Explícito Deshojado, oscuro y abandonado [Gianna Fiore|Gakkuo Rolplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Kaisa Morinachi, 14 Febrero 2022.

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    Kaisa Morinachi

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    Deshojado, oscuro y abandonado [Gianna Fiore|Gakkuo Rolplay]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    909
    Pues nada, para empezar: Esto será canon en su totalidad, estaré mostrando la bakchistory de Gianna en general, como el "Cosas de casa" de Nagi. Pero bueno, que sí hay un detalle que no calce tal cuál con esa definición o un relato se preste para confusión, me tocará explicarlo en otra notita en su respectivo relato, así que nada, cualquier duda no se preocupen, que es claro que intentaré aclararla uwu <3

    Sin mucho más que agregar, espero disfruten
    Viaje inesperado

    Hay cosas que en verdad no puedo entender y, aunque quiera, no puedo comprenderlas y el sentimiento abrumante que me generan me provoca el anhelo de ignorarlas. Quiero ignorarlas, fingir que no están, vivir tranquila sin tener que pensar en cosas... que no puedo evitar pensar. No he tenido una mala vida, pero tampoco es que haya sido la mejor. Mi pueblo era raro, solitario y pequeño; me vi rodeada de un par de raros, por la naturaleza diminuta del lugar, era inevitable no toparse con alguno tarde o temprano...

    Y aunque no fuera de admitirlo en voz alta, yo pertenecía a ese tipo de raros. Esa gente extraña, atemorizante o retorcida, que los veía y mis distintos conocimientos, aparte de las enseñanzas de mi padre y madre, me decían: Aléjate, eso no está bien, no debería estar ahí...

    Pero eso eran las palabras de ellos sobre mí, yo la verdad no quería pertenecer a ningún lado, pero entendía que me asemejaba más a esos mismos seres oscuros e incluso despreciables, aunque a veces solo incomprendidos, que a mis mismos familiares. Era extraño, pero comprensible, pues mi propias rarezas y excentricismos nacían en parte de la naturaleza enfermiza que tenía mi familia. Indagar en cómo, cuándo y por qué se formó todo es un trabajo extenso y nunca me molestaría en explicar verbalmente, ¿para qué, si seguro se aburren en el primer párrafo o escapan al primer escándalo? La cosa es que era verme a mí, seria desde que agarré consciencia y a Manon, tan débil se tornó que siempre me daba lástima verla sufrir.

    Recuerdo mirarla y soy capaz de sentir el ojo derecho entrecerrado, mostrando por la mueca de mi boca mis dientes con ligereza: Asco, desagrado... no sentía pena por tener esos pensamientos sobre el cuerpo enfermizo de mi hermana, porque... yo no era diferente, en parte, tenía mis propios defectos y parecían amoldarse bien a ella, podía concluir eso estas últimas semanas. La cosa era esa, me desagradaba, me trasmitía asco, tirria y sí de por sí los ruidos estridentes me sentaban desagradables, imagínense tenerla que escuchar llorar por cualquier cosa con su voz de...

    De... ¿campana? A veces era como los timbres estridentes, ahora solo era como la campana, a veces, suave o potente, a veces más aguda o grave... Que irónico me sienta ahora todo, que esa cría sea unos de mis principales malestares, pero a la vez... sea como mi puerto a tierra.

    Quiera o no admitirlo, más allá de lo mucho que me dañe el orgullo este asunto, Manon me ha salvado en su infantil manera de cosas que es mejor evitar pensar. Pude haber sido de lo peor, estoy segura, porque yo sé de lo que, al menos, soy capaz de pensar, idear, planificar y concluir... pero nunca, nunca he hecho algo realmente malvado, porque me veo incapaz de ir en contra de las creencias de mi pobre y desgraciada familia...

    Más que familia, porque el cariño me parece esencial en esos casos, y yo me veo incapaz de sentir eso... son mi hogar. Mi refugio, y sí algo anhelo es estar segura, protegida y, en el fondo, hacer lo correcto. Y yo seré un deshecho más de esta tierra, un error de fabrica que metieron al mercado antes de dejarlo con los otros defectuosos. Había tenido una oportunidad de brillar, de ser perfecta, correcta, más bien idónea y no sería yo quién desaprovechara lo que el universo me servía en bandeja.

    Por eso terminé en Japón, me sentada sornido en un desagradable sentido, porque en verdad nunca me interesé por un país en especifico y no sé sí Tokyo, Japón fuera el lugar predilecto de mis metas, pero...

    Era interesante, la oportunidad que se me prestó era más que conveniente, podía ganarme alguna beca de estudio, hacer algo increíble y con eso seguir haciendo lo único que me era relevante: Acumular conocimientos, investigar, deducir y confeccionar teorías que buscaban explicar todo lo que no podía entender. Era trabajadora, supongo, pero inservible a fin de cuentas, porque todo lo que hacía era para mi propio beneficio y placer...

    Pero, quién sabe, tal vez fuera la propia ciudad de Tokyo la que me diera un motivo para no ser tan egoísta...
    aunque yo era en verdad exigente.

    Okey, solo para que se entienda más técnicamente el asunto.
    Gianna, gracias a los contactos de su padre y sus notas en general buenas, recibió la oferta de un intercambio escolar a través del Sakura. Así que eso hizo y, pos nada, viajó y llegó a Japón unas semanitas antes de la Golden Week uwu <3

    Y entraría a clases el primer día después de la Golden :3
    O el viernes per sé, eso ya tendría que verlo in rol uwu <3
    Lo canon es que pasa la golden y más temprano que tarde Gianna entra XD lol
     
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    Deshojado, oscuro y abandonado [Gianna Fiore|Gakkuo Rolplay]
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    Drama
    Total de capítulos:
    5
     
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    Entomologo
    ]
    Avisar que en esta backhistory en especial se pueden llegar a tratar temas sensibles, desagradables o alarmantes.

    Aclarar también que ninguna mala acción, inmoral y tal, es apoyada ni justificada.

    ¿Cómo había terminado en aquella casa? Pues era simple, uno de los ratitos del pueblo con el que había compartido un par de palabras de vez en cuando me había invitado, pues me lo encontré de regreso a casa una vez que terminó la escuela y notó que traía algo entre manos. Cuándo me preguntó qué era las abrí, estas resguardaban un cadáver de mariposa. "La encontré por ahí" fue mi simple respuesta, el se acercó para verla mejor dejando a un lado su cigarrillo, de todas formas el desagradable humo llegó a mis fosas arrugandome el gesto. La sonrisa que dió fue espeluznante.

    —Buena pieza—. Mi única respuesta fue el silencio—. ¿Te interesan estás cosas, pequeña?— Mantuve el silencio serio mientras veía sus ojos, observé cómo con esa sonrisa me miró de pies a cabeza, nunca se le borró, cerró los ojos manteniéndola—, tengo una gran colección en casa.

    ¿Me estaba invitando?

    >>Quedas invitada —confirmó cuando se irguió otra vez, aunque ya era medio jorobado a su edad, y siguió fumando sin perder esa sonrisa relajada y puede que con un tono borgoña en ella.

    Luego del silencio serio, volviendo a cerrar mis manos cóncavas para resguardar el esqueleto, miré al frente.

    —¿dónde queda tu casa?
    —Uhm... ¿Tienes papel?

    Claro, venía de la escuela al fin y al cabo.

    Y ahora me encontraba ahí, en su casa, toda vieja y que parecía haberse quedado en el siglo pasado. Me invitó algo para tomar con esa sonrisa de raro y negué con simpleza, ¿Quién sería capaz de tomar un riesgo así? Podría ser descuidada viniendo a su casa, pero seguía sin considerarme una tonta. Me llevó a un pasillo y mis ojos se abrieron con sorpresa al ver lo que cubría las paredes, las cuales resaltaban con la amarillenta luz de las lámparas que generaban algo de penumbra, pero iluminaban como se debía las obras. Eso si, mi calma se vio interrumpida cuando el vejestorio pasó un brazo por sobre mi hombro y se aferró bien a él, creo que me dio una caricia y todo, yo no demoré en mirar su mano con unos ojos fulminantes.

    —Acercate a verlos, Gianna— Y me guió, me encontraba super incómoda con su último gesto, pero mi cabeza no me dio para intentar apartarlo de un manotazo como hubiera hecho con cualquier otro compañero... puede que el hecho de que fuera un adulto en específico impedía que actuara con mi naturalidad...

    Estaba nerviosa...
    Creo que temerosa.
    >>¿No son hermosos?— Extendió su mano libre hacia un costado, presumiendo la grandeza de su colección, la emoción se notaba en su voz... Frente a mí había una colección de polillas, eran geniales, pero...— Me recuerdan a ti —casi musitó con un sentimiento en la voz que me asqueó, mi mirada se tornó severa e intenté apartarme, pero su brazo tras mis hombros me lo impidió.

    Mi corazón empezó a latir frenético, él levantó mi mentón y me sonrió de una manera que no pude sentir más que repulsión.

    >>¿Nunca te dijeron lo linda que eras?

    Fue suficiente, no quería soportar eso. Mi pierna acuto por reflejo y lo patee directo en los huevo, logrando que se encogiera sobre sus genitales, mi instinto actuó con rapidez y no demoré en agarrar ambos costados de su cabeza para agarrar impulso y darle un rodillazo con todas mis fuerzas, apenas hice eso ni me molesté en apreciar los resultados, lo bordee y me marché a un paso veloz, pero cuando sentí su voz detrás mío diciendo algo como "Hey, ¿A dónde crees que vas?" mis piernas sin permiso empezaron a correr. Mis pasos resonaron sobre el suelo y no demoré mucho en llegar a la puerta de salida, que fortuna que estuviera abierta y a ese loco no se le hubiera ocurrido cerrarla con lleve, en verdad era un tonto.

    La cerré tras mío y otra vez emprendí carrera, poco me importaba qué dejaba o no atrás, mis pasos solo se calmaron un poco cuando estuve alejada unas cuadras. Me iba directo a casa y mi corazón latía con fuerza, aparte que sentía un nudo en la garganta. Pocas cosas me daban miedo, pero... eso había sido sumamente asqueroso. Detestaba las cosas asquerosas.

    De cualquier forma no solté lágrima alguna, llegué a casa, ignoré a todos y puerta por la que pasaba puerta que recibía un portazo. Me dejé caer en mi cama, sentada, y la frustración que tenía me llevó a jalarme los cabellos con fuerza.

    —Uhggg... Ihhh... —solté quejidos bajos tratando de deshacerme de la sensación de asco, quería rascar mi pecho, vomitar mi piel, deseaba que ese tipo no hubiera tocado mi hombro.

    Que horrible que era, pero en fin, ¿Qué se le podría hacer? Tras un rato de quejas me levanté desganada, perdida, y miré la mariposa que guardé en una cajita...

    ¿Le recordaba a las polillas... o a los insectos muertos, estéticos, estáticos e intactos? Sin elección, sin comprensión...

    Sin alma.
    Que asco.
    Que miedo.
    Un día me encontraba leyendo en el parque y el condenado no se le ocurrió nada mejor qu acercarse a Manon que tan solo recogía flores un poco lejos de mí, fue instantáneo apenas me percaté, me levanté como un resorte y camine a paso firme, algo rápido, hasta que estuve al lado de Manon, la levanté del suelo agarrándola de la muñeca con una brusquedad que no me importaba que le afectara.

    —¿Quieres otra patada en los huevos, jodido enfermo?— Mi gesto se arrugó con furia—. No te tengo miedo —condené firme, cuando lo más probable es que el repeluz de aquel día nunca me abandonara.

    —Dios, Gianna, que escandalosa, yo solo...

    Ni tiempo ni atención le di a su respuesta, pues mi preocupación se había volcado en regañar a Manon con rabia, me controlé de querer agarrar y sarandearle el cabello.

    —¡Nunca vuelvas a hablar con él, ni con ningún otro extraño, sea hombre ni mujer!

    La cría estaba al borde del llanto pero yo solo seguí mirándola con enfado, luego empecé a caminar con sus lágrimas brotando y preguntándose qué mierda hizo mal, claro, sin el insulto.

    Yo me la arrastré, porque ahora solo quería volver a casa y no ver nunca más a ese tipo. Eso sí, antes de marcharme decidida voltee con la furia en la cara y le dedique mi dedo de en medio sin ningún tapujo.

    "Ojalá te mueras" pasó por mi cabeza "y quedes peor que tus putos insectos..."

    Una sonrisa adornó mis labios.

    Era una buena imagen.
     
    Última edición: 25 Febrero 2023
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    Kaisa Morinachi

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    Deshojado, oscuro y abandonado [Gianna Fiore|Gakkuo Rolplay]
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    Quiste
    Recuerdo aquel día, puede que no me importe y ni piense en rememorarlo seguido, esas cosas no me interesan a menos que tenga algo interesante para sacar de ello, pero el tema es que lo recuerdo, es una memoria bastante clara de aquel instante. Estaba cursando en el mismo colegio de siempre, tampoco es que tuviéramos otra opción, era ese o irse a estudiar fuera, ya sabrán qué me acomodó más. Quería irme a descansar en una de mis guaridas, el problema es que cuando llegué a ese rincón de la escuela ya había alguien que lo usurpó. Iba calmada, pero en cuanto le vi mis ojos se fruncieron con claridad y no demoré en cruzarme de brazos, avancé hasta detenerme en una distancia bastante considerada.

    —¿Qué haces acá? —cuestioné con voz plana, no me encontraba ni de cerca con el humor para lidiar con otros. El joven, alto como un poste, dio una calada a su cigarro y lo soltó al aire, se tomaba su tiempo, estaba tranquilo, desinteresado. Cuando su mirada calló en mi sonrió con cierta flojera.
    —Gianna, ¿hace cuánto que no me dirigías alguna palabra? —empezó con una acusación que me hizo fruncir más el ceño, qué me importaba a mí eso, quería que se marchara.
    —¿Qué haces con ese tabaco? —busqué una excusa para sacarlo de aquí.
    —Je —soltó nasal, ladeó la cabeza y me extendió su mano—, ¿Quieres?
    —Qué mierda tuya voy a querer —respondí firme, agresiva y sin prisas tampoco. Me acerqué y me planté a su lado, ni muy cerca ni muy lejos—, quiero estar sola.

    Le dio otra calada a su cigarro, lo dejó a un costado y exhaló con calma. Volvió a sonreír medio de lado.

    —Como siempre, tan tierna, qué más esperar de ti~— Su mofa me hizo arrugar la nariz con rechazo.
    —No quiero oler tu jodido humito, Mathis— El tipo no demoró en soltar una risa suave, pero agraciada, tras haber procesado mis palabras con desinterés.
    —Nadie te obliga a quedarte, Gianna —dijo mirándome con seriedad, no vacilaba tampoco en sus palabras, me conocía, sabía que era una rara, por eso la tensión repentina. Lo miré de reojo con mi mala cara y su seriedad no se demoró en tornarse en otra sonrisa juguetona, giró en su eje apoyándose en la pared con la gracia en su cara y dio otra calada, arquee una ceja mientras lo veía relajar el rostro para fumar. Se sacó el tabaco, volteó a mirar a otro lado y exhaló. Me miró con una sonrisa entre calma y con ganas de picar, fruncí el ceño severa, también conocía bien a este chico—. ¿Te han dicho que eres linda? —comentó como sí nada, mi gesto se arrugó con horrendo rechazo, casi asco. No me traía buen cuerpo ese tipo de... halagos.

    Miré al frente, hoy no usaba lentillas, pero hace poco me había teñido el cabello de un negro con reflejos morados. Me tomó un mechón para examinarlo, mi mirada enfadada cayó sobre él y pude ver cómo inhalaba para luego exhalar.

    —No me toques —exigí con voz firme, agresiva y fría. Se llevó ambas manos al costado de su cabeza, en posición de rehén vencido y entre sus dedos se mantenía el cigarro.
    —No te toco —concluyó, miré otra vez al frente y el botó la colilla al suelo, la pisó y no se molestó en recogerla, había mirado con detalle eso. Volví la vista al frente otra vez.
    —Eres un asqueroso —comenté, siempre directa, siempre concisa.
    —Sí, lo que digas— Cabizbajo recibió mis críticas de manera que resbalaron por su piel, poco y nada le importaba qué dijeran los demás, al menos eso quería trasmitir. Me buscó la mirada otra vez y me sonrió animoso, manos en los bolsillos— ¿Has dado tu primer beso, Gianna? —indagó con voz cantarina y calmada.
    —No te incumbe —respondí seria, un pie contra la pared, el otro sobre el suelo, mis brazos cruzados, la vista al frente.

    El condenado hizo un mohín casi infantil, pero no demoró en regresar a su sonrisa ligona.

    >>Y tú no eres una opción —comenté antes de que dijera otra cosa, di en el clavo, porque el tipo rodó los ojos con hastío hasta que su mirada paró al lado contrario de mi presencia, se enterró más las manos en los bolsillos.
    —Eres aburrida —comentó.
    —Nadie te obliga a quedarte, Mathis —repliqué sacando al frente la respuesta que me dio antes, me miró con ligera sorpresa.
    —Ja —rio otra vez nasal, sonriendo con la gracia de quien disfruta las ironías y cosas así—. Puede que no seas tan aburrida.

    Puede que eso casi me sacara una sonrisa, confiada, porque sentí mi ego halagado y eso pocas veces pasaba... aunque el sonido de su mechero se encargó de devolverme todo el mal humor, lo miré de reojo con hastío, ahí iba otra vez. Miré al frente.

    —Que te vas a matar.

    Exhaló el humo mirando arriba.

    —Quién muera joven que disfrute su presente —fue su excusa. Bufé y supe que no había caso en discutir. Entonces se volvió a dirigir a mí, primero curioso, luego socarrón—, ¿Has querido tener sexo alguna vez, Gianna?

    Mi mirada seria cayó sobre sus ojos, tenía una sorna en la cara de otro nivel, pero seguro este tío hablaba en serio. Mi nariz se arrugó lo que mostró mis dientes superiores, una mueca de absoluto asco y rechazo. Chasquee la lengua con más enfado, desviando mi vista al frente.

    —No quiero sífilis —dije despegando el cuerpo de la pared. Me miró ofendido.
    —¡No tengo sífilis!— Me alejé de una vez por todas ignorando sus alegatos, de recuerdo le di mi dedo de en medio, no me molesté en mirar atrás.
    —Que harías llorar a mi mamá como a todas las viejas de acá —repliqué.

    Porque el pueblo era pequeño y él había estado con cada jovencita que hubiera caído en... sus "encantos"

    Yo fui de las pocas excepciones. Aun lo recuerdo bien.
    Puede que no fuera tan desagradable codearse con él.
     
    Última edición: 2 Marzo 2023
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    642

    Donc je suis


    —Déjame —casi que rogó mientras acorralaba mi cuerpo contra la pared, fría, mientras yo me cruzaba de piernas y brazos mirándolo con frialdad.

    —¿Por qué debería? —rebatí, él dejó caer su cabeza a mi costado. Aún ni me tocaba, porque con todo y mierdas él nunca me faltó el respeto que exigía, siempre se movía a mi pinta, danzaba a mi alrededor tanteando los límites...

    como buen picaflor.
    Suspiró a mi costado y yo inhalé hondo, tensando todo mi cuerpo, afianzando la seriedad.

    Me tomó el mentón con dos dedos, para que lo mirara, el gesto me brindó desagrado y por eso lo miré iracunda, él se veía muy serio, más bien perdido en mis ojos.

    —Porque no quiero que te vayas...

    —Sin que te de un beso —completé con calma escudriñando sus ojos...— Hm... —reflexiva.

    Lo pensé y Mathis aprovechó ese pequeño bache de no saber qué quería para colar una mano tras mi cintura, pegarme a su cuerpo, tomarme del mentón y besar mis labios. Tensé la boca, fruncí el ceño, reacia.

    Apreté la boca con fuerza y la mano en su cintura se abrió y cerró, masajeante, me pegó contra la pared, su boca contra mis labios, y su mano viajo a mi nuca, buscando que mi boca no se alejara y de paso me brindó unas caricias que me hicieron suspirar.

    Détends-toi —murmuró sobre mi oreja y solté otro suspiro imperceptible, volvió a mis labios mirándome con esos ojos fijos, yo reflejé su mirada penetrante con una frialdad fija.

    >> et ouvre la bouche.

    Una orden, el perro de Pavlov, mi boca se abrió y recibí esa lengua amarga, sus manos acariciaron mi cuerpo: Cabellera, paseo entre esas sigas oscuras, su otra mano recorrió mi espalda y luego se afianzó a mis caderas, nos las pegó y solté otro suspiro, una mano bajó a mi muslo y la otra a mi espalda alta para pegar nuestros cuerpos y me murmuró sobre mi boca, abriendo los ojos para encontrarse con los míos, abiertos a la par.

    —Abrazame —dijo, dio un par de besos bajo mi mandíbula y luego volvió a besar mis labios, le hice caso y le abracé la espalda para pegarlo ahí.

    Nos besamos, jugamos con esas lenguas, y me acarició la carne y yo solo acaricié su espalda para quitarme los nervios.

    Me separó y suspiró con los ojos perdidos en la oscuridad, lo miré con seriedad, rostro sonrojado...

    Sonrió con sorna, fruncí el ceño y desvié la mirada, sonrojada. Él rió y apoyó su cabeza en la pared, dando su risa helada contra mi cuello... Di un respingo cuando lamió y besó, suave en teoría, suspiré y busqué su mirada con desconcierto filoso...

    Mis manos cayeron como puños sobre su espalda.

    Recule toi bâtard —casi gruñí, se rió otra vez.

    —Mejor vamos a prepararnos —sacó su teléfono sin alejarse, yo me crucé de brazos y miró la hora.

    Se apartó, me desordenó el cabello y me sonrió con mucha ternura, algo que me hizo fruncir el ceño con extrañeza, porque él era un oportunista que se aprovechaba y se dejaba aprovechar... no es que actuará con ternura...

    Y me hizo creer que conmigo no era como con las otras, cosa graciosa.

    >>Que ya nos toca empezar.

    Suspiré a ojos cerrados y me desapegue de la pared para seguirle el paso casi como una sombra.

    —Que divertido, ahora sí podrás decir que has hecho llorar a todas las madres del pueblo.

    —Jejejejeje, ¿Tú crees?

    —Claro, mamá lloraría por cualquier cosa.

    Fue mi último concierto antes de ir a Japón...

    creo que lo disfruté.

     
    Última edición: 14 Abril 2023
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  5. Threadmarks: Encanto
     
    Kaisa Morinachi

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    Deshojado, oscuro y abandonado [Gianna Fiore|Gakkuo Rolplay]
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    Palabras:
    338
    Encanto

    Aquella taberna siempre estaba oscura y el pueblo era tan pequeño que cualquiera podía entrar, poco importaba qué edad teníamos mientras no jodieramos a los adultos o descuidaramos demasiado nuestro trasero. Era obvio que ningún pre-puberto podía entrar, pero había excepciones si iban a comer con los padres o algo. No era el mejor ambiente, pero era como el monopolio:

    La mejor musica, la mejor comida y los mejores tragos.

    No sé cómo llegué hasta ese preciso momento, entendía qué me atrajo del lugar, ¿Pero quién era culpable de que me hundiera hasta cubrirme incluso con más que solo su negrura alquitrán? Tomé el micrófono con ambas manos y canté... Canté como nunca, secreto, habilidad que yo desconocía, pero mamá era una artista y papá metódico hasta la medula y mi cabeza, esa misma repleta de locuras, reconocía lo estratégica y práctica que podía llegar a ser. Yo, la tensa, arisca y amargada chica de repente cantaba con un encanto que incluso a mi me sorprendía, mi cuerpo se contoneaba e incluso era capaz de sentir que, por primera vez en mucho tiempo, disfrutaba de estar ahí.

    Metida en mi mundo, pero conectando con otros a través de un servicio que no me parecía repulsivo logré comprender no la muerte, más bien en milagro.

    Ese de querer vivir...​
    no importa qué...

    Lo pensé mientras algunos pocos siguieron con su instrumento la canción, también la conocían. Con mi mirada perdida al frente me percaté de una figura que vi de reojo sin siquiera mover mis pupilas, al menos hasta que, inexpresiva, en trance, sostuve su mirada.

    Sorpresa en sus ojos, para luego romperse en su risueña sonrisa.

    Sonreí, sonreí como nunca. Sonreí con gozo, confianza...

    Y seguí con la canción.
    Enchanté


     
    Última edición: 13 Mayo 2023
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