Long-fic El club de rol [AU || multifandom]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 1 Septiembre 2019.

  1.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El club de rol [AU || multifandom]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2000
    Mira que iba a hacer un one-shot, pero si lo hago me voy a armar 8k y ufa así que iré por capítulos también, so why not.

    Los personajes en este capi son Liza White (Pokémon Rol Championship), Lena Sallow (Fate Stay Night) y rápida aparición de Kaede (Clock Tower).

    A ver qué sale uwu Me siento algo dispersa así que sowwy de antemano (??)








    Capítulo 1

    It's nice to have a friend


    Su mano se cerró inconscientemente sobre su bolso, y el eco de sus pasos danzando a través del pasillo desértico se desvaneció hasta no dejar rastro. Los rayos de sol se colaban a través de los ventanales, recreando hermosas pinceladas allá donde su cálido tacto acariciaba, invitando al sopor y al sosiego. La joven de orbes eléctricos frunció el ceño, de pie sobre el pulido suelo, como si su camino se hubiese tornado sinuoso y sopesase detenidamente sus opciones. Al final del pasillo alguien más le devolvió la mirada. Una mirada azul, serena, que instantáneamente tensó todo su cuerpo.

    Chasqueó la lengua con disgusto; ¿no se suponía que le había dado esquinazo esta vez?


    —Anda, hola~ —saludó al sentir su llegada, con aquella voz dulce y animada que solía sacarla de quicio. Su ceño se frunció aún más, arisca, pero aquello no pareció llegar a intimidarla. Extendió en el aire uno de los sándwiches que se encontraba almorzando, y le sonrió con calma, como si aquello fuera un encuentro casual y para nada premeditado—. ¿Quieres uno?


    Lena no respondió. Su mirada se desvió hacia las escaleras, a un lado de donde la joven molestia se encontraba, y su primer impulso fue reanudar la marcha, ignorando por completo su presencia. Estaba cansada y de muy mal humor, y solo deseaba llegar a casa y rendirse al sueño. No tenía tiempo para lidiar con ella de nuevo. Comenzó así de nuevo su marcha, sin apartar la mirada de las escaleras. Digna como ella sola, pasó de largo ante la despreocupada atención de su acompañante, que parecía concentrada por completo en su almuerzo.

    Era consciente de que no estaba allí por causalidad, no era estúpida. Llevaba días sin pasarse por el club de rol de la escuela, aquel lugar al que ambas pertenecían, y del que Lena prefería que nadie excepto sus integrantes supiesen de su existencia. Le importaban demasiado las apariencias, el qué dirían y su popularidad actual como para admitir que era una friki de los juegos de rol, de Dragones y Mazmorras y de infinitud de mundos de fantasía que le quitaban el aliento. Por ello, en más de una ocasión se le dificultaba acercarse al club al salir de clases, y su orgullo acababa haciendo que sus pasos se desviasen hacia su hogar, sin atreverse a dirigirse a la caseta por miedo a ser descubierta por ojos de extraños. Desde que se percató de ello, aquella castaña no dejó de aparecer en su día a día, fuera de las paredes que conformaban el club. Al salir de clases, durante el almuerzo, incluso en visitas rutinarias, Liza aparecía por casualidad, y se convertía en su nexo de unión con el resto del club.

    Su voz llegó hasta sus oídos, y sus pasos se detuvieron de manera mecánica sobre el primer escalón.


    —Hoy tampoco se lo has dado, ¿verdad?


    Nunca decía nada al respecto, pero Lena podía sentir cómo era capaz de ver a través de ella con una claridad abrumadora, que más que consolarla parecía sacarla de quicio. Aquella sonrisa, lejos de dibujar un inocente "¿Quieres un sándwich?" le gritaba a los cuatro vientos un "Puedes desahogarte conmigo". Odiaba esa mirada, esa aura maternal, esa calidez que parecía desprender por cada poro de su ser. Podía sentir su mirada en su nuca, paciente, porque sabía que la necesitaba. A pesar de todo, el orgullo de Lena le impedía abrirse a los demás, y ello le dificultaba tener personas a las que considerar amigos de verdad. ¿Cómo podía ser sincera con los demás, si no lo era ni consigo misma?

    Se llevó un mechón de cabello tras la oreja, aferrándose a la barandilla, irritada. Apenas se percató de que sus nudillos comenzaron a tornarse blanquecinos por la presión que estaba ejerciendo.


    —No sé a qué te refieres, Liza.

    —Sobresale de tu bolso, puedo ver los dulces desde aquí —se permitió reír por lo bajo, divertida. Pero lejos de burlarse de ella, parecía enternecerse con aquella estampa—. Si dejas que pasen los días se van a poner malos.

    —No me digas lo que tengo que hacer, ¿quieres? —gruñó más que dijo, reanudando la marcha.


    Pudo sentir los pasos tranquilos de la joven a su espalda y pronto se percató de cómo, descendiendo con agilidad los escalones de dos en dos, caminó hasta colocarse a su mismo nivel. Entreabrió los labios, sintiendo en su garganta el esfuerzo que hacía por no gritarle que se marchase y la dejase sola de una vez, pero en el fondo era consciente de que necesitaba descargarse de alguna forma, o todo aquello que se guardaba día tras día acabaría carcomiéndola por dentro. Disimulada, le dirigió una mirada de soslayo. Liza no la miraba, y no parecía tener intención de hacerlo. Caminaba fiel a su lado, como una madre que buscaba darle apoyo a su hija haciéndole saber que estaba ahí para ella. Estar cerca de Liza siempre irradiaba esa sensación.

    Que aguardaba el momento en el que estuviera preparada para dirigirle la palabra.


    —Hoy Shawn ha preparado una pequeña merienda para la actividad del club, ¿sabes? —comenzó a hablar de repente—. Todos nos hemos sorprendido, no sabíamos que se le daba tan bien la repostería. Zuko casi se acaba todos los dulces, pero Rachel y yo te hemos guardado un par —se llevó las manos a los bolsillos de su chaqueta, girándose hacia ella una vez descendió las escaleras, a la espera de que hiciese lo mismo—. Seguro que te gustarán.

    —No me gustan los dulces —mintió, desviando la mirada con cierto rubor en sus mejillas. No quería admitir que el hecho de que se acordasen de ella, después de cómo los trataba, le había removido algo en su interior.

    —Eso cambiará cuando los pruebes, ¡ya lo verás!


    Lena no tuvo fuerzas para intentar contradecirla. Estaba agotada, y su mano cerrada alrededor de su bolso había comenzado a temblar, abrumada por los pensamientos que estaba intentando apartar. Cerca de la salida, se percató de un contenedor cercano a ellas, y sus pasos se encaminaron mecánicamente hasta este. Liza la siguió con la mirada en silencio, mordiendo su labio inferior sin que se diera cuenta, porque intuía lo que se le pasaba por la cabeza. La joven de mirada eléctrica sacó de su bolso una cajita de dulces sin abrir, y sus manos permanecieron estáticas sobre el contenedor, debatiéndose en la fina línea entre soltarla o no.

    Llevaba días intentando contener su mal genio y acercarse de una forma más humana a cierto chico de su clase. Se conocían desde hacía años, y el pobre siempre experimentaba la furia de Lena en primera persona. Había algo en él, algo que no comprendía con exactitud y que removía dentro de ella emociones que la hacían sentirse insegura, expuesta. Solo sabiendo comportarse de esa forma, se le hacía un mundo querer reparar todo el daño que le había estado causando. Detrás de todo aquel mal humor perpetuo, Lena era una adolescente más, después de todo. Por ello, era incapaz de darle unos simples dulces, de pedirle disculpas con sinceridad.

    Odiaba su orgullo, y lo odiaba a él por hacerle perder los estribos de esa forma.


    —No es justo... —Liza abrió los ojos al escuchar su voz al fin; los labios de Lena se torcieron en una sonrisa amarga—. Daichi apenas debe verme como una animal. Después de todo lo que le hice, entiendo por qué no me mira como a las demás —la bolsa entre sus manos pareció temblar; estaba comenzando a dudar—. No sé por qué demonios se me ocurrió la estúpida idea de comprarle dulces. No tenía que haberlo hecho en primer lugar.

    Pero antes de que pudiese soltar la bolsa, antes de que su contenido se echase a perder, el suave tacto de la mano de Liza sobre la suya la sobresaltó. Al fin fue capaz de sostenerle la mirada, y halló en ella la estabildad suficiente para dejar de temblar.

    —Te equivocas, Lena —murmuró, apretando el agarre sobre su mano, intentando transmitirle con aquel gesto la confianza necesaria para desistir en su idea—. Comenzaste a intentar cambiar, ¿no es ese el primer caso para poder conseguirlo? —pronto se separó, siendo consciente de lo reticente que se mostraba ante la cercanía de otros, pero no borró la sonrisa de su rostro—. A Daichi le encantará recibir algo así de ti. No le dejes con las ganas, ¿sí?

    —Para ti es fácil decirlo —bufó, apartándose del contenedor en el proceso. No supo de dónde había salido eso—. No te cuesta tratar con los demás, eres demasiado sincera para mi gusto.

    —Oh... ¿Eso crees? —Liza alzó una ceja, tomad por sorpresa. Desvió la mirads por un segundo, dudosa—. Me cuesta más de lo que parece, ¿sabes? Pero... —su voz se perdió en algún punto de la conversación, observando el cielo anaranjado con cierta expresión avergonzada—. ...la única forma de dejar de tener miedo, es actuando con miedo. En algún momento se te olvidará que lo tienes, y el resto marchará solo.


    En algún momento determiado, Lena había dejado de sentirse incómoda en presencia de los demás. Quiso decir algo más, animada por sus palabras, quiso preguntarle por ella misma, pero la presencia de una voz infantil las sacó de su pequeña atmósfera cómplice. Una niña disfrazada de un kigurumi de panda había echado a correr hacia ellas alegremente, y se abalanzó hacia Liza en un abrazo repentino que le hizo retroceder de la impresión.


    —¡Kaede! Cariño, ¿llevas mucho tiempo esperándome? —inquirió, acucillándose junto a ella con cierto remordimiento en su voz. Lena las observaba en silencio.

    —Solo un rato, no te preocupes. ¡Shawn me hizo compañía, pero se ha quedado con mi panda! —exclamó la pequeña, inflando las mejillas aún rodeando el cuello de la mayor. Liza le acarició el cabello con ternura—. Volvamos al club, ¡quiero que me devuelva mi panda!

    —Cierto, ya deben estar todos esperando —se levantó con cuidado, sujetando la mano de la niña a su lado, quien se escondió detrás de ella con cierta timidez al percatarse de la presencia de la otra. A pesar de que conocía a Lena de vista, el hecho de que se mostrase tan brusca y distante aún no le daba la seguridad necesaria. Liza alzó la mirada hacia la castaña—. ¿Te sientes con ganas de venir esta vez?


    Lena pareció sopesárselo durante un instante. La sonrisa de Liza y los ojillos curiosos de Kaede en su espalda parecieron tener un efecto extraño en ella, y tras soltar un suspiro resignado guardó los dulces una vez más en su bolso, a buen recaudo. Dio un paso al frente, sin sostenerle la mirada a ninguna, y aquel gesto fue suficiente para que ambas iniciaran la marcha, felices. Kaede extendió tímidamente su mano hacia ella, y a pesar de que a Lena le sorprendió, animada por un gesto de parte de Liza, deslizó su mano hasta envolver la suya por completo.

    La calidez de la mano de la niña y de la pequeña sonrisa que le dedicó le hizo sentir mejor.


    —Vamos, antes de que el capullo de Zuko se acabe mis dulces —sonrió para sí misma, comenzando a iniciar la marcha.


    Y fue entonces, caminando junto a ambas hacia el club que las unió en primer lugar, que comprendió al fin lo bien que se sentóa tener una amiga con la que contar.
     
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Ganador Ganador x 1
  2.  
    Etihw

    Etihw The Golden Witch Comentarista empedernido

    Cáncer
    Miembro desde:
    9 Julio 2013
    Mensajes:
    2,608
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Gracias por hacer que el Dailena tenga posibilidades de volverse canon aquí, really (?)

    Esto tiene pinta de que va a ser muy interesante con lo variopintos que son tus personajes y con ese curioso Club del Rol, omg me llama mucho la atención.

    La manera en la que Liza es tan observadora como para darse cuenta que desde hace un tiempo Lena lleva consigo unos dulces, también sabiendo por qué motivo siguen en su bolso, intactos. Omg mi pobre Lena, ojalá ganes el coraje de entregárselos, te aseguro que todo estará bien con Daichi<3 Se me hizo muy tiernis ver a tus dos bebés relacionarse, Liza tratando de ayudar a Lena, a darle seguridad, se abren un poco y afjñaljfdasd. ALSO Shawn haciendo dulces para el club btw me muero, he such a gentleman and a kind guy he deserves lots of love. Y ya ahí haces que aparezca Kaede con su kigurumi de panda y empiezo a llorar de lo mona que se ve.

    Pensando en todos tus personajes, ese Club debe ser tan especial y curioso. Estoy deseando leer más y ver hacia dónde conduces esto. Además de que quiero leer a Lena y Zuko después de ese último diálogo (?)

    Y lo soft que es ese último párrafo y lo sabes, porque estamos hablando de Lena and honestly iM SO GLAD FOR HER. Btw tienes un pequeño typo en una de esas palabras, todo bien, se entiende (?)

    Estaré aquí esperando el siguiente capítulo para que me maravilles con tu bonita creatividad y narración.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
Cargando...
Similar Threads - multifandom]
  1. Gigi Blanche
    Respuestas:
    9
    Vistas:
    1,477

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso