada por estas personas. “Uno de ellos era blanco, otro de tez morena y ambos hablaban en un idioma sajón hasta que uno tercero pelirrojo llegó y les dio órdenes en español”. Esta anécdota refuerza una hipótesis que han propuesto los pocos antropólogos que han estudiado este fenómeno: que algunos de aquellos aventureros que se adentraron en la tierra de Valkia jamás regresaron y, de alguna manera; quizá por la falta de recursos y situaciones desesperadas que los orillaron a adoptar cualquier medida para sobrevivir, progresaron y se organizaron en un grupo hasta ser lo suficientemente fuertes como para atacar villas cercanas y raptar a las mujeres y niños necesarios para aumentar su población. Sin embargo, ningún registro oficial de los gobiernos ha confirmado que alguno de sus habitantes haya sido reportado como extraviado en la región, y los permisos para entrar son tan raros y perfectamente archivados desde la masacre de Valkia, que muy difícilmente se les escaparía un dato como este.

    “No son un grupo organizado. Tal como nosotros en épocas anteriores, son numerosas tribus que entran en conflicto constantemente por los pocos recursos disponibles y los miserables pedazos de tierra en las que apenas pueden ver crecer pequeñas raíces comestibles”, narra Yessit, tendero de la ciudad de Arad y uno de los pocos que ha tenido contacto con una de las tribus que se disputan el dominio de Valkia. “Sólo el clan más fuerte puede colocar su montículo en los sitios fronterizos como señal de su poderío y advertencia para nosotros. Desde hace diez años ha sido ’El Ojo Lacerado’, quien ha mantenido cierta discreción en sus actos desde su victoria sobre ‘Los Consortes de la Muerte’. Pero sólo es cuestión de tiempo antes de ver otra señal diferente que nos haga revolver el estómago”.

    Esta “discreción” y relativa paz, ha logrado que incluso algunos mercaderes formen rutas comerciales (bastante protegidas y muy secretas) con los mismos bárbaros. “Llegamos un acuerdo con ellos”, comenta Abel, jefe del único gremio de comerciantes que negocia con el clan llamado ‘Los Errantes del Despojo’. “No poseen mucho, y la mayoría de las veces sólo piden semillas. Su verdadera moneda aceptable es su capacidad como reguladores y consejeros entre los diferentes clanes, quienes comparten su conocimiento del desierto, atajos que nunca hubiéramos encontrado por nuestra cuenta y paso libre a sitios de importancia para nosotros. Al principio nos costó mucho trabajo confiar en ellos, pues creíamos que una emboscada estaba lista para atacar en el siguiente sitio de descanso. Afortunadamente esto nunca ocurrió y pudimos conservar nuestras cabezas y mercancías”, concluye con una risa contagiosa. Pero a pesar de este inusual contacto amistoso (por así decirlo) que contradice la imagen salvaje de los habitantes de Valkia, hay una historia oculta y perversa detrás de los nuevos nacimientos y formas de reclutamiento que tira por la borda este hecho que en otra situación absolvería parte de la malicia de los clanes.

    Abel nos guía hacia este misterio mientras nos lleva a un pequeño cuartito abandonado en la esquina más oscura de la ciudad para conocer a André, un médico anciano que asegura haber escapado de su secuestro después de ser hecho prisionero durante años por el clan conocido como “Los Proveedores de la Matriz”, y quien parece tener la respuesta a esta pregunta: “Se acordó detener los ataques una vez obtenidas las mujeres. Pues seguir provocando a las aldeas cercanas, que ya estaban demasiado molestas, sólo traería más problemas”, narra paras después detenerse y beber un vaso de agua para aclarar su garganta y continuar. “Al principio, cada clan criaba a sus nuevos adeptos en los caminos de su respectivo código, pero sin los recursos y cuidados necesarios para los partos, las mujeres y niños comenzaron a morir rápidamente, y aquellos sobrevivientes alcanzaban un desarrollo deficiente al llegar a la adolescencia. Es por eso que se acordó que sólo un grupo de ellos se encargaría de la cruza y crianza de los nuevos reclutas para luego ser elegidos, según sus aptitudes, por uno de los clanes a una edad aproximada de seis años, momento en que se les daría un nombre y se les haría dar juramento a su nuevo señor”. Pero lo que sigue marca el límite entre la crueldad y el fanatismo por una práctica inhumana: “Se procuraba eliminar cualquier posible lazo entre padres e hijos: por un lado, los hombres más fuertes de los diferentes clanes eran invitados para enfrentarse entre sí en torneos anuales por el privilegio de reproducirse; jamás conocían a la mujer o mujeres con las que se apareaban. Y en el caso de las madres, estas eran despojadas de sus hijos tan pronto como concluía el parto para ser entregados a otras nodrizas que se encargaban de su posterior crianza. Todo este enfermizo ritual para destruir cualquier relación familiar o afectiva del nuevo individuo, constituía el único principio que todos los clanes en Valkia respetan: que los verdaderos vínculos que puede formar un futuro guerrero, son aquellos que forja al lado de sus hermanos en el calor de la batalla”.

    Ante esta espantosa práctica de claro abuso infantil que nos ha dejado asqueados por su crueldad, André menciona que algunos clanes no dudan en flagelar a sus nuevos reclutas para arrebatarles hasta el más mínimo vestigio de inocencia que les quede, y así prepararlos para el nuevo y cruel futuro que les aguarda como guerreros (ellos odian el término “soldado”). Ante este, y un sinnúmero de reportes que serían severamente castigados en cortes internacionales, la ORU no tiene una postura. Y esta actitud indiferente es la que permea en todos los asuntos concernientes a derechos humanos en Valkia y las aldeas aledañas, sitios que, a pesar de su violento y conflictivo historial, comparten en común el haber sido destinados al olvido por la civilización moderna. En los últimos años, de hecho, permisos para el acceso a Valkia han sido severamente restringidos, evitando que incluso grupos de ayuda incursionen y lleven a cabo investigaciones para confirmar estos terribles hechos. Peor aún: los medios de más audiencia y difusión, al parecer han conspirado con los gobiernos para minimizar cualquier información relevante de esta región. Este año, después de la reunión internacional para la empatía y el combate de la desigualdad en regiones aun en pobreza extrema, Valkia fue discretamente calificada como un: “Lugar extremadamente peligroso, en la que cualquier solicitud de refugio de parte de alguno de sus habitantes será considerada un acto de agresión contra la seguridad internacional, y cuya deportación inmediata podría ser la menor de las sanciones”. O, dicho de otra forma, una nueva tortura para cualquiera que haya abandonado ese infierno y necesite ayuda desesperadamente para superar la pesadilla en un mundo presuntamente más avanzado y solidario.

    Abel ahora se muestra profundamente reflexivo con la arriesgada petición que le hemos hecho: llevarnos a su próxima incursión en Valkia para el intercambio mensual de mercancías. Él comprende, y de hecho simpatiza con nuestra misión que considera noble, aunque ingenua. Nos dice que partiremos a la primera hora de la madrugada, pero al desconocer el cómo reaccionarían los habitantes ante nuestro equipo de filmación y fotografía, nos pide llevar solo lo necesario y permanecer ocultos en uno de los convoys. Ser en extremo discretos con la recolección de información es vital para nuestra supervivencia y la de nuestro valeroso amigo.

    Y así, partimos con los primeros rayos del sol iluminando los montes del desierto. El ruido de los motores es insoportable, y nuestro escondite es tan estrecho e incómodo, que comenzamos a sentir el dolor de nuestras extremidades clamando piedad. Pero aún queda una hora de viaje para llegar, por lo que aguantamos y nos distraemos con chistes y anécdotas de viajes anteriores para hacer menos desagradable nuestro camino. De pronto, el vehículo se detiene, alertándonos por la súbita interrupción de nuestro viaje que Abel nos advirtió que sólo pararía hasta llegar a nuestro destino, o si algo malo sucediera. Tomamos las pokébolas para prepararnos en caso de una maniobra desesperada mientras hacemos lo mismo con las grabadoras y las cámaras ocultas que registrarán la evidencia visual gracias a los orificios del vehículo. El sonido del motor hace difícil grabar con fidelidad la conversación que se está llevando a cabo, pero mantenerlos encendidos es vital en caso de una huida desesperada.

    Podemos escuchar a nuestro protector hablar con un hombre de voz grave e intimidante. Al principio, Abel saluda con cordialidad y respeto, pero el otro hombre responde con un tono agresivo y sin duda, de advertencia; ni siquiera le da una oportunidad para responder su solicitud. La angustia crece conforme escuchamos varias voces igual de intimidantes gritando al unísono y las pisadas de varios hombres acercándose a nuestro vehículo. Retiramos las cámaras, guardamos el equipo y guardamos profundo silencio en un intento de parecer invisibles ante la posible adversidad. El estruendoso rugido de un Pokémon que no logramos reconocer, pero que suponemos puede ser un Arcanine u otra especie similar, nos hace helar la sangre y formular los pensamientos más oscuros de nuestro posible final. Pero tan pronto como el rugido se pierde con el eco de las montañas, sentimos como el camión da suavemente una media vuelta y se dirige, sin duda, al lugar de donde partimos. Con alivio, estiramos las piernas y damos un fuerte respiro mientras nos preguntamos qué había sido todo eso.

    “Habrá un cambio de liderazgo”, nos comenta Abel una vez que regresamos a nuestras habitaciones. “Nos cruzamos con el camino de un clan que estaba marchando para su enfrentamiento contra ‘El Ojo Lacerado’ por el dominio de Valkia”. No podemos evitar sentir una enorme desilusión al haber perdido la oportunidad de atestiguar al menos un fragmento de lo que sin duda habría sido un increíble, pero violento escenario que nos proporcionaría la evidencia necesaria para la causa. Esto hasta que Abel comenta con cierta angustia el difícil trato que se vio obligado a hacer para mantenernos a salvo, y que sin duda afectará el pequeño gremio que ha construido con tanto esfuerzo. Desgarrados por su sacrificio desinteresado y al ser en parte culpables de su pérdida, tratamos de convencerlo de aceptar al menos una pequeña compensación por las molestias ocasionadas, pero él las rechaza con una afectuosa sonrisa y nos invita a su hogar para un bien merecido almuerzo que nos ayude a recuperarnos de esta experiencia. Además de último regalo de despedida antes de que nuestro regreso a casa mañana, en un mundo que ahora nos sorprende el cómo puede ser tan bello y utópico, pero a la vez ciego e indiferente.

    Pero dos de las numerosas preguntas siguen atormentando nuestras mentes en un intento de formular una hipótesis de lo que dio origen a esta leyenda viviente: ¿de dónde salieron los primeros habitantes de humanos y Pokémon, y qué atractivo o ambición convencería a alguien tan demente como para permanecer en un lugar tan espantoso e inhóspito como este?

    Esta y muchas preguntas más tendrán que esperar hasta la próxima oportunidad que se aparezca, quizá en meses, años o décadas. El gobierno de Kalos ha comentado a la ORU de nuestra osada incursión y hemos sido vetados de cualquier intento de otra expedición a Valkia de por vida, quizá menos tiempo si es que hay suficiente presión de la comunidad para resolver los conflictos que azotan esa región.

    Es en parte esta necesidad de recabar evidencia concreta para enviar una llamada de atención a todas las personas y Pokémon de la tierra: desvíen su mirada de los emocionantes combates que alimentan nuestros sueños y fascinan nuestros sentidos. Sólo por un momento, observen que aún hay personas en el planeta cuyo único anhelo es el de poder dormir a salvo por una noche más, que la idea de realizar un viaje de autodescubrimiento al lado de fascinantes criaturas, es un sueño que no podría ocurrir ni en sus más salvajes fantasías, sobre todo si para ellos el día siguiente es una incertidumbre al no tener nada para comer. Seguramente nuevos reporteros e informadores comprometidos con la verdad y con un noble sentido por la justicia, continuarán con la labor que iniciamos en este incompleto y deficiente intento de narrar la salvaje y primitiva vida de Valkia en un mundo donde humanos y Pokémon vivimos en una sociedad avanzada y de relativa paz.

    Una oportunidad perdida para convertirse en Dantes modernos; atestiguando, escribiendo y dejando a la posteridad el terror que guarda el último infierno sobre la tierra. ▪


    Serena arrugó el ya de por sí maltratado artículo mientras releía una y otra vez los párrafos que más le habían desgarrado su corazón y hecho un nudo en su garganta por la crueldad descrita en ellos. Ash, por su parte, permanecía tan serio y callado como Clemont, a pesar de que Pikachu frotaba sus rojizas mejillas con las de su entrenador en un intento de provocar en él cualquier expresión como solía hacerlo antes de que su mente fuese infectada. En realidad, y a pesar de toda la locura que habían vivido en los últimos días, Ash era incapaz de proferir palabra alguna ante una vida de la que, tal como decía el artículo, no tenía la más mínima idea que pudiese existir en el mundo que conocía.

    - Digan algo… – Suplicó Clemont después de algunos minutos en que sus amigos quedaran en absoluto silencio.

    - Yo… no sé qué decir – Respondió Ash por fin – Jamás pensé que algo así existiera.

    Serena, con la infinidad de pensamientos que cruzaban su mente y la angustia que lastimaba su garganta, hizo un enorme esfuerzo para participar en la conversación – ¿Ustedes…ustedes creen que aquí nació Clint?

    - ¿Por qué otra razón Elesa nos daría este nombre? – Respondió Clemont haciendo uso de la lógica – Y esas cicatrices en su espalda.

    Serena asintió con la respuesta que ya se había imaginado, pero que necesitaba de la confirmación de sus amigos para asegurarse.

    De pronto, Ash mencionó un detalle que al menos él había pasado por alto – La fecha de este artículo… Fue escrito hace treinta años. Clint ni siquiera había nacido.

    Serena jadeó ligeramente con inquietud ante ese dato que también había ignorado, pero que habría un nuevo y desgarrador panorama si lo que comenzaba a creer resultaba ser cierto – ¿Algo ha cambiado en ese lugar? – Preguntó.

    Clemont miró cabizbajo – No… no hay mucha información al respecto. Sólo dice que la restricción a Valkia sigue vigente – Respondió – Este fue el último artículo publicado en una revista popular. El resto sólo son unos cuantos informes oficiales que no dicen gran cosa.

    Ese fue el último pinchazo en su corazón que hizo desbordar las primeras lágrimas de compasión y tristeza ante la vida espantosa de alguien a quien estimaba tanto y que ahora podía comprender un poco mejor su impredecible actitud y petición por mantener su pasado en privado. Ni siquiera deseaba pensar en los contrastes tan aparentemente disgregados entre ambos: mientras que él había nacido con un destino cruel rodeado de personas despiadadas que seguramente extrajeron con violencia hasta el último llanto de dolor, ella había sido salvada por la intervención divina de una criatura legendaria. Ante este hecho, se preguntaba cómo es que Pokémon con semejante poder podrían ser tan indiferentes hacia aquellos que los necesitaban más que a ella.

    - Serena, ¿estás bien? – Preguntó Ash un poco preocupado por el súbito, pero comprensible explosión sentimental de su amiga.

    - A nadie le importó… – Sollozó mientras limpiaba las lágrimas con su palma – Clint y muchos más sufrieron… están sufriendo ahí y el mundo ni siquiera sabe que existen.

    Viendo que Serena comenzaba a experimentar ligeros espasmos, Ash se acercó hacia ella para tratar de tranquilizarla con un reconfortante abrazo mientras Pikachu procedía a hacer lo mismo frotando sus mejillas en el rostro de ella. En ese momento, Ash experimentó un sentimiento de impotencia que acongojó su corazón. Desde el inicio de su viaje, había conocido a tantas personas y Pokémon con historias tristes y desgarradoras pero que siempre terminaban bien; él mismo había pasado por depresiones y frustraciones ante los obstáculos más difíciles que se pusieron en su camino, con la esperanza de que, en caso de fracasar, siempre existía una siguiente oportunidad para intentarlo de nuevo. ¿Cómo podrían servir esas mismas palabras de ánimo a alguien a quien ni siquiera se le da una identidad al nacer?

    - Pero ¿cómo habrá escapado de ahí? – Preguntó Ash ante un muy importante fragmento del pasado de Clint que explicara el inicio y el porqué de su cruzada – ¿Y qué le sucedió después de llegar a Kanto?

    Después de lo acontecido con Angron y haber ahondado en el pasado de Clint, era bastante claro que sus emociones estaban al máximo, y debían descansar lo mejor que pudiesen – Creo… que ya hemos tenido suficiente por hoy – Sugirió – Él nos contará cuando lo considere adecuado.


    TO BE CONTINUED…
     
    Última edición: 17 Enero 2017
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