Hola a todos. Bueno, usualmente no escribo de CLAMP, siempre estoy metida en el foro de Naruto :33 pero pues... no sé, ayer en mi depresión me dio por escribir este pequeño One-shot, uhm... no sé, creo que le faltó algo U...U pero pues muy inspirada tampoco estoy. Autor: hyuggaTenTen Título: Desconfianza: casi nos cuesta el amor Pareja: Sakura/Shaoran Tipo: One-shot Cantidad de palabras: 1650 + título. Género: Drama. Clasificación: K (5+) Advertencias: Ninguna. Desconfianza: casi nos cuesta el amor Corría a prisa. Era un día soleado y caluroso. El astro rey brillaba con todo su esplendor y elegancia; algunas nubes lo acompañaban; decoraban a la perfección el clareado manto celeste. Básicamente era un día precioso, de esos que te levantan el ánimo con sólo respirar el aire desde tu ventana, pero... —¡Shaoran estúpido! Pobre muchachita, el día no iba acorde a su estado de ánimo. Sus cortos mechones de cabello castaño se meneaban conforme ella corría; sus ocelos esmeraldas apagaron su brillo; estaban encerrados por una cortina de lágrimas que amenazaban con mostrarse. —¿Por qué? —se preguntó entre sollozos. Por fin las gotas salinas salieron... Nacían de sus enrojecidos ojos y recorrían con dolor la mejilla de Sakura Kinomoto hasta morían en su mentón. Paró de seco en un parque bastante conocido para ella, y sin pensárselo dos veces fue a esconderse bajo una enorme resbaladilla con forma de pingüino. Se tiró al suelo, abrazó sus rodillas y escondió la mitad de su cara para poder llorar tranquila. —Eres un tonto... ¿por qué no pudiste confiar en mí? Sakura era una niña sumamente alegre, no lloraba por cualquier cosa, pero esa vez sus lágrimas estaban justificadas. ***** —¡No me vengas con esas Sakura! —gritó con furia; tratando de contener sus ganas de tirarle una cachetada. —¡Es la verdad Shaoran!... Todo es un malentendido —su última frase apenas fue audible, ella estaba sumamente afligida por el comportamiento del joven. —¡Ah maldición! ¿¡Cómo esperas que te crea!? Yo lo vi con mis propios ojos. ***** Un viento refrescó el momento. Los recuerdos acudían a su mente como balazos; por más que deseara dejarlos por un lado... no podía. —¡Shaoran tonto, tonto!... ¡TONTO! —no pudo contener más su ira y su dolor. Dejó que sus sollozos se transformaran en un llanto aterrador... ***** —Deténganse por favor —pidió una tercera voz Los dos jóvenes pararon de súbitos su pelea para mirar a la persona de dichas palabras. —Eres tú —farfulló Lee entre dientes. —Lee, Sakura dice la verdad, entre nosotros no pasó nada. Tú has malinterpretado las cosas. —¡Mentira! —gritó al tiempo de dar un puñetazo a la pared—. ¡Estaban besándose! ¿cómo se puede malinterpretar eso? Fue sumamente extraño, pero de los ojos de Lee emanaron un par de lágrimas. —Shaoran... —susurró la chica con dolor. El mozo calmó su agitada respiración. Un silencio incómodo se hizo presente. —Hiragizawa... ¿Escogiste a Sakura como tu sucesor porque la amabas? —¿Eh? Eriol y Sakura se lanzaron una preocupante mirada, por un momento ninguno supo que decir. —Ya veo —comentó el castaño—. En ese caso ya no tengo motivos para quedarme Japón... Me regreso a mi país. Sakura sintió una punzada en su corazón; un nudo de sentimientos estrujó su corazón. Lee se dio la media vuelta y comenzó a caminar. —¡Shaoran! —gritó la Kinomoto al tiempo de alcanzarlo y tomarlo por la muñeca. El joven se quedó parado, sin decir ninguna palabra. Sakura agachó un poco la mirada, lo suficiente para que su fleco cubriera sus ojos. Su respiración se agitó un poco y su mirada se empañó. Eriol miraba la escena sin decir ninguna palabra. —Tonto... —susurró con un tono inaudible, aunque el castaño la alcanzó a oír. —Sí... soy un tonto, un estúpido y un idiota por haber creído en ti. Esa fue la gota que derramó el vaso. Sakura tiró violentamente de su mano, obligándolo a darse la media y quedar cara a cara. Shaoran Lee, por un instante se sorprendió, ¡jamás había visto aquella expresión! Los ojos de Sakura se habían convertido en ríos y su semblante era de ira y dolor. —¡Te odio! —gritó al tiempo de tirarle una cachetada. Acto seguido salió corriendo de aquél lugar, dejando a un Shaoran atónito y con una mano cubriendo su enrojecida mejilla. ***** No podía dejar de pensar en aquellas escenas. Era una tortura para ella. Por una parte entendía a Lee, ya que... a simple vista sí pareció que ellos dos se besaban... pero no era así. ***** —¡Eriol, Eriol! —gritó frenéticamente la Kinomoto al visualizar al mozo tirado en el suelo. Se encontraban en un jardín trasero de la escuela, no había nadie en los alrededores: sólo ellos dos. Rápidamente se arrodilló en el pasto y colocó con cuidado al Hiragizawa; el mozo abrió poco a poco los ojos, estaba muy pálido y frío. —S... Sakura. —¿Qué te sucede? —preguntó angustiada. —P... perdón pero... Ya no me queda mucho tiempo aquí. La castaña abrió los ojos como platos, estaba atónita, estupefacta. —No... —susurró sin poder digerirlo—. ¡No digas eso! Eres muy joven y... Eriol la hizo callar colocando su dedo índice en sus labios. —Hay cosas que no sabes y no es el momento de que la sepas. Ahora que las cartas se han convertido a cartas Sakura y que tú eres la nueva dueña yo... he terminado con mi trabajo... Ya no tengo más energía y mi magia se está desvaneciendo. —No Eriol ¡No! Las lágrimas de Sakura salpicaron el rostro del muchacho, él la miraba con esperanza y con una débil sonrisa de gentileza. —La verdad es que... calculaba que más o menos me quedaba un mes más de vida pero... Las cosas resultaron ser más tempranas. La voz de Eriol se empezó a apagar. Sakura sintió cómo poco a poco el cuerpo del muchacho se iba aflojando más y más. —¡E... Espera! No te mueras yo... te daré la mitad de mi energía. El joven abrió los ojos de par en par, pero no tuvo tiempo de decir nada, ya que en un dos por tres, Sakura juntó sus labios con los de él... Sintió un alivio. Empezó a recobrar su color natural y sus fuerzas regresaban pero... —¿¡Qué es esto!? —un grito irrumpió. Se separaron de súbito para encontrarse con él... —¡Shaoran! ***** Secó sus ojos y se puso de pié. Salió de su escondite para poder alzar la mirada y contemplar el hermoso cielo. —Pero no me arrepiento —se dijo a sí misma tratando de dibujar una sonrisa—. Salvé a Eriol... por un tiempo más. Pensó que probablemente la persona que tanto ama, se encontraría rumbo al aeropuerto, o quizás ya estuviera a bordo de un avión... lo había perdido. —Pero él es un cabeza hueca... no quiso escucharnos... no pudo confiar en mí, así que… no tiene caso que lo busque, yo no puedo estar con alguien así. Una última lágrima brotó por sus ojos; era un nuevo comienzo, estaba dispuesta a dejar de lado todos sus sentimientos respecto a él y ser feliz. Cerró sus ojos y se dejó envolver por una fría ventisca que se formó. Se sintió aliviada, fresca, pero... —¿Eh? —musitó extrañado. La carta flor salió sin previo aviso de su bolsillo y se activó. Muchos pétalos rosados comenzaron a caer, desprendiendo un suave aroma. Sakura sonrió. —Perdón... —escuchó una voz tras de ella. De inmediato la reconoció. Nuevamente aquellos sentimientos regresaron a su cuerpo: era dolor, ira, sufrimiento y... amor. Colocó las manos en su pecho y poco a poco se giró, encontrándose con aquella persona. —Fui tonto, lo sé... y también sé que con un simple perdón no basta para emendar mi error. Lee clavó los ojos en los de ella, se mostraba sereno y ella confundida. —No pude confiar en ti... y me odio por eso… No merezco tu perdón, pero sentí la necesidad de venir a pedírtelo, es lo mínimo que puedo hacer. El silencio invadió. Sakura lo miraba fijamente con los ojos empañados y un semblante de tristeza... Pasaron unos segundo, y al no haber respuesta, el castaño optó que lo mejor era darse la media vuelta e irse... Sakura apretó un poco sus manos y agachó la mirada; no tenía la intención de decir nada, no sabía si perdonarlo, la desconfianza para ella era imperdonable pero... algo ocurrió. —¿E... Esperanza?... —musitó con asombro. Una segunda carta se escapó de su bolsillo, y era nada más ni nada menos que la esperanza, la última carta que ella selló, aquella que se mezcló con la carta que una vez fue capaz de crear gracias a su amor. La observó detenidamente, sus ojos temblaron... Sintió en su corazón un enorme deseo, ¿qué la frenaba? ¿estaba haciendo lo correcto? ¡Ella lo amaba! Hasta sus preciadas cartas la querían ayudar; flor, esperanza y todas las demás cartas estaba con ella. —¿Qué estoy haciendo? —se dijo con estupefacción—. No puedo dejar que la persona que más amo se vaya, ¡gracias cartas! Ya no podía ver a Lee, seguramente se había alejado una buena distancia, ¡pero no lo perdería por nada del mundo! No podía ser rencorosa, ella sí sabía perdonar. Así que no se lo pensó más: invocó su báculo y… —¡Salto! —gritó al tiempo de activar aquella carta. No le importó si nada, ni siquiera se fijó si había gente a su alrededor que pudiera verla, no pensó en nada… sólo quería alcanzarlo. Saltó como nunca, sus pisadas eran fuertes, seguras. —¡Ahí está! —gritó con emoción. El joven se encontraba caminando lentamente, se le veía deprimido. —¡Shaoran! —gritó a todo pulmón. El joven pudo escuchar su voz; claro que la reconoció. —S... Sakura —susurró al ver a la castaña acercarse a toda velocidad. —¡Shaoran! Por fin lo pudo alcanzar. Se abalanzó con todas sus fuerzas sobre él. Cayeron de inmediato al piso y rodaron un poco; pero no les importó. —Volviste —sonrió el joven. Sakura quedó encima de Lee, estaban a milímetros, tirados en la banqueta, sin importarles que los estuvieran viendo. —No podía dejarte —le contestó al tiempo de abrazarlo posesivamente. Una calidez se derramó en los corazones de ambos, unieron sus cuerpos como nunca; fue el abrazo más puro, sincero e inocente. Un momento único, su lazo se fortaleció aún más por aquella herida, porque dicen que un corazón intacto es un corazón débil, y los de ellos tenían una nueva cicatriz... prueba de un gran amor.