Saint Seiya El Bello y las Bestias

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 22 Julio 2022.

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    Arkannos

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    Leo
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    Escritora
    Título:
    El Bello y las Bestias
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    7506
    Antes que nada, los personajes son de Masami Kurumada. La Bella y la Bestia es de Disney :D
    Las imágenes agregadas al fic fueron realizadas por Draw Make slash Lev

    Advertencias; Locuras, malas palabras, varias referencias a películas de Disney, OoC y tonterías ;P


    El Bello y las Bestias


    —Y bien… —Saori bajo las hojas que traía entre sus manos para mirar a cada uno de los presentes —¿Alguna duda respecto a sus papeles a desempeñar?

    Ángelo alzo la mano, en su cara se veía el coraje que le causaba ser obligado a realizar tales tonterías. Los otros Santos Dorados, de Plata y Bronce tampoco se veían muy felices de realizar esa estúpida orden ¡¿Para eso los había traído de regreso a la vida?! Para que hicieran el ridículo.

    —Sí.

    —¿Por qué demonios tenemos que desempeñar papeles de mujeres? —resolló —Para eso tiene a las amazonas.

    —Muy sencillo, porque ninguna de ellas acepto participar. Y deben saber cuándo una dama dice que no, es no. Y no se enojen ¡Sera divertido! —aplaudió con entusiasmo, saltando de puntitas —¡Ya saben! Tienen que ensayar muy bien sus papeles, el viernes presentaremos la primera obra a los niños del orfanato. —con rapidez, le entrego a cada uno de los participantes un sobre sellado donde iba su guion y señalo al Tatsumi —Él les entregara los disfraces ese día, no me voy a exponer a que los arruinen. —les dijo —Anexados vienen sus boletos de avión. Solo vendrán los que participaran esta vez, los otros deben esperar a su turno. Además, no podemos dejar solo el Santuario, ustedes cuidaran en nuestra ausencia.

    Los Santos ya prefirieron no protestar, era un caso perdido y la chiquilla no se dejaba manipular ni amenazar por nadie. A más de uno le quedo el mal sabor de boca al ver que papeles les tocaron.

    Saga, por ejemplo, abrió la boca ampliamente y miro asqueado el trozo de papel como si este tuviera la culpa de todos sus males. El caballero de Acuario atrinchero los dientes y arrugo su guion, metiéndolo con furia en su bolsillo.

    —Ahora ¡Háganme sentir orgullosa! ¡Y recuerden muy bien que las obras serán televisadas en vivo! —ignoro las miradas perplejas en sus caballeros y, sin esperar a que le dijeran algo más, se encarrero a la puerta —Las ganancias serán para la beneficencia y para recuperar un poco de lo que perdí a manos del caballero de la llama. —todas las miradas recayeron en el pobre de Saga que solamente los miro con desinterés —¡Haremos la Bella y la Bestia más sorprendente del siglo! —exclamó —Pónganse de acuerdo en que casa serán los ensayos, y para el próximo lunes nos reuniremos aquí mismo —señalo el Salón de Patriarca —para decirles cual sigue.

    Y salió de ahí, seguida de Tatsumi, dejando atrás a los caballeros.

    Los que no habían recibido un sobre salieron de ahí, dejando a solas a los pobres desdichados. Los más osados, como Kanon, se atrevieron a burlarse de su desgracia, ganando una mirada de odio por parte de ellos.

    —Bien, ¿En dónde ensayamos? —pregunto Aioros al ver que nadie se atrevía a decir algo. Él estaba feliz por lo que iban hacer.

    —Donde sea, a mí me da igual. —bufó Ángelo. Tenía ganas de soltar mil maldiciones, solamente se contenía por sus compañeros que no tenían la culpa.

    —En mi casa está bien. —dijo Aldebarán con una enorme sonrisa. A él le encantaba la idea de levarles gozo y alegría a esos pequeños desamparados —Les prepararé comida después de cada ensayo. —les informo, empezando a andar en dirección a la salida.

    Con su coraje a cuestas, los Santos Dorados y de Bronce elegidos para esa misión, echaron andar tras el brasileño.


    —¡Tercera llamada, teeerceeraa! —chilló Seiya por el megáfono, dejando medio sordos a Hyoga e Ikki que estaba junto a él.

    —¡Entra a escenario el narrador! —gritó Saori, sentada en una silla de director de cine. La pelimorada vestía como toda una cineasta, incluida su boina gris —Ahora, Milo. —el caballero echo a correr al escenario y se acomodó las antenitas. No todos los días te presentabas en televisión. Aunque estuvieras vestido de una especie de oruga destripada.

    El telón fue levantado y miro a cada uno de los niños sentados alrededor del lugar, al fondo pudo apreciar las cámaras. Carraspeo, tratando de afinar la voz.

    —Damas y caballeros, yo soy el narrador… —dijo, haciendo gestos dramáticos —Mi nombre es Pepito la Oruga…

    —¡Que no eres una Oruga! —se escuchó la voz de Saori en el fondo. Milo se detuvo en su actuación —¡Eres un grillo! ¡GRI-LLO!

    —Eso mismo yo pensaba hasta que me dieron el jodido disfraz. —respondió, llevándose ambas manos a la cintura y enderezándose. La falsa panza se hizo más notable.

    —¡Es porque no lo traes completo! —rugió Tatsumi, saliendo con prisas a entregarle el saco, el sombrero, la camisa y el bastón —¡Estas desnudo!

    Los chillidos de la infantil audiencia no se hicieron esperar. Se tapaban los ojitos para no mirar la desnudez del animal.

    —No estoy desnudo por completo. —hablo Milo en voz alta —Traigo los zapatos. —alzo su pie, mostrando su simpático calzado —Debajo de esta cosa no traigo nada, pero ni se nota. —se encogió de hombros. Una vez que Tatsumi le puso lo que faltaba, se salió del escenario.

    Milo se acomodó el sombrero e hizo una reverencia.

    —Una disculpa pequeños ¡Ahora si podemos empezar! —aplaudió —Mi nombre es Pepito Grillo, un cuenta cuentos excepcional. Así que presten atención a lo que les voy a narrar. —camino hasta situarse en una esquina. Saori rápidamente por el radio le ordeno a Shun y June de Camaleón que pusieran la música.

    Prologue de Copy Cats comenzó a sonar, acompañando a la voz de Milo. Envolviendo a los niños y televidentes en ese ambiente místico e irreal.

    En el escenario las luces comenzaron a cambiar, los árboles frondosos y el castillo aparecieron poco a poco. Shaka de Virgo estaba debajo del escenario, sentado en posición flor de loto y mirando la película animada en un móvil. A él le había tocado la escenografía y como Saori no quería gastar, el pobre hindú tenía que crear ilusiones lo más parecida a la que estaba viendo.

    Todos los presentes exclamaban de asombro al ver tal despliegue de imágenes, podían jurar que era real.

    —Deben ser proyecciones de alta gama. —dijo un camarógrafo con asombro, ignorando que solo sus ojos podían ver la ilusión de Shaka, su cámara solo grababa lucecitas brillosas rodeando al Pepito Grillo.

    —Había una vez en un lejano reino… —la voz de Milo resonó en el lugar —Un joven y guapo príncipe vivía en su lujoso y carísimo castillo…

    Las luces enfocaron nada más y nada menos que a Mu de Aries. Iba ataviado con un chaleco verde con adornos dorados, pantalón negro, un collar verde claro y un pañuelo blanco. Su cabello lo llevaba atado con una cinta que hacía juego con el collar.

    El lemuriano miro a todos lados, tratando por todos los medios de no desmayarse por los nervios.

    —Él príncipe tenía todo lo que deseaba; Caballos, diamantes, terrenos y mujeres. Sobre todo, mujeres. —prosiguió Milo, enumerando con los dedos —Él era malcriado, egoísta, desconsiderado, mandón, ermitaño, se creía mucho por ser el más sabio. No dejaba a nadie del condenado reino mover un solo dedo para ayudar un amigo o vengarlo… —dijo con resentimiento —Cuando se lo proponía podía ser bien ojete el mendigo principito…

    Del otro lado, tras el telar, se encontraba Saori y los demás actores. La joven Diosa movía las manos para llamar la atención de Milo y hacerle callar. En lugar de contar una historia para niños estaba relatando sus traumas.

    —Pepito Grillo —dijo Mu, mirando extrañado al Escorpión —Así no va la historia…

    —¡Tú te callas! —bramó. Los niños estallaron en carcajadas al ver como Mu dio un brinquito en su lugar —¡Aquí el narrador soy yo! —se acomodó el saco y sonrió al público —Como les decía, antes de que el príncipe interrumpiera… Un día, bueno; una noche de frío invierno provocado por Camus. —el aludido se golpeó la cara ¿Tanto ensayo para nada? —Una mendiga vieja…

    —¡Una vieja mendiga! ¡MEN-DI-GA! —le corrigió Saori, jalándose los mechones. Los presentes se echaron a reír por la voz chillona de la pelimorada.

    —Es lo mismo… Bien, una vieja mendiga fue de pediche a su castillo para pedirle asilo.

    En eso entra Afrodita caminando lento y encorvado, cubierto por un harapo sucio de color verde oscuro. La escenografía cambio, ahora Mu y el peliceleste estaban ante una puerta. Rayos y relámpagos sonaban al ritmo de la canción.

    Los niños exclamaron asombrados.

    —Como no tenía dinero para pagar asilo le ofreció una rosa a cambio de que le dejara pasar para calentarse. Aunque esa vieja siempre anda caliente —apunto al sueco, que le miro con ojos de pistola —es una enorme zorra. Golfo.

    —¡Cállate Milo! —grito el peliceleste, al darse cuenta de su error carraspeo y adquiriendo un tono ronco y bajo —Tome esta rosa y déjeme pasar la noche en su casa para no pasar frío. —le tendió una rosa de color rojo creada por su cosmos. Mu inmediatamente se dio cuenta que no era la de utilería —Perdí la sintética y me dio pereza ir al jardín, así que hice una. —le informo. Al ver la duda en el lemuriano rodó los ojos y bufó —No te vas a intoxicar.

    —Asqueado por su afeminado aspecto mugroso, —continuo el griego —el principito se burló de su regalo y mando a la anciana al infinito y más allá.

    —Vete de aquí, mujer. —dijo Mu, con voz gangosa ¡Los malditos nervios lo estaban traicionando! —No me interesa esa porquería de rosa. —miro con desdén a la inocente flor, aunque fallo estrepitosamente, su mirada en lugar de ser amenazante se veía tierna y linda.

    Afrodita entrompo los labios, ofendido.

    —A ver, Mugido de vaca. —con el dedo índice golpeo el pecho del ariano, que solo atino alzar sus singulares cejas —A mis bebés no las ofendas, que son muy sensibles. —farfulló, dándose la vuelta sumamente indignado —Yo me largo de aquí, de mejores castillos me han corrido, para que te lo sepas.

    —¡¿Oye a dónde vas?! —grito Milo desde su lugar —¡Espérate que aún falta! —el sueco detuvo su andar y se quedó dónde estaba —La mendiga vieja le advirtió al ojete del príncipe que no se dejara engañar por las apariencias. —empezó a hablar atropelladamente, pues sabía bien que Piscis no duraría mucho allí, estaba enojado y tendía a mandar todo al diablo cuando algo ya no le parecía.

    —Mira, inútil príncipe de pacotilla — bufó Afrodita con una mano en la cintura y moviendo la rosa de allá para acá conforme hablaba —No te dejes engañar por la cara que traigo, porque la belleza está en el interior ¡¿Cuál belleza interior?! —gritó de repente —La belleza esta por fuera, lo que se tiene dentro son vísceras, huesos, nervios, sangre y si tiene mala suerte una lombriz ahí a de haber. —señalo el vientre de Akira que estaba sentado en la primera línea de butacas, el gordito frunció el ceño —Y por lo que veo tú tienes un montón de esas cosas. —dijo al ver su panza, Makoto y Tatsuya abrieron los ojos espantados.

    —Ya Afrodita, asustas a los niños… —murmuró Mu en voz baja, tomándolo del brazo para salvaguardar a los infantes de las mortíferas críticas del peliceleste.

    —El príncipe Mugido de vaca volvió a rechazar a la mendiga vieja y la echo de su castillo. —exclamó Milo con voz grave.

    —Vete de aquí criatura. —habló Mu, recordando sus líneas —No me interesa nada que venga de ti.

    —La apariencia de la vieja se desvaneció —conforme Milo narraba, Afrodita se irguió y se despojó de la túnica andrajosa, dejando ver que traía un vestido verde limón y una pequeña corona en su cabeza — Y revelo que era una hechicera que se caía de buena. —acompaño sus palabras con un silbido sugerente. Los caballeros y Saori lo miraron sorprendidos —Si no lo conociera podría jurar que es una bella damita carente de pechonalidad. —tosió un poquito incomodo al ver que todos le estaban viendo —El príncipe intento pedirle perdón, —Mu se puso de rodillas y fingió pedir clemencia —pero la hada era bien rencorosa y lo mando a la jodida al ver que su corazón estaba vacío de amor.

    —¡Perdóname, oh Hada del bosque! —dijo Mu demasiado nervioso.

    A un lado del escenario estaba Shion y Dohko, el peliverde sonreía con orgullo. El chino solo rodaba los ojos con cansancio y se acomodó la panza falsa, ya le tocaba entrar a escena.

    Las luces cambiaron de repente y todo se fue oscureciendo. Afrodita se aclaró la voz y elevo sus cosmos, poco a poco fue lo único que ilumino la estancia. Seiya hecho andar la máquina de humo que habían alquilado.

    —Como castigo, idiota, —dijo, alzando la rosa roja que traía en la mano. Mu se puso de pie —te voy a convertir en una fea bestia y los habitantes del castillo también sufrirán por tu causa… —su cosmos envolvió la rosa, la tomo entre sus dedos índice y medio—Esta rosa que tanto te he ofrecido está encantada —un brillo malicioso ilumino su mirada y Mu deseo que la tierra se lo tragara al ver las macabras intenciones de Piscis —y vivirá hasta que tu cumplas los veintiún años. Si aprendes a amar a alguien que no sea a ti mismo y te ganas su amor antes de que caiga el ultimo pétalo, se romperá el hechizo. De lo contrario, vas a seguir siendo una fea bestia por toda la eternidad ¡Avada Kedavra!

    —¡Espérate Nemo, no espérate…! ¡Ay!

    Y sin que lo vieran venir, lanzo la rosa directo al pecho del pobre lemuriano. El ariano no tuvo ni tiempo de moverse, solamente cayo con un ruido sordo de espaldas. Shun aumento el sonido de la música para que no se escuchara como Shiryu arrastraba al caído.

    De repente se escuchó un gruñido y del lugar donde había caído Mu, se levantó Aldebarán. Traía unos enormes cuernos y una botarga muy mal hecha de la bestia de Disney. Lo único que se veía era su cara maquillada de color café claro. Las luces lo enfocaron solo a él. Ondeo su mano a manera de saludo, los niños poco a poco lo imitaron.

    —Ten… —Afrodita le lanzo un espejo y se alzó las enaguas, ahora si bien dispuesto a salir de ahí —Mi trabajo aquí está hecho ¡Adiós, adiós!

    —Avergonzado por su monstruoso aspecto —prosiguió Milo, haciéndose a un lado para que el sueco se ocultara tras de él —la Bestia se ocultó en su castillo y el espejo que la hada tuvo la amabilidad de darle —murmuro entre dientes a lo que Afrodita solo se hizo el desentendido —era su único contacto con el mundo exterior. Con el paso de los años, la Bestia se dio cuenta que valió gorro y se resignó a morir solo y virgen ¿Pues quién podría algún día amar a una Bestia? Aunque si es una bestia en la cama cualquiera se queda con él ¿O no? ¡Ay, Nemo! Deja de jalarme el pelo.

    Aldebarán rugió una última vez y salió corriendo de ahí para dar paso al siguiente acto.

    La música cambio repentinamente y una pequeña casa apareció. Las aves empezaron a trinar. Las luces enfocaron la puerta en espera de la joven que tenía que salir a cantar su parte. Pasaron dos minutos y no ocurría nada.

    —¡Ya sal Bella! —grito Milo, sonriendo burlón.

    —¡No estoy listo! —se escuchó que gritaron de regreso. Pero la puerta fue abierta con rudeza y Camus de Acuario salió a trompicones de ahí.

    Vestía un bonito vestido azul cielo con un mandil blanco, su cabello iba trenzado de manera elegante y su boca de un bonito rojo. Poco después le lanzaron una cesta y un libro. El francés recogió las cosas y se irguió con su porte regio y digno. Comenzó a caminar, pasándose la cesta de una mano a otra con movimientos mecánicos. En su rostro no se veía ni una sola sonrisita.

    —¡Eso es una vergüenza para nuestra naturaleza! —gimió Hyoga, igual de molesto que su maestro. Se había ofrecido para remplazarlo, pero Saori dijo que no.

    La música empezó a sonar y llego la parte donde Camus tenia que empezar a cantar.

    —Que lugar tan simple y aburrido. —pero no canto, simplemente recito la frase como si fuera una oración —Siempre es como el día anterior…

    —¡Que cante! —gritó la pequeña Mimiko en brazos de Miho. Milo soltó a reír a carcajada suelta, ganándose una mirada asesina de parte del Acuario.

    —Si no canto es porque tengo la voz afónica, ¿acaso no sabes que vivo en las tierras heladas de Siberia? —espetó Camus, mirándola con desdén. La niña se encogió en los brazos de la muchacha, se suponía que las princesas eran dulces y amables, esa princesa sin pechos no tenía nada de eso.

    —¡Que cantes, Bella! —volvió a gritar Milo, la sonrisa burlona no abandonaba sus labios —¡O mejor deléitanos con canción de Libre soy, ya vez que te sale tan natural! Elsita…

    Saori se llevo ambas manos al rostro al ver como su perfecta Bella lanzo un ataque de cosmos al Pepito Grillo, directo a su entrepierna. El clima de ser cálido se había tornado frío en cuestión de segundos. El francés miro a Milo, que cayo de rodillas en el escenario con ambas manos en su ingle, varias partículas de polvo de diamante brillaban por la luz de los reflectores en su pantalón. Sonrió, sabia muy bien que el hielo de su temible técnica había llegado hasta donde el sol no podía llegar.

    Dándose la vuelta a donde estaba Saori con una sola mirada dio a entender que era lo que quería. La chica suspiro y con un movimiento de su mano le indico a Shun que quitara la contagiosa melodía.

    —Entra Gastón. —suspiro, derrotada. Apoyo el codo en el reposa brazos y su cabeza descanso en su mano extendida.

    —Pero Saori… —musitó Seiya. El había supervisado los ensayos y ver que todo se estaba yendo al demonio no le hacia sentirse feliz. Bueno, de que se estaba partiendo de la risa al ver a los Santos Dorados en esas fachas era sumamente divertido.

    —Pero nada Seiya, que entre Shion. —miro fijamente el escenario donde Camus permanecía impasible y Milo apenas se estaba poniendo de pie con ayuda de Afrodita. Seiya obedeció y por medio del auricular le indico al Escorpión que continuara con el siguiente acto.

    —En la localidad donde vivía nuestra distinguida Bella… —dijo, con voz jadeante y entre cortada ¡Maldito Camus! —Había un cazador gordito y sexy que estaba perdidamente obsesionado con casarse con la mujer mas linda, y esa era Bella. Aunque esa maldita no tenia nada de linda, era una desgraciada hija de su helada madre. —apunto a Camus, que solamente rodo los ojos y se dispuso a leer el libro que traía en la cesta —El cazador siempre estaba acompañado por su fiel achichincle, un enano bebedor empedernido de tés de dudosa procedencia.

    Del otro lado, Shion y Dohko entraron. El lemuriano vestía una ceñida camisa roja con detalles dorados, su pantalón negro y unas botas marrones. Un carcaj cruzado al pecho con su arco incluido. Su cabello estaba atado en una coleta baja. Se veía sexy, en todo el sentido de la palabra. Dohko era un caso distinto, vestía con una camisa blanca, un saco café desgastado y un short negro con sandalias. La falta de presupuesto era visible en el viejo maestro.

    El chino traía un saco arrastrando, simulando que en el traía las presas que el peliverde había obtenido.

    —Antes de continuar. —habló Shion con voz seria —No estoy gordo, Milo, retengo líquidos.

    —See, también panes, galletas, sopas, pizza, hamburguesas, refrescos y dulces… —dijo Dohko, sonriendo de manera socarrona. La palma de Shion no tardo en estamparse en su nuca.

    —¡Sus líneas! —escucharon tras de si al Pegaso —¡Sigan con sus líneas!

    —Ah, si… —Dohko, haciendo gala de que sus 263 años tenían consecuencias en la memoria, saco un papelito de su bolcillo. Saori se jalo los cabellos con desesperación —Eres el mejor cazador del mundo, Shion… Digo, Gastón.

    Shion avanzo un par de pasos, con ambas manos en la cintura, caminaba como si estuviera en una pasarela. Incluso algunos de sus Santos silbaron.

    —Lo sé, lo sé, Lefou. —dijo, dándole unas palmadas condescendientes al Libra en cuanto estuvo de regreso a su lado. Dohko sonrió divertido y continúo leyendo su acordeón.

    —Ninguna bestia se te escapa, a menos que corra pues con tu enorme panza te cansas rápido. —leyó, mirando de reojo al peliverde, que no hizo mas que apretar los puños con rabia contenida.

    —Que no estoy gordo Lefou, y si lo estoy eso se quita rápido, en cambio a ti lo enano jamás se te quitara. A menos que uses tacones. —replico mordaz, cruzándose de brazos, saboreando la pequeña victoria. Los niños rieron al ver la cara perpleja del chino.

    —Aja, pelos verdes. —gruñó —Lo que tampoco se te escapa son las doncellas, todas mueren por ti.

    —Es muy cierto, enano. —sonrió pedante —Y tengo mis ojos en aquella dama de cabellos trenzados. —señalo a Camus —Su figura celestial me hace estremecer… Aunque no tenga pechos ni pompas…

    —Gastón, te equivocaste de línea. —Dohko a su lado ladeo el rostro, alzo las cejas ante la metida de pata del Patriarca.

    —El Pepito Grillo me dijo que sonaba mejor así. —Shion se encogió de hombros.

    Milo, que apenas se estaba reponiendo del ataque, alzo su cabeza mirando a Camus con temor.

    —No, aguanta Camuchis, yo no… ¡AH! —una bola de hielo solido salió disparada directo a su orgullo masculino. El galo dejo de mirarle y se centro en su libro nuevamente. Afrodita se llevó ambas manos a la cintura, otra vez tendría que levantar a ese quejica.

    —Eh… Es la hija del inventor. —el viejo maestro se rasco la cabeza, aguantando las ganas de burlarse el peliazul.

    —Así es, Lefou… —miro detenidamente al Acuario, tendría que hablar seriamente sobre su control de ira —Me casare con la mas hermosa de las doncellas, y esa es ella… Eh, ¿Qué sigue? —le arrebato el papelito a Dohko, donde solo estaban escritas sus propias líneas —¿Y mis líneas? ¿Por qué no las agregaste aquí?

    —¡Hazlo tu solo! Ja, faltaba mas que yo hiciera tu trabajo. —respondió, quitándole su hoja. A la distancia, Camus soltó un gruñido, a ese paso no terminarían nunca.

    De tres zancadas se planto frente a Dohko y Shion. En sus ojos no había más que rabia.

    —¿Qué quieres Gastón? —dijo, golpeando con el libro el pecho del Patriarca.

    —Camus, todavía falta para que…

    —¡Me importa un comino, Lefou! —gritó, histérico. Lo único que quería era salir de ahí para no volver jamás. Que humillación para él, el valeroso y frio Santo de Acuario. Caer tan bajo por culpa de la misma mocosa que juro proteger —De una vez te informo, no me voy a casar contigo ¡Te apestan las patas! ¡Cazas animales inocentes! Y a mi me gustan las mujeres, soy una princesa lesbiana. —movió sus manos de un lado a otro, la cesta y el libro salieron volando en dirección al publico —Ni vayas a mi casa, o te lanzo a los puercos. Ya me largo, tengo que ir a correr al loco de mi padre. —Camus se dio la vuelta, Shaka no tardo en crear la casa de Bella.

    —Pero…

    —¡Pero nada Gastón! ¡Yo me largo! ¡Vamos al tercer, cuarto o quinto acto! ¡A mi me vale! ¡Solo acaben con esto de una buena vez! —las risas de todos los presentes resonaron en el lugar con fuerza, que muy a duras penas se escuchaba la voz del francés.

    —Ya vámonos Gastón… —logro articular el castaño después de un rato de silencio. Tomo a Shion de la manga de su camisa, jalándolo en la dirección contraria —Hay más mujeres en el mundo mucho más buenotas que esa, yo te invito las bebidas.

    —¡Que no quiero tus tés raros Dohko! ¡Al tomarlos te pones a reír como un loco!

    En cuanto ambos salieron del escenario, Camus saco a rastras de la casita a Aioria. El León vestía una panza falsa, su cabello castaño lo habían cubierto por una peluca plateada, en su cara le habían pegado un falso bigote que a cada rato se acomodaba.

    —Aguanta Camus —farfulló el griego, dando trompicones. Su mano estaba sobre su cabeza para impedir que su simpático sombrerito saliera volando —Me voy a partir el hocico a este paso…

    Seiya apareció en el escenario portando la armadura de Pegaso jalando un carro de acero de un brillante color rojo, en letras cursivas se podía leer a un costado; Roadmaster. En cuanto llegaron a él, Aioria hizo una mueca disconforme.

    —¿Esta cosa es mi carruaje? —pregunto, dando vueltas alrededor del santo y su carcachita —Jamás en mi vida había visto un caballo en dos patas, varios burros si, pero un caballo jamás.

    —Este es un burro —le informó Camus, dándole una palmada a Seiya, el cual arrugo la nariz al saberse ofendido —Es tu burro, ahora súbete y lárgate, papá.

    —Así no se le debe hablar a un padre, Camus. —el castaño le miro severamente, a lo que el galo chasqueo la lengua.

    —Jamás conocí a mi padre, así que no sé cómo se le habla ¡Y tu no cuentas como uno Shion! —se apresuro a decir al ver como el peliverde se enfurecía —Ya sube a tu carruaje.

    Aioria se cruzo de brazos y alzo sus cejas. —Estas loca si crees que me subiré ahí. Yo debo viajar con clase y distinción, soy el padre de una de las princesas mas amada de Disney, así que exijo que me traten como tal. Así que Bella, se lo que todo mundo espera de ti. —dijo, señalando a los niños que la miraban embelesados.

    —Oh claro —respondió con voz irónica —Seré la princesa que padece Síndrome de Estocolmo y tiene severos delirios de grandeza al despreciar en con unas simples estrofas a sus vecinos del pueblo. —argumento Acuario con enfado —Ahora sube al maldito carruaje, papi.

    —No lo hare hija, ya te dije que quiero algo acorde a mi estatus.

    La paciencia de Camus tiene un límite, y ese límite ya estaba muy excedido. Sin esperar a que Aioria volviera a decir una palabra, lo asió de los hombros sentándolo de una manera muy brusca en el carrito. Las piernas de Leo quedaron arrastrando al suelo.

    —¡No maltrates a mi hermano! —se escucho el grito de Aioros, pero Acuario lo ignoro. Sin perder mas tiempo, le dio una tremenda patada a Seiya en las nalgas, el japones pego un brinco y salió de ahí corriendo jalando a Aioria —¡Tampoco a mi alumno!

    Camus salió echando chispas del lugar, paso a un lado de Milo que solamente se encogió espantado, Afrodita le saludo sonriendo. Seiya dio tres vueltas en el lugar, dando giros rápidos que por poco tiraban al griego del carrito.

    —¡Detente Seiya! ¡Me voy a partir mi madre si sigues así! —gritó Aioria aferrándose con fuerza al carro. Una vuelta más y el Pegaso ladeo el carro, dejando caer al castaño al suelo. Sin despedirse se volvió corriendo a donde estaba Saori. Aioria se puso de pie con dificultad —Hijo de… ¡Mis rodillas! Me las pagaras, burro con alas. —amenazó, alzando el puño. Miro a todos lados, esperando a que pasara algo —¿Y el lobo? —preguntó, mirando al público. Una ventisca de nieve cayo de repente y arrugo la frente, eso si era real. Busco con la mirada a Camus, era el causante de ello.

    Saori se hizo bolita en su lugar, todo eso estaba fallando y mucho. Quería desaparecer de la faz de la tierra.

    —El padre de Bella… —empezó a narrar Milo, después de ciertas fallas técnicas causadas por Camus perdió el habla, pero ahora estaba bien —No sabia que estaba en un lugar peligroso donde había un temible lobo feroz. Era el mismo lobo que se tragó a Caperucita y derribo las casas de los cerditos. —en eso, salió Ikki en cuatro patas. Estaba completamente de negro, lo único diferente en él era una cola y unas orejas de perro —Al ver el lobo, el padre de Bella tembló y el animal soltó un temible aullido. —Ikki no abrió la boca —Dije que soltó un temible aullido…

    —Au. —dijo gruñendo. Aioria se acercó a él, mirándolo divertido.

    —No te preocupes, Lobo, ahorita arreglo esto. —y con rudeza le asesto una patada en las costillas, mandándolo a volar al suelo.

    —¡AAAAAAAUUUUUUU! —chilló Fénix, agarrándose la zona afectada. Miro con rabia a su maestro y antes de que pudiera atacarlo, Aioria se hecho a correr en dirección al castillo que Shaka había creado. Los gritos de asombro no se hicieron esperar por tal despliegue de escenografía.

    Aioria entro por la puerta y la escena cambio, ahora se veía el interior del lugar, aunque este estaba hecho de papel y cartón, pues Shaka pidió que se le dejara descansar cada cierto tiempo y ese pequeño montaje le cubriría un rato. Era una decoración oscura y tétrica, el cartón estaba pintado de negro y había una escalera que guiaba a la parte alta dibujadas en él, era tipo 3D esa pintura. Una alfombra roja cubría el suelo y en el centro, esquinas ¡A cualquier lugar que se mirara! Había estatuas creadas por el mismísimo Argol de Perseo, eran varios Santos De Plata y aprendices que se habían ofrecido como utilería -obligado, más bien-. Sus caras mostraban horror y desesperación.

    —¿Hay alguien aquí? ¡¿Hola?! —gritó, abrazándose a sí mismo, la técnica de Camus había humedecido sus prendas, incluida la panza falsa —Acabo de patear un pollo perro y necesito refugio. —volteo a su izquierda y se llevo una mano a la boca para no soltar en carcajadas. No había visto a ese par disfrazado hasta ahora.

    Aioros era el simpático y regordete reloj Din don. Su traje estaba hecho de cartón con cinta amarilla, en donde se suponía que debía estar el péndulo había un plástico transparente que mostraba su camisa negra pintada con un yoyo amarillo. Su cara estaba un poco mas clara, y varios números romanos estaban dibujados en ella. En su nariz tenia pegados dos palitos de madera que fungían como manecillas.

    El que estaba para morir de risa era Saga, el serio y analítico Saga. Portaba un traje muy ajustado de color amarillo, cerrado de las piernas impidiéndole que diera paso. Ambos brazos los traía alzados como un cactus, en cada mano traía una antorcha y su cabello estaba pintado de amarillo y leves tonos naranja, lo tenía parado hacia arriba, al estilo punk. Era evidente que aparentaba ser la vela que tenia el personaje sobre su cabeza. Su cara estaba maquillada de amarillo, labios, parpados ¡Todo! Lo único que se veía sin ese chillón color eran sus ojos verdes.

    Cuando el gemelo mayor empezó a brincar hacia él no pudo contener las carcajadas ¡Brincaba como un conejo!

    —¡Deja de reírte carajo! —gritó Saga, furioso —Intenta caminar con un maldito traje ajustado a ver si puedes, idiota. —Aioria solo siguió riendo, siendo acompañado por toda la audiencia.

    —Esa era la intención, Chip. —respondió Aioros, aunque el se movía como un robot, daba un paso y se detenía, para luego dar otro. La botarga de cartón le impedía avanzar con normalidad —¿Qué no recuerdas que Lumiere camina dando brincos?

    —¡Tu cállate maldita Potra! —vocifero, mirándolos con odio —Y no sé cómo actúa mi personaje, odio las películas de Disney. Jamás vería una así me pagaran por ello.

    —¿Estas seguro que tu eres el candelabro amable y educado de la peli? Porque estoy pensando que eres la Bestia. —se burló Aioria, ganándose un relojazo por parte de Aioros.

    —Ya no lo hagas enojar, por poco me mataba cuando lo estaba peinando —informó —¿Apoco no me quedo muy mono? —le pregunto a Aioria, sonriendo triunfal —Para lograr ese estilo tipo Saiyajin necesite mucho gel y un palo.

    —¡¿Cómo que muy mono?! ¡Me veo ridículo! —señaló ofendido —Me pica la cabeza y me pesa.

    —¡¿Ridículo tu?! —grito una nueva voz, uniéndose al trio —¡Yo soy el que me veo de la mierda! —los tres voltearon a ver a Ángelo de Cáncer, vestía una botarga de la famosa tetera; La amable y cariñosa Señora Potts. En su cabeza traía un gorro rosa con detalles violetas, la boquilla estaba justo en su entrepierna, se veía un poco perturbador —¡Soy una maldita tetera! ¡TE-TE-RA! ¡Deja de seguirme Kiki! —grito fuera de sí al pobre aprendiz de Aries, que iba con un atuendo similar al del italiano solo que era de una taza.

    —Peero…

    —¡Ya lárgate! —el niño regreso con Shion, que empezó a consolarlo.

    —¡Ángelo! —Aioros le empujo como pudo —¡No le grites al niño! —Aioria lo tomo de los brazos, pues por poco y Sagitario se iba de bruces al suelo cuando el Santo de Cáncer se apartó.

    —¡Tu cállate, reloj gordo y feo! ¡Al menos en mi invirtieron mas para el disfraz! —dijo, sacudiendo su enorme botarga —El día que te veas mejor que yo, me puedes decir algo, mientras no.

    —¡Ya chicos! —pidió Aioria, mirando de un lado a otro en busca de ayuda —Debemos seguir el guion ¡Milo, ayúdame! —suplico.

    El griego estaba sentado en el suelo con una bolsa de palomitas al lado, Afrodita y Camus estaban haciéndole compañía.

    —Naa, tú puedes continuar con el show, sigue así.

    —Ay padre, ay padre… —sollozó Saoiri, Seiya la abrazo con ternura, acariciando su pelo —Esto es un caos ¡Un caos!

    —¡Ya me tienen hasta el comino! —gritó Kanon, saliendo de su lugar —¡Continúen la obra para acabar de una buena vez!

    Todos se quedaron en silencio al ver al menor de los Géminis. Traía una camisa café ceñida, su piel estaba pintada del mismo color y su cabello estaba peinado en una coleta alta con una diadema blanca. En lugar de pantalón, traía una falda ampona hasta los tobillos de color café con una línea blanca.

    —¿Pero que…? —Aioria parpadeo varias veces —¿Qué eres tú? —dijo, dando vueltas alrededor del gemelo cuando este estuvo a escasos pasos de ellos.

    —Según soy un plumero y me llamo Fifí. —respondió Kanon, dando una vuelta, su falda se elevó levemente mostrando parte de sus piernas. Los niños gritaron, pero se escucharon varios silbidos por parte de las mujeres del lugar —Jamás pensé decir esto, pero me veo jodidamente bien con vestido. —Kanon fue el ultimo en integrarse y solo fue un par de días a los ensayos. Saori se había dado cuenta que faltaba un personaje y decidió que lo interpretaría el menor de los Géminis.

    Alla madre… —farfulló en su idioma natal. Ángelo miro de un gemelo a otro —¿Han visto la película? —les pregunto, mirándolos con maldad. Aioros negó varias veces con la cabeza y Aioria solo los vio sin entender nada. Milo y los demás se echaron a reír.

    Saori tenia un sentido del humor muy siniestro.

    —No. —respondió Saga, ya sentía los brazos entumidos por tenerlos alzados.

    —No me acuerdo, la verdad.

    —Ah bueno… Lo que pasa es que Fifí y Lumiere son novios. —los hermanos se voltearon a ver espantados —Y hay una parte donde están dándose besitos, abrazos y quemándose… Grrr —se burló Ángelo.

    —¡¿QUÉ?! —grito Saga, volteando a ver a Aioros que intento huir del lugar, dando pasos de manera dificultosa —¡TU LO SABIAS POTRA! ¡POR ESO TE REIAS A CADA RATO!

    —¡Cálmate Chip! ¡No es lo que crees!

    —¡Deja de llamarme así, ya te dije que no me parezco a esa condenada ardilla del demonio!

    —En estos momentos se parece mas al Pato Donald, se pone de mal humor sin razón alguna... Bueno, pero ahorita si tiene razón. —musitó Ángelo, observando como Saga empezó a brincar en dirección a donde estaba su mejor amigo. El gemelo mayor se veía muy dispuesto a desaparecerlo de la faz de la tierra y Aioros no estaba con ánimos de esperarlo.

    —¿Apoco no se dieron cuenta en los ensayos? —preguntó Aioria incrédulo.

    —Yo me dormía en desde que llegaba, solo me despertaba para comer —se justifico Kanon —Y Saga nunca fue, solo que ninguno de ustedes se dio cuenta, a excepción de la Potra.

    —Eso explica muchas co… ¡SAGA! —apenas le dio tiempo de jalar a Saga, pues este había caído sobre el otro y no dejaba de darle codazos —¡Ayuden idiotas!

    Al ver como el ambiente se había tornado violento en cuestión de minutos Milo, Camus y Afrodita entraron al escenario, dispuestos a ayudar al Sagitario para sacarlo de ahí.

    —Ya chicos —se quejó Aldebarán, saliendo con el semblante triste —ya quiero salir a actuar mi parte.

    Lo que nadie contaba era que Saga de Géminis lanzaría una antorcha al escenario de papel y cartón. Rápidamente las llamas se extendieron por el escenario.

    Shaka, que ya había vuelto de comer algo, volvió a encender su cosmos y poco a poco el salón del castillo tomo forma, según él, para ese entonces ya tenían que ir en la parte del vals por tanto adelanto de escena. Al ver la decoración, Shun puso la canción Fabula Ancestral y comenzó a sonar en cada rincón del sitio.

    Acompañado a la canción sonaban las carcajadas de Saga, que ahora portaba una antorcha en mano mientras las llamaradas se veían a su espalda, dándole un aire malévolo, casi diabólico, a pesar de estar disfrazado de un personaje de Disney.

    —¡Saga! —Kanon se llevo ambas manos al rostro —Aparte de bipolar, con tendencias suicidas, ser rencarnación de un dios y medio salvaje me saliste pirómano ¡¿Qué demonios voy hacer contigo?!

    —¿Te das cuenta que Saga se parece a Stitch en estos momentos? —dijo Aioria mirando a su hermano, que ahora tenia su traje roto y mallugado.

    Ángelo estaba a un lado de Saga, sonriendo ante el fin del espectáculo. Camus intentaba apagar el fuego con su cosmos, aunque lo hacia de manera lenta pues estaba tan feliz por el resultado que prefería deleitar su mirada con el vivo fuego.

    —¡Bajen el telón! ¡Bajen el telón! —chillo Saori, saliendo con prisas al escenario, mirando personas que estaban viendo la puesta en escena. Dohko y Shion le siguieron después —¡Bajen el telón!

    Hyoga y Shiryu hicieron lo que se les pidió y en cuanto estuvieron cubiertos por la pesada tela, Saori volteo a ver a caballeros con un enojo que hasta hizo temblar el suelo a sus pies, su cosmos estaba tan rebelde e incontrolable que Shion se preparo para crear un muro de cristal en caso de ser necesario.

    Shun aumento el volumen de la canción para que Saori pudiera gritar a sus Santos Dorados tantas groserías y mil reproches, ellos no se quedaron atrás.

    A los guerreros y Diosa les paso desapercibido los aplausos y virotes que expresaban todos los niños, adultos y hasta camarógrafos.

    La obra había sido un éxito total.


    Su carcajada se escucho por todo el templo de Capricornio al igual que sus aplausos. En su televisión estaba sintonizado el canal donde transmitían todo el show de sus camaradas. Ahora solo se veía el telón y la música sonaba a todo lo que daba.

    —¡Ja! ¡La he librado! —exclamo Shura de manera gustosa, lanzando por los aires la replica exacta del vestido de Blanca Nieves —¡Con este desmadre que hubo es obvio que ya no abra más obras de teatro! ¡Ya no la hare de princesa!


    —Y yo que tenia mi disfraz preparado. —dijo Dio, soltando un amargo suspiro, mirando el disfraz de Tontín —Me sentía tan emocionado.

    —¡Alabado sea cualquier Dios menos Athena! —celebró Asterion, lanzando a la chimenea su traje rojo, la pelimorada decidió que le tocaría Gruñón.

    A Saori se le ocurrió darles sus papeles antes de partir para que fueran viendo la película y se probaran las prendas. Eso fue un gran error de su parte.

    —A mi si me da tristeza. —suspiro el Santo de Mosca —¿Verdad que a ti también te apena, Misty?

    —Que arda… —susurró el rubio, mirando con desprecio la panza falsa y la peluca canosa junto al gorro puntiagudo. A él le toco Happy. Las llamas poco a poco consumieron el traje —¡Que arda!

    Dio rodo los ojos, le cambio de canal a la tele y se recostó. Menudos compañeros amargados que tenía.


    —¡Tenemos que hacer lo mismo! —vocifero, caminando de un lado a otro. Thethys le seguía con una libreta en mano —¡No podemos quedarnos atrás!

    —Pero señor Poseidón —balbuceo la Sirena —Nosotros no somos tantos guerreros y…

    —¡No hay pero que valga! —la silencio, alzando una mano. Se saco un periódico del bolsillo trasero. La prensa no había tardado en anunciar sobre el espectáculo creado por la famosa Saori Kido. En el papel impreso estaba repleto de alabanzas a la increíble escenografía, las actuaciones de esos actores tan sexys y desconocidos. Lo único negativo era que en las televisiones no se podía apreciar las escenas holográficas —¿Acaso no has visto los millones de euros que ha creado su chafa puesta teatral? Son el programa número uno visto en vivo ¡Y que decir de sus reproducciones en YouTube! —la rubia se rasco la nuca, era un caso perdido lidiar con el peliazul —Diles a todos que los quiero aquí ahora mismo ¡Tenemos que elegir nuestro acto para el debut!


    —Thanatos. —Hades apago el televisor y miro de reojo a su consejero que estaba comiendo una uva, Hypnos detuvo su bebida a medio camino. Conocía bien al Dios y sabía que algo quería —Envíale una carta a mi sobrina expresándole mis felicitaciones por su excelente adaptación de la Bella y la Bestia. —la copa se deslizo de su mano, cayendo estrepitosamente al suelo —Y dile que si no hay manera de hacer que Saga, la reencarnación de mi sobrino, venga a formar parte de mi ejército, tiene todas las cualidades que un espectro debe poseer.

    El Dios de la muerte empezó a toser, se estaba ahogando.


    —¡Caballeros! —el grito de Saori sonó gustoso, en sus manos traía varios sobres de varios teatros, programas de televisión, revistas y hasta una misiva de su tío Hades. Tatsumi también cargaba correspondencia en dos cajas —A pesar del catastrófico fin de semana —dijo, haciendo referencia al incendio y sus actuaciones —me han llegado solicitudes de todo el mundo para hacer un tour con nuestro espectáculo. —guardo silencio, mirando los rostros de sus Santos. Todos tenían una mirada vacía —Así que he decidido que volvamos al rodeo, solo que ahora tendremos a ¡Blanca Nieves y los Siete Enanos! Ya tengo sus papeles y… Sí, Saga. —entrecerró los ojos al ver la mano alzada del gemelo.

    El peliazul se puso de pie y se aliso arrugas invisibles de su camisa.

    —Saori, princesa, por mis compañeros hablo —señaló a los presentes, los cuales asintieron o alzaron su pulgar —Y queremos decirle que… ¡Se puede ir al demonio! ¡Antes que hacer el ridículo ante niños y el mundo entero preferimos hacer películas porno!

    Todos los Santos salieron del Salón del Patriarca, dejando sola a la pelimorada y a su inútil mayordomo.

    El silencio estuvo presente un largo periodo, hasta que Saori lo mato al preguntar con voz tranquila y con un tono infantil;

    —Tatsumi, ¿Cuáles son las ganancias en dólares al realizar ese tipo de películas? —el pelón dejo caer las cajas —Mis Santos encajan en los estándares para ser actores porno… Obvio, las ganancias serian para la beneficencia. —el japonés no respondió —Todo sea por los niños del mundo.


    —Fin—


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    Chip; Por la ardillita de Disney xD Aioros es Dale y Saga es Chip *u*

    ¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Deseo de todo corazón que les haya gustado la lectura, déjenme un comentario, no sean tímidos.

    Gracias por leer :´)

    SafiroBipolar
     

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