Dr. Who [Doctor Who] Nunca te dejaré

Temporada 2, episodio 13... just... DOOMSDAY.





Nunca te dejaré


No. No. Por favor no. ¿Qué hace ella aquí? Por favor ella no. Has soportado tantas cosas. Ya has perdido todo lo amas una vez, ¿podrías soportar perderla a ella? Sabes que si la pierdes, algo se romperá más. Y tienes miedo de cómo pueda ser esa persona tan rota. Pero no podrías perdonarte ser tan egoísta como para mantenerla contigo para siempre, por más que sea eso lo que desees. Tienes que hacérselo entender.

“Una vez que la brecha colapse, se acabó. ¡No volverás a ver a tu madre! ¡Tu propia madre!” ¿Por qué? ¿Por qué ella tenía que ser tan valiente? ¿Por qué nunca pensaba en el peligro antes de actuar y se arriesgaba de manera tan tonta? ¿No era acaso esa la razón por la que la amas tanto en primer lugar?

“Tomé mi decisión hace mucho…nunca te dejaré” Te mira sin siquiera pestañar. La convicción que reflejan sus ojos es lo más fuerte que has visto en todo el tiempo y el espacio; o al menos es lo que te parece ahora. ¿Cómo respondes a eso? ¿Cómo la miras? ¿Qué puedes decir cuando te está diciendo que te ama por encima de todas las cosas, incluso más que a su madre misma? Ella se da cuenta de tu desconcierto. Y es qué, ¿qué se supone que debas sentir? Es como si respirar fuera difícil. Y tienes miedo. Tanto miedo. ¿Una vez que te abras, qué sucederá? No puedes evitar sentir una egoísta satisfacción. No puedes evitar sentir que, mientras sus intensos y brillantes ojos se encuentran con los tuyos oscuros, por un instante, sólo por un instante, sientes que finalmente… no estás solo. Y quieres que siga así. La quieres contigo para toda la eternidad. Porque sólo estar a su lado puede enviar lejos la soledad y el fuego iracundo que tratas de aplastar pero amenaza escaparse y destruir todo lo que toques. Te encuentras con su sonrisa y parece iluminarlo todo. No quieres más que abrazarla muy fuerte; porque cuando la abrazas, sientes que no puedes soltarla, es luz líquida derramándose sobre ti, percibir su masa física, y sentir como, de esa manera, entre tus brazos, existe y no puede desvanecerse, y es como si las estrellas de una galaxia estallaran juntas y se vieran en la negrura del espacio como fuegos artificiales. Y es que la amas, oh, ¡sí que la amas! Tienes 900 años, eres el último de los Señores del Tiempo, conoces todos los secretos del universo, e incluso aterrorizas a la especie más que existe. Y sin embargo… te enamoraste de una muchacha de 19 años que trabajaba en una tienda de ropa.