Drabble Desconocido [Salvadores de La Ciudad]

Él no sabía que estaba recibiendo el azote del océano. Sus ojos estaban demasiado acostumbrados al recuerdo de las tierras áridas donde el agua sólo era un débil rocío con el que se hacían crecer los cultivos. Pero ahora se alzaba como inmensas columnas, oscuras en la noche helada. Parecían las manos de un gigante ennegrecido y desconocido. La piel le quemaba y la desesperación hacía que sintiera ganas de llorar.

Tanta agua… era fascinante y terrorífica.

Sintió cómo aquel monstruo de agua parecía alzar una garra para arrastrarlo hacia un sitio incierto. Se hundió en la oscuridad, en medio de pequeñas burbujas, dando violentos giros y sacudones… Hasta que bajo su cuerpo sintió el tacto de un terreno suave. Otra mano gigante lo golpeó en la nuca. Terminó arrastrando la cara en algo que le resultaba familiar, una cosa suave con un gusto ligeramente distinto al que tenía en su hogar. El sabor de la tierra húmeda.

Había… ¿Había conseguido llegar?

Se arrastró sobre la costa. Sintió náuseas. Vomitó un poco de agua salada, sintiendo cómo aquello lo dañaba por dentro. Se miró las manos con miedo y dolor, viendo el horrible estado de su piel. Pero el océano no había sido suficiente para quitarle la vida... aunque él habría deseado más bien lo contrario, pero era demasiado cobarde para morir... Siempre un cobarde...

Cuandó alzó la mirada por sobre la sangre en sus palmas abierta, vio las luces de la ciudad. Anaranjadas, hermosas, con sus rascacielos alzándose como cuchillos en la noche. Había llegado, cosa que lo aliviaba y entristecía.

Aunque las luces no eran lo único que tenía enfrente... No. Había una figura más cercana de cuya mano surgía otra luz, blanca, que le golpeaba de lleno en el semblante haciendo que le costara ver. Se cubrió con una mano, temeroso. Divisó la silueta de un hombre rechoncho que lo miraba con estupor y, a su lado, un gran animal enseñando sus afilados dientes.