Saint Seiya Desvergonzado

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 25 Marzo 2022.

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    Arkannos

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    Título:
    Desvergonzado
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    526
    Personajes de Kurumada. No yaoi. HUMOR NEGRO.

    500 palabras, no más, no menos.



    Desvergonzado I

    Saori maldijo en silencio, arrojó su teléfono sobre el sofá y se cruzó de brazos, molesta.

    –¿Qué te pasa mocosa? –preguntó su acompañante, dándole una lamida a su barquillo.

    –Nada, Kanon. –respondió la pelilila sin despegar su vista de la televisión.

    –Claro, claro. –sonrió, fijando su verde mirada en la pantalla donde Rápido y Furioso 8 se apreciaba. –Ya ¿que tienes?

    –¡Un idiota me mandó una fotografía de sus... Partes privadas! ¡Y lo peor es que no le puedo hacer nada porque a lo que le contesto me hace quedar como una tarada sin ingenio!

    –¿Acaso si tienes?

    –¡¿QUE?!

    –Nada...

    –Y no solo eso –apretó los puños –También me está molestando con que le envié una foto de mi...

    –Eh, no me digas los detalles por favor. –se apartó el flequillo de un manotazo.

    –Ese imbécil, tarado, idiota, estúpido, hijo de p...

    –Ey, cálmate princesa, que si Shion se entera que dijiste malas palabras me echara la culpa. –murmuró, fingiendo aflicción.

    –Por mi parte no se enterará, descuida.

    Kanon observó de reojo a la muchacha, estaba cruzada de brazos y con el ceño fruncido. Lo pensó por unos minutos, y al fin lo decidió. Lo haría.

    –¿Me permites usar tu celular por unos minutos?

    –Si... –se lo dio, arqueo la ceja con curiosidad –¿Para qué?

    –Princesa, voy a responder a tu... Pretendiente cachondo. –se rió de su propia broma, se puso de pie y le entregó su barquillo –Te lo encargo, ya regreso. –se encaminó con paso seguro al baño que estaba al final del pasillo.

    –¿Kanon? –el gemelo la miro sobre su hombro –¿Qué piensas hacer?

    –Algo muy malo, mi lady, algo muy, muy, muy malo. –sonrió con la más pura maldad en su rostro y retomo su camino hacia el baño.

    Tenía que poner a un pervertido en su lugar.

    –Ya era hora. –suspiro Saori al ver llegar a un sonriente Kanon. Le entregó su barquillo y a cambio se le regresó su celular –¿Qué le contestaste a ese maldito hombre? –preguntó, pues Kanon había borrado todos los mensajes, incluso los que ella le había mandado.

    –Es mejor que no lo sepas nunca princesa, y lo digo por tu bien. –Saori alzó ambas cejas –Y, digamos que tu amiguito recibió lo que con tanto esmero te pidió... Un, regalote.

    –¡Oh por Zeus! –Hades se revolcó de la risa en el suelo, varias lágrimas bajaban por sus mejillas a causa de esta.

    –Se me hace conocido. –murmuró Ares en una pose pensativa, analizando con mirada crítica la fotografía que les había mandado Saori a la cuenta falsa de facebook creada por Poseidón.

    El Dios de los mares lucía impávido, perplejo, sorprendido en sobremanera y con las mejillas rojas por el coraje al ver la imagen: Un pene semierecto, en la base había unos bellos azules. Y lo peor era el mensaje que le seguía a la imagen:

    "Cuando gustes, todo esto será tuyo"

    –¡Excelente jugada sobrina! –grito Hades, aun riendo –¡Por primera vez en siglos, estoy orgulloso de ella!

    -Fin-
     
  2. Threadmarks: Desvergonzado II
     
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    Desvergonzado
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    Comedia
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1031

    Desvergonzado II
    El momento que hasta ahora había sido grato en compañía de su hermano y la película de El Conjuro, se perdió en cuanto un olor desagradable se filtró por sus fosas nasales, causándole un asco terrible. Incluso alejo las palomitas que yacían sobre sus piernas, debido que el olor se relacionaba con ellas.

    –Por Athena, Kanon –exclamó Saga, llevándose la mano a la cara, apretando con el índice y el pulgar su nariz –te estas pudriendo. –y no era una pregunta, era una afirmación –No seas marrano. –dijo, con voz rara a causa de haberse tapado la nariz.

    –No soy marrano. –dijo, ofendido –Es algo que todas las personas hacemos, incluso tu...

    –Si idiota, pero hay personas que si tenemos valores y respeto por los demás.

    –¿Cómo tu? –preguntó irónico, alzando una ceja y mirándole con escepticismo.

    –Aunque no lo creas, si, como yo. Por respeto hacia ti, que sinceramente no te mereces, cuando tengo necesidad de echarme uno, salgo del lugar y... y... hago lo que tengo que hacer. –murmuró, sus mejillas lucían rojas debido a la vergüenza que le provocaba hablar ese tipo de temas con Kanon, sabía que era normal echarse unos gases, pero hablar sobre eso con su hermano no era para nada normal.

    –Pues déjame decirte hermano, que fallas miserablemente en tu "auto impuesta misión" –hizo comillas con los dedos, Saga frunció el ceño ante sus palabras –porque luego me llega el olorcito... Ugh... Y tú pareces una metralleta, no te hagas…Taka taka taka taka... –acompaño sus palabras de gestos extraños, simulando que traía una pistola en sus brazos.

    –¡Pero jamás lo hago enfrente de ti! ¡Y ya no digas nada! –se apresuró a decir al ver que Kanon abrió la boca –Muchas personas tenemos decencia y educación. Cosa que tú no tienes, imbécil.

    –La verdad, no. Y no me duele decirlo. –río –Solo tengo una pregunta para ti ¿Cómo los prefieres?

    –¿Eh? –le miro confundido.

    –¡Mis pedos! ¿Cómo los prefieres? –sonrió de lado –¿Ruidosos e inofensivos o silenciosos y letales?

    –Pero que... Que pregunta tan más estúpida. –exclamó, furioso –Pero de qué carajos me sorprendo, si fue un estúpido el que me preguntó –se puso de pie, dispuesto a irse –Y no prefiero ninguna de las dos opciones, si por mi fuera te metería un maldito corcho en el culo.

    –Uh, imagina que me vaya echando uno y que por la presión salga como una bala y le dé en la cara a alguno. –se llevó una palomita a su boca, mientras masticaba continuó hablando –Mataría por ver algo así en la pantalla grande. Imagina una comedia sobre nosotros interpretada por Adam Sandler y Jim Carrey. A ti te interpretaría Jim y yo sería el grandioso Sandler.

    Saga le miró con la boca abierta y los ojos exaltados ¿Cómo carajo es que Kanon podía cambiar de conversación de un momento a otro?

    –¿Sabes qué? Yo me largo, ya no te soporto... Maldito pedorro.

    –¡Se que me adoras! –grito, en cuanto lo perdió de vista –¡Y que prefieres los silenciosos!

    –¡Vete al diablo Kanon! ¡VETE AL DIABLO!

    Saga deseo con todas sus fuerzas que la tierra se lo tragara por la vergüenza. Por la deshonra en la que Kanon había dejado a la casa de Géminis.

    Pero de qué se sorprendía, si Kanon era un maldito desvergonzado por naturaleza.

    Sus compañeros le miraron con diferentes reacciones tiñendo su rostro: Algunos como Afrodita y Camus los miraron con desagrado. Otros como Shura y Aioros los vieron con sorpresa, y los más osados como Aioria y Milo no se contuvieron a soltar unas cuantas malas palabras debido a la poca educación del menor de los gemelos.

    Saga jamás se había sentido tan decepcionado en su vida de su hermano, incluso la propuesta de matar a Athena palidecía ante el nuevo acto de este: El haberse echado un gas demasiado ruidoso en el comedor cuando todos estaban tomando su merienda.

    –Con perdón suyo –Afrodita trago saliva y apartó con delicadeza el plato –pero se me ha quitado el apetito.

    –Igual. –dijo Aioros con visible bochorno.

    –Eres un maldito cerdo. –profirió Ángelo con enojo –¿Te lo han dicho alguna vez?

    –See –el peliazul se llevó el tenedor con carne a la boca –pero jamás les tomó importancia.

    –¿Acaso no te da vergüenza? –murmuró Mu, enojado –¡No solo nos has ofendido a nosotros, también a nuestra Sagrada Diosa!

    –Bájale borrega... –torció los labios, Mu apretó los puños –se me había olvidado que los Aries son demasiado enojones y resentidos...–puso los ojos en blanco y prosiguió –Y Saori también se avienta sus buenos pedos, si no lo sabré yo. –se sopló el flequillo que caía sobre sus ojos –La vez que fui con ella a México por sus negocios no dejo de echarse unos pedos demasiado letales todo por tragar fritojoles.

    –Frijoles, Kanon, frijoles. –le corrigió el español.

    –Si, eso, frijoles, gracias Cabra.

    –Cerdo asqueroso, marrano... Por lo menos avisa, tenía la boca abierta.

    –Ey Gato, agradece que fue uno ruidoso porque si hubiera sido silencioso –se llevó el dedo índice a la garganta y simuló que era un cuchillo –estarías muerto.

    –Kanon... Necesito hablar contigo. A solas. –musito Shion, su rostro oculto entre sus manos, sin animarse a verle.

    Saori se había retirado del comedor apenas a Kanon se le había zafado el pedo, tomando eso como una ofensa demasiado enorme. Y Kanon, con simpleza había respondido en cuanto la pelilila le exigió una explicación: Prefiero perder un amigo a que perder una tripa, Princesa.

    –Oye, Saga... –murmuró Kanon en voz baja en cuanto los demás comenzaron a tener una discusión sobre el incidente.

    –¿Qué? –dijo a media voz.

    –¿Siempre cuál prefieres? –y Saga sabía bien a qué se refería: a sus dos tipos de gases.

    –A estas alturas... –observó a sus compañeros, enojados y ofendidos. Recordó el aroma del día anterior cuando Kanon hizo su graciosada y el sonido estruendoso del que se había aventado frente a sus amigos –Preferiría estar muerto.

    "Y tus pedos ruidosos, porque con los silenciosos los matarías de asco" pero eso era algo que no diría ni en cien años.

    _Fin_
     
  3. Threadmarks: Desvergonzado III
     
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    Desvergonzado
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Comedia
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1325
    Desvergonzado III

    Y ahí estaba él con una pose demasiado sensual: Ambas manos en la cadera, apoyando su peso en su pierna derecha, la cabeza ladeada y el cabello recogido en una coleta con su flequillo. Vestía un pantalón negro y camisa de vestir blanca.

    Era domingo, y pues era día de buscar conquista... Incluso en un establecimiento de comida y demás cosas podías encontrarte a alguien dispuesto a tener un polvo.

    Y Kanon se sabía guapo y sensual, nadie rechazaría a alguien como él. Incluso con él carrito de compras atascado de comida chatarra le hacía verse jodidamente guapo.

    Y no solo eso, el estar de pie frente al estante de objetos personales -toallas- para una mujer le había valido un piropo demasiado caliente.

    Recordó con una sonrisa a la mocosa de dieciocho años que hace unos escasos minutos le dijo a su amiga en voz baja.

    –Ay papacito hermoso, yo también te estoy llorando sangre por donde más te extraño. –después soltó una risilla, acompañada por su compañera.

    Cuando volteo y le contesto, la cara de ambas chicas no tenía precio:

    –Aquí traigo un tapón –señaló sin ningún reparo su entrepierna –para meterlo e impedir que te desangres más, chiquita. –y sonrió con perversión, para luego guiñar un ojo.

    Las chicas prácticamente salieron corriendo de ahí, con una inmensa vergüenza a cuestas que tardaría más de una semana en quitárseles.

    Olvidando el incidente, recordó que lo había llevado hasta ahí.

    Unas toallas femeninas para la sangrona de Saori (Sangrona por mala persona y por... Otro asunto)

    Ladeo la cabeza y arqueo la ceja, entrecerró la mirada, analizando cuidadosamente esos extraños paquetes que tenía frente a sí.

    Había de todo, ultra absorbentes, ultra delgados, nocturnas, protectores... ¿Qué carajo eran esos mentados tampatones?

    Sin pensarlo más, saco el móvil de su bolsillo y marcó el número de Saori con rapidez.

    Uno...

    Dos...

    ¿Hola?

    –¿Cómo me dijiste que querías tus toallas? –directo al grano, sin medias tintas.

    –¡Te lo repetí diez veces Kanon!

    –Se me olvidó.

    –¡Te di una maldita lista! –aparto el aparato de su oído, incluso por teléfono Saori tenía la voz demasiado chillona...

    –Mira, Saori, pasé al baño y no había papel para limpiarme el culo y tuve que utilizar tu...

    ¡No quiero detalles!

    –Contéstame lo que te pregunte niña, no tengo todo el día... O prefieres ¿Qué te lleve tampatones?

    ¿Tampa qué? –bufó –Son tampones, Kanon, tampones. —le corrigió.

    –¡Como sea carajo! ¿Qué te llevó mujer?

    Quiero unas nocturnas extra largas con alas...

    –¿Con alas dices? –se agacho y cogió un paquete, la observó de cabo a rabo con una expresión de desconcierto en su rostro –No se las veo por ningún lado.

    Lee la portada, Kanon.

    –¿No crees qué son demasiado chicas para ti?

    ¿Qué?

    –Yo solo lo digo porque tienes un culo bien grandote... –hizo gestos ampulosos con su mano libres, como si tuviera las posaderas de Saori enfrente.

    –¡Tu tráeme lo que te pedí!

    –Si, mocos... –colgó –... Ah, ¿porque no seguí sirviendo al señor Poseidón...? Así me hubiera evitado la pena de comprar toallas... En estos momentos estaría comprando tequila, cigarrillos, condones, lubricantes o hasta el maldito consolador que Julián me pidió en su cumpleaños, vaya suerte la mía. –alzó las manos al cielo, en señal de exasperación.

    Apenas iba a dejar caer el paquete en el carrito cuando lo vio. Después volvió a ver las toallas que tenía en sus manos.

    –Creo que ese le servirá más... –se dijo para sí, dejando lo que traía en su lugar y se dirigió a donde estaba lo que le llamó la atención –Me lo agradecerá, yo sé que si... Con ese pinche culote que se carga... Uf, vaya que si les necesitará.

    Deposito el paquete dentro de su carrito, y sin dar vuelta atrás se dirigió a la caja a pagar.

    –¡¿QUÉ CARAJO ES ESTO KANON?! –vocifero Saori al borde de un ataque al corazón, Aioria y Shaka la tenían agarrada de ambos brazos, impidiendo que matara a Kanon, que la miraba con diversión detrás de su gemelo –¡SUELTENME QUE YO LO MATO! ¡JURO QUE LO MATO!

    –Cálmese señorita Athena... –dijo Saga en ademán reconciliador –no le va a hacer bien...

    –Son los cambios de humor hermano, es normal que se ponga así...

    –¡Cierra la boca Kanon o juro que el que te va a matar soy yo! –grito, mirándole sobre su hombro –Saori, tranquila... Respira y cuenta hasta diez...

    –No creo que eso sirva, yo apenas voy por el dos y ya lo quiero ahorcar. –Aioros meneo la cabeza, afligido.

    –Kanon, esto ya es demasiado hijo –hablo Shion por primera vez –primero tu incidente con tu... Ya sabes que –Kanon sabía que se refería al pedo –y ahora... ¡Esto! –señaló el paquete de pañales para adultos que estaba sobre la mesa –¡Es demasiado!

    –A ver... –Kanon se llevó ambas manos a la cabeza y se masajeo las sienes –Voy a hablar en mi defensa porque creo que lo merezco. No compre esos putos pañales por broma, los compre porque, la neta, a cada rato te manchas Saori.

    –¿Qué? –como si hubiese presionado un botón, la rabia de la chica desapareció para volverse miedo. Un miedo muy grande –¿Cómomo didices? –tartamudeo.

    –Siempre nos damos cuenta de ello –prosiguió –Otra cosa es que nos hagamos de la vista gorda y finjamos que no vemos nada de nada. –Saori le miro boquiabierta, sus mejillas, frente, nariz y orejas rojas cual tomate. –Y cuando traes pantalón se te nota el bulto en el culo... No me miren así, uno de nosotros tenía que ser sincero. –con tranquilidad se sentó en la silla, y observó a Saori con seriedad –Te recomiendo usar pañales para evitar escurrimientos y que cuando estés en tus días, uses vestido... Un pantalón ajustado no te ayuda en nada.

    El silencio reino en el lugar por unos escasos minutos, fue roto por el sonido de las pisadas de Saori que se dirigió a donde estaban los pañales, los cogió y sin mirar a nadie camino directo a sus aposentos.

    –Ni creas que te lo agradeceré, Kanon. –dijo entre dientes, ahora furiosa por la vergüenza.

    –Eso dices. Yo sé que me lo vas a agradecer tarde o temprano.

    La Diosa ya no contesto, prefirió evitarse el mal gasto de saliva.

    Una vez que la pelilila se fue, los santos presentes contemplaron a Kanon.

    –Kanon... –empezó Saga –Eres un maldito...

    –No me digas nada, yo sé por qué hago las cosas –sonrió –tarde o temprano me lo agradecerá, lo sé. –le miraron con escepticismo –Lo sé.

    Un largo mes había pasado ya desde su último enfrentamiento, Saori observó a Kanon desde su lugar en la mesa, contempló sin parpadear al gemelo menor reír y hablar con la boca llena.

    Sacó su celular, comenzó a escribir con rapidez y envió el mensaje.

    El teléfono de Kanon vibro, lo desbloqueo y el mensaje le hizo alzar ambas cejas con sorpresa, mientras una sonrisa comenzó a nacer en sus labios.

    Anthena Cebolla Morada Tráeme otro paquete de pañales, ya se me terminaron. Es urgente

    El gemelo envío la respuesta.

    Estúpido gemelo menor te lo dije, los pañales te servirían.

    Anthena Cebolla Morada Y tráeme talco para bebé

    Estúpido gemelo menor ¿Y eso para qué?

    Anthena Cebolla Morada Porque me roso con los pañales... Ahora mismo lárgate por lo que te pedí.

    Estúpido gemelo menor Ahora si pareces una bebé. Le puedes decir a Shion, Saga y Aioros si quieres...

    Anthena Cebolla Morada ¿Para que?

    Estúpido gemelo menor Para que ellos te cambien el pañal y te pongan tu talquito, ya sabes... Que recuperen el tiempo perdido... Bebé Athena

    Anthena Cebolla Morada ¡Ya basta Kanon! ¡VE AHORA MISMO POR LO QUE TE PEDÍ! OñO

    Estúpido gemelo menor Como ordene, la Bebe Athena

    _Fin_
     
  4. Threadmarks: Desvergonzado IV
     
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    Desvergonzado
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    6
     
    Palabras:
    319
    Basado en un chiste, yo solo lo adapte a SS.

    Desvergonzado IV
    La escena frente a sus ojos era, sin duda, la más extraña que había contemplado en toda su vida.

    La mesa en la que antes había un sin fin de dulces para los cumpleañeros: Pasteles, gelatinas, chocolate, paletas, en fin; Un montón de dulces que no podían permitirse más que una sola vez al año (en especial si Shion tuviese una aversión por las delicias azucaradas) ahora sólo quedaban los platos sucios y las envolturas.

    En la silla donde siempre el Patriarca tomaba su merienda, estaba un pequeño de cabeza azul idéntico al niño que le tomaba fuertemente la mano. El pequeño pillo comelón se sobaba con descaro la panza, su carita delataba el atroz crimen recién cometido pues estaba batido de chocolate y demás, se observaba el estómago con aires pensativos, más alzó la mirada y el color de escapó de sus mejillas.

    Y más al ver a su hermano mayor mirarle con los ojos y la boca abierta... Y al patriarca mirándolo con una sorpresa imposible de disimular.

    –Padre Shion, Saga... –como de rayo se puso de pie, soltando un airoso quejido. –Yo...

    –¿Cómo es posible, Kanon? –habló el peliverde, adquiriendo un tono de reproche –Eres un egoísta, te comiste todos los dulces que preparé para su cumpleaños –señaló a ambos, Saga se abrazaba a sí mismo mientras sus ojos se volvían cristalinos –Te comiste todo sin acordarte de tu hermano.

    –¿Sin acordarme? –el peliazul alzó la ceja, –¿Sin acordarme? –repitió con lentitud, infló los cachetes y se llevó ambas manos a las caderas, claramente estaba ofendido –¡Casi me atraganto pensando que venía él!

    Shion en sus años de vida jamás había estado tan seguro de algo como en esos momentos, y eso era que estaba frente al futuro Santo Dorado más desvergonzado del mundo: Kanon de Géminis.

    _Fin_
     
  5.  
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    Desvergonzado
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    Comedia
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    6
     
    Palabras:
    715
    Desvergonzado V

    Los regaños y castigos iban en aumento esa semana de marzo. Kanon estaba fastidiado. A sus seis años no debía soportar tal situación, había leído que los niños expuestos a constantes peleas generaban traumas psicológicos.

    Y si eso pasaba sería por culpa de Saga y Shion.

    Desayuno, comida y cena era siempre lo mismo una y otra vez, Kanon ya se sabía de memoria los diálogos de sus dos únicos acompañantes:

    –Comete esas verduras, Saga, es por tu bien. –decía Shion, arrugando la frente y tratando de lucir tranquilo, fallando miserablemente.

    –¡No me gustan! ¡Me dan asco! –vociferaba su hermano, golpeando la mesa.

    –Por lo menos prueba una fruta... Una manzana, o una uva...

    –¡QUE NO! ¡NO ME GUSTAN!

    –¡NO TE VAS A LEVANTAR DE LA MESA HASTA QUE COMAS UNA FRUTA! –y luego le volteaba a ver a él, al pequeño e inocente Kanon–¡Y TU TAMPOCO!

    Kanon arrugó la frente, a él le encantaba la fruta, en especial las naranjas. Pero claro, por culpa de su hermano también a él le tocaba regaño y castigo. Siempre duraban más de una hora ahí sentados frente a la mesa, con platos vacíos pero una canasta repleta de frutas. Kanon siempre cogía unas uvas y comía, o tomaba una siesta apoyado a la fina madera, esperando a que Shion, como siempre, dejará su orgullo de lado y les dejará partir, sabiendo que Saga era berrinchudo y orgulloso igual o más que él.

    Kanon estaba harto. Y por ello, busco una solución.

    El libro entre sus manos había servido, la vida animal era interesante. En especial las llamas de Perú (que esperaba visitar algún día, cuando fuera un adulto).

    Ya tenía la solución. Sólo era cuestión de que llegase la hora de cenar.

    –¡No te vas a mover de tu lugar hasta que comas tan siquiera una uva, ¿entiendes Saga?! –vociferó Shion –¡Y tú tampoco te vas a mover de ahí Kanon!

    Kanon tomo cinco uvas del frutero, se llevó una a una a la boca, tratando de no tragarse las semillas.

    Volteo a ver a Shion que no dejaba de mirar a su igual, con notable furia y observó a su hermano como le sostenía la mirada, mostrando ambos su innegable autoridad (incluso Saga siendo un mocoso cachetón mostraba su aura de autoridad). Eso era una verdadera lucha de titanes... La cual debía de interrumpir para llevar a cabo su plan.

    Palmeo el hombro de Saga llamando su atención, el mayor volteo lentamente, arqueado una ceja, con los labios entreabiertos; Era ahora o nunca.

    Sin que Saga lo viera venir, Kanon escupió en su rostro, semillas y saliva incluida.

    Saga abrió su boca y ojos con sorpresa, se llevó las manos a la cara para quitarse los restos de baba, la voz de Shion retumbó en el comedor cargada de sorpresa y furia.

    –¡KANON!

    Y sin que lo hubiera previsto, Saga hizo lo mismo que su hermano, arrancó un par de uvas, las trago y escupió las semillas en la cara de Kanon. Él cual sonreía con triunfo tatuado en su infantil rostro.

    –¡SAGA NO HAGAS ESO! ¡Y tú, Kanon, estas castigado! –se puso de pie, tratando de tomar al menor del brazo, pero este más ágil se zafó de su agarre de hierro.

    –¿Y porque me castigas? –preguntó ofendido, limpiándose el rostro con el dorso de la mano –Todavía que hice que Saga se comiera una uva, ¿así me lo agradeces? –su ceño fruncido delataba su enojo por la "ofensa" del mayor –Deberías de darme las gracias y darme dulces por ayudarte.

    Ambos, Shion y Saga, parpadearon confundidos.

    –¿Y saben qué? Ya me voy, par de malagradecidos, en especial tú, viejo cascarrabias. –apuntó a Shion con el dedo índice, sus ojos verdes le miraron arrogantes –Pero descuida, hay una Athena que todo lo ve y todo lo sabe, ya te tocará pagar, lo sé... Malagradecido.

    Shion se llevó una mano a frente, negando lentamente... Kanon era, además de un desvergonzado, un grosero. Pero también era un buen estratega a su corta edad, había logrado ayudarle en la guerra de Saga contra la fruta y las verduras, pues Saga aún estaba sentado en la mesa, comiendo uvas con notable furia.

    Definitivamente Kanon era un estuche de sorpresas.

    -Fin-
     
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    Arkannos

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    Desvergonzado
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    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1595
    Advertencia: Contenido un tanto escabroso. Humor negro. Aquí di un salto temporal muy grande, Saori tiene 18 años, Saga y Kanon 33 años.

    Desvergonzado VI

    Jamás en su vida había sentido tanta presión como en esos momentos. Incluso cuando tuvo que atravesar las doce casas para conseguir la cabeza de Athena se le hizo menos estresante, a pesar de que sus antiguos compañeros quisieran matarle y cortarle en pedacitos.

    Saga sacudió esos negativos recuerdos y trato de concentrarse en la carretera frente a él. Cuando Saori les contrato clases de conducción jamás le paso por la cabeza que las emplearían para ser sus choferes.

    De haber sabido se hubiera hecho el tonto y no hubiera aprendido. Ahora ya contaba con su licencia de conducir en total orden.

    Se sentía cansado y de muy mal humor, ya tenía varias horas recorriendo las atascadas calles de Japón y aun no llegaban a la Mansión Kido. Pedirle a alguno de sus dos acompañantes que manejara un rato era como pedir que le clavaran la Daga de Athena en el cuello, esos dos eran un par de brutos al volante.

    Miro de reojo a su copiloto, su hermano Kanon, que yacía sentado con desfachatez, comiendo unas papas. De vez en cuando tomaba un trago del último refresco qué había comprado, a sus pies estaban dos botellas ya vacías y dos latas de cerveza. Kanon bebía muchos líquidos cuando tenía hambre y estaba aburrido, eso era algo que había aprendido con el paso del tiempo.

    Saga meneo la cabeza y miro por el retrovisor a la joven Saori, que iba tan ensimismada en su celular, tecleando a una velocidad impresionante.

    Se aguanto las ganas de soltar una mala palabra. Le exasperaba ver a las personas como idiotas en el celular.

    —Saga... —habló la pelilila sin quitar la vista de su móvil —apresúrate, estamos muy atrasados, es probable que Tatsumi y los chicos estén preocupados por nuestro retraso.

    El mencionado trago saliva, aguantándose las ganas de soltar malas palabras. Bendita fuera la hora en que a Saori se le ocurrió realizar su fiesta de cumpleaños en Japón.

    —Si, Saori. —se aferró con fuerza al volante, con la vista fija en el frente —Si no nos hubiéramos detenido a dar un paseo en un parque, pasar al centro comercial y a la tienda de convencía ya estaríamos en tu casa y no atascados en este tráfico del demonio. —murmuro entre dientes.

    —¿Qué cosa? —preguntó Saori sin mirarle aún.

    —Nada. —murmuro, gruñendo.

    —Qué por tu culpa vamos atrasados mocosa. —respondió Kanon con simpleza, sin esperar respuesta se empino su refresco hasta terminarlo y lanzó la botella vacía al suelo. Se estiró en su sitio y soltó un airoso eructo qué resonó en el pequeño auto.

    —¡Kanon! —Saori arrugó la nariz y dio un golpe al asiento donde estaba Kanon. El Dragón Marino solo sonrió ladino, le encantaba exasperar a esa mocosa.

    —¿Qué? Mejor afuera qué adentro, ¿que no has visto Shrek?

    —¡Eres un cerdo! —chilló la joven tras él. Kanon solo sonrió.

    —¡Ya basta ustedes dos! —grito Saga, exasperado —No quiero más palabras ni de ti, ni mucho menos de ti. —señalo primero a la chica y luego a su gemelo —Si por mi fuera los dejo aquí varados entre todos estos autos y me largaría por la otra dimensión a mi casa. No quiero ni un solo ruido y tú, Saori, guarda esa porquería, me pone los pelos de punta. —señalo el celular, la pelilila lo resguardo en la bolsa de mano que descansaba en su regazo —Ahora, cállense por tres minutos de ser posible.

    Sin esperar respuesta encendió la radio y le subió al volumen. Pumped Up Kicks de Foster the People empezó a sonar en el auto.

    Kanon se dejó caer con rudeza sobre el asiento, bufando fastidiado. No le gustaba que Saga estuviera de malas, pues era tan palpable la tensión que su hermano desprendía que le hacía imposible ignorarle.

    Permanecieron por varios minutos más escuchando la música, avanzando con lentitud por el tráfico hasta que la vejiga del menor de los gemelos empezó a molestarle, exigiendo la aclamada liberación por su contenido.

    —Quiero mear. —dijo, mirando a su hermano. Saga soltó un bufido exasperado.

    —Aguanta hasta que salgamos de aquí. —señalo los carros a su alrededor —No va a ser posible que bajes del carro.

    Kanon se removió en su asiento, haciendo una mueca de dolor. Él no estaba acostumbrado a aguantase las ganas de ir al baño, era malo para la salud.

    —Dije que quiero mear.

    —Ya te escuché y te dije que no es posible porque… ¡¿PERO QUE DEMONIOS HACES?! —grito fuera de si al ver cómo sin vergüenza alguna su hermano se desabrochaba el pantalón y bajaba con prisas el zipper, aparto el rostro completamente rojo cuando vio que se iba a bajar los calzoncillos.

    —No miren o miren, me da igual. —dijo Kanon con una sonrisa socarrona en sus labios, se agacho para coger una botella vacía, le quito la tapa y procedió a colocar la punta de su pene en la boquilla para poder orinarse sin problema alguno.

    —¿Qué te da igual? ¡AAAAH! ¡KANON! —chillo Saori al ver que el peliazul en esa situación. Se llevo ambas manos a la cara completamente roja por la vergüenza ¡Kanon se estaba orinando dentro del auto en una jodida botella! ¡Y había visto parte de su órgano reproductivo!

    —¡SAORI! —grito Saga, terriblemente apenado por la conducta de su hermano —¡CIERRA LOS OJOS! ¡NO VEAS!

    —Ay si, no veas. —dijo Kanon rodando los ojos —Ya va a cumplir dieciocho años, de seguro ya ha visto a un hombre desnudo.

    —¡Para tu información no lo he hecho! —se defendió la joven, sin dejar de cubrirse la cara.

    —¡Eres un cerdo, Kanon! —volvió a gritar Saga. Sin que Kanon lo viera venir, Saori le arrojo su suéter justo en su entrepierna y propino una patada a su asiento, provocando que Kanon se fuera para enfrente.

    —¡Demonios! —logro decir Kanon soltando un gruñido.

    Ese movimiento de Saori fue un error demasiado grande, pues la botella se le deslizo de su mano y cayó al piso haciendo que salpicara una parte de su pantalón y el tablero. Su pene soltó un último pequeño chorrito de orina que mojo el suéter de la Diosa.

    Al ver los daños provocados y a sus dos acompañantes completamente rojos, Kanon soltó una airosa carcajada.

    —¡Deberían de ver sus caras! —logro decir, muerto de la risa. Se limpio con el suéter y se abrocho los pantalones. Con la misma prenda limpio las gotitas de orina que había en parte baja del sillón de cuero, el tablero y sus zapatos. Cerro la botella y la dejo bajo el asiento, ya la tiraría en algún basurero.

    —¡Eres un cerdo! ¡Asqueroso! ¡Marrano! Y no sé qué más calificativos ponerte… —gruño Saga, intentando controlar su ira y bochorno, pues un par de claxonazos le avisaron que ya debía de avanzar —¡¿Cómo diablos se te ocurre hacer eso frente a una mujer?!

    —Yo les dije que no miraran. —respondió desvergonzado, se acomodo los cabellos con aires despreocupados. Volvió la vista atrás y observo como Saori seguía cubriéndose el rostro, la punta de sus orejas estaban rojas —Ya deja de cubrirte, mocosa. Ya me cubrí. No seas tan penosa, no tengo algo que no hayas visto antes. —sonrió pícaro, sin dejar de verle.

    —De ahora en adelante no voy a poder ser capaz de mirarte a la cara. —respondió con su voz amortiguada por sus manos. A la vez se sentía ofendida, pero al mismo tiempo sentía que había invadido la privacidad de Kanon ¡¿Pero cual privacidad?! Si el menor de los gemelos se había orinado en sus narices.

    Kanon alzo las cejas, una sonrisa burlona surco sus labios.

    —¿Ahora vas a mirar a mi entrepie…? ¡AAAAGH! —se inclino hacia adelante, agarrándose esa parte de su anatomía con visible dolor. El color había desparecido de su rostro y el aire había escapado de sus pulmones, pues Saga le había dado un jodido puñetazo en sus partes privadas.

    —¡Kanon! —volvió a chillar Saori más roja que antes.

    —¡Cállate Kanon! ¡O te juro que te voy arrancar la maldita lengua! De ahora en adelante… —dijo Saga, sin quitar su vista de enfrente —Tu, idiota —señalo a su hermano hecho bolita que apenas le hizo caso —No volverás a viajar con nosotros y tú, Saori, olvida lo que aconteció en este auto. —la chica asintió, sin dejar de taparse la cara —Ni una palabra de esto a Shion, a Dohko, a Aioros, a cualquiera ajeno a esto ¡Ni a nuestras jodidas sombras! —grito, fuera de si —Hagamos como que nada de esto paso.

    Cuando los tres al fin arribaron a la Mansión Kido respondieron casi de manera automática los saludos de los chiquillos de Bronce y sus compañeros, los Santos Dorados y él Patriarca.

    Aunque para ninguno de los presentes les paso desapercibido el sonrojo en las mejillas de Saga y Saori. Mucho menos ignoraron que Kanon bajo del auto con una mueca de dolor en el rostro, dando pasos demasiado lentos. Su mano derecha se agarraba el estomago y con la izquierda sostenía un refresco de manzana.

    —¿Qué le pasa a Kanon? —pregunto Seiya a Saori en voz baja, al ver al pobre gemelo subir con dificultad las escaleras.

    —Nada malo. —respondió, mirando otra cosa que no fuera el peliazul, sus mejillas se tornaron rojas otra vez, en parte por pena y furia —Solo te puedo decir que lo tiene bien merecido. Es un maldito desvergonzado.

    _Fin_
     
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