One-shot Distracción [Niza | Pokémon Rol]

Presiento que este octubre voy a escribir mucho (??) Reual Nathan Onyrian ashá voy >:D ♡

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—¡Emily, cuánto tiempo sin saber de ti! Dime, reina, ¿cómo estás?

Nikolah asomó la cabeza desde detrás del sillón donde se encontraba escondido. Liza había tomado asiento en el apoyabrazos del mismo, y parecía muy feliz de tener noticias de nuevo sobre su amiga. No pudo evitar sonreír, apoyándose en el respaldo con sus dos brazos, escuchando la dulce voz de la joven ponerse al día con la chica al otro lado del teléfono.

Curioso como él solo, a pesar de no seguir el hilo de la conversación, decidió quedarse allí, en silencio. Sin molestar. Y a Liza no pareció importarle. Estaban haciendo galletas hasta el momento en el que la morocha llamó por teléfono, y a pesar de que su estómago rugía y se encontraba emocionado por hacer su primera receta junto a ella, prefería esperar pacientemente.

Seguro que no tardaba mucho en acabar.

...

Pero cuando volvió por décima vez la mirada hacia el reloj de pared, no pudo evitar preocuparse al notar que ya llevaba media hora de llamada. Se irguió con algo de dificultad, sintiendo la espalda adolorida por permanecer tanto tiempo en aquella posición. Podría pasar todo el día observando a Liza, pero el hambre empezaba a hacer mella en él, y sabía que quemaría la cocina de hacerlo solo.

Comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, pensativo. Necesitaba hacerle saber a Liza que le estaba esperando. No quería molestarla, de verdad que no, ¡pero ya llevaba mucho tiempo, las galletas se iban a quemar! Así, comenzó a idear formas de llamar su atención sin interrumpir la llamada.

De vez en cuando tocaba su hombro con disimulo, solo para ver cómo Liza hacía un ademán para quitarle la mano del hombro entre risas. Arrugó la nariz, frustrado, y probó llamándola entre susurros. Tampoco sirvió colocarse frente a ella mientras hacia movimientos con sus manos, porque fruncía el ceño y le invitaba "amablemente" a salir de su campo de visión.

Se dejó caer en el sillón, derrotado. Movía de vez en cuando las piernas, impaciente, intercambiando la mirada entre la espalda de Liza y el reloj. ¿Cómo podía conseguir distraerla? Y entonces, como una epifanía, algo pareció brillar en su cabeza. Una técnica super secreta que el hermano Alpha le enseñó en algún momento determinado, ya ni recordaba el contexto. No dudaba de su veracidad, pero no entendía bien por qué funcionaba. Así, se acercó por la espalda de la chica, sin llamar la atención, y apartó su cabello hacia un lado, depositando un beso en su cuello.

Grande fue su sorpresa al sentir que el cuerpo de Liza se estremecía ante el contacto, y tuvo que dejar de hablar durante un instante mientras se mordía el labio, ahogando un sonido extraño.

—Sí, sí, estoy aquí, te escucho —se excusó la castaña, dirigiéndole una mirada confusa al rubio, quien solo se encogió de hombros sin comprender. ¿Por qué estaba tan roja de repente?—. ¿Entonces qué le dijiste?

Vale, eso había funcionado. ¡El hermano Alpha era todo un sabio! Satisfecho por su descubrimiento, rodeó con sus brazos la cintura de Liza, apoyando la barbilla en su hombro. Liza pareció tensarse, sin saber qué tratamaba esta vez, pero el chico solo le sonrió de oreja a oreja. Y cuando parecía volver a tomar confianza volvió a depositar un suave beso en su cuello desnudo, esta vez sin dejarle tregua. Volvió a repetir la acción varias veces, sintiendo el color subir a sus mejillas ante la extraña voz de Liza, pidiéndole que se detuviese.

¡Pero no lo haría estando tan cerca de conseguirlo! Y viendo cómo Liza a pesar de todo parecía resistir con entereza, no le quedó más remedio que usar su super técnica secreta, aquella que el hermano Alpha le recomendó que usase en una emergencia. Pero esa era una emergencia. Así, la atrajo inocentemente hacia así en un abrazo, y sin saber muy bien la finalidad de aquella acción, mordió el lóbulo de su oreja.

—Uhm~.

El teléfono pareció temblar entre sus manos en un extraño momento de debilidad, y tuvo que hacer un ademán para sujetarlo en el aire antes de que se fuera de bruces contra el suelo. Nikolah, creyendo que se estaba cayendo, la atrapó entre sus brazos y ambos acabaron tirados en el sofá, con el móvil milagrosamente a salvo en su brazo extendido hacia el techo. Liza, jadeando de la sorpresa y por quién sabía qué más, porque Nikolah no lo sabía, se disculpó rápidamente con su interlocutora.

—¡L-Lo siento Em, casi se me cae el móvil! Igual se me está haciendo tarde, te llamo otro día, ¿sí? —y por supuesto que le dirigió una mirada significativa al rubio a su lado, ceñuda. Él tan solo atinó a sonreír nervioso.

—¡No hay problema, Liz! Hablamos luego. Ah, y hasta luego Nikolah —la voz de Emily al otro lado del teléfono, divertida, hizo que a ambos se les subiera el color a la cabeza de inmediato—. Pasadlo bien~.

Y finalmente, colgó. Pero Nikolah no supo si sentirse feliz o asustado. Liza, sentada sobre su regazo y con el rostro completamente enrojecido, no parecía tan... emocionado como él con el tema de las galletas.

—Y-Yo a ti te mato. ¿No podías esperar un poco? ¿¡Y quién demonios te enseñó a...!? —no pudo terminar de hablar, puesto que fue removida con brusquedad ante la fuga del rubio a su lado. Infló las mejillas, molesta, y agarró uno de los cojines que tenía a mano—. ¡Nikolah, vuelve aquí!

Sí, sin duda las galletas podían esperar.