Microrrelato El armario

El armario.​

La primera carta estaba llena de polvo, con el sobre amarillento por el pasar de los años. Aun permanecía la marca de su labial adornándola. Era imposible evitar esa tonta sonrisa ante los recuerdos.

Sonrió con ternura al observar ese CD, totalmente rayado e imposible de utilizar por el desgaste y usos excesivos. Apenas recordaba algunas canciones: “Somewhere only we know”, “Helena”, “Welcome to my life”. No pudo evitar soltar una carcajada por esos gustos tan sencillos, tan de la moda de esos ayeres, no había cambiado demasiado.

El siguiente artículo lo llenó de sorpresa pues siempre lo consideró perdido. En una pequeña caja de cartas coleccionables se guardaba un juego de The Legend of Zelda: Ocarina of Time resguardado como si de un tesoro se tratase. El amor que le tenía se notaba en lo muy protegido que se encontraba.

Entonces por un segundo su sonrisa flaqueó, si tan solo hubiera cuidado sus sentimientos con el mismo esmero que aquel viejo juego.

Las horas corrían con lentitud, cada chuchería era una gama de historias que representaban su vida, a su lado.

El sonido de un auto estacionándose en la entrada del apartamento lo despertó de su ensoñación, como si de un tesoro invaluable se tratase; cerró el armario con una llave totalmente oxidada y la sostuvo con fuerza en su mano derecha.

Los ruidos de pasos apresurados y los gritos anunciando su nombre lo hicieron moverse hasta la entrada de su habitación. No hubo necesidad de girar el picaporte, pues la puerta se abrió con brusquedad y unos ojos verdes lo miraban intensamente; había ligeros rastros de lágrimas mancillando su rostro, sus labios de un intenso rojo formaban una mueca de tristeza.

Caminó con pausa hacia ella para luego acariciar su mejilla y besar con ternura su rostro por última vez. La soltó con incertidumbre, a este punto sus propios ojos expresaban todo el dolor que ocultaba; con sutileza abrió sus manos, dejando caer en las suyas aquella vieja y oxidada llave.

Cuando salió por la puerta, ella no estaba detrás para detenerle como en tantas bellas historias.

Todo su amor se mantenía bien custodiado en aquel viejo armario y aún así, ¿por qué sentía que cargaría con esos recuerdos hasta el fin de sus días?

Si tan solo ella hubiera cuidado ese amor como él cuidó tantos años esa primera carta, amarillenta y polvorienta.




A pesar de considerarlo un original, esta ligeramente basada en una canción: "Cuando fuimos nada" de Mi Sobrino Memo, la idea me vino escuchando dicha canción, si hay que mover el hilo, con gusto lo haré y modificaré el spoiler.