Hey Arnold [Hey Arnold] Dory y Helga

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Marina, 17 Septiembre 2016.

Tags:
  1.  
    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
    Miembro desde:
    10 Diciembre 2010
    Mensajes:
    2,063
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    [Hey Arnold] Dory y Helga
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1073
    Este escrito es para la actividad de Fenix
    Buscando a...

    Escogí el personaje de Helga G Pataki de la serie ¡Oye Arnold! Helga debe hablar del día que conoció a Arnold.

    Dory y Helga

    La rubia niña saltó los escalones de la casa de playa y cayó a la arena mirando para todos lados. Sus ojos buscaban al niño cabeza de balón, pero ni él ni sus amigos estaban a la vista. Suspiró enamorada mientras por inercia buscaba la fotografía que siempre traía consigo, pero luego recordó que vestía un traje de baño de una sola pieza y sin bolsillos que le quedaba como un guante destacando su larguirucho y delgado cuerpo. Había dejado la foto en su vestido, a salvo del agua.

    Volvió a suspirar y se dirigió a donde las olas rompían. Con largas zancadas se introdujo en el agua que la cubrió hasta el pecho mientras que la espuma de una ola parecía formar ante su soñadora mirada la querida cabeza de Arnold.

    —¡Oh, Arnold! —susurró con voz afectada por la emoción—. Mi amado príncipe, espero que algún día conozcas mis verdaderos sentimientos. ¡Arnold, amor mío! ¿Y dónde es que estás ahora? ¿Dónde que no te veo, oh, Arnold! Mis planes maquiavélicos para estar contigo han fracasado, pero yo segui... ¡Ay!

    El escozor en una de sus piernas la interrumpió. Introdujo las manos en el agua y tocó aquello que la había mordido.

    —¡Tú! —exclamó cuando miró asomarse al pez azul, quien con las aletas limpiaba la boca.

    —¡Aggg! —dijo Dory sin dejar de lavarse la boca—. No volveré a llamar la atención de nadie de esta manera. ¿Qué tal si me envenenaste?

    Helga G Pataki trató de apresarla, pero Dory nadó a su alrededor. Ambas se habían conocido unos días antes ahí mismo. Se cayeron tan bien que se habían hecho algunas confidencias. Y aunque a Helga no le gustaba hablar de sí misma y mucho menos de su amor secreto, con Dory pudo mostrar sus sentimientos ocultos, porque ella tenía mala memoria y no había pendiente de que lo divulgara por ahí.

    —¿Qué haces aquí? —preguntó Helga dando vueltas también en el agua para fijar su vista en el pez—. ¡Y deja de moverte tanto que me mareas! Ayer que te despediste de mí creí que ya no te volvería a ver.

    Dory por fin se quedó quieta y miró a la chica al preguntar:

    —¿Cómo? ¿Ya me despedí de ti? ¿Ya te vas de esta playa tan linda?

    —No, pero tú sí te irás a buscar a tu familia. Eso me dijiste ayer.

    —¿Oh, de veras? ¿Tengo familia? —Dory nadó emocionada acercándose y alejándose de Helga, saltando en el agua mientras gritaba—: ¡Yupiii! ¡Tengo familia! —Se acercó a la chica y dijo segura—. Creo recordar a un primo, o hermano o no sé qué es. Se llama Arnold.

    La quijada de Helga cayó, luego cerró la boca y moviendo la cabeza de un lado para otro respondió.

    —No, Dory. Arnold no es de tu familia. Arnol es mi futuro marido.

    —¿De veras? ¿Por qué no me habías contado que vas a casarte?

    —¡No voy a casarme! Ya te conté que Arnold no sabe todavía cuánto me ama.

    —¿En serio?

    —¡Sí! Te conté cómo lo conocí y todo ese rollo.

    —¡No!

    —¡Que sí!

    —Pues cuéntame de nuevo.

    Helga suspiró, después mirando el azul del cielo, sus pensamientos volvieron a ese momento cuando tenía cinco años y bien metida en sus recuerdos, habló.

    —Ese día estaba muy triste porque mis padres no me hacían caso. De hecho nunca me han hecho caso, pero en esa ocasión era yo muy pequeña y esa diferencia del trato de mis padres entre Olga y yo me dolía mucho, tanto que le dije a mi padre que yo también era su hija. ¿Te he contado que toda la atención de ellos se la lleva Olga, mi hermana? Ella es la hija perfecta y odio cuando está en casa. Ese día papá estaba tan atento a ella que se olvidó de que yo tenía que ir a la escuela, así que me fui sola. Nadie me quería. Un auto me bañó de lodo, un perro me atacó y me sentía desprotegida bajo la lluvia. Entonces, ¡oh, aparición! Él, Arnold. Llegó a mi lado y poniendo su paraguas sobre mí, me dijo: "hola, lindo moño, me gusta tu moño porque es rosa como tu ropa". Desde ese momento amé mi moño. ¡Oh, Arnold! ¡Amor mío! Después ese mismo día, alguien mi quitó mis galletas y ahí llegó él para ofrecerme las suyas. No olvido sus palabras: "¿Quieres las mías?", me preguntó y me las dio ¡Oh, Arnold! Su atención no podía ser más sublime, mas perfecta. Desde ese momento lo amé, pero él no sabe cuánto lo amo.

    Otro largo suspiro y Dory, que la escuchaba en silencio, la trajo de vuelta al presente al decirle.

    —Pues anda, ve y dícelo.

    —¿Qué?

    —Sí, ve y dile cuánto lo amas.

    Helga se ruborizó y negó casi espantada con la cabeza, pero eso ya no lo vio Dory pues en ese momento vio a Arnold entrando al mar en compañía de Gerald.

    —¡Mira! ¿No es ese Arnold? ¡Ya lo recuerdo! —Se dirigió a ellos—. Vamos a decirle cuánto lo amas.

    —¡No, Dory! ¡No te atrevas! —Asustada, Helga nadó detrás del pez, luego se detuvo cuando de pronto su amiga azul paró.

    —Emmm, ¿qué hago aquí? —susurró Dory mirando a su alrededor, luego centró su mirada en Helga—. ¡Hola, soy Dory! ¿Ya nos conocemos? Me resultas familiar.

    "Pero qué memoria la suya", pensó Helga. Asintió e informó visiblemente aliviada por la mala memoria de Dory, pues se había salvado por poco de que le contara a Arnold de su amor por él.

    —Creo que andas buscando a tu familia.

    —¿Mi familia? ¿Tengo familia? ¡Ay, sí! —Dory saltó en el agua entusiasmada—. ¡Ya lo recuerdo! ¡Adiós!

    Sin más, se sumergió en lo profundo desapareciendo así de la rubia. Ella miró a Arnold y llevándose las manos al pecho, musitó:

    —Nadie sabe que existo. Me volvería loca si no fuera por ti, mi amado Arnold.

    Sólo el cielo y el mar fueron testigos de sus palabras y aquella pecesita olvidadiza que se había ido, pero ninguno de ellos lo diría jamás. Su oculto amor seguiría siendo secreto.
     
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    Stacy Adler

    Stacy Adler Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    16 Julio 2013
    Mensajes:
    75
    Pluma de
    ¡Me encanta! Escritura y ortografía impecables. ¡Un gusto!
     
    • Me gusta Me gusta x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso