Digimon El compás de los destiempos (Mimato)

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por MelodiaVal, 1 Febrero 2018.

  1.  
    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

    Tauro
    Miembro desde:
    5 Agosto 2009
    Mensajes:
    664
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    663
    Título: El compás de los destiempos I: Primer amor.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Yamato Ishida || Sora Takenouchi.
    Resumen: "Sora se convirtió en el primer amor de Matt, y lo que ambos vivieron fue tan puro y real, que no había fuerza en el universo que se pudiera comparar con el sentimiento que ambos tenían el uno por el otro. "

    ¡Hola chicxs! ♥ hoy oficialmente vengo a incursionar en un nuevo fandom al que le tenía muchas ganas hace mucho y nunca me había animado a entrar, por lo que aprovecho la excusa de la actividad "Un Valentín diario" para permitirme arrancar aquí. Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Espero que lo disfruten ♥


    1. Para el primer amor


    El amor era un sentimiento difícil para él. Las implicancias de sentir amor por alguien eran demasiadas, y Yamato no quería ese tipo de compromiso.

    Suficientemente mal lo había pasado a lo largo de su infancia cuando su hogar se quebró, y todo ese amor que él sentía por su familia, terminó por volvérsele en contra. Esto le generó un sufrimiento a largo plazo que hizo que cuando por fin pudiera levantarse de la cama, no quisiera volver a saber nunca más de nada que pudiera volver siquiera a amenazar con lastimarlo así de nuevo.

    Cuando conoció a Sora, todavía no quería saber nada sobre el amor. Seguía siendo muy chico, y aún estaba temeroso.

    A pesar de ello, la chica no se dejó intimidar por los fantasmas del pasado de su amigo, y tan pronto como empezó a desarrollar sentimientos por él, se armó de valor y decidió ir a todo a nada. Fue difícil para Matt abrirse a ella, pero la paciencia, la calidez y el amor de Sora, consiguieron que, finalmente, el dolido corazón del rubio apostara por darle una oportunidad a la situación, comenzando con lo que sería una dulce historia de amor entre dos adolescentes.

    Sora se convirtió en el primer amor de verdad de Matt y a capa y espada, defendió, cuidó y reparó el corazón del mismo, mientras lo mimaba con dedicación, subsanando cada uno de los temores y las heridas que en este se encontraban abiertas.

    Matt, por su parte, se abrazó fuerte a Sora, y descubrió en ella que el amor no siempre dolía sino que podía saber a miel, brillar debajo del sol, acariciarte desde una canción, y arroparte en un mensaje de texto.

    Sora se convirtió en el primer amor de Matt, y lo que ambos vivieron fue tan puro y real, que no había fuerza en el universo que se pudiera comparar con el sentimiento que ambos tenían el uno por el otro. Matt era la única persona que podía calar dentro de la fragilidad de Sora. Y Sora, por su parte, fue la única que se tomó la molestia de tratar de llegar a tocar el corazón de Matt.

    Todo era perfecto. Todo era amor y color. Se amaron con tanta fuerza que el mismo cosmos se rendía ante su intensidad.

    Pero como el fuego que arde con ganas consumiendo indiscriminadamente los recursos que lo alimentan, llega un punto en que cuando las cosas arden demasiado intensamente, inminentemente, los recursos se acaban, y el fuego se apaga para no volverse a prender nunca más.

    Y eso fue en lo que cayó en cuenta Matt una tarde, mientras fumaba un cigarrillo en la terraza, y una lágrima se le deslizó por el ojo derecho al comprender que su historia de amor, así como el sentimiento que tenía por Sora, había llegado a su final y ya no tenía vuelta atrás.

    Quiso culpar al humo. Pero cuando apagó el cigarrillo, sus lágrimas seguían cayendo.
     
    Última edición: 2 Febrero 2018
  2.  
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1000
    Título: El compás de los destiempos II: Inalcanzable.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Mimi Tachikawa || Yamato Ishida, Sora Takenouchi.
    Resumen: " Mimi conocía mejor que nadie las miradas de Matt. Entonces, cuando se dio cuenta de que podía leer sus sentimientos a través de las mismas, entendió que quizá y solo quizá, el chico no fuera un simple capricho."

    ¡Hola chicxs! ♥ segundo escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Espero que lo disfruten ♥



    2. Para alguien inalcanzable


    Mimi nunca había sido una persona especialmente profunda. Sus pensamientos casi siempre se limitaban a un contexto meramente superficial, y cuando la situación requería analizar detalladamente algo, por lo general delegaba la labor a alguien más y se desentendía del asunto.

    Mimi no era especialmente profunda, es verdad. Sin embargo, eso no quitaba que sus sentimientos si pudieran serlo.

    Desde que conoció a Matt, Mimi se vio atraída por el mismo. Matt era una persona atractiva por donde se la mirase, haciendo que en cada vistazo que le dedicara a la muchacha, un suspiro inevitablemente se le escapara de lo profundo del pecho. No era raro suponer entonces que alguien con la personalidad de Mimi se hubiera quedado prendada fácilmente de él, aun si era una cuestión superficial. Matt solo le parecía una cara bonita.


    Nunca lo hubiera esperado, y mucho menos lo admitiría jamás en voz alta, pero el que Matt la tratase de caprichosa y egoísta, provocó el primer desencanto amoroso de la joven, dejándola profundamente dolida sin poder asimilar por completo la situación. Fue una desilusión instantánea, en la que la palidez se apoderó de su rostro y tuvo que pelear para que las lágrimas no rebalsasen de sus ojos mostrando lo mucho que le habían afectado sus palabras.

    ¿Con qué derecho él le decía algo así? Sabía que quizá a veces era un poco exagerada con sus actitudes. También, que no le salía ser una persona dócil y frágil. Sabía que quizá... había estado siendo más molesta que de la cuenta al estar encima de Yamato todo el tiempo, esforzándose por llamar su atención. Pero una cosa no quitaba la otra: lo hacía porque a ella realmente le gustaba. Aun si sentía que jamás lo iba a poder tocar, y lo confirmaba con su comentario respecto a ella.


    Mimi no volvió a molestar a Matt con la misma intensidad luego de eso. Sin embargo, lejos de olvidarse de él, comenzó a observarlo en silencio con más detenimiento.

    Cuando Matt tocaba la armónica, ella lo escuchaba desde donde él no la pudiera ver. Cuando hablaba, la chica estaba al pendiente, y asimilaba cada una de las cosas que el chico decía mientras se percataba de que su manera de pensar le fascinaba.

    Pero lo más peligroso para Mimi, fue empezar a mirarlo cuando callaba.

    Cuando Matt callaba, se rodeaba de hielo y se alejaba tanto que parecía ser imposible acercársele jamás. Mimi lo veía tan lejano y tan helado, que pensaba que no habría modo de penetrar nunca en esa coraza suya, detrás de la que se escondía quien sabe qué. A pesar de ello, en la coraza había una brecha de color zafiro. Y a través de la misma, Mimi era capaz de colarse y mirar. Y mirar. Y mirar. Y aprender.

    Mimi conocía mejor que nadie las miradas de Matt. Entonces, cuando se dio cuenta de que podía leer sus sentimientos a través de las mismas, entendió que quizá y solo quizá, el chico no fuera un simple capricho.

    Matt había cambiado radicalmente su percepción de las cosas, haciéndola sentir emociones que jamás había esperado, plantearse cosas en las que nunca hubiera pensado, dedicar tiempo a nimiedades en las que de ningún modo hubiera considerado detenerse... Mimi entendió que la vida tenía un tinte más allá de la superficialidad. Que detrás de cada rostro había un mundo. Y que el mundo que ella quería conocer era el de Matt.

    Pero nunca fue capaz de admitir que estaba enamorada, porque sabía que era inalcanzable.

    Matt siempre estaba allí, a la altura de las estrellas, brillando en su silencio y sus melodías tranquilas. Mimi jamás fue capaz de admitir que estaba enamorada, porque sabía que de hacerlo su situación se tornaría más real: él no estaba interesado en ella en lo más mínimo. Sólo era una niña caprichosa y egoísta.

    Aplacó el sentimiento durante mucho tiempo, anhelando a ese amor que nunca podría tocar desde los recovecos más profundos de su corazón. Hasta que un día simplemente ya no pudo más y tuvo que reconocérselo; ella lo quería.

    Quería sus sonrisas, sus miserias, sus abrazos y sus silencios. Mimi estaba profundamente enamorada de Matt, y ahogada en lágrimas, fue sincera consigo misma mientras su corazón dolido gritaba que deseaba desesperadamente estar con él. Quería su compañía, poder hacerlo feliz. Quería dar todo de ella para que el día de mañana, el chico le sonriera sinceramente y pudiera de una vez por todas tocar su mano. Dejar de verlo como alguien inalcanzable.


    Ese día, Mimi entendió que si bien no era una persona profunda, lo que sentía por Matt era más hondo que el mismísimo infinito. Ese día, cuando Sora le contó que ella y Matt eran novios.
     
    Última edición: 2 Febrero 2018
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    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    552
    Título: El compás de los destiempos III: Para quien me dejó.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Yamato Ishida || Sora Takenouchi.
    Resumen: " Matt siempre parecía al borde de dar el paso sin concretar nunca nada, y finalmente la chica entendió que si no tomaba las riendas ella, esto nunca se iba a terminar."

    ¡Hola chicxs! ♥ tercer escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Espero que lo disfruten ♥

    3. Para quien nos dejó

    —Terminemos con esto.

    Todo fue tan repentino que él jamás lo hubiera podido prever. No cuando en su propia mente, varias veces imaginó esta situación, pero nunca llevada a cabo de este modo.

    Sora lo miraba con un claro gesto de angustia en el rostro. Matt no podía entender por qué le había dicho eso si luego iba a mirarlo de esa manera, con los ojos llorosos que traslucían una clara herida en su corazón.

    —No... no comprendo —fue lo único que le salió.

    Pero era obvio que estaba mintiendo. Tanto para ella como para él.

    Hacía ya demasiado tiempo que Sora había dejado de ver el brillo en los ojos de Matt cuando estaban juntos. Los días tomados de las manos habían recaído en una cruda monotonía, y el darse cuenta de que ese tipo de gestos dejó de ser algo especial para transformarse en algo meramente costumbrista, implicó para la muchacha el principio de un final que comprendía, sería inminente.

    Y con el correr del tiempo solo empeoraba. Matt ya no buscaba sus ojos, tampoco sus manos. Los ratos juntos se habían reducido y esos silencios que tan suavemente los abrazaba antes, se habían empezado a tornar incómodos y fríos, como si una pared de hielo se instalara entre ellos cuando las palabras dejaban de fluir.

    Sora había esperado por demasiado tiempo a que sucediera lo inevitable, pero la caída en picada de su relación parecía tan infinita que su corazón y sus fuerzas se estaban agotando. Matt siempre parecía al borde de dar el paso sin concretar nunca nada, y finalmente la chica entendió que si no tomaba las riendas ella, esto nunca se iba a terminar.

    Aun si no quería que terminase.

    —Lo siento Matt.

    La amarga sensación de fin hacía que a Sora le costase mantener impasible su gesto. Contener sus lágrimas también la estaba matando por dentro, por lo que acabó por marcharse lo más pronto posible luego de haber concluido en que ya no tenía nada más que hablar con Matt.

    Este, por su parte, pareció no entender de inmediato qué era lo que había sucedido. Solo cuando sus lágrimas cayeron, comprendió que si bien ya no sentía lo mismo por la muchacha que lo había dejado, el amor que había sentido era real. Y arrancar lo único que quedaba de él, que era su relación, era algo tan doloroso que no pudo hacer otra cosa que dejarse derrumbar mientras veía alejarse a la persona de la que tanto aprendió: esa a quien amó, olvidó, y ahora, finalmente, perdió.
     
    Última edición: 3 Febrero 2018
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    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1383
    Título: El compás de los destiempos IV: ¿Para mí?.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Yamato Ishida || Sora Takenouchi, Mimi Tachikawa.
    Resumen: " Matt dio una calada mientras miraba al cielo convencido de que la mejor manera de salir de esta situación, era de primer momento, reconciliándose consigo mismo. Nada era eterno, le había dicho la chica alguna vez, y él lo sabía lo suficientemente bien."

    ¡Hola chicxs! ♥ cuarto escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Espero que lo disfruten ♥



    4. Para ustedes


    Otra vez, el tiempo se le escurría tan rápido de entre los dedos, que apenas si era capaz de recobrar la conciencia sobre el mismo de vez en cuando. Otra vez, reaccionaba tarde a que el día se le había ido, y que la luz que lo alumbraba no era otra que la de un farol del parque en el que se encontraba sentado pensando, mirando a la distancia, sin hacer absolutamente nada más que fumar y desentenderse del mundo.

    Matt no lograba entender del todo por qué se encontraba de esa manera, puesto que llevaba tiempo queriendo romper con Sora y ella le había facilitado el asunto dejándolo primera. Ya no la amaba y lo tenía en claro desde hace mucho tiempo, pero cuando la chica puso fin a la relación, Matt se sintió devastado; se estaba haciendo realidad eso que se negó a creer por mucho tiempo. Y todavía no podía asumir por completo lo que pasó ¿por qué?

    Era lógico pensar que si la relación no funcionaba, había que terminar. Así y todo, Matt no se sentía mal exactamente por dejar de ser novio de Sora, sino por lo que el fin de ese noviazgo conllevaba consigo.

    Sora había sido más que una pareja en todo este tiempo para el chico: había sido una amiga, compañera, apoyo, y maestra. A pesar de no sentir lo mismo que ella, el primer dolor que sentía Matt de cortar era el de saber que Sora realmente sí estaría dolida, y que era por su culpa.


    Jamás hubiera querido lastimar a la chica y eso fue lo que más tiempo demoró la inevitable conclusión de la relación. Matt no estaba preparado para verla sufrir por su causa, tuvo pesadillas durante mucho tiempo con el rostro lloroso de la chica, y todo el dolor que ella pudiera estar sintiendo, lo golpeaba en el pecho las frías noches de madrugada cuando despertaba repentinamente mortificado por el autocastigo que imponía su subconsciente a sabiendas de lo que él estaba tramando.

    La otra cosa que le dolía a Matt era el tener que alejarse de ella, porque lo quisiera o no, ahora tocaría distanciarse, y todas las cosas buenas que aún quedaban de su relación, los momentos divertidos juntos y sobre todo, las lecciones de vida que le daba la joven, ya no podría recuperarlos nunca.

    Retener a la chica sería egoísta. Y a veces, la sola idea resultaba tentadora. Pero pensar en la angustia de Sora de tener que estar ligada a él siendo que ya no eran nada de lo que alguna vez fueron, hacía que Matt frenara sus ideas y fuera más considerado con ella: no podía hacerle eso. No cuando ya la había lastimado.

    ¿Era justo acaso lastimarla y seguir además removiendo la herida? No había mucho que pensar al respecto. Cualquier idiota podría entender que eso no estaba bien en absoluto.

    Finalmente —y lo que sería la razón más egoísta de Matt para sentirse miserable como lo hacía—, estaba el asunto de no saber si podría volver a sentir del mismo modo.

    Cuando Matt se enamoró de Sora, sintió fe nuevamente en que quizá el amor si funcionaría para él. El chico tenía un largo historial de golpes emocionales a lo largo de su vida y pensar en abrirse a alguien le resultó durante mucho tiempo algo impensable, hasta ridículo se atrevería a decir.

    Matt siempre había sido una caja cerrada en la que nadie podía penetrar, ni siquiera su propio hermano. Pero de la nada había aparecido Sora, quien con toda paciencia, había roto sus cadenas y se había abierto paso hasta su interior, haciéndose un lugar allí y despertando cosas que Matt creía directamente muertas en él.

    A pesar de no amarla románticamente, Matt se paró a analizar que todavía la quería y que si bien toda la situación había terminado mal, quizá estaba siendo demasiado duro consigo mismo.

    Toda la vida había sido así; autoexigente, rígido, e inflexible con sus propias acciones, pensamientos y sentimientos. Pero con Sora había entendido muchísimas cosas, entre las cuales un día esta le hizo resaltar que no tenía que autocastigarse por sentir; mucho menos por no saber controlar lo que sentía.


    Estar encerrados en una zona de confort nos brindaba una seguridad efectiva de que nadie, absolutamente nadie, tendría jamás el control de nosotros y podría llegar a lastimarnos de verdad. Sin embargo, con el corazón encerrado, este estaba seguro pero a su vez se iba desecando. Y ¿qué quedaba de uno si no se permitía sentir? ¿Realmente valía la pena castigarse tanto cuando suficientes golpes te había dado una vida?

    Matt siempre había sido orgulloso. Y la palabra que dio en el clavo para replantearse todo lo que había hecho de su vida hasta el momento era “cobarde”. Estaba siendo un cobarde. Se había rendido a la vida y pasaba de ella encerrándose en una oscura mazmorra, a la espera de que su tiempo se agotara sin importar lo que iba y venía en el proceso.

    Era difícil asimilar que durante tanto tiempo había sido un cobarde. Pero tenía que hacerlo si quería hallar algo de paz, porque si bien le había dicho a Sora que lamentaba todo lo que pasó, había alguien con quien no se había disculpado: consigo mismo.

    Quería perdonarse por llevar tanto tiempo huyendo de lo inevitable. Por lastimar a la primera persona que le enseño que podía salir a ver la luz del sol y disfrutarla sin tener miedo constante. Quería perdonarse por tener miedo y no haber podido ser sincero a tiempo. Pero sobre todo, quería perdonarse por ser un cobarde, para permitirse una nueva oportunidad de intentar: romper su coraza, aprender a vivir, concluir una etapa de crecimiento que si bien empezó acompañado, ahora tenía que terminar solo.

    Porque no podía depender de una persona para saber vivir. Del mismo modo que tampoco podía permitirse aislarse de nuevo y volver sobre todo lo que había avanzado, desperdiciando el tiempo y el esfuerzo que había invertido la chica en enseñarle como salir de su oscuridad.

    Matt dio una calada mientras miraba al cielo convencido de que la mejor manera de salir de esta situación, era de primer momento, reconciliándose consigo mismo. Nada era eterno, le había dicho la chica alguna vez, y él lo sabía lo suficientemente bien. Sin embargo, al poner en la balanza los recuerdos de su relación, entendía que tenía motivos suficientes para sonreír al mirar atrás y que el futuro no tenía por qué ser negro: no volvería a vivir nunca algo igual a lo que había pasado con Sora, pero tampoco quería hacerlo. No porque no lo hubiera disfrutado, sino porque así era la vida, un constante avance en el que atrás solo se miraba para aprender por donde convenía caminar o no.


    —Matt.

    El muchacho de cabello rubio volteó el rostro de repente en dirección a la persona que se dirigió a él. Amparada por un paraguas, Mimi lo miraba con preocupación mientras el chico se empapaba bajo el torrente de agua que se había desatado hace quien sabe cuánto rato atrás.

    Matt, un tanto más aliviado de sus penurias luego de su extensa conversación consigo mismo, se permitió dedicar una sonrisa a Mimi.

    —Hola.
     
    Última edición: 4 Febrero 2018
  5.  
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    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
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    888
    Título: El compás de los destiempos V: Madurar.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Mimi Tachikawa || Sora Takenouchi, Yamato Ishida.
    Resumen: " Mimi se daría un abrazo para luego felicitarse, porque a pesar de todo lo que fue, crecería para convertirse en una gran mujer."

    ¡Hola chicxs! ♥ quinto escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Ya podran deducir quien es la pareja protagonista, pero pondré las advertencias más adelante cuando verdaderamente hagan falta. Espero que lo disfruten ♥


    5. Para su antiguo yo

    Todos tenemos cosas que nos hubiera gustado saber cuándo éramos niños. Cosas que nadie conoce mejor que nosotros mismos. Mimi tenía muchas cosas que le hubiera gustado contarse a ella misma, porque sabía que hubiera valorado saber de pequeña todo lo que ella sabía ahora.

    Sin embargo, entendía que si no sabía esas cosas era por algo. Porque para saberlas, tenía que crecer. Y para seguir creciendo, tenía que saberlas en su momento correspondiente. No antes, ni tampoco después. En hora.

    Era increíble pensar que el tiempo podía cambiar tanto a las personas, y que las respuestas a todas nuestras dudas, tarde o temprano —y generalmente, tarde—, llegaban.

    Mimi pasó mucho tiempo de su pre adolescencia sufriendo en silencio las consecuencias de sus propias acciones, amando en silencio a Matt mientras este estaba de novio con su amiga.

    Había toda una serie de planteos que se había hecho en su correspondiente momento que la sumían en una mezcla de emociones negativas, cuya desembocadura se encontraba en una única pregunta global que enfrascaba todas sus cuestiones, miedos, anhelos y dolores: ¿qué hice para merecer esto?

    Porque era más fácil preguntarse eso que analizar la respuesta en profundidad. La respuesta que no iba a llegar en ese momento porque en efecto, Mimi todavía tenía que crecer.

    La pequeña niña en su momento era una persona llena de sentimientos malos. Su orgullo y egocentrismo eran tales, que cualquier golpe de la realidad podría resquebrajarlos en cuestión de segundos, haciendo añicos sus sentimientos más puros que estaban contaminados con esos dos defectuosos. Mimi también se trataba de una persona egoísta. No era difícil darse cuenta que lo primero en su lista era ella misma, lo segundo ella, y lo tercero, quizás los demás. Cosa que no quitaba la posibilidad de que sí se interesara por los demás, en tanto la situación no le afectara directamente.

    Mimi era una persona llena de defectos. Caprichosa, manipuladora, llorona, mandona, la niña era un coctel explosivo de carácter complicado y actitudes desagradables.

    Pero si había algo digno de rescatar de la muchacha, es que siempre, en el fondo, tuvo un corazón puro. El corazón de una niña, que precisamente, era tan blanco que era fácil mancharlo con cosas malas.

    Si Mimi tuviera que decirle algunas palabras a su yo del pasado, lejos de contarle todas esas cosas que tanto le servirían saber, había concluido en que lo único que le diría es que tuviera paciencia. Que crecer llegaba en su debido momento y que las cosas evolucionaban por sí solas.

    Le contaría que algún día se convertiría en esa chica linda que siempre quiso ser, pero que no le importaría porque habría hallado cosas que le daban más satisfacción que verse en el espejo y encontrarse contenta con lo que este le devolvía.

    Mimi le contaría que aprendería a entender mejor a las personas, a ser más madura y que vería como una a una, las cosas buenas de la vida llegarían hasta ella por el simple hecho de haber aprendido a mirar más desde el corazón.

    Mimi se daría un abrazo para luego felicitarse, porque a pesar de todo lo que fue, crecería para convertirse en una gran mujer.

    Ella se comentaría a sí misma que estaba madurando y que ese dolor que sentía era pasajero, que las cosas iban a mejorar. Aprendería a tolerar el noviazgo de Sora con Matt, saldría con otros chicos, conocería gente... y de todos modos, conservaría su valiosa amistad con los chicos.

    Acompañaría a Sora durante los trastabillones de su relación con Matt, ayudándola a tratar de salvar lo que pudiera y cuidándola en los momentos en que las cosas no salieran bien. También estaría para ella el día en que cortara con Matt, prestándole un hombro luego de todo el tiempo en el que la chica se esforzó en vano para tratar de evitar que sucediera lo inevitable. Se sentiría sinceramente afligida por el dolor de su amiga, y le brindaría apoyo incondicional para tratar de que estuviera mejor, como toda persona madura haría.

    Sería una compañía sana y fiel. Así como lo sería con Matt, luego de encontrarse una noche en el parque bajo la lluvia, en donde comenzaron a hablar solos como nunca lo habían hecho.

    Como si hubieran empezado de cero. Como si a Mimi la vida le diera otra oportunidad de hacer bien las cosas, y poder llevarse bien con Matt, gracias a haber madurado.
     
  6.  
    MelodiaVal

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    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1075
    Título: El compás de los destiempos VI: Mi mejor amiga.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Mimi Tachikawa || Palmon, Yamato Ishida.
    Resumen: "Fue Palmon quien le dijo alguna vez, hace mucho tiempo atrás, que si bien en la vida había que hacerse con las oportunidades, había cosas que no se podían forzar."


    ¡Hola chicxs! ♥ me desaparecí una temporada larga. Perdón. La uni me come. Al final no terminé de cumplir con esta actividad, pero si tengo intenciones de concluir esta serie de escritos, porque ya lo planeé y no lo dejaré a medias.


    Sexto escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Ya podrán deducir quien es la pareja protagonista, pero pondré las advertencias más adelante cuando verdaderamente hagan falta. Espero que lo disfruten ♥



    6. Para un animal amado

    Si había algo que tenía que agradecerle a Palmon, era el haber sido la más cercana amiga que tuvo jamás. Palmon, como todo buen Digimon, era alguien leal y fiel, una compañera de plena fe para Mimi en quien podía depositar su total confianza, segura de que nunca la iba a defraudar.

    Como Digimon era una gran compañía, pero como amiga valía más que todo el oro del mundo. Palmon había demostrado a Mimi con el correr del tiempo que podía estar para ella para más que para luchar codo con codo, acompañándola también para hablar, escuchar, aprender, soñar, llorar...

    Palmon siempre había sido paciente con Mimi y con sus sentimientos llenos de intensidad, aun cuando ni siquiera ella podía controlar sus propias emociones. Había aprendido a escucharla y con el tiempo, la pequeña Palmon entendió que su rol como guardiana lo terminaría por cumplir solo cuando pudiera proteger y apoyar a Mimi de todo lo que le hiciera mal, incluyendo el ámbito sentimental.

    Palmon se volvió entonces su consejera, y la chica siempre acudía a preguntarle por lo que sea, convencida de que de esa manera, tendría la opinión más sincera y más adecuada de lo que sea que le estuviese pasando y en lo que necesitara ayuda.

    Y en efecto, no podía tener más razón.

    Fue Palmon quien le dijo alguna vez, hace mucho tiempo atrás, que si bien en la vida había que hacerse con las oportunidades, había cosas que no se podían forzar. Una de esas cosas, como no podía ser de otro modo, se trataba del amor.

    Mimi había estado llorando ese día por las cosas que le había dicho Matt. Estaba enojada y no era capaz de comprender por qué no podía gustarle sin importar lo que hiciera. Palmon le brindó un cálido abrazo mientras la consolaba, y en el desespero de la chica, le susurró que dolería más si no aprendía aceptar que no podía forzar los sentimientos.

    A veces alguien siente, otras veces no. Y eso no era algo que cambiara solo porque sí.

    Ese probablemente hubiera sido el mejor consejo que le dieron en su vida. Años habían pasado desde que había tenido esa charla con Palmon, pero nunca iba a olvidar sus sabias palabras y a dejar de agradecerlo lo mucho que le había dado con algo tan simple como su compañía y comprensión.

    Había pasado tiempo desde que se había acordado de eso, pero mientras bebía un submarino, el recuerdo le invadió la mente luego de llevar varios minutos sentada con la cabeza en la nada, tratando de desenmarañar todas esas cosas que se anudaban en su cabeza, luego de todo el tiempo que venía compartiendo con Matt.

    Volverse amiga de Matt había sido un rotundo cambio en su vida, no tanto de manera externa sino más bien introspectivamente hablando. Todo había ido bien al principio cuando ella se prestaba para acompañarlo, al igual que a Sora, con el dolor de su ruptura.

    Pero las cosas cambiaron, el paso del tiempo y las semanas empezaron a hacerse difusas al igual que los sentimientos de Mimi por él.

    Pasar tiempo juntos era sentirse en un oasis mientras el mundo y sus problemas se borraban. Ver películas, escuchar música, todo lo que fuera de a dos de repente era de ellos dos, y para la joven eso era raro, pero sobre todo, confuso.

    Sus sentimientos empezaron a mezclarse. Trató de negárselo por mucho tiempo, pero las palabras de Palmon habían regresado a su memoria y mientras recordaba la conversación y como en ese entonces estaba empecinada en que Matt se enamorara de ella, se sintió tonta.

    No pudo evitar sonreír sola mientras el silencio de la alcoba hacía eco en su corazón.

    Mimi durante mucho tiempo enarbolo las palabras de su dígimon, pero nunca se había detenido a pensar que forzar un sentimiento no solo era obligarlo a ser, sino también a no ser.

    Y allí esta ella, negada a aceptar que estaba enamorada.

    No era fácil. Su papel era el de una amiga y ella lo sabía bien. Estaba apoyando a ambos chicos luego de terminar con su relación, y un sentimiento de esa índole no podía hacer más que complicar las cosas.

    Pero mientras más lo negara, más perjudicial terminaría por ser para ella misma. Y si insistía en no ser sincera, lo único que haría sería confundirse más y desentenderse de sus acciones: no sabría acatar las consecuencias de lo que no asumía sentir.

    —Estoy enamorada —se dijo finalmente.

    Mimi se atrevió, por primera vez en su vida, a hacerse cargo de lo que sentía, y cuando vio que las cosas con Matt le empezaron a resultar más sencillas al comprenderse un poco mejor, no pudo hacer más que sentirse feliz.

    Palmon, como siempre, brillaba en su memoria y en su corazón. Aun si no se veían, nunca dejó de ser su mejor amiga. Podía haber sido elegida para acompañarla como nada más que su protectora dentro del Digimundo. Pero ella estaba segura de que le había dado mucho más que eso, aun al día de hoy, cuando sus caminos habían divergido.

    Mimi sonreía al infinito cada vez que pensaba en ella. Gracias a Palmon, hoy era un poco más adulta que ayer.

     
  7.  
    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

    Tauro
    Miembro desde:
    5 Agosto 2009
    Mensajes:
    664
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    667
    Título: El compás de los destiempos VII: Hermanos.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Yamato Ishida || Takeru Takaishi || Mimi Tachikawa.
    Resumen: "Tenía muchas cosas que agradecer a TK. La más importante, era que estuviera todavía presente en su vida."

    ¡Hola chicxs! ♥ otra vez la uni me come. Ya se cansarán de escuchar lo mismo siempre (?). Continúo con esta serie de escritos que tengo pendiente hace tanto tiempo. Como dije, no lo voy a abandonar, aunque actualice cada mil años. Espero les guste este corto.

    Séptimo escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Ya podrán deducir quien es la pareja protagonista, pero pondré las advertencias más adelante cuando verdaderamente hagan falta. Espero que lo disfruten ♥


    7. Para un familiar especial
    La familia no se elige. Pero si se pudiera, Matt sabía claramente que TK sería a quien elegiría una y otra vez sin importar nada.

    TK y Matt quizá nunca habían sido lo suficientemente unidos. La separación de sus padres era un claro factor que influía en ello. Sin embargo, el correr de los años los había hecho reencontrarse. Y Matt tenía que reconocer que TK era lo más valioso en materia de familia que podría tener jamás.

    Cuando su mente se vio confundida, fue el primero en tenderle una mano. Matt nunca había sido bueno con los sentimientos, pero ese día cuando revolvió el café con la cuchara al revés, las sospechas de su hermano de que algo le pasaba se vieron confirmadas.

    Era raro. Hablar de lo que sentía y de lo que pensaba era difícil. Pero TK siempre se había mostrado paciente, y con el pasar de los meses, se transformó en su segundo confidente. Segundo, porque era con quien hablaba de las cosas que no podía hablar con Mimi. O sea, de ella.

    Los meses cerca de Mimi habían hecho estragos en Matt. Su cabeza estaba volcada en ella, y TK siempre había sido paciente a la hora de oír sus desvaríos y réplicas. La cercanía que habían adquirido fue mucho mayor a la que habían tenido nunca. Y probablemente Matt, si bien siempre supo que podía contar con TK para lo que fuera, jamás lo había entendido tan perfectamente como cuando él le puso las manos en sus hombros y clavó sus ojos serios en los suyos.

    —Estás enamorado.

    Conciso. Directo. Takeru no había dudado a la hora de hacer su afirmación.

    Y Matt no lo entendía. Y no lo quería asumir. Pero sabía que TK lo conocía lo suficiente como para creerle a él, aunque no creyera en sí mismo, en sus propios pensamientos y en sus propios sentimientos.

    Matt sabía que TK lo entendía lo suficientemente bien para saber cosas sobre él que ni siquiera él mismo era capaz de entender. Y por eso asintió.

    —Lo estoy —acabó por confirmar.

    Tenía un mundo de cosas que agradecer a TK. Desde siempre, si bien habían tenido sus altos y bajos, su hermano había estado ahí para él. TK siempre estuvo dispuesto a apoyar sus sueños, a acompañarlo en sus decisiones, y a velar por él. TK era la familia más cercana que tenía y si le dieran a elegir, Matt no elegiría a nadie más.

    Se atrevió a llorar con él. Se atrevió a dejar que una lágrima traviesa se le deslizara por la mejilla mientras una sonrisa le decoraba el rostro.

    —Esto está mal —le confesó.

    Pero TK le sonrió amablemente. No le soltó la mano, ni siquiera lo cuestionó.

    —Nunca está mal enamorarse de alguien.

    Tenía muchas cosas que agradecer a TK. La más importante, era que estuviera todavía presente en su vida.
     
    Última edición: 13 Mayo 2018
  8.  
    MelodiaVal

    MelodiaVal Noctambula

    Tauro
    Miembro desde:
    5 Agosto 2009
    Mensajes:
    664
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El compás de los destiempos (Mimato)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1080
    Título: El compás de los destiempos VIII: Amigos por siempre.
    Fandom: Digimon.
    Personajes: Yamato Ishida || Taichi Kamiya || Sora Takrnouchi
    Resumen: "Repentinamente, se sentía expuesto ante la persona que durante mucho tiempo, a pesar de todo, había considerado su mejor amigo."

    ¡Hola chicxs! ♥ volví. No, no dejaré abandonado esto, prometí que lo terminaría y no mentía (?). Espero les guste este corto. Fue un poco difícil hacerme un tiempo para escribir esto, pero estoy satisfecha con el resultado. Le mando un saludo y ojalá les guste ♥

    Octavo escrito correspondiente a la actividad "Un Valentín diario". Este pequeño trabajito constará de 14 narraciones sueltas autoconclusivas que pueden leerse por separado a gusto de cada quien, pero que juntas conforman una pequeña trama. Ya podrán deducir quien es la pareja protagonista, pero pondré las advertencias más adelante cuando verdaderamente hagan falta. Espero que lo disfruten ♥


    8. Para un amigo inolvidable

    Sería hipócrita de parte de Matt decir que jamás se había percatado de los sentimientos de Taichi hacia Sora. Había que ser idiota para ignorar la manera en la que Tai la miraba, y era obvio que Matt no era para nada lerdo.

    No había mucho que explicar. Sora era todo lo que Tai siempre quiso en su vida. No solo porque le parecía atractiva y tenían una larga serie de gustos en común, sino porque también en ella, había descubierto que el primer amor era mucho más que una cara bonita.

    Taichi había descubierto en Sora una compañera y un mundo más allá de su cómoda realidad. Había compartido sus problemas con ella, así como sus alegrías. Entendió que le gustaba estar a su lado y que si pudiera, estaría todo el día hablando de como había resultado su último partido. O de como las estrellas se alineaban en el cielo de manera mágica. Cualquier cosa parecía bien, siempre y cuando fuera a su lado.

    Lo que Matt no se esperó para nada, sin embargo, fue la confesión de Sora. Era alguien muy perspicaz, sí, pero nadie escapaba a la regla de fallar cuando tenía que ser autorreferencial.

    Luego de regresar del mundo digital, su amistad con Taichi se había comenzado a deteriorar lentamente, sin que ninguno se esperara que existiría un fuerte quiebre al momento de que Matt formalizara su relación con Sora.

    Si Matt se para a analizarlo con la cabeza en frío, tenía que reconocer que quizá ese había sido el problema entre ambos desde el momento cero: Sora.

    Por mucho que le molestara pensar en ella como un problema, Sora no solo se había vuelto una íntima amiga de Tai sino también suya, y cuando esta se declaró, simplemente no pudo decirle que no. Le agradaba. Y tampoco quería herirla.

    Ninguna excusa le parecía lo suficientemente buena como para rechazarla. Hoy día, ninguna razón le parecía haber sido lo suficientemente buena como para aceptar su invitación.

    Algo dentro de él sabía que realmente no durarían mucho. Decirlo en voz alta sería admitir que cometió un grave error desde el primer momento, y por mucho tiempo, él todavía quería pensar que si había hecho las cosas era porque realmente había estado convencido de que saldrían bien.

    Pero todo caía por su propio peso. Y con el tiempo había aprendido que a veces, uno tenía que pedir perdón.

    ─Si pudiera, haría las cosas diferentes ─confesó mientras miraba hacia su café.

    El bar estaba casi desierto. Un señor mayor leía el periódico en un rincón, la camarera se barnizaba las uñas en la barra, y delante de él, Taichi agachaba la mirada sin saber que responder a las palabras de Matt.

    ─Supongo… que éramos muy niños para entender nada ─fue lo único que pudo salir de sus labios.

    Si bien Tai no guardaba rencores hacia Matt por lo que había sucedido, es cierto que la secuencia de que este rompiera con Sora y ahora lo buscara, había sido suficiente como para reabrir y escarbar en una vieja herida. No era fácil. Pero estaba determinado a actuar con madurez.

    ─Realmente lo siento, Taichi ─le dijo finalmente Matt, con la voz algo baja, denotando no solo que cada una de las palabras que decía le costaba no solo porque estaba haciendo a un lado su orgullo y se estaba atreviendo a enfrentarse a su error; sino también porque también estaba siendo completamente sincero.

    Repentinamente, se sentía expuesto ante la persona que durante mucho tiempo, a pesar de todo, había considerado su mejor amigo.

    Tai, que había bebido un sorbo de café, levantó la vista por encima de la taza. Un esbozo de sonrisa se dibujó en sus labios, y si bien era imposible ignorar el tinte melancólico que estaba allí arraigado, Matt decidió por segunda vez hacer ojos ciegos a lo obvio, pero esta vez pensando en Taichi y no en él ni en nadie más.

    ─No hay nada que disculpar. Estamos bien ─le dijo Tai, antes de dejar la taza, y extender su mano hacia él─. ¿Amigos?

    Matt lo miró un tanto atónito. Pero una sonrisa escapó de sus labios antes de estrechar la mano del chico.

    ─Amigos entonces.

    Si bien había sido un intercambio de palabras simples, ambos sabían que lo que acababan de hacer era el cierre de un ciclo y que había mucho más detrás de lo que ninguno de los dos había dicho. Toda una larga serie de dolencias acababa de verse finalmente cercada, y, aunque no lo supieran, acababan de dar inicio a algo nuevo entre ambos que iba más allá de una simple amistad.

    Tai y Matt, más que amigos, eran hermanos. En el fondo, más allá de su rivalidad, sabían que eran las únicas personas capaces de conectarse mutuamente a fondo y si bien nunca lo dirían en voz alta, arreglar su relación había sido una de las mejores cosas que le pudieron pasar a ambos.

    Porque a veces una disculpa podía solucionar más de lo que uno pensaba. Es cierto, eran simples palabras y en ocasiones no alcanzaba. Pero para dos personas que estaban destinadas a ser los mejores amigos, dos personas llenas de ego y orgullo como Taichi y Matt, algo tan tonto como una disculpa puesta en palabras podía significar un mundo.

    Y ambos estaban felices de volver a formar parte del mundo del otro.
     
    Última edición: 14 Agosto 2018

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