Digimon Z - Primera parte

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Warchrome, 5 Mayo 2013.

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    Warchrome

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    Digimon Z - Primera parte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    1626
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    Aquí les traigo una historia bastante diferente a las habituales (si es que conocen algunas) donde la trama es lo único que no cambia demasiado al anime referente. Por qué lo digo, pues bien:




    - Los digimons son todos nuevos, nombres nuevos y todos diferentes a los habituales aunque con reseñas a los originales.

    - Los personajes también son todos nuevos y sin relación a los de los animes (aunque algún que otro personaje secundario sí lo estará). Lo particular es que estos oscilan entre los 20 a 28 años de edad, donde las situaciones y embrollos serán un tanto más maduros.

    - La novela trata de tener un estilo humorístico en primera instancia, a la par de uno fantástico y romántico, pero como no hay un género que realmente lo incluya todo lo dejé como “aventura”. Quizá me guíe para mejorar algunos aspectos teniendo en cuenta la forma de redactar que tiene Terry Pratchett en sus novelas humorísticas: Mundodisco. Pero en definitiva, la lectura será más bien amena y llena de acción para transmitir los acontecimientos que se desarrollan en la historia, pecando a veces de no describir lo suficiente algunas cosas, como ser a los personajes o los digimons; pero esto lo solventaré con las ilustraciones.

    - La obra la iré presentando en partes (una parte por hilo, tema o como más les guste llamarle) y divididas en capítulos subdivididos en secciones, ya que algunos capítulos son bastante extensos. No obstante, todas estas secciones están pensadas de antemano para estar divididas de esta manera, y no solo por la mera intención de recortar la historia en partes.
    Si no está permitida esta manera de dividir (aunque lo he visto en varios libros) me corrigen y yo edito todo para que solo sea por capítulos, aunque algunos capítulos llegarían a tener más de cincuenta mil caracteres. Se irán añadiendo ilustraciones y guías de la historia para mejorar la comprensión de algunos puntos y enredos del nuevo digimundo. También dibujos de los digimons y los protagonistas (según disponga mi ilustrador privado).


    En fin, aquí les presento la primer parte de la historia. Espero que les agrade; y se aceptarán con gusto críticas sobre la obra. Más adelante quizá haya la necesidad de un glosario, ya que algunas expresiones o modismos de donde provengo no han querido dejar de participar.



    Así comenzó todo
    Primera Parte
    --------------------------------------------------------------------------//


    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección I

    Eran las 6:55 horas cuando Kenyo terminaba de preparar su equipaje para ir a visitar a su amigo que residía en la ciudad de San José. Al vivir en Jardín América, debía viajar hasta Posadas para luego hacer un transbordo hacía la ciudad de Apóstoles según la empresa que dispusiera del servicio al horario que llegara. Es decir, que sería muy probable que no llegaría a destino muy temprano que digamos.
    Luego de despedirse de su familia, sin saber lo que realmente le deparaba el futuro, salió corriendo hacia la terminal porque se le estaba escapando el ómnibus.
    Al subir al vehículo se sentó junto a la ventanilla para apreciar mejor el paisaje. El colectivo partió al instante solo para detenerse abruptamente y permitir que una muchacha muy agitada subiera a bordo. Era una joven de unos 22 años, con una larga cabellera de un color muy peculiar: verde oliva, que le llegaba hasta la cintura, trenzado fuertemente con una cuerda negra a modo de nudos que la contenían, mientras que el flequillo estaba dividido en cinco puntas que le caían sobre el rostro cubriendo un poco su ojo izquierdo. Iba vestida con un vestido que desde el escote hasta la cintura bajaba en rombo negro que la rodeaba por completo y que se ajustaba bastante sobre su escultural figura, además, sobre los pliegues al final del vestido se dejaban ver también. Esta tela estaba combinada con otra un poco tosca de un color que hacia juego con su cabellera, y que hacían juego con unas zapatillas también verdes de suela negra. En su conjunto, era una vestimenta muy atípica más bien de un estilo radical pero a la vez homogéneo. Pero no solo fue esto lo que impresiono a Kenyo. La joven tenía unos ojos verdes de la más pura esmeralda en un rostro anguloso que lo dejo boquiabierto.
    La muchacha buscaba con su mirada un asiento libre donde sentarse, y aunque había muchos libres, para alegría (y euforia de nuestro personaje) se fue a sentar justo a su lado. El asombro mezclado con la timidez dejaron sin palabras a Kenyo cuando la muchacha le pregunto sí el asiento contiguo estaba ocupado.
    _ ¿Me oyes? ¿Está este lugar ocupado?
    _ N….n…no. No…lo está.
    _Que bien, así podré conversar en el viaje para no aburrirme.
    _ ¿Conmigo?
    _Pues claro. Con quien más lo haría – mientras señalaba toda la zona circundante a ellos dos, que estaba completamente desocupada.
    _Es cierto. Lo siento, pero es que me sorprende que te sentaras a mi lado. Casi nunca una mujer me acompaña a menos que no le quede otro remedio que hacerlo.
    _En serio. Qué extraño, porque tienes cara de ser una persona que no incomodaría a una bella dama, aún más cuando esta solo desea charlar un poco para liberar el estrés de mi inminente examen final en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
    _ ¿No me dirás que estas estudiando para ser analista de sistemas?
    _ Mejor dicho, para Licenciatura – dice sonriendo – ¿Por qué te sorprende?
    _Es que yo estaba estudiando lo mismo. Aunque tuve que dejarlo porque las matemáticas no son mi fuerte.
    Al oir la respuesta, ella lanza una divertida carcajada.
    _ Te entiendo, no es algo que a cualquiera le caiga bien. Pero es que me encantan los videojuegos así que no sabía que otra cosa estudiar, ya que soy muy torpe para otro asunto que no sean las ciencias exactas. Bah, en realidad tengo mis dones, pero bueno, ahora eso no viene al caso.
    _ Está bien – sonríe el joven – mucha intimidad por ahora. Así que también eres una “friki” de los videojuegos ¡Eso sí que me deja más estupefacto!
    Interrumpiendo su cerrada conversación, el guarda acalla efusivamente a Kenyo, haciendo un fuerte sonido de sifón mientras sostenía su dedo índice sobre su boca
    _ ¿Por qué? ¿No crees que las mujeres les atraigan ese tipo de cosas?
    _No mucho. Es un hallazgo extraordinario encontrar una rareza como tú.
    _ Me haces sonrojar. Gracias por el cumplido – le dice avergonzada.
    Entonces, y nuevamente, el guarda les interrumpe.
    _Discúlpenme, pero si sigo esperando vamos a llegar a Posadas ¿A dónde se dirigen?
    _Oh, lo siento. Yo voy a la terminal de la Capital – responde un poco avergonzado Kenyo, mientras saca su billetera para pagar el pasaje.
    _Yo también – responde ella.
    _ ¿También para la terminal… hem ¿señorita…? – inquiere Kenyo.
    En el rostro de la joven se dibuja una sonrisa divertida.
    _Me llamo Dreid. Misty Dreid Otto.
    _ ¿Otto? – Inquiere preocupado – ¿No serás pariente mío?
    _ Qué mundo pequeño – y ella explota en una sonora carcajada.
    _ Bueno… pues. Si no es mucha molestia, son $10 cada uno.
    _ ¡Oh, sí! Tome, tome.
    La chica vuelve a reír, y tomando aire, le espeta:
    _ ¿Tan nervioso estas porque estoy a tu lado?
    _No, no. Es que el guarda ya estaba un poco nervioso, solo es por eso.
    _Sí claro. Como no.
    _Bueno. Mejor cambiemos de tema – responde sonrojado Kenyo.
    _ Seguro – le responde tratando de esconder su sonrisa – A ver, si es que te sorprende tanto que una mujer ame los videojuegos seguro que también me agrade el anime me hace más rara todavía.
    _¡¡¡No!!! ¡¿También?!
    Y otra vez es acallado con el sifón del silencio.
    _Perdón, perdón.
    Carcajeando a todo pulmón, la pobre muchacha ya estaba toda acalorada de tanto reír.
    _ Realmente me estoy divirtiendo contigo.
    _Es que eres lo que yo solamente había soña… – pero en ese momento un extraño…hombre subía al ómnibus y le dirigió un estruendoso saludo a Dreide.
    _¡¡Hola Misty!!
    _ ¡Hola tío Sam!
    _ ¿Cómo está mi adorada sobrina? Pero veo que estas acompañada. ¿Tan rápido conseguiste novio?
    _No, no, no tío. Es solo alguien con quien estaba charlando para pasar el rato. No es para nada de mi tipo.
    Kenyo sintió como una estaca se le clavaba en el corazón.
    _Sí, es cierto. A ti te gustan los… ¡¿Qué es eso?!
    En ese instante un enorme… piquete de protesta se estaba produciendo justo a la salida de Jardín. El viaje recién estaba comenzando.


    Mientras tanto, en San José, Frantu hacia un gran hallazgo luego de que por la pantalla de su monitor saliera un digimon al presionar ctrl+ alt + del + m + o + n. Era una criatura redonda de color rojo intenso con la cola encendida, con unos enormes ojos y una boca risueña, ya que al ver al sorprendido humano con expresión de susto, le fue imposible dejar de reír.
    _ Que cara más divertida la que has puesto al verme. Seguro has creído que nosotros no éramos reales. Pero el hambre que tengo también es muy real ¿Tienes algo para comer?
    _Ah…aja.
     
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    Digimon Z - Primera parte
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    Aventura
    Total de capítulos:
    18
     
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    1178
    Continuando con las introducciones, aquí les dejo la segunda sección del capitulo 1.

    Espero que les agrade, y aunque peque con desviar varias veces las escenas en micro episodios, pronto todo será más llevadero.





    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección II


    Luego de ir por unas galletas de chocolate, Frantu se las da a la criatura, que se las devora de un bocado solo para pedirle más comida.
    _ Así que eres un digimon de carne y hueso ¡no me lo puedo creer!
    _ Se, se. Ahora, dame más comida y seguimos la charla, que este tipejo necesita más combustible que nunca.
    _ Seguro, pero solo sí me prometes darme todos los detalles – el antes sorprendido Frantu vuela ahora a por más alimento para el insaciable digimon chisporroteante.


    Mientras tanto, en Posadas DC, Crisel salía de su departamento en dirección a la costanera para tomar unos ricos tragos de mate. Pero antes de cruzar la calle, una bola marrón cayó sobre él desde un árbol, haciendo que perdiera el equilibrio.
    _ ¡Qué diablos! ¡¿Qué rayos es esta cosa?! – vocifera el asustado muchacho.
    _ ¡Hola! Soy Dustmon, un digimon. Encantado de conocerte.
    _ ¡¿Un qué?!
    _ Soy tu digicompinche y ese resplandor que sale de tu bolsillo es tu celular convirtiéndose en un digitorola.
    _ ¡¡¡No!!! – grita horrorizado al ver que su querido celular se convertía en un modelo diferente al de su marca preferida.


    Volviendo al ómnibus, que al fin partía de la ciudad de Jardín América, el tío de Dreide se sienta cerca de ellos y entabla conversación con Kenyo.
    _ Así que no eres del tipo que a mi sobrina le gusta ¡qué pena!
    _ Ah…eh – solo atino a responder el avergonzado protagonista.
    _ No lo avergüences más tío – replica ella riéndose entre dientes – que por poco se vuelve un tomate.
    _ Que se le va a hacer, yo soy así. Pero bueno, por lo menos preguntémosle como se llama, donde vive, a que se dedica y otros yerbas, ¿no te parece, Misty?
    _ ¡Tío! ¡Ahora soy yo la avergonzada!
    Kenyo resopla a sus adentros pensando que no era tan alocada como parecía.
    _ ¡Esa es mi responsabilidad!
    Nuestro protagonista traga saliva.
    _ Dime ¿Cómo es que te llamas, oh atomatado?
    _ Soy Kenyo Iksojats.
    _ ¡Waw! Qué apellido más raro el tuyo, aunque tú nombre me encanta – responde Dreide – Por lo que veo eres de mis pagos, aunque nunca antes te había visto. Seguro debes ser un terrible introvertido ¿Y a que te dedicas? ¿O eres estudiante?
    _ No soy tan tímido como tú crees, es solo que cuando estoy cerca de una…
    En ese instante, cuando salían de Santo Pipo, el colectivo dio una brusca virada hacia la izquierda como queriendo esquivar algo. Nuestro trío observo lo que habían desviado: era como un cigarrillo gigantesco con patas y brazos. Al momento, dicha criatura comenzó a lanzar colillas contra el ómnibus qué ya había partido a toda velocidad. Ningún disparo dio en el blanco. Todos se sentaron con una expresión de asombro en sus caras, menos el mimo que iba cuatro asientos más adelante…y el borracho que dormía a su lado roncando a todo volumen.
    _ ¡¿Qué fue eso?!_ pregunto Misty muy asustada.
    _ Eso, mi cara sobrina, era un digimon.
    _ ¡¡¡¿No?!!! ¡¿En serio?!_ inquiere Kenyo.
    _ Pero esas criaturas son solo anime ¿no habrá sido otra cosa? – pregunta la joven.
    _ ¿Pero cómo sabe usted eso, señor Sam?
    _ Es cierto tío ¿Cómo es que lo sabes?

    Volviendo a la casa de Frantu, el digimon ya había acabado con el último vestigio de comida…y también la de toda la cuadra del vecindario.
    _ Estoy satisfecho – pronuncia gratificando lanzando un eructo.
    _ ¡¡¡Al fin!!! ¡Te comiste como dos toneladas y ni se te nota!
    _ No por nada me llaman el “agujero negro” – replica sonriente.
    _ Bueno. Ahora lo prometido: cuéntame todo o te reseteo.
    _ Listo. Pues bien: el digimundo nuevamente está amenazado, pero está ves el virus hizo estragos mutando a todos los digimons. Ahora no existen más los antiguos, sino más bien digimutantes de ellos. Pero eso no es todo, este gusano informático trajo consigo un sequito cuantioso de lo más desagradable que puedas pensar.
    _ Jum – dice Frantu tomándose la barbilla – Así que está ves la trama es un poco más original que de costumbre. Pero ¿cómo te llamas, y cuáles son tus características?
    Tomando una postura de pavoneo, sea como sea que lo haya logrado con ese cuerpo sin extremidades, el orgulloso mutamon dice:
    _ Yo soy el grandioso Chispitamon: el samurái del fuego.
    _ Pero que nombre más falso – dice el joven riéndose a todo pulmón.
    _ ¡No te rías! ¡Te dije que somos todos unos mutantes ahora!
    _ ¿Y cómo se llama el virus? No será Miotismon, ¿no?
    _ No, por suerte, no. Se dice que este es el virus original; se autodenomina: Mon.
    El muchacho pone cara de no creerle.
    _ ¡¿Ah?! ¿Así?
    _ Te dije que era el original…bah, mejor dicho, el primero. Pero hace poco paso a su etapa de novato y se llama Amon.
    _ Que original – se jacta Frantu con sarcasmo.
    _ Y es muy probable que cuando vayamos al digimundo habrá alcanzado su etapa de campeón: Mamon.
    El joven, tratando de aguantarse la risa, desiste desternillándose a todo pulmón.
    _ ¡No te burles, que es muy poderoso el frutoso!
    _ Seguro, seguro. Pero has dicho ¿irnos? ¿Pero cómo?
    _ Pues, en colectivo hasta Jardín América, donde se encuentra el portal.
    _ Vaya, que cosas.
    _ ¡Ah! Tú celular ahora es un digitorola, algo similar al digivice, pero con eso de la mutación, ya sabes.
    _ Cierto, pero… ¿Y cómo digievolucionan ahora?
    _ Buena pregunta.

    Luego de varios minutos, Crisel reacciona.
    _ No me dirás que eres una de esas cosas que veía de chico ¿no?
    _ Seguro, pero ahora somos un poco diferentes al resto de nuestros predecesores.
    _ ¿O sea que vamos a pasarnos el verano peleando con todo tipo de mostrencos?
    _ Si así es como llamas purificar al digimundo del virus original, pues sí.
    El joven sonríe de mejilla a mejilla.
    _ ¡Bien! Ya mismo preparo mi bolso y salimos para… ¿a dónde?
    _ A Jardín América.


    Más al norte de la provincia, en la ciudad de Montecarlo, un joven se había despertado empapado sin saber porque esa mañana. Dirigió su mirada al suelo de donde siguió el rastro del charco de agua que provenía de la pantalla de su PC. Por poco se desmaya al ver que su amada computadora estaba mojada. Pero casi le dio un infarto cuando de la pantalla salió una bola acuosa con la forma de una gran gota de agua.
     
  3.  
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    Siguiendo con las presentaciones, la aventura por el mundo real comienza a reunir a los "mutaescogidos". No se pierdan este emocionante episodio :p



    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección III



    El aterrorizado muchacho se quedó inmóvil ante esa criatura acuosa que había salido de la pantalla de su ordenador. Entonces, está comienza a emitir unos sonidos por lo que parecía ser su boca:
    _ ¡Glup! ¡Glup!
    El joven no responde.
    _ ¿Flush bloch glup?
    Sigue sin decir nada, aunque ahora cambio su expresión de asombro por la de la duda.
    _ ¡Plush glupy glupy flush plash! ¿Glup pash?
    El muchacho se acerca a la criatura, la observa detenidamente y de repente se da cuenta de la verdad:
    _ ¿Eres un…un digimon?
    _ ¡¡¡Flush!!! ¡Glup plash plash!
    _ Eh… sí, claro.



    Cerca de las diez de la mañana Crisel se embarcaba en la Terminal de ómnibus de la ciudad de Posadas con destino a Jardín América. El digimon iba dentro de un bolso a espaldas del joven, que tomo asiento en una de las primeras butacas del vehículo.
    Luego de sentarse, notó que su bolso se movía mucho.
    _ Dustmon, quédate quieto o te van a ver.
    _ Pues, no soy yo el que se mueve Cris_ le responde el digimon desde su mochila.
    _ ¿Y qué es entonces esto en mi bolso? Y… ¿Cuándo te metiste en mi mochila?
    _ Espero que no sea…
    _ ¡¿Y dónde pusiste mis cosas?! ¡Tenía toda mi ropa ahí adentro!
    _ La puse dentro del bolso…pero mejor dale un vistazo a…esa cosa.
    Desde dentro del mismo salta a la cabecera de la butaca delantera una maraña multicolor sin orejas, con dos ojos saltones y un botón como boca.
    _ ¿Qué cosa es esa?
    _ El, Cris, es Pelusamon: el terror de las amas de casa.
    _ Y tiene mi ropa mezclada con el ¿Cómo vamos a hacer para recuperarla?
    Mientras tanto, como ya se habrán dado cuenta, todo el resto de los pasajeros gritaban y exclamaban gritos de asombro como: ¡¿Qué es eso?! - ¡Ah! - ¡Auxilio! – etc.
    _ Ejem… como ya parece medio tarde para que te sigas escondiendo, mejor actuemos ¿Qué ataques puedes hacer?
    _ Como pertenezco a la clase de tipo tierra puedo lanzarle rocas…
    _ ¡No, tonto! De qué sirve sí está hecho de marañas; además de destruir todo el bus.
    _ Y entonces ¿Qué hago?
    _ No sé. El escritor no me doto con mucha lógica que digamos.



    Al igual que Crisel, Frantu se embarcó en ómnibus con dirección a ya saben dónde, pero su digimon estaba bien oculto en su maleta, así que no habría ningún peligro de que lo descubrieran en el viaje. Más que nada porque había puesto junto una docena de emparedados.
    Luego de partir de la Terminal de San José, el joven queda profundamente dormido...y eso que estaba emocionado. Pero al llegar a la garita de la ciudad de Posadas, el vehículo hace una maniobra brusca que lo hace despertar. Y otra vez las mismas expresiones de asombro y horror de los pasajeros.
    Frente a ellos, o más bien dicho, a sus espaldas ya que el ómnibus había virado en ciento ochenta grados, una enorme colisión de coches, camiones y demás vehículos estaban bloqueando el camino. Sobre la enorme pila, una extraña figura se alzaba desafiante, vociferando con voz de mando con el edicto de que todo digimón que se creyera digno viniera a desafiar al poderoso, veloz e inigualable rey de las leguminosas.
    Frantu se levanta un tanto adolorido de su butaca y de inmediato abre su maleta para darse cuenta de que Chispitamon ya no estaba en ella. Desesperado lo busca con la vista, pero no lo ve por ninguna parte. Entonces pregunta a uno de los pocos pasajeros que aún no se habían desmayado si habría visto a una criatura peluda y rojiza. Pero era en vano, cada vez que hacía la misma pregunta la persona a la que iba dirigida o se desmayaba o salía corriendo o se ponía a gritar incontrolablemente. Entonces, el muchacho escucha una explosión en dirección al accidente. De inmediato corre al frente del ómnibus y presiona el interruptor que abre la puerta lateral, pero está no responde. Intenta con la compuerta media, pero tampoco se abre. Como los martillos que se utilizan para romper los cristales ya habían sido…robados hacia mucho, no le quedó más opción que probar con los tragaluces del colectivo. Ni bien tomo los estribos que activan el mecanismo de apertura, la compuerta…cayó al suelo. Se subió a la cabecera de una de las butacas cercanas y apoyando la pierna izquierda sobre otra, tomo impulso y salió del vehículo. Lo que vio lo dejo boquiabierto: era su antiguo amor no correspondido, más bien platónico de hace muchos años atrás, Febi Neschuck, que junto con su digimon, estaban combatiendo al enemigo. A su lado se encontraba Chispitamon que esporádicamente le lanzaba pequeñas bolas de fuego a la leguminosa gigante, pero está las esquivaba sin problemas. Entonces, la muchacha dio una orden a su compañero digimon que despareció en un abrir y cerrar de ojos. Luego le ordeno a Chispitamon que mantuviera ocupado a Porotimon, como en realidad se llamaba la habichuela.
    Todo en derredor estaba en desorden, muchos cuerpos sin sentido tirados por doquier, automóviles estacionados o ensartados en otros, piqueteros, turistas japoneses tomando fotografías, políticos haciendo campañas electorales. Un desastre total.
    Entonces, a espaldas del frijol, aparece el digimon de Febi que le aplica su terrible dentadura mientras que el digimon de Frantu lo remata con una bola de fuego, haciendo que el poroto se desintegre en códigos binarios. Todos los japoneses gritaron de emoción al igual que los piqueteros que recién habían terminado de apalear a los políticos. Frantu, no sin asombro, se acercó a la joven.
    _ ¿Febi? ¿Eres tú?
    _ ¿Quién eres tú? ¿Y como sabes mi nombre?
    _ ¿Qué? ¿No te acuerdas de mí? Soy yo, Frantu.
    _ Ah, lo siento. No sé quién eres.
    Entonces, el digimon de la muchacha se acerca al joven y le dice:
    _ Perdona, pero debo decirte algo: ella, cuando yo atravesé el portal interdimensional, perdió la memoria a causa del susto. Lo lamento, realmente. Ahora cree ser una mutamer sin otro fin en la vida. Es muy triste.
    Al oír esto, el rostro del joven se empalidece.
    _ ¡¡¡No!!! ¡No es cierto! ¡¡No puede ser!! Febi, ¿No me recuerdas?
    _ No, lo siento. Mis únicos recuerdos son de las grandes batallas contra Miotismon.
    _ ¡Esto es terrible! Debe haber algún modo de hacer que recupere su memoria…
    Interrumpiéndole, el pequeño led le responde:
    _ Ledmon sabe cómo. Pero la solución está en mi mundo, donde Doctorimon sabrá que hacer…eso espero.
    _ ¡Espero que tengas razón! – dice sonriendo – Así que te llamas Ledmon. Ya debes estar en la etapa de novato.
    _ En realidad recién en entrenamiento. Es que Febi ha sido muy buena mutamer.
    _ Ya veo ¿Y hace cuanto entraste a nuestro mundo?
    _ Ledmon siempre estuvo conmigo…este…
    _ Frantu.
    _ Sí, Frantu. En realidad, fue cuando desde la pantalla de mi ordenador apareció una luz enceguecedora y el surgió de ella… ¡Oh! Mi cabeza…_y la joven se desploma en brazos del entristecido muchacho.
     
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    Poco a poco el grupo de jóvenes escogidos se va reuniendo, aunque ellos no lo sepan (ni tampoco cuantos serán).
    Así que ¡no se pierdan la siguiente sección de este capítulo introductorio!




    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección IV


    El joven ya estaba un tanto cansado de tratar de entender al digimon que no paraba de balbucear, hasta que el muchacho encontró el motivo del porqué de su problema de comunicación: las piedras que tenía para la humedad cerca de su PC habían absorbido la boca de la criatura. Pero el asunto se complicaba cuando intentaba recuperar el agua, ya sea aplastándolas o pulverizando las mismas. Entonces, el digimon le indico una botella de Pepsi y el lugar donde debería estar su boca. El joven le alcanzo la bebida y este derramo su contenido sobre sí mismo, tiñéndolo por completo. Luego de unos segundos, el líquido se fue concentrado cerca de la boca la cual se le volvió a formar.
    _ Muy rica esa poción que me has dado – suspira complacido.
    _ ¡Al fin puedo entenderte! Una poción, eh. Es cierto, no te has equivocado; pero nosotros más bien la llamamos ``bebida gaseosa´´.
    _ ¿Gaseosa? Interesante, humano.
    _ Pero bueno, ¿cómo es que has llegado aquí? ¿Y porque? ¿Cómo? ¿Para qué?
    _ ¡Ufh! Ya me habían dicho que los humanos hacían muchas preguntas. Pero bueno, ¿Por qué no comenzamos por presentarnos?
    _ Cierto, perdón. Yo me llamo Aquelos Dealla, ¿y tú?
    _ Yo soy el simple y tranquilo Gotimon. El hijo del agua.
    _ Jum, ya veo. Me encanta nadar y estar en contacto con el agua; así que creo que vamos a llevarnos de maravillas.
    _ Eso espero, ya que vas a convertirte en mi mutamer.
    _ ¿Mutamer? ¿No era digi-compañero o tamer?
    _ Si, pero eso fue hace tiempo. Ahora las cosas cambiaron drásticamente con este nuevo gran enemigo: el gusano original, que ha mutado todo el digimundo junto con sus habitantes. Y yo soy uno de ellos.
    _ ¡Oh! Ahora la trama sí que es más interesante, aunque eso del virus original, medio flojo por parte del autor, eso sí. Hubiera sido más excitante que no sea ni una amenaza de un antiguo digimon o humana o de un grupo de semi-dioses o algo similar; sino más bien un enemigo externo o un problema que no tenga que ver con lo mismo de siempre.
    (El autor va a tener muy en cuenta tu comentario, Aquelos).


    Dentro del ómnibus donde se encontraba Crisel, una mujer que llevaba puesto un abrigo de lana era víctima de Pelusamon. La criatura se hizo con el hilo del mismo hasta desarmar el tejido por completo, dejando a la dama en paños menores.
    _ ¡Hey! ¡¡Crisel!! ¡Reacciona, hombre! – le gritaba Dustmon mientras lo zamarreaba, pero sin éxito. Entonces, lo golpea en la cabeza con una roca, pero esto no tuvo el resultado esperado: el pobre mutamer quedo inconsciente.
    El desesperado digimon no sabía qué hacer, cuando desde la puerta delantera surgió una voz que le era familiar. Una fuerte ráfaga de viento hizo que Pelusamon volara hacía la parte trasera del colectivo.
    _ ¡Brisamon! ¿Qué haces aquí?
    _ No creas que estoy feliz de verte, inútil.
    _ No interfieras. Esta es mi batalla.
    _ Claro – y ríe sobradoramente – como si fuera posible que le ganaras. Deja que mi elemento se encargue de esa maraña.
    _ ¡A no! No vas a hacer eso ¡Ni en tus sueños!
    Y ambos digimons se enfrascan en una pelea, de la cual sale victorioso Brisamon, que en un par de golpes derrota luego a Pelusamon.
    Entonces, este le sopla levemente en el rostro de Crisel una brisa mañanera, despertándole al instante. El joven se levanta adolorido tomándose la nuca.
    _ ¡Ugh! ¿Qué paso? ¿Y porque me duele tanto la cabeza?
    _ ¡Crisel! ¡Crisel! Deshagámonos de ese Brisamon de una vez por todas. Ayúdame a mutavolucionar con tu digitorola.
    _ ¡Hey! Pero si yo vencí al enemigo y además ayude a tu mutamer a volver en sí, ¿y así me lo agradeces, inútil?
    _ No se peleen muchachos, niños o lo que sean ¡Ufh! Me gustaría saber quién fue el responsable de este chichón en mi cabeza.
    _ Tu propio digimon – le responde una despampanante pelirroja que estaba apoyada en una de las butacas delanteras mientras mascaba despreocupadamente un chicle.
    La muchacha iba vestida de una elegante chaqueta que le llegaba a las caderas, de un color turquesa la cual estaba a medio abotonar. Llevaba puestos unos jean negros que hacían juego con la remera bajo la chaqueta. Unos zapatos de diseñador, mitones y una boina negra. Crisel se enamoró al instante de ella.
    _ Cris. Cris ¡Cris! ¡No te pongas lelo otra vez o te noqueo de nuevo!
    Brisamon comienza a carcajear.
    _ Tu mutamer es tan inútil como tú, Dustmon.
    _ ¡No es cierto, zopenco! Es solo que él es susceptible a las mujeres. Más si están escazas de vestimenta ¡Crisel! ¡Reacciona, por favor!
    _ ¿Eh? ¡Ah, sí! Lo siento ¿No me dirás que tú eres una mutamer? – le pregunta un tanto galante a la pelirroja. Ella le observa por unos instantes y repasa con la mirada su vestimenta: este vestía una camisa manga larga de microfibra color marrón claro, a medio abotonar y fuera del pantalón. Usaba unos pantalones de algodón, de color caoba que sostenía con un llamativo cinturón de cuero…marrón. Calzaba unos zapatos de cuero fino con plataforma, también marrones. Tenía puestos un par de anteojos negros sobre su cabello y también llevaba junto una chaqueta de cuero…marrón, la cual la tenía puesta a medias, un brazo sí y otro no por la conmoción de la que había sido víctima. Su corta cabellera rubia estaba casi intacta a pesar de lo acaecido, ya que empleaba gel para mantenerlo en su lugar. Ella entonces bajo la mirada y le dijo:
    _ Así es, pervertido.
    _ Hey. No, no. No soy ese tipo de hombre señorita ¡Pero qué modales! Yo me llamo Crisel Reztap, mucho gusto.
    Cambiando su semblante flemático, la joven lo mira sonriente.
    _Vale, vale. No voy a ser condescendiente contigo. Por ahora.
    Yo me llamo Turbine Rouge, mi caro sinvergüenza –y le pasa la mano, la cual, antes de que este se la estreche, se estampa en un sonoro cachetazo en el sorprendido rostro del posadeño.
    _ Eso por haberme mirado los senos, sinvergüenza.
    Crisel agacha la cabeza con el rostro enrojecido, pero sin dejar de sonreír victorioso.
    Ustedes dirán: ¿Y los pasajeros? ¿El ómnibus se había detenido o seguía en movimiento? ¿Y el conductor? ¿En qué lugar se encontraban ya? ¿Cómo es que las protagonistas de esta historia son mutamers profesionales? ¿Cuántos mutamers más van a aparecer en la historia? ¿Y porque todo sucede dentro de los ómnibus?
    El autor se reserva el derecho de responder o no a estas preguntas.
    Pero ahora, sigamos con el emocionante episodio sobre otro colectivo.


    El celular de Kenyo comenzó a irradiar una intensa luz que luego fue imitado por el de la muchacha. Pero como el muchacho ya tenía un celular de ``esa´´ marca, no se modificó mucho que digamos. Pero el de ella sí, ya que era de la empresa competidora.
    En fin. Ambos protagonistas se estremecieron por el acontecimiento y tomaron sus respectivos móviles, ahora convertidos en digi-torolas. Kenyo se dio cuenta al instante de la verdad; pero Dreide no caía.
    _ ¡¡¡No…puede…ser!!! ¡¡Son digivices, Misty!!
    _ ¿En serio? Pensé que mi Sony Ericson se había fundido.
    Entonces, desde el dispositivo de Kenyo, surge un digimon. Era una criatura translucida, con el rostro confiado y el cuerpo de un cubo de hielo.
    _ ¡Hello! Soy tu digi-compinche, Cubymon. Mucho gusto.
    El protagonista estaba eufórico. Tanto, que le duro hasta la siguiente sección
     
  5.  
    Warchrome

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    Aventura
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    18
     
    Palabras:
    1072
    Nuevos mutamons. Nuevas respuestas. Nuevas aventuras.
    Nuevamente se renueva esta aventura con nuevas novedades novedosas... sin mucha rima.



    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección V


    El resplandeciente cuerpo del helado digimon brillaba tanto como la mirada de Kenyo. La euforia lo había poseído por completo, tanto, que si no fuera porque todos los pasajeros, conductor y guarda atónitos allí presentes, hubiera sido reprendido por este último. Y el colectivo seguía su curso por la gran pendiente de la ruta nº12, a las afueras de Santo Pipo; erráticamente, para mal de los aterrorizados automovilistas.
    Mysti sonreía complacida al ver la alegría del joven que abrazaba al sorprendido Cubymon, cuando sintió que algo tiraba de sus ropas.
    _ Perdón, pero ¿no me vas a saludar? – le habla un verde limón con una expresión lastimera en su rostro.
    _ ¡Hola! Tú debes ser mi digicompinche ¿no es así? ¿Cómo te llamas, hermosura cítrica? – le pregunta Dreide tiernamente.
    El digimon, ahora muy feliz, le contesta todo orgulloso:
    _ Yo soy el rey de los cítricos “Limon”, a tus ordenes mi bella mutamer.
    _ ¿Mutamer? ¿No querrás decir tamer?
    El sudoroso Cubymon, luego de desembarazarse del acalorado abrazo de Kenyo, le responde a la intrigada joven:
    _ Sería lo correcto, sí fuéramos digimons normales. Pero luego de la aparición de Mon en el digimundo, todo cambio para mal.
    _ Así es Cubymon. El gusano original del que hablas inició un programa malicioso que hizo que todo el sistema mutara, haciendo imposible que cualquier digimon lo pudiera atacar efectivamente.
    _ ¡Tío! ¿Pero de donde sabes todo eso?
    _ Ya me parecía conocido de alguna parte. Usted es el hijo no reconocido de aquel extraño anciano que aparecía en la primera saga.
    _ Ahora te pregunto a ti Kenyo ¿de dónde sabes tú eso? – pregunta Mysti totalmente asombrada por la declaración del joven jardinéense.
    _ Me atrapaste, sobrina. Pero, ejem… ¿no tendrías otro nombre para que esto no se haga redundante? – pregunta el anciano al sorprendido muchacho.
    Este le sonríe y contesta:
    _ Sí, pero no es que me agrade mucho que digamos. Puedes llamarme Faroy.
    El rostro de Dried se desfigura aún más al escuchar ese nombre; pero luego se refleja un dejo de tristeza que la transporta a una retrospectiva. En él, se ve la figura de un hombre con los brazos extendidos a manera de barrera protectora, que era iluminada desde el frente por una enceguecedora luz. En el recuerdo, se oye la voz de él diciéndole a ella que no se preocupara por nada.
    Entonces, su tío le dirige unas palabras que la hacen volver en sí.
    _ ¿Dreide? ¿Te encuentras bien?
    _ ¿Eh? Sí, sí. No te preocupes. Pero bueno ¿van a contestarme o no?
    _ Perdóname. Sí, voy a hacerlo primero ya que estaba en el orden de tus dudas.
    Todos abren bien los ojos para escuchar mejor. A saber porque hacen esto en vez de acercar más sus oídos, pero bueno.
    _ Una cosa antes gente ¿A mí me parece o el camino por donde vamos está un poco más florido que de costumbre? – interrumpe Kenyo un poco nervioso.
    Al ver que estaban cruzando por un campo de flores que finalizaba en un brusco barranco, el conductor voló hacia su asiento e intento detener el vehículo. Pero este no respondía a ninguna de sus desesperadas maniobras. El final de nuestros héroes estaba solo a unos pocos metros de distancia.


    Regresando a otro colectivo de la terminal de Posadas, donde Crisel había conocido a Turbine, el autor finalmente se decide por contestar a las siguientes cuestiones, que de seguro han dejado intrigados a los lectores. Y si no es así, igual voy a responderlas de todas maneras:

    ¿Y los pasajeros?
    Si es que han seguido con detenimiento la historia, han de recordar que nunca se dijo que el ómnibus había partido de la terminal. Esto quiere decir que los tripulantes del mismo se bajaron apresuradamente de él, por lo que esta cuestión no tiene más relevancia por ahora.

    ¿El ómnibus se había detenido o seguía en movimiento?
    Em…vayamos con la siguiente pregunta.

    ¿Y el conductor?
    Tal como se dijo en la primera respuesta, huyo aterrorizado junto con los pasajeros para resguardarse y esperar a que todo acabara.

    ¿En qué lugar se encontraban ya?
    Yo me pregunto ¿Por qué habré formulado esta pregunta?

    ¿Cómo es que las protagonistas de esta historia son mutamers profesionales?
    Que solo dos lo sean, no quiere decir que el resto de las féminas lo sea. Sí no les satisface esta respuesta, pues remítanse al anime y verán como viene la cosa.

    ¿Cuántos mutamers más van a aparecer en la historia?
    ¿Realmente quieren que responda esto? No, no lo creo.
    Diez (risa macabra).

    ¿Y porque todo sucede dentro de los ómnibuses?
    “Casi” todo. Error mío, error mío. Pues, como verán, queriendo mantener la esencia de la historia, rememorando la cuarta saga y como en Misiones los trenes casi no existen, se determinó entonces que los buses serian el mejor reemplazo de estos. Si, así como suena. Ya sé, ya sé. Es algo un tanto simplón, pero fue una de las pocas ideas que se me ocurrieron para fusionar toda esta maraña de personajes con la historia. Pero bueno, que esto ya se convirtió en una auto-entrevista, mis lectores. Mejor sigamos con la historia.


    Crisel se refregaba el rostro que todavía seguía enrojecido, mientras que los dos digimons continuaban discutiendo y lanzándose esporádicos ataques, hasta que Turbine hablo:
    _ Perdóname, Crisel, pero creo que deberíamos partir de inmediato hacía la ciudad de Jardín América.
    _ Tienes razón, aunque va a ser un poco difícil hallar a alguien que nos quiera llevar – dice el joven mientras detiene a Dustom antes de que este le lanzara una enorme roca a Brisamon.
    _ Estos hombres de hoy – resopla desahuciada – Vamos, vente que te llevo en mi coche que está allí.
    Crisel mira por la ventanilla y ve, atónito, un Viper rojo estacionado cerca del andén.
    _ ¡¿Ese es tu auto?!
    _ Que, ¿no te gusta? Discúlpame, pero la Testarrosa está en el taller mecánico.
    Crisel vuelve a desmayarse, pero esta vez, el aliento de Brisamon no consigue despertarlo por mucho que lo intentase.
    Una inmensa sonrisa se dibujaba en la cara del inconsciente posadeño.
     
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  6.  
    Warchrome

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    La reunión de los mutaescogidos continua. La trama prosigue apacible, pero próxima a decantarse en un enfrentamiento inevitable.
    Por lo tanto: ¡no se pierdan la siguiente sección, mis caros lectores!



    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección VI


    Frantu había depositado el cuerpo de la adormilada Febi en la parte posterior de una todotorreno que había sido abandonada por los políticos.
    Sentía que su deber era llevarla a un hospital, por lo que sin miramientos, partió de inmediato rumbo a las instalaciones del Madariaga (hospital en la ciudad de Posadas).
    Ledmon se encontraba junto a la muchacha, encendiendo y apagando su lumbrera denotando su preocupación. Chispitamon estaba totalmente callado, sin saber que decir al ver la expresión de su mutamer.
    Extrañamente, ese lunes al mediodía, la ruta nº 12 estaba desierta, por lo que la carrera de Frantu no tuvo percances hasta que un automóvil de color carmesí se interpuso en su camino, haciendo que ambos vehículos desviaran su curso para no colisionar.
    Frantu hizo todo lo posible para detener a la camioneta y no chocar contra una de las jirafas del alumbrado, situación similar a la del conductor del otro auto. Este desciende del mismo y corre enfurecidamente al encuentro de Frantu.
    _ ¡Idiota! ¡Por poco y nos matas con tu X-Terra! – vocifera Turbine.
    _ Y tú no venias muy despacio que digamos – le contesta él.
    _ ¿Frantu? ¿Qué haces acá?
    _ ¿Crisel? ¡Amigo, tanto tiempo!
    _ Tenía que ser. Ahora termina siendo que con el único loco que nos encontramos es amigo de este otro. Mundo pequeño – refunfuña Rouge.
    _ ¿Qué onda, che? ¿Cómo va todo?
    _ Y, acá estamos. Ni sabes lo que me paso hoy…
    _ Digo lo mismo Frantu. De seguro que te vas a morir cuando veas que cosa me encontré cerca de mi casa.
    _ ¿Un digimon?
    _ ¿Cómo sabias?
    _ Porque me paso lo mismo.
    _¡Opa! ¿Y ella quién es? – pregunta Crisel mientras señala a la muchacha acostada dentro del todoterreno.
    _ Ella es Febi, y no se encuentra muy bien. Justo la estaba llevando al Madariaga.
    _ Ahora entiendo la prisa – responde Turbine.
    _ Se te ve muy preocupado, Fran ¿ella está muy grave?
    _ Em. Sí. No. No sé – responde dudosamente el sanjosino.
    _ Entiendo. Vete de una vez que luego te alcanzamos. Es necesario que ahora te ocupes de ella en primer lugar. Ya nos vamos a organizar más tarde para ir a Jardín América.
    _ Tienes…tienes razón. Nos vemos allá.
    Frantu se sube rápidamente a la camioneta y da marcha enseguida.
    Turbine mantiene su mirada sobre el vehículo que se alejaba, mientras recuerda al fornido joven: este tenía el cabello negro, con un corte sencillo y bastante corto, pero dejando un flequillo para darse un aire de rebelde. De tez tostada, como todo su cuerpo, no presentaba grandes rasgos, pero si lo hacia el resto de su cuerpo, lleno de cicatrices. Era de gran porte superando bastante a Crisel. Llevaba puesta sobre una remera roja, una chaqueta de jean azul al igual que sus pantalones. Esta se presentaba sin abotonar, dejando ver el dibujo de su camiseta (una motocicleta tipo chopper). Calzaba un par de borceguíes cortos, de color negro y tenía atada en su cabeza una bandana escarlata, y en sus manos un par de mitones rojizos. Presionando sus labios, ella luego dice:
    _ Tu amigo parece ser un tipo muy bueno y tierno.
    _ Así es Rouge.
    _ Sí no fuera por esa chica…mmmh – se relame la pelirroja.
    _ ¡Hey! – pero Crisel se tapa la boca avergonzado.
    _ Que ¿estás celoso? Ni en tus sueños, pervertido. Sigámoslos enseguida – y la joven se dirige lentamente hacía el Viper.
    _ Eh…este… ¡Sí! Ya voy Turbine…
    Los dos se suben al automóvil y de un brusco giro de partida, siguen al preocupado Frantu, que ya les llevaba unos cuantos cientos de metros de ventaja.


    Mientras tanto, en Montecarlos, Aquelos preparaba su equipaje, cuando Gotimon lo interrumpió.
    _ ¿Qué es todo lo que llevas ahí?
    _ Pues, lo básico para este viaje: un par de zapatillas y unas pocas ropas, camisas, pantalones, remeras, pulloveres, medias, mangas largas, jeans, shorts, polares, camperas…
    _ Jum. No creo que vayas a poder llevar más de una valija. Sería mejor una mochila pequeña, ya que vamos a viajar largas distancias a pie.
    _ Pero yo…
    _ Es mejor que solo lleves dos o tres mudas de ropa, Aquelos.
    _ Es que no conozco el clima del Digimundo y…
    _ Ya deja esas ocho maletas y toma este bolso, que es lo suficientemente grande.
    _ Está bien – responde el joven de mala gana
    Finalmente se lleva el bolso y una mochila, ya que Gotimon no logró que dejara más cosas “imprescindibles”.
    _ Ahora me pregunto yo, pero ¿y dónde me voy esconder, Aquelos?
    _ Te sales por esa ventana y me esperas fuera. Busco mi riñonera que está en el cuarto de costura donde mi madre y…
    _ ¡Ni lo pienses! No voy a ir dentro de esa cosa.
    _ ¡Bueno, está bien! Voy a dejar el pequeño televisor portátil para que puedas ir dentro de la mochila entonces.
    _ ¿Televisor? ¿Y pensabas que en el digimundo había señales de cable?
    _ ¿Qué no?
    _ ¡Ay, estos humanos! – se lamenta el digimon.
    El joven se despide de su madre, una mujer sencilla ataviada de ama de casa, con la excusa de que tenía que ir a Jardín América para ver a un amigo que le ayudaría con sus estudios universitarios. Obviamente, ella no se lo creyó, ya que él era un típico nerd, por lo que pensó de que se trataba de algún asunto peligroso, por supuesto.
    _ Hijo. Yo no nací ayer como para caer en esas tretas ¿me vas a decir que otra vez te metiste con uno de tus programas en la Internet y ahora tienes que ir a sacar de un apuro a otro de tus amigotes? – le pregunta su madre muy ceñuda.
    _ Ah…si… ¡Si, eso es mamá!
    _ ¿Y hacía falta que me encubrieras eso? Si ya es una costumbre.
    _ Es cierto, es cierto – sonríe Aquelos un tanto avergonzado.
    De pronto, se oye desde su mochila como que una botella de bebida gaseosa es abierta.
    Ya saben: ¡Tsssshh! O sí estaba caliente: ¡¡Tshshshshssssssssssssssssssssssssssssssss!!
    La que se oyó fue esta última.
    _ ¿Qué fue eso, hijo? – pregunta su madre mientras miraba curiosa la mochila.
    _ Ah…este… ¡Seguro se destapó mi Pespi! Qué cosa, ya no las hacen como antes – se ríe forzadamente mientras se apresura por revisar que había pasado.
    _ ¿Me estas escondiendo otra cosa, Esson?
    Cuando su madre lo llamaba por ese nombre, no había pero que valiese. A regañadientes le entrego su mochila.
    Al inspeccionar la misma, la pobre mujer casi se desmaya, pero como era de fuerte temperamento y muy sagaz, de pronto se da cuenta de la verdad.
    _ Esto es un…un… ¡Una aberración que creaste en algún laboratorio de tus amigos!
    Olvidémonos del segundo atributo de la madre.
    _ ¡No mamá! Es un digimon.
    _ Nah. No es cierto. Tu hermana tenía toda la colección y nunca vi en ella a esta cosa.
    Gotimon puso cara de ofendido.
    _ ¿Mamá? ¿Acaso tú veías esa serie? – pero de pronto, una explosión se oyó fuera.
     
  7.  
    Warchrome

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    Lo prometido es deuda ¡Aquí llega la primer batalla, y mucha acción para acompañarla!
    Tomen aliento, mis caros lectores, porque esta sección esta al rojo vivo :p




    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección VII


    Aquelos no podía cree lo que sus ojos estaban viendo. Desde un enorme cráter formado en la calzada asfáltica frente a su hogar, un enorme golem de tierra se incorporaba.
    Al instante, Gotimon se interpuso entre su mutamer y el constructo.
    La madre del muchacho, aterrada, espiaba por la ventana. Algunos vecinos de la cuadra pronto se reunieron en redor de los dos digimons. Entonces, el pequeño digicompinche de Aquelos le dirigió unas amenazadoras palabras al golem.
    _ ¡Detente ahí, sea como fuere que te llames, o te la verás conmigo, enorme pedazo de tierra con…grandes y…po…poderosos brazos! – grita Gotimon inseguro.
    El gran digimon frunce el entrecejo y con cara de pocos amigos, le responde:
    _ ¿Tierra? No ves que estoy hecho de chocolate de la más alta calidad, insignificante insecto ¡Te has ganado una terrible golpiza por tu falta de respeto! – vocifera el golem mientras se lanza hacia el pequeño con los dos brazos juntos, con la intención de aplastarlo con sus puños.
    Esson mira aterrorizado como su digicompinche se queda inmóvil ante el constructo que se le venía encima.
    _ ¡¡¡Gotimon!!! ¡¡Sal de ahí!! – pero era demasiado tarde. Los inmensos puños del gigante hicieron que el pequeño fuera esparcido como gelatina por todo el lugar.
    Aquelos quedo horrorizado al ver como su nuevo amigo era eliminado de tal manera. Su madre cayo inconsciente de su asiento. Los vecinos salían corriendo despavoridos mientras otros buscaban sus mangueras para limpiar los restos de Gotimon de sus casas.
    El muchacho, desolado, se desplomo al suelo golpeando furiosamente con sus puños la vereda. Luego se refregó las manos adolorido.
    El gran cholatoso rio cascadamente.
    _ Eso fue demasiado sencillo hasta para mí – se jacto el golem, mientras se limpiaba sus puños con el césped de una de las casas vecinas.
    Un grupo de tres niños estaban sollozando al ver que el acuoso digimon fuera derrotado, cuando, como si del maloso líquido de Terminator se tratase, las pequeñas gotas fueron reuniéndose, y poco a poco, el digimon se regeneró por completo ante la atónita mirada de todos los presentes. La madre seguía inconsciente.
    Un grito de alivio broto de la garganta del emocionado muchacho.
    El diminuto digimon, luego de verificar que no le faltaba ninguna parte, dijo con una pretenciosa seguridad un tanto pedante:
    _ ¡Já!


    Todos los pasajeros se aferraban a sus asientos mientras que el conductor intentaba inútilmente detener el colectivo que estaba a punto de caer por el barranco.
    Misty estaba fuertemente asida del torso de Kenyo, que tenía una mezcla de terror y alegría, cuando su digicompinche lo hizo volver en sí.
    _ Kenyo… ¡Kenyo! ¿Me oyes? – sacudía el helado digimon a su mutamer.
    _ ¿Eh? Ah…sí, sí. Lo siento ¿qué ocurre Cubymon?
    Solo recibió una mirada sarcástica como respuesta. Al instante se dio cuenta de la verdad y, a pesar del atrapante abrazo de Dreide, el muchacho se dirigió a toda prisa con su digicompinche en brazos a la parte delantera del bus.
    _ ¿Qué vas a hacer, Kenyo? – le pregunta atemorizada la bella muchacha.
    Pero no recibe respuesta de él, que abre con firmeza el tragaluz y deja pasar por este al cúbico digimon.
    _ Contamos contigo, Cubymon – le dice Kenyo.
    _ Confía en mí – le responde muy serio su digicompinche.
    Faltaban pocos metros (diez, no más que eso) para llegar al precipicio. Todos tomaron la postura fetal y se agacharon esperando lo peor. Pero en vez de sentir como el bus caía por un interminable precipicio, sintieron como que el colectivo se deslizaba por una resbaladiza superficie.
    Misty fue la primera en dirigir su mirada fuera del bus y, asombrada, vio como Cubymon había construido un largo tobogán en espiral que se aferraba al borde del acantilado. Pero este no terminaba justamente en el suelo.
    Kenyo saco la cabeza por el tragaluz para poder preguntarle qué había ocurrido.
    _ ¡Qué quieres! Se me termino el hielo. En etapa básica no se tiene mucho más poder que este, Kenyo – refunfuña Cubymon.
    _ No te preocupes, Cuby – le responde riendo – seguro que vamos a lograr salir ilesos de esta.
    El digimon le sonríe aliviado.
    Entonces, el muchacho siente unos suaves golpecitos en su hombro y desciende a ver quién era.
    Dreide lo esperaba con su digicompinche en brazos.
    _Ahora es nuestro turno, Kenyo.
    El muchacho le sonríe, y luego le hace pie para que ella pudiera subir a Limon sobre el techo del colectivo.
    _ Es momento de demostrar el poder femenino – le dice la joven al sonrojado digimon que dé más sabia que ellos no tenían género.
    Este se dirige presuroso a donde se encontraba Cubymon.
    _ Ahora es mi turno.
    _ Es todo tuyo – le responde el cubito dándole paso al cítrico.
    El bus ya se encontraba dando la última vuelta por el largo tobogán. Y otra vez, todos los pasajeros se agacharon esperando lo peor.
    Limón lanza dos largas enredaderas hasta el borde del acantilado enrollándolas en unos árboles y sujetando con otro par al colectivo.
    _ ¡Prepárense para el golpe! – avisa Kenyo a viva voz.
    Todos se preparan para la brusca parada. Pero no ocurre nada.
    Se oyen murmullos desesperados y uno que otro sollozo.
    Entonces, el bus se detiene en seco. Había quedado colgado a solo centímetros del suelo…o mejor dicho, de la gran laguna que se encontraba debajo de ellos.
    Todos suspiran aliviados mientras otros se aferran para no caer del vehículo que se encontraba totalmente vertical. Pero de pronto, una de las lianas se rompió haciendo que el bus virara bruscamente hacía la derecha. Gritos y desmayos le siguieron.
    Kenyo, no sin mucha dificultad, trepo hasta el tragaluz para ver si los digimons se encontraban bien.
    Al asomar la cabeza, vio como Cubymon ayudaba a Limón a mantener firme la última enredadera.
    El muchacho salió por la abertura y tomo la liana.
    _ Cubymon ¿te queda algo de energía?
    _ Me temo que no, Kenyo.
    La dulce voz de Dreide se escucha a la vez que detiene en su mano izquierda una enorme barra de chocolate.
    _ ¿Quién quiere un rico Coffler? (en mi país, es sinónimo del buen chocolate)
    Sin pensarlo dos veces, Cubymon devora el dulce.
    _ Listo. Ya tengo las baterías recargadas ¿Qué quieres que haga, Ken?
    _ Congelar una parte de esa laguna.
    _ ¡A la orden, mi capitán!
     
  8.  
    Warchrome

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    18
     
    Palabras:
    1276
    La aventura continua. Los problemas también. Un sin fin de situaciones y enfrentamientos les aguardan a nuestro estrezados protagonistas.
    ¡No se pierdan esta intrigante sección, amigos!



    Capítulo 1
    El Encuentro


    Sección VIII

    El paisano, dueño del terreno donde se encontraba el tajamar, miraba boquiabierto al colectivo que estaba recostado en la congelada laguna.
    Poco a poco, los pasajeros, conductor, guarda y nuestros héroes salen del mismo antes de que se derritiera la delgada capa congelada.
    Limón lanza otro par de lianas y ata firmemente al bus antes de que se hundiera en las aguas del profundo embalse.
    El tío de Dreide mira extrañado al par de digimons.
    Su sobrina se le acerca y le pregunta:
    _ ¿Qué ocurre, tío Sam? ¿Estás lastimado?
    _ No, no. Estoy bien, Misty. No te preocupes, no es nada.
    Con ayuda de todos, menos la mitad que se encontraban tirados o desmayados, enderezaron al colectivo, y pronto todos estaba nuevamente dentro de él.
    El chacarero seguía inmóvil mirando boquiabierto la escena desde su casa.

    Luego de un par de kilómetros, retornaron a la ruta nº 12.
    Dreide acariciaba cariñosamente al extasiado Limón, mientras que Kenyo no paraba de hacerle preguntas a su digicompinche.
    _ ¿Cómo que la entrada al digimundo está en Jardín? Si ya casi estamos en Santa Ana.
    _ Bueno, bueno. Habrá que volver, Kenyo. No te enojes con él.
    _ Es que podríamos habernos ahorrado el viaje…en fin. Solo espero que el resto de los otros mutamers nos estén esperando – responde el muchacho con desazón.
    _ No te preocupes Faroy. Seguro que nos estarán esperando, aunque…no sabemos cuántos son los nuevos digi-mutaescogidos o como fuere que se les deba llamar ahora – replica el anciano.
    _ Eso, eso. Pero ¿y ese digimon que vimos en el camino? – pregunta Misty.
    Su tío dirige su mirada a otro lugar, pero no se les escapa que algo no estaba del todo bien con él, por lo que Kenyo le pregunta:
    _ Señor, usted sabe algo ¿no es cierto?
    _ No, no sé nada más.
    Pero su sobrina lo conocía mejor que nadie, y se percató de que no les estaba diciendo la verdad.
    _ Tío, tío ¿no será que tú tienes algo que ver con todo esto?
    Este baja la cabeza, sin decir una palabra.
    _ ¡Tío Sam! De más sé que estabas trabajando en un proyecto secreto hace un par de años, y como eres el hijo de Genai Ottoyamaguchi, es muy probable que siguieras sus pasos ¿no es cierto? – le espeta Dreide con una mirada muy intimidatoria.
    Cuando ella le miraba de esa manera, no había forma de poder quedarse callado.
    _ ¡Vamos tío! Estoy segura de que eres el responsable de esto.
    _ No. No es cierto. Bueno, en parte.
    _ ¿Cómo que en parte? – pregunta Kenyo.
    _ Pues, como verán, formaba parte de un equipo de científicos que estábamos estudiando una extraña cueva en las cercanías de un lugar llamado Bello Horizonte.
    _ ¡¿En serio?! ¿No será por acaso la piedra hueca?
    _ Así es, Kenyo.
    _ ¡No! – dice efusivamente, para luego reírse por tal declaración – ¡Qué cosa!
    _ Sí. Más que nada, nos percatamos de que ese lugar emitía fuertes ondas gama. Producto casi indiscutible de una variación en el campo electromagnético de la tierra. Era lo que hacía tantos años estábamos buscando.
    Los dos jóvenes lo miran sin entender nada.
    _ Está bien tío. “Algo” no estaba bien o “algo” había pasado. Pero bueno, mejor dejemos el relato para más tarde, que ya llegamos a la terminal – interrumpe Dreide.



    Frantu estaba sentado junto a Crisel en un banco del hospital. Turbine se había quedado en el automóvil esperándoles junto con los digimons.
    Una doctora acababa de salir de la sala de urgencias con una ensombrecida expresión en su rostro. Se dirigió hacia donde estaban ellos.
    _ Lo siento mucho, pero…
    _ ¡No! ¡No puede ser doctora! ¡¿Ella está bien?! – pregunta Frantu muy afligido.
    La galena puso cara de no entender nada.
    _ ¿Ah? Estoy hablando con este hombre, muchachos. La chica que ustedes trajeron solo estaba deshidratada por haberse excedido con el ejercicio, nada más. Ahora está aguardándoles en la sala de espera.
    _ ¡¿En serio?! ¡Qué alivio, doctora! ¡Muchas gracias por todo! – y Frantu le estrecha la mano efusivamente a la confundida mujer.
    El hombre junto a ellos estaba muy nervioso, por lo que los interrumpió con estas palabras:
    _ ¿Y? Es varón ¿no es cierto, doctora? Mire que ya pinte su cuarto de azul y le compre el equipo completo de Boca Juniors.
    _Me temo, señor Gonzales, que su mujer ha dado a luz no a una, sino a tres niñas.
    El hombre cae sin sentido al suelo. Crisel y Frantu ayudan a la galena a trasladar el tieso cuerpo a la sala de emergencias.

    Luego de firmar unos papeles, los tres jóvenes salen del hospital a toda prisa.
    _ Me diste un gran susto, Febi.
    _ No te preocupes…estem… ¿Cómo te llamabas?
    Más que entristecido, el muchacho vuelve a repetirle su nombre.
    Crisel mira extrañado a Frantu.
    _ ¿Qué pasa hombre? Es como si todavía algo no estuviera bien con ella.
    Silenciándole con el sifón del silencio, este le replica en voz baja:
    _ Cállate. No digas nada, sí.
    Entonces, ella les mira con curiosidad y les pregunta:
    _ ¿Qué ocurre conmigo, muchachos?
    _ Nada, nada – le responde Frantu algo avergonzado.
    _ Jum. Espero que no me estén ocultando algo, eh.
    _ No, no. No es nada Febi. No es…nada – y el grupo se acerca en silenció al antónimo de su estado actual.
    Dentro del Viper, los cuatro digimons no paraban de discutir quien era el más fuerte de todos, mientras que Rougue seguía inmutable mascando el mismo chicle.
    _ ¡Al fin! Ya era hora de que regresaran, muchachos. Según lo que me dijo Ledmon, vamos a tener un “pequeño” contratiempo antes de poder viajar al digimundo.
    _ ¿Por qué lo dices, Turbine? – pregunta Crisel.
    _ Pues, además de que Ledmon me dijo que sentía la presencia de un badmutamon…
    _ Un ¡¿Qué?! – inquiere Crisel nuevamente.
    _ Más adelante les explico. En fin, además de eso, es porque ahora mismo lo estoy viendo ahí delante, a unos doscientos metros, mientras destroza ese edificio – señala la muchacha en dirección a un supermercado de la zona.
    Al ver tal acontecimiento, Febi se transforma haciendo que su cuerpo se estremeciera por la excitación. Su figura se veía interesante: vestía una blusa holgada de color crema, sobre la cual llevaba puesta una chaqueta-top de manga larga naranja. Usaba un par de pantalones color crema, que solo poseían un bolsillo en su lado derecho, con tirantes un tanto extraños (elastizados y cruzados por detrás, ambos reforzados con apliques plásticos de color naranja), y la boca de cada pierna, que era a media asta, tenía elásticos que se pasaban bajo la planta de cada pie. Calzaba un par de zapatillas-botas, también elastizadas y de un combinado entre negro y naranja. Y como no cabría de otra manera, llevaba un par de mitones negros en sus manos.
    Su cabellera trigueña, que estaba atada en una larga trenza similar al estilo de Lara Croft, ondeaba al ritmo del viento. Su triangular rostro denotaba un fervor inexplicable, que solo era más incomprensible al ver sus negros ojos chispeantes, contrastantes en su blanca tez.
    _ Tenemos que hacer algo gente. Es nuestro deber como mutamers – exclama Febi.
    _ Sí tú lo dices – responde Rougue sarcásticamente.
    Un obeso digimon, o mejor dicho, un “badmutamon”, estaba devorando todo lo que encontraba a su paso. Según Ledmon, esa horrenda criatura se llamaba Lipidmon.
     
  9.  
    Warchrome

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    Digimon Z - Primera parte
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    18
     
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    1143
    Un nuevo capitulo inicia: el de las batallas mutágenas en el mundo real.
    Los previsibles y tan esperados enfrentamientos por fin se presentan.
    ¡No se pierdan este nuevo y emocionante capitulo!



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección I


    Frantu, ahora un poco más entusiasmado, corre a toda prisa siguiendo a Febi, que ya había llegado al lugar donde el badmutamon estaba destrozando el supermercado.
    Casi sin aliento, el muchacho le dice a la joven que hacía poco había estado inconsciente por el cansancio:
    _ ¡Ufh! ¡Ah! ¡Eh! ¡Sí que te recuperas rápido, Febi!
    _ No hay tiempo para charlas…em…
    _ Frantu.
    _ Eso, Frantu. Prepara a tu digimon para esperar a Lipidmon cuando yo lo saque de allí dentro, ¿de acuerdo? – le responde la muchacha sin dejar de darle las espaldas.
    _ Es…está bien Febi, pero…podrías ser un poco menos apresurada. Esperemos a que los otros lleguen…
    _ ¡No! No perdamos más el tiempo. Estate preparado; y cuando ellos lleguen, puede que te ayuden a rematar al badmutamon.
    _ ¡Espera! – pero la joven se adentra al derruido edificio seguido por su digicompinche.
    Luego de unos segundos, se oye un horripilante sonido seguido por un gran torrente de...jum…lo que se podría decir “grasa” o viscosidad amarillenta que arrastraba junto al pobre Ledmon fuera del lugar.
    La figura de una irregular sombra apareció por uno de los oscuros pasillos del supermercado. Al llegar a una zona iluminada, se pudo distinguir al obeso badmutamon, que era una deforme masa gelatinosa de carnes con dos enormes piernas y brazos que apenas se distinguían de esas gordas manos. Al caminar, todo su cuerpo se sacudía haciendo un sonido muy desagradable.
    Entonces, Lipidmon miro encolerizado al desdichado Ledmon que intentaba salir del resbaladizo charco amarillento:
    _ ¡Vash a pagar caro el que hayash interrumpido mi pequeño refrigerio! El próximo ataque va hacer que tu bulbosa cabeza deje de resplandecer – y Lipidmon se toma del enorme vientre y lo presiona con ambas manos, de donde sale un enorme chorro de viscosidad amarillenta.
    Entonces, salida de la nada, Febi se interpone ante su digicompinche. Pero antes de que el torrente la golpee, Frantu los toma a ambos y los saca de allí.
    Claro, caen estrepitosamente al suelo. Pero por lo menos, sufren menos daños de los que irían a sufrir.
    _ ¡Rayosh! Entrometido humano. Ahora van a sufrir mi ataque nauseabundo del cual no hay escapatoria – y el badmutamon le da las espaldas y, haciendo mucha fuerza, les lanza una enorme nube de…bueno, ya saben.
    Sin poder reaccionar a tiempo, Frantu cubre a Febi con sus ropas para protegerla de… ¡ya saben!
    Pero una fuerte brisa hace que los gases sean desviados de su curso.
    Lipidmon ruge encolerizado. Crisel y Turbine habían llegado.
    _ ¡Gracias, Rougue! – agradece Frantu – Fue por poco pero, no por ser desagradecido, ¿Por qué tardaron tanto en llegar?
    _ Es que a Turbine se le rompió uno de sus tacos…y no me dejo cargarla en brazos y…
    _ Ni en tus sueños, pervertido.
    Frantu lanza un gran suspiro.
    Pero el gelatinoso digimon no perdió el tiempo y, luego de un gran esfuerzo, hizo tronar el suelo con una enorme y desagradable ventosidad que se expandió por todas direcciones. La nube ahora tenía un color verdoso fosforescente.


    Mientras tanto en Montecarlos, Aquelos, todo entusiasmado, le pregunta a su digimon que ataques podía realizar.
    Este, un poco avergonzado, le responde:
    _ Pues: chorro de agua y…eso.
    Menos entusiasmado, el muchacho se ríe torpemente y le dice:
    _ Claro, claro. Etapa básica, etapa básica.
    Gotimon toma una coloración violácea (y claro, porque rojiza no podría ser ya que, azul y rojo da…vamos, que de seguro no son chicos de preescolar los que están leyendo esto…o eso creo).
    El golem estaba totalmente furioso al ver que no había podido eliminarlo, por lo que intenta otra técnica.
    _ ¡Miserable regenerativo! ¡Vamos a ver si puedes escapar de mi bombón relleno!
    O mejor dicho… ¡Qué voy a rellenar contigo! – dice el enorme, seguido de una carcajada maquiavélica.
    Pero la mirada de Aquelos denotaba una seguridad temeraria.
    _ ¡Ja! Estem… ¿cómo se llama esta enorme masa de chocolate barato? – pregunta el confundido mutamer.
    _ ¡¡¡Chocolate barato!!! ¡¡¡Mi nombre es Chocomon, mediocre humano!!!
    Y le lanza una metralla de pequeñas bolas de cacao.
    _ ¡Gotimon! ¡Chorro de agua a todo poder!
    _ Seguro, Aquelos – y un delgado pero potente torrente de agua choca contra el ataque del golem, deshaciendo las esferas al instante.
    El constructo ruge enfurecidamente, haciendo que una lluvia de chocolate se esparciera por toda la cuadra, para alegría de la legión de niños que ya se encontraban por allí.
    _ ¡No creas que un poco de agua va aguar la chocolatada, Gotimon!
    Pero el mutamer le da nuevamente la misma orden a su digicompinche.
    El chorro de agua hace que el cuerpo de Chocomon comience a diluirse.
    _ ¡¡Máximo poder!! – y el pobre golem es atravesado por el potente líquido.
    Desesperado, este les lanza su ataque más poderoso: la torta de Selva Negra.
    _ ¡No te preocupes, Gotimon! – pero cuando el pastel choca contra el chorro de agua, en vez de ser atravesado por él, el pastel lo absorbe.
    Aquelos pierde totalmente su expresión de seguridad por una de terror. Él sabía muy bien lo que iba a pasar si el pastel alcanzaba a su digimon.
    _ ¡¡¡Sal de ahí, Gotimon!!!
    Entonces, una peluda bola con dos poderosas garras y una larga cola felina, troza en miles de pedazos la temible torta antes de que alcanzara al acuoso digimon.
    Todos dirigen su mirada de asombro hacía el lugar de donde había salido el nuevo digimon gatuno.
    Este se encontraba relamiendo sus garras a los pies de una joven de no más de veinte años que llevaba puestos unos anteojos de marco rectangular. Vestía un par de pantalones de jean negros y camisa del mismo color, al igual que sus largos y lacios cabellos que le llegaban hasta la cintura.
    Aquelos quedo flechado al instante.
    La joven se acercó hasta donde estaba Gotimon y le dijo unas palabras al “oído”.
    Este, seguro de sí, le lanza otra andanada de agua a Chocomon. Pero está ves, divide en varios chorros menores su ataque, haciendo que su contrincante se derritiera, mientras agoniza entre la multitud de niños con vasos prestos a llenarlos con los restos de él. Pero luego todo se convierte en millares de códigos binarios, para tristeza de los chicos.
    Aquelos quedo doblemente flechado.
    Este se acerca a la chica y, embobado, le pregunta por su nombre.
    _ Me llamo Shatzy Azzana, y este hermoso digimon es Michimon – le responde luego de levantar tiernamente del suelo a su digicompinche.
     
  10.  
    Warchrome

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    Digimon Z - Primera parte
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    ¿Aventura? Aquí la tienen ¿Acción? ¡Servido, señor! ¿Intriga? Al dente
    La segunda sección esta aquí, mis caros televident... lectores :p




    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección II


    A Esson le resultaba conocido ese nombre de alguna parte. Pensó y pensó, pero no logró recordar de donde le parecía familiar.
    La muchacha se le acerca y, luego de quitarse los anteojos, se ató el cabello en una cola de caballo. El joven quedo horrorizado: se dio cuenta de que era su hermana.
    _Siempre es lo mismo Aquelos ¿Cuándo vas a reconocerme sin esta cola de caballo, hermanito distraído? – le dice Azzana toda ofendida.
    _ ¡Lo siento, hermana! Pero tú sabes que cuando se trata de mujeres, pierdo el sentido – le responde el muchacho totalmente avergonzado.
    Gotimon no podía dejar de reírse al ver lo que había ocurrido.
    Esson no sabía dónde meterse.
    Entonces, su hermana toma su mano derecha y lo lleva dentro de su hogar.
    Allí, la madre ya se había levantado, pero seguía muy nerviosa. Al ver que su hija cargaba con un digimon, no pudo resistir el lanzar un grito de asombro.
    _ ¡¡Ay!! ¡Qué dulzura! – dice mientras acaricia al sorprendido Michimon.
    Shatzy sonríe al ver la reacción de su madre. Pero luego de unos segundos, su rostro vuelve a estar totalmente serio.
    _ Madre. Nosotros tenemos un gran deber en nuestras manos.
    La mamá, sin dejar de acariciar al deleitado digimon, responde:
    _ ¿Deber? ¿Así que ahora les dan este tipo de tareas en la escuela?
    _ ¡No ma´! Me refiero a que la aparición de los digimons y nuestros digicompinches nos da la importante responsabilidad de luchar contra el mal, que siempre vuelve a hacer de las suyas en el digimundo – le responde Azzana.
    _ Mmh…no se dé que estás hablando hija. Pero si se trata de cuidar a este hermoso pompón con patas, estate segura que te voy a ayudar.
    Los dos muchachos suspiran profundamente.
    _ Mamá. Es momento de que nosotros dos cumplamos con nuestro deber…
    Pero la madre le interrumpe, diciendo:
    _ No te preocupes hija. Ya mismo salgo a comprar comida para gatos.
    _ ¡¡Mamá!! – le dice enérgicamente su hijo – Esto no es una broma.
    _ Bueno, bueno. Aunque no entienda nada, solo espero que vuelvan pronto de “ese” viaje que van hacer a Jardín América. No se me desabriguen ¿eh?
    Los hermanos no sabían que cara poner. Pero felices de que su madre no les había puesto ninguna traba, partieron de inmediato a la terminal de ómnibus.


    Una enceguecedora luz provino repentinamente del digimon de Turbine.
    El pequeño, que tenía la forma de un cooler con patas, comenzó a mutadigievolucionar (pero como ya se habrán dado cuenta, mejor digámosle evolucionar, para abreviar) cuando su mutamer lo abrazo para protegerlo.
    Luego de una larga escena de millares de luces, efectos especiales y otras chucherías, apareció, después de que se desvaneciera, un icosaedro blanco que lo contenía.
    El nuevo digimon ahora tenía la forma de un pequeño robot con dedos que, al combinarse con los de la otra mano, se convertían en un ventilador.
    Se oyó cómo este decía en voz alta: ¡Ventiladorimon!
    Su mutar, inmutable, responde: _ Me gustaba más el anterior nombre.
    Su digicompinche frunce el ceño muy enojado.
    _ Pero bueno ¡Se nos viene encima la pestilente nube! – le grita Turbine.
    Ventiladorimon une sus manos y produce una fuerte ráfaga que desvanece la nube tóxica de Lipidmon.
    Este, ahora totalmente enfurecido, le dice:
    _ ¡¡Maldito!! No creas que por haber evolucionado vas a poder vencerme – y entonces, varias nubes de los más desagradables colores lo envuelven.
    Cuando estas se desvanecen, se pudo ver la nueva forma del badmutamon que, como dice el protocolo, dijo a viva voz su nombre: ¡Busardmon!
    Ahora sí que era un mazacote de carnes colgantes.
    Los jóvenes no pudieron contenerse y decir: ¡¡¡¡Wahj!!!
    El digimón vocifero airado al escucharlos y les dijo:
    _ ¡Ahora van a ver mi verdadero poder! – mientras amasaba una pestilente masa de grasa en sus desmesuradas manos.
    Frantu ayudo a Febi a levantarse del suelo. Ella tenía la expresión de cómo si le hubieran robado su labial preferido y le dijo a su compañero:
    _ …
    _ Frantu.
    _ Eso, Frantu. Tenemos que vencer a esa horrenda criatura antes de que alguien más salga lastimado – le dice ella totalmente sumida en su mundo.
    El muchacho, sin dejar esa expresión de tristeza en su rostro, le responde:
    _ Febi, no es que quiera entorpecerte pero…¡¡¡Estoy harto mujer!!!
    Ella lo observa totalmente sorprendida.
    _ Mira. No sé qué te pasa, pero esa actitud de la heroína fanática no la soporto, sí.
    _ Pero…
    _ O me escuchas y te dejas de portarte como una tonta, o vamos a perderte antes de tiempo ¿De acuerdo? – le dice el joven con un fuerte tono.
    La chica no sabía que responderle porque, cómo había perdido la memoria, no tenía ni idea de porque le decía eso. Pero igualmente, le siguió la corriente.
    _ Bueno. Está bien…
    _ ¡¡¡FRANTU!!!¡¡¡FRANTU!!!¡¡¡FRANTU!!! ¡¿Por qué tengo que repetirte siempre mi nombre todo el tiempo?!
    _ ¡Muchachos! No quiero interrumpir su discusión, pero es mejor que intenten esquivar esa tremenda bola de grasa que se les viene encima – le dice Turbine.
    Los dos reaccionan al instante pero, si no fuera porque Chispitamon se interpusiera en el camino de la esfera, habría colisionado contra la desconcertada muchacha.
    _ ¡¡¡CHISPITAMON!!! – grita Frantu desesperado.
    Una gran nube se había formado al chocar la bola contra el digimon. Se escuchaba como que algo se estaba friendo y, luego de repetirse la misma sucesión de eventos previos a los de la evolución de Brisamon, surgía de la niebla un encendedor. Y lo que sabíamos que se venía: ¡Encendedorimon!
    Frantu no podía creer que su digimon hubiese evolucionado tan rápido.
    Pero este no perdió el tiempo y, con vos de mando, le dijo a Ventiladorimon:
    _ ¡Dame una de tus fuertes ráfagas de viento!
    Este obedece la orden y le lanza un torrente de aire que el encendedor absorbe por una abertura, lo canaliza y lo convierte en un poderoso lanzallamas.
    Busardmon es eliminado al instante ante el inmenso ataque.
    Todos quedan sorprendidos por el gran poder combinado de ambos digimons, y como Encendedorimon había dado vuelta la situación tan velozmente.

    Frantu lloraba de alegría mientras se refregaba el rostro de donde caían cataratas de lágrimas.
     
  11.  
    Warchrome

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    Luego de tanta adrenalina, nuestro grupo de mutamers vuelve a serenarse. Los viajes vuelven a continuar...
    Así que no se me duerman leyendo ;)



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección III


    Volviendo a otro colectivo, en el que iban Dreide y Kenyo, estos luego de arribar a la terminal de ómnibus de la ciudad de Santa Ana y no poder tomar otro bus hacía Jardín América por lo sucedido en la garita de Posadas (y a sabiendas de que el transporte proveniente de la ciudad de Leandro N. Alem llegaría dentro de muchas horas) intentaron convencer al conductor de que los llevara, aunque sea a San Ignacio.
    Entonces, sonó el celular del guarda. Los comentarios de este hicieron que nuestros héroes cambiaran drásticamente de planes.
    _ ¡¿Qué hay como treinta coches, ocho camiones y dos colectivos en el choque?!
    _ ¡¿Cómo?! – pregunta Kenyo, pero el guarda vuelve exclamar asombrado.
    _ ¿Y que todos los policías están inconscientes?
    _ ¡¿Ah?!...
    _ ¡¿Y qué hay rastros de explosiones, manifestantes y turistas por todo el lugar?!
    _ Seguro que debe ser un desastre la garita…
    Mas nuevamente el guarda exclama interrumpiendo al profesor Ottoyamaguchi.
    _ ¡¿Y qué Boca perdió 4-0?!


    Frantu admiraba extasiado la nueva forma de su digicompinche, tan reluciente y rectangular.
    _ Estem, Fran, no quiero ser aguafiestas, pero es mejor que salgamos de aquí antes de que llegue la policía y nos confunda con los malhechores – le dice Crisel.
    _ ¿Ah? ¿Eh? ¡Ah, sí, sí! Tienes razón.
    Con un poco de ayuda de Ventiladorimon, los muchachos hacen lo mejor posible para dejar el lugar lo más “limpio” posible pero, solo fue para peor.
    Entonces, en un golpe de flash, o mejor dicho, de un porrazo que recibió en la cabeza de un ladrillo que cayó del derruido edificio, Febi volvió a recordar algo.
    _ ¡Cierto! Se me había olvidado. Ledmon tiene la capacidad de hacer que las cosas vuelvan a su estado original.
    Todos suspiran adoloridos.
    La mutamer le ordena a su no muy seguro de sí mismo digicompinche que restaurara el supermercados. Luego de un show de luces y sonidos, aparece tras una nube espectral, un montón de…tierra, hierro en bruto, semillas, vacas, arboles, petróleo, etc.
    _ Ah… ¿no se te paso la mano con lo de su estado original, Febi? - le pregunta Turbine.


    Regresando a Santa Ana, Kenyo intentaba inútilmente de convencer al conductor de que los llevara a la ciudad de Posadas.
    _ Déjamelo a mí – le dice Dreide con una cara picarona.
    Después de un rato, ella le dice:
    _ Listo, asunto arreglado. Pero vamos a tener que hacer algo con el resto de los pasajeros…
    _ ¡¿Qué le prometiste al conductor, Misty?! – inquiere su tío todo desesperado.
    Kenyo no estaba mejor que este, pero se guardó sus celos lo mejor que pudo.
    La peliverde lanza una carcajada al ver la expresión de los dos.
    _ ¿Qué pensaron ustedes? Ni quiero saber. Lo único que le dije fue que si no nos llevaba a nuestro destino, lo iba a demandar con mi papá.
    El muchacho trago saliva. Ya le sonaba de alguna parte ese nombre: ella era la hija del abogado más feroz del país, el doctor Kelaculpa Latenga Otto.
    _ No, puede…ser ¡Eres la hija de Latenga Otto! – exclama Kenyo.
    _ Así es, Faroy. Y con mucho orgullo – le responde toda pedante.
    El joven sonríe no muy convencido de estar feliz por lo que acaba de saber.
    El profesor casi no pudo contenerse al ver la cara del muchacho, por lo que se hizo que estaba nervioso y ordeno al guarda que hiciera descender a todos los pasajeros del bus.
    Pero, como ya se habrán imaginado, ni la mitad quería dejar el colectivo. No quedo otra que seguir viaje con casi la misma cantidad de personas.

    Después de acomodarse en su butaca, Misty le pregunta a Kenyo, que estaba a su lado:
    _ ¿Cómo supiste que ese incidente en Posadas era obra de los digimons?
    _ Pues, primero fue el hecho de que todos los oficiales estaban inconscientes.
    _ Claro.
    _ Segundo: que había rastros de explosiones.
    _ Obvio.
    _ Y, tercero: que el guarda no sabía que Boca había perdido 4-0.
    _ ¿Y qué tiene de raro eso, Faroy?
    _ Pues…
    _ De que ese partido todavía no se ha jugado.
    _ Así es, profesor Sam.
    _ ¿Cómo? – inquiere la muchacha.
    _ Bien. Hoy es domingo ¿no es así Misty?
    _ Sí, pero…
    _ Pues, como el anterior encuentro no termino con ese resultado, solo quiere decir que se refiere al partido de esta noche.
    _ A ver, a ver. Gente, aclaremos algo antes que nada, ya que esto me parece todo de otra dimensión – reclama la joven.
    _ Ya sé que cuesta creerlo Misty, pero…
    _ ¡Pero gente! ¿Cómo puede ser que estén tan perdidos?
    _ ¿A qué te refieres sobrina?
    Entonces, se escucha hablar al guarda.
    _ ¡Qué mal! ¡Otra vez perdimos! Por suerte que estaba de turno ayer.
    _ Sí. Hubiera sido una pérdida de tiempo mirar el partido.
    _ Me habría enterado de algo el domingo si no hubiera llegado tan cansado.
    _ Sep. Cómo volvieron las clases en las universidades, parece que los estudiantes brotan de las paradas cada vez que suben.
    Los dos se sorprendieron al escucharlos.
    _ Así es gente. Hoy es lunes. Pero, como ese enorme calendario con el diminuto 2009 dice que hoy es 26 y ustedes se basaron en este para sacar sus deducciones, pues…
    _ No digas más sobrina – le interrumpe su tío avergonzado.
    Kenyo no sabía que decir, y antes que pudiera abrir la boca, ella dice:
    _ Fue pura casualidad, ¿no es así Faroy?
    _ Eh…si – ríe rascándose la nuca.


    Ya sobre el ómnibus, Aquelos y su hermana parten rumbo a la ciudad de Jardín América junto a sus inquietos digicompinches.
    _ Quieto Gotimon, o te van a descubrir.
    _ Pero es que no estoy acostumbrado a ir dentro de una mochila junto a un par de zapatillas tan malolientes – le responde casi sin respirar el pobre digimon.
    _ Bueno. Es que con el apuro no me dio tiempo de lavarlas y…
    _ Como si alguna vez estuvieran limpias Aquelos – le dice su hermana.

    Pero antes de que pudiera responder, el colectivo se detiene bruscamente.
     
  12.  
    Warchrome

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    Digimon Z - Primera parte
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    Palabras:
    1050
    Y la tranquilidad a durado poco: nuevos enemigos aparecen para dar problemas problemáticamente problemáticos.
    ¡No se lo pierdan, amigos!



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección IV


    Aquelos se puso muy nervioso cuando el ómnibus se detuvo. Shatzy enseguida se percató de las intenciones de su hermano, y a duras penas lo pudo detener cuando este estaba a punto de salir corriendo para ver lo que había ocurrido.
    _ ¡¿Qué haces?! ¡Déjame ir Shatzy! – le dice el muchacho que intentaba zafársele.
    _ Aquelos, Aquelos ¿en qué empresa de transporte nos embarcamos?
    _ ¡Pero es que no ves que nos están atacando y tú me vienes con eso…!
    _ ¡Esson! Responde mi pregunta – le ordena enérgicamente su hermana.
    Un tanto frustrado, el joven le contesta.
    _ Pues…jum… ¿A. del Valle?
    _ ¿Hace falta que te aclare algo más, hermanito?
    _ ¿Ah? ¡Ah! ¡Nah! O sea que…
    _ Así es Aquelos. Solo es otra de sus clásicas averías diarias ¿no has visto el humo que sale de la parte posterior del vehículo?
    El joven sonríe avergonzado.
    _ Yo pensé que era por el ataque de un digimon.

    Luego de varios minutos, el bus parte de la terminal.
    Ya menos inquieto, el muchacho intenta relajarse contando los postes del tendido eléctrico junto a la ruta nº 12.
    _ Aquelos, ¿Qué estas mirando por la ventanilla?
    _…78, 79, 80…los postes de luz, hermanita. Dicen que es una excelente técnica de relajación.
    _ Jum sí, lo que digas. Con tal de que te duermas hasta me parecería razonable que contaras digimons en vez de ovejas.
    _ ¡Buena idea Shatzy!
    _ ¡Ufh! Solo fue un comentario Esson – y la muchacha se da la vuelta, acomodándose para tomar una siesta.
    Pero antes de que conciliara el sueño, escucha intrigada el conteo de su hermano.
    _ Un digimon…dos digimons…
    _ Esson, solo fue un sarcasmo lo que te dije. No hacía falta que te lo tomaras en serio.
    Más al darse vuelta para decirle estas palabras, Shatzy ve que este no estaba contando imaginariamente, sino los que iba viendo en el camino.
    No paso mucho tiempo para que el colectivo otra vez se detuviera bruscamente.
    Los pasajeros, al ver a los digimos que se dirigían velozmente hacia el vehículo, reaccionaron como ya es sabido.
    El conductor intento volver a poner en marcha el colectivo, pero este no respondía a sus desesperadas maniobras.
    _ ¿La caja de cambios otra vez? – le pregunta el guarda.
    _ No, Carlos. Ya puse la quinta ¡pero no se mueve! – le contesta aterrorizado.
    _ Métele reversa entonces – le responde muy tranquilo.



    Mientras tanto, sobre el colectivo donde iba Kenyo, el ambiente empezaba a ponerse un tanto enrarecido.
    Una espesa nube comenzó a materializarse desde las rejillas del aire acondicionado.
    Pero cuando sus ocupantes se percataron de ello, ya era muy tarde.
    Lo último que el muchacho escucho fue una cascada risa maquiavélica.
    Al despertarse, vio que estaba amarrado a su asiento con grandes tiras de papel craft.
    También lo estaban Dreide y el profesor. Pero no pudo ver al conductor por ningún lugar. Entonces diviso dos figuras al frente del colectivo.
    Una estaba sentada frente al volante, la cual tenía el aspecto de una botella de cerveza. La otra estaba a su lado de pie, y era el mismo digimon con forma de cigarrillo que antes habían visto. Enfurecido, se dio cuenta de la treta en la cual habían caído por causa de este dúo.
    _ ¡Maldito! Ya me parecía extraño que hubiéramos continuado el viaje desde que te vimos en Santo Pipo ¡Desgraciado!
    _ (risa macabra) y (tos de fumador) y de nuevo (risa malvada) Puchomon siempre se sale con la suya, ¿no es cierto, Cervemon?
    _ ¡Shi Puchon! ¡Shomos el mejor dúo dinámico! – le contesta el borracho digimon que a duras penas mantenía el ómnibus sobre la ruta.
    Kenyo lo mira con furia. Pero al llamar a su digicompinche, no recibe respuesta.
    _ ¡Cubymon! ¡Cuby! ¿Dónde estás?
    _ (risa maquiavélica) y ¡¡Coff!! (la misma tos) Grita todo lo que quieras, humano. Pero hace ya mucho que ese cubo de hielo forma parte de la limonada que me he preparado – ríe el malvado malvadamente, intercalando la misma con su tos perruna.
    _ ¡¡¡Bastardo!!! – pero al tratar de zafarse de sus ataduras, el maloso digimon hace que estas se cierren con fuerza sobre nuestro héroe. Este solo pudo caer impotente sobre su asiento y lanzar un ronco grito de furia.
    Esto despertó a la joven, y al ver ella el estado de su compañero, adivinó al instante lo que había sucedido.
    _ Kenyo ¿Dónde están nuestros digimons? ¡Kenyo! No me digas que los han…
    _ Eliminado – le responde el cigarrillo con una malvada sonrisa.
    _ ¡No es cierto, Kenyo! ¡¡No es cierto!!
    Pero el muchacho estaba en shock.
    _ ¡¡¡No!!! – grita la peliverde desahuciada.
    Entonces, una fuerte luz verde sale desde el digitorola de Misty.
    Puchomon se sorprendió al ver que desde el baño donde había encerrado a los dos digimons también salía la misma luz.
    Y entonces, se escucha: ¡¡¡Limamon!!!
    La puerta de la toilette vuela ante la poderosa digievolución.
    Desde su interior sale una esbelta lima con forma humanoide.
    _ (risa burlona) ¡¡Coff, coff!! ¿Esa es tu forma evolucionada? – y se sigue burlando Puchomon toscamente.
    Pero antes de que pudiera reaccionar, recibe un poderoso puñetazo en el rostro, que lo hace volar estrellándose contra el parabrisas.
    Este tose escupiendo colillas muy adolorido al incorporase.
    _ (tos horrenda) ¡¡¡Miserable cítrico!!!
    Cervemon. Detén el colectivo que tengo cuentas que arreglar con este mal cosechado.
    _ ¡A la orden, Puchingui!
    _ ¡¡Te dije que no me llamaras así!!
    _ Bueno, bueno. Pero yo también quiero pelear…
    _ ¡¡Está es mi venganza, Cervemon!! ¡No te entrometas!
    Y el botellón acata la orden de su encolerizado compañero.
    El bus se detiene a unos pocos metros de la destruida garita de Posadas.
    Una gran batalla está a punto de dar inicio, mis caros lectores. Prepárense para el gran encuentro entre los presentes y los que han de presentarse en la siguiente continuación.

    Los motivos de la aparición de los digimons están por revelarse…solo tengan paciencia.
     
  13.  
    Warchrome

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    Digimon Z - Primera parte
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    Género:
    Aventura
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    18
     
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    Una trepidante sección esta por dar inicio, mis caros lectores.
    O mejor dicho ¡Primer Round! :p



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección V



    Un estremecedor silencio “estremecía” a los ocupantes del bus que había partido desde la ciudad de Montecarlos. Solo se escuchaba el sonido de las interminables gotas que caían del aire acondicionado. Nadie tenía el coraje para asomarse por las ventanillas. Y claro, porque no se podían abrir.
    Entonces, varias hebras de diversos colores comenzaron a entrar por las ventilas, que “a veces” se pueden abrir.
    Todos exclamaron asombrados cuando esas fibras se convirtieron en dos bolas de estambre con brazos y piernas. Tenían unas risueñas caras formadas por dos botones como ojos y una boca de cotillón.
    _ ¡Allí están los hermanos Dealla, número uno! – dice una de la bolas de hilos apuntando a Shazty y Aquelos.
    _ Bien hecho, número dos. Es hora de cumplir con nuestro cometido ¡A por ellos!
    Como la situación demandaba que ellos actuaran, aunque esto descubriría a sus digimons, los dos jóvenes se lanzaron al combate. O mejor dicho, les lanzaron a los dos.
    _ ¡Ouch! Por lo menos me podrías haber sacado de la mochila antes de tirarme, Aquelos – se queja el adolorido Gotimon.
    _ Es que… con el entusiasmo… – dice Aquelos con una facción forzada.
    _ ¡Silencio! Es hora de combatir a estas alimañas, número dos.
    _ Así es número uno.
    _ ¡Prepara esas garras Michimon! Esas bolas de estambre van a ser pan comido para ti.
    _ ¡Miau!
    _ ¿Miau? ¿Es que no habla, Shatzy?
    _ ¡Y qué quieres! Es un tierno y hermoso micifuz, hermano.
    Pero su distracción les costó caro. El pobre felino ya estaba totalmente enredado por uno de los badmutamons.
    _ ¡Michimon!
    _ Número dos, encárgate de esa gota de alcantarilla – le dice sonriendo maquiavélicamente.
    _ ¡A la orden, hermanito número uno!
    _ ¡Preparate, Gotimon! Vamos a empapar a esa bola de pelusas…
    _ ¡¡¿Pelusas?!! ¡¡¡Hermanito!!! ¿Has oído como me llamó?
    _ No te preocupes número dos. Estoy seguro que puedes demostrar la calidad de ellas.
    _ ¿Eh?
    Riéndose a escondidas, Shatzy afirma:
    _ Es cierto. La función digidex del digitorola dice que ustedes son la evolución de Pelusamon.
    _ ¡Pero de la mejor manufactura! – responde la esfera número uno.
    _ Si, como no – se ríe Aquelos – Pero al final, ¿cómo se llaman, hermanita?
    _ Marañamon, Aquelos. Dice que poseen tres tipos de ataques básicos y uno especial.
    _ Así es, mutamer novato. Y ahora, ¡lánzale tu enredadera polvorosa, número dos!
    _ A la orden hermanito – y una larga trenza multicolor sale en dirección del asustado Gotimon. Al alcanzarle el ataque, el pobre digimon se desploma…se derrama, mejor dicho, por el suelo del colectivo en una grisácea charca.
    _ ¡¡Gotimon!!
    _ ¡Miserable bola de estambre! ¡Ahora vas a ver el poder felino! – y de un veloz movimiento, el gatuno da un giro sobre sí mismo, mientras desgarra las fibras que lo tenían amarrado.
    _ ¡Cuidado número uno!
    _ No te preocupes número dos. Ahora va a ver con que pelusa se ha metido ese gatito.
    Pero al terminar de decir estas palabras, Michimon ya se había abalanzado sobre él, deshaciendo el ovillo que lo componía.
    El otro badmutamon al ver lo que le había ocurrido a su hermano, digievolucionó furiosamente, y…¡¡¡Galletmon!!! dijo luego de un show de hilos y pelusas que volaron por todo el lugar sobre los inconscientes pasajeros.
    _ Sonamos – replica Aquelos un tanto asustado.


    Luego de que el colectivo se detuviera en la garita de Posadas, Puchomon y Limamon se preparan para la batalla que tanto estábamos esperando.
    Los ojos de la joven mutamer brillaban con una intensa fulgura.
    Cervemon y Kenyo se habían sentado sobre uno de los centenares de escombros para alentar a sus respectivos compañeros. Los pasajeros, como es sabido, seguían muy quietos sobre sus asientos. Muy, muy quietos, mientras observaban aterrorizados la escena que se estaba desarrollando.
    El gran cigarrillo escupe un par de colillas mientras se acomoda el filtro.
    El cítrico ajusta las correas de su par de guantes de boxeo.
    Entonces, el grupo de Frantu hace aparición en el lugar.
    _ ¿Kenyo? ¡¡Kenyo!! ¡Pero si sos vos! – exclama el muchacho al ver a su amigo.
    _ ¡¡Frantu!! ¡Pero qué coincidencia che! Yo estaba de camino para tu casa cuando…
    _ Se te apareció un digimon, ¿no es cierto? – le responde luego de darle un gran abrazo.
    _ Así es. Cosa de locos ¿no? – le responde sonriente – ¡Epa! ¿Y ella?
    _ Pues, ella es nuestra compañera mutamer. Se llama Febi Neschuck.
    _ Encantado Febi. Yo me llamo Kenyo Iksojats.
    Pero esta no le responde, ya que estaba admirando al digimon de Mysti.
    _ No te preocupes Kenyo. Así es ella…eso creo – le dice sonriendo de manera forzada.
    _ Jum. Parece que algo no anda bien Frantu, ¿no es cierto?
    _ No…no te preocupes man. Todo está bien. Pero bueno, que ahí llega el dúo dinámico – dice Frantu mientras mira sonriente al Viper que se acercaba al lugar, velozmente. Velozmente, muy velozmente. Demasiado, a decir verdad. Tanto, que paso de largo.
    _ ¡¡Hey!! ¡¡¡Crisel!!! ¡¡Acá estamos, che!!
    _ ¿Crisel? ¿También esta él? Más que loco se está poniendo esto – sonríe Kenyo.
    _ Sep. Nos volvemos a reunir de una manera muy peculiar – se ríe Frantu.
    Puchomon se sienta impaciente, esperando a que la escena de bienvenidas diera por terminada. Cervemon se toma una Juan José Paso.

    Luego de una brusca virada, el vehículo se estaciona cerca del ómnibus.
    La joven es la primera en descender. El muchacho todavía seguía un poco mareado, por lo que bajo más tarde.
    _ Te presento a la desenfrenada Rouge Turbine.
    _ ¿Desenfrenada? Hum. Me gusta.
    _ Mucho gusto Turbine. Yo soy Kenyo Iksojats.
    _ El placer es mío, encanto – le estrecha la mano con un aire galante.
    _ ¿Encanto? ¿Y yo soy el atrevido? – dice Crisel entristecido.
    _ En tus sueños, pervertido – le responde ella.
    _ ¡¡Crisel!! ¡Tanto tiempo!
    _ Jum. Hola Kenyo, ¿Cómo va todo por esa creciente Jardín América? – le pregunta mientras le pasa la mano sin muchas ganas.
    _ Pues, como veras, un poco emocionante. Ella es Mysti Dreide Otto, y está a punto de batallar contra Puchomon, con su digicompinche: Limamon.
    _ ¡Wow! ¡Es toda una hermosura la fémina, che! Te sacaste la lotería Kenyo – le dice su amigo mientras le da dolorosas palmadas en la espalda.
    _ Hum…ah. Sí, pero no creo que ella esté muy interesada en mí.
    _ ¡Nah! No digas eso. Seguro que ya la tenes comiendo de tu mano – vuelve a decirle Frantu, que repite sus atronadoras palmadas.
    _ ¡Hola muchachos! Luego les doy la correspondiente salutación – dice Dreide, que se ajustaba sus mitones. _ ¿Estás listo, Puchomon?
    _ Jum. Hace ya rato. Empecemos con esto de una buena ves – le responde arrogante.
    _ (risa de sorpresa, es decir ¡Jo, jo, jo!) Aguerrida la mina che – se ríe Frantu.
    _ Así parece. No había visto esta faceta de ella desde que descubrí quien era su padre.
    Pero bueno ¿Quién es tu digicompinche?
    _ Pues, es él. Te presento a Chispitamon…
    _ ¡El samurái del fuego! – interrumpe el digimon que estaba en brazos del joven.
    Y Frantu se vuelve a reír. El mutamon pone cara de enfado.
    _ Je. Es toda una ternura chisporroteante.
    _ ¿Y el tuyo Kenyo?
    _ Aquí está el helado Cubymon…
    _ ¡El artillero glacial! – añade el digimon, para no quedar atrás.
    Los dos amigos se ríen a más no poder.

    Volviendo a la gran batalla, después de que todos se sentaran, Puchomon tomo la iniciativa, lanzando varias colillas sobre Limamon.
    Este las esquiva a todas dando grandes saltos de un lugar a otro. Le contraataca entonces con una lluvia de puños que tira al suelo al cigarrillo.
    Furioso, vuelve a lanzarle más colillas. Pero esta vez impregnadas de una asquerosa viscosidad.
    _ ¡Ten cuidado Dreide! Esas colillas tienen un poderoso paralizante – le dice Febi.
    _ Gracias por el consejo.
    Tomando en cuenta lo que le habían dicho, Mysti ordena de inmediato que Limamon hiciera uso de su ataque defensivo. Una lluvia esférica de jugo cítrico, que deshizo las colillas en el acto.
    Encolerizado, Puchomon vuelve a intentar la misma técnica, pero sin éxito.
    _ ¿Qué pasa, Puchon? ¿No te quedan más ataques o es que estás agotado? – le dice Dreide provocativamente.
    _ ¡No creas que has visto todo el poder de Puchomon! Vas a arrepentirte por lo que has dicho – y el badmutamon comienza formar una gran esfera de colillas y escupitajos.
    _ ¡Toma esto!
    _ ¡Campo esfero - cítrico! – pero, aunque pudo deshacer la mayor parte de la gran pelota desagradable, una parte cayó junto a Limamon. De ella comenzó a salir un espeso humo violáceo.
    _ ¡Es veneno! – exclama Kenyo.
    Pero ya era demasiado tarde. El mutamon estaba totalmente paralizado por la nube.
    _ ¡Limamon! – grita Mysti. Pero en menos de lo que se esperaban, el digimon aprovecha el veneno, y lo canaliza junto a uno de sus ataques más poderosos: el puñetazo agrio. Puchomon no podía creer lo que estaba viendo.
    _ ¡¡¡Wow!!! – exclama la multitud de espectadores.
    El badmutamon recibe el puño de Limamon, que lo lanza poderosamente y a toda velocidad contra una pared cercana.
    _ ¡Así se hace, Limamon! – grita Mysti eufórica.
    Pero desde la espesa nube, comenzó a salir otra aún más espesa todavía. Las características luces de la digievolución hicieron su aparición. Y…¡¡¡Puromon!!!
    La multitud vuelve a exclamar asombrada.
    _ Enviciaomon no nos envió en vano a la tierra ¡Y ahora pienso cumplir con mi cometido, maldito Limamon! – dijo la ronca voz del gran habano que salía de las tabáquicas nubes.
    Este badmutamon tenía como tronco un puro. Brazos de humanoides coronados con dos inmensos guantes de box. Una cabeza de pipa con la cazoleta hacía adelante y el pisadientes hacia abajo a sus espaldas. Y piernas de boxeador.
    Kenyo grito desesperado:
    _ ¡¡¡No te enfrentes a él, Dreide!!! ¡Es muy poderoso! ¡Deja que te ayudemos!
    _ ¡No! ¡Está es mi pelea, Faroy! Ya verás qué tan poderosa puedo ser.
    _(Risa maquiavélica) y (tos perruna de fumador) y nuevamente (carcajada malvada) ¡Ni creas que vas a superar mi poder, mutamer. Tu digicompinche es solo la lima que se escapó asustada de la planta.
    Limamon le mira enfurecido. Sin esperar que Dreide le diera la orden, se abalanzó contra Puromon. Pero este le noqueo de un certero gancho en…mmm…la “quijada”.
    _ ¡¡No!! ¡¡¡Limamon!!! – corre la joven en auxilio de su mutamon.
    Ella no se percató de que su enemigo le había lanzado una gran colilla negra.
    La muchacha queda petrificada al ver lo que se le venía encima, y entonces…un mini iceman intercepta el ataque. O mejor dicho: ¡¡¡Icemon!!!.
    _ ¡Miserable cubo de hielo! ¡¡No te metas donde no te llamaron!! – grita furioso el gran habano, que vuelve a repetir su técnica.
    El digievolucionado compinche de Kenyo nuevamente desvía el ataque.
    Los sentimientos de Kenyo por Dreide afloran:
    _ ¡¡¡Ni creas que iras a poner un dedo sobre mi hermosa Mysti!!!
    La multitud lanza un gran suspiro edulcorado.
    La muchacha se sorprende al escuchar sus palabras; pero luego el joven le ordena que tome a Limamon y se fueran lejos del lugar.
    _ Es…está bien Kenyo. Pero no creas que me voy a olvidar de esta intromisión.
    _ No te preocupes Mysti. La próxima vez, seguro que tú serás mi rescatadora.
    La muchacha cae sentada al oír esto. Pero se levanta enseguida ya que miles de brazas comenzaron a volar por todo el lugar. Puromon estaba delirante como un boxeador veterano. Muy veterano.
    _ ¡Maldito Icemon! ¡¡Vas a sentir mis puños flemáticos!!
    Sin moverse de su lugar, deja que este lo golpee a su antojo. Ni un rasguño se pudo ver en el reluciente y translucido cuerpo del digimon.
    _ Soy inmune a tus golpes, Puromon. Vas a tener que intentar otra técnica antes de que yo comience a atacar – le responde Icemon muy tranquilo.
    _ ¡Animo Purote! ¡Hip! ¡Dale una izquierda y luego una derecha! ¡Hip!
    _ ¡¡Cállate, Cervemon!!
    La multitud ríe estrepitosamente. El botellón vuelve a tomarse otra ronda de J. J. Paso.
    _ Tu compañero parece que no puede ver que se avecina tu fin, Puromon – le replica en son de burla.
    _ ¡¡¡Miserable bloque de hielo parlante!!! ¡Te voy a derretir esa boca arrogante!
    Entonces, el badmutamon lleva sus dos puños a su cabeza. De un estrepitoso soplido, enciende el par de guantes. Ahora eran dos bolas de fuego.
    Kenyo, sin mermar su confianza al ver lo que había ocurrido, le ordena a su digicompinche: _ No te preocupes por esos guantes Icemon. Da tu mejor esfuerzo y en unos segundos, ese grandullón estará KO.

    Pero de un veloz puñetazo sorprende al digimon, atravesándolo de lado a lado.
     
  14.  
    Warchrome

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    Los hermanos Deallá serán hoy los protagonistas de esta sección.
    Mucha acción y enredos, especialmente de este último :p




    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección VI


    Una leve brisa corría fuera del pequeño ómnibus que se había detenido en las cercanías de Montecarlo. Los automóviles iban y venían por la ruta asfáltica. Un coche multicolor se detenía por un momento, para luego virar su curso y perderse en el horizonte. Un lugareño se acercó al colectivo para, en lo que canta un mudo, salir corriendo estrepitosamente. Dentro del vehículo solo se veían hilos y más hilos volando por doquier. Entonces, Shatzy le propuso al badmutamon seguir con la batalla fuera del bus.
    _ Pero hermanita, no es una muy buena idea. Imagínate la conmoción cuando los conductores vean a los digimons.
    _ Es cierto Aquelos. Mejor nos retiramos al balneario que esta por allá abajo ¿qué te parece, Galletmon?
    _ Mucho importa el lugar donde voy a llevar a cabo mi venganza.
    _ Entonces, está decidido. Hermano ¿seguro que sabes conducir este trasto?
    _ ¡Pues claro! ¿No sabías que estaba en el ranquin treinta de los mejores jugadores del Gran Turismo 5?
    _ Que confianza que me da eso – le responde Shatzy sarcásticamente.
    Todos toman sus lugares y el colectivo arranca…un poste del tendido eléctrico. Y otro y otro más.
    _ ¡¡Aquelos!! ¡Ten más cuidado!
    _ ¡Bueno, bueno! Que quieren. Está cosa no tiene la dirección hidráulica de un Lamborghini – se defiende el muchacho luego de encarrilar al bus sobre la ruta.
    Después de un corto viaje (80 mts.), tres camiones desviados de su curso y tres cursos desviados de sus viajes de estudio, arribaron al camping. Pero como no era temporada, ya que corría el mes de junio (por aquí en Argentina casi invierno), no les quedo otra que buscar un mejor lugar, para desgracia de los ocupantes del bus.
    Cuando llegaron a un descampado, Galletmon estaba muy impaciente.
    _ ¡¿Este lugar está bien?!
    _ Si Galleton. Ya puedes dejar el volante…y desatar a mi hermano – le responde la joven mutamer.
    Los pasajeros seguían durmiendo, placidos, bajo la gran colcha de algodón, lana y poliéster que los recubría.
    Aquelos se sentó sobre un tronco para observar la batalla.
    _ Hermanita ¿no me desatarías las manos?
    _ No Aquelos. Así es mejor para todos – le responde ella, que se preparaba para pelear.

    En medio de un gran campo de césped, alias cancha de futbol los domingos, la gran bola de estambre dio el primer paso. Pero cayó al suelo al introducir su pie en una madriguera de armadillo.
    Sin dejar que esto lo molestara, se puso de pie, miro bien a ver si no había otro agujero, y entonces, comenzó a llover.
    Ya sabrán cómo se pone la lana cuando absorbe agua. Ni que decir que ocurre con los gatos. Así que, esperaron hasta que la lluvia amainara dentro del ómnibus. Digo, fuera del ómnibus. Perdón. Ellos esperaron dentro del bus, que la lluvia parara fuera de este.
    Esta se detuvo allá por las cinco de la tarde, cuando el sol estaba cerca de desaparecer.
    _ Bueno. Sí no empezamos de una buena vez, se va a hacer de noche, Galleton ¿Galleton? ¡Galletmon!
    _ ¡Pero bueno! Me hiciste perder la cuenta de los puntos que estaba llevando en mi crochet…
    _ ¡¿Ah?! ¡A pelear, hombre! – le dice la muchacha un tanto frustrada.
    _ Perdón, es cierto ¡¡Es hora de mi venganza!! – le responde el mutamon un tanto avergonzado.
    _ Así se dice. Pero ¿Dónde vamos a pelear? Porque la cancha es un chiquero.
    _ Jum, tienes razón ¡Ya se! Voy a utilizar uno de mis ataques finales para tejer una carpeta que cubra todo el campo. O mejor, ato las puntas y la colgamos sobre este ¿qué les parece? – dice el badmutamon todo alegre.
    _ ¡¿Qué?! – le responden al unísono los hermanos Deallá.

    Después de unos minutos, todo el lugar estaba cubierto por un gran entramado asido a varios árboles de la zona.
    Ambos subieron sobre la gran carpeta. Aquelos seguía sentado con las manos atadas.
    Y los pasajeros ya hacía rato había tomado otro bus. El conductor y el guarda también.
    La muchacha, toda excitada, dijo a viva vos:
    _ ¡Es hora de la bat…
    _ Pero Shatzy…
    _ ¡No me interrumpas Aquelos!
    _ Pero hermanita…
    _ ¡Sin peros!
    _ Ma´ sí. Haz lo que quieras. Pero después no digas que no te quería avisar.
    _ ¿De qué, si se puede saber? – le pregunta ella.
    _ Pues, del hecho que tu digimon está en la etapa de entrenamiento y Galletmon en la de Campeón. Nada más, hermanita.
    La joven quedo helada al escuchar la respuesta.
    _ Ah…estem. Galletmon ¿no podríamos hacer otra pausa? Es que tengo un pequeño problemit…
    _ ¡¡¡A callar!!! ¡Mi venganza no puede esperar más! – y tomando dos agujas, teje una gran red, que la lanza al desprevenido Michimon.
    El mutamon intenta romperla con sus garras. Pero todo esfuerzo fue en vano.
    El badmutamn ríe victorioso.
    _ La tejí de poliéster al 100%. No podrás salir esta vez, micifuz.
    La mutamer estaba desesperada. Su digicompinche también. Pero no hubo digievolución esta vez. Entonces, Aquelos intervino.
    Intento cortar la red que estaba atrapando al pobre Michimon, pero ni su navaja multiusos logro atravesar las fibras. Este no se percató de que el badmutamon justo le lanzaba otra red a él. Ya eran dos los enredados.
    _ ¡¡¡Aquelos!!! ¡¿Por qué no trajiste a tu digicompinche?!
    _ No te preocupes, hermanita.
    El gran ovillo no paraba de reírse al ver que tenía la victoria en sus manos. Pero entonces, desde una de las charcas del campo, se materializó Gotimon; esté salto sobre Galletmon y dejo que sus tejidos lo absorbieran.
    Furioso, el badmutamon intentaba sin éxito escurrirse al digimon de encima suyo. Mas al ver que no le ocurría nada, lanzo otra gran carcajada de malo victorioso.
    _ ¡Es inútil cualquier intento vuestro! ¡Nunca han de vencerme dos mutamers de su nivel! (carcajada maquiavélica) seguido de (expresión de asombro y dolor) – y el gran ovillo se retuerce cuando una gran cantidad de chorros salen de su cuerpo por doquier.
    Ya saben: ¡¡¡Glupmon!!! Y el nuevo digimon se materializa frente a los más que sorprendidos mutamers.
    _ ¡¡¡Sí!!! ¡Mi digicompinche evoluciono! – gritaba desaforado el alegre muchacho, saltando dentro de la red que lo tenía atrapado.

    Pero entonces, el digimon dijo: _¡Glupy, glup plosh! ¡Plush, plash!
     
  15.  
    Warchrome

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    59
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Digimon Z - Primera parte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    18
     
    Palabras:
    977
    Una batalla se detiene, y otra prosigue.
    Confusión y enredos al por mayor dan como resultado estas dos historias paralelas
    ¡No se pierdan esta atrapante sección!




    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección VII


    La gran bola de estambre no podía parar de reírse al escuchar los balbuceos del digicompinche de Aquelos. Shatzy no entendía nada de nada…de nada.
    En el rostro del joven mutamer se denotaba una mezcla de alegría y frustración.
    Alegría por la digievolución. Frustración por el hecho de que no llevaba consigo su mochila. Pero entonces, pensando mejor en los hechos, dijo:
    _ A ver, a ver ¿y ahora porque será que mi mutamon no puede hablar?
    _ ¡Plush! ¡Flush, plash! – le contesta Glupmon como diciéndole que la respuesta era obvia. Galletmon seguía sin parar de reírse.
    _ Jum. No se me ocurre nada.
    _ Aquelos ¿Qué está pasando? ¿Por qué tu digicompinche habla tan raro?
    _ No estoy muy seguro, hermanita. La primera vez que lo vi, había pasado lo mismo cuando este toco accidentalmente las piedras que tengo cerca de mi PC.
    _ ¡Pues claro! Esa cabecita tuya. A veces no entiendo cómo puedes ser un genio para las matemáticas.
    _ ¿Ah?
    _ ¡Pues hombre, es más que obvio!
    _ No entiendo, Shazty.
    El acalambrado ovillo, luego de tomar aliento, le responde:
    _ Es muy simple, muchacho tonto. Mis fibras han debido retener parte de su cuerpo.
    _ ¡Plush! Shush shu shush– suspira Glupmon.
    _ (largos “ah”) ¡Ah! ¿Ah? ¡¡¡Ah!!! Ya veo. Pero para solucionar este dilema, vas a tener que sacarme de esta red, Galletmon.
    _¡Nunca! No después de la trampa que me has tendido.
    _ Diablos. Eso complica las cosas.
    _ Pero bueno ¡¡Es hora de mi venganza!! – y la gran bola de estambre le lanza una tricota al desprevenido digimon acuoso.
    _ ¡Cuidado Glupmon! ¡Quiere absorberte con ese abrigo! – grita Shatzy horrorizada.


    Una espesa nube cubría a la derruida garita de Posadas.
    Dreide se cubría el rostro con sus manos. Frantu estaba totalmente paralizado.
    Crisel tenía los ojos muy abiertos. Febi contuvo un grito de espanto tapándose la boca.
    Turbine seguía mascando el mismo chicle.
    _ ¡Ashi se hashe, Puchingui! – dice Cervemon sosteniendo su trigésima botella.
    Pero Kenyo seguía inmutable. No había cambiado su expresión luego de que su digicompinche fuera atravesado por el candente puño de Puromon. Ni tampoco después de que este derritiera por completo el cuerpo de Icemon.
    _ (risa macabra seguida por una toz perruna) Ese bloque de hielo no era rival para mis puños de fuego (y nuevamente, carcajada siniestra)
    Dreide, sollozando, no podía entender la actitud de su compañero.
    _ Pero Kenyo ¿cómo es que no te preocupa el estado de tu digimon? ¡¿Es que no te importa la vida de Icemon?! – le dice angustiada.
    Mas el mutamer no le responde.
    _ ¡Kenyo! ¿Qué te pasa, hombre? – le increpa Frantu.
    Nada.
    _ Seguro está totalmente shockeado el pobre – comenta Rouge.
    Entonces, desde debajo de Puchomon, surge un carámbano de hielo.
    Inmediatamente, todos entienden. Eso espero… ¡pero qué digo! Ufh, mejor sigamos con la historia.
    Este punzante trozo del frio elemento fue seguido por una ráfaga de otros tantos, los cuales fueron esquivados ágilmente por el badmutamon.
    Puromon se había dado cuenta de porque Kenyo no estaba preocupado.
    _ ¡Ufh! Por poco y caigo en tu trampa, astuto mutamer. Pero bueno ¡sal de ahí, miserable Icemon!
    Kenyo seguía inalterable.
    _ Miserable ¡Sal de donde quieras que te escondas! – gritaba Puromon, ahora un tanto nervioso. Pero nada sucedía.
    Todos en el lugar, luego de ver la lluvia de carámbanos, comprendieron la situación, por lo que se sentaron en la improvisada gradería hecha de escombros.
    Cervemon, ya por su enésima Juan Jose Paso, le grita a su compañero:
    _¡Burp! Perdón…

    En fin. La gran pipa boxeadora seguía llamando al digicompinche del inmutable Kenyo.
    Dejándose llevar, el badmutamon comienza a lanzar bolas de fuego por todo el lugar.
    La platea grita aterrorizada. Pero antes de que les alcanzara alguna, Turbine ordena a su mutamon que digievolucionara. Este, sin mucho esfuerzo, apagaba todas las candentes esferas que se les vinieran encima. Es decir, que se le vinieran encima a ella.
    _ ¡Sálvese quien pueda! – y todos corren despavoridos.

    Luego de que Puromon dejara de lanzar bolas de fuego, exhausto, comienza a preguntarse porque no le devolvían el ataque. Como respuesta, recibió un puñetazo de hielo en la cara.
    Adolorido y furioso, miro para todos lados, buscando el lugar de donde había provenido el golpe. Pero nada. Solo se veía al mutamer de Icemon, los expectantes espectadores, Cervemon dormido en un coma alcohólico y Kenyo sobre lo que quedaba del techo de la garita de Posadas.
    _ ¡Miserable! ¡¿Dónde te escondes?! – entonces, se dio cuenta de la verdad, pero ya era demasiado tarde. Vio como una capa ilusoria caía del falso mutamer que estaba frente a él, develando la figura de Icemon que ya tenía preparado uno de sus ataques más poderosos, que requerían un largo tiempo para cargar.
    Aterrorizado, el badmutamon trata de arremeter contra el digimon, pero la poderosa metralla de…carámbanos, le da de lleno.
    Puromon lanza un grito aterrador.
    _ ¡Así se hace, Icemon! – le felicita Kenyo. Pero antes de poder cantar victoria, Cervemon interviene, curando las heridas de su compañero antes de que este fuera víctima de la tenebrosa desintegración binaria.
    El agonizante alarido del badmutamon había despertado a la botellera criatura.
    Esta, con una actitud totalmente diferente, amenaza al frio mutamon:
    _ ¡Desgraciado cubo de hielo! ¡No te voy a perdonar lo que le has hecho a mi amigo!
    Y acostando a Puromon sobre un convertible, digievoluciona:
    _ ¡¡¡Vodkatamon!!! – y de entre una burbujeante nube de esa bebida, surge la figura de una translucida botella vestida de karategi. Llevaba anudada en la cintura una cinta azul.
    _Sonamos gente. Ahora se viene una interminable demostración de golpes – se queja

    Frantu al ver al nuevo badmutamon que se preparaba para la presentación.
     
  16.  
    Warchrome

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    1099
    Y la acción prosigue en este trepidante episodio... que terminará de manera extraña.
    ¡No se pierdan estas últimas secciones de la primer parte de esta historia!



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección VIII


    La multicolor tricota estaba a centímetros de Glupmon, cuando este, de un veloz movimiento, deshizo el tejido del abrigo con varios golpes de su técnica de espada de agua. Galletmon estaba estupefacto. Pasmado. Atónito. Fascinado. Etcétera, al ver tal despliegue de su contrincante. Tanto, que no se percató del contraataque de Glupmon.
    Ni que decir de la gran cantidad de hilos, pelusas y demás minucias que volaron por la embarrada cancha de futbol.
    Aquelos no podía creer el poder que poseía su digicompinche. El mutamon, que tenía la forma de un hipocampo pero totalmente de agua, sostenía en ambas manos dos cimitarras de un vibrante color jade. Su cuerpo se apoyaba sobre un turbulento vientre sin extremidades mas que una cola serpentina.
    El mutamer estaba boquiabierto de baba-placer.
    Sin decir nada, el digimon corta las redes que mantenían atrapados a los dos hermanos.
    Shatzy vio algo extraño en la actitud de este nuevo mutamon. Michimon se mantenía a la defensiva y no paraba de gruñirle.
    Luego que descendieron de la gran carpeta…mejor dicho, cayeron al barro, ya que al desparecer en miles de ceros y unos, la técnica de Galletmon se desvaneció como él.
    _ ¡Rayos! Este era mi jean preferido – se lamenta la muchacha.
    _ No te preocupes, hermanita. Mi nuevo digicompinche lo va a limpiar en un santiamén.
    ¿No es cierto, Glupmon?
    _ ¡Shush! – responde groseramente el digimon.
    _ ¡Hey! ¿Qué te ocurre? Aunque seas muy poderoso, esa no es manera de hablarle a tu mutam…
    _ ¡Shush! – vuelve a balbucear.
    _ ¡Pero bueno! No te impacientes, que ya mismo te doy a beber del “elixir”, Glupmon.
    Mas su digimon le da la espalda bruscamente.
    Antes de que Aquelos le reprendiera, Shatzy lo detiene.
    _ Espera hermano. Creo que no tiene malas intenciones. Es otra cosa; aunque todavía no se dé que se trata realmente – le dice ella en un tono susurrante.
    Entonces, Michimon comienza a gruñir furiosamente.
    Glupmon se había dado vuelta, y se lanza contra los dos hermanos.
    El gatuno intenta proteger a su mutamer, pero el acuoso equino se los lleva por delante a los tres, cayendo todos estrepitosamente al suelo.
    _ ¡Pero que corn…!
    Y por encima de ellos, una enorme trenza negra pasa rozándoles.
    De las sombras, surge otra gran bola de estambre por la puerta del colectivo.
    _ ¡Maldito caballito de mar! No crean que van a salir impunes por lo que les han hecho a mis hermanos.
    Levantándose con dificultad del suelo, Shatzy pregunta:
    _ ¿Así que había otro más escondido? ¿No querrá decir eso que ustedes eran los…?
    _ ¡Sí! Nosotros éramos el Trió Galleta.
    Los dos hermanos no pueden contener una atronadora carcajada.
    _ ¡¡¡Miserables!!! ¡Van a pagar caro por esto!
    Pero seguían revolcándose de la risa en el enlodado césped.
    Furioso, la bola de estambre llama a alguien.
    _ ¿Has escuchado, Agujamon? ¡No nos tienen ningún respeto! No puedo dejar que estos dos nos venzan e incumplir la orden de Ociomon.
    A su lado, aparece un cerdo vestido de delantal, sombrero florido, y con dos agujas de tejer en la mano derecha. Su rostro estaba arrugado como la cara de una anciana. Una muy malvada, en este caso. Dirige una mirada de asco hacía los dos hermanos, y dice:
    _ ¡Tch! No te preocupes, Galletmon. Con tu ilimitada provisión de hilo, voy a tejerles sus tumbas en muy poco tiempo ¡Jash, jash, jash, jash, jash! – se ríe repulsivamente la anciana o anciano puerco.
    _ ¡Pero cómo! ¿De dónde apareció ese marrano? – inquiere Aquelos.
    _ (gruñido) ¡Idiota! Soy un cerdo tejedor. Y no tienes por qué saber cómo llegue a este lugar. Además, creo yo que soy menos marrano que tú, ahí revolcándote en el barro.
    _ ¿Llegar? Pero sí te caíste por el portal que Ociomon te había abier…
    _ ¡Cállate, zopenco! ¡Ash! Mejor terminemos con ellos de una vez, antes de que pierda lo que me queda de paciencia.
    Rápidamente, todos asumen sus respectivas posiciones para la batalla.
    Aquelos se adelanta y se interpone frente a su hermana.
    _ ¿Qué crees que estás haciendo, Esson?
    _ Protegiéndote, hermanita. Tu digimon no está al nivel de esta pelea.
    _ ¡Pero Essón! No vas a poder solo contra esos dos.
    _Yo creo que Glupmon es lo suficientemente poderoso como para derrotarlos – le replica con una sonrisa de confianza.
    _ (risa marrana, o sea: jash) No nos subestimes, marrano. Aunque no esté completo el Trió Galleta, me es más que suficiente el contar con la ayuda de número tres.
    Y al terminar de decir estas palabras, toma una hebra de Galletmon y teje otra gran…bola de estambre.
    _ (carcajada) Parece que tu habilidad no es tan buena como nos la has pintado – se burla Aquelos.
    Pero entonces, el cerdo digimon arroja la pelota contra Glupmon. Este intenta rebanar la misma, pero sus espadas son absorbidas por las fibras de esta.
    Con menos confianza, el mutamer ordena a su digicompinche que retrocediera. Pero no le obedece. En cambio, Glupmon crea está ves un gran sable de dos manos.
    El puerco repite su técnica, y ahora, la bola es rebana por la mitad.
    Furioso, Agujamon teje otra esfera, pero del doble de su tamaño.
    _ Glupmon, esquívala e intenta atacar a Galletmon para así dejarle sin material a ese viejo cerdo.
    Sin embargo, la bola era tan grande, que no le dio espacio al equino digimon para poder esquivarla. Gran parte del digicompinche de Aquelos fue absorbido por esta.
    _ ¡¡¡No!!! ¡¡¡Glupmon!!!
    Y una enceguecedora luz envuelve a todos los presentes. Luego se desvaneció al pasar un gran camión lleno de potentes luces que cruzaba por la ruta.


    Después de dos horas de una interminable presentación, Vodkatamon se alista para la batalla contra Icemon.
    Pero antes de que pudiera dar el primer golpe, él y Puromon son llamados a través de un portal que se había abierto en medio del campo de batalla.
    Todos exclaman asombrados. Entonces, se escucha:
    _ ¿Falta mucho para que vuelvan? Es que ya no soporto el dolor de cabeza. Necesito tomar un trago de tus deliciosos brebajes, Vodkatamon.
    Avergonzado, el badmutamon recoge a su adormecido compañero y se dispone a entrar por el agujero del digigusano.

    _ ¡Shish! Por ahora se han salvado de la furia de mis puños. Pero no crean que la próxima vez van a salir victoriosos – dice la gran botella, que desaparece por el portal.
     
  17.  
    Warchrome

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    Una nueva sección desesperante, agonizante diría yo.
    ¡No se la pierdan, que ya le queda poco a esta parte de la historia!



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección IX


    La desagradable anciana marrana se reia repulsivamente al ver a los dos mutamons y sus digicompinches vencidos.
    _ La victoria es nuestra, Galletmon. Medio caballo y un micifuz no son ninguna amenaza – declara el arrogante cerdo tejedor.
    Glupmon estaba acostado en el suelo, al lado del abatido mutamer. Su hermana no podía ocultar la desesperación de la que era presa. Parecía que todo estaba perdido para la pareja dispareja.
    La joven no entendía porque su digicompinche no había podido digievolucionar hasta ese momento. Al ver su estado de impotencia, intento disuadir a sus futuros verdugos.
    _ Oye, Agujamon ¿qué te parece un trato?
    _ Jum. Nosotros no hacemos ese tipo de cosas pero, voy a escucharte por esta vez.
    _ Muy bien. Sí dejas ir a mi hermano a salvo, yo te prometo que me uniré a vuestro grupo de badmutamons.
    _ ¡¿Pero qué dices Shatzy?!
    _(burla marrana) ¿De qué nos serviría una mutamer de tu nivel? Buen intento, pero solo estamos interesados en mutamons elementales, como el de tu hermano. Además, detesto a los gatos.
    Al oír esto, la joven toma a Aquelos de la mano e intenta huir con él, pero Galletmon la detiene, y luego los envuelve en una inmensa maraña de lana.
    El muchacho grita furioso al no poder estar al lado de su mutamon agonizante.
    _ (risa malvada… y marrana) Es inútil cualquier tentativa de escape. Y ahora, arroja a ese par de inútiles mutamers al cauce de ese río, Galletmon.
    _ Sera un placer, Agujamon.
    Michimon intenta liberar a los hermanos, pero sus arañazos son inútiles contra las ataduras de la maraña. Glupmon seguía haciendo burbujas de agua.
    Entonces, el badmutamon lanza a la pareja dentro del río ¡Splash!
    _ ¡¡¡Laqueterreconferencia que esta frio!!! – se queja la muchacha.
    Y Michimon… no digievoluciona.
    Al ver que su mutamer era arrastrado por la corriente, Glupmon lanza un suspiro mortal.
    Pero nada. Los hermanos ya se habían perdido por el zigzagueante cause.
    Al instante se dio cuenta porque Michimon no había evolucionado. Con las pocas fuerzas que le restaban, apunta hacía el gatuno y dispara un preciso chorro de agua.
    Como una reacción química, seguida de un agudo maullido, al fin evoluciona.
    Y: ¡¡¡Ninjutsucatmon!!! – vuelan pelos a diestra y siniestra. De entre la nube de ese alérgico material, surge una negra gata egipcia, con afiladas garras metálicas, vestida de un impecable shinobi shozoku, también de color negro. Solo se podían ver sus brillantes ojos verdes.
    Los dos badmutamons gritan horrorizados al verla. Intentan, desesperados, huir de este poderoso mutamon, pero son rebanados a la velocidad de un estornudo. Pero antes de que Agujamon desapareciera binariamente, Ninjustucatmon le interroga sobre sus amos.
    _ ¡No te diré nada!
    Ella le muestra sus garras.
    _ ¡Nos envía Ociomon! Uno de los Cinco Desastrosos. Pronto el digimundo de nuestro mutado servidor se apoderará de la tierra y así podrem…
    Pero como ya le había confesado lo que quería, lo finiquito.
    Incorporándose, Glupmon le dice:
    _ Ninjustucatmon, rápido ¡Vamos a salvar a nuestros mutamers!
    _ ¿Ah? ¿No era que estabas agonizando?
    _ Em – le sonríe – Más o menos. Tengo la capacidad de regenerarme. Es que sí no hubiera hecho ese teatrillo, realmente hubiéramos sido víctimas de la muerte binaria.
    _ Pero ¿por qué? – le pregunta la digishinobi ya en camino al arroyo.
    _ Pues, parece que solo puedes digievolucionar de una manera específica.
    _ ¡Ah! Por eso es que me mojaste toda. Ya veo. Yo pensé que había evolucionado por mis fuertes sentimientos hacía mi mutamer.
    _ Bueno, creo que también eso es necesario, Ninjutsucatmon – le responde el acuoso mutamon, que luego se lanza al agua.
    La ninja lo sigue por el borde del gran arroyo, siempre temerosa del agua.
    Después de un par de cientos de metros, los alcanzan. Estaban atascados contra una roca saliente, justo antes de la caída de una larga cascada.
    _ ¡Justo a tiempo! – exclama Glupmon.
    _ ¡¿Eh?! ¿Recuperaste la voz? – le pregunta Aquelos, sin dejar de temblar.
    Sacándoles fuera de peligro, en la costa, Glupmon le contesta:
    _ Perdóname Aquelos. Pero es que tenía que mantener en secreto mi habilidad regeneradora, que funciona solamente al estar en contacto con el agua, para que Michimon pudiera digievolucionar.
    Acariciando a la avergonzada gatuna, Shazty dice:
    _ (sonriendo) Qué bueno que este digimon tenga más intuición que su mutamer. Realmente, te estoy muy agradecida, Glupmon.
    Aquelos pone cara de enojado y sale caminando a paso firme por el bosque, en dirección al colectivo.
    _ ¡Hey! No era para que te enojaras ¡Fua! En fin, tomemos pues la ruta hacía Jardín América, mi hermosa…
    _ Ninjustucatmon – le responde su mutamon toda misteriosa.
    Luego de subir todos al bus, ya de madrugada, parten hacía el lugar donde se encontraba el portal que los llevaría al Digimundo.
    Pero antes…
    _ A ver, a ver ¿Y cómo cornos vamos a encontrar ese lugar, señor escritor?
    _ Pues, sí no se habrán dado cuenta, sus digitorolas nunca dejaron de funcionar como celulares.
    _ Je, pero…cómo si fueran a estar registrados los números de nuestros mutacompañeros- dice Shatzy en un tono muy sarcástico.
    _ ¡Fíjate hermanita! Aquí en mi digitorolla están registrados seis números que no conozco – le dice entusiasmado el muchacho.
    _ ¡Pero bueno! Cuida el volante en vez de andar mirando tu digivice… ¡Fua! Cómo me gustaría saber manejar – suspira la preocupada mutamer.


    Mucho más al sur…suroeste, y siendo aún las cinco de la tarde, los seis mutamers se recuperan del ataque de Puromon.
    ¡Tach! – repica la palma de la mano de Dreide contra el sorprendido rostro de Kenyo.
    _ ¡Me tenías muy preocupada! Tendrías que haberme avisado de algo por lo menos – le dice ella, mientras se seca unas recientes lágrimas de la cara.
    _ Perdóname Misty. Pero Icemon me dijo que mantuviera todo esto en secreto, aunque eso quisiera decir que debía engañarlos a ustedes – le responde el joven, que se refregaba la mejilla enrojecida.
    _ ¿Icemon? Pensé que era idea tuya – dice Frantu.
    _ (riendo) Parece que el digicompinche es mucho más inteligente que su mutamer –interviene Crisel.
    _ (sonrojándose) Tampoco es para tanto, ¿no es cierto, Icemon? – pregunta Kenyo avergonzado.
    Y el mutamon se ríe al ver la expresión de su mutamer.

    Luego de actualizarse unos con otros, y de dar las presentaciones que faltaban, se preparan para viajar. Frantu al volante del todoterreno, iba junto con Febi, Dreide y Kenyo; mientras que Turbine, a disgusto, fue junto con Crisel en el Viper.
    Durante el viaje, la conversación fue muy amena, hasta que surgió el tema del padre de Misty, y entonces:
    _ ¡Oh no! Frantu, es mejor que no sigamos con el tema ese, porque si no…
    _ ¡Hey! ¿Qué pasa con mi papá? – reclama la muchacha.
    _ Es que…pasa que…lo que quiero decir…
    _ ¡Ya! ¡Dímelo de una vez, sí eres un hombre!
    Avergonzado, Kenyo le responde:
    _ ¡Uff! El asunto es que tu padre tiene fama de ser uno de esos abogados ¿Cómo se dice…?
    _ “Showmans”.
    _ Gracias Frantu. Eso es, “showmans”.
    Se escucha otra estrepitosa cachetada.
    Los digimons miran sin entender lo que estaba pasando.
    _ ¡Jum! ¡¿Y qué hay con eso, eh?! Mi papá es el mejor abogado del país, para que te quede claro – le responde Dreide furiosamente.
    _ Ay…si, pero tampoco para hacer lo que hace cada vez que defiende a un cliente.
    _ (riendo a viva voz) Me acuerdo que la última vez hizo todo un escándalo para poder ganarle a su contraparte – se ríe Frantu.
    _ ¡Mentira! Es solo su manera de ser, nada más.
    _ Ajam ¿y hacía falta que representara la escena del crimen tan fidedignamente?
    _ Bueno, es cierto que el disparo casi le da al juez pero...- la joven traga saliva.
    _ No te preocupes, Misty. En un par de meses vas a poder volver a ver a tu padre.
    _ ¡¡¡Cállate!!! ¡¿Es que no entiendes nada?! – y Dreide se da la vuelta hacía la ventanilla del todoterreno.
    _ ¡Zaz! ¿y ahora que dije?
    _ No te preocupes, Kenyo. Luego te explico porque ella esta tan enojada – le dice Febi.
    Frantu frunce el entrecejo.
    _ ¿Cómo es que sabes lo que le pasa? – pregunta el conductor.
    _ Es que recordé que ella era hija única, Frantu.
    Muy alegre, el joven le dice:
    _ ¡Al fin te acordaste de mi nombre, Febi! ¡Seguro ya estas recobrando la memoria!
    _ ¿Ah? Bueno, no entiendo nada. Solo es que tu voz me recuerda mucho a la de Faroy, un amigo con el cual viajaba junto por el digimundo. Por eso lo relacione.
    Dreide reacciona al oír lo que ella había dicho, pero antes de que pudiera preguntarle, Kenyo exclama asustado:
    _ ¡Gente! ¡¿No nos estamos olvidando de algo?!
    _ ¿De qué? – preguntan todos.
    _ ¡¡¡No!!! ¡¡¡Mi tío!!!
    _ ¿Tu tío?
    _ Si, Frantu. Cuando llegamos a la garita, él venía junto. Pero después de la batalla contra Puromon, no lo vi por ningún lado – dice Kenyo.
    _Seguro que, con la conmoción, se habrá desmayado. Y para cuando salimos, ya no nos pudo encontrar cuando se despertó ¡Tenemos que volver, Frantu!

    _ A la orden, Misty – y la camioneta vira bruscamente en dirección a Posadas.
     
  18.  
    Warchrome

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    1072
    ¡Y llegamos al final de esta parte introductoria de la historia, amigos!
    Una nueva entrega pronto hará su debut, dando pie a lo que todos estábamos esperando: el Digimundo.

    Pero bueno, espero que disfruten de esta última sección, con sabor a poco ¿porqué sera? La entrada principal les aguarda en la próxima entrega :D



    Capítulo 2
    Esto es solo el principio


    Sección X


    Al llegar a la garita de Posadas, vieron que esta estaba abarrotada de gente.
    Policías, bomberos, investigadores, detectives, camioneros, colectiveros, pasajeros, turistas, autistas…digo, automovilistas, piqueteros y demás molestias estaban por doquier, cada cual intentando llevarse algún provecho de la situación.
    Dreide y Kenyo descienden para ver si podían averiguar el paradero del tío Sam.
    El resto de los mutamers quedó esperando en los vehículos, luego de alejarse del lugar para que no les robasen nada.
    El muchacho fue directamente a uno de los policías que estaba vigilando.
    _ Perdone, pero ¿por casualidad no habrá visto a un hombre de edad, vestido de guardapolvo y con cara de científico?
    _ ¿Un científico? Pues, aquí está lleno de ese tipo de gente. Fíjate sí en ese grupo de allá, que está recogiendo muestras del suelo, no deba estar. Casi todos son calvos.
    _ Muchas gracias.
    _ De nada. Y por favor, cuídense de esos revoltosos que andan por ahí.
    _ Seguro, seguro.
    Dreide ya había salido en dirección al grupo vestido de guardapolvos. Pero su pariente no estaba entre ellos.
    Kenyo fue a preguntarle a uno de los colectiveros. Este le dijo que vio a un hombre de esas características…en el mismo lugar. Pero que luego se había subió a un extraño automóvil multicolor, desapareciendo por la ruta 12, en dirección a Montecarlos.
    _ ¡Diablos! Otra vez de regreso –dice el mutamer muy ofuscado.
    _ Seguro que mi tío, al no encontrarnos, partió hacía el portal en Bello Horizonte ¿no lo crees, Kenyo?
    _ Es muy probable, Dreide. Mejor digámoselo a los otros a ver qué opinan.
    Al enterarse de las nuevas, Crisel exclama:
    _ ¡Vamos de una vez por todas a Jardín! Que sí seguimos alargando este capítulo, seguro que nunca entramos al Digimundo ese.
    Todos estuvieron de acuerdo. De inmediato, partieron hacía dicha ciudad.
    Ya eran las 20:30 hs cuando salieron de Posadas.


    Cuando los dos hermanos llegaron a la ciudad del ananá, allá por las seis de la mañana, el sueño los tenía por el suelo. Y por ello es que chocaron contra un árbol, cayendo luego al arroyo Tabay desde un puente.
    Glupmon logra salvarlos antes de que todos fenecieran en las turbulentas…piedras.
    El vehículo fue arrastrado por el agua, desapareciendo en un recodo cercano.
    Jadeante, la mutamer dice:
    _ Gracias, Glupmon. Otra vez me vuelves a salvar.
    _ De nada, Shatzy. Aunque no hubiera podido hacerlo si Ninjustucatmon no hubiese gritado tan fuerte.
    _ Por lo menos sirvió de algo mi miedo al agua – le responde con un gruñido.
    Aquelos seguía medio dormido, y al ver donde se encontraban, dijo bostezando:
    _ ¿Por qué no nos quedamos a dormir en este camping?
    Sin chistar, todos se refugian en una de las cabañas que estaba desocupada. Es decir, irrumpen a uno de los bungalós. Por suerte, era invierno y ninguno de los encargados se encontraba en el establecimiento.

    Después de un corto viaje, agitado y traumatizante, arribó a la ciudad de Jardín América el grupo de mutamers, a eso de las 21:14 hs.
    Todos tenían mucho sueño.
    _ No se preocupen gente. Kenyo tiene suficiente lugar en su casa – dice Frantu.
    _ ¡Bien! Necesito una rica comida caliente y una reconfortante camita – replica Crisel, que se estiraba para desperezarse.
    El jardinéense puso cara de susto al oír las palabras del sanjosino.
    _ No pienso dormir bajo el mismo techo que este pervertido.
    _ Si quieres, puedes venir a mi casa, Turbine.
    _ Encanta –le responde alegremente la pelirroja a Misty.
    _ Pues entonces, está decidido. Nos volvemos a encontrar aquí, en la terminal, mañana a eso de las ocho ¿Qué les parece?
    _ Me parece muy temprano, Frantu– se queja Crisel.
    Todos se ríen al oír las palabras del posadeño.
    _ Pero, una cosa antes de irnos ¿no sería bueno que nos comunicáramos con los dos mutamers restantes?
    _ Es cierto Dreide. Ya mismo les envió un mensaje…pero ¿y tú tío?
    _ No hay drama, Kenyo. Sí no está en su casa, seguro que mañana nos lo encontramos en el portal.


    Al otro día, después de una interesante noche en la casa de Kenyo, se reúnen en la terminal. Pero los dos hermanos de Montecarlos no aparecían.
    _ Ya son las nueve y media, y ni rastro de esos dos – dice Dreide.
    Entonces, el digitorolla de Kenyo suena.
    _ ¡Al fin recibo la respuesta de ellos! Como cincuenta mensajes les mande ayer.
    _ ¿Y qué dice el msn?
    _ Dice: “Que si no es mucha molestia, los pasemos a buscar del camping El Paraíso”.
    _ En un camping en pleno invierno. Seguro que son de muy lejos – se burla Crisel.
    _ O les pudo pasar algo en el camino – le espeta Turbine un codazo en el estómago.
    _ ¡Agh! Si…si, también puede ser eso – dice Crisel tomándose el vientre.
    _ Así es, Rougue. El segundo mensaje dice que tuvieron una dura batalla contra cuatro badmutamons, y que salieron muy tarde de Montecarlos.
    _ ¡¿Cuatro?! ¡Opa! Parece que son poderosos esos dos tipejos – exclama Frantu.

    En seguida viajan hacía el camping, encontrándose con que este estaba cerrado.
    _ ¡Hey! Miren para allá. Hay una brecha en la baranda del puente.
    _ Es cierto Misty. Acá me parece que hay gato encerrado – dice Turbine al ver el mutamon de Shatzy, que cruzaba por el puente colgante del predio.
    Este se acerca al grupo.
    _ ¿Ustedes son los seis mutamers que estábamos esperando?
    _ ¡Así es, hermosura! – exclama Dreide al ver al mutamon.
    _ Espérenos aquí – y lanza una bomba de humo, cubriendo su retirada.
    Después de un rato, no más de media hora, los dos hermanos se encuentran con ellos.
    _ Hola. Yo soy Shatzy Azzana Dealla y este es mi digimon, Ninjustucatmon. Él es mi hermano, Esson Aquelos, con su digimon Glupmon.
    _ Encantada de conocerlos, hermanos Dealla.
    Y así siguen las presentaciones entre todos. Crisel no pudo contenerse al escuchar el apellido de los hermanos, pero Turbine le reprocho luego a su manera.

    La verdadera aventura estaba a punto de comenzar.
     
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