Shigatsu wa kimi no Uso El ángel que conociste en abril [One Shot]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Yugen, 26 Agosto 2016.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
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    Escritora
    Título:
    El ángel que conociste en abril [One Shot]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1936
    No sé que es esto... no tengo idea x'D
    Necesitaba escribir un pseudo final alternativo para el anime y esto salió. Este escrito estará sometido a cambios, así que puede no ser el mismo dentro de unos días.


    ***

    Te habías hecho a la idea. Te habías mentalizado. Juras y perjuras que lo habías aceptado, que no en vano habían pasado dos años desde aquel fatídico día. Que debías superarlo por el bien de tu integridad. Cuando Watari te lo dijo, sonriente, y Tsubaki te preguntó poco después si estabas seguro con una expresión cauta y ojos brillantes, habías creído que estabas listo para enfrentarlo.

    — Vamos el sábado a visitar a Kaori.

    Un sábado. Los cerezos acaban de florecer, vivos, brillantes, y sus pétalos vuelan por doquier llevados por la brisa primaveral. Lo llenan todo de vida, de armonía y de color. La estación en que la conociste. Hace calor, el sol brilla… y aunque tú sientes frío, y dolor, y un sinsentido de emociones contradicctorias, te parece escuchar el sonido desvencijado de un viejo violín.

    Es cálido, brillante... inolvidable.

    Como ella.

    Las manos te tiemblan. Tu corazón late como un metrónomo en una habitación vacía, al ritmo de una marcha pausada y macabra. Ahora, a medida que tus pies avanzan, pesados, ya no estás tan seguro de ello.

    — Kousei, si quieres regresar, podemos… hum…

    — Estoy bien.

    Han pasado dos años. Dos largos, eternos y fríos años en los que tu ánimo se ha mantenido en un vaivén de emociones constante. Te mudaste con tu padre, Tsubaki lloró lágrimas de sangre ese día, bien que lo recuerdas. Y tus dedos siguen tocando las teclas. Pero aunque empezaste la escuela de piano, tus ganas de tocar ya no son las mismas que antaño. Te sientes vacío, gris de nuevo. Ella se lo llevó todo consigo, como tu madre hizo. Quieres verla. Claro que quieras verla. De verdad que quieres. Darías tu último aliento por escuchar su voz otra vez.

    El cementerio no es muy grande. No esperas mucho, siendo una ciudad pequeña. Los pétalos de cerezo se amontonan por doquier, es una entropía extraña. Tan anticlimático.

    ‘’Quiero verla otra vez’’.

    ‘’Quiero verte de nuevo.’’

    ‘’Vuelve aunque seas un fantasma’’

    Ella no está. El silencio que dejó es pesado y absoluto. No desaparece. Y tú no quieres hablar con un trozo de piedra, siendo sincero. No quieres contemplar tu reflejo demacrado en la piedra pulida de una tumba grabada, hablando banalidades sin obtener respuesta.

    Ella te preguntaría si aún tocas, probablemente.

    Seguramente.

    Tienes las manos en los bolsillos del abrigo y observas en silencio, algo apartado. Tu reflejo está ahí, deformado y solitario. Nunca te has sentido tan solo. Tsubaki reza una oración en silencio, con las manos firmemente unidas y los ojos cerrados.

    — Espero que seas feliz en el cielo, Kao-chan. Gracias por darle vida a Kousei.

    Tú eso no lo escuchas. Miras las letras grabadas y te esfuerzas en creer que ese no es su nombre. Que no es ella. Que hay muchas otras chicas, otras personas que pueden llamarse igual. Y aunque te parece egoísta, aunque te parece horrible desear la muerte de otra persona, es mejor que ese sentimiento desgarrador en tu pecho. Es mejor que la más absoluta nada.

    Primero tu madre.

    Ahora tu primer amor.

    La vida es tan cruel, piensas. La chica que te devolvió a la vida, la joven que tanto deseaba vivirlo todo intensamente… ahora está muerta. Y tú, que solo te dejabas llevar como una marioneta, siguiendo las reglas, las normas, las directrices al pie de la letra, en un mundo gris y monocromático, luchas por superarlo con todo tu ser.

    Porque la amabas más que a nadie.

    — Tío, si quieres estar solo…

    Sientes la mano cálida de Watari en tu hombro, conciliadora, tratando de aportarte algo de consuelo, y sus ojos ambarinos te observan con precaución. Tú solo apoyas la mano sobre la piedra. Está helada, sí… pero por alguna razón te calma. Te resulta tibio, sincero. Es como si ella estuviera ahí. Como si ella tomara tu mano, con sus dedos finos y delicados… su mano es tan pequeña en comparación. Aún recuerdas la primera vez que la tocaste.

    — Está bien. Podemos irnos.

    — ¿Seguro?

    — Hum.

    Watari y Tsubaki se alejan en silencio, pero tú te quedas un poco más. Y cuando no son más que un par de sombras en la distancia, puedes sentir en la brisa la melodía tácita de un violín. Suena tan claro. Tan cerca y tan lejos… cuando te vuelves, ella está ahí.

    Ella. La misma Miyazono Kaori que recuerdas está ahí, a tu espalda, exactamente como la recuerdas. Tus ojos están tan abiertos que piensas que se saldrán de tus cuencas. Tu corazón se paraliza, casi no se oye, y tus pies se sienten pegados al suelo de tal forma que no puedes mover un solo músculo. La cabellera dorada de ella se mece con la súbita brisa y resplandece como una corona dorada a la luz del sol.

    — Es mágica, ¿verdad?— te dice, con las manos tras la espalda y ese mismo uniforme de hace dos años—. ''Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera''. Seguro que Pablo Neruda conocía este sentimiento de plenitud.

    — K-Kao…

    Musitas, pero eso es todo. No puedes hablar, porque tu lengua está enredada y la impresión te empaña los ojos. No puedes creer que esté frente a tus ojos, con el mismo aspecto juvenil de antaño. Su piel ya no es lívida, enfermizamente pálida… su cabello no parece poder quebrarse con facilidad. Es tan hermosa. Tu corazón se detiene, pero cuando vuelve a latir tus mejillas se ruborizan sin que puedas evitarlo.

    Ella te lo dijo. Ella te dijo que te amaba.

    — Creí que no vendrías a verme, Amigo A. Si me hubieras olvidado te habría atormentado en sueños día y noche, sin descanso una y otra vez… ¡Es una promesa!

    Te dice, pero está riendo. Y su risa es como la recuerdas. Clara como un arroyo, como el repiqueteo de un centenar de campanillas. Te sientes embelesado y mudo por un momento.

    — ¿Eres real?

    — ¿Eh?— te mira confusa por un segundo. ‘’Debí suponer que preguntarías eso’’, y entonces, con un brillo extraño en sus ojos extiende su mano hacia ti —. Compruébalo tú mismo, Kousei-kun.

    Tiemblas de nuevo. La miras a los ojos, azul y gris. Se ve tan cercana, tan real. ¿Puede ser cierto? ¿Qué es todo eso? El nudo en tu garganta amenaza con asfixiarte. Si eso es un sueño, estás completamente seguro de no querer despertar. Tragas saliva secamente, temeroso, y extiendes tu mano en un ademán de tocar la suya. En tu cabeza resuenan las teclas de un piano, las cuerdas de un violín… la música se convierte en una orquesta única. El maravilloso dueto que hacéis juntos.

    ‘’No pulses el botón de reinicio’’

    — Kaori— dices, casi rozando sus dedos…

    Y los tuyos traspasan su mano extendida limpiamente. Es como tocar el aire. La nada. Es como un espejismo. Por algún motivo se siente cálido, pero no es más que una ilusión. Tu corazón se paraliza de nuevo, vacío y extraño, y la miras sin comprender, como un niñito asustado. Percibiendo tu desasosiego ella sonríe de nuevo para ti.

    — Fallecí en la mesa de operaciones hace dos años— te dice, y sus palabras se te clavan como agujas. — Estoy muerta, Kosei. Soy un fantasma. Solo existo dentro de ti.

    — Pero…

    No hay más. Por un momento te preguntas si has perdido la cabeza. ¿Estás loco? ¿Es eso un delirio producto del estrés y el dolor? Se ve tan real, tan cercana… pero no puedes tocarla. ¿Qué broma cruel es esa? En ese momento, notas como tus ojos se llenan de lágrimas. Son demasiadas emociones, el dolor es demasiado. No puedes soportarlo. Es una carga demasiado pesada para un chaval de dieciséis años.

    Te encojes sobre ti mismo, y las lágrimas se deslizan impávidas por tus mejillas. Duele, duele tanto. Que alguien detenga este dolor. Gritas de forma desgarradora, por tu madre, por Kaori. Por ti mismo. Cuando crees que vas a hundirte en llanto, sientes una brisa cálida a tu alrededor, como los pétalos de cerezo que se elevan con el súbito viento primaveral. El olor de las flores. La melodía del violín en tu oído.

    Ella te abraza… y es cálido como un rayo de sol.

    —Venir a verme y ponerte a llorar de esta manera… —la escuchas decir de forma maternal, y sientes un cosquilleo en tu espalda—. De verdad que no tienes remedio, ¿eh?

    Eso te recuerda a aquella vez en el hospital, la última vez que la viste… estabas tan triste que ella tuvo que reprochártelo. ‘’¡Si vienes a verme con esa cara me pondré peor!’’ quieres reír al recordarlo. Balbuceas algo ininteligible entre lágrimas.

    — Ya, ya… me vas a hacer sentir mal, tontito— susurra entre ligeras risas, pero su voz también se nota quebrada. Sus brazos te rodean con más fuerza, con más necesidad… y casi te parece que ella está temblando—. Eres todo un hombre mayorcito para llorar así, Kousei-kun.

    ‘’¿De verdad que no eres más que una ilusión?’’

    — Kaori… Kaori…— repites, y aunque tratas de abrazarla tú también, tus manos solo la traspasan. Como la brisa. Como la nada. Se vuelve más intangible, más irreal. — ¡Gracias, gracias por todo!

    Ella está llorando, y aunque no la ves puedes sentir el tono herido en su voz.

    — Gracias a ti por todo lo que me diste, Kousei. Gracias… gracias por cumplir mi último deseo aquella primavera. Nunca, nunca dejes de tocar, ¿sí? Eres músico, como yo. Nunca me olvides, yo no puedo olvidarlo. Vívelo todo intensamente, sin preocuparte por nada, ¿esta bien?

    En eso momento os separáis. Acertaste, las lágrimas cristalinas brillan en sus ojos grises. Tú eres el primero en sonreír. No importa si es una ilusión, un fantasma o los delirios de una mente enferma. Es ella, es ella y eso te basta.

    Eso es suficiente.

    Ahora que al fin la ves, ahora que puedes hablar con ella después de tanto tiempo, cuando no sufre, cuando no está luchando de forma desesperada contra el tiempo… sientes la necesidad de responder su carta. Habías escrito mucho. Tantas papeles amontonados en ese cajón… tantas noches sin dormir… habías releído tanto ese última carta que ya te la sabías de memoria.

    Pero ahora puedes decírselo a la cara. Todos tus sentimientos, todo tu cariño.

    Quieres que le lleguen. Como la música, como el piano.

    — Te quiero, Kaori.

    Ni el más mínimo titubeo, la más mínima vacilación o duda. Estás completamente seguro. La amas, la amas locamente… la chica que te salvó del pozo en el que te habías hundido y te hizo renacer de tus cenizas. La joven y resuelta violinista de la que te enamoraste aquella primavera de tus catorce. El ángel que conociste en abril.

    La amas.

    Ella te devuelve la sonrisa. Jovial, cálida. Su figura se hace más y más difusa.

    — Hasta siempre, Kousei.

    La repentina brisa primaveral levanta los pétalos de cerezo, desperdigando sus flores rosadas por doquier… Cuando vuelves a mirar, ella ya no está.

    Pero si escuchas las últimas notas de ese concierto de violín en tu cabeza, en tu alma. Ella toca para ti, animándote a seguir. A avanzar a pesar de las trabas, como siempre hizo. Te sientes cálido ahora. Quizá sí estabas preparado para verla. Puede que siempre lo hubieras estado.

    El murmullo de las hojas susurran tu nombre.

    — Te quiero, Kousei-kun.

    Y te sientes vivo de nuevo.

    ***


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    Última edición: 27 Agosto 2016
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    Kotaro

    Kotaro #TodosConBugsBunny

    Escorpión
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    Parece más como una continuación o extra del final original, pero bueno, igual me gustó. Sinceramente si esto hubiera estado en la serie, seguro lloraba.

    Me entretuve tanto leyendo, que no me fijé mucho en los errores, pero creo que igual no hay.
     
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  3.  
    Poemy

    Poemy Guest

    Ow... esto casi me hace llorar.

    Esta es la mejor manera de expresar todo el amor y dolor que dejó este anime, realmente <3 Me lo imaginé todo, como si hubiese sido realmente uno de los episodios, la música, los colores, eso que hace a Shigatsu wa kimi no uso una serie tan especial. Muchos queremos a alguien como Kaori en nuestras vidas D: La verdad es que siempre hay alguien especial, al que le dejamos un trozo de nosotros, y esa persona se lleva un pedacito de uno.
    Un escrito precioso, narrado en 1936 hermosas palabras.
    ¡Gracias! <3
     
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    Hygge

    Hygge Game Master

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    Escritora
    Oh god Jen, qué preciosidad <3 Siempre que termino de ver un anime que me dejó un sabor agridulce me gusta leer los fics de la gente e imaginar que acabó de otra forma, supongo que en parte ayuda a superarlo. Así que saber que habías escrito algo así me hizo sentir mejor <33 Y encima escrito por ti, que sabes plasmar tan bien en palabras las sensaciones, los sentimientos, los colores, las melodías. Todos esos elementos que hacen de Shigatsu un anime inolvidable los has empleado de igual manera aquí y ha hecho del conjunto una continuación muy real asdffhh. A mí me dicen que este es el final y yo me lo creo.

    Amé que usases la segunda persona. No sé, le da un toque especial, más... íntimo, por así decirlo. El lector puede entrar en el corazón de Kousei y comprender su dolor y el eterno amor que le profesa a Kaori. El hecho de ver que años después se animó a visitarla es tan IC sabiendo cómo es él, pero que justo durante su visita viese el espejismo de Kaori era todo lo que necesitaba para volver a vivir. Incluso después dd la muerte, Kaori consigue con su presencia y su recuerdo sacarlo del pozo y llenarle de la vida que ella ya no podrá vivir.

    Lloraría más pero ya no me quedan lágrimas ;u; Así que solo puedo decir que fue un escrito hermoso (como todo lo que escribes, realmente) y que amé este anime y amo a estos dos y yo quería que se confesasen cara a cara y aaaa aquí pasó. Esta continuación debe ser animada *llama a Miguel* (?)

    Y ahora si me permites voy a ahogar mis penas en helad-, quiero decir, sigue así <3
     
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