One-shot Deseo de Navidad [Accel Word - Jaki]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 9 Diciembre 2019.

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    Reual Nathan Onyrian

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    Escritor
    Título:
    Deseo de Navidad [Accel Word - Jaki]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1447
    Escrito para la actividad Navidad Rolera, de Kurone. Sé que no pudimos desarrollar mucho a nuestros personajes, pero se me vino la idea de la nada y bueno, me pareció lindo escribir sobre ellos (? Diez años es mucho tiempo, pero hey, es Navidad :D (?

    Deseo de Navidad

    Los copos de nieve caían como si fueran pequeñas hadas de invierno, decorando todo el paisaje de un bello manto blanco que se relucía con las farolas de hierro de la calle, brindando un paisaje casi mágico. Sin embargo, la muchacha que se encontraba en ese momento caminando por la vereda no hacía más que mirar todo el escenario con enojo. Estaba enfundada en abrigo, pero el frío se le colaba entre las ropas y acariciaba su cuerpo, haciendo que esta se estremeciera y estornudara una y otra vez. Tenía toda la cara roja por el viento helado, y no podía dar dos pasos sin resbalarse. Odiaba este lugar, lo odiaba.

    Se estaba arrepintiendo mucho por su impulsividad. No sabía por qué había entrado a ese concurso, ni por qué había decidido venir hasta la otra punta del mundo. La joven bufó. Lo sabía perfectamente, pero no quería recordarlo. Porque ahora que lo pensaba bien, había sido estúpido. Estúpido e impulsivo. Cuando tuvo que estornudar porque un copo se le había posado en la nariz, Aki aprovechó ese momento para insultar a todos los habitantes de Austria al mismo tiempo, a su país, a su historia, y a cualquier transeúnte que tuviera la mala fortuna de pasar al frente suyo en ese momento.

    La joven de cabellos del mismo color de la nieve que se acumulaba a sus pies dirigió sus ojos violetas hacia una ventana, mientras caminaba por la calle. El acogedor interior pertenecía a un bar tradicional, construido a la típica usanza austríaca, pareciendo más un refugio de montaña que una construcción en el centro de Viena. El rugido del fuego de la chimenea parecía intentar seducirla a entrar, invitándola a que se sentara en una de las cómodas sillas que la rodeaban, disfrutando de una bebida caliente. Sin embargo, el escalofrío que Aki sintió no fue causado por la gentil promesa del fuego ni la dulce invitación de la silla. Sino por otra escena que ocurría allí dentro. Una escena que tenía por protagonistas a dos personas, una al lado de la otra, las cabezas muy juntas, las manos entrelazadas, una riéndose de algún comentario que la otra había hecho.

    Aki, a pesar de que sentía un vacío en el interior, continuó observando a la pareja. La miró por un tiempo que no supo medir, hasta que sus ojos de ágatas comenzaron a cristalizarse. Apretó los dientes, y rebufando, comenzó a caminar con prisa, alejándose de allí. Estúpido concurso, estúpida empresa de viajes, estúpida esperanza. ¿Por qué tenía que llamarse “Deseo de Navidad”? ¿Y por qué tenía que creer que, después de tanto tiempo, algo bueno podría llegar a pasar? ¡Habían pasado diez años, por favor! Ni siquiera le gustaba Austria, lo único que hacía era recordarle su pueblo en las montañas. Estúpido país europeo lleno de alcohólicos. En Japón había conocido a varios borrachines, pero nunca había visto gente como aquí. Parecía que absorbían la cerveza por la piel.

    Y lo más probable, es que ni siquiera estuviera allí, después de tanto tiempo. Seguramente se habría ido a otro lado, persiguiendo a esa otra chica. ¿Por qué pretendía, acaso, que las cosas le salieran bien? En especial en estas fechas, a las cuales no les tenía un especial cariño.

    Contempló sus botas hundidas en la nieve, y se abrazó a sí misma, en un gesto de autocompasión, y también para protegerse del viento frío que se había levantado. Sin embargo, este parecía empecinado en arruinarle lo poco que podría llegar a disfrutar de esa noche, pues aumentó su intensidad, haciendo que su delgada contextura fuera empujada de un lado a otro, y fuera obligada a bajar la mirada, para evitar que los copos de nieve le lastimaran los ojos. Tan fuerte estaba el viento, que de improviso, sintió como su cabeza quedaba expuesta a los elementos, cuando su gorro fue arrancado de su lugar, cayendo en la nieve unos metros más adelante.

    Soltó una rabieta, que hizo que la gente que pasaba a su lado la mirara curiosa, y se acercó a trompicones hacia donde se encontraba su abrigo. Antes de que pudiera alcanzarlo, otra mano se le adelantó, y lo levantó del suelo.

    — ¡Oye, tarado, eso no es tu…!— imprecó la japonesa, pero se detuvo en su furia.

    La persona que la contemplaba era un muchacho alto, vestido con un montgomery, que la miraba curioso por su reacción. Aki quedó igual de congelada que la acera a su alrededor, cuando posó sus ojos en aquella combinación de esmeralda y oro que la observaban. No llevaba muletas ya, pero se le notaba una leve cojera. Intentó hablar, pero las palabras se trababan en su garganta, y no podía hacer más que balbucear. La otra persona la miró con extrañeza, inclinando levemente la cabeza hacia un costado. ¿Acaso...acaso...era él? ¿Podía serlo? Sin embargo, esa mirada. Esa mirada parecía no recono… Agitó la cabeza. No quería pensar en eso ahora. Debía...debía cerciorarse.

    — ¡Jack! ¿Me...me recuerdas?— preguntó, con un hilo de voz.

    El muchacho se mostró sorprendido, como si no esperara que aquella muchacha conociera su nombre. Entrecerró los ojos, y puso cara de concentración, pero luego negó con la cabeza.

    — No, lo siento, no te conozco.— dijo, con cierto dejo de decepción, como si lamentara decir aquello.

    El alma de Aki cayó hasta sus pies, al igual que su mirada. Todo...había sido en vano. Sintió como algo dentro suyo se quebraba, como esa esperanza se hacía añicos, como una bola de cristal arrojada con fuerza al suelo. Jack la miró con preocupación, con su mano con el gorro todavía extendida hacia ella.

    — ¿Te ocurre algo? ¿Puedo ayudarte?— preguntó, con cautela.

    Aki, sin levantar la vista, y con los ojos vidriosos, negó con la cabeza. No, ya no podía hacer nada. Ya no se podía hacer nada. El frío a su alrededor se volvió más intenso, y sintió como la oscuridad de la noche quería engullirla. Y ella iba a dejarse devorar. Todo este viaje para nada. Sin siquiera prestarle atención al gorro, comenzó a girarse, dándole la espalda a un confundido Jack. Pero algo hizo que se frenara en el lugar. Una risa. Una risa estruendosa y alegre, que tan bien recordaba.

    — ¡Era broma, era broma! Vaya, no sabía que te afectaría tanto, me disculpo.— soltó el muchacho a sus espaldas, rascándose la nuca.

    Aki, sin creerlo, comenzó a girar, pero antes de que pudiera reaccionar e insultarlo como era lo usual, sintió como sus fuertes brazos la envolvían, protegiéndola del frío y de la oscuridad. Quiso decir algo, pero no había palabras en su garganta.

    — Que bueno volver a verte, Aki.— dijo Jack, con voz suave y cálida.— Te extrañé.

    Aki no dijo nada. Simplemente, dejó que sus ojos se llenaran de lágrimas, y se aferró a Jack como si toda su vida dependiera de ello. Quería su calor, quería que la protegiera de toda la oscuridad que la envolvía. Quería recuperar todos esos años en los cuales no había podido verlo. De a poco, pudo sentir como el frío a su alrededor comenzaba a desaparecer, siendo suplantado por un cálido sentimiento en su pecho. Permanecieron así por algunos minutos, sin decir nada, disfrutando del contacto y la cercanía del otro.

    Jack fue el primero en separarse del abrazo, y le puso el gorro de vuelta en la cabeza, mientras le sacaba la lengua en esa actitud inmadura suya que Aki tanto odiaba y que había aprendido a amar.

    — Dime, ¿quieres ir a tomar algo? No recuerdo bien si tomabas alcohol, pero siempre puedes pedir chocolate caliente. A menos, claro, que tengas otros planes.— preguntó el joven, rascándose la nuca.

    Aki simplemente negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas como podía con sus mitones. Le dedicó una sonrisa amplia, una como Jack no había visto nunca, y simplemente se puso a su lado, para seguirlo hacia donde fuera que este se dirigiera. Jack comenzó a hablar, como era su costumbre, comenzando con cosas banales, seguramente para rellenar el silencio. Era obvio que quería guardarse los temas importantes para la cena. Aki simplemente asentía y caminaba a su lado, feliz.

    Y por primera vez desde que llegó allí, Viena le pareció hermosa, cubierta con un manto blanco, y disfrazada de Navidad.
     
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    Siento que contigo siempre me voy a repetir, pero cada vez que termino de leer siempre pienso lo mismo, me maravilla tu elección de palabras. Me gusta mucho la ambientación, toda la introducción hasta el reencuentro me parece maravillosa. No conozco a los personajes, tampoco he terminado de entender las referencias al concurso pero gracias a tus descripciones es sencillo imaginarte a los personajes y todo su entorno.

    Lo que para mí es simplemente "nevaba" con tus palabras suena maravillosamente bien: "Los copos de nieve caían como si fueran pequeñas hadas de invierno, decorando todo el paisaje de un bello manto blanco que se relucía con las farolas de hierro de la calle, brindando un paisaje casi mágico." ¿Cómo no voy a alabar tu narración?

    El reencuentro ha tenido cierto toque divertido. Cuando él ha dicho que no la conocía, en mi cabeza ya se estaba formando una hipótesis de que había sufrido algún tipo de accidente y tenía amnesia. Me ha gustado esa forma de romper la situación incómoda riéndose y fundiéndose en un abrazo. Transmitía una sensación cálida. Me hubiera gustado alguna interacción más entre ellos, me ha sabido a poco.

    Supongo que en vez de abrigo te referías al gorro.
     
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