Microrrelato Después de todo, son jóvenes

Después de todo, son jóvenes

La noche cae, brumosa ya y morada, combinando con el sujetador rosa del cual se desprendió hacía tiempo.

Al igual que hizo con el suyo, desabrochó el de la persona delante de ella, lenta y cuidadosamente, para luego deslizarlo entre sus brazos y botarlo en cualquier parte. Así, prenda por prenda, beso por beso.

El día no podía ir peor. El sutil rechazo de su profesor de música, de quien cayó enamorada sin ton ni son, le supo más horrible de lo que imaginó. Corrió, huyó, lloró de la misma forma que las protagonistas de telenovela barata que tanto detestaba. Y, para rematar la faena, se estaba tirando y se dejaba tirar por una chica, por su mejor amiga, bajo un puente.

Presionada contra la pared, volvió a ser besada. De un modo natural, como algo que ocurriría en cualquier momento. Tan simple como eso. Y lo lamentarían o no; pero luego.

Después de todo, son jóvenes.