One-shot Diddle's Organ [Legend of Mana]

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Luncheon Ticket, 10 Junio 2020.

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    Luncheon Ticket

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    Título:
    Diddle's Organ [Legend of Mana]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1145



    Guerrero de armadura reluciente, cuya heroica espada ha detenido el avance de la calamidad. Aquél que ha sabido protagonizar todo tipo de hazañas fabulosas. Guerrera de aspecto admirable, cuya noble montura ha recorrido numerosos campos de batalla. Aquella que con su arco y flecha ha podido defender sus ideales sin considerar rendirse. Por favor, escuchen mi historia.
    Viajero de andar eterno, cuyos pies han caminado sobre las rutas, los valles y las montañas. Aquél que es ciudadano del lugar en el que se halle, siendo de todos y de ninguno a la vez. Viajera de identidad desconocida, que vaga tanto por el mar como por la tierra. Aquella que aguarda el porvenir sin detenerse más que para descansar un momento. Les pido un poco de su tiempo, para que escuchen mi historia.
    Niño de imaginación inquieta, que en sus tardes de ociosidad se cree un espadachín por la gracia de una vara de madera. Aquél que en su mente labra miles de aventuras tan emocionantes como personales, consciente de que algún día crecerá para cumplirlas. Niña de vestido primoroso, que gusta cultivar sus ratos libres mediante la lectura de algún libro de cuentos de hadas. Aquella alma encantadora que se maravilla por las leyendas que se suceden a su alrededor. Vengan a mi lado, y escuchen mi historia.

    Frente a esta chimenea crepitante, que con su fuego amable nos ayuda a suprimir el frío e impiadoso aliento del invierno. Frente a estas mesas de madera desgastada, donde reposan los vasos de cerveza o zumo que mitigarán nuestra sed. Frente a sus miradas, algunas tristes, algunas alegres, algunas desconcertadas, algunas estoicas, algunas aburridas, algunas expectantes; les relataré las proezas de un par de artistas inigualables: el fabuloso Diddle y su compañero, el increíble Capella. Porque para protagonizar una leyenda, no es necesario haber blandido el acero temerario, acallando de ese modo el deseo de algún ser nefasto con ínfulas de conquistador. Porque para que un nombre conforme el cuerpo de un mito, no es necesario haber batallado innumerables veces sin conocer la derrota, prevaleciendo por sobre todo aquel que se le oponga. Porque para que otras personas puedan decir con orgullo que alguna vez te han conocido, no es necesario haberles salvado la vida ni haberles hecho un gran favor. Basta con querer obedecer la orden de un destino entrañable. Basta con ejecutar insistentemente una acción que, a fin de cuentas, resulte ser inolvidable.

    Nacido hace mucho tiempo en el pueblo de Domina, el primero del que se dice que han creado los dioses, Diddle (conocido también como Daedal, por intervención de otras lenguas que le han conocido) supo demostrar pasión por la música casi desde que tuvo conciencia. Era muy común verlo practicar con su órgano, el cual propiamente era parte de su constitución, entre las calles y las plazoletas de la ciudad. No tardó en conocer a Capella, un simpático personaje que le propuso adornar tales melodías con sus habilidades de malabarista, para el deleite de quien tuviera la suerte de presenciar aquel espectáculo tan estrafalario. A Diddle solo le encantaba ejecutar sus composiciones, se pasaba horas y horas tocando sin descanso, a la vez que Capella bailaba a su alrededor, lanzando bolas de colores en el aire sin que ninguna se le cayera, saltando y haciendo todo tipo de poses. No necesitaban que su talento se intercambiara por el valor de unas monedas, no. Lo hacían por el placer de poder hacerlo, sencillamente. Pese a ello, ha habido algún visitante agradecido que, dejando su sombrero en el suelo, dispuso hacer una humilde donación para esos dos individuos tan gentiles. Por suerte otros imitaban ese gesto cuando consideraban a bien entregarles una pequeña parte de sus ganancias.

    Empezaron su sociedad aproximadamente en su adolescencia, y al paso de los días, los meses y los años, ellos nunca faltaron para cumplir con su rutina. En las tardes calurosas del estío, Diddle y Capella estaban allí. En las mañanas de lluvia otoñal, Diddle y Capella estaban allí. En las tranquilas noches de primavera, Diddle y Capella seguían allí. Los meses corrían presurosos, y aquellos dos parecían soportar el paso del tiempo sin siquiera inmutarse. Desde el amanecer, cuando el sol surgía por el horizonte, y hasta el crepúsculo, donde llegaba la luna junto a las estrellas, ambos entonaban y danzaban sus ingenios. A veces se ausentaban de forma prolongada, pero no para que sus cuerpos cundieran al silencio o a la inactividad, se debía a que peregrinaban en búsqueda de otros lugares donde brindar las bondades de su arte. A veces se han separado, pero tales distanciamientos eran transitorios, y el adiós definitivo nunca vino a ellos como una idea factible. Doy por seguro que más de uno de ustedes, quienes ahora mismo me oyen, los habrán visto alguna vez. Muchos han conocido este mundo antes de que surgieran ellos dos, muchos otros han llegado después. Y habrá una buena cantidad de personas que vendrán más adelante y, posiblemente, les toque conocer a ese dúo también. Yo me permito recordarlos de la presente manera, a pesar de que he olvidado cuánto tiempo ha pasado desde que me topara con ellos. Aquí les dejo este modesto homenaje, porque ya conforman una parte de mi memoria. Y, ahora, la de todos ustedes. Salud, por ese par de incansables amantes de las buenas devociones. Salud, por todos lo que en esta ocasión han prestado oídos a lo que he contado. Salud, por mis recuerdos y mi voz.



    **************************************​


    El anciano regresó a su país natal algunas noches después de haber contado ese relato. Lo que muchos ignoraban era el hecho de que él se había establecido desde hacía varias décadas en la ciudad de Domina, donde obtuviera el título de conde, a pesar de que no regenteara tanto el lugar por ser un alma adepta a viajar para conocer otras tierras, ausencias que se extendían a veces por años. Alguna vez pasó por la plazoleta principal, cerca de la fuente. Sacó unas monedas de su bolsillo para depositarlas en un raído sombrero, el que le perteneciera antes y que en sus años mozos había dejado casi en el mismo sitio. Ahora estaba cerca de un malabarista algo lento, pero feliz. No muy lejos de él, se hallaba un organista que, a pesar de sus cuantiosas arrugas, conservaba el mismo entusiasmo de siempre. Éste, por primera vez en toda su carrera de músico, paró su canción un momento para dedicarle una sonrisa amistosa, con un brillo peculiar en la mirada. El anciano entendió el gesto y lo correspondió, haciendo una reverencia. A continuación, siguió su camino, dejando atrás esa eterna y grácil melodía, la que siempre podía escucharse entre las calles de su amada ciudad.



     
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    wasabi

    wasabi Flamer Comentarista empedernido

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    El final fue muy conmovedor <3 Una historia sencilla que te llega al corazón, me encantó el homenaje de ese hombre y sin duda mi parte favorita fue esta:
    Tú mismo transmites ese mensaje con tu fic, no necesitas de alguna acción mítica o algo heroico para entregar una historia que se disfruta y se te queda marcada, solo necesitas a un buen grupo de personajes y el excelente narrador que les de vida en unas pequeñas líneas.

    Saludos <3
     
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    Luncheon Ticket

    Luncheon Ticket THE BE(a)ST

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    Se te agradece, noble señorita.
    Creo que ya van varias historias en donde uso el recurso de un narrador que relata una leyenda (ahora que lo pienso, hay una similitud con el viejo del fic de The Legend of Zelda). Supongo que ese estilo me hace estar muy cómodo, a tal punto que, si en una de esas yo pueda ser un personaje de videojuegos, claramente sería ese NPC que se encarga de referir algún mito, leyenda o acontecimiento importante para la trama.
    (Vaya, que otra vez comienzo a desvariar).
    Un saludo, Wababy. Seguiré dándome unas vueltas por aquí. Cuento contigo.
    ;)!
     
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