Advertencia: Ubicado luego del tercer libro. Despedida Las maletas resonaban en todo el castillo, deslizándose lentamente hacia la puerta principal. Un bolso grande colgaba de su hombro y una mochila de su mano. Ya era hora, y nadie lo detendría. —Rhys, ¿estás seguro? —Murmuró Wendy, mirándolo con pequeñas lágrimas en sus ojos. —Claro que sí Wendy —sonrío, acercándose a ella y abrazándola fuertemente. —Este no es mi lugar, y tú lo sabes. —Puedo hacer cambios, hablar con el consejo. Tove me apoyará, lo sabes —. Susurró rápidamente, con saladas lágrimas cayendo por sus mejillas. —Y tú sabes que todos me tratarían igual —acarició lentamente su espalda, mirándola con ternura. —Estaré bien, no te preocupes. —Llámame cuando llegues, por favor. Rio con gracia, parecía una madre preocupada por su hijo. Le sonrió cálidamente, pasando sus manos por sus rizados cabellos. —Lo haré. Y la abrazó, una vez más, fuertemente. La sostuvo contra su pecho, sintiendo como sus lágrimas empapaban su camiseta. Cerró los ojos, no quería llorar él también. Estuvieron un tiempo así, hasta que él mismo cortó el abrazo. —Adiós Wendy. Le sonrío una vez más, mirándola a los ojos y caminando hacia la puerta. Lo último que ella vio de él fue su cuerpo entrando al deportivo y yéndose. —Adiós Rhys. Y un sollozo le quemó la garganta.
Las despedidas siempre son tristes., no he leído el libro, pero me has motivado a agregarlo a mi ista de espera, jajaja. Es tan obvio que no quieren separarse, pero bueno... son cosas del destino.