One-shot de Inuyasha - Duelo de Voluntades

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Marina, 11 Marzo 2016.

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    Marina

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    Título:
    Duelo de Voluntades
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Amistad
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    1
     
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    ¿Eeeeh? ¿Qué hago aquí? Pues les diré: sucede que estaba mirando un top de 10 series de anime para la nostalgia y al ver ahí a Ranma 1/2, pues vi el teclado y me pregunté: ¿por qué no? Así que salió esto. Nada imaginativo, pero... en fin.


    Duelo de Voluntades

    Él era Ranma Saotome, un joven cuyo amor eran las artes marciales... y alguien más. Y era precisamente por ese alguien que ahí estaba, sentado a la orilla del laguito en el patio de la familia Tendo, sumiendo los pies en el agua. Su mirada azul, perdida en el horizonte, parecía mostrar una gran concentración, y así era. Pensaba en él, más de lo debido. En ese momento su arrogancia e insensibilidad parecían haberse ido a la basura junto con su apariencia de varón.

    Ranma Saotome chica movio los pies y frunció el ceño. No se sentía bien, para nada. Por lo regular, su fanfarronería no le afectaba en lo más mínimo, porque sí, era un fanfarrón que alardeaba de muchas cosas, como de su físico, por ejemplo, pero ¿qué adolescente no actuaba a veces así? Claro que él lo hacía con frecuencia. Y su lengua, ah, decía cada cosa antes de que la pensara y por eso estaba como estaba, muy desanimado. Decirle a Akane Tendo que era la mujer más fea del planeta tierra y que él se enamoraría de cualquier otra, hasta de Cologne la abuela de Shampoo, antes que de ella, había sido malo. Más que malo. Así que ahí estaba castigándose de la peor manera. No volvería a ser hombre porque ahora sí había hecho que Akane Tendo lo odiara de verdad. Jamás pensó que ver ese odio en la mirada de ella, pudiera abatirlo así. Se había conseguido a su peor enemigo: la última mirada que ella le lanzó.

    Odio, el más sincero y lastimoso odio. Sí, ya otras veces hasta se lo había dicho, que lo odiaba cuando la metía en una situación difícil, o cuando se burlaba de ella haciéndola enfadar e incluso cuando le ganaba en las prácticas que tenían en el dojo, pero jamás lo había visto así. Una mirada dura, llena del más absoluto desdén, desilusión, dolor... ¡odio! Uno que le partía el alma. Quería reparar el agravio que le había hecho, pero no sabía cómo. Ya le había pedido perdón y quizás lo hubiera perdonado, pero cometió el error de decirle que no se tomara tan apecho sus palabras, que ya otras veces había dicho las mismas: que ni loco se enamoraría de ella.

    Pero el asunto era que se había enamorado, como un loco, así que él no quería que lo odiara, quería más bien que...

    —A ver, a ver —interrumpió Nabiki sus sentidos pensares sacando sus pies del agua—. Ya deja de condolerte tanto, Ranma. Para la próxima vez, cuida bien lo que le dices a Akane.

    A continuación hechó sobre él agua caliente y la chica del cabello de fuego se convirtió en el joven de cabello negro. Ranma miró a Nabiki descontento y sin decir nada, se lanzó al lago, volviendo a ser chica. Nabiki lo miró con las cejas arqueadas. Era de verdad divertido ver cómo Ranma volvía a ser lo que tanto rechazaba en su persona: una mujer.

    —Tú no eres de verdad una chica, Ranma. Sal de ahí.

    Ranma grito sin salir.

    —¡Déjame en paz! ¡Vete, Nabiki!

    —¿Te quedarás así? ¿Para siempre convertido en mujer? Tú odias eso.

    —¡Sabes que sí, lo detesto!

    —¿Entonces? ¿Por qué?

    ¡Porque no volveré a ser hombre sino hasta que Akane me perdone!”, quiso gritar él, pero se mordió la lengua para no hacerlo. Nabiki lo miró una última vez antes de retirarse para entrar a la casa, mientras que desde la ventana de su habitación, Akane miraba la escena. Sin poderlo evitar, hizo un mohín de disgusto. Ella sabía lo que él estaba haciendo. Una especie de chantaje para conseguir su perdón, pero no caería en la trampa, oh, no, claro que no, así que por ella bien. Si él quería seguir siendo una mujer por el resto de su vida, no le importaba, no, no y no. Y lo dejó. Dejó que él continuara en su juego, porque si él era terco, ella lo era más, así que se limitó a ver cómo cada vez que alguien derramaba agua caliente sobre Ranma, él buscaba la fría para seguir siendo niña e incluso Genma echó mano del maestro Happosai para hacerlo entrar en razón, pues no era para nada agradable que el más libidinoso de todos se le colgara por la cintura cada vez que podía, aceptando el maestro ayudar con todo el gusto de su corazón, porque para qué negarlo, Ranma chica era una delicia. Con eso se esperaba que Ranma se cansara de traerlo pegado a él obligándolo a volver a su verdadero género.

    Entre tanto, Nabiki había hecho apuestas con su padre y el tío Genma. Ella decía que Ranma cumpliría su palabra y no sería varón hasta que Akane lo perdonara y ellos decían que Akane esta vez sí que estaba muy dolida y no lo perdonaría. Los hombres afirmaron que Akane podía volver a hablarle a Saotome, eso sí, pero perdonarlo, ¡jamás!

    ¿Quién ganará? Se preguntaba Kasumi. Tanto su hermana como Ranma eran las personas más testarudas que había conocido en su vida. Los dos tenían una voluntad férrea y ninguno querría darse por vencido. Entonces un día, muchos después, estando ella en la cocina en compañía de Akane que estaba aprendiendo a hacer unas galletas que tuvieran un sabor decente, le dijo como no queriendo la cosa.

    —Sé que no odias a Ranma de verdad. ¿Por qué no terminas ya con esta situación?

    Akane, tarareando una melodía, se encogió de hombros. Kasumi creyó que no le respondería, pero luego la escuchó decir:

    —No, no lo odio. ¿Cómo odiarlo si lo...? Mmm, Sólo lo estoy castigando. Él odia estar convertido en mujer. ¿Qué mejor castigo que ese? Solamente estoy aprovechando ese deseo suyo de no volver a ser varón porque cree que lo odio. De cualquier modo, es su decisión.

    —¿Y desde cuándo no tratas de intervenir en sus decisiones?

    —Desde que descubrí que se siente muy bien hacerlo padecer un poco.

    En eso les llegó histérica la voz de Ranma chica, además de pasos apresurados por el pasillo.

    —¡Viejo libidinoso, ya suélteme! ¡Que me suelte!

    Luego la risa sátira de Happosai al decir:

    —Ranma, pechocha, ¿por qué no me quieres? ¿Por qué me tratas así?

    Y después su grito alejándose. Seguramente Ranma lo había lanzado lejos, muy lejos de él.

    —¿Te das cuenta a lo que me refiero, Kasumi? —inquirió Akane metiendo las galletas al horno, con una expresión satisfecha, demasiado feliz.

    Pero ninguna notó la presencia de Nabiki, la que silenciosamente se alejó por el pasillo, sonriendo de manera casi macabra. A ella le fascinaban los yenes, ¡vaya que sí! Y a como diera lugar, conseguiría los de su padre y tío Genma. Le importaba poco si los hombres no tenían dinero, ellos lo conseguirían o si no, ella les cobraría de alguna otra manera. Fue a su habitación y se recostó boca abajo en la cama, sumidos sus pensamientos en el laborioso plan que pondría en marcha desde ya.

    Y fue tan rápido que, al día siguiente hizo el recorrido con Akane a la preparatoria Furinkan, de donde eran estudiantes y Ranma chica iba también, pero adelante de ellas y mientras que las chicas caminaban por la banqueta, él lo hacía por el borde del muro que estaba a lo largo de la calle. En un momento, la joven de la trenza alzó el brazo y miró su mano izquierda, en especial el dedo anular que lucía un anillo, uno que tenía un gran diamante, falso, pero bonito. Todavía tenía dudas de llevarlo, pero si de verdad era mágico, le otorgaría un deseo, pero para que funcionara, debía llevarlo puesto veinticuatro horas y él apenas llevaba como dos. Así que, según le dijo quien le hizo el regalo, ese anillo podía hacer realidad cualquier cosa que le pidiera y él ya sabía lo que le pediría: que Akane lo perdonara, porque ya estaba harto de ser mujer. ¡Vaya que sí! Pero ante todo, era una persona con palabra, de honor. No podía faltar a ella ni siquiera a sí mismo.

    —Mira, Akane —le susurró Nabiki aprovechando que Ranma miraba su mano—, ¿verdad que está lindo el anillo de compromiso de Ranma?

    —¿El anillo de compromiso? —Lo notó hasta ese instante y su corazón saltó de sorpresa e indignación— ¿Cómo que anillo de compromiso? ¿A qué te refieres?

    Nabiki palmeó la espalda de su hermana al decir:

    —Awww, tú no lo sabes, ¿verdad? Ranma y Tatewaki Kuno se han comprometido.

    —¿Qué? Pero... ¿cómo? —Akane no podía creerlo. Ranma no era una chica de verdad.

    Y como si Nabiki hubiese leído su pensamiento, añadió.

    —Lo sé, pero como Ranma está decidido a ser mujer por el resto de su vida, entonces bien que puede aceptar la proposición de Kuno.

    —Ranma —susurró Akane.

    Lo miró con preocupación mientras que Nabiki se alejaba de ella al trote, sonriendo ante la mortificación de su hermana menor. Akane pensó que todo era parte del juego de Ranma para derrotarla también en esto. Ah, no se saldría con la suya. Bien sabía que a Ranma le repudiaba Kuno, ¿cómo entonces sería capaz de aceptar tal cosa? ¡Ni en sus sueños!

    Mas todavía no alcanzaba a llegar a la preparatoria cuando apareció Tatewaki gritando.

    —¡Chica del cabello de fuego! ¡Oh, y Akane Tendo! Lo siento Akane, sé lo mucho que me amas, pero me casaré con la chica de la trenza. ¡Qué feliz soy!

    Akane gimió con gran disgusto. Ira se apoderó de ella y un aurea oscura la rodeó. Su rostro sombrío se modificó por la furia al mirar cómo Kuno corría hacia Ranma para abrazarlo. Abrió y cerró las manos varias veces antes de dirigirse amenazante hacia Tatewaki y, antes de que éste alcanzara a Ranma, quien comenzaba a retroceder por demás sorprendido, levantó una pierna y le propinó una gran patada a El Trueno Azul de la Preparatoria Furinkan lanzándolo por el aire mientras gritaba airada.

    —¡Sobre mi cadáver!

    —¡Akaneeee! —gritó Kuno perdiéndose en la distancia y nadie vio dónde aterrizó.

    Pero mientras él aterrizaba, Akane se volvió a Ranma y expidiendo cólera por todos los poros, fue a tomarlo por la trenza para arrastrarlo por el suelo de vuelta a la casa, él yendo de posaderas.

    —¡Ay, ay, ay! —Se quejó Ranma tomando las muñecas de Akane para que ya dejara de estirar la trenza que le producía un gran dolor al cuero cabelludo—. ¿Estás loca? ¡Suéltame, Akane! ¿Qué te pasa?

    —Le pasa que está celosa y te perdona —Le dijo Nabiki acercándose a ellos.

    Akane lo soltó, golpeó el suelo con un pie agrietándolo por haber concentrado la energía que la ira le daba en ese golpe y, mirando a Ranma, quien ya se había levantado, le gritó.

    —¡Sí, está bien! ¡Te perdono! ¡Tú ganas! ¿Feliz?

    Ranma la observó bajo el torrente de agua caliente que Nabiki vertió en él y mientras la joven vaciaba todo el contenedor para empaparlo por completo, Ranma no podía dejar de observar el rostro de Akane, colorado por la indignación de haber perdido, quizás decepcionada de sí misma por ceder ante él de esa manera, por no poder odiarlo de verdad, mostrándole esta vez con su mirada, lo que había en el corazón de ella. Afecto... Amor. Y supo que esa era la mirada genuina.

    —¿De veras me perdonas? Lamento haber dicho aquello. No sé lo que digo, cualquiera quedría casarse contigo si no fueras tan...

    —Ranma —Akane pronunció su nombre en tono bajo, lleno de advertencia.

    —Yo me casaría contigo.

    La mirada de Akane se iluminó más. La emoción, la ilusión y la esperanza brillaron en ellos.

    —¿De veras? —inquirió ingenua.

    —Claro que no —respondió Ranma, pero en un tono que denotó la más grande de las mentiras, tanto o más que la falsa mirada de odio de Akane.

    —Aggg, ¡Ranma! —Vociferó Akane, luego lo siguió, pues él había echado a correr— ¡Ven, no huyas que esta me la pagas!

    Ambos sabían que se amaban y que no importaba qué dijeran o cómo se miraran, un día se casarían. Nabiki los observó con una pequeña sonrisa y mientras ella se dirigía a la casa a cobrar sus ganancias, Kuno, recostado aún en el lugar donde había caído por completo noqueado, con unas pequeñas imágenes de Akane y Ranma chica dando vueltas sobre su cabeza, había soltado aquella nota que le había llegado de parte de la chica de la trenza y que decía:

    Amado Kuno:
    Yo, la chica de la trenza quiere casarse contigo. ¿Podemos casarnos mi amado Trueno Azul? Seré tuya para siempre.
    Tu amada chica de la trenza.


    Y ya en su habitación, Nabiki —autora de aquella carta, así como la obsequiadora del anillo que de mágico no tenía nada—, con el dinero ganado extendido sobre la cama, susurró muy contenta.

    —Pobres inocentes.
     
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    Hola, hola, genial que te puedo decir me encantó como siempre Ranma y Akane peleándose recuerdo que desde el primer capítulo fue así, me gustó cuando Akane se puso celosa por Ranma y cuando noqueó a Kuno eso fue genial.

    Por cierto te recomiendo que cuando uses guión largo lo uses solo para los diálogos ya que confundes un poco al lector colocándolo en medio de una narración como lo hiciste en el último párrafo.

    Esta bien, me gusta como escribes ya que cuando lo lees queda todo claro y no es necesario volver a leer el mismo párrafo para entenderle. Tampoco se me dificultó identificar quien era Ranma chica y Rama chico, ya que esta bien.

    Bien, sigue así.

    ¡hasta luego!
     
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