El asesinato de Nadeshiko Kinomoto

Tema en 'CLAMP' iniciado por Marple, 31 Mayo 2011.

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    Marple

    Marple Iniciado

    Capricornio
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    Título:
    El asesinato de Nadeshiko Kinomoto
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2475
    Hola a todo el mundo! Soy novísima en el foro, es más, acabo de registrarme. Sin embargo, hacía tiempo que venía rumiando esta historia. Soy una usuaria del foro de Cemzoo y, como hacía la vida y más que no estraba, me quedé un tanto perpleja al observar que se había creado un foro independiente para los FF. Sinceramente, la idea me parece genial. Ahora todo está mucho más organizado.
    Pasando a la historia, en principio estará centrada en los personajes de CCS, no obstante, van a aparecer otros pertenecientes a diferentes obras de las CLAMP, por ello lo he encuadrado en la caterogía de las mismas. El FF es del género negro y tiene tintes de terror, además, no es apto para niños. Así que, de ante mano advierto que si son fáciles de impresionar no se enganchen a la historia! En fin, aquí dejo el primer capítulo. Espero que les guste!


    Capítulo 1

    Artículo extraído del periódico La gaceta imparcial de Tokio el día 2 de septiembre de 1998, firmado por Yue Tsukishiro.

    Los cruentos acontecimientos acaecidos en la universidad de Tokio han sumido en un mar de oscuridad cada uno de los recovecos de la facultad de criminología, en la cual fue hallada hace dos días, brutalmente asesinada, una de las profesoras más sobresalientes del centro, Nadeshiko Kinomoto de 48 años, casada y con dos hijos. La mujer fue hallada en su lugar de trabajo. El cuerpo presentaba signos de una violencia extrema y graves cortes en pechos, espalda y pelvis. Se desconoce el motivo del crimen así como cualquier posible sospechoso. La policía está llevando a cabo…

    —Menuda mierda.
    —Y que lo digas, ¿cómo puede ser qué cada día haya más casos de asesinato?
    —Es esta puta sociedad, que está repleta de maníacos pervertidos.
    —La mayoría tan normales como nosotros…
    —Sí, esos cabrones saben joder sin ser descubiertos. ¿Has oído hablar del incinerador?
    —Algo he oído. ¿Es ese qué carboniza a todas sus víctimas después de torturarlas?
    —El mismo. Aquí llevamos más de un año buscando a ese hijo de la gran…

    Un hombre gordo, cincuentón, con un petulante bigotillo de color canela e incipiente calvicie que dejaba asomar un amplio número de cabellos canosos, pulcramente vestido con un traje a rayas de dos piezas y de mirada hiriente, interrumpió la tertulia golpeando con saña la pared de la habitación.
    —Li, a mi despacho.

    El aludido se levantó al instante, lanzó una mirada de resignación a su compañero y acató la orden impuesta con cierto disgusto.
    —¿Qué se le ofrece, comisario?
    —Siéntate, Li. ¿Has leído ya el periódico de hoy? —Preguntó al tiempo que se atusaba el bigotillo.
    —Sí, señor.
    —¿Has leído algo sobre el asunto del asesinato de aquella profesora de universidad? —Quiso saber éste, dejando traslucir una nota de rabia contenida.
    —Acabo de hacerlo —contestó resuelto.
    —Bien muchacho, eso me ahorrará explicaciones —dijo mientras rebuscaba entre los papales de su mesa—. Te voy a asignar ese caso. Yamazaki, el pobre diablo que lo llevaba acaba de ser operado de apendicitos y está de baja.
    —¿Cómo? —preguntó el muchacho con desconcierto— Don Ryanban, tiene que estar de broma. Acabo de ser trasladado desde Hong Kong y llevo como inspector no más de cinco meses. No conozco bien la ciudad y soy demasiado inexperto. —Se miró las manos, estaba sudando—. Mire, yo no soy su hombre.

    Ryanban le miró con el ceño peligrosamente fruncido y tiró al suelo de un encolerizado manotazo todos los papeles que tenía sobre la mesa.
    —Mira, niñato de los barrios altos, me importa una mierda que no conozcas la ciudad y que seas un puto novato. Te vas a encargar de coger al mamón que ha matado a esa profesora y de meterlo de una patada en el calabozo, ¿estamos?

    Li sostuvo la furtiva mirada de su jefe tan solo unos segundos porque enseguida ésta volvió a desviarse hacia sus manos, ahora empapadas en sudor.
    —Por supuesto, señor.

    Salió del despacho dando un portazo y farfullando maldades entre dientes. Se sentó en su mesa con la nariz arrugada y, con rabia, lanzó una carpeta contra el ordenador. Ésta se abrió como consecuencia del golpe, desparramando el centenar de folios que contenía por todo el suelo de la oficina.
    —¡Joder!
    —Syaoran, no te lo tomes tan a pecho, el viejo Ryanban es solo un carcamal cabrón, pero si haces bien lo tuyo te ganarás su respeto —le animó el hombre con el que había hablado antes—. Vamos, coge a ese maníaco de los huevos y méteselo a Ryanban por el culo.

    Li estalló en carcajadas ante la ocurrencia. Pronto dejó atrás el mal humor y comenzó a ordenar aquel órdago de folios.
    El viejo Ryanban le había dado una carpeta que contenía los datos de los familiares, amigos y conocidos de la tal Nadeshiko Kinomoto. Comenzó a leerlo sin verdadero interés, ojeando aquí y allá en busca de algún dato concluyente. De pronto, entre aquella marabunta de papel, se topó con la foto de una preciosidad castaña de ojos aceituna: Sakura Kinomoto, hija pequeña de la víctima y estudiante número uno en la facultad de criminología donde su madre había impartido clases. Vamos, lo que venía siendo la típica hija perfecta de la cual todos estaban orgullosos. Continuó leyendo y ordenando, esperando sacar algo en claro y mirando de cuando en cuando por el rabillo del ojo a la hija de la muerta.
    Nadeshiko Kinomoto, 48 años, casada con un arqueólogo de prestigio y procedente de una familia de posibles. Dos hijos, Touya de 27 años, periodista de un periódico sensacionalista en Osaka y de orientaciones sexuales dudosas, pues vivía con un hombre en un apartamento de una sola habitación; y Sakura, 23 años, último curso de criminología en la universidad de Tokio. Nadeshiko vivía con su marido en una buena zona residencial de la ciudad, nunca había denunciado ningún tipo de atropellos y llevaba una vida acomodada. Aquel informe llevó a Syaoran a una única conclusión clara: Nadeshiko Kinomoto era una mujer inteligente, respetada, con muchas amistades y ningún enemigo conocido. ¿Qué clase de pervertido querría matar a alguien así?
    El detective se llevó las manos a la cabeza. Tan solo tenía 24 años y acaba de ser ascendido. El caso de mayor envergadura que le había sido asignado fue un robo en una pescadería que al final acabó siendo una broma de chiquillos. Se sabía inteligente, pero aún no estaba preparado para los asesinatos. Las manos le seguían sudando inexorablemente. Lanzó un respiro de resignación y se levantó a coger el abrigo. Lo primero que haría sería hablar con la hija.
    Hacía frío, las aceras estaban cubiertas de nieve y una gélida brisa se colaba entre los andares del gentío. Syaoran se subió a la tartana que le habían facilitado, temblando igual que un polluelo asustado. El coche estaba aún más frío que la calle. Se frotó las manos, que comenzaban a entumecérsele, y arrancó el coche con cierto esfuerzo. Llegó al apartamento de la joven en apenas diez minutos, que se encontraba en el barrio de Sibuya, una zona para gente acomodada y sin problemas, lleno de grandes apartamentos y casas endosadas en ostentosas fachadas, bañadas en grandilocuentes ventanales y pintadas, irónicamente, en colores discretos. Todo un carnaval de formas barrocas y neoclásicas se alzaban por todo el vecindario, impolutas, perfectas. Syaoran se dirigió hacia el portal número 46, donde le atendió un portero entrado en años, escuálido y encorvado, con una mirada de recelo oculta bajo unas gafas de culo de botella, redondas, que se le resbalaban hacia la punta de la nariz. Tenía la piel amarillenta y plagada de manchas, probablemente a causa de la edad.
    —¿Se le ofrece algo, jovencito?
    —Buenos días, soy Syaoran Li, inspector de policía. Busco a la señorita Kinomoto, ¿podría indicarme cuál es su piso? —Dijo al tiempo que le mostraba su placa al anciano.

    El decrépito hombrecito escudriñó aquella placa durante unos interminables minutos y, resignado y con cara desconfiada, le dijo al joven lo que quería saber. Cuarto piso, letra E, sexta escalera. Sin embargo, nada más comenzar a subir, aquel fósil humano hizo que Syaoran se detuviera.
    —No escarbe demasiado, joven. Hay cosas que es mejor dejarlas enterradas—. Y seguidamente volvió a su portería.

    Syaoran levantó una ceja con ademán interrogante. Decidió, por el momento, dejar estar aquel inusual comentario y resolvió que hablaría con el vejete si “desenterraba” alguna cosa extraña. Rió. Personalmente, aquel caso se le hacía un ataque desorbitado de algún loco, puede que incluso de algún conocido. Nadeshiko Kinomoto solía ir a una institución penitenciaria para enfermos mentales, aunque reconocía que sabía poco sobre aquello. El informe no era demasiado concreto con respecto a dicho asunto. No obstante, había sabido por Yamazaki, antes de que fuere operado, que un loco se había escapado recientemente del mismo sanatorio que visitaba Kinomoto. Su compañero sospechaba de aquel pirado y Li estaba de acuerdo en seguir dicho planteamiento.
    Llegó a la puerta E. Desde fuera podía percibirse un dulzón aroma a coco. A Syaoran le rugieron las tripas, no había comido nada desde bien temprano y comenzaba a sentir como sus fueras decaían. Llamó al timbre con la esperanza de que la inquilina le ofreciera algo para comer. Enseguida, un gatito de ojos enrojecidos y cabellos revueltos, enfundada en una rebeca de punto que le quedaba dos tallas grandes, abrió la puerta.
    —¿Qué desea? —Maulló con la voz algo fatigada.

    Syaoran carraspeó un poco antes de presentarse.
    —Soy Syaoran Li, inspector de policía. Sé que ya ha hablado antes con nosotros, pero desgraciadamente el compañero que se encargaba del caso de su madre acaba de ser operado. Si no es molestia me gustaría hacerle unas preguntas.
    —Vaya, claro, eh… pase si quiere. —La muchacha le hizo un gesto con la mano algo azorada. —No esperaba que viniera nadie, así que está todo un poco desordenado.
    — No se preocupe, la entretendré poco tiempo —añadió en tono conciliador.

    A pesar de la advertencia de la pequeña Kinomoto, Syaoran tuvo que ahogar una exclamación de sorpresa al ver el panorama en el que se encontraba la estancia. Los cajones estaban totalmente revueltos, algunos regados por el suelo e, incluso, volteados y masacrados; había papeles, cajas y demás objetos esparcidos por toda la habitación, entre un sin fin de cosas más. En un principio, aquella escena se le antojó ciertamente graciosa, no obstante, dejando de lado la sorna y lo ridículo de la situación, pudo entender perfectamente lo que allí había ocurrido. La chica estaba buscando algo y, de acuerdo al estado en el que había dejado su apartamento, parecía ser bastante urgente.
    —¿Esto lo ha hecho usted?
    —¿Qué otro podría haber sido? —Contestó al tiempo que le indicaba a Syaoran una silla libre de papeles donde pudiera sentarse.
    —En los tiempos que corren, cualquiera. Está claro que esto no es un simple desorden.
    —Tiene toda la razón, hacía limpieza general.
    —Manera curiosa de hacer limpieza… —Farfulló por lo bajo—. Y dígame, ¿cuándo fue la última vez que vio a su madre?

    La muchacha pareció molesta ante la pregunta. Frunció los labios denotando desagrado y apretó los párpados con aire de enfado.
    —Oiga, ustedes los policías redactan informes, ¿verdad?
    —Así es.
    —Bien, porque si va a preguntarme dónde, con quién, a qué hora y todas esas preguntas estúpidas que no le llevarán a ninguna parte, he de informarle que su compañero ya se le ha adelantado. —Se levantó bruscamente de la silla y con el ceño fruncido miró de forma despectiva al inspector. —Ya ve que estoy ocupada haciendo limpieza, así que si va a continuar haciéndome preguntas que ya he contestado, puede marcharse.

    Syaoran rió divertido. El lindo gatito había sacado las uñas.
    —Muy bien, entonces le haré una pregunta muy sencilla, ¿qué demonios está buscando?

    El rostro de Sakura se desencajó una milésima de segundo, lo suficiente para que Syaoran fuera capaz de percibirlo. Ahora ya no le cabía duda alguna, aquella inocente señorita sabía mucho más de lo que le había contado a su compañero.
     
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    DarkAngel

    DarkAngel Iniciado

    Leo
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    Wow... acabo de leer tu historia y realmente está muy...INTERESANTE;)
    Realmente me gustó mucho y espero que la sigas muy pronto!!!!
    Con respecto a la ortografía no noté ninguna falta, aunque me puedo equivocar(yo no soy muy buena en eso:p)
    Pero la manera en la que describiste a Sakura me encantó:D
    Bueno me voy despidiendo, espero que me avices cuando subas la continuación
    Besos
    DarkAngel
     
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    Sere

    Sere Silent

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    Ya había comenzado a leer esta historia antes y había dudado un poco, pero hay una sección del foro destinada a Sakura Card Captors y creo que esta historia va allí, a menos de que consideres incluir algún otro personaje de la serie de CLAMP. Si la primera opción es correcta te sugiero contactes a algún líder de foro, para que la mueva al sitio correspondiente, de lo contrario ignora esta parte.

    La verdad el título en sí me resulto bastante atractivo, ya que la muerte de la madre de Sakura jamás tuvo demasiada relevancia para la serie y pensé seria bastante interesante que contarán esa historia.

    Al parecer Syaoran es un niñito rico que entro como policia y tiene bastantes dudas sobre su trabajo, pero creo que lo hará bien... especialmente después de lograr sorprender a la joven Sakura con una pregunta tan directa como "¿qué demonios está buscando?", vaya que no debió de esperar una pregunta tan directa.

    El lenguaje que utilizas es al que estoy poco acostumbrada pero si la historia es tan prometedora como esta, creo que puedo tolerarlo e inclusive aplaudirlo un poquito.

    Sugerencias:
    *Ten cuidado con los nombres, ya que por allí ví un párrafo con dos o tres veces el "Nadeshiko Kinomoto".
    *Los diálogos van adheridos al guión largos, luego se abre un espacio para introducir las notas de autor que también van unidas al guión largo, para más detalles te invito a revisar aquí sobre su uso.

    Tenía mucho tiempo sin leer una historia tan realista de Sakura Card Captors, y no sé si será mi debilidad por los fics de esta serie o porque tus breves historias originales, que por cierto manejan un lenguaje poco más elevado que este fic, pero te has ganado una lectora más ^^.

    Gracias por la historia y esperaré paciente la continuación. Gran idea, buena narración, ortografía y autora, si que es una buena continuación.
     
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    Marple

    Marple Iniciado

    Capricornio
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    Lo primero de todo, muchas gracias a las dos por sus comentarios^^

    Y, contestando a Surien, en uno de los spoiler explico por qué lo metí aquí. De hecho, la historia se centra en los personajes de CCS, sin embargo, como pretendo que aparezcan esporádicamente personajes de otras obras, lo encuadré aquí. No obstante, si esto no fuera posible o algo, comunico que se cambie y no hay problema, ¿no?

    En cuanto al lenguaje, sé que es muuuuy agresivo, y en los siguientes capítulos, puede que lo sea más. Si te fijas, este fic pertenece al género negro, y como tal, el lenguaje "expresivo" es algo fundamental. Por otra parte, tenía ganas de algo totalmente realista, así que ello también contriuyó a la decisión de utilizar la jerga popular.

    También es cierto que el nivel de redacción que uso en los relatos cortos es mayor. Tampoco es que lo haga a posta, pero es mucho más fácil explayarse y volverse un poco loca en una breve narración que en una historia hecha y derecha, además, está el tema de ser concreto e ir al meollo del asunto. No obstante, tomo nota e intentaré que la narración sea de mejor calidad.

    Te doy infinitas gracias por lo de los guiones. Siempre me he vuelto loca con ellos. No sé cuándo se separan, cuándo se juntan... En fin, que me has salvado la vida. Ya corregí. Espero que más o menos halla conseguido atinar.

    De nuevo gracias a las dos por los comentarios y el apoyo. ¡Intentaré no defraudaros!
     
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    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Hola!! Bueno, hacia tiempo ya que no leia una buena historia de SCC, y debo decir que el titulo sencillamente me atrapo y tuve que leerlo!! Y no me arrepiento en lo absoluto.
    El capitulo esta bien redactado, buena ortografía, aunque estaba muy sumida en la lectura como para notar errores pero creo que en general no hay ninguno, y eso es algo que se agradece, porque facilita enormemente la lectura :)
    La trama suena muy interesante, la muerte de la madre de Sakura solo se trato en unos pocos capitulos de la serie, y hay que reconocer la importancia del hecho!! Cambio la vida de los Kinomoto radicalmente, y actualmente no recuerdo porque murio en la serie original (de una enfermedad si no me equivoco) pero se que fue un evento importante en la vida de Sakura. Me agrada el hecho de que Li tiene una actitud de policia, y esta bien que sea un joven novato porque propone un desafio mas a la trama, ¿como podra el inexperto policia atrapar al asesino? Esta y muchas preguntas exigen respuestas, asi que esperare la continuacion ansiosamente!! :D
    creo que eso es todo, nos vemos en la continuacion!!
    Rocio
     
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    Marple

    Marple Iniciado

    Capricornio
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    El asesinato de Nadeshiko Kinomoto
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    Bueno chicas, antes que nada, agradeceros otra vez buestos comentarios, críticas y opiniones. Siempre serán bienvenidos. Quiero advertiros que los siguientes capítulos irán complicando la trama considerablemente y vais a necesitar estar atentas, en especial a los nombres. También quiero decir que soy una encantada de los flash-back y las narraciones con saltos temporales. El desorden cronológico siempre acaba apoderándose de todos mis relatos, así que también vais a tener que estar atentas en ese sentido. De todas maneras, cualquier cosa que quede en el aire o no hayáis comprendido podéis preguntármela sin reparos, que os contestaré encantada. Bueno, ahora sin más, dejo el segundo capítulo.

    Capítulo 2

    El café estaba desagradablemente frío y las magdalenas rancias. Un olor a orines se escapaba a través de la puerta de los lavabos, que se mezclaba con el dulzón aroma a coco que desprendía Sakura, lo cual hacía aquel manojo de esencias aún más desagradable. La castaña jugueteaba nerviosamente con algunos mechones de su cabello, lanzando miradas esmeralda arriba y abajo, cavilando extrañas ensoñaciones que solo ella parecía comprender.
    —Sin ánimo de ofenderla, este sitio apesta —murmuró el inspector.
    —Lo sé, no crea que es de mi gusto frecuentar este tipo de lugares. —Contestó la gatita, arrugando el hocico.

    Syaoran, simplemente, hizo una mueca mal disimulada y bajó la mirada, examinando de nuevo aquella inmunda cafetería que parecía sacada de una novela barata de algún idiota sensacionalista.
    —¿Y bien? ¿Va a contarme de una buena vez cuál es el motivo que la empujó a dejar su casa en ese estado? —Caviló un instante antes de añadir: —también me gustaría saber por qué me ha traído a un lugar como éste. Sinceramente, a pesar del estado de su apartamento, era preferible a esta cochiquera.

    Sakura no contestó enseguida. Bebió un sorbito de su café con expresión asqueada y mordió un pedacito de magdalena, de lo cual, se arrepintió al instante.
    —Mi madre era una persona tremendamente inteligente, capaz de ver cosas que nadie más conseguía apreciar. Por ese motivo, colaboró varias veces con la policía en casos complicados. ¿Sabe?, llegaron, incluso, a ofrecerle formar parte del cuerpo de inteligencia japonés. Mi madre, evidentemente, rehusó la oferta. Ella era lista, pero no le gustaba alardear de ello. Odiaba los métodos primitivos y salvajes de la policía, con todo el respeto hacia usted, claro. Fue una profesora brillante, y desarrolló varias tesis que han sido reconocidas y usadas por los cuerpos policiales de Japón, ya que contenían datos de utilidad sobre el carácter enfermizo y psicópata de cierto tipo de criminales. Sin embargo, ella se enfureció cuando se enteró de que la policía había utilizado sus trabajos para…
    —Perdone la interrupción, pero, ¿a qué viene todo eso? ¿Está intentando, por algún casual, darme largas?
    —Oiga, usted ha venido a verme porque quería información sobre mi madre, ¿no? Pues eso es lo que estoy haciendo, proporcionársela.
    —No me cabe la menor duda, pero el asunto trata de que yo hago preguntas y usted las contesta, ¿qué estaba buscando en su casa exactamente? ¿Tiene que ver con el asesinato de su madre? —Atinó clavando su mirada en la pequeña Kinomoto. Sakura, por su parte, trató de guardar la compostura, aunque de forma mal disimulada, —señorita Kinomoto, ¿Qué es lo qué realmente sabe sobre el asesinato de su madre?

    En ese mismo instante sonó la melodía de California sun, proveniente del bolso de Sakura. Ella miró la pantalla un instante con aire extrañado y posteriormente contestó el teléfono.
    —¿Diga?

    Syaoran rió para sí. Aquella listilla le estaba tomando por un imbécil. Lo que sea que estuviere buscando debía de ser algo relacionado con su madre, ¿por qué sino tanto secretismo? Lo que no entendía era por qué no quería contárselo a él. Como policía, su trabajo consistía, ni más ni menos, que en atrapar al asesino de su madre, ¿no era eso suficiente para ella? ¿Acaso no quería vengar su muerte? ¿No deseaba que el asesino pagara por el crimen que había cometido? Syaoran interrumpió sus cavilaciones al oír el agudo grito de Sakura.
    La muchacha estaba pálida, con los ojos abiertos como platos y tiritando igual que cría de pájaro. Había tirado el teléfono al suelo y respiraba entrecortadamente.
    Syaoran no necesitó pensar demasiado y cogió el aparato lo más rápido que pudo.
    —¿Quién es?
    —Soy yo, pequeño mamón en gabardina. Dígame, ¿le gusta el fuego?

    El joven policía tragó saliva bruscamente y ladeó la cabeza en todas direcciones, con una mezcla entre desconcierto e incredulidad.
    —¿Quién coño eres?
    —El zorro que está contigo podría decírtelo. Dime, ¿deseas comerte su piel?, ¿quieres quemarla conmigo? Podríamos jugar juntos, sería divertido, ¿no ves lo asustada que está?, ¿a qué te gustaría tirártela ahora mismo?
    —¡Qué cojones…!

    Pipipipi… La llamada se había cortado, sin más.
    Syaoran no daba crédito a lo que acababa de suceder. Miró a Sakura. Estaba petrificada, temblorosa. De hecho, él estaba igual. ¿Acaso ese tipo era el maníaco asesino de Nadeshiko?, ¿o era solo un imbécil gastando una broma? La voz estaba distorsionada y sonaba a ultratumba. El inspector tenía todos los pelos de punta y de nuevo, los sudores comenzaban a acosarle. Aquel asunto no le gustó nada y la turbia idea de que aquel caso diera más de sí de lo que en principio se hubo figurado, comenzó a carcomerle las ideas.
    —Señorita Kinomoto, será mejor que nos marchemos de aquí —propuso con un hilo de voz.
    —La ópera es fantástica, ¿verdad?
    —¿Cómo? —Preguntó perplejo y aún con tono ligeramente acongojado.
    —La ópera es maravillosa, ¿no cree?
    >>¿Sabe que esta tarde, a las cinco, ponen una obra magnífica? Yo me siento siempre en el primer palco de la derecha. ¡La vista desde esas butacas es espectacular!

    Al principio, Syaoran creyó que la joven le estaba tomando el pelo pero enseguida se percató de lo que estaba haciendo. Sakura Kinomoto era la primera de la clase por obvias razones: sabía actuar de una forma escandalosamente bien.

    La vie en rose trataba sobre la vida de Edith Piaf, La mome, por lo visto, una espectacular cantante francesa de mediados del siglo XX. Últimamente se habían puesto muy de moda las canciones de ídolos pasados y abundaban los relatos autobiográficos. Las aventurillas de la gran Edith, en cambio, fueron convertidas a una ópera que prometía ser el acontecimiento musical del momento. Syaoran no era un entusiasta de la música, y mucho menos de la ópera, no obstante, los precipitados acontecimientos de la mañana no le dejaban más alternativa que enfrascarse en el mundano universo del canto. ¡Cómo si mantener una conversación con un presunto asesino no fuera suficiente por lo que restaba de día!
    Había comprado su entrada para el primer palco, empezando por la derecha. Buscar los asientos se le figuró una misión de alta alcurnia, ¿quién iba a pensar que la ópera sería tan abominablemente grande? Al llegar se encontró a la joven sentada en su butaca, elegantemente ataviada con un vestido de satén negro, de punta en largo y escote de cisne. Llevaba el pelo recogido en un moño discreto, recargado en relucientes y diminutos adornos. Ella notó su presencia enseguida y le dedicó una mirada de complicidad. Syaoran se sintió algo azorado. Esta testigo era demasiado atractiva y tenía un escote lo suficientemente abierto como para obviar el asunto del asesinato de su madre.
    —Tome asiento, inspector Li —ofreció de forma cortés.

    Syaoran acató la oferta al tiempo que expulsaba de su cabeza mórbidas fantasías.
    —Siento la escena que se ha visto obligado a presenciar esta mañana.
    —Mire, no tiene por que preocuparse, deje que la policía se encargue de todo. Creo entender el por qué de sus reparos, pero no debe de preocuparse más. Nos encargaremos de proporcionarle protección…

    Sakura profirió una exagerada risotada que le granjeó miradas de desprecio por parte de los allí presentes. Syaoran se quedó anonadado.
    —No corra tanto, inspector. Mire, pretendía llevar esto yo sola, pero desgraciadamente, usted ha tenido la desventura de cruzarse en mi camino. Oiga, lo último que quería era involucrarle, especialmente porque es un policía, y con todo el respeto, ustedes no ven más allá de sus narices. No me interrumpa, con su reciente discurso acaba de demostrarme que no me equivocaba. —Syaoran hizo un mohín pero acató la crítica con integridad—. Como bien habrá supuesto, el asesino de mi madre es la persona que me ha telefoneado mientras desayunábamos, si es que a eso se le puede llamar desayuno. Como le dije esta mañana, mi madre era muy inteligente, tanto, que descubrió algo que provocaría su muerte. Lástima que tanto ingenio y tenacidad no fueran suficientes para salvar su vida. Así que escúcheme bien, inspector. Sé que mi madre me dejó la clave para resolver este entuerto, y el asesino también lo sabe, por ello ahora mismo cabe la posibilidad de que se encuentre entre el público, observándonos. Es un tipo horriblemente inteligente y temo que mi pequeña treta no haya logrado despistarle.

    Un escalofrío recorrió la columna vertebral del inspector. No sabía si aquella muchacha había leído demasiadas novelas policíacas o realmente estaba hablando enserio. Tuvo la tentativa de barrer con la mirada aquella enorme estancia, pero el ademán de advertencia de Sakura consiguió frenar su impulso. La chica hablaba totalmente enserio y él comenzaba a estar ciertamente asustado, ¿qué clase de policía incompetente era? Ella, sin embargo, estaba maravillosa, serena. Pareciera que aquello no le afectara lo más mínimo. Todo era absurdo. Habitualmente, cuando un loco psicópata acosa a una mujer, ésta debe de aterrorizarse, no actuar estoicamente y lanzarse a sus garras. Syaoran buscó nerviosamente un pañuelo en su bolsillo, los sudores habían regresado, intensos como nunca.
    —Inspector, ¿se encuentra bien?
    —Claro, tan solo estoy impresionado —contestó sin ser capaz de añadir ninguna palabra más.
    —Mire, nada me gustaría más que no haber tenido que involucrarle, pero ya es demasiado tarde.
    —¿Qué quiere decir?
    —Ha oído su voz, le ha visto. Él jamás dejará que usted se escape, ahora forma parte de su juego enfermizo.
    —¿Qué es lo que dice? ¡Yo jamás he visto a ese tipo!
    —Está equivocado. Usted ha estado con él, pero como no sabe quién es, supone que eso implica que jamás le ha visto. Yo también lo he visto, pero al igual que usted desconozco quién es. No me mire de esa forma, no estoy chiflada. Ese hombre estaba en la cafetería esta mañana, lo sé porque fue capaz de describir con lujo de detalle como iba vestida, por esa razón me deje llevar, erróneamente, por el pánico. A fin de cuentas soy una mujer, y esa llamada me tomó desprevenida. Como ve, debía de ser alguno de los que allí se encontraban, pero no hay forma de saber de quién se trataba. Para cuando quise fijarme en la gente ese mamón ya debía de haber cogido un taxi o quién sabe que otra cosa.
    —Joder, todo esto es una completa locura. ¿Ésta segura de lo que me está contando?
    —Completamente. En su mano está creerme y ayudarme a resolver este juego macabro o esconderse tras una piedra.
    —Pero, oiga, ¿qué narices piensa hacer? ¿Esperará sentada a que este tío venga a buscarla?
    —¿No se supone qué el bravo y valiente policía es usted? Le doy la oportunidad de pensar un poco —rió ella, con sorna.
    —Ni soy bravo ni valiente, solo un inspector novato al que se le adjudicó un caso de demasiada envergadura para él, por lo visto. Hay que informar al alto cuerpo de policía, esto no podemos resolverlo nosotros solos, diga usted lo que diga.

    Sakura rió de nuevo.
    —Mire, creo que no me ha entendido bien. Mi madre era más inteligente que toda la CIA junta y fue asesinada. Amigo, si le va con el chisme a sus compañeritos de pacotilla solo conseguirá que nos maten a ambos y que ese loco siga suelto haciendo de las suyas.

    Esa pequeña majadera estaba completamente loca. Syaoran aún era incapaz de creer plenamente en las palabras de Sakura. Necesitaría algo más que supercherías de una aspirante a criminóloga emocionada para poner pies en polvorosa ante aquel espinoso asunto.
    La exuberante lámpara de cristal de Swarovski dejó de brillar para dar comienzo a la ópera. Las agudas cantinelas y el tintineo de los instrumentos de la orquesta parecían ruidos lejanos, sombras sonoras danzando en tercer plano con las inconexas ideas que pastaban en la cabeza de Syaoran.
    La intérprete de La mome comenzó su repertorio, ahogando exclamaciones de asombro ante el sublime talento que desprendía su aguda voz desde todos los rincones del público, al tiempo que unos gemelos desviaban su atención del espectáculo principal para saciar una enfermiza obsesión. Sakura Kinomoto estaba radiante aquella noche, tanto, que se le abrió el apetito y tuvo que salir del palco apresuradamente, dando trompicones a diestro y siniestro.
     
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  7.  
    DarkAngel

    DarkAngel Iniciado

    Leo
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    Hola!!!!
    Aquí me encuentro de nuevo comentando t umaravilloso fic :D!!!!
    WOW:eek:, el asesino si que es inteligente como para saber donde está Sakura a cada momento del día!!!
    Me sorprende que el departamento de Sakura esté tan desordenado( ya savia que era desordenada pero no tanto:confused:)
    Bueno realmente me encanto, pero tengo que ir despidiendome...
    Espero que me avices las conti PLISSS
    BYE
    DarkAngel
     
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  8.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

    Sagitario
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    Muy buena continuacion!!
    Me gusto mucho, Sakura es muy inteligente, tal vez incluso mas que Syaoran (no por nada es la primera de la clase) y presiento que trabajando en equipo podran revelar este misterio :D La pregunta es, ¿habra romance? Eso es algo que no me queda claro... no me molestaria en lo mas mínimo, es mas me fascinaria que hubiese romance entre estos dos, se nota que hay química desde el primer momento, aunque si no hay tampoco me molesta porque yo entre a esto por la trama y por ello me quedare :D
    La vie en rose es una obra fantastica, me alegra mucho que hayas oido de ella :) Yo tuve la oportunidad de verla y ademas tambien vi la pelicula, la mome piaf es una cantante excelente y su historia es muy especial, merece ser contada a tantos como sea posible!! Ok, exagere un poco, creo que se nota que soy su fan xD Pero realmente es una buena cantante, la unica cantante francesa que escucho!!
    No quiero sonar molesta pero hay algo que me complicó un poco la lectura y es el hecho de que usas palabras que seguramente se usan en el lenguaje cotidiano de tu país (mamón, coño, etc, no quiero tratar de adivinar que país así no ofendo si me equivoco XD) queria saber si podrias hacer algo respecto ello... de lo contrario, no hay problema, tendre que adaptarme pero probablemente se tarden mas mis comentarios xDD
    Sin mas que decir, me despido, nos veremos en la continuacion!
    Rocio
     
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  9.  
    Sere

    Sere Silent

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    Parece que hay un par de novatos detrás de un gran asesino, primeramente Syaoran y después Sakura ¿quién lo diría? siendo tan linda e inocente; sin embargo, le quitaré puntos a la chica por haber levantado sospechas al policía por que ni siquiera ese horrible lugar hizo que olvidará su pregunta, una cualidad bastante buena en su oficio.

    Me preguntó ¿cómo trabajará este dúo para resolver el caso?, ya que por el momento ha sido sakura quien parece haber tomado el liderazgo, pero todo podría cambiar en un instante con ese asesino suelto y el factor sorpresa que ha utilizado una vez con ella por teléfono, muy interesantes las deducciones de la chica.

    Respecto al lenguaje elevado, lo mencionaba no cómo crítica, sino porque me has enviado como nadie lo ha hecho al diccionario en todos tus trabajos, pero me encanta ir a ya que así puedo enriquecer un poquito mi bagaje cultural :P y de pasó me informó de nuevos personajes, y es que recién conozco a La Momme.

    Sobre lo de la ubicación de la historia, supongo que debo prestar más atención a los spoiler U^^, esta bien la historia en CLAMP.

    Esta continuación la sentí un poco más corta que el primer capítulo y me ha abierto una gran cantidad de intrigas, cuando yo esperaba unas cuanstas respuestas, así que debo felicitarte por tu gran trabajo en el género del misterio.

    Gracias por la continuación tan rápida y nos vemos en el próximo capítulo ^^.
     
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  10.  
    Marple

    Marple Iniciado

    Capricornio
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    Título:
    El asesinato de Nadeshiko Kinomoto
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    2434
    Bueno chicas, aquí dejo el tercer capítulo, que responderá por fin a algún que otro interrogante, sin emgargo, abrirá unos cuantos más. Como siempre agradeceros vuestro comentarios y críticas, siempre genial. Un beso!

    Capítulo 3

    La carretera se perdía difusamente entre la niebla. Fugaces halos de luz cegaban, de cuando en cuando, la cansada visión de Syaoran. La triste suspensión y el nefasto asiento del coche le habían provocado dolor de trasero. Refunfuñó repetidas veces, como si alguien invisible le estuviera escuchando. Cambió de machas y se arriesgó a aumentar la velocidad, consciente de que avanzaba casi a ciegas a causa de la niebla. Un apresurado frenazo que le granjeó un chichón en la frente provocó el regreso de las maldiciones. Se fijó en que quedaban unas pocas millas para Osaka y aún no tenía la menor idea de cómo abordaría a Touya Kinomoto.

    Más por iniciativa del mamón de Ryanban que por él, no le quedó más alternativa que salir de Tokio para verse con el susodicho hijo de Nadeshiko. Syaoran odiaba conducir y, si el vehículo era un viejo Honda de los años 60, acompañado de una niebla que pareciera sacada de una película cutre de drácula, la visitilla al hermano de la desproporcionada de Sakura se le antojaba un motivo de suicidio. Por otra parte, tampoco dejaba de darle vueltas a la proposición de la pequeña Kinomoto. ¿Colaboraría realmente con esa absurda cruzada? Aunque, de hecho, pareciera que ya hubiera empezado ha hacerlo.

    —Y ahora, ¿cómo funciona el asunto? ¿Vamos a ver otra ópera, La Traviata, algo de Botticelli, quizás? —Bufó al tiempo que gesticulaba de forma exagerada, y patética, a opinión de Sakura.
    —Muy gracioso, inspector Li. Siento decepcionarle, pero tendrá que conformarse con mi humilde apartamento.
    —Pero, ¿no le preocupa que un loco psicópata pueda enterarse y seguirnos hasta allí?
    —Sabe perfectamente donde vivo, así que considero que es demasiado tarde para preocuparme. Aunque, sinceramente, me gustaría poder decir lo mismo de usted. —Declaró triunfal la ganadora de aquel juego de ironía. Syaoran, como única defensa, hizo una mueca.

    El apartamento de Sakura estaba exactamente igual de desordenado que esta mañana, y si cabe, incluso peor aún, conservando todavía ese dulzón aroma a coco, que hacía algo menos desagradable la estancia en el lugar. Ante tal perspectiva, la damita resolvió que sería mejor que se fueran al dormitorio. Syaoran se mostró algo azorado ante tal propuesta, no obstante, decidió guardarse aquellos reparos para sí, evitando de ese modo, parecer un idiota.

    El cuarto de Sakura era casi tan amplio como su sala de estar, con la diferencia de que éste estaba pulcramente ordenado. Tenía un enorme ventanal con vistas al edificio de enfrente, cubierto únicamente con unas finas cortinas de raso blancas; una cama un tanto generosa para el tamaño de su dueña y un armario que destacaba por ocupar las dos terceras partes del cubículo. Ella se sentó en la cama y señaló a Syaoran un butacón que descansaba a los pies del colchón. La mente del inspector volvió a nadar en sugerentes y eróticas fantasías. Las luces estaban apagadas y, bajo los tenues rayos de luna que se colaban a través de la ventana, el verdor de los ojos de Sakura, emitían un embrujo hipnotizador. Syaoran se quedó embobado unos instantes, recorriendo las facciones de muñeca de porcelana que adornaban el rostro de aquella gatita; miradas al pelo, a la comisura de sus labios rosados, al sedoso y fino cuello que gastaba. Miradas que descendieron fugaces hacia el escote de cisne de aquel pecaminoso vestido negro que lucía. La voz de Sakura interrumpió el festín mental de Syaoran, que desvió velozmente su mirada hacia el ventanal, con un ligero tinte de rubor en las mejillas.
    —¿En qué pensaba tan ensimismado, inspector? —Inquirió maliciosamente.
    —En que debo de estar loco por haberla hecho caso.

    De pronto, Sakura recobró la seriedad.
    —No lo crea tanto, Li. Sabe que no le estoy mintiendo, como tampoco duda de que ese pérfido criminal ha hablado con usted por teléfono.
    —Sinceramente, Sakura… Perdone, no quería importunarla con un trato tan cercano.

    Ella rió divertida.
    —No se preocupe. Es más, estaba a punto de proponerle que, ya que vamos a ser compinches de acción, nos tratásemos de tú.

    Aunque la idea de tener un tratamiento más cercano con ella se le antojó deliciosa, Syaoran no veía con los mismos ojos el asunto de las “correrías conjuntas”.
    —Bien, como iba diciéndote —continuó, recalcando con ligera inseguridad la última sílaba de la frase. Sakura sonrió y Syaoran prosiguió con la tertulia, —me resulta tremendamente difícil creer todo eso que dices. Además, hay muchas cosas que todavía tienes que aclararme, como por ejemplo, ¿qué leches es lo que había descubierto tu madre para que la asesinaran?, ¿hasta dónde exactamente sabes sobre el tema?, ¿qué coño busca ese maldito asesino de ti ahora?
    —No corra tanto, inspector. Todo a su debido tiempo, nunca fue aconsejable adelantarse a los hechos, y yo, al igual que usted, quiero decir, tú —se corrigió mientras dedicaba a Syaoran una sonrisa de complicidad. Él la acogió gustoso y, con un suave movimiento de barbilla, le indicó que prosiguiera. —No sé más de lo que ya te he dicho. Mi madre estaba metida en un asunto muy feo que provocó su ruina. Yo me enteré de todo esto por mero capricho del destino, o más bien, de mi inquieta madre.
    >>Me dejó una carta de a penas unas cuantas frases, afirmándome que si me llegaba era porque ella ya había sido asesinada y que la clave del misterio se encontraría escondida en mi apartamento.
    —Y, ¿sería posible que yo pudiera leer esa carta? —Quiso saber Syaoran, ahora intrigado por el asunto.
    —Me encantaría poder enseñártela, pero la quemé tras leerla.
    —¿Cómo? —Casi chilló Syaoran, totalmente escandalizado. —Sakura, eso es obstrucción a la justicia. ¡Has destruido la prueba de un asesinato! ¿Sabes qué eso podría enviarte a la cárcel? ¿En qué demonios estabas pensando cuándo la quemaste? —Estaba eufórico, sorprendido ante su propia indignación. Sakura, por su parte, resopló.
    —No pensaba en nada, solo seguí las instrucciones de mi madre. Me pedía encarecidamente que, nada más leerla, la quemara.
    —Y tú, como buena hija, obedeciste a pies juntillas. Vamos, como si ella fuera a reprochártelo desde la tumba.

    Aquel comentario fuera de lugar turbó los nervios de Sakura. Syaoran fue consciente, al instante, de su metedura de pata. Estaba preparado para ser despedido de aquel cuarto de una patada y no volver a pisarlo nunca más, sin embargo, se llevó una sorpresa. Sakura agachó la cabeza con los ojos humedecidos y comenzó a hablar en susurros.
    —Acababan de matar a mi madre, y yo, como por arte de magia, me topaba con una nota que me involucraba de lleno en un asunto que, de haber podido, me hubiera gustado rehusar. —A partir de esa última palabra, los susurros de Sakura se convirtieron en voces de histeria, —estaba asustada, no sabía si debía hablar con la policía o con Touya. Luego quedaba el asunto de que mi madre odiaba a la policía y, para colmo de la situación, me convertí en el punto de mira de un loco asesino. Joder inspector, ¿qué narices querías que hiciera? ¡Estaba muy asustada, de hecho, aún estoy muerta de miedo!

    Sakura hizo un ovillo con su cuerpo, escondiendo las lágrimas que comenzaron a fluir a borbotones entre sus rodillas. Ante aquella estampa, Syaoran no puedo evitar sentir compasión, después de todo, la joven no estaba hecha de hierro. Al igual que él, que solo había visto un retazo de lo que parecía ser un acosador bastante peligroso, estaba bastante asustada.

    Se levantó del butacón y se sentó, habiendo vacilado primero durante unos segundos, junto a Sakura. Buscó su rostro entre los mechones que se habían escapado del recogido, encontrándose con una mirada llena de lluvia y mejillas enrojecidas.
    —No te preocupes, no permitiré que te hagan daño —le susurró lo más conciliador que fue capaz, pues Syaoran no era demasiado diestro en el ámbito sentimental. Sin embargo, Sakura le ofreció una tímida sonrisa y, sin ningún tipo de reparo, se refugió en el pecho de Syaoran, buscando un abrazo que llevaba necesitando desde hacía semanas.

    Y para colmo de males, aquella pequeña “gatita asustada”, en vez de ofrecerle el sofá o cualquier otro dispendio donde poder pasar la noche para protegerla de todo peligro, él, que no era precisamente un temerario nato y se hubiera quedado gustoso, le encomendó buscar informes sobre todos los pirómanos encerrados en manicomios o instituciones penitenciarias que se hubieran dado a la fuga y aún continuaran pululando por ahí. Syaoran no se había imaginado que aquel compañerismo iba a remitirse a que él buscaría información y ella decidía qué tenía importancia y qué no. ¡Qué narices! Lo que realmente le molestaba era como ella, valiéndose de su apariencia -porque ni Syaoran ni nadie podían negar el insufrible sex-appeal que tenía Sakura-, se había salido con la suya.

    Enfurruñado en cavilaciones de postín similar, el inspector pudo vislumbrar como Osaka comenzaba a dibujarse en el horizonte. Pisó el acelerador, está vez, sin reparo alguno, pues la niebla ya se había esfumado, mientras sopesaba a qué tipo de preguntas sometería a Touya Kinomoto.

    Eran las once de la mañana y, según tenía informado, el mayor de los Kinomoto se encontraba en plena jornada de trabajo. El periódico sensacionalista para el que trabajaba, anexo a La gaceta imparcial que se imprimía en Tokio, La voz del imparcial, se encontraba cerca del centro. Syaoran arrugó el hocico, molesto ante el infortunio que constituía introducirse en plena hora punta en el centro de Osaka. Así, tal y como lo hubo esperado, tardó cerca de cuarenta minutos en dejar el coche aparcado, y otros tantos en llegar hasta el periódico y localizar a Touya.

    La oficina era la típica de todos los periódicos, atestada en papeles, grapadoras, gomas, bolígrafos y demás dispendios del gremio; laberintos de medias paredes que separaban jardines de escritorios, repletos de órdagos de objetos; enormes ventanales que mostraban mares de paredes de hormigón, un tránsito ajetreado y algún que otro limpia ventanas. Touya, que por lo visto era el redactor jefe, guió al inspector hacia un minúsculo despacho que se encontraba hacía el final de aquella aldea de enseres y periodistas alborotados; una oficina mustia, poco iluminada y tan, o incluso más desorganizada, que el centro de operaciones.
    —Le pido disculpas por las molestias que le haya causado el tener que desplazarse desde Tokio, pero como ve, en este periódico el tiempo no apremia. No obstante, me resulta extraño que manden a otro policía. En Tokio, cuando asistí al entierro de mi difunta madre, ya fui interrogado por uno de sus compañeros.

    Touya era un tipo alto y de fuerte complexión. Tenía unas cejas duras y expresión de zorro, labios finos y nariz perfilada, al igual que su hermana. Denotaba fluidez al hablar, lo cual resultaba bastante lógico al tratarse de un periodista. Gastaba una mirada severa que, por alguna razón inexplicable, agitaba los nervios de Syaoran.
    —Yo también le pido disculpas por importunarle ante tal ajetreo. Mi compañero Yamazaki fue operado y está de baja, por ello, ahora seré yo el que lleve el caso de su madre.
    —De acuerdo. Haga las preguntas que deseé y trataré de proporcionarle toda la información que esté en mi mano.
    —Muy bien. Gracias al informe redactado por mi compañero he sabido que usted se encontraba trabajando en esta misma oficina en el momento del crimen y que había hablado con su madre unas pocas horas antes del suceso. Usted afirmaba que ella no mostró ningún índice de congoja o nerviosismo, por lo que, ¿he de suponer que su madre no tenía ningún conocimiento de que pudiera llegar a ser asesinada? —Touya escuchó todo el repertorio con aire de indiferencia y mal disimulada impaciencia. Al igual que anteriormente había ocurrido con Sakura, el inspector volvía a repetirse.
    —Efectivamente, eso sería lo apropiado
    —¿Y si yo le asegurara que su madre tenía pleno conocimiento de que iba a ser asesinada?, ¿qué pensaría entonces?

    Touya pegó un bote. Se enderezó de manera brusca y miró a Syaoran con ojos de loco.
    —¿Qué está insinuando, inspector?
    —Señor Kinomoto, la policía no insinúa, afirma. Su madre le dejó a su hermana, la señorita Kinomoto, una carta afirmando que sabía que alguien quería asesinarla.

    Touya ni siquiera se molestó en hacer preguntas y, nada más Syaoran hubo pronunciado la última palabra, se dirigió al teléfono, marcando a la velocidad del rayo. Su llamada tardó varios segundos en ser atendida, sin embargo, el redactor jefe tardó menos de medio segundo en finalizarla.
    —Yukito, llama a tu hermano. Esta misma tarde nos vamos a Tokio. —Y colgó. Seguidamente posó su vista sobre el inspector. —¿Ha traído coche, verdad?

    Syaoran asintió mecánicamente. Se quedó unos segundos en trance, sin saber qué debía decir exactamente. No obstante, el atropello de acontecimientos pasó a segundo plano cuando Touya Kinomoto agarró su gabardina y, con varios gritos nada pudorosos, puso en cintura al detective, que ya había comenzado a aborrecer a la dichosa familia Kinomoto.
     
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  11.  
    DarkAngel

    DarkAngel Iniciado

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    Hola!!!
    Gracias por avisarme que ya habias puesto la conti:)...
    Wow, Toya es alguien con muchas preocupacionesO.O yo nunca vi que se preocupara tanto(aunque tratandose de Sakura es comprencible, es un muy buen hermano;))
    Realmente me Encanto, aunque me perdí en algunas partes pero no por mucho, tu forma de escribir es muy buena:D
    Espero que puedan encontrar al asesino de Nadeshiko y arrestarlo, no me gusta la idea de que Sakura esté en peligro:(
    Realmente me da mucha intriga saber si el asesino aparece en la serie o es alguien inventado(realmente lo acabo de pensar)
    Bueno espero la conti y avisame sí?
    Bueno te dejo...
    Besos
    DarkAngel
     
  12.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Uff, por fin! No puedo perder la conti que me perdi por estudiar!!
    Perdon, mala mia :S Pero bueno, ya estoy aqui para recordarte lo muy genial que es tu historia!!!
    Pobre Syaoran, metido en medio de todo el problema, pero mas que nada, pobre Sakura!! Mi amor debe estar muriendose de miedo :( Atrapen a ese maldito, por amor de Dios!! Y supongo que el hermano de Yukito que Touya menciona es Yue, ¿no? Ojala que si *.* Me pregunto si Meilin saldra en algun punto, fue de mis personajes favoritos de la serie junto con Tomoyo XD
    Una preguntita, ¿que significa la frase "puso en cintura"? Es la ultima frase del capitulo, o la anteultima, y la verdad no entiendo sus ignificado,¿es de la jega de tu pais? ¿O es simplemente que soy medio tonta? Es que a veces sucede la segunda vio XD
    Bueno, te dejo, esperare la continuacion!! Sayonara, por ahora :)
    Rocio
     
  13.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    Escritora
    Saludos, y disculpa la tardanza, es que esta semana la pase atendiendo los últimos detalles de mi tesis, que aún no termin y ya debería de estar empastando =S, y ando como hormiguita en quemazón, ahora mismo debería de armar un portafolios del que recién nos avisaron esta semana para enviar a México ¬¬ y otro montón de cosas que... esto ya se vuelve spam, mejor a comentar.

    Al parecer nuestro querido detective Syaoran ha sacado a relucir el lado sobreprotector de Touya como sólo él sabe hacerlo xD, y esa llamada a Yukito me dio tantos recuerdos acerca de que este fuera el único hombre que se acercará a su hermana.

    Al pobre Syaoran le va mal de detective no sólo se aprovecha la chica por su sex-apel (?), sino que el hermano lo hace por no sé que motivos, igual creo que touya les dificultara las cosas para acercarse a Sakura, ya imagino como se pondrá de saber que su hermana le ocultaba algo así, por que una cosa es que se haya quedado callado en SCC con la magia y otra muy diferente que lo haga siendo blanco de un asesinato y sin el cuidado de nadie.

    Nuevamente una disculpa por la tardanza y que tengas buen día ^^
     
  14.  
    flor de papel

    flor de papel Entusiasta

    Libra
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    Pluma de
    Debo informarte que tienes una nueva lectora
    no soy fanatica de las novelas policiacas y tampoco acostumbro mucho leer el acento español, me refiero a ciertas palabras que resultan insultantes en mi pais
    la trama me gusto y espero que continues pronto
    por lo que vi no tienes ningun error grave mas que uno que otro acento faltante
    para que no se revuelva te recomendaria poner en cursiva los recuerdos
    asi el lector no se desviaria de la idea
    es solo una sugerencia me retiro :D
     
  15.  
    yuebella

    yuebella Entusiasta

    Piscis
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    Mmm si me dejas imaginar acaso el hermano de Yukito será Yue ???
    Quien mato a Nadeshiko?
    Chan chan chan
    Me gusto mucho la conti Xq amo las novelas policiacas
    Sigue así
     
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