One-shot de Inuyasha - Duelo [InuYasha al azar]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por FiraLili, 15 Noviembre 2013.

  1.  
    FiraLili

    FiraLili Usuario común

    Aries
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    Escritora
    Título:
    Duelo [InuYasha al azar]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1805
    Realmente me constó hacerlo, sobre todo por la temática del suicidio pero he aquí mi intento.

    Disclaimer: InuYasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes.

    Duelo

    Kagome corrió hacia la entrada de su casa, una sonrisa resplandecía en sus labios ya habían pasado como unos 6 meses desde su última visita, la persecución de los fragmentos se iba dificultando y con eso se alargaba su estadía en la época antigua.

    —¡Ya llegué!

    Su anunció resonó con fuerza en la silenciosa casa, ¿se habrían ido a otro viaje? Pensó con cierta molestia pero alejó esos pensamientos mientras iba a la cocina para buscar alguna nota que le hubiese dejado, recorría el pasillo hasta que su mirada captó algo en la sala… algo que le congeló.

    Su mundo se vino abajo.

    0-0-0-0-0​

    —InuYasha, ¿por qué Kagome tarda tanto?

    Shippō molestaba al muchacho jalándole las orejas, ya habían pasado 3 días desde que su amiga regresó a su época para reponer varias cosas, era sorprendente que InuYasha no haya ido a buscarla al día siguiente de que se fue.

    —¡Feh! Deja de molestar enano —exclamó al tomarlo de la cola—, ella volver-

    Su frase se detuvo bruscamente al oler en el ambiente al esencia de la morena del futuro, era la primera vez que volvía en el tiempo acordado, con algo de recelo soltó al yōkai sabiendo que éste no se lastimaría y fue al encuentro de la sacerdotisa. Nunca imaginó lo que hallaría.

    —¿Kagome? —cuestionó era en si una pregunta tonta, esa mujer era Kagome su aroma le delataba pero… no lo parecía.

    —InuYasha.

    Al ambarino le recorrió un escalofrío por toda su columna vertebral, ¿qué era esa voz? Era monótona e inexpresiva, además, ¿dónde estaba el uniforme que siempre usaba?, ¿por qué traía esas ropas negras? Pero no alcanzó hacer alguna de esas cuestiones pues su grupo ya había llegado, seguramente alertados por Shippō.

    —¿Kagome-chan?

    —¿Kagome-sama?

    La morena miró a Sango y a Miroku, les sonrió.

    —He vuelto.

    Ninguno dijo nada pero esa sonrisa no transmitía nada.

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    —¿Has podido averiguar algo, Sango?

    Ya habían pasado cerca de 3 meses desde que Kagome volvió de su tiempo, pero algo extraño se coló con ella, un ambiente frío y pesado le acompañaba, su morena amiga parecía otra pero a pesar de sus constantes preguntas se negó a responderlas alegando que se encontraba bien, que ellos eran los que exageraban.

    —Nada —replicó la castaña abrazando su cuerpo para darse calor, no era el frío de la noche lo que le helaba era su propio desazón por no saber cómo ayudar a su amiga, Kirara se transformó para darle algo de calor.

    La fogata crepitaba, las llamas danzaban alumbrando 5 rostros aún despiertos, Kagome ya estaba dormida.

    —Tenemos que averiguar qué es lo que paso cuando fue a su tiempo, Kagome-sama ya ni siquiera come bien —murmuraba Miroku para no despertar a la susodicha—, está cada día más delgada, sus fuerzas mengua y no podrá luchar si nos encontramos con Naraku.

    InuYasha oía a sus amigos hasta que cansado y molesto se levantó, sobresaltando a los demás.

    —Iré a la época de Kagome —sentenció.

    —Pero-

    —Iré —repitió enfadado—, acordamos que no iría para darle espacio y que ella misma nos diga pero esto ya no es normal, ¿oyeron lo que dijo hoy, no?

    Creo que morir es fácil, ¿no les parece?

    Todos recordaron con claridad esas palabras salidas de la nada, bajaron la mirada, sin poder rebatir asintieron, InuYasha gruñó antes de salir con dirección al pozo tardaría unas 5 horas pero la salud de Kagome era importante… muy importante.

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    El amanecer ya se acercaba, los muchachos no habían aguantado hasta el regreso de InuYasha puesto que el cansancio les venció por lo cual no notaron cuando la figura de Kagome se reincorporó de su bolsa de dormir, sus ojos celestes vacíos miraron a cada uno hasta que se perdieron en el horizonte, el sol nacía poco a poco desde las montañas.

    —Morir… es fácil —musitó la morena antes de levantarse por completo, su cuerpo giró dándole la espalda al amanecer, caminaba hacia el acantilado que ayer en la tarde descubrieron—. Mamá.

    InuYasha corría a todo lo que sus piernas daban, el corazón latía con fuerza no por su ritmo tan acelerado al correr sino por el miedo, un miedo atroz invadía su cuerpo presentía que algo malo iba a ocurrir mucho más ahora que sabía la verdad.

    Maldición. ¿Por qué no nos lo dijiste, Kagome —pensaba, sus fuerzas estaban al límite pero no era una opción descansar, su mente se perdió en la conversación que tuvo con el abuelo de la sacerdotisa.

    InuYasha pensó que al llegar tendría que despertar a la madre de Kagome para que le dijera lo que quería saber pero eso no pasó, apenas dio un paso fuera del pozo le recibió un anciano dormido en los escalones pero eso no duró mucho ya que ese anciano se levantó de un brinco al sentir su presencia en el lugar.

    —¡Kagome!

    InuYasha frunció el ceño.

    —Soy InuYasha —replicó.

    —¿InuYasha? —el anciano miró atrás de él, intentando ver algo—. ¿Y Kagome?, ¿dónde está Kagome, InuYasha? ¡¿Dónde?!

    El ambarino entrecerró los ojos, nunca había visto al abuelo de Kagome tan alterado, parecía que colapsaría en cualquier momento, lo tomó por los hombros para detenerle.

    —Kagome está con los muchachos, ellos la cuidan —respondió logrando calmarlo, sus ojos se encontraron y vio tanto dolor que no supo que decir.

    —¿Ella no…? —dejó su pregunta al aire—. ¿Por qué has venido solo?

    InuYasha soltó al anciano para cruzarse de brazos.

    —Vengo hablar con Naomi —explicó, la madre de Kagome le había pedido que le hablara por su nombre y para él era más fácil—, quiero saber porque Kagome ha actuado raro.

    Los ojos del hombre se aguaron repentinamente, bajó la cabeza.

    —¿Ella no se los ha dicho? —preguntó con un hilo de voz.

    —¿Decirnos qué?

    —Mi hija, mi adorada Naomi ha muerto —los ojos de InuYasha se abrieron de la sorpresa—, murió hace 5 meses fue un accidente de tránsito… pero ella sobrevivió para poder decirme que cuidara de Kagome… que le dijera que la ama y que no se culpara por su muerte, las cosas pasan. Pero… pero no pude decírselo —la voz de hombre se quebró—, cuando regresé a casa hace 3 meses me encontré a Kagome frente al altar que le colocamos a Naomi, no quiso escucharme, se encerró en su habitación hasta que después de tres días salió y cruzó el pozo sin mirar atrás. Por favor —en ese punto las lágrimas ya empañaban la cara arrugada y demacrada del anciano, quien parecía haber estado durmiendo en esos escalones los tres meses en que Kagome se había ausentado—, explícale, dile que Naomi la ama, que no se culpe… Kagome, esa niña debe pensar que es su culpa por no estar aquí, por favor, Sōta necesita a su hermana y yo a mi nieta, tráela de regreso.

    InuYasha gruñó.

    —Vaya a dormir —le replicó—, cuando traiga a Kagome se sentirá mal si sabe que no ha estado durmiendo bien… volveré.

    Saltó rápidamente hacia en el interior del pozo.

    —¡¿Dónde está Kagome?!

    Sango, Miroku, Shippō y Kirara se despertaron asustados, miraron la figura de su amiga mirar a todos lados, lucía agitado y somnoliento.

    —¿Qué ocurre, InuYasha? —preguntó Miroku.

    —Kagome no está… —su olfato captó la esencia de su compañera por el acantilado, la sangre abandonó su rostro.

    Sin esperar o dar explicaciones y con un: Quédense aquí; salió corriendo.

    0-0-0-0-0​

    —¡Kagome!

    Ella se detuvo exactamente al borde del acantilado, giró ligeramente el cuerpo sin apartarse del lugar, una sonrisa se extendió por sus labios.

    —InuYasha —llamó—, no te vi en durmiendo, ¿fuiste con Kikyō?

    Esa pregunta le paralizó pero sacudió su cabeza alejando la imagen de la sacerdotisa, no trató de acercarse temía que ella retrocediera.

    —No —respondió, extendió su mano—. Ven, los muchachos nos están esperando.

    Kagome sonrió aún más, parecía ajena a que estaba a un paso de caer.

    —Ellos son buenos chicos, ¿verdad? Estoy seguro que aman a sus familias como ellos a los muchachos aunque ya no estén en el mundo…

    InuYasha dio un paso al ver que la morena dirigía su vista al cielo pero se detuvo al percatarse de sus palabras, al parecer su abuelo tenía razón.

    —Ella te ama, Kagome —la morena clavó sus ojos en los dorados contrarios—, Naomi te ama.

    Los parpados de ella se abrieron sorprendidos, sus labios temblaron.

    —Tú —su voz se impregnó de rabia—… ¡tú qué sabes! Ella me odia, no estuve a su lado… yo… puedo ir con ella —InuYasha se sobresaltó al oír el cambio de voz—, puedo estar a su lado —volteó para mirar el fondo del acantilado—, ahora podré estar a su lado.

    Dio un paso.

    —¡Kagome!

    InuYasha logró tomarle la muñeca derecha pero no tenía la fuerza para jalarla y ponerle a salvo, el cansancio ya le estaba cobrando, si Kagome no cooperaba iba a caer.

    —¡Suéltame, InuYasha, suéltame! —gritaba arañando con su otra mano el brazo del muchacho—. ¡Déjame ir con mi madre! ¡Me necesita!

    —¡NO! —rugió con rabia y desesperación logrando hacer que Kagome dejara de removerse y arañar, sus ojos se encontraron—. Ella no te necesita, Kagome… tu abuelo me lo dijo, Naomi quería que no te culparas, maldición, te ama… ¡No puedes tirar tu vida así!, ¿qué pasará con Sōta y tu abuelo? Los dejaras morir de tristeza con tu muerte… ¡¿crees que Naomi hubiera querido esto?! Yo… —se tragó su orgullo—, te necesito.

    Las lágrimas resbalaron por sus mejillas al oír lo último, InuYasha la necesitaba, bajó su cara y ahogó un grito de dolor, aferró su mano libre en el antebrazo de él, era la señal que necesitaba para levantarla, con sus fuerzas al límite y con la adrenalina en su cuerpo logró ponerla a salvo pero sólo para asegurarse rodeó su cuerpo con sus brazos, la apretó fuertemente contra su pecho.

    Y Kagome lloró, lloró lo que no había podido sacar.

    Angustia.

    Tristeza.

    Rabia.

    Culpa.

    Todo salía en forma de abundantes lágrimas, InuYasha sólo le abrazó, no acarició sus cabellos o algo por el estilo, él no era de los que consolaba pero para la morena ese abrazo fue el mejor bálsamo para el dolor.

    —Lo siento, InuYasha…

    Él cerró sus ojos con cansancio.

    —Yo… estaré a tu lado, puedes aferrarte a mí.

    Kagome lo hizo, apenas comenzaba su duelo pero si InuYasha permanecía a su lado saldría bien… lo sabía.

    :C ¿Por qué me ponen a escribir cosas depresivas?

    FiraLili
     
  2.  
    Strawberry Smiles

    Strawberry Smiles CA Loquillaaa XD

    Escorpión
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    Respondiendo a tu pregunta: Porque la vida no es siempre de color de rosa, y siempre va bien para un escritor escribir algo triste de tanto en tanto. Es un género profundo que llega al corazón.

    La historia fue hermosa y me tocó la vena sensible. Podrías haber hecho la historia algo más larga, explicando más el dolor de Kagome o la angustia de Inuyasha. Pero supongo que si no tienes mucha experiencia con este género es normal, y bastante bien te ha salid0 a pesar de eso :)

    La frase final a cerrado de lo más bien tu escrito. No vi faltas, sólo una cosa:

    —¿Ella no se los ha dicho? —preguntó con un hilo de voz.

    Lo he visto en muchos escritos de gente mexicana. Es una expresión que allí se utiliza, pero no es sintáxicamente correcta. Sería:

    —¿Ella no os lo ha dicho? —preguntó con un hilo de voz.

    Te lo pongo para que lo sepas y porque estoy harta de leerlo. En un escrito te aseguro que queda mucho mejor que lo digas así XD

    Mi nota es:

    Muy bueno
     
    Última edición: 16 Noviembre 2013
  3.  
    Lexa

    Lexa Fanático

    Tauro
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    Escritora
    Awwwwwwwwwwwwwwwwwwwww :C Es tan triste pero a la vez tan bonito, ajsasjas, me llegó, sí, me llegó. Ni siquiera sentí Ooc y creo que la situación daba para caer en eso, pero supiste manejar la personalidad de los personajes en torno a la situación de un magnifica manera. Me encantó de verdad.

    Para Kagome debió ser muy devastador llegar a su época y ver el altar de su madre, no su sonrisa dándole la bienvenida :C Me dio harta cosa, pero me sorprendió ver a un InuYasha más maduro en estas situación, tragándose su orgullo y apoyando a Kagome cuando ésta más lo necesita, me fascinó<3

    Muy lindo, Fira, sigue así. Excelente narración y uso de palabras. Y yo, sinceramente, prefiero leer ese "se" en lugar de "os" e.e

    Saludos.
     
  4.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

    Escorpión
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    Te juro que me tuve que morder el labio para no llorar, tengo un nudo en el estomago y otro en el corazon, me tocaste en lo mas profundo.

    El escrito ha estado muy bueno, me ha gustado muchisimo, pero lo triste nunca ha sido de mi agrado, soy muy sensible y lloro con facilidad, no habia llegado la parte en que kagome se puso triste y yo ya estaba llorando XD (te lo aseguro) has manejado muy bien a los personajes y la narracion para mi ha sido impecable.

    Epero leerte nuevamente, bey!!
     
  5.  
    Sakuno kun

    Sakuno kun Usuario común

    Piscis
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    Tu historia es hermosa. Transmite tantas emociones que es difícil no derramar algunas lágrimas. Tienes muy buena ortografía porque no noté ninguna falta. Tienes muy buena narración y descripción. Me gustó mucho como expresaste la muerte de la mamá de Kagome y como ella lo enfrentó. En fin, felicidades.

    Excelente.
     
  6.  
    Mary Shirou

    Mary Shirou Star Witch

    Géminis
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    Escritora
    Intenté no llorar, en serio.

    Trataste bien el problema de la depresión. Me asustaste con lo del suicidio pero al menos sólo se quedó en un intento *suspira de alivio*. El caso que presentó mi estimada Strawberry... No sé si contradecirle, así que tendré que acudir a la RAE (para variar) y ahi te cuento. En Chile usamos lo mismo que usaste tú, así que también caería en lo mismo :P

    Aparte de eso... Manejaste bien el tema, hiciste bien realistas a los personajes en el estado en que se encontraban... Excelente, no puedo decir más.
     
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