One-shot de Naruto - Desatada [Hinata]

Pondré fichas, pronto. Quise en este fic ampliar un poco lo que podría ser este personaje más haya de lo que en el canon se vio se pudo desarrollar.




Las luces proyectaban la sombra de la Hyuga debajo de sus pies y se alargaban hasta el final de la calle donde otra la interceptaba este no era más que una figura difusa, esta se desdibujaba como si el trazo de la realidad que la forjaba se hubiese desdibujado o más bien como si algo lo hiciera una y otra vez.

Las venas se dibujaron debajo de los parietales de Hinata por causa de su byakugan, aun con este poder visual las lineas de chakra de quien yacía en el piso no eran vibraciones inestables zigzagueando, hasta que se apagaron.

Lo que sea que le hubiera ocurrido, sea lo que sea que fuese este extraño fenómeno, que provocaba se conmocionara la kunoichi, había provocado la muerte de aquella persona.

— D-disculpe...— murmuró apenas.

Con cierta incertidumbre se acostumbró reclinandose, el cuerpo parecía seguir sufriendo esa inusual situación, pero sus ojos aperlados le indicaban que no había que tener.

Presionó sus dientes y giró el torso, de la mano inmóvil de la mano inerte del finado descendió soltando un pergamino, que aferraba en su puño, rodó unos centímetros y la ninja pudo percibir presencias aproximándose hacia ella.

Sintió que su estomago se presionaba y sus piernas se resistían a moverse, una sensación patética para alguien que se exponía al peligro como su modo de vida, el asunto era que era la primera ocasión que se encontraba sola. Se había enseñado a que no era una persona débil y podía hacer mucho si se lo proponía, pero en sus alas aún aparecían plumas para pretender surcar el cielo con plena libertad y sus compañeros de equipo o en misión funcionaban como un respaldo en los que se podía apoyar.

Ahora mismo, estaba sola.

Varias siluetas aparecieron a su alrededor cuando ya había comenzado a moverse, saltaba de edificio en edificio a una gran velocidad y esquivaba para su sorpresa ataques repentinos que sus perseguidores le lanzaban.

Era lógico unir las piezas, el pergamino contenía algo lo suficientemente importante para valer la vida de un hombre, quienes lo habían atacado tenían poderes totalmente distintos a algo que hubiera visto antes, ella les había interrumpido antes de que lo tomaran y ahora iban tras ella. Konoha era una fortaleza, pocas personas se atrevían a lanzar un ataque dentro de la misma, pretendiendo salir victoriosos a menos que tuvieran los medios necesarios.

— Hokage-sama...por favor...debe encontrarse...— pensó para sus adentros Hinata.

Aprovechó un breve instante donde cesaron las hostilidades para adentrarse entre los pasillos de la ciudad, cuando sus pies tocaron el piso con fuerza, pergamino buscó escapar de sus manos, presionó con fuerza su puño pero algo emergió de este y cayó al piso, produjo un sutil sonido como un tintineo, que ella aún así percibió, pues a la luz de la luna, un aro resplandecía ante ella por la luz de la luna, una silueta pasó por encima y ella buscó ocultarse, apenas percibió su energía alejarse en un movimiento rápido recogió el objeto, en la palma de su mano se encontraba una sortija, que podría estar segura se trataba de compromiso.

—El hombre...al que atacaron...—reflexionó.— él ya tenía una...

Hinata tenía peculiar capacidad, misma que a causa de su timidez no le había hablado a nadie y mucho menos lo había puesto en practica a plenitud, ella recordaba detalles de manera precisa y concreta, esto se incrementaba mucho más al activar su habilidad visual, en otro mundo lejano a este, le hubieran llamado memoria eidética. Con esta recordaba ese rostro llenó de una profunda pena de un hombre ya anciano, recordaba una argolla en su anular izquierdo como era la costumbre, una lisa y de un color más desgastado de lo que era esta, que llevaba motivos grabados.

Sus dedos se deslizaron por el pergamino entre otro de sus secretos la hija del líder de la rama principal escondía una gran curiosidad, mientras sus labios generalmente yacían mudos, en su mente se proyectaban cientos de preguntas por todo, mordió su labio inferior por cierta culpa, pues su moralidad le dictaba que lo que escondía el escrito lo incumbía y debía dejarlo así, más encontrándose sola el otro sentimiento pudo más.

El texto era, breve y conciso:

Son libres de casarse, tienen mi bendición.

Justo en el instante en que lo comprendió todo una kunai zumbó cerca de su oído para ir e impactarse en una pared cercana. Alzó la mirada y apenas pudo retroceder antes de ser golpeada por una poderosa parada del agresor. Era un ninja vestido con un traje negro y una bufanda envuelta en su cuello que ondeaba de una manera casi sobrenatural.

— Hassan kyōmei no jutsu — exclamó el ninja mientras un vórtice surgía de su mano.

El chakra se torcía de la misma manera absorbiendo la materia a su alrededor, ella jamás lo había visto comportarse así.

Justo en esta situación, la Hyuga entendió que no podía seguir huyendo, no había dejado de tener miedo, tal vez nunca lo hiciera, pero en la senda que había tomado no podía seguir comportándose así, después de todo había jurado no retroceder.

Sus ojos adquirieron decisión, avanzó metiendo la sortija en su bolsillo y con un pequeño salto, girando para formar una esfera perfecta de energía.

— Nijūni Kariguramu Kyū Tenohira: Kowareta michi no jutsu— pronunció.

Y con esto incluso antes de ser impactado la habilidad del atacante disminuyó hasta desaparecer, cuando una serie de palmeos le golpeó en sus puntos de chackra estos ya habían sido drenados, Hinata había trabajado en esta nueva técnica por meses, se creía incapaz de llevarla acabo.

El ultimo golpe el se asestó lo realizó con una doble intención, pues al devolver a este toda su energía, al menos redearlo de esta, lo transformó en un proyectil que derrumbó al segundo de ellos que venía tras ella.

Agitada sonrió levemente con cierta satisfacción. Realmente lo estaba haciendo, se estaba atreviendo a superar sus limites y hacerlo ella sola.

Una ráfaga de esa energía fue lanzada hacia ella, apenas pudo esquivarla la pared que fue golpeada se desintegró como polvo, el autor de este ataque la observa aun en el aire sonriendo por lo que dictaba la expresión de sus ojos vistos a través de una mascara de gases.

La Hyuga comprendió al instante que un ataque así no podía ser repelido por su puño suave y ante un ataque inminente miro a su alrededor buscando la respuesta, los movimientos de la mano del adversario se realizaron y la llamada aciaga surgió, la ninja entonces golpeó con fuerza al piso y este se alzó en un enorme bloque por la fuerza recibida, este devolvió al instante el ataque a su mismo progenitor que terminó siendo expulsado varios metros.

La noche quedó en quietud de pronto, sus manos sembraban por la intensa emoción, lo había hecho sola, había vencido, respiró profundamente intentando recuperar el aliento que había perdido, miró el edificio de la Hokage y avanzó hacia él.

Unos momentos antes caminaba de regreso de un entrenamiento rutinario, uno más donde sin saberlo había vuelto a caer en cierto espacio de confort, era claro que era más capaz que antes, se apenaba al imaginar que ahora si que la miraba, pero era momento ser mucho más.

Al entrar en la oficina de Tsunade esta la miró con cierto asombro, para ese momento varias personas se encontraban en conflicto dentro del recinto.

— Es claro que esto ha sido una traición, el ataque a sido premeditado.— declaraba un hombre que por su vestir tenía cierto estatus.

— Jamás fue mi intención, tu debes creerme, él lo aprobaba— declaraba un joven preocupado hacia una muchacha empapada en llanto.

— ¡Ya deja de mentir!— prorrumpía el hombre cuyos rasgos al instante le parecían familiares, probablemente fuera familiar del hombre que ella habían encontrado. — estando en sus tierras y por nuestros acuerdos Hokage-sama debe tomar cartas en asunto, lo exijo.

Tsunade tenía una expresión de fastidio, parecía que el asunto llevaba así varios minutos, Hinata sin hablar caminó entre ellos y puso el pergamino y la sortija sobre la mesa.

— ¿Pero que es esto?— preguntó la sanin.

— Eso es...— susurró la chica que lloraba alzando la mirada.

Sus ojos se le llenaron de lagrimas y su expresión se llenó de odio hacia el hombre que hasta hace unos momentos la respaldaba. El muchacho que era acusado también reconoció el objeto al instante, como no sería así, si el mismo lo había adquirido.

El hombre fallecido era un señor feudal bajo el yugo de Konoha que había expandido sus tierras para formar un pueblo de tamaño considerable que aun se encontraba en expansión, el muchacho pertenecía un sitio que rivalizaba en varios sentidos con esto y otro tiempo había buscado invadirlos, la chica, era la que con un amor prohibido había puesto fin a esta hostilidad y el hombre acusador, era quien con traición había buscado buscado revivirla para sus propios propósitos.

Cuando el pergamino fue abierto, bajo las ordenes de la chica el traidor y sus cómplices fueron arrestados, la pareja aunque con cierto dolor por su perdida, partieron soñando con un nuevo inicio, juntos, agradeciéndole.

Esto probablemente no hubiera sido más que misión rutinaria, una que estaba segura hubiera podido cumplir con su equipo, más luego de ducharse y cepillar su cabello, justo antes de dormir, Hinata se observó al espejo y se sonrió, por que solo había sido ella, eso la hacía sentir más independiente, completa y desatada.