El arrollador golpe de la muerte

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Este one-shot lo escribí para el juego "Pidamos dulces" y el dulce en cuestión me lo dio @DRex, muchas gracias por el mismo y espero que te agrade lo que hice con él. :3

El arrollador golpe de la muerte​

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Hacía ya un rato que caminaba por aquella larga y estrecha carretera. Era casi de noche y no había visto pasar a nadie, pero por alguna razón no le importaba. No recordaba cómo había llegado ahí, ni siquiera recordaba nada antes de eso, era como si de golpe y porrazo alguien hubiese formateado su memoria y se quedase sin nada.

Aquel vacío le parecía tremendamente aterrador. ¿Qué es una persona sin recuerdos? Solamente una carcasa vacía. Un zombi. Nadie.

Sabía que era una mujer eso sí, su apariencia lo delataba. Por alguna extraña razón sus ropas se encontraban desgarradas, pero no llegaba a saber por qué, no alcanzaba a recordar el motivo. ¿Quizás había tenido un accidente? ¿Quizás alguien la había dejado allí después de haber cometido atrocidades con ella? ¿Quizás fuese una loca salida de un manicomio? No llegaba a asociar nada de eso con ella misma, porque no sabía ni qué era ella.

Aquella parecía una carretera poco transitada, por lo que no le sorprendía que no pasase nadie. Veía como en las cunetas, había alguna rama caída de los altos árboles que flanqueaban el camino que estaba recorriendo. En ocasiones, se paraba al escuchar algo remover entre los matojos, pero aquello no la asustaba en realidad, solo le causaba curiosidad. Al fin y al cabo, era de esperar que entre la espesura verde se encontrase algún que otro animalillo.

Entonces, en el fondo de aquella carretera que parecía infinita, vio dos luces, correspondientes a los faros de algún vehículo. Sintió un alivio que le pilló por sorpresa y empezó a agitar los brazos. Viendo que no hacía ningún gesto de querer parar aquel vehículo, se puso en medio de la carretera, así la vería sí o sí y se vería obligada a parar.

Pero el vehículo no paró y para la sorpresa de la chica, no notó ningún impacto, sino que simplemente observó cómo aquel vehículo la traspasaba limpiamente, como si ella tan solo fuese humo. ¿Qué significaba aquello? ¿Era ella un fantasma? Pero… ¿Qué le había ocurrido entonces? ¿Estaba muerta? ¿Ya no había esperanza para ella?

La joven se dejó caer en el suelo, con una sensación de falso frío de este, quizás como un retazo de su vida pasada y empezó a sollozar.

Casi sin darse cuenta de ello, otro vehículo se fue aproximando, pero ella no se apartó. Y entonces, sí, entonces, notó el golpe arrollador del vehículo.

Dolor. Varios huesos rotos. Sangre.

Su consciencia se quería escapar, quería huir hacia la otra vida. Pero ella, ahora, trataba de retenerla con todas sus fuerzas.

Casi como si estuviese sucediendo en una película, notó como un hombre entrado en edad bajaba del coche y con cara de espanto la observaba.

—¡Jovencita! ¡¿Qué hacías ahí tirada en la carretera?! ¡Este es un lugar muy peligroso! ¡Tenemos que llamar a una ambulancia!

El buen señor buscaba en sus bolsillos, muy nervioso, además de que miraba para los lados, como temiendo que alguna bestia se abalanzase sobre él.

—No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo —dijo después de haber llamado a la ambulancia- si no él vendrá.

—¿Él? —dijo la joven con sumo esfuerzo.

—Es el conductor fantasma, dicen que los que son atravesados por su fantasmagórico coche reciben el toque de la muerte.

Así que era eso. Aquello que ella había interpretado de otra forma, era simplemente un giro del destino. La joven sonrió. Después de todo, no había sido una estúpida al haberse tirado en la calzada, o no tanto como había pensado en un principio, ya que no había escapatoria, habría muerto pronto de una forma u otra.

Ahora sí notaba como su consciencia se iba.

—Joven, ¡Resiste! Dime, ¿Cómo te llamas?

La joven abrió los ojos lentamente y miró fijamente al hombre, le sonrió.

—Me llamo Susan, pero eso, ya no le importa a nadie.

Y el manto de oscuridad infinita llegó, al fin.