Microrrelato Distinto

Para que no muera y obtener un botiquín mi historia @Zil Kendrik Sparda.


Habían pasado dos días luego de que en las noticias comenzaron a escucharse de los extraños ataques de personas que habían perdido por completo la cabeza y habían terminado atacando a otros, realmente se notaba que algo grande y terrible estaba a punto de ocurrir, pero desde siempre he sido bastante optimista o demasiado escéptico, por lo que para mí concernía esto era únicamente una táctica más de los medios amarillistas.

Era de los pocos alumnos aun asistiendo a la escuela, solo porque estar en casa encerrado escuchando como todos se peleaban era peor. Me encontraba en uno de los cubículos del sanitario en mis asuntos, hablando además por el móvil con un amigo.

— ¿Nos reunimos en la tarde?, había quedado de ver una peli con los otros chicos, pero este asunto de los ataques los tiene asustados—dije un tanto divertido como burlándome de su actitud.


—Yo, pues, no lo sé…—calló por un momento y se escuchó un golpeteo a lo lejos, murmuro algo entre dientes, su voz sonó de pronto más alterada— no estoy seguro…


—¿No me digas que crees en todas esas tonterías Arturo?, eres más listo que eso...


Desde el auricular escuché como la puerta algo se rompía, varias personas gritaban mientras que algunos sonidos como quejidos se intensificaban.


—¡¿Papá?!, papá ¿qué está ocurriendo? —decía Arturo asustado.


—¡No hablas la puerta!, ¡Quédate dentro de tu cuarto! —respondía su padre para luego hundirse en un grito ahogado.


Aquellos sonidos como lamentos subían cada vez más e intensidad.


—¡Arturo! ¡¿Qué está ocurriendo?! —repetía yo con el celular en la mano.


—¡Nooooooo!, ¡Alejate!... —chilló para luego quedar todo en silencio y tintinear el sonido del tono de marcado.

Allí permanecí por segundos intentando comprender que ocurría ensimismado en un estado de schock, mis manos temblaban y respiraba demasiado agitado. Retrocedí mientras escuchaba que algunos pasos lentos se arrastraban frente al espejo de los sanitarios, intentaba convencerme que nada ocurriría, idea que se desvaneció al instante cuando escuche que una especie de liquido derramaba precipitadamente en el suelo y con horror me percaté, era sangre.

Me levanté subiendo mi pantalón, pegándome en la pared mientras cubría mi boca empapado en sudor frío.

Se había ido, debía ser así, ya no se escuchaba nada afuera. Temeroso me dispuse a salir, de pronto escuché un rugido ahogado, un hombre enloquecido bañado en sangre pululando de un extremo de su cráneo saltó sobre mí me encajó los dientes en el brazo, instintivamente lo empuje hacia el mismo inodoro golpeándolo varias veces contra él hasta que dejó de moverse.

A mi mente vino aquellas imágenes en televisión de aquellos monstruos moviéndose como animales salvajes, devorando todo a su paso, temblaba ante la idea de convertirme en uno de ellos. Suspendido allí observando la herida, esperando el inminente final, pero nada ocurrió. El mundo entero caía ante esta plaga, pero algo en mi hacia que yo no.

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Inicialmente le iba poner "inmune" pero quitaría todo el misterio al relato