Descubri lo que siento por ti......

En una tarde calurosa, un chico de mirada ambarina terminaba sus entrenamientos en el club de tenis de la escuela Seigaku y se despedía rápidamente de sus superiores para huir de las “molestias” que siempre lo veían y le gritaban tonterías en cada entrenamiento.


Una vez en su casa, no se le ocurría otra cosa que hacer que jugar al tenis, ya fuera solo o con su pervertido padre aunque en esos momentos no se encontraba.


En verdad disfrutaba de los entrenamientos en su casa pues ahí no había niñas molestas gritándole un montón de estupideces que lo distraían y no lo dejaban disfrutar de su amado tenis, aunque entre todas las “molestias” estaba una chica que no le era del todo indiferente, pues ella si sabía cuándo debía hablarle y cuando no, o al menos la mayor parte del tiempo.


Para Ryoma, Sakuno Ryusaki era una chica torpe y muy tímida que trataba desesperadamente de agradarle; siempre que se presentaba la ocasión intentaba impresionarlo pero lo único que conseguía era verse aún más torpe de lo que el chico ya la consideraba, pero muy en el fondo él admitía que la chica tenía su encanto, pues le hacía pasar momentos muy divertidos.


Los titulares del equipo de tenis, siempre lo molestaban con respecto a Sakuno, sobre todo Eiji Kikumaru y Momoshiro Takeshi, este último era considerado por todos el más cercano al pequeño Ryoma pues solo con él casi externaba lo que sentía, aunque le molestaba que Momoshiro ya había aprendido a interpretar cuando algo en verdad le interesaba ya que por más que pusiera cara de indiferencia no lograba engañarlo y aunque al titular de segundo año a veces se desesperaba por la actitud que tomaba su amigo con respecto a Sakuno, pensaba que era mejor que él mismo se diera cuenta, que él mismo lo aceptara…


La nieta de la entrenadora se esforzaba en verdad por mejorar en el tenis y así poder impresionar al chico de sus sueños pero pareciera que estaba negada a lograr su cometido pues siempre terminaba lastimada o haciendo el ridículo frente a él, aunque eso no la hacía darse por vencida, ya que por esa razón había decidido practicar todos los días después de los entrenamientos en el club, cosa que secretamente llamó la atención del titular de primer año, quién decidió tomarla por sorpresa en uno de sus entrenamientos extras…


-Tu cabello está demasiado largo, tienes mala postura, no sujetas bien la raqueta…-Ryoma había decidido llegar a hacer las observaciones usuales a Sakuno, lo que en verdad la ponía nerviosa, pues no estaba acostumbrada a que su príncipe la viera entrenar…


-Ryo…Ryoma-kun…- nada más pudo salir de la boca de la chica pues los nervios la tenían dominada completamente…


-…dobla tus rodillas un poco y coloca la pierna derecha un poco más a delante o te vas a caer…- Ryoma continuaba diciéndole sus observaciones, no se detenía porque realmente le gustaba ver a Sakuno Ryusaki roja e incapaz de responderle, era algo que el encontraba lindo, a su muy masoquista forma de verlo…


-Ryoma-kun…creí que…que ya…te habías ido de la escuela….-Sakuno Ryusaki pensaba para sí misma que era muy afortunada porque su príncipe se había detenido a darle algunos consejos sobre el tenis, aunque ahora se daba cuenta de que siempre eran las mismas observaciones que le hacía porque al parecer, no lograba corregirlas pues continuaba diciéndole lo mismo…


-Ya me iba, pero vi que lo estabas haciendo mal como siempre…-una de las características de Ryoma era ser muy directo en lo que decía, sin importarle si hería los sentimientos de los demás, aunque no a Sakuno porque ella veía más allá de las duras palabras del tenista y sabía que muy en el fondo se preocupaba por ella, o al menos eso era lo que ella quería creer…


-Gra…gracias por tus consejos Ryoma-kun- le decía la chica con un toque de nerviosismo en su voz, pero con una sonrisa dibujada en sus labios…


Un príncipe confundido pensaba para sí… ¿Acaso no está molesta por lo que le dije? ¿Me da las gracias? ¿Por qué rayos me sonríe?, el joven Ryoma no entendía como alguien podía ser tan necio y aguantar las cosas tan duras que él le decía solo por el hecho de gustarle… Si, Ryoma Echizen sabía perfectamente sobre los sentimientos que la chica de largas trenzas le profesaba y eso le agradaba, ¿por qué?, eso ni el mismo Ryoma lo sabía, aunque alguna vez había tratado de analizarlo no siguió intentándolo pues él tenía cosas mucho más importantes en qué pensar que en tonterías de enamorados… La palabra “enamorados” ¿en su vocabulario?, no, eso no era posible, si permitiera algo así sería como ¡su padre!, su pervertido padre y eso no lo iba a permitir, es por eso que había dejado el tema de lado…


-Ryusaki, solo corrige las cosas que te digo y lograras hacer un saque decente– nuevamente evadiéndose tras esas palabras tan duras, el orgulloso príncipe se retiraba, pero algo lo detuvo, por unos instantes cuando se estaba acomodando su gorra sus ojos se cruzaron con los de la castaña…


Echizen Ryoma había quedado más que hipnotizado por la dulce mirada con la que Sakuno Ryusaki lo miraba, pero… ¿por qué no había sucedido esto antes?, pues porque Ryoma solo acostumbraba ver directamente a los ojos de sus oponentes y a los de sus sempais de vez en cuando para hacerlos enojar…


Así, ambos permanecieron con la vista fija hasta que el chico de la mirada ambarina se sintió invadido, como si ella comenzara a ser capaz de ver al verdadero Ryoma, al que él tanto evitaba, al que era capaz de expresar todo lo que sentía sin miedo… Miedo, sí, el príncipe del tenis tenía miedo, miedo de que lo lastimaran nuevamente si volvía a querer a alguien tanto como alguna vez había querido a su hermano, quien lo abandonó por seguir sus sueños…


-Ryoma…kun… ¿estás bien?- la pequeña Sakuno miraba con angustia la cara de preocupación que su príncipe le mostraba por primera vez…


-Te admiro Ryusaki…- esas palabras, que luchaban por no salir de la boca del tenista finalmente salieron para dejar a una Sakuno perpleja por lo que acababa de escuchar…


-Pe…pero…Ryoma-kun…qué…- pero antes de que Sakuno siguiera hablando fue interrumpida por el chico que estaba decidido a decirle lo que en verdad pensaba…


-…. Admiro a las personas como tú que pueden amar sin miedo….a que alguien…las lastime…- Sakuno no podía creer lo que estaba escuchando, por primera vez Ryoma estaba siendo sincero con ella y no sabía que decirle, solo podía quedarse ahí, mirándolo, escuchándolo….


-Te preguntaras el por qué te digo todo esto…bueno ni siquiera yo mismo lo sé…creo que fueron tus ojos… bueno…no sé cómo decírtelo….tu mirada me llenó de confianza…. ¡Rayos! ¡No lo sé!...- el chico estaba tan confundido que no podía expresar lo que sentía, solo quería que Sakuno entendiera lo que estaba sintiendo, y ella al notar que su príncipe ya no podía seguir hablando, simplemente se acercó y lo abrazó.


Ryoma sentía como la calidez del abrazo de Sakuno le recorría el cuerpo, por primera vez en mucho tiempo se sentía en paz, y le parecía increíble que esa sensación se la provocara el simple contacto con esa chica, ella de quien siempre estuvo consciente le gustaba su presencia pero no se había dado el tiempo para entenderlo, ella que siempre estuvo acompañándolo mientras él intentaba ignorarla, ella que sin darse cuenta se había convertido en la luz que iluminaba su camino…


-Ryusaki…gracias por estar siempre a mi lado…- Ryoma finalmente había aceptado que siempre había notado a la pequeña Sakuno, lo que hizo que la chica de largas trenzas derramara unas cuantas lágrimas que reflejaban la felicidad que le ocasionaban las palabras tan sinceras que su príncipe finalmente le decía…


-Ryoma-kun… siempre voy a estar contigo…no importa lo que pase y cuánto tiempo más tenga que esperarte, siempre estaré aquí para ti…-Sakuno sabía perfectamente que la estadía de su príncipe en Japón no sería para siempre, sabía que él se iría a perseguir sus sueños y que no podría alcanzarlos si permanecía mucho tiempo ahí, pero estaba segura de algo, ella aprovecharía al máximo para crear recuerdos al lado de su príncipe que serían eternos, así como el amor que ella sentía por él…


Y así, los dos se fundieron en un abrazo en silencio pues no eran necesarias las palabras, ya que sus sentimientos se transmitían a través de sus aceleradas palpitaciones que confesaban… los secretos del corazón…



Espero que les haya gustado hasta la próxima