Dos caminos, un destino.

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por Titaniia, 21 Diciembre 2015.

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  1.  
    Titaniia

    Titaniia Entusiasta

    Aries
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    9 Febrero 2013
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    100
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Dos caminos, un destino.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    259
    SINOPSIS


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    Bleach no me pertenece, exclusiva propiedad de Tite Kubo
    Enjoy this!


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    ¿Qué sucede cuando la vida te da demasiados golpes? ¿Podremos levantarnos, superarnos? ¿Seremos capaces de no mirar atrás y continuar con vista en alto hacia el futuro?

    La vida de cada persona viene con un amor destinado, pero a veces no es lo que parece. La vida nos depara cada lección, cada aprendizaje que nos marca por la eternidad.

    Algunos desean ser libres, algunos desean olvidar… ¿y si todo aquello está junto no sólo en una, sino dos personas? Esta historia nos cuenta sobre la vida compartida de dos mejores amigos Kurosaki Ichigo, un joven de aspecto rebelde, cabello naranja, ojos color ámbar, algo conflictivo pero a la vez todos sus defectos y virtudes te harán desear conocerlo más a fondo. Ella, Kuchiki Rukia, de baja estatura, tez blanca, ojos violáceos; un poco prepotente pero dulce a la vez, al conocerla querrás saber el porqué de sus acciones.

    Kuchiki Rukia queda embarazada a los 18 años de un joven inexperto, convirtiéndose en madre soltera ve como sus sueños se ven truncados por su maternidad y ante eso se vio obligada a romper la promesa que alguna vez le había hecho a Ichigo.

    Ichigo parte a cumplir sus sueños sin saber nada sobre el estado de Rukia, sintiéndose incompleto por faltarle ella.

    Aunque esta historia no se separaría ahí…pues nunca se debe olvidar que el mundo es redondo y cada camino se vuelve a reencontrar del que alguna vez se separó.​
     
  2.  
    Titaniia

    Titaniia Entusiasta

    Aries
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    Escritora
    Título:
    Dos caminos, un destino.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1393
    CAPÍTULO I


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    Bleach no me pertenece

    Enjoy this!


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    —¡Mierda! —un grito se escuchó dentro de la habitación del baño, aquel grito hizo que las personas que estaban fuera se detuvieran en sus actividades, las cuales retomaron al segundo, seguramente era Rukia otra vez peleando con algo del baño.

    Más bien, dentro de la habitación se encontraba la pelinegra sentada en el inodoro con algo de color rosa en sus manos. Un test de embarazo, y marcaba positivo.

    La cara de Rukia estaba contraída en facciones de angustia y miedo, se sentía derrotada; es decir sólo tenía dieciocho años y estaba pronta a comenzar la universidad en Estados Unidos. No se explicaba cómo, ni cuándo ni por qué, había sucedido, siempre era precavida y usaba protección, tanto condón como pastilla. Lágrimas habían comenzado a descender por sus mejillas… ¿Cómo le diría a Ichigo que no podrían ir a estudiar a Estados Unidos como ambos habían querido?, bueno, el aún podía pero estaba claro que él no se iría sin ella.

    Miró el test por última vez y con rabia contenida lo tiró al suelo, desarmándose por el golpe.

    Genial, “de mala calidad” pensó.

    De repente un fugaz recuerdo apareció aclarándole la mente.

    Gemidos de placer retumbaban en la habitación, ambos cuerpos tendidos en la cama en plena acción era la causa de tanto ruido.

    —Para ser….uh….—el sudor bajaba por su sien mientras que por cada embestida sentía un electrizante placer —alguien que es….ah…i-inexperto….—cada vez que intentaba hablar era callada por un gemido seguido de un fogoso beso de su acompañante —te manejas….bastante bien.

    Y ahí estaba, la frase completa. Y es que aquel chico se había presentado como alguien inexperto en las acciones carnales y ella le había creído, que ingenua de su parte.

    El chico de cabellos celestes y rebeldes estaba posicionado encima de ella apoderándose del diminuto cuerpo de la Kuchiki, con una de sus manos acariciaba uno de los senos de la chica y con la otra estaba apoyado en la cama para no aplastarla con su peso.

    Él disfrutaba y se sentía una bestia al ver la sonrisa de satisfacción de la pelinegra, cada embestida era más fuerte que la anterior y con eso le daba un placer inimaginable a Rukia.

    —No puede ser…—murmuró para si —Utilizó condón y yo la pastilla….—se había levantado de golpe luego de que aquel recuerdo la aturdiera, el nerviosismo se la estaba comiendo viva y no le gustaba sentirse así. Desde aquel encuentro que tuvo con Grimmjow había pasado un mes.

    Se miró al espejo y observó su aspecto, estaba un tanto demacrada, ojos rojos y pelo desaliñado. Negó con su cabeza y luego abrió el grifo del lavabo para remojar su cara, luego secó y se hizo un moño bastante desaliñado con su larga cabellera azabache.

    Iría a contárselo a Ichigo, él la entendería y sabría qué hacer. Salió apresuradamente del baño olvidándose completamente del destruido test y sin dar explicaciones a nadie, tenía que apresurarse.

    Corrió calle abajo lo más rápido que se permitió hasta llegar a la casa del pelinaranja. Tocó la puerta principal y esperó.

    Al abrirse la puerta fue recibida por un caluroso y cariñoso abrazo del padre de Ichigo —¡Oh, mi tercera hija ha venido a visitarnos! ¡Observa Masaki lo mucho que esta niña nos quiere!

    Por detrás del pelinegro apareció Karin, la hermana menor de Ichigo —Ya déjala en paz papá.

    Y se fue hacia la cocina. Isshin reaccionando de a poco la soltó y le dijo —Ichigo está en su habitación, ya sabes.

    Rukia entró directo a las escaleras y las subió, llegando a la habitación que tenía un quince grabado se detuvo, realmente no estaba segura si contarle.

    Tan sumida estaba en sus pensamiento que no se dio cuenta cuando la puerta fue abierta y recibió un golpe seco en la cabeza —¡Ten más cuidado idiota!

    —¿¡Qué haces aquí, enana!? — luego de haber salido de su habitación y haber chocado con Rukia –a la cual no había visto- recibió un cariñoso golpe en su abdomen.

    Recobrando su actitud le habló —Tengo algo que decirte.

    Ichigo se repuso del golpe y su ceño se relajó —Oh, yo también.

    Ambos pasaron en silencio a la habitación del pelinaranja y se sentaron en la cama, uno frente al otro. Ninguno estaba dispuesto a hablar hasta que chocaron con las palabras al mismo tiempo.

    —Lo que tenía que decirte…. —ambos hablaron al mismo tiempo.

    —Tú primero —volvieron a coincidir.

    —Está bien…—Rukia iba a hablar hasta que las palabras murieron en su boca al ver una carta sobre el escritorio de Ichigo —Yo después, empieza tú.

    Meditó un momento hasta que algo salió de sus labios —Yo bueno…eh…—comenzó a trabarse con sus propias palabras. La verdad era ¿qué debía de decirle? O mejor dicho ¿cómo debía decirle? No lo sabía. Había notado los ojos hinchados de Rukia y quiso saber qué demonios le sucedía, aunque ella le había dicho que después le diría —Rukia yo… —oh vamos, se sentía como un cobarde pidiendo la mamo de la hija de Zaraki, eso era aterrador no hablarle a Rukia.

    —Me estoy tropezando con tu lengua, fresa —Intentó calmar el ambiente.

    —Me dieron una beca en Harvard.

    Y aquella noticia fue como un balde de agua fría para ambos. Al menos, uno de los dos podría cumplir sus sueños.

    Silencio.

    —Que…que gran noticia Ichigo —intentó disimular una sonrisa, sólo esperaba que el pelinaranja le creyera.

    —Ah…—Ichigo solo contestó con un sonido algo desganado, no estaba seguro del porqué no estaba feliz, si estudiar medicina en Harvard era uno de sus grandes sueños, aun así se sentía vacío.

    —¿Qué sucede? —la preocupación salió a flote en Rukia —No te ves muy feliz.

    —Estoy feliz —mintió —Sólo… no sé, creo que aún no puedo creerlo…

    Rukia se acercó al Kurosaki y le golpeó suavemente las mejillas —Ichigo, nuestro sueño se cumplió, podrás ir a estudiar a Estados Unidos la carrera que te gusta podrás cumplir tus propios sueños, demuestra un poco más de emoción —Y le sonrió, ahora de verdad.

    Ichigo la observó por un momento y después la abrazó —¿Te ha llegado la carta? —preguntó.

    Rukia se dejó abrazar y se sobresaltó ante la pregunta —No…—mintió, la carta le había llegado ayer, y ella, al igual que él, había sido aceptada en Harvard pero como no podría ir no tenía sentido decirle que había sido aceptada también.

    El pelinaranja al escuchar la respuesta la abrazó más fuerte, respiró el aroma de Rukia, el cual le volvía loco desde que se conocían. Pero ella sólo lo veía como su mejor amigo, así que estaba resignado.

    —Entonces no iré. Era nuestro sueño, nuestra promesa, me quedaré.

    El ceño de la pelinegra se frunció. Ella no estaba dispuesta a que él renunciara a algo tan importante en su vida, con tono fuerte le reprendió.

    —¿¡Y es que tú eres un imbécil!? —Ichigo la soltó de inmediato si no quería sufrir las consecuencias —No puedes quedarte solo por mí, sería egoísta de mi parte el no impedir que te quedes —sus ojos emitían una sensación de enojo, mucho enojo —Escúchame bien cabeza de zanahoria, tomarás tu carta, tu equipaje, y todo lo importante para ti y te largaras de acá para no volver hasta que termines la maldita carrera, porque si no lo haces….—se acercó amenazante —yo misma seré tu verdugo, y dalo por hecho.

    El pobre de Ichigo sudó frío cuando la enana se le acercó, un poco impactado aún le respondió —Sí mamá.

    Y ambos comenzaron a reír. Al final, las noticias tampoco habían sido tan malas. Ichigo se iría y ella se quedaría, el curso normal de las cosas. Las risas comenzaron a apaciguar y ambos estaban muy juntos uno del otro, sus respiraciones iban al compás del otro, violeta con ámbar chocaba en una silenciosa batalla, Rukia se lamió los labios y se acercó a Ichigo; y viceversa. Quedaron un momento así e Ichigo estaba a punto de posar sus labios en los de Rukia cuando la pelinegra se separa y le dice.

    —Supongo que cada uno cumplirá sus sueños a su manera.

    Y desde aquel día ambos tendrían caminos por separado. Deseando volver a encontrar en un futuro no muy lejano.
     
  3.  
    Titaniia

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    Dos caminos, un destino.
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2209
    CAPÍTULO II



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    Bleach no me pertenece

    Enjoy this!



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    El día comenzaba relativamente tranquilo y la alarma de cierto chico pelinaranja sonaba constantemente. Ichigo no lograba reaccionar del todo al ruido que emitía su alarma, tenía demasiado sueño y se sentía cansado. Con flojera contenida estiró su brazo para apagar la alarma y en aquel instante sus instintos y reflejos se activaron de forma rápida.

    —¡Ichigoooo~~! —Una sombra atravesó el umbral de la puerta con gran velocidad para dar de lleno en el cuerpo del Kurosaki, más, Ichigo alcanzó a estirar uno de sus pies y golpear a su padre quien pasó por la ventana hacia abajo.

    —¡Viejo loco! ¿¡Me querías matar!? —Con el ceño fruncido se acercó al borde de la ventana y comenzó a despegar los dedos de su padre que se aferraban con fuerza para no caer, irónicamente se sentía como en la escena del rey león cuando Scar tira a Mufasa, triste ¿no?.

    —¡Masaki nuestro hijo me quiere matar!! —Lloriqueaba mientras lágrimas exageradas salían de sus ojos. Después de unos minutos el Kurosaki joven se cansó de aquello y se fue de la habitación dejando a su progenitor colgando de la ventana. Que bonita vista tendrían los vecinos considerando que la ropa que ocupaba su padre era horrible.

    Llegó a la cocina con su ceño fruncido y vio a su madre sirviéndole el desayuno, el reloj marcaba las 07:15 am. —¿Por qué tu padre gritaba? —preguntó con una sonrisa la bella mujer.

    Ichigo hizo una mueca —Ya sabes…. —tomó asiento —Lo mismo de siempre, realmente está loco.

    Ichigo comenzó a beber el contenido de su vaso y recorrió la habitación con la vista —¿Dónde están Yuzu y Karin?

    —Oh, se fueron temprano —se sentó frente a su hijo y éste la miraba expectante—la verdad es que no sé porque.

    Una gota cayó por la sien del hermano mayor. —¿Estarán….?

    Su madre le cortó mientras tomaba una de sus manos —Sí cariño, estarán aquí antes de que te vayas.

    El pelinaranja sonrió, las cálidas palabras y caricias de su madre le confortaban, aprovecharía para hablar con ella aunque fuera solo por un momento, ya que era la más cuerda de la familia —¿Sabes?, estoy un poco nervioso —comió de su tostada —Es decir, no porque me iré a otro país a vivir solo, eso no….sólo qué…

    Una sonrisa de burla se acomodó en los labios de Masaki —¿Es porque te separaras de Rukia-chan? —Como toda madre y mujer y gracias a su sexto sentido, ella sabía sobre los sentimientos que tenía su hijo mayor hacia la menuda chica.

    El ceño de Ichigo se frunció y un leve sonrojo adornó su rostro —No, no, qué dices mamá, ya te pareces a la vieja cabra. Me siento nervioso acerca de si seré capaz de afrontar todos los desafíos que tendré que vivir estando allá….no sé, quizás es algo estúpido…

    —Hijo, no es que seas un estúpido o bueno, quizás sí pero…. —a veces su madre era tal cual que su padre, de ahí comprendía el por qué se llevaban tan bien —Es normal sentir emociones acontecidas a lo que te sucederá a futuro y yo sé muy bien que lo harás excelente, tengo plena confianza en ti, además eres mi hijo —y le guiñó un ojo antes de levantarse a abrir la puerta que había sonado hacía unos segundos.

    Ichigo quedó solo en la cocina y suspiró, aquellas palabras le habían calmado un poco, se levantó con intenciones de ir a su cuarto a arreglar sus valijas para el viaje y antes de subir por las escaleras observó a Rukia que estaba junto a sus padres.

    La pelinegra al sentirse observada apartó la vista de su objetivo para fijarlo en otro —Hola Ichigo —Saludó. Una sonrisa adornó el rostro de ambos jóvenes. Sin ninguna invitación ni nada se dirigió escaleras arriba siguiendo a Ichigo. Los padres del joven solo se sonrieron entre sí, cómplices.

    —¿Qué te sucedió cariño? —preguntó Masaki acercándose a su marido quien estaba con diferentes basurillas en su vestimenta y cabello.

    —Agh….nada, anda vamos a desayunar —Suspiró y luego tomó a su mujer por la cintura la acercó a él y la besó apasionadamente. Con una gran sonrisa tomaron rumbo hacia su comida.

    —¿Q-qué haces aquí? —Preguntó Ichigo una vez que ya habían llegado a su habitación.

    —Pues es obvio —se sentó en la cama y lo miró con burla —Vengo a cerciorarme de que empaques todo y no se te olvide anda, imbécil.

    Maravilloso, en menos de una hora su madre y su mejor amiga le habían llamado imbécil, simplemente maravilloso.

    Resopló —Pues, para tu información no necesito la ayuda de una enana como tú —y recibió de lleno un golpe en su cabeza. Rukia le había lanzado una gruesa enciclopedia.

    —¡Oye! —gritó una vez que se repuso del golpe.

    —¿Qué? —La mirada que le dedicó Rukia era tan frívola que se podía comparar a la de Unohana. Ichigo tragó grueso y no dijo nada, sería mejor no molestarla y dejarla ganar…sólo por esta vez.

    En silencio el pelinaranja se dirigió a su armario y de ahí sacó una maleta grande, la tiró a la cama sin ningún cuidado y comenzó a llenarla con la ropa de su armario. Siete años es bastante tiempo ¿no?.

    Rukia observaba como Ichigo dejaba algunas prendas dentro y otra fuera de la maleta, ella le ayudaba, poco pero lo hacía. Luego de una media hora la maleta estaba completamente lista. La pelinegra se dirigió a la cocina para charlar con los padres de Ichigo y los encontró en plena acción pero no es clase de acción, más bien algo suave –vale decir que una posición muy comprometedora-, los mayores al darse cuenta de la presencia de la menuda se separaron inmediatamente. Masaki empujo a Isshin lejos, por lo tanto, la mano que estaba en uno de los senos de Masaki se alejó. El Kurosaki mayor hizo un puchero.

    —Lo siento querida —le habló la señora Kurosaki arreglándose el suéter y el cabello —Ven toma asiento, ¿quieres algo? —se acercó a ella y la tomó de los hombros dirigiéndola a una de las sillas —¿Leche tal vez?.

    Los ojos de la Kuchiki se iluminaron y asintió efusivamente.

    —¿Dónde está Ichigo? —preguntó Isshin mientras leía el periódico.

    —Estaba en el cuarto de baño —Rukia bebió de la leche —Bajaba en unos minutos.

    Y así fue, luego de unos minutos Ichigo bajó con su cabello completamente mojado, se había dado una ducha para relajarse.

    —Y bien ¿me queda todo un día en Karakura —se acercó hacia su familia y tomó asiento al lado de Rukia — ¿qué debería hacer?.

    Apenas eran las ocho de la mañana y en la casa de los Kurosaki había demasiado ajetreo.

    —¿Alistaste tu maleta? —preguntó su madre

    —Sí.

    —¿Echaste todo lo que necesitas?

    —Me cercioré de eso —habló Rukia con una sonrisa.

    —¿Y las revistas porno? —habló esta vez Isshin.

    —¡Papá/Cariño/Isshin-san! —el moreno fue reprendido por los tres presentes ahí, aunque claro, las mujeres estaban con una leve risilla e Ichigo con el ceño fruncido. Al final terminó cediendo a la risa de las féminas.

    Las horas habían pasado sumamente rápidas, ya estaba anocheciendo y era hora de que Ichigo se despidiera de todos, al menos por un largo tiempo. Toda la tarde la pasó con sus amigos y Rukia haciendo diferentes actividades.

    Se encontraban en el aeropuerto y acompañando a Ichigo estaba su familia y Rukia. La madre del pelinaranja se encontraba conmovida a tal punto que lágrimas querían salir de sus bellos ojos, por otro lado, Isshin murmuraba cosas sin sentido pero sobre todo, que se sentía orgulloso de su hijo. Yuzu estaba igual que su madre y Karin se mostraba la más cuerda y centrada de todos. Cada uno se despidió del chico de manera personal y dedicándole diferentes palabras de apoyo y cariño.

    —No olvides lavar tus dientes después de cada comida —ese había sido uno de los miles de consejos que le había dicho su madre, tanto que sólo recordaba ese, el más estúpido.

    La familia Kurosaki se despidió entre lágrimas y se alejaron dejando solos a Ichigo y Rukia para que se despidieran.

    Las palabras no salían de la boca de ninguno de los dos, la verdad era, no sabían qué decir. Estaban seguros que se volverían a ver, aun así despedirse les dolía bastante. Ambos sentirían un vació al alejarse del otro y probablemente las cosas cambiarían entre ellos, nada estaba previsto pero las posibilidades eran grandes. Ambos se sostenían la mirada, Ámbar y violáceo se encontraban en una batalla de sentimientos gestuales. La noche recaía sobre ellos haciéndoles estar en un escenario un tanto melancólico.

    —Bueno…—Ichigo se atrevió a romper el silencio aun sin saber qué decir.

    Rukia sonrió de medio lado, comprendiendo que ya era hora —Es hora de despedirnos.

    —Sí —murmuró escuetamente.

    Y las palabras murieron ahí. Kurosaki se acercó lentamente hacia le menuda mujer y la abrazó. Sorprendida la morena correspondió lentamente, cerró sus ojos y se embriagó del masculino perfume que emanaba Ichigo.

    No supieron cuánto tiempo estuvieron así y tampoco les importó, sino fue hasta que Ichigo rompió lentamente el abrazo, pero solo un poco —¿Rukia…? —La Kuchiki lo miró indicándole que tenía toda su atención puesta en él.

    —¿Qué sucede?

    —Tengo que preguntarte algo…antes de irme —la voz de una mujer resonó por el recinto indicando que los pasajeros del vuelo N-103 debían abordar dentro de cinco minutos.

    El corazón de Ichigo comenzó a latir desembocado al igual que el de la morena, ambos sentían un cosquilleo leve. El pelinaranja estaba inseguro si debía preguntar o no, pero de todas maneras lo hizo.

    —¿Me amas? —Rukia quedó en shock.

    —Por supuesto que te amo —hizo una pausa para luego mirarle a los ojos —Eres mi mejor amigo.

    Y aquellas palabras calaron profundo en el interior de Ichigo —No me refiero a ese tipo de amar, Rukia —la morena sabía a qué iba aquello y quería evitarlo, pero no se podría, todo tendría que suceder eventualmente —La verdad…quiero saber si tú me amas como yo te amo a ti.

    Los ojos de la morena se abrieron en gesto de sorpresa, no se esperaba aquella declaración y menos tan directa como la dijo él. Matsumoto le había dicho que Ichigo albergaba sentimientos hacia ella y no le creyó, que ingenua era. Estaba confundida respecto a los sentimientos que tenía hacia Ichigo, si bien era su mejor amigo, él siempre estaba ahí cuando ella le necesitaba, él había sido su pilar fundamental en todo y se conocían de casi toda la vida. Y ahora que lo pensaba, el daño que le estaba haciendo e hizo cuando le contaba sus aventuras con chicos debió haberle dolido demasiado pero nunca le dijo nada.

    Ichigo esperaba por una respuesta, aunque estaba seguro que sería una negativa, estaba preparado no estaría bien decir que no le dolería escuchar las palabras saliendo de la boca de Rukia, pero al menos el ya saber la respuesta le aliviaba un poco su corazón ya roto. Los nervios se lo estaban comiendo vivo y se sentía ansioso.

    La voz femenina volvió a anunciar el abordaje.

    Quedaba poco tiempo.

    Rukia se hizo de valentía —Ichigo yo….tu eres mi mejor amigo y yo…yo no….— pero fue acortada por las palabras del pelinaranja.

    —Claro —dijo con una gran sonrisa —No te preocupes…sigamos como siempre y olvidémonos que esto sucedió alguna vez, de todas maneras…no puedo hacer que me ames si tu no quieres. Entiendo completamente —miró hacia el techo y luego a ella —Va siendo tiempo de que me vaya.

    Se acercó a ella y le besó la frente. Aquel beso fue amargo cargado de sufrimiento.

    Ambos se separaron e Ichigo se dio la media vuelta.

    —Adiós Rukia —murmuró para luego avanzar si mirarla de vuelta. Ahora tenía que aprender a no mirar atrás, sino hacia adelante.

    La morena observo la espalda del pelinaranja alejarse y a medida que le veía más lejos no pudo reprimir más sus lágrimas y lloró. Le había hecho daño otra vez y aquello le dolía, se sentía una mujer cruel y es que ella nunca creyó que él podría amarla de otra manera. Hubiese preferido ensuciar sus labios con mentiras pero habría sido peor, Ichigo no se merecía todo el daño que le estaba causando gracias a su inseguridad y confusión. Quedó parada ahí sintiendo un frío enorme mientras sus lágrimas adornaban sus mejillas, y es que ahora se daba cuenta que los cálidos abrazos de Ichigo le harían falta. Era tan estúpida.

    Cerró sus ojos y luego de unos minutos los abrió y el avión ya había despegado. Su llanto se hizo más desgarrador, se abrazó a si misma dándose confort para calmarse. Su corazón de había roto al igual como había rompido el de Ichigo.

    Y aquel fue el día en que ambos se separaron en una agria despedida, aquellos habían sido los últimos minutos y todo había quedado en un irreparable suceso. Ichigo se había arriesgado a saltar a un vacío y ella le había tirado sin piedad.

    Ambos se convertirían en estúpidos intentando olvidarse el uno al otro. ¿No entienden que es imposible?...
     
  4.  
    Titaniia

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    Dos caminos, un destino.
    Clasificación:
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1515
    CAPÍTULO III



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    Bleach no me pertenece

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    Me disculpo si hay algún error ortográfico.



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    El viaje había durado aproximadamente 12 horas, esperaba que durara más, pero se había equivocado. El avión estaba aterrizando y ya era de día, aproximadamente las 10:30, luego se fijaría bien en la hora. En todo el trayecto estuvo pensando en la única persona que le robaba los pensamientos, Rukia. Ichigo suspiró y se levantó para salir del avión –el cual ya había aterrizado-.

    En cierta parte, el pelinaranja miraba fascinado lo nuevo que se armaba frente a sus ojos, todo era tan diferente a Japón o Karakura. Una vez que ya estuvo fuera se dirigió hasta la zona del equipaje para retirar el suyo. Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que una persona venía en dirección contraria hacia él y chocaron.

    Lo primero que pensó fue decir alguna grosería o algo –como normalmente lo hacía con la enana- pero al ver que era una mujer ni mucho menos la enana, se disculpó —Lo siento —dijo en un perfecto inglés.

    Aquella mujer era esbelta, buen cuerpo, facciones dulces, cabello largo de color verde y ojos color pardo grisáceos. No esperaba una respuesta de aquella mujer…pero llegó.

    —No, perdóname a mí, no te había visto, no fue mi intención —ella le respondió de igual manera en un perfecto inglés, sonriéndole.

    —No te preocupes —respondió, la observó un poco más y su ceño se relajó solo un poco —Kurosaki Ichigo —se presentó, no sabía por qué lo había hecho, quizás un tonto impulso.

    —Nelliel Tu Odelschwanck —siguió sonriéndole —Pero solo dime Nell.

    —Está bien, Nell.

    —Pareces algo desorientado… ¿O me equivoco? —Quería seguir una conversación con Ichigo, le había llamado la atención de cierta manera. De todas maneras no estaba ni ocupada.

    Ichigo se llevó su mano derecha a su cabeza y se desordenó el cabello —Sí, bueno...eh yo, he llegado recién —comenzó a caminar hacia los equipajes y fue seguido por la peliverde —Vengo de Japón, ¿y tú?.

    —Oh, yo soy de acá, vengo llegando de Inglaterra —Luego de que el pelinaranja tomara su equipaje salieron del aeropuerto hablando de cosas triviales.

    —Te invito a beber algo —le dijo Ichigo a lo que ella aceptó con gusto —Pero tendrás que guiarme tú…ya sabes.

    —No te preocupes.

    Y partieron. Quien los viera diría que aquellos dos eran amigos de toda la vida, hicieron una conexión de inmediata.

    Luego de unos minutos de caminata llegaron a una cafetería. Pidieron sus órdenes cada uno y siguieron conversando.

    —¿Qué te trae por aquí, Ichigo? —Preguntó, mientras bebía de un vaso de agua.

    —Vengo a estudiar —Murmuró —Aún necesito llegar a Cambridge, Massachusetts.

    —Oh, aún te queda un poco de viaje —le sonrió —¿Y qué estudiaras?

    —Medicina —se sentía bien hablando con ella. Ichigo se calificaba por ser una persona que no confiaba inmediatamente en las personas, pero en ella no vio signos de maldad o algo y eso le había instado a seguir conversando con ella —¿Y qué hay de ti?, cuéntame.

    Una divertida sonrisa apareció en sus labios —Te contaré, pero…—levantó su dedo índice para luego bajarlo —Tú me contarás más de ti.

    Ichigo lo meditó un momento, no estaba seguro si contarle más de lo que ya le había contado, pero terminó accediendo —Está bien.

    Los pedidos habían llegado y ambos comenzaron a comer mientras Nell le contaba de ella.

    —Soy nacida y criada acá en Estados Unidos, aunque mis padres son japoneses —y antes de que Ichigo hiciera alguna pregunta, dijo —No, Ichigo, no sé hablar japonés.

    Ambos sonrieron.

    —Entré a una escuela de modelaje a la edad de 16 años, y ahora con veintidós años ejerzo como modelo, lo cual me hace viajar constantemente.

    La edad de la mujer sorprendió a Ichigo —Ya eres una mayor edad.

    —Sí, pero solo por dos años, casi nada —meditó un poco —¿Tu no?

    —No —respondió —Es decir, en Japón no lo soy, en cambio acá, si lo soy.

    —¿Y tu edad es…?

    —Dieciocho. En Japón la mayoría de edad se alcanza a los veinte.

    —Interesante —respondió con una sonrisa —Te ves bastante maduro para tu edad.

    —…-

    —Bien, no sabría que más decirte, aunque…tal vez podría decirte cosas triviales —Ichigo le sostuvo la mirada —Mi color favorito es el verde, pero no quiere decir que mi cabello sea verde por eso, es natural —advirtió con el ceño levemente fruncido.

    Ichigo sonrió —No iba a decir nada, suele suceder que la gente piense que uno se tintura el cabello.

    —¿El naranjo es tu color favorito? —preguntó solo para llevarle la contraria.

    Ambos rieron —No, mi color favorito es…—“mi color favorito son los ojos de Rukia…” pensó con cierto sentimiento de tristeza.

    —¿Estás bien?

    —SÍ, estoy, bien —frunció su ceño —Tenías razón, mi color favorito es el naranja, pero mi cabello es natural eh…

    —Está bien. Ahora cuéntame de ti.

    —Vengo de Japón a estudiar, aunque eso ya lo sabes… mi numero favorito es el quince, toco la guitarra, mi comida favorita es el chocolate, admiro mucho a William Shakespeare…

    —¡Eres todo un poeta!

    —¡No me interrumpas! — rieron —Tengo dos hermanas menores, mi padre es una cabra loca y mi mamá el centro de mi familia —su mirada se llenó de un tinte de tristeza —Tengo o solía tener una mejor amiga…no sé…

    Y su voz murió ahí, algo en el pecho de Nell se apretó y quería ayudarle, no le gustaba ver a la gente triste. Tenía una sospecha del qué podría haber pasado, y es que un hombre y una mujer no dejan de ser mejores amigos así de la nada.

    —Ichigo —él la miró —Todo sucede por algo. En la vida siempre vamos a pasar por pruebas pero debes recordar que nunca estarás solo. Escucha —Se atrevió a tomar una de sus manos y le apretó levemente —“Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles.”

    Reconoció de inmediato a quien correspondía aquella frase, Shakespeare.

    —Supongo que Shakespeare tiene razón —murmuró y ambos se quedaron mirando. Sonriendo levemente.

    Japón, Karakura, casa Kuchiki

    —¿Qué estás haciendo Rukia? —Kuchiki Byakuya, la actual cabeza de la familia Kuchiki estaba parado cerca de la puerta de la habitación de su hermana.

    —Empacando —sus ojos estaban rojos e hinchados.

    —¿Empacando? — la seria y gélida voz de Byakuya no cambió ni un ápice —¿Te irás?

    —Sí, me voy.

    —No lo has hablado conmigo —replicó, su ceño estaba levemente fruncido.

    —No hace falta, Nii-sama —Se dio vuelta para mirar a su hermano —Sé que en cada decisión que tome, me apoyaras —sonrió —Igual como lo haría Hisana.

    —Tienes razón —murmuró —¿No me estás ocultando nada verdad? —Rukia se paralizó —¿Todo esto tiene que ver por la ida de Kurosaki? —Se adentró más hacia la habitación y se sentó en una silla que estaba cerca de la ventana.

    —No…él no tiene nada que ver —Se acercó a su hermano y se agachó y le tomó las manos —Más bien…tengo algo que decirte, nii-sama —Estaba a punto de hablar cuando el pelinegro la interrumpió.

    —Estas embarazada.

    Y eso fue un balde de agua fría para la menuda chica —Yo…

    —No soy ningún imbécil, Rukia. —Su ceño estaba fruncido —Es solo cosa de observarte, tus repentinos cambios, y tu fugaz idea de querer irte.

    —Lo siento —murmuró mientras las lágrimas se asomaban por sus bellos ojos.

    —¿Me ahorro el sermón o te lo doy? —Soltó las manos de Rukia para levantarse, acto seguido por Rukia.

    —Lo siento —volvió a murmurar —Sé que lo arruiné, sé que debería haberme ido a Estados Unidos a estudiar pero…

    —¿Pero qué?.

    —No me atreví.

    —Cobarde —Le dijo Byakuya —Un Kuchiki no se caracteriza por ser un cobarde, y tú lo sabes Rukia.

    —Sé que me equivoqué, pero seré yo la que pagará por mis errores, no tú ni nadie, sólo yo —Se acercó a él y lo abrazó —Por favor solo apóyame.

    Kuchiki Byakuya se caracterizaba por ser un hombre bastante frío y gélido, pero Con Rukia era distinto al igual como lo fue alguna vez con Hisana, si Rukia le pedía que la apoyara, él lo haría, porque la quería.

    Correspondió el abrazo —Está bien, sabes que siempre te apoyaré —murmuró —Dime, ¿quién es el padre?.

    —No importa.

    —¿Por qué?

    —Se fue a penas le conté.

    “Malnacido” pensó —¿Dónde te irás?

    —A Tokyo. Arrendaré algún departamento por ahí y buscaré algo para generar dinero.

    —¿Cuánto necesitas? —se refería a dinero, y él estaba dispuesto darle la cantidad que fuera necesaria.

    —Nada, quiero hacer esto por mis propios medios.

    —Rukia…

    —Nii-sama, por favor.

    —Está bien, pero aun así te daré dinero —La soltó y le tomó de las mejillas —Tómalo como un préstamo.

    Rukia asintió, siempre estaría agradecida de la incondicional ayuda que su hermano le brindaba.

    Desde ahora, al igual que Ichigo comenzaría su nueva vida, sólo esperaba que fuera una buena vida, para ella y para su pequeño que venía en camino.
     
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