One-shot El Cambio Permanente [Zer | Aventuras Huella]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigavehl, 20 Enero 2022.

  1.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,091
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    El Cambio Permanente [Zer | Aventuras Huella]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2224
    Pasan eones cada vez que escribo un nuevo fic (?)

    Pues nada, porque el público lo pidió (en parte (?)) Les traigo un fic del amargado de lujo de Aventuras en el Reino de la Huella. Espero lo disfruten uwu/


    El Cambio Permanente


    Era una noche lluviosa y ya había transcurrido un mes desde que... bueno. Desde que había matado al anciano. No es como que me diera gracia, no me llenaba de orgullo, no me daba una genuina victoria... bueno, tal vez. Cierto era que me sentía más desahogado, más aliviado... más... libre.

    Pero estar dando vueltas de un lado a otro por buena parte del Reino no era precisamente lindo. Cazar a los testigos de mi cambio no era satisfactorio, no... la gente seguía en lo suyo, seguía siendo ignorante al verdadero problema, de nada servía ver varias razas en un mismo sitio si al final, aún habían tantas discrepancias. Y eso solo me hacía creer que La Sombra seguía tan tranquila como ahora.
    Fue sin embargo, el último testigo que me quedaba por erradicar para sentenciar definitivamente mi rumbo... mi cambio. Tenía que hacerlo, si alguien tenía que ponerse en la piel del justiciero debía ser yo... pero no podía hacerlo así como así, apenas tenía un siglo de edad, apenas... estaba conociendo el mundo que me rodeaba.

    Me dolía que no pudiese explorar Sacredchapel, pero bueno, no es como que importe igual, desde que había matado a aquél imbécil, ¿cómo dejarían pasar a la "Maldición" a su preciado hogar? No... no valía la pena.

    Mi camino me guió hasta mi destino final... Yellowbridge, ahí, donde residía aquél conejo. El único al que... tal vez, podría llamar amigo, y tal vez. Porque solo pudimos hablar una vez, y aún así, eso había bastado para que aún a día de hoy cuestionara mis acciones. Pero no podía parar ya... no ahora que tenía la fuerza para cambiarlo todo. Al menos moralmente hablando.

    Ingresé al pueblo con calma, mientras los recuerdos por ese día venían...


    —Oh, vamos... ¿Genuinamente crees que esa lucha no valdrá la pena? —eran las palabras de aquél Conejo.
    —Hum... bueno, no sé. He luchado hasta el cansancio por esta comunidad pero parece que no sirve. Me miran raro, me evaden e incluso insultan... ¡Me mantengo fuerte por ellos! ¡Es mi hogar! Pero... parece que nada sirve. —y ese... fue el comentario de un Zer mucho más joven, en ese entonces tenía 90 años.

    —No dejes de insistir, chico, créeme. Todo tarde o temprano será recompensado. Todos tenemos una misión en la vida, ¿sabes? Y estoy seguro que la descubrirás tarde o temprano—. Respondió el Conejo mientras yo le miraba con un gesto que reflejaba el más puro dolor y duda.
    —¿Porqué lo crees? Toda mi vida he estado aquí, soy huérfano. Nunca fui aceptado pero si me voy... ¿a dónde iré? N-No tengo a nadie... estoy sólo...—. Respondí con una más que evidente duda mientras el Conejo solo sonreía con calidez.

    —Nadie está solo, chico. —y yo solo pude verlo confundido, esperando a que se explicara, cosa que hizo—. Mira, entiendo que tú maestro no sea muy justo, pero has dado una lucha formidable. ¡Imagínate que te ganas su respeto! Ganar el apellido Veler... ¿Tienes idea del valor que tiene eso? Y aún si no añoras eso, porque lo puedo ver, créeme chico, el solo hecho que desees ayudar de manera desinteresada y humilde, el hecho que solo quieras hacer a la gente feliz dice demasiado. Eres un gran animal, de corazón y lo digo. No cambies chico... sigue así... y verás como tarde o temprano serás visto y respetado como siempre has luchado. Vive y lucha, sé bueno, y sé noble, siempre...

    Siempre...


    Siempre... esa palabra final me había calado horriblemente desde aquél día, tanto como para aún ahora me hiciera dudar severamente mis actos. ¿Pero qué más daba ya? Ha pasado una década desde entonces... y sabía que estaba solo.

    Tenía que acabar el trabajo...



    Gracias a que era de noche, no había nadie, y solo tuve que rodear la casa, pidiendo que su famosa puerta trasera siguiera en mal estado, el suficiente como para forcejear con una Daga, y asi fue, un par de movimientos y bastó para abrirla, por lo que suspiré aliviado.

    Ingresé al hogar con cautela, y mira que pese que habían pasado diez años enteros, lo desordenado y poco cuidado que era el joven Zonova no era mentira, aún me era increíble que dijese que un ancestro suyo hubiese sido el que unificó a la raza Conejo a la causa conta La Sombra.

    Empecé a caminar calmo por la sala, para no ver a nadie y subí a la segunda planta, ahí, por una puerta a medio abrir, estaba un dormitorio... y dentro del mismo, a aquél Conejo.

    Toqué la puerta, anunciando mi presencia, y aquél hombre despertó de golpe, exaltado y asustado.
    —¡¿Quién es?!—. Exclamó, y solo pudo aterrarse más al ver a una entidad desconocida... negra como la oscuridad misma del rincón de su cuarto, camuflado por su túnica negra y solo divisandose unos ojos bicolor... uno verde y otro rojo, ambos brillando...

    No dije nada, solo me le quedé mirando, con la Daga aún en la pata, el Conejo solo pudo quedarse estático, y yo no hacía nada porque la duda me estaba carcomiendo...

    Vamos, Zer. Maldita sea... Solo... es la última vida... La última.

    Jadee unos instantes de la presión y empecé a hablar.
    —Cuanto tiempo, Gare, creí que te acordarías de mí—. Hablé al fin, camuflando bien el tono de voz angustiado que amenazaba con salir en esos momentos, de cualquier manera... ya no era el mismo de hace una década. O mejor dicho... de hace un mes.
    —¿Gare..? Espera... pocos son-
    Y se interrumpió, pues sabía a quienes le había dicho su nombre.
    —¿Veler? ¿Eres tú?

    Y una punzada me dió cuando mencionó ese podrido apellido, porque delataba dos cosas, una era que sabía y confiaba que lo había logrado, y otra que al final de cuentas... me recordaba.
    —¿De verdad eres tú..? —preguntó de nuevo, mientras me tensaba y mi corazón saltaba un poco, producto de la presión—. ¿Pero... que te ha pasado, chico? Te ves... tan... diferente.
    —SOY diferente—. Setencié y Gare solo pudo exaltarse un poco—. Si, soy aquél Gato que conociste en Silvercity... Y lo conseguí, heredé el apellido de los Veler. ¿Y sabes qué? Jamás debí haber insistido.
    —¿Que..? Pero... no lo entiendo, debió ser un regalo celestial. ¡Es uno de los emblemas más importantes del Reino! ¿Como puedes decir semejante cosa? H-Hey... chico. ¿Estás bien? Te veo... distinto. Pareces... uno con la oscuridad...

    Gare estaba horriblemente intimidado, y eso lo agradecí, pues me hacía la situación más fácil.
    —Lo soy... Gare. Soy uno con la oscuridad. Ahora soy la noche... ahora soy la negrura, la maldad intrínseca en cada ser vivo de este mundo. Ahora soy lo que repudian, porque siempre fui odiado—. Dije mientras avanzaba y un trueno cayó, revelando el brusco cambio de mi ropa. Ya no había nada blanco con detalles negros que hicieran juego con mi pelaje. Ahora... ahora había negro puro en todo sentido.
    —¿P-Pero como? Chico, espera... ¿Como que eres la noche? Hey, calma hijo. ¿Porqué no lo hablamos? Vamos, debió ser solo una muy mala época, no... n-no tienes porqué hacer esto. —y fue descendiendo el volumen de su voz cuando notó la Daga.
    —Tienes razón... fue una mala época. Uno que ha durado... ¿Toda mi vida? —y otro trueno cayó mientras Gare gemia confundido—. Fui visto como una plaga y fui tratado como tal, me sometieron a humillaciones y no dejé de luchar por un mínimo respeto, el Reino necesita ayuda, Gare. Y alguien debe hacer algo... Alguien debe detener a este podrido mundo. Alguien, debe entender que el karma los azotará, y si no reacciona. Entonces yo me haré cargo—. Setencié de manera fría y siniestra... transmitiendo odio, dolor y decepción a cada segundo. El Conejo no necesitaba ver más para saber que había cambiado horriblemente para mal.

    —Chico... por favor, dioses. Espera no tienes que hacer eso, ¡podemos hablarlo! ¡Podemos hacer algo! Hey, tal vez tu hogar fue cruel pero... podemos hacer algo, juntos.
    —¿Estás dispuesto a sacrificar la bondad que tienes? ¿A mirar al vacío el tiempo suficiente para que te regrese la mirada y preguntarte si estás loco? ¿Estás dispuesto a conspirar y dejarte consumir con tal de ver al final si... puedes controlarlo? Porque si solo vas a hablarme de idioteces de bondad, redención y esperanza... —reí, negando—. Eso ya no existe en mi vida.

    Gare estaba atontado y aterrado, no hacía falta siquiera mencionarlo, hablaba como alguien digno de ser parte del Culto de La Sombra y lo irónico es que no lo era...
    —¡Veler, basta! Amigo por favor... estás ahí, de alguna manera sé que estás ahí... puedo sentirlo, Veler... Dioses, chico. ¿Pero que te han hecho? —preguntó tan desolado que me caló, y solo pude sacar una lágrima el cual fui incapaz de limpiar, eso lo notó y solo pudo echarse a llorar.
    —¿Pero qué te han hecho? ¿Como es posible..?—. Preguntó ahora en shock, mientras apretaba mi agarre en la Daga y mi puño se cerraba en la otra pata.
    —Me destruyeron... Gare... Me traicionaron, me entrenaron a medias, me dieron ilusiones. ¿De que sirvió recibir un apellido importante si al final de nada vale? Me hicieron ver cómo es la vida y la gente. Me enseñaron que si no sabes dañar, debes aprender o serás nadie... Me duele hacer esto, pero si no soy capaz... no podré lograr mi meta—. Respondí, con gran pesar y presión, mientras el Conejo solo se acercaba y... me dió un abrazo, uno que me tensó y... aún así... correspondi torpemente.
    —Dioses... chico. Lo siento, es que. No puedo creerlo. Si eras tan carismático, tan vivo y solidario... ¿como pudo ser? Sabía que vivías, vamos. ¿Porqué no tomamos algo? Creo que lo necesitas, estás empapado—. Rió torpemente Gare mientras se separaba un poco y me dedicaba una sonrisa burda, tensa y nerviosa.

    Por mi parte solo pude llorar en silencio mientras cerraba los ojos y asentí.
    —Me... haría bien. ¿Puedo preguntarte algo? Es que... dioses, lo siento. No puedo con esto Gare, ha sido demasiado. Solo... dime. ¿Porqué aún con todo confías en mí? ¿Porque... crees que aún puedo volver?—. Pregunté realmente confundido mientras el Conejo se apenaba.
    —Porque si bien creo que estás corrupto, creo que es de esa oscuridad que solo con un poco de comprensión podrías hacer bien las cosas. No eres malo... Veler. Estás herido, necesitas que te curen. Necesitas la compasión que se te negó—. Dijo mientras yo solo sollozaba y asentía.
    —Lo necesito... si. —dije para volver a abrazarlo—. Necesito iniciar de nuevo...

    Gare sonrió, victorioso, sin dudas ese era un paso.
    —Déjame ser ese primer paso entonces, Veler—. Dijo con una compasión que me caló, por lo que asentí mientras lo miraba y colocaba una pata en su corazón, sonriéndole.

    —Gracias... amigo mío... Pero debo matar a Veler antes. —y antes que hubiese reacción alguna, el Conejo solo pudo sentir un misil mágico en su corazón, reventándolo. Sin excusas... sin peros.

    El Conejo me miró, negando como le era posible mientras podía ver un rostro de... dolor... dolor emocional... ni siquiera decepción.

    Yo solo pude mantener un rostro frío, pero que del mismo salían una que otra lágrima cargado de dolor y tristeza.
    —Perdoname... por favor. Si no lo hacía... yo... jamás podré eliminar a los que me estorben—. Dije, sin realmente saber que me escucharía, y solo pude sentir todo su peso encima, el cual cargué sin problema y lo acosté calmado de vuelta a su cama, cerrandole los ojos mientras seguía llorando en silencio.
    —Gracias por... ser... mi primer paso—. Finalicé con el más puro dolor, mientras me alejaba poco a poco, y sin obvias intenciones de hacer nadamas, abandoné la casa y regresé a las calles. Como si nada hubiese sucedido...



    ¿Que más podía hacer? Nada... estaba hecho, lo último que me quedaba como inocencia había muerto con Gare Zonova. Ahora solo era cuestión de asimilar y... seguir adelante.

    ¿Que había sido un desgraciado sin remordimiento? Tal vez. Pero sin dudas este paso había sido horriblemente tortuoso y doloroso. No quería cambiar, no quería exterminar está poca empatía que me quedaba. Pero era uno de los ahora extintos testigos de mi conversión... y para los planes que tenía... había tenido que actuar como lo hice.

    Jamás hubo alguien que genuinamente me hiciera creer que la gente actual valía la pena. ¿Que maté a un inocente? En efecto... Pero también, era mejor privarle de lo que pudiese ver de mí. Yo ya no era el mismo, y a menos que se me aparezca alguien que me demuestre porqué ningún Dios me escuchó y porqué se me trató como se me hizo... entonces no tengo razones para detenerme, no sin una buena justificación. Mataré a gente como mi maestro y cualquier amenaza que haga falta... a este Reino le hace falta un cambio radical. Y no me importaba ser el "Embajador" de aquello...

    Este... era el cambio permanente...
     
    • Espeluznante Espeluznante x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Sad Sad x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso