Dinastías [One-shot]

Tema en 'CLAMP' iniciado por BelAhome, 15 Junio 2008.

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    BelAhome

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    Aries
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    Dinastías [One-shot]
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    Dinastías [CCS] [One-shot]

    Hola a todos.
    Este es el primer one-shot que hago de Sakura y Syaoran y participó del "Festival de los cerezos". Está demás decirles que aceptó todo tipo de críticas a fin de poder mejorar.
    Espero que les guste leerlo tanto como a mi me gustó escribirlo.

    Saludos ^^




    Dinastías


    Durante siglos la dinastía del sol se enfrentó contra su rival la dinastía de la luna. Aquel que venciera se adueñaría de los poderes de su oponente transformándose en la máxima autoridad mágica. Así, controlaría la energía del universo, como la vida y el destino del mundo. Según sus intenciones sería fuente de vida o causante de terribles catástrofes y sufrimientos.
    Ambas dinastías se consideraban a sí mismas merecedoras de tal poder. La codicia poco a poco consumió sus corazones y los hundió en una terrible y encarnizada lucha. Varios de sus miembros recurrieron al aprendizaje de las artes oscuras para adquirir aún más poder y ventaja sobre el otro. Por sus actos, el guardián de la dinastía del sol, conocido como Kerberos, una bestia con forma de león y enormes alas plateadas, y el guardián de la dinastía de la luna, Yue, de aspecto angelical, perdieron sus poderes consumidos por esas fuerzas malignas. Con la muerte cerniéndose sobre ellos aquellos dependientes de su magia también comenzaron a perder sus poderes y luego la vida.
    Cuando ya todos habían perecido a raíz de su ambición y antes de que los guardianes murieran el mago Clow Reed, máximo miembro de la dinastía del sol, y la hechicera Kaho, máxima eminencia de la dinastía de la luna, decidieron unir los poderes que aún les quedaban y dormir a los guardianes dentro de un sello hasta el día en que la humanidad estuviera lista para que resurjan las dinastías y en una última lucha establecer la autoridad máxima.

    El ruido de la campana sonó en toda la institución.
    - Bueno niños la clase ha terminado, por favor recuerden la tarea para mañana.
    Luego de decir esto el profesor cerró el libro que les había estado leyendo a sus alumnos mientras ellos guardaban sus cosas a toda prisa, salvo una niña que se había quedado perpleja al oír la historia.
    - ¿Sakura? ¡Oye Sakura! – la llamó quien era su mejor amiga.
    - ¿Eh? ¡Hay lo siento Tomoyo! - dijo saliendo de su asombro.
    - ¿En qué estabas pensando? Las clases ya terminaron ¡Mira! No queda nadie en el salón.
    Era cierto, todos se habían ido.
    - Es verdad, en un momento juntos mis cosas – dijo apresurada tomando sus útiles.
    Antes de seguir recogiéndolos miró a la persona que se sentaba detrás de ella, últimamente había estado distante y callado, eso la preocupaba mucho, normalmente se llevaban muy bien.
    - ¿Syaoran vienes con nosotras?
    - No, tengo asuntos que atender. – sin decir más el joven tomó su mochila y salió del aula en completo silencio.
    - Sakura no te preocupes ya se le pasará – dijo Tomoyo no muy convencida.
    - No lo entiendo, Syaoran nunca se comporta de esa manera.
    No lo entendía, en tan solo un día había cambiado y no confiaba en ella para decirle qué ocurría y eso le dolía. En realidad, la razón de su dolor no era solamente su desconfianza sino que la persona que tanto quería estaba sufriendo y no podía hacer nada por él, no dejaba que se acercara.
    Sakura y Tomoyo caminaron juntas de regreso hasta que sus caminos tomaron direcciones diferentes. En su camino debía atravesar el parque y sin poder resistirse se sentó en una de las hamacas a pensar, a recordar esa historia. El día estaba nublado y las pocas hojas de los árboles indicaban que el invierno había llegado para hacerse disfrutar por los próximos meses.

    Al llegar a su casa notó que no había nadie, era la primera en llegar, su padre trabajaría hasta tarde en la universidad y su hermano tenía práctica, según lo indicaba la pizarra. Trató de hacer el menor ruido pero fue inútil, el sonido de la puerta del refrigerador lo puso en sobre aviso.
    -¡Sakura! – gritó un peluche volador de color amarillo que venía del piso superior a toda velocidad.
    - ¡Kero! No hagas eso, podía haber estado alguien en la casa.
    - Claro que no, la pizarra lo dice.
    - Pero me asustaste – dijo ella sirviéndose un trozo de pastel que su acompañante observaba con ojos maravillados.
    - ¡Yo también quiero pastel! – dijo con un tenedor entre sus patas delanteras.
    - Creo que en realidad fue por el ruido del refrigerador y no por mí que bajaste tan rápido.- dijo haciéndose la ofendida y sirviéndole una porción a su acompañante.
    - Cómo crees Sakura…- dijo él llevándose una enorme porción a su pequeña boca.
    - Sabes Kero, hoy el profesor Terada nos habló de la leyenda que me contaste. ¿De verdad crees que soy heredera de la dinastía del sol?
    - ¡Claro! Tu rompiste el sello que me mantenía dormido y puedes controlar los poderes del báculo, eso significa que posees magia de la dinastía del sol ¿Recuerdas el símbolo que se formó a tus pies? Tenía un sol en su centro, eso es más que prueba suficiente. Ahora la humanidad está lista para que resurjan las dinastías.
    - Pero yo no quiero pelear con nadie.
    - Sakura es inevitable, el heredero de la dinastía de la luna y tu deben luchar por el destino de la humanidad, además yo confió en ti y en que sabrás que debes hacer.
    Hacia unos días que su vida había cambiado. Ese ser extraño por quien ya sentía cariño se encontraba dormido dentro un colgante que compró en una tienda de antigüedades, no sabía por qué pero en cuanto lo vio sintió la necesidad de tenerlo. Cuando estando en su casa se lo colocó sobre su cuello una ventisca surgió de la nada y a sus pies, en todo su alrededor, apareció un símbolo color dorado con un sol en su centro. El colgante se soltó y se transformó en un báculo, en ese instante apareció Kero, más bien Kerberos, una bestia imponente. Claro que su gran tamaño no le permitía moverse con facilidad por la casa y menos pasar desapercibido, por lo que había adquirido una forma más pequeña al igual que tierna.

    A varias cuadras de allí, en un edificio muy elegante, un niño estaba parado en el balcón de su habitación observando el horizonte.
    - Pero Yue ¿No hay otra solución?
    - Es tu destino, tu eres el heredero de la dinastía de la luna, esta batalla ha sido parte de la humanidad por siempre y falta muy poco para ella – dijo el ser desde dentro de la habitación acercándose al joven y dejando que rayos de sol iluminaran su figura angelical. Su apariencia era la de un humano pero poseía extrañas ropas, cabello plateado y unas hermosas alas. Su cuerpo comenzó a resplandecer para convertirse en un joven de preparatoria común y corriente.
    - Syaoran puedes llamarme Yukito, de este modo podré pasar desapercibido.
    Días atrás la vida de Syaoran había pasado de ser normal a una salida de un cuento místico. Su familia era muy respetuosa de sus tradiciones y desde tiempo atrás poseía una espada que había pasado por los hombres de las distintas generaciones. Nadie supo jamás como llegó a la familia Li, pero era una reliquia y su madre se la había dado haciendo honor a la tradición. Esa noche, cuando la estaba contemplando en su cuarto, un símbolo de color azul con una luna en el centro apareció a su pies y un fuerte viento comenzó a soplar, de la espada salió una esfera brillante que tomó la forma de un ser humano con alas que permaneció flotando a centímetros del suelo, luego de que la ventisca desapareciera el ser descendió lentamente, entonces se presentó como el guardián de la dinastía de la luna y lo llamó “Heredero”.

    El viento soplaba en la noche obligando a las ramas de los árboles moverse a su compás, no había una sola alma en la calle, las altas horas evidenciaban el sueño de la ciudad, pero dos niños parecían no querer dormir aún, estaban en el parque. Podía verlo, aquel era su oponente con quien debía enfrentarse, a quien debía matar para obtener los poderes que hace tantos años eran causa de conflicto. Ya era tiempo de terminar una batalla eterna. Trataba de ver quién era y quién estaba con esa persona, pero el brillo del sello producía un efecto de sombras en su rostro que lo ocultaba y lo mismo hacía con su acompañante, su guardián. Fue un instante en el que el tiempo se detuvo y se aceleró a la vez, la estaba hiriendo con esa espada.
    Sakura despertó de repente, estaba muy asustada. “Fue tan sólo un sueño” se dijo a sí misma, pero lo había sentido muy real. Una gran tristeza la invadió ¿Y si así era? Si en realidad estaba destinada a morir en manos del heredero de la luna el cual se apoderaría de su magia. No podía ni quería luchar ¿Quién era para tomar la vida de alguien en sus manos y arrancársela? Miró a Kero que dormía plácidamente a su lado, fue cuando recordó sus palabras “Yo confió en ti y en que sabrás que debes hacer”.
    No podía creerlo, se miraba sus manos, había clavado su espada en quien era su oponente. Trataba de recordarse que tan sólo había sido una pesadilla para lograr calmarse, él no haría eso. Pero ¿Si las palabras de Yue eran ciertas? “Es tu destino, tu eres el heredero de la dinastía de la luna”.

    Sakura salió más temprano camino a la escuela. Le gustaba mucho el trayecto de la mañana pero no podía disfrutarlo, aún pensaba en el sueño hasta que alguien más robó su atención. Era Syaoran, iba unos metros más adelante por lo que se apresuró para alcanzarlo.
    - ¡Syaoran!- lo llamó.
    Él escuchó su nombre y se giró para mirar, era ella.
    - Tu también saliste antes. – dijo Sakura tratando de recobrar el aliento.
    - Sí, es que me levanté antes de lo pensado.
    Sakura no sabía como hablarle, su extraño comportamiento la preocupaba pero no quería molestarlo.
    - Syaoran últimamente has estado algo distante. No pretendo molestarte sólo quiero que sepas que puedes contar conmigo.
    Sintió tanta culpa, su modo de actuar había hecho que ella se inquietara y era lo que menos quería. Siempre había estado al pendiente de Sakura, desde que la conoció ya no era el mismo, dejó de ser una persona reservada y solitaria y todo gracias a su amistad, sentimiento que fue transformándose con el tiempo. Con su alegría y calidez fue ocupando, sin que se diera cuenta, todos sus pensamientos hasta que un día comprendió que era la persona más importante para él.
    - Perdóname.
    - ¿Qué? – dijo su amiga.
    - Lamento haberte preocupado, no sucede nada, de verdad.- Syaoran le sonrió.
    Sakura no quiso insistir, sabía que algo pasaba. Aún así la sonrisa de él la tranquilizó y a la vez provocó un leve tono rojizo en sus mejillas. Ese era el momento indicado que buscaba desde hace días.
    - Quiero darte algo. –dijo examinando su bolsillo.
    - ¿Darme algo?
    - Sí – dijo con una sonrisa – Esto es para ti.
    Tomó la mano de él entre las suyas, lo que hizo que se sonrojaran. Syaoran observó aquello que ella había dejado, era un pequeño oso de felpa.
    - ¿Lo hiciste para mí?
    - Sí, no salió como esperaba pero…
    - ¿Qué dices? Es perfecto – dijo de forma apresurada.- Es muy bonito.
    - Me alegra que te haya gustado.
    - Gracias – dijo él avergonzado esquivando los ojos de su amiga.
    El día pasó muy rápido. La pequeña charla que ellos tuvieron en la mañana sirvió para que Syaoran volviera a ser el de siempre.
    Tan rápido como pasó el día llegó la noche. Sakura estaba dándose un baño mientras Kero permanecía en su habitación sin libertad de andar por la casa dada la presencia del hermano y el padre de Sakura, solo que eso lo tenía sin cuidado, estaba muy pensativo y no dejaba de observar la ventana.
    - Hoy nos volveremos a ver Yue…
    Syaoran sentado en su cama, no podía quitar sus ojos del osito, cada vez que recordaba ese momento se ruborizaba. Pero las palabras de un hombre lo sacaron de ese recuerdo.
    - Joven Syaoran ya está lista la cena. Apresúrese que el joven Yukito acabará con todo.- dijo en tono preocupado.
    - Ya voy.
    No supo porque pero colocó el osito en el bolsillo de su campera.

    El viento soplaba en la noche obligando a las ramas de los árboles moverse a su compás, no había una sola alma en la calle, las altas horas evidenciaban el sueño de la ciudad. Cansada de no poder dormir Sakura se levantó de la cama para ir por un vaso con agua, enseguida sintió frío por lo que se puso su campera para ir a la cocina. Kero también salió de la cama y se dirigió volando hacia la ventana donde se quedó observando la luna llena. Estaba escrito.
    - Ya es hora…
    Cerró sus ojos, un resplandor dorado rodeó todo su cuerpo y la insignia del sol apareció debajo de él. Cuando Sakura regresó con el vaso sorprendió al ver a Kero.
    - Ya es hora heredera de la dinastía del sol.
    El sello brilló más intensamente, la luz inundó por completo la habitación cegando a quienes estaban allí, cuando por fin desapareció sólo había un vaso derramado en el piso.
    Para proteger sus ojos se cubrió con sus brazos, cuando el brillo se desvaneció los abrió despacio percatándose que estaba en el parque y notando que en sus manos tenía el báculo. Su sueño regresó a su mente, los dos herederos se enfrentarían.
    - Sakura no olvides que yo estoy a tu lado.
    La voz de Kero era muy diferente al igual que su figura, ahora mostraba su verdadera forma, el león alado que había visto aquella vez.
    - Pero Kero…
    - En cualquier momento llegarán.

    Syaoran estaba en el balcón mirando la noche pensativo, a causa del frío llevaba puesta su campera. Yukito se le acercó.
    - Es tiempo… - le dijo parándose a su lado.
    Su cuerpo se elevó del suelo y comenzó a ser rodeado por una luz de color azul, el sello de la luna apareció.
    - ¿Qué está pasando? – gritó el joven.
    Pero el sello brilló hasta cegarlo por completo.
    Podía verlo, aquel que era su oponente con quien debía enfrentarse, a quien debía matar para obtener los poderes que hace tantos años eran causa de conflicto. Ya era tiempo de terminar una batalla eterna. Trataba de ver quién era y quién estaba con esa persona, pero el brillo del sello producía un efecto de sombras en su rostro que lo ocultaba y lo mismo hacía con su acompañante, su guardián.
    La luz de la insignia desapareció y pudo abrir sus ojos, sintió algo en su mano y la observó, era su espada. No entendía ¿En que momento la había tomado? Yue estaba a su lado mirando fijamente al frente, él también lo hizo.
    - ¿Syaoran? – Dijo Sakura aturdida - ¿Tu eres el heredero de la luna?
    - Sakura no… - No sabía que decir, ella no podía ser su oponente, la persona a quien debía matar.
    Soltó la espada y se dejó caer de rodillas.
    - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, Yue.
    - No has cambiado en nada Kerberos.
    - Es hora que la historia sea retomada desde donde se dejó, ahora la humanidad debe demostrar que está lista.
    - ¿Sabes lo que significa verdad Kerberos? Una batalla eterna tendrá fin.
    Ambos guardianes se miraron fijamente y se sonrieron.
    - Yo no lucharé contra ti, no Syaoran. No quiero.- Dijo casi llorando.
    - Sakura debes hacerlo, ha sido así por siempre. – le habló Kero.
    - No quiero, él…- ella lo miró, Syaoran seguía arrodillado en el suelo.
    - Sakura ¿Tu eres la heredera del sol? ¿Por qué?- se dijo a sí mismo.
    Su mente estaba perdida ¿Sería acaso capaz de atacarla? Sentía miedo, no quería que su sueño se cumpliera.
    - Debemos comenzar – dijo el guardián de la luna.
    Fue el inicio, los ojos de los guardianes resplandecieron. Levantaron vuelo y comenzaron a atacarse, el guardián del sol lanzaba bolas de fuego a su contrincante pero no podían atravesar el escudo que le proporcionaban sus alas. La lucha era ardua y los ataques de Yue igual de poderosos que los de Kerberos, que fácilmente podía evadir sus flechas. En el suelo las cosas eran muy diferentes, Sakura y Syaoran también estaban luchando, aunque trataran de detenerse no lograban conseguirlo. Los ataques de la espada eran muy certeros y a Sakura le costaba mucho evitarlos, también estaba sorprendida por su capacidad de poder crear esferas de fuego que casi dan directo en Syaoran.
    El tiempo pasaba y la lucha se volvía más violenta. Los ojos de los guardianes continuaban brillando y conforme avanzaba la pelea más se perdían en ella. Solo que ellos no querían luchar, no querían hacerse daño pero estaban unidos cada uno a su guardián y los estaban controlando, debían detenerlos.
    Un golpe certero dio en Syaoran provocándole una profunda quemadura, Sakura se acercó corriendo a él.
    - Lo siento, yo no quise hacer eso.
    - ¡Aléjate!- le gritó él.
    - Pero…
    - ¡Si te acercas puedo herirte! ¡No vengas!
    - Syaoran…
    En el cielo, Yue corría la misma suerte, tenía signos de haber recibido un ataque muy potente. Cerró sus ojos y con un semblante tranquilo y calculador realizó un movimiento tan veloz como imperceptible para la vista, una flecha atravesó el pecho de Kerberos.
    Fue un instante en el que el tiempo se detuvo y se aceleró a la vez, la estaba hiriendo con esa espada. No podía creerlo, allí estaba ella cayendo en sus brazos. Syaoran soltó su arma y cayó de rodillas con Sakura herida en medio de su corazón, aún costado cayó el oso de peluche que estaba en su bolsillo.
    Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
    - No quise ¡Perdóname Sakura! Nunca quise lastimarte.
    - Syaoran…- dijo con esfuerzo.
    - Perdóname – dijo abrazándola.
    No había modo de explicarlo pero dentro de él algo le decía que había un modo de remediar las cosas, de que la persona más importante para él sobreviviera.
    Un resplandor los envolvió, debajo de cada uno apareció el sello de su dinastía y una fuerte luz se elevó a toda velocidad hacia el cielo, por varios minutos fue posible admirarla para después desaparecer dejando tras de sí pequeños destellos que iban cayendo. Syaoran aún la abrazaba pero estaban de pie, ya no tenían ninguna herida., debajo de ellos aún brillaba la insignia, completamente distinta, se habían fusionado para crear una nueva donde en el centro se imponía el sol acompañado por una luna en un costado.
    - ¿Syaoran? – lo llamó con una dulce voz.
    - ¡Sakura! – Dijo aliviado de verla a salvo – Pero que…
    Yue y Kerberos descendieron., ambos los miraban satisfechos.
    - Creo que la humanidad ya ha aprendido – dijo Kerberos.
    - No entiendo ¿A qué se refieren? – dijo ella.
    - Ustedes peleaban y nosotros no podíamos evitar hacerlo también.- dijo Syaoran.
    - Así es - dijo Yue en tono solemne- Desde los inicios esta batalla se realizó con el único fin de que una dinastía dominara a la otra, pero ustedes lograron hacer lo que nadie más quiso.
    Kerberos comenzó a hablarles.
    - Para mantener el equilibrio y evitar que fuese roto nuevamente era necesario que los poderes de las dinastías se complementasen y para ello una debía sacrificarse y cedérselos a la otra. Los magos nunca quisieron hacerlo, cada dinastía se consideraba digna de poseer ambas fuentes de magia, destruyendo cualquier posibilidad de complementación y dominando la fuerza del universo, su codicia acabó con ellos. Al complementarse los poderes del sol y la luna, la energía del universo lograría regirse por sí misma, nadie sería capaz de manipularla y el nuevo sello sólo podría ser usado para protegerla. El mago Clow Reed y la hechicera Kaho tomaron conocimiento de ello muy tarde, cuando ya no era posible la complementación y por eso nos sellaron, para poder encontrar a aquellos capaces de sacrificar su poder por otros. Syaoran lo que más deseó fue poder salvarte sin importar la manera y por eso se sacrificó cediéndote su magia Sakura. Como resultado, ambos sellos se unieron formando una nueva insignia.
    - Ahora Sakura yo también soy tu guardián.- dijo Yue inclinándose ante ella.
    - Un momento ¿Ustedes sabían que esto pasaría? – dijo ella.
    - Confiábamos en ustedes – dijo Kerberos sonriente.
    - ¿Y las heridas? – inquirió Syaoran.
    - Bueno eso… un acto de amor tiene su recompensa…- dijo Yue sin importancia.
    Sakura y Syaoran se sonrojaron.
    Yukito y Kerberos con su apariencia de peluche emprendieron el regreso. Syaoran los seguía un poco más atrás pero Sakura lo llamó, traía en sus manos el oso de peluche.
    - Gracias Syaoran.- dijo con timidez y felicidad entregándoselo.
    Él le sonrió.
    Por el sendero del parque podía verse como ellos caminaban de regreso tomados de la mano.







     
  2.  
    Pam

    Pam Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    25 Diciembre 2006
    Mensajes:
    484
    Pluma de
    Escritora
    Re: Dinastías [One-shot]

    Una historia muy hermosa. Si la humanidad fuera asi como lo es el pensamiento o el sentimiento que uno guarda y espera con amor de esa persona tan querida, talvez el mundo lograría alcanzar lo inimaginable. Tu one-shot me conmovió muchisimo, además de que deja una moraleja muy importa, visible ante los ojos de todos nosotros, pero que a veces las sombras logran ocultarlas y llevarnos por otros senderos.
    Te felicito sinceramente y espero que en breve escribas otro one-shot o un ff.
    Suerte en tus cosas...
    Bye
     
  3.  
    Viiolet

    Viiolet Guest

    Re: Dinastías [One-shot]

    Síiiiiii!! Este final ya me gustó más =) porque además de feliz es chulo y bueno, jolín, que me ha encantado =) Sep, como sigas así me voy a ver en la obligación de acosarte e idolatrarte xD no sabía que eras tan buena 0.0!!! madre mía... en fin, cuidate y ya quiero leer más fics tuyos!! XD
     
  4.  
    sangito nabi

    sangito nabi Guest

    Re: Dinastías [One-shot]

    o.o wuo increible ^^ que fic tan hermoso me gusto
    mucho, te quedo muy bueno casi me hace llorar
    fue muy conmovedor si los humanos en todo el mundo
    fueramos diferentes talves las guerras entre paises
    o naciones no existirian u.u y el mundo seria
    mucho mejor
    increible tu fic me encanto ^^
     
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