One-shot Diferencias [Honkai Star Rail]

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Yugen, 13 Mayo 2023.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Escritora
    Título:
    Diferencias [Honkai Star Rail]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1794
    Título: Diferencias
    Fandom: Honkai Star Rail
    Personajes: Seele & Bronya ofc. Mención breve de Sampo (?)
    Summary: "Pero quería hacerlo. Creer en que el puente que habían decidido crear juntas lograría unir finalmente y nunca más separar."
    N/A: Tengo como ochenta mil fics que terminar y publicar de varias cosas, pero este es el primero que sale del horno gg. Yuri subtext-no tan subtext- chiquito.


    Spoilers del arco de Jarilo VI.




    —Aburrido. ¿Hay algo divertido que hagáis aquí?

    Bronya pareció ofendida.

    —Leer es divertido.

    —No, no lo es.

    No, al menos no lo era bajo los estándares de Seele.

    Esa noche ambas se encontraban en la fortaleza Qlipoth. Bronya había estado ocupada rellenando una serie de documentos que a Seele no le importaban. Había preguntado y la respuesta la había dejado con la misma confusión, de modo que decidió decidió dejar de prestarle interés.

    Acompañada por la luz tenue de un cielo nocturno que nunca antes había visto, se había aproximado a las interminables estanterías que se extendían a ambos lados de la sala de reuniones de la Guardiana de Belobog.

    Huh.

    Historia de los Arquitectos parte XVII.


    Lo abrió y pronto se sintió mareada ante el abrumador torrente de palabras.

    ¿Dónde estaban los dibujos en esos libros? ¿Quién iba a leerse semejante ladrillo?

    Los Supramundianos eran estirados hasta para eso.

    Con un chasquido de lengua volvió a dejar el libro en su lugar.

    —Hey, Bronya.

    La joven levantó la mirada de los papeles que se encontraba rellenando. Sus ojos grises se cruzaron con violeta.

    —¿Si?

    —¿No te gustaría haber ido con ellos?—la pregunta la confundió ligeramente— Quiero decir, si no tuvieras el deber de ser la Guardiana Suprema de Belobog y todo eso. Ya sabes, recorrer el universo. Y antes de que digas "Tengo un deber que cumplir aquí, no puedo decepcionar a mi gente"; en el caso de que no lo tuvieras.

    —Yo no hablo así.

    Seele solo la miró, enarcó una ceja y se cruzó de brazos. Bronya suspiró.

    Sabía de que hablaba: de los Anónimos. El grupo de forasteros que había venido de fuera de Belobog para sellar el Estelaron que corroía su mundo.

    Se habían marchado ya a bordo del Expreso Astral.

    —Admito que me parece algo apasionante—respondió con cierta circunspección, melancólica, y llevó una mano a su pecho—. Hasta hace poco no hubiera creído que existieran habitantes de otros mundos. Incluso si los registros históricos lo mencionan, e parecían meras leyendas.

    >>Si no tuviera un deber que cumplir aquí, me gustaría conocer de primera mano que hay más allá de los páramos helados de Belobog.

    —Suena bien.

    —¿Y a ti? ¿Te gustaría viajar por el universo, Seele?

    —De pequeña solía pensar en ello. En el Orfanato nos contábamos historias, cuentos de críos. Pero ahora creo que estoy bien aquí. Mi vida no tiene nada que ver con la tuya... pero no me desagrada.

    Suspiró.

    >>Además, no podría adaptarme. Estoy demasiado hecha a la vida en el Bajomundo. Incluso ahora que el bloqueo ya no existe sigo teniendo problemas para entender como funcionan las cosas aquí.

    Seele apretó sus dedos contra sus brazos cruzados, la mandíbula. Quisiera o no reconocerlo lo cierto es que la frustraba.

    >>Ni siquiera… había visto el cielo nunca.

    Sabía que era cierto.

    Y Bronya sabía también que no era fácil para alguien que había vivido toda su vida en el Bajomundo adaptarse a las condiciones de fuera. Pero era una vida más luminosa y cargada de esperanza.

    Y repentinamente quería enseñárselo.

    —Tú me enseñaste tu mundo—le dijo entonces—. Déjame mostrarte el mío.

    —¿Huh?

    —Como Guardiana no tengo mucho tiempo... pero ven mañana. Hay algo que me gustaría que vieras.

    —¡¿Huh?!—soltó pasmada— ¿Qué cosa?

    La mañana llegó y con ella Seele se vio en un pequeño establecimiento rodeada de extraños pétalos de colores por todas partes. Violetas, azules, rojos, blancos... se distribuían en ramos mientras la luz del día hacía resaltar sus colores intensos. El ambiente estaba lleno de una fragancia suave y aromática.

    —Un ramo de siempreestío, por favor.

    Bronya se encontraba frente al mostrador hablando con quién suponía debía ser la dependienta de aquella suerte de tienda. Una... tienda de flores. Las había visto en libros.

    Cruzada de brazos, sintiéndose algo incómoda en una situación que desconocía, Seele enarcó una ceja.

    —¿Flores?—cuestionó.

    —Mhm.

    En el Bajomundo no había de eso.

    Sin luz natural no podían sobrevivir. El agua escaseaba, la comida también. La única fauna que habitaba un lugar como los suburbios del mundo eran las ratas y algunos indeseables insectos.

    Y Sampo.

    Definitivamente Sampo también.

    En cualquier caso, sus habitantes tenían que dejarse la piel en las minas para sobrevivir. El Bajomundo había vivido en una noche perpetua por años, incomunicado y condenado al ostracismo.

    Su gente no sabía nada del sentimiento de la brisa en la piel o del calor del sol.

    Mucho menos de flores.

    —Nunca había visto unas de verdad.

    Bronya le acercó el ramo.

    Eran flores violetas, como sus ojos. Tenían un aroma dulce y afrutado. Seele las miró con velado interés sintiendo el olor dulce cosquillearle la nariz, pero pronto sus ojos se iluminaron. ¿Era la emoción por algo nuevo? Si debía ser honesta, la verdad es que eran muy hermosas.

    Casi tanto como su recta y diligente compañera del supramundo.

    —¿Te gustan? Son bonitas, ¿verdad?

    Seele fue bruscamente arrancada de sus pensamientos y su resolución trastabilló cuando cierto rubor escaló a sus mejillas—¿pero en qué demonios estaba pensando?—; pronto, orgullosa como era, hizo a un lado su entusiasmo.

    Carraspeó.

    —Supongo. ¿Esto era lo que querías enseñarme?

    Bronya negó con la cabeza y esbozó una sonrisa ligera.

    —No, esto solo no. Ven.

    El monumemto del Siempreinvierno, el Taller de Serval... la fuente. Incluso había decidido enseñarle una insulsa fuente a un lado de la plaza principal de Belobog.

    No parecía tener mayor interés.

    Al menos hasta ese momento.

    —¿Y esto?—Seele se percató de algo—. Hay monedas en el fondo.

    Notando sus intenciones Bronya la interceptó.

    —No intentes sacarlas o la Guardia Crinargenta tendrá que arrestarte—le dijo—. Cada una de esas monedas es el deseo de alguien.

    No lo entendió. Le dirigió una mirada confusa, incrédula incluso. Su gesto estaba lleno de contradicción.

    —¿Por qué desperdiciaría nadie el dinero en algo así?—soltó—. No crece bajo la tierra ¿sabes?

    —Es un acto simbólico. Imprimen su más ferviente deseo en el hecho de arrojar la moneda al agua como una ofrenda al Señor del Ámbar.

    El Señor del Ámbar.

    Qlipoth.

    El Eón de la Conservación.

    —No lo entiendo—apoyó las manos en el borde de la fuente y miró hacia abajo. No podía contarlas todas pero debía haber al menos trescientos escudos ahí—. Tch. Todo ese dinero desperdiciado... ¿Sabes cuántos niños del Bajomundo podrían comer con él?

    Un repentino sentimiento de tristeza se apoderó del corazón de Bronya. Las palabras de su compañera estaban cargadas de incredulidad y de una sorda rabia. Después de haber vivido toda su vida luchando por sobrevivir, incluso si ya no era algo por lo que debía preocuparse, era comprensible su comportamiento.

    Su vida debía haber sido muy dura.

    —Seele, ya no tienes que preocuparte por eso—trató de reconfortarla, cálida—. Enviaré recursos y víveres y haré del Bajomundo un lugar adecuado para vivir. Ya no hay barreras entre nuestros mundos, de hecho… ni siquiera existe ya tu mundo o el mío. Es el nuestro.

    —Hmph.

    La joven bufó y se incorporó de la fuente.

    >>Todo esto… es tan difícil de creer. Somos un único mundo en teoría, pero mira nuestras diferencias. ¿De verdad crees que podemos superarlas?

    A grandes rasgos y en tan poco tiempo quizás no fuese posible.

    Sin embargo, Bronya asintió.

    —Lo creo—aseguró—. Trabajamos unidos para encontrar y sellar el Estelaron y trabajaremos unidos para solventar nuestras diferencias. Las cosas que nos han separado tanto tiempo no son más numerosas que aquellas que nos unen. Tú y yo somos la prueba de ello.

    —¿Nosotras?

    —Sí. Míranos. Estamos aquí, juntas. A pesar de que en un inicio no nos soportábamos.

    Seele soltó una risa por la nariz. Se volteó a mirarla y orgullosa y altiva como era, apoyó una mano en la cintura.

    —Comprende que era difícil simpatizar con una princesita del Supramundo.

    —Si me apremias, tampoco era fácil hacerlo con una orgullosa y prepotente bajomundiana.

    —¿Huh?—soltó— Yo no soy prepotente.

    Se miraron por unos segundos y entonces, un 'Ptff' bajo y apenas contenido rompió la tensión generada. Primero fue Bronya y entonces ambas rompieron en carcajadas.

    Sus risas se mezclaron armoniosas y risueñas por espacio de algunos segundos y quedaron suspendidas en el aire.

    Seele buscó una moneda en su bolsillo entonces. La sostuvo en su puño y cerró los ojos.

    Tomó aire por la nariz.

    —¿Crees que se cumplirá?

    Ciertamente se sentía ridícula.

    —Es probable si lo deseas con la suficiente fuerza. El Señor del Ámbar siempre escucha.

    —El Señor del Ámbar esto, el Señor del Ámbar lo otro... no es como si creyera precisamente en él, ¿sabes?

    Pero quería hacerlo.

    Creer en que el puente que habían decidido crear juntas lograría unir finalmente y nunca más separar.

    La moneda se hundió bajo las cristalinas aguas y se unió al resto de monedas dispersas llevándose el deseo de Seele consigo
    . Bronya no pudo evitar sentir curiosidad.

    Sin embargo no le preguntó nada.

    —Bueno, ¿ya está?—la miró sacudiéndose las manos—. ¿Eso es todo?

    —No, hay una cosa más. Quiero llevarte al teatro.

    —¿Al teatro?

    —Es divertido.

    ¿Divertido? Ese edificio presuntoso y lleno de ostentación no podía ser divertido de ninguna manera. Los anuncios de las distintas obras llenaban la plaza y todos y cada uno de ellas eran representaciones de tragedias y romances imposibles. ¿Eso era lo que les gustaba a los de arriba?

    Menudo gusto rancio.

    Lado a lado, Seele le dirigió a su compañera una mirada de circunstancias.

    —¿En serio? Tenemos que trabajar en ese concepto tuyo de 'diversión'.

    Bronya soltó una suave risa.

    —Vamos.

    Tomó su mano en un arranque súbito y Seele casi se atragantó con sus propias palabras. Sus mejillas tomaron color.

    —¡Ugh, en serio Bronya!

    Quizás las diferencias nunca desapareciesen del todo y Belobog nunca pudiese ser realmente única e indivisible.

    "Quiero que esta tonta y seria supramundiana sea feliz"

    Pero quizás y solo por estar con ella, el deseo de Seele hacía tiempo que se había cumplido.

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