Disfruta las cosas buenas (I music)

El fuerte sol resplandecia imponente en el centro del cielo completamente despejado, se escuchaban los cantares y llamados de cortejo de las aves cercanas al lugar y aire fresco recorría aquello que alcanzara, el día era completamente agradable pero no parecía importar.

Apretó la palma de las manos en sus ojos en un patético intento de controlarse, el dolor abrasador que nacía en su pecho no la dejaba respirar. Podria pasar el tiempo necesario, semanas o meses sin embargo aquello no podía borrarse.

—¿Por qué? — intentó no ahogarse con su escurrimiento nasal.

Su gato habia muerto hace algunas semanas, aunque eso no era una cosa de nada para él. Era su todo aquel pequeño que encontró en el basurero aquel día hace unos años encerrado por unas bestias. Dejó salir un gemido y cerró la boca tratando de controlarse.

Escuchó un sonido, algo moviendose en los arbustos. Su llanto cesó y observó el lugar de origen detenidamente. Sin esperarlo un rostro felino brotó y lo observó. Un llanto escapó de sus finos labios.

—¡Lárgate! Ya no quiero mas gatos— pelusa había sido su mejor amigo. Le ronroneaba al verlo mal y estaba con el hasta que se dormía, lo esperaba al llegar del colegio y le pedía cariños con la mano. Le lameaba el rostro cuando lo tenía en brazos.

Un fatídico día fue arrollado y escuchó su cráneo sonar. La peor manera de perder una mascota y más por su culpa, huyendo de su baño mensual.

Levantó la mirada y ahí estaba aquél animalejo observandole aún, lo fulminó con la mirada y cuando iba a atacarlo el minino salió cojeando dejando a la vista su pata trasera lastimada. Él se sorprendió, recordando a pelusa en media carretera. El gato se acercó peligrosamente a el, apoyo sus patas delanteras en las rodillas de él levantándose y cruzando su mirada. Soltó un maullido y pasó delicadamente su lengua en la nariz de él.

Algo dentro de su cuerpo, en el pecho, se quebró y un llanto inundó su alma, abrazó fuertemente al felino y sonrió mirando entre las ramas de los árboles, donde la luz se filtraba y acariciaba au rostro delicadamente.

Había que disfrutar las cosas que la vida le enviaba y levantarse.