Candy Candy Desafiando el destino [Finalizado]

Tema en 'Anime Heaven' iniciado por Andrea Sparrow, 20 Febrero 2015.

  1.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    62
    antes que todo MIL GRACIAS POR SUS COMENTARIOS! :3 de verdad me da mucho gusto que la historia les esté gustando y sí: estamos muy cerca del FINAL ;) así que quédense pendientes porque ya se viene el desenlace. Probablemente ya esté posteando capis con más frecuencia, como con dos días de diferencia entre cada uno. Gracias de nuevo y aquí nos leemos XD.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    1201
    Cap. 93

    - ¿Qué sucede, Albert?- preguntó Bárbara.

    - Léelo tú misma, Barbie.

    En cuanto Bárbara leyó aquella línea, se alegró un instante.

    - ¡Qué bien! Terry está vivo, se ha casado con Candy. Están vivos y juntos, como tanto desearon.

    - Sí, lo que me intriga es por qué Elisa envió el telegrama para avisar. Eso no es propio de ella. Elisa sería capaz de negarlo con tal de que nadie supiera de su paradero.

    - Tal vez estás juzgando mal a Elisa. Tal vez se reconciliaron.

    - Que Elisa cambie de parecer sería demasiado pedir. Elisa debe saber algo que nosotros no.

    - ¿Crees que podríamos averiguarlo por nuestra cuenta?

    - Podría ser pero…tengo mis reservas. Me pregunto por qué Candy y Terry no nos han enviado ningún telegrama, o carta; es extraño que no sepamos nada de ellos, si es que están tan bien.

    - ¿Tienes dudas respecto a Candy?

    - No sé qué pensar. Sin embargo, creo que debemos esperar a que sean ellos los que nos hagan saber algo más.

    - Está bien. Aunque podríamos viajar a Londres.

    De pronto dio un paso leve y empezó a sentirse mareada.

    - ¿Te sientes bien?

    - Sí, creo que sí, es sólo que me siento un poco mareada.

    - Si quieres, ve a tu habitación. En un rato envío al médico para que te revise.

    - Está bien- comentó Bárbara.

    Pasado un rato llegó el médico y la revisó.

    Bárbara le preguntó.

    - Dígame, doctor, ¿qué tengo? ¿Es algo grave?

    - Pues creo que no, señorita Bárbara. De hecho, creo que debería felicitarla. Va usted a tener un bebé.

    Bárbara se emocionó y soltó algunas lágrimas.

    - Un ¿bebé?- preguntó suspirando.- Por supuesto que me siento feliz, doctor. No me imaginaba que pronto sería madre.

    - Supongo que el padre es…el señor Williams.

    - Supone usted bien, doctor. El señor Williams y yo somos pareja y estoy segura que se pondrá muy contento. Pero por favor, deje que sea yo quien le dé la sorpresa.

    - Por supuesto. Yo sólo le daré esta receta y cuando ya lo sepa, avísenme para asegurarse de que todo va bien. Mientras tanto cuídese mucho y procure no viajar y no hacer mucho esfuerzo.

    - ¿Viajar es delicado?

    - En sus condiciones, sí. Por lo que he revisado, usted padece un poco del corazón y debe cuidarse mucho. Si tienen que viajar procuren que sea en unos meses.

    Bárbara pensó que tenía que avisarle cuanto antes a Albert para que desistieran del viaje que tenían que hacer.


    Candy se marchó en un buque hacia el pueblo y luego tomó un tren a Londres. Estaba triste. Fue un golpe muy duro darse cuenta de que Terry estaba vivo y más aún, que era su esposo y que iban a tener un hijo.

    - No es posible que Terry haya aprovechado mi situación…si él sabía que había perdido la memoria, debió haber avisado a Albert. Sólo así podría haber hecho las cosas bien. No sé si pueda perdonarlo pero… ¡lo amo tanto!

    Iba llorando mientras pensaba en lo que había pasado. No recordaba muchas de las cosas sucedidas en Escocia desde que había perdido la memoria, y hubiera querido recordarlas para saber exactamente qué había pasado durante ese tiempo. Todo indicaba que Terry se había reconciliado con su padre y que éste también había cambiado de forma de ser respecto a ella. Pero hasta que no hablara con Terry no podría salir de dudas. Si quería arreglar las cosas, tenía que buscarla pero antes que todo, lo más importante era volver con Albert y explicarle lo sucedido.

    En el tren estuvo durmiendo un rato. Su embarazo seguramente empezaba a causar efectos en su organismo.

    - Voy a tener que ir al médico al llegar a Londres.

    El viaje fue largo y durante él, sólo pensaba en volver a su tierra aunque estaba triste por abandonar a Terry de esa manera.

    Mientras tanto, Terry aguardaba ya el momento de volver a Escocia. El duque de Grandchester le dijo:

    - Tranquilízate, Terruce, todo estará bien.

    - No sé, papá, me siento preocupado por Candy. Siento un desasosiego en el corazón. Como si temiera que algo malo está por suceder.

    - No deberías ponerte así- comentó Eleonor- debes estar tranquilo para que puedas volver bien y ayudar a Candy en todo. Seguramente estás nervioso porque vas a ser papá.- sonrió.

    Terry también sonrió.

    - Tienes razón, mamá. Eso debe ser. Procuraré estar tranquilo para poder volver a casa.

    Deambuló un rato por el puerto. Kookie estaba ahí.

    - ¿Terry?

    - Claro, soy yo, Kookie.

    - ¡Qué alegría volver a verte, Terry! ¿Qué haces aquí?

    - Vine a acompañar a mis padres. ¿Cómo estás?

    - Bien, aunque con mucho trabajo. ¿Y Candy, cómo está?

    - Muy bien, está en Escocia. Ya nos casamos y vamos a tener un hijo.

    Kookie casi se atraganta con el vino que bebía.

    - ¿Un hijo? Vaya, eso sí que es sorprendente.

    Terry soltó una carcajada al ver a Kookie atragantarse con el vino y comentó.

    - Veo que sólo esperabas llegar a la mayoría de edad para poder beber.

    Estuvieron conversando un rato en el puerto, cuando de pronto vieron pasar a una silueta delgada que cruzó por el muelle.

    - ¿Quién será esa chica?

    - Alguna que tiene prisa por salir de viaje.

    - Se ve muy linda.

    - Yo no tengo ojos para nadie que no sea Candy.

    - Dime, ¿ya no tiene pecas?

    Terry se carcajeó de nuevo.

    - Es lo más lindo que tiene aún.

    En el muelle, Candy buscaba a alguien que la llevara a América.

    - Perdone, señor, ¿hay algún barco que vaya de vuelta a América?

    - Hola, señorita, pues…hay un barco que zarpa mañana temprano. Pero no sé…es caro el boleto.

    Candy comentó.

    - Creo que puedo pagarlo. Pero tengo que viajar a América mañana mismo.

    - Está bien. Puedes quedarte en la hospedería esta noche porque mañana temprano partimos.

    - Muchas gracias, señor.


    Mientras Candy se instalaba, Kookie y Terry, en el otro extremo seguían conversando.

    - ¿Hay algún lugar donde pueda hospedarme para salir temprano hacia Escocia?

    - La hostería de la vuelta es buena, dan bien de comer y se duerme bien también.

    - Está bien. Entonces, ahí me quedaré. Me despido, Kookie. Sé que nos volveremos a ver pronto.

    - Lo mismo digo, Terry. Que tengas suerte.

    Terry tomó su gabardina y fue a la hostería.

    - Buenas noches, deme una habitación, por favor.

    - Lo siento, creo que no me quedan habitaciones disponibles. La única la ocupó una señorita que llegó hace un rato y que va para América.

    - Hágame un espacio, por favor. Voy a partir en un buque para Escocia.

    - Espere, déjeme ver. Creo que sí hay un espacio. Es un pequeño cuarto que queda en la parte superior. No es muy grande pero será cómodo.

    - Lléveme algo de beber y de cenar. No bajaré.

    - Está bien, señor.

    Terry pagó y fue a la habitación, sin darse cuenta que Candy estaba en la misma hostería, a punto de partir a la mañana siguiente para América.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  3.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    1077
    Cap. 94

    Al día siguiente, Candy se levantó, se arregló y desayunó rápidamente. Justo cuando salía chocó con un hombre que bajaba. Sin mirarlo a la cara corrió apresuradamente hacia el barco.

    - Esa chica…se parece tanto a Candy…

    Ese hombre era Albert.

    Pensó que era su mente la que le jugaba una mala pasada porque no había podido dejar de extrañar a su esposa. Así que se dispuso a ir al buque para volver a Escocia.


    Candy abordó un barco para América. Sabía que el viaje no iba a ser tan largo pero quizás sí iba a ser difícil para ella.


    En Lakewood Bárbara se reunió en el despacho con Albert.

    - ¿Qué sucedió, amor?

    - Nada…es sólo que me preguntaba sobre los detalles del viaje.

    - Es sobre eso de lo que quería hablarte- sugirió Bárbara.- Verás…

    - Yo también quería decirte algo respecto a eso. Barbie, será mejor que no vayas a Londres conmigo. Supe por el doctor que tienes un problema de corazón y no quiero que te haga mal viajar.

    - Pero…yo me siento bien.

    - El doctor me lo prohibió terminantemente. Barbie, es por tu bien. ¿Por qué no me habías dicho nada de ese malestar?

    - No me había sentido mal. De hecho, ni siquiera me había preocupado por eso porque pensé que yo estaba perfectamente. Pero ahora me doy cuenta que quizás lo heredé de papá.

    - Lo lamento, pero no te preocupes. Haré todo lo que esté de mi parte para que te atiendan los mejores médicos. Voy a cuidarte muy bien.

    La estrechó con dulzura y le dio un beso ardoroso y tierno. Bárbara comenzó a llorar.

    - Albert…yo…

    - Tranquila, no digas nada. Te amo tanto…sólo esperemos a que Candy vuelva para que nos podamos casar y Terry y ella sean nuestros padrinos de boda.

    - Me alegra tanto sólo que…

    Albert la volvió a callar con un intenso beso.

    - Esta noche…señorita…la voy a hacer muy feliz. Dijo el médico que estar juntos no te afectará a la salud, así que…esta noche…en mi habitación…te espero para contemplar juntos las estrellas…

    Aquella romántica propuesta de Albert la hizo desistir de hablar. Sólo pudo asentir y degustar otro beso de sus labios.


    Elisa seguía en Londres. Michael se reunió con ella ahí.

    - ¿Me puedes decir qué haces aquí? ¿En qué momento te pedí que vinieras?

    - Lo hice porque quería alcanzarte…y porque ya me cansé de que tengas secretos conmigo.

    - ¿Qué clase de secretos dices que tengo?

    - Tú deberías saberlo- increpó Elisa.- Vamos, Michael, ¿por qué no te sinceras de una buena vez?

    Michael entrecerró los ojos.

    - Tú sabes algo y me lo vas a decir ahora mismo, Elisa. ¿Qué pretendes, si seguramente hay algo que no desconoces?

    - Vamos a quitarnos la careta, Michael. Los dos sabemos que se trata de Candy y de Terry, ¿cierto?

    - Bien, ya lo sabes. ¿Qué es lo que quieres ahora?

    - ¿Por qué me lo ocultaste?- insistió Elisa.

    - Porque ni yo mismo sabía si era prudente decir algo. Yo no lo había averiguado hasta que por coincidencia supe que Terry estaba vivo y luego me di cuenta de que Candy también estaba viva y pensé que no debía decir nada a menos que ellos me lo dijeran. Sobre todo, dándome cuenta que Candy había perdido la memoria.

    Elisa entreabrió los labios.

    - Así que era eso…

    - ¿A qué te refieres?- preguntó molesto.- ¿Acaso fuiste a verla?

    - ¿Y a ti qué? Sí, fui a ver a Candy porque quería saber si era verdad que Terry estaba vivo y la encontré. Le dije que seguramente Terry la había llevado ahí en calidad de amante.

    Michael le dio una sonora bofetada. Elisa estaba molesta y llorosa.

    - ¡Es el colmo, Michael! Has perdido toda la decencia…

    - Tú me obligaste a hacerlo, Elisa. No debiste haber hecho eso. Candy tenía que recuperar la memoria por a poco. De lo contrario, podría ser terrible.

    - Vaya…entonces ya me imagino las consecuencias.

    Michael movió la cabeza negativamente.

    - Es un hecho, Elisa. Eres un monstruo. Y de una vez te lo digo: nuestro compromiso está terminado. No pienso casarme con una mujer tan horrenda como tú.

    Elisa trató de golpearlo pero Michael la tomó de la muñeca.

    - No te atrevas a tocarme…será mejor que vuelvas a tu casa cuanto antes. Yo telegrafiaré a tu hermano para disculparme, lo mismo que con tus padres. Si necesitan una satisfacción se las daré, pero no pienso contraer matrimonio contigo. Hasta nunca, Elisa Leagan.

    El doctor salió de allí dejando a la hermana de Neil totalmente descompuesta.



    Por fin, Terry llegó a Escocia.

    Estaba realmente ansioso de llegar a la villa Grandchester.

    Cuando llegó, encontró a la madre de Mark llorando en el jardín.

    - ¿Qué sucede, señora?

    - Es…Candy…

    - ¿Qué le ha pasado?- preguntó Terry asustado.

    - Se ha ido.

    Terry sintió como si un balde de agua helada le corriera por la espalda.

    - ¿Cómo que se ha ido? Explíqueme, ¿a dónde se fue?

    Entonces, la señora le contó lo sucedido con Elisa.

    Terry se sentó. Se mesó el cabello con afectación y se llevó la mano a la boca.

    Luego suspiró hondamente.

    La señora le preguntó.

    - ¿Qué piensas hacer, Terry?

    - No lo sé…por lo que dice, señora, seguramente Candy se ha marchado a Lakewood, con los suyos en América. Es ahí donde tengo que buscar. Pero…hay algo que no me gusta. Si ella sabe ahora que todo lo hice por amor…si estamos esperando un hijo, si por fin íbamos a estar juntos como siempre lo deseamos, ¿por qué se va y me abandona? ¿Por qué no puede perdonarme, si sabe que todo lo hice por amor? ¿Por qué es tan tonta, testaruda y cobarde? Iré a buscarla, pero no para lo que cree…me va a enfrentar. Esta vez voy a echarle en cara lo estúpida que es- dijo Terry, enfurecido y triste.


    Candy en el camino lloraba. Por un lado, hubiera preferido quedarse al lado de Terry. Pero no le había gustado la mentira. Volvía a América. Quería ver a Albert y explicarle todo. Y una vez hecho eso, esperaría a que Terry volviera para reconciliarse con él. Sin embargo, las cosas no iban a ser tan fáciles como ella pensaba.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  4.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    1344
    Cap. 95

    La noche llegó. La habitación de Bárbara estaba iluminada tan sólo con una vela. Albert avanzó lentamente y cerró la puerta tras de sí.

    Apenas hubo palabras. Él la besó tiernamente y la tomó por la cintura, dejándola sin aliento.

    - Ven, Barbie…te necesito tanto.

    Bárbara dejó que los labios de Albert la sedujeran para continuar estremeciéndose con sus caricias y su forma de amarla.

    Aquellas sábanas ocultaban la fuerza de su pasión y de la intensidad con que se amoldaban el uno al otro.

    - Cuando estoy así, contigo…me olvido de todo, Barbie…me envuelves con tu amor.

    - Yo te amo tanto, Albert…me muero de amor entre tus brazos…

    En la madrugada compartían las palabras mientras se acariciaban con ternura.

    - Soy tan feliz de saber que vas a darme un hijo…lo amo por venir de ti y de mí, de este amor que le devolvió las fuerzas a mi alma….

    - Tú fuiste el que le dio amor a mi vida…quiero ser tuya para siempre, Albert.

    Se quedaron dormidos hasta la mañana.

    Archie no sabía dónde encontrarlo.

    - Dorothy, ¿sabe dónde está el señor Andley?

    - No, señor Cornwell. Tal vez esté en el jardín.

    - Vamos a desayunar. Llámelo de nueva cuenta, espero que baje enseguida.

    - Sí, señor.

    Dorothy subió y tocó la puerta pero nadie estaba dentro. Con el mismo movimiento, cerró la puerta de la habitación y tocó en la de Bárbara.

    - Barbie…buen día, ¿se puede?

    Bárbara se levantó tratando de hacerla callar.

    - No hagas ruido, Dorothy…Albert está aquí.

    Dorothy se puso colorada.

    - Por favor, no le digas a nadie.

    - No te preocupes, es un secreto. Le diré al joven Archie que lo vi y que estaba aun dormido.

    - Gracias.

    Momentos después, Dorothy fue a la mesa y llevó el desayuno a Annie y Archie.

    - ¿Dónde están Bárbara y Albert, Dorothy?

    - Pues…creo que no se sentía bien.

    Annie sonrió de lado. Dorothy se disculpó.

    Archie preguntó.

    - ¿Estás pensando en lo que yo?

    - Por supuesto, Archie. Deben estar juntos. No debes ser imprudente.

    - Lo sé, pero sí me preocupé. Por cierto, tengo un presentimiento extraño. ¿Podemos ir a la tumba de Anthony y Stear? Quiero platicar con ellos.

    - Está bien. Vamos.

    Llegaron a la tumba. Archie entregó unas flores.

    - Anthony, Stear…no saben la falta que nos hacen, muchachos. Ahora más que nunca. ¿Saben? Candy está viva y pronto volverá con nosotros, pero tengo miedo. No quisiera que sucediera nada malo mientras eso sucede. Sé que ustedes me comprenden porque siempre estuvimos juntos en todo. Y ahora pueden ayudarnos mucho mejor. Gracias, chicos.

    Cuando volvieron a la casa, Albert y Bárbara jugueteaban.

    - Perdón…-dijo Archie, carraspeando.

    Albert tomó de la mano a Bárbara y les dijo.

    - Discúlpennos, muchachos…queremos darle una noticia fabulosa.

    Annie preguntó.

    - ¿Cuál?

    - Albert y yo- siguió Bárbara- vamos a tener un bebé.

    Archie y Annie se alegraron por la noticia.

    - Es magnífico. Tal vez nazca para cuando ya estemos todos juntos.

    - ¿Viste, Annie? Se nos adelantaron- sugirió Archie.

    - No mucho- dijo Annie.

    - ¿Cómo?

    - Sí, Archie, tú y yo también vamos a tener un hijo.

    Los dos estaban felices. De pronto, llegaron con un telegrama.

    - Enviaron este telegrama. Es para el señor Albert- dijo Dorothy.

    - ¿Quién lo envía?- preguntó Archie.

    - Michael…

    Albert se preocupó.

    - Quizás sea algo importante.

    Rompió el sobre y empezó a leer. Luego miró a todos.

    - ¿Qué sucede?- preguntó Annie.

    - Michael pide disculpas a la familia por su ruptura con Elisa…algo debió haber pasado para que rompieran.

    - Yo ya me lo esperaba- comentó Archie.- Era imposible que Michael de verdad fuera capaz de casarse con Elisa.

    - Yo pensé que quizás él la haría cambiar, pero según veo, no fue así. Sin embargo, me intriga saber qué sucedió- replicó Albert.

    - Olviden eso…esperemos que sea cualquier cosa- añadió Archie- que no se opaque la felicidad de la familia Andley.


    En tanto Terry empacó sus cosas. No quiso decir a nadie que saldría. Dejó una nota para sus padres y se marchó a América.

    Fue al puerto y se puso de acuerdo con uno de los capitanes para que lo dejara ir en calidad de ayudante.

    El capitán accedió y Terry se dispuso a marchar a América, buscando la ayuda de la compañía Strastford.

    - Volverá a la actuación- pensó Terry- en cuanto tenga eso asegurado te buscaré Candy y ya verás todo lo que te voy a decir…


    Mientras tanto, Candy llegaba hasta la villa donde estaba la casa Pony.

    Fue Jimmy quien la encontró.

    - ¿Jefe Candy?

    Candy se acercó y lo abrazó.

    - Jimmy…estás enorme.

    Jimmy le preguntó.

    - Pero, ¿cómo es que estás aquí? No moriste.

    - Claro que no, ¿por qué lo dices?

    - Es que…en Lakewood todos creían que habías muerto.

    - Explícame más, Jimmy, por favor.


    Mientras la llevaba a la casa Pony, Jimmy le contó que había visto a Albert y que todos creían que estaba muerta. Pero que había corrido un rumor de que estaba con vida pero no querían aferrarse a esa esperanza, para no sufrir si no era verdad.

    - Pero ahora que es verdad que vives, todos se pondrán felices, jefe Candy.

    - ¿Y quién está en la casa Pony?

    - De nosotros, verás a alguien a quien quizás no conozcas. Pero la señorita Pony, aunque muy viejecita, sigue cuidando de nosotros al igual que la hermana María.

    - Mis ángeles protectores…-comentó Candy.

    Cuando llegaron, un muchacho le sonrió. Candy le preguntó.

    - Disculpe, joven, ¿estarán la señorita Pony y la hermana María?

    El muchacho se acercó y le volvió a sonreír.

    - Candy, ¿no me reconoces?

    Candy miró bien sus ojos.

    - John….eres tú- dijo con ojos cristalizados.

    El muchacho la abrazó con fuerza.

    - Sí, Candy, soy yo. Vine a ver a la señorita Pony para invitar a todos a mi boda. Me caso en dos semanas.

    - Me alegra mucho por ti. Me gustaría conocer a tu novia.

    - La conoces…no la reconocerás.

    Se acercó y la miró.

    - Eres Sandy, ¿cierto? La chiquilla a la que no le gustaba subir a los árboles.

    - Sí, Candy. Me alegra saber que estás bien.

    - No comprendo…¿por qué todos creyeron que estaba muerta?

    La señorita Pony se acercó.

    - El reporte del forense de Londres dictó eso. La señorita Elisa hizo llegar ese informe vía el señor Andley.

    - Elisa…-luego hizo una pausa y se echó en brazos de la señorita Pony y de la hermana María.

    Tras conversar un rato, decidió ir a la casa de Lakewood con ayuda de Jimmy Cardwright.

    Cuando se fue adentrando en el portal de las rosas, sus pensamientos seguían puestos en Terry pero mucho más en su pasado. En el tiempo en el que había sido tan feliz con la familia Andley. Luego, pensó en la explicación que iba a darle a Albert. Tenía que explicarle que se había casado con Terry, pero como no recordaba nada, pensaba que quizás era mejor anular el matrimonio.

    - El único que sufrirá por todo esto…eres tú, hijo mío- dijo a su pequeño en su vientre.- Te prometo luchar para que seas siempre feliz, pase lo que pase…


    Albert estaba en la puerta de la casa mientras todos se iban a dormir.

    Bárbara le dio dulcemente.

    - Estaré en el despacho…

    - Sube a dormir, te alcanzo en un rato.

    - Está bien, no tardes, hace frío.

    Todos entraron. Albert se quedó un momento contemplando el cielo. Cerraba la puerta principal cuando miró una silueta de cabello dorado que venía hacia él.

    - ¿Tú? ¿Candy?

    Ella avanzó lo más rápido que pudo. Albert corrió hacia ella y apenas podía creer lo que tenía frente a él.

    - Candy…estás viva.

    - Sí…

    Un abrazo fuerte cerró aquel reencuentro que pintaba ser largo y complicado.
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  5.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Noviembre 2014
    Mensajes:
    828
    Pluma de
    Escritora
    Ay, y me lo cortas en lo mejor TwT

    ¡Qué bueno! Justo eso se merecía Elisa por ser tan arpía, eso y más.

    Yendo con Candy y Terry... ciertamente no sé qué opinar. En parte, Candy tiene mucha razón. Terry debió decirle todo y avisar a Albert y los demás. Sin embargo no le veo la necesidad de haber viajado hasta América si podía arreglarlo en Escocia :'v

    Bueno. Me gustó bastante, Annnie y Bárbara embarazadas *-* qué asdf

    Estaré esperando la continuación TwT
     
  6.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    ¿Por qué Candy se tuvo que ir así?... de acuerdo, Terry actuó muy mal y lo expresé firmemente, pero la reacción de Candy fue la de una chica que se sentía a la vez culpable y molesta por el actuar del hombre que ama en vez de comportarse como una mujer madura y enfrentarlo cara a cara... en fin, el conflicto es para darle un desenlace más interesante.

    Me agradó el que el Dr. Michel mandará por fin a Elisa a freír chongos aunque no estoy muy de acuerdo con la violencia, pero es que esa ya se merecía su buen "éstate quieta" por intrigosa y mala leche... claro, no podía dejar de amargarle la vida a la gente, y en este caso a Candy. Por favor te pido que se ahogue en el mar... ☺

    Por último las buenas noticias sobre la llegada de lindos bebés tanto de Annie y Archie como de Albert y Bárbara para hacerle compañía al hijito de Candy y Terry... qué detalle! También gran detalle el de los chicos del Hogar, tantos recuerdos...

    Te sigo hasta el final, gracias por escribir.
     
  7.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    6
    muchas gracias ! prometo subir capi mañana!
     
  8.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    2362
    Cap. 96

    Candy no podía hablar. Era una mezcla de confusión, nostalgia, alegría. Todas esas sensaciones se mezclaban y amalgamaban para generar un torrente de lágrimas que se desbordaron de sus ojos. Albert las secó.

    - Apenas supimos que estabas viva. No sabemos cuánto sufrimos por eso.

    - Pero no morí, Albert, aquí estoy. Estoy de vuelta.

    - Pero, ¿cómo llegaste? ¿Viniste con Terry?

    Candy se sorprendió.

    - ¿Con Terry?

    - No me hagas caso…ya hablaremos de eso. Ahora es más importante darme cuenta que en realidad estás aquí, que no es un sueño…

    Candy pensó en su interior que sería duro para Albert saber que ella era la esposa de Terry, sin imaginar siquiera que la cabeza de los Andley le tenía también una sorpresa reservada.

    - No es sueño, estoy aquí, con ustedes. Por cierto, ¿y los demás?

    Dorothy llegó y apenas podía creerlo.

    - ¡Candy! Eres tú…

    Olvidando la compostura que pudiera haber tenido por ser parte de la servidumbre, recordó solamente el trato tan cercano y familiar que tenía con Candy y la abrazó con fuerzas. Candy lo hizo igual.

    - Dorothy, a ti también te extrañé…

    - Voy a ver a los demás…

    Mientras Dorothy llamaba a los demás, Candy miraba a Albert.

    - Albert…han pasado muchas cosas desde que me marché.

    - Lo sé…pero ninguna tan buena como saber que no moriste en la guerra.

    - Sí- siguió ella- y una de ellas fue que…

    Iba a hablar cuando llegaron Archie y Annie para saludarla, y junto con ellos, Bárbara Gerald.

    Albert se apresuró y la presentó.

    - Ella es Bárbara Gerald, la hija del conde Gerald quien falleció ya hace algunos meses.

    Bárbara le sonrió.

    - Eres muy linda y dulce, Candy, tanto como Albert te describió.

    - Gracias, Bárbara. Bienvenida a Lakewood.

    - Lo mismo digo- sonrió Bárbara.- Pasa, es tu casa, te traeré un té.

    - Gracias pero preferiría algo de leche tibia.

    Bárbara asintió.

    - En un momento estará.

    - No te moleste, puedo irlo a tomar a la cocina.

    Albert explicó.

    - Ella es así, Bárbara, siempre nos sorprende.

    Annie le preguntó.

    - ¿Cómo estás? ¿Cómo llegaste?

    - Bien, fue difícil pero por fin estoy aquí.

    - ¿Qué ha pasado con Terry?- insistió Archie.

    - Es…largo de contar- refirió la enfermera.

    Albert y Bárbara se encontraban en la cocina en tanto.

    Annie continuó.

    - ¿Sucedió algo malo con Terry?

    - Más o menos pero…no quiero hablar de eso ahora. Me da tanta felicidad estar aquí que no quisiera pensar en otra cosa.

    Archie asintió.

    - Lo sé y a nosotros también nos alegra saber que estás bien. Pero sí queremos contarte algo. Annie y yo vamos a ser papás por fin.

    - ¿En serio?- dijo Candy, abrazando a su amiga para luego soltar el llanto.

    - ¿Por qué estás así?

    - Annie…¿podemos hablar en un rato a solas?

    - Por supuesto, pero me asustas…

    - No es nada malo- refirió Candy.- Ahora tranquilos, porque Albert ya viene.

    Guardaron silencio un momento para después conversar de otra cosa.

    - ¿Fuiste a la casa Pony?- preguntó Albert.

    - Sí- contestó Candy muy animosa.- Pude ver a todos y también estar un rato con los nuevos chicos. Todo ha cambiado tanto…

    - Así es- dijo Albert- tanto como nuestras vidas.

    Había tanto que decir…


    En el barco, Terry iba y venía, recibiendo órdenes del capitán y de algunos de los marineros.

    Uno de ellos estaba un poco ebrio en una de las bodegas y cuando Terry lo descubrió, el hombre sacó un arma.

    - ¿Qué pretendes, muchacho? ¿Irme a acusar con el capitán?

    - Suelta esa arma. Estás ebrio. El capitán no se merece que tú hagas algo así.

    - Tú no tienes por qué darme órdenes. Tú sólo estás de paso, eres un trabajador más.

    Pero Terry forcejeó con él para quitarle el cuchillo. Alguien entró de improviso y vio a Terry con el cuchillo en la mano.

    - ¡Trató de matarme!- dijo el marinero.

    - No es verdad, tú eras quien quería agradirme.

    El hombre que entró era el primero de a bordo.

    - Vengan los dos…

    Cuando estuvieron arriba, el capitán, tras fumar su pipa, comentó.

    - ¿Esperas que crea tu cuento, McMahon? El muchacho está sobrio. Tú estás muy mal…

    - Pero…

    - Pero nada. Respeta la vida del joven y a ti, en cuanto lleguemos a América, no te quiero volver a ver. Te daré una suma y podrás irte a trabajar a otro barco. Conmigo no. Comprometes la integridad de la gente con la que trabajo y su seguridad. Arruinarás mi carrera si te permito que sigas trabajando con nosotros.

    - Está bien, señor…

    El hombre se marchó. El capitán explicó.

    - Ese hombre ya me tenía harto. Tú no tienes la culpa. Gracias por ayudarme a deshacerme de él.

    - Yo no quería eso. Sólo me defendí- replicó Terry.- Ese hombre no podía permanecer en ese estado sin que usted lo supiera.

    - Gracias de nueva cuenta. Ve, sube a cubierta y que te atiendan bien, muchacho. Luego baja y charlemos un poco en mi camarote.

    - Gracias a usted, capitán.

    Fue a cubierta, estuvo recorriendo el pasillo con la mente puesta en Candy. Iba a tratar de comer algo para luego volver a conversar con el capitán.

    Mientras comía recordaba lo vivido con Candy y las alegrías que había pasado en la casa de Escocia.

    “¿De verdad yo tenía la manía de subirme a los árboles?- preguntó ella una noche antes de dormir.

    - Por supuesto, y yo te empecé a llamar ‘Tarzán Pecosa’- insinuó divertido Terry.

    - ¿Y eso qué es?- insistió Candy.

    Terry rompió a reír.

    - Eso fue lo que dijiste la primera vez que te lo dije y yo te respondí que era tu nuevo nombre. Claro que no te pareció en lo más mínimo.

    - Como ahora…-bufó.

    Pero Terry le golpeaba levemente en la naricilla y le robaba un beso.

    - La señora Grandchester es muy enojona y yo conozco el modo de doblegar ese mal humor.

    - ¿Ah, sí? ¿Y cómo?

    - Ya verás- decía al tiempo que la llevaba en brazos hasta su habitación y entre besos la enamoraba de nueva cuenta.”

    Terry salió de su pensamiento tan hermoso.

    - No sé por qué lo hice…debí actuar de otro modo. Pero ella…¿era suficiente eso para dejarme? ¿Por qué no me esperó para hablar y arreglarlo todo? Sin embargo, si cree que voy a ir corriendo a sus pies, está muy equivocada. No será tan fácil como ella cree.

    Se fue a descansar y cuando despertó, el camino se tornaba un poco más tranquilo. Pronto llegaría a América.


    En la noche, cuando ya los demás habían ido a descansar, Candy conversó a solas con Annie.

    - Así que vas a ser mamá- comentó Candy emocionada.- Por fin voy a ser tía.

    - Así es, Candy. Nos acabamos de dar cuenta.

    Candy suspiró hondamente.

    - ¿Qué sucede? Llevas rato tratando de hablarme de algo.

    - Annie- comenzó- estoy…embarazada de Terry.

    Annie la abrazó. Candy lloró.

    - Pero, ¿no deberías estar feliz? Por cierto, no me has contado nada. Dime, Candy, ¿por qué no vino Terry contigo?

    - Ay, Annie…yo…dejé a Terry en Escocia. Verás, había perdido la memoria y…

    Entonces le contó todo y cómo Elisa había ido a buscarla y le había hablado de golpe sobre ella y Terry.

    - Elisa es un demonio. Pero dime, ¿qué piensa Terry de todo esto?

    - Le dejé una carta solamente. Sé que es muy poco pero…espero que entienda que las cosas se resolverán de otro modo. Yo dejé a Albert con promesa formal de matrimonio y tengo que ser honesta con él…debe saber por qué y en qué circunstancias he vuelto.

    - Pero, Candy…hay algo que no sabes…

    - No necesito saberlo para darme cuenta que Albert no tiene idea de cómo hablarme, porque es él quien no tiene idea de lo que pasó con Terry. Pero ya se lo haré saber y podemos arreglar las cosas.

    - Será más fáciles de lo que crees…figúrate que…

    Pero no pudo decirle más. Alguien tocó la puerta.

    - Pase…

    Era Albert.

    - Perdón por la molestia pero quería asegurarme de que estabas bien.

    - Totalmente, despreocúpate.

    - Está bien, hasta mañana.

    En el despacho, esperaba Bárbara.

    - Es muy linda Candy, Albert. Realmente me agrada, no sé si haremos pronto buenas migas pero será fácil.

    - Gracias, Bárbara. Sólo te pido un favor. Creo que Candy está algo rara. No sé qué haya sucedido y hasta no saberlo, no es conveniente que sepa lo nuestro. En cuanto averigüe por qué está algo extraña, le diremos lo de nuestro amor y de nuestra futura boda.

    - Tranquilo, Albert, ya habrá tiempo para eso. Ahora tienes que recuperar el tiempo perdido y que ella se sienta bien aquí.

    - Eres tan buena, Bárbara. Por eso te amo tanto- dijo besándolo tiernamente.


    Al día siguiente, Bárbara estaba atenta a los detalles de la casa y salió un momento al jardín. Ahí vio a Candy, aspirando el aroma de las flores que llevaban su nombre.

    - Conozco la historia- refirió Bárbara.

    - Me alegra- sonrió Candy- el muchacho que las plantó era como un ángel.

    - Sí…eso me ha dicho Albert.

    - Dime, ¿hace cuánto llegaste?- preguntó Candy.

    - Hace unos meses. Verás…venía a buscar trabajo. Vivo en Londres pero mi padre murió y yo no quería depender de su herencia y esas cosas. Quería abrirme camino por mí misma, sólo que no sabía cómo. Entonces, recordé que Terry me había hablado de su familia y…

    - ¿Terry? ¿Conoces a Terry?

    - Sí…no sé si recuerdes que…el duque de Grandchester quería que se casara con una chica de Londres en un matrimonio arreglado por conveniencia. La chica era yo, pero Terry se portó muy valiente y se negó a casar conmigo. Nos hicimos amigos y él me habló de ti.

    La cabeza de Candy parecía un torbellino.

    - ¿Te sientes mal?- preguntó Bárbara.

    - No…no fue nada. Entonces pediste ayuda a Albert..

    - Sí, me dio trabajo en el club hípico de Nueva York, con un amigo suyo, el doctor Arthur Kelly.

    - ¿Arthur Kelly? Es amigo mío…

    - ¿De verdad? Me alegro mucho que estemos tan relacionadas con tantos amigos en común, Candy.

    Ella sonrió. Bárbara bajó ligeramente la mirada.

    - Luego, vino a Lakewood y…

    Cuando iba a decir algo más, Dorothy interrumpió.

    - Perdón, pero el desayuno está servido.

    - Gracias, Dorothy, ya vamos.

    Seguían conversando sobre sus aficiones y el trabajo de la joven enfermera.

    Cuando el desayuno terminó, Albert y Candy se reunieron en el despacho para hablar a solas.

    Ya dentro, Albert le comentó.

    - Candy…realmente…tenía miedo de que jamás volverías. Te creí muerta.

    - Albert…tengo algo que contarte…yo…perdí la memoria.

    - ¿Cómo?

    - Sí…hace tiempo, cuando terminó la guerra, hubo un problema al volver. Primero sufrí mucho porque creí muerto a Terry. Luego…hubo algo al volver…pero no recuerdo más…y cuando me di cuenta de todo…estaba en Escocia…y era ya la esposa de Terry…

    Albert asintió.

    - Con razón Elisa sospechaba…

    - ¿Cómo se enteró Elisa?

    - Por el doctor Michael…era su prometido.

    - Michael…-recordó Candy- siento que…yo lo vi…sí, ahora que recuerdo…Michael estuvo en Escocia…pero no recuerdo mucho. Entonces se va a casar con Elisa.

    - No…ya no. Michael desistió del compromiso.

    - Elisa…-replicó Candy.- Ella fue quien echó todo a perder.

    - ¿De qué hablas?

    Candy no tenía idea de nada relacionado con Bárbara. Ésta escuchó desde afuera al acercarse un poco.

    - Las cosas sucedieron así mientras estuve con la memoria perdida. Pero ahora…si tú quieres que la palabra de matrimonio siga en pie, estoy dispuesta a casarme contigo…pero tienes que saber algo…

    Bárbara se apartó. No quería seguir escuchando.

    Candy siguió.

    - Yo…espero un hijo de Terry.

    Albert le tocó el rostro.

    - Ahora escúchame a mí…ser madre de un hijo de Terry era tu sueño, lo que más anhelabas en la vida. Yo no voy a cambiar eso…porque yo también voy a ser padre.

    - ¿Cómo?

    - Sí…Bárbara y yo…vamos a casarnos. Pero no queríamos decidir nada hasta que tú volvieras y compartieras nuestra felicidad.

    - Me alegra tanto, Albert. Eso quiere decir que tú y Bárbara…

    - Sí…ella y yo nos amamos mucho y vamos a tener un hijo.

    Candy lo abrazó con fuerza.

    - Entonces nuestra felicidad será completa.

    - ¿Y Terry? ¿Cómo lo dejaste?

    - Estaba resentida porque me mintió…yo tenía la memoria perdida y él aprovechó para que nos casáramos…no sé cómo accedí, pero así fue. Aprovechó mi amnesia. Pero lo amo de igual forma. Espero que venga a América pronto y nuestras diferencias se resuelvan.

    - No debiste hacer eso- comentó Albert.- Sé que no fue muy honesto de su parte pero debiste esperar a arreglarlo con él.

    - Tenía que hacerlo…no me gustan las mentiras, Albert.

    Él asintió.

    - No te preocupes, que cuando Terry venga, todo se aclarará.

    Pero Bárbara estaba tan dolida que fue a su habitación y comenzó a hacer sus maletas.

    Annie la encontró.

    - ¿Qué haces, Bárbara?

    - Me voy, Annie…ahora que Candy ha vuelto, yo nada tengo que hacer aquí.

    - Pero no digas eso…Albert te ama.

    - Lo sé pero…el lugar le corresponde a Candy.

    - Claro que no. Tú amas a Albert y Candy a Terry.

    - Pero yo escuché que Candy le decía a Albert que si quería, podrían retomar su palabra de matrimonio- dijo Bárbara, llorosa.

    - Entendiste mal. Candy no sabe lo de ustedes. Además, ella había perdido la memoria y acaba de recuperarla. Su mente está confundida. Tú no debes irte, lucha por Albert y explícale a Candy todo en su momento.

    - Gracias, Annie. Me haces muy feliz…

    ---------------------------------------------------------------------------------------------------------
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  9.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    628
    Cap. 97

    Terry llegó al fin a América. No tenía mucho dinero pero aprovechó para ahorrar un poco y pagó un boleto de tren hacia Broadway.

    -Tengo que buscar a Stratsford. Es mi única opción.

    Mientras viajaba en el tren pensaba en su hijo.

    - Candy va a ser mamá…se verá hermosa la pequeña pecosa esperando un niño…un hijo mío- comentó con lágrimas en los ojos.- Su vientre llevará un pedazo de mi vida. Espero que todo salga bien. Pero ahora no debo volver a verla…

    Se imaginaba al bebé con el color del cabello de Candy y sus ojos…o con el color de su cabello y los ojos verdes de la enfermera.

    - Como sea, será un niño…o una niña hermosos. Ya quisiera tenerlo en mis brazos- seguía, con lágrimas en los ojos.


    En la casa, Bárbara habló con Candy.

    - ¿Podemos charlar?

    - Por supuesto. Bárbara…muchas felicidades.

    - ¿Por qué?

    - Porque vas a darle un hijo a Albert.

    - ¿El te lo dijo?

    - Claro, ahora sé que van a ser padres y que se van a casar. Me alegra tanto que él sea feliz contigo, como yo con Terry. Yo también voy a darle un hijo a Terry.

    Bárbara sonrió.

    - Candy…felicidades.

    Se abrazaron y se miraron entre lágrimas.

    - ¿Qué sucede?

    - Es que…no sé…es como si estuviera abrazando a una hermana.

    - Pues es como si lo fuéramos. Tú, Annie, Paty y yo seremos como hermanas, porque formamos una gran familia.

    - ¿Y…Elisa?

    - Elisa…lo siento tanto por ella pero…aunque me ha hecho daño no la odio, la compadezco.

    - Yo también- reveló Bárbara.- Pero no sé…le sigo teniendo miedo.

    - En mi caso también…siento que su fantasma estará siempre si no hacemos algo para detenerla.

    - Tenemos que unirnos como familia para impedirle que siga haciendo más daño.

    - Pero ahora no nos preocupemos- siguió Candy- hay que seguir adelante y ser verdaderamente felices.

    Ambas chicas siguieron conversando hasta la hora que llegó Paty con el doctor Arthur.

    En cuanto Paty vio a Candy corrió a abrazarla y lloró con ella.

    - ¡Candy! Eres tú…

    - Sí, Paty, soy yo…no morí.

    Estuvieron juntas conversando y se enteraron de lo que Candy había hecho con Terry.

    - Debiste aclarar las cosas con él- observó Paty.

    - Lo sé- dijo Candy- pero…me rebasó saber que se había caso a pesar de que yo tenía amnesia.

    - Sé que él actuó mal pero es tu esposo…el padre de tu niño. No puedes dejarlo así como así.

    Annie le dijo.

    - No te preocupes. Puedes enviar un telegrama y avisarle que estás acá y que estás bien, con nosotros.

    - ¿Creen que funcione?

    - Por supuesto.

    Departían alegremente, mientras Albert y los demás reían y esperaban que el día les trajera buenas noticias.

    - Ya sólo falta que Terry esté aquí y todo estará bien.


    Dos días después, Elisa fue a la casa Grandchester para averiguar qué había pasado con Candy pero no la encontró ni a ella ni a Terry.

    En lugar de eso encontró un telegrama para él. Lo rompió y lo leyó. Luego comentó.

    - Con que esperan que Candy y Terry se reúnan en Lakewood. Pues…quizás yo pueda ayudar…-sonrió maliciosa.


    Terry llegó a Broadway. Estaba en un café cuando encontró al señor Stratsford en persona.

    - ¿Terry?

    - Sí, soy yo, señor.

    - Pensamos que…habías muerto.

    - No…estoy vivo. Y viene usted en un momento importante. Quiero pedirle trabajo como actor.

    - Cuenta con ello. Volverás a actuar. Espero que ese problema del alcohol…

    - Despreocúpese…no he vuelto a tomar y no volveré a hacerlo. Puede confiar en mí.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  10.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Noviembre 2014
    Mensajes:
    828
    Pluma de
    Escritora
    Hmmmm u.u al menos en Lakewood ya todo está arreglado, pero vemos aquí que esa Elisa quiere hacer de las suyas de nuevo ¡Pffff! Árbol que no se endereza crece torcido (o algo así era... (?)

    Cuánto amorsh uwu aunque falta aún el tan esperado reencuentro entre Candy y Terry D:

    Espero la continuación *---*
     
  11.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    esa Elisa... la odio con odio jarocho!... ☺. Bien, nada mejor que darle más intriga al asunto que Elisa, de verdad te suplico que se ahogue en el mar, please.

    Ahora resulta que Terry quiere hacerse el difícil, seguiremos el desenlace de tu obra, faltaba más, y conoceremos a las lindas criaturitas que van a nacer, nada mejor para el final
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  12.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    1132
    Cap. 98

    Terry estuvo conversando con Stratsford y llegaron a un acuerdo.

    - Te reunirás con la compañía, empezarás a ensayar y te reunirás con todos en la siguiente temporada. Pondremos en escena El Rey Lear.

    - Está bien. Y dígame, ¿quién más permanece en la compañía?

    - Hay varios compañeros tuyos de antes. Y también está Karen Klays.

    - ¿Sigue Karen? ¿Después de lo que hizo?

    - La cesamos un tiempo y luego pidió volver. Se ha casado con uno de nuestros mejores actores. Ahora ellos están juntos y ella ha cambiado mucho.

    - Ojalá. Pues usted dígame, ¿cuándo comienzo?

    - ¿Ya estás instalado?

    - No, aún no.

    - Entonces ven conmigo. En el edificio donde estoy hay suficientes departamentos. Uno de ellos puede ser para ti.

    - Pero…deben ser caros. Yo no tengo ahora suficiente dinero para pagarlo.

    - No te preocupes- insistió Strastford.- En cuanto empieces a trabajar puedes pagar el alquiler. Ahora quiero ayudarte. Todo para ayudar a un gran actor como tú y al hijo de Eleonor Baker.

    Terry sonrió y agradeció.

    - En otro tiempo, quizás, me habría molestado por mencionar a mi madre. Pero ella y yo estamos bien, y también mi padre y yo nos hemos reconciliado. Además…voy a ser padre.

    - ¡Qué bien! ¿Y con quién?

    - Con la enfermera que trabajaba en el hospital Saint Joseph cuando fue el estreno de Romeo y Julieta. La hija adoptiva de los Andley.

    - Ah, sí, ya recuerdo. La que se iba a casar con el heredero. Pero, ¿entonces?

    Terry comenzó a contarle todo.

    - Debes recuperarla. No deberías estar separado de ella.

    - Pronto volveré pero será hasta que sea un actor, tal y como ella siempre deseó.


    En Lakewood, Candy no sabía qué hacer. Quería enviar un telegrama a Terry pero no le pareció prudente. Una carta tardaría mucho en llegar. ¿Qué hacer? Extrañaba a Terry.

    Contemplaba la luna por la ventana, cuando Albert llegó.

    - Pensativa…

    - Sí…

    - Adivino en quién estás pensando…

    Candy quiso abordar el tema.

    - Albert…yo…no he podido hablar respecto a lo del compromiso.

    Albert comentó.

    - Yo siempre supe que Terry y tú tenían que estar juntos. Cuando pensé que habías muerto, fue terrible. Sufrí mucho pensando que no harías tus sueños realidad. Pero tú eres muy fuerte y valiente, Candy. No podía ser de otro modo. Terry es muy afortunado por tenerte. Y yo soy feliz sabiendo que tú lo eres. Además, el amor de Bárbara ha llegado a ser el mayor baluarte que tengo.

    - Yo también soy feliz por ti, Albert. Ella es una mujer maravillosa.

    - Y dime, ¿qué piensas hacer para reunirte con Terry?

    - Quería enviarle una carta…un telegrama pero no sé. Debe estar molesto.

    Albert le propuso.

    - Enviaremos un telegrama y lo haremos venir. Podríamos adelantar la boda con Bárbara para que él pueda venir. De hecho, envié un telegrama hace poco, quizás ya viene en camino.

    - Ojalá, me preocupa tanto no saber qué está pensando ahora mismo.

    - No sufras, verás que todo saldrá bien.

    Entraron a la casa para descansar.

    Al día siguiente se reunieron para hablar de sus planes a futuro.

    Pero Candy seguía preocupada. No sabía qué seguiría. ¿Y si Terry seguía molesto con ella? No tenía idea de que él ya se encontraba en América.


    Días después…

    El departamento donde vivía Terry era muy cómodo. Sabía que en cuanto tuviera dinero, pagaría sus deudas, pero buscaría un lugar para vivir con Candy. Sólo que no iría a buscarla hasta que no fuera ya un actor reconocido de nueva cuenta. Quería volver a la actuación y ser un hombre responsable.

    Se reunió con la compañía, quienes estaban felices de haberlo visto con vida.

    - Creímos que te había pasado algo malo.

    - Afortunadamente no fue así. Pero ya estoy de vuelta. Y espero que podamos llevarnos bien y trabajar juntos.

    Karen se acercó.

    - Bienvenido, Terry.

    Éste sonrió y la saludó.

    - Gracias, Karen.

    El esposo de ella se acercó y le dio un abrazo.

    - Fred…qué gusto verte de nuevo.

    - Hola, Terry, bienvenido. Yo soy el esposo de Karen. Ella ya me puso al tanto de algo que sucedió hace un tiempo. No creí en ello hasta que fue ella quien me contó la verdad.

    - Ya todo ha pasado, Fred. Yo también he cambiado y también me he casado.

    - ¿Terry, casado?- preguntó Karen en tono de broma.- Esa sí que es una novedad.

    Todos sonrieron y se reunieron para comer.

    Tras la comida, Terry fumó un cigarrillo en una esquina pensando en cómo acercarse a Candy. Karen se acercó.

    - ¿Piensas en Candy, cierto?

    - Sí…no sé cómo acercarme.

    - ¿Por qué no la buscas?

    - No puedo…no por ahora. Quiero estar seguro del trabajo, de esta oportunidad. En cuanto tenga a donde llevarla lo haré.

    - Según me dijiste, vas a ser padre, ¿no? Es ahora cuando ella te necesita más. No dejes lugar a que el tiempo pase. No seas egoísta. Si dices que has cambiado, ya no pienses en ti, ni siquiera en ella. Sólo en tu hijo.

    - La necesito mucho. La amo mucho.

    - Pues demuéstraselo.

    - Tienes razón, Karen. Iré a buscarla.

    Salió avisando a Stratsford que enviaría un telegrama.

    Lo hizo y se volvió a su departamento.


    Elisa se presentó en Lakewood.

    Abordó a Dorothy cuando ésta llevaba en las manos un telegrama.

    - Hola, Dorothy. ¿Hay gente en la casa?

    - Sí, señorita.

    - ¿Qué llevas ahí?

    - Nada…-trató de esconder.

    Elisa se lo arrebató.

    - Tranquila, se los entregaré. Ahora ve a tus quehaceres.

    Dorothy no quería irse pero Elisa casi la obligó.

    Sin embargo, le avisaría a Candy.

    Cuando entró todos estaban molestos con ella.

    Archie fue quien más le espetó en la cara su actitud.

    - Eres una infeliz, Elisa. Por tu culpa, Candy recobró la memoria con brusquedad.

    - Cuidado en cómo me hablas, Archie.

    Albert entró.

    - ¿Qué sucede, Elisa?

    - Nada, he venido a la casa. Trajeron este telegrama. Me lo dio Dorothy al entrar.

    Candy se emocionó.

    Albert abrió el telegrama y lo leyó en voz alta.

    “Candy, estoy en América. Vuelvo a la actuación. Iré a buscarte. Terry G. B”

    Candy sonrió entre lágrimas. Bárbara la abrazó.

    Albert también estaba feliz. Elisa continuó.

    - ¿Lo ven? Después de todo no es tan malo. Va a venir ¿no?

    - ¿A qué viniste?

    - A traer estos documentos de la herencia de la tía Elroy.

    Albert tomó el sobre y le dijo.

    - En cuanto los haya revisado te avisaré. Ahora, haz el favor de retirarte.

    Elisa se enfadó.

    Annie comentó.

    - ¿Crees que decida hacer algo malo?

    - No lo sé…-observó Archie.
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  13.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Noviembre 2014
    Mensajes:
    828
    Pluma de
    Escritora
    Esto es sorpresa...

    Por un momento pensé que Elisa haría de las suyas con el telegrama, pero afortunadamente no fue así.

    Me va gustando mucho, ya lo sabes, y me alegro de que el cambio de Karen fuera para bien :)

    Seguiré la historia hasta el final <3
     
  14.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    No tengo más que decir que esperar por la reconciliación de Terry y Candy... ah!, y que Elisa se ahogue en el mar!... ☺.

    Un gusto seguir leyendo la interesante historia hasta el final.
     
  15.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    894
    Cap. 99

    Albert le echó un vistazo a los documentos y se dio cuenta que tenía que revisarlos con calma.

    - Son los papeles para lo de la lectura del testamento, ¿cierto?

    - Sí…pero me gustaría que los leyéramos con calma primero. Estoy seguro que Elisa trae algo entre manos.

    Candy leía el telegrama de nuevo. Luego tuvo que retirarse inmediatamente.

    Annie le preguntó.

    - ¿Qué sucede, Candy?

    - Nada…es sólo que se me revolvió un poco el estómago.

    - Es por lo de tu embarazo, ¿verdad?

    - Seguramente sí…ay, Annie…Terry vendrá. Necesito que hablemos acerca de lo que pasó. Ahora entiendo que no fue su culpa, sólo quiso que no sufriera más.

    - Así es, Candy. Te quiso proteger y no encontró otra forma.

    - Lo sé, aunque no fue la mejor pero…lo perdono porque lo amo mucho- refirió Candy.

    Annie y Candy se abrazaron.


    - De verdad, Terry, ¿no necesitas un té? Estás algo descompuesto.

    Terry negó.

    - No, ya estoy bien. Sólo fue algo que me cayó mal, seguramente.

    Karen negó.

    - No es eso, tonto. Lo que pasa es que vas a ser papá y tienes los mismos síntomas del embarazado de Candy.

    - No puede ser…-decía.

    Todos reían. Al fin Terry dijo a Stratsford.

    - Voy a ir por Candy para que arreglemos un pequeño problema que tenemos. ¿Puedo salir este fin de semana? Volveré el lunes temprano.

    - Por supuesto. El estreno será en una semana así que no hay problema.

    - Gracias.


    Candy esperaba todos los días a que Terry llegara. No quiso avisar cuándo iba pero seguramente sería pronto.

    Aquel día en la tarde, encontró una nota en su cuarto.

    - ¿Quién la habrá dejado?

    La leyó. Era una nota de Terry.

    “ Te espero en la casa del campo que está a unos pasos de Lakewood. Ahí estaré esperándote, Candy. Terry G.B.”

    - Es una sorpresa. Si le digo a alguien la echaré a perder. Iré sola- se dijo.

    Así que se preparó para salir sin decir una palabra a nadie. Tomó un caballo y se dirigió hacia allá.

    Bárbara se sentía un poco cansada. Albert mandó llamar al médico.

    - Quiero que te revise a ti y a Candy. Han estado sometidas a mucha presión.

    - Sí, Albert, como tú digas.

    Annie estaba con ella y preguntó.

    - Por cierto, ¿dónde está Candy?

    - Tal vez fue al jardín- dijo Archie.

    Pasado un rato, la buscaron pero no la encontraron.

    Más tarde, cuando la noche caía, alguien iba llegando al portal de las Rosas.

    El muchacho entró por la reja que estaba entreabierta. Sus pasos lo llevaron a la casa.

    Albert había recibido al doctor pero todos estaban angustiados porque Candy no aparecía.

    El recién llegado era Terry.

    - ¿Terry?- observó Albert.- Alabado sea Dios.

    - Albert…¿dónde está Candy?

    - Eso es lo que quisiéramos saber.

    - ¿Cómo?

    - Estaba aquí pero hace un rato no sabemos nada de ella. Vino el doctor para revisar a Bárbara y a ella.

    - ¿Bárbara está aquí también? Qué bien.

    - Pasa, adentro te contaremos y nos ayudarás a buscarla.

    Archie fue con algunos hombres de la finca a los alrededores pero no habían reparado en ella.

    No se les había ocurrido buscarla en la vieja cabaña porque era difícil llegar hasta ahí y en el estado de Candy era riesgoso.

    Volvían cuando Terry le decía a Albert.

    - Me muero si algo le sucede. Dejé Escocia porque quería recuperarla. ¿Qué pudo haber pasado?

    - Yo estoy tratando de atar cabos y sólo un nombre me viene a la cabeza: Elisa.

    - ¡Esa maldita!- dijo Terry.

    - Tranquilo, será mejor que pensemos en algo.

    Dorothy por fin hizo su aparición.

    - Encontré esto- dijo dándole la nota a Albert.

    Terry tomó la nota y la leyó.

    - Esto yo no lo escribí.

    - Entonces…está en la cabaña. –dijo Albert.- Ven, vamos, Terry.

    - Vamos. Archie, cuida de las chicas.

    - Por supuesto.


    Ya en la casa, Candy lloraba y suplicaba que la dejara ir.

    - Elisa…te lo suplico…déjame ir. No tienes por qué hacer esto. Estoy esperando un hijo.

    - Tu vida es todo lo que yo siempre quise tener. Anthony te amaba, Terry también. Y ahora estás esperando un hijo suyo, pero no será por mucho tiempo.

    Elisa tenía una pistola en la mano.

    - Por favor, Elisa- dijo con lágrimas- te ruego que no lo hagas. Yo te perdono pero no me mates…

    - Así, suplícame que te perdone la vida…

    Al fin Terry y Albert llegaron. Terry le gritó.

    - ¡Elisa! Suelta esa arma.

    - ¡No! Estoy dispuesta a matar a Candy.

    - No lo hagas…suelta esa arma, Elisa.- dijo Albert.

    Elisa disparó. Albert se atravesó y la bala le llegó al hombro. Terry la amagó y la desarmó.

    - Será mejor que te quedes quieta si no quieres que algo malo te suceda.

    Los hombres que los acompañaban la amarraron, mientras Terry asistía a Albert.

    Entre todos volvieron a la casa. Pero la herida de Albert era delicada.

    Candy estaba asustada. Terry la abrazó.

    - Amor…tranquila…ya pasó lo malo.

    - Terry…tengo miedo.

    - No te preocupes…Albert se pondrá bien, es muy fuerte.


    MUCHAS GRACIAS POR LEER, PROMETO NO TARDAR...YA CASI VIENE EL FINAL...
     
  16.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Me emociona haber llegado a tiempo para leer... la historia, como ya te he comentado, ha tenido un desarrollo interesante, a veces algo lento y a veces un tanto rápido y enredado, pero has tenido un buen manejo de personajes y nos has regalado una fluida y amena narración para disfrutar; no me arrepiento de tomarme el tiempo para disfrutarla.

    De verdad lo mejor que puede pasarle a Elisa es una cadena perpetua ante el intento de asesinato (por enésima ocasión... ☺) en contra de Candy, que gusto que los chicos llegaron a tiempo (aunque todavía puedes ahogarla en el lago y evitarle la vergüenza a su familia como un último recurso de dignidad... ☺); por suerte la herida de Albert no será de cuidado. ¡Ya quiero ver a los niños!... y no te olvides de casar a Paty para un final más que completo.

    Un gusto, te sigo.
     
  17.  
    Mary Dragneel

    Mary Dragneel Temporalmente fuera de servicio :'v

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Noviembre 2014
    Mensajes:
    828
    Pluma de
    Escritora
    *llega y lee todo detalladamente* ¡Ahora sí! ¡Es definitivo que detesto a Elisa más que a cualquier otro personaje femenino de anime en el mundo mundial (?!

    Es que mira llegar a estos extremos :/ ¡merece cárcel!

    Como ya decía la buena InunoTaisho, qué bueno que Albert y Terry llegaron a tiempo D:

    Ay, que no le pase nada más grave a Albert :'c

    Seguiré, como te había dicho, esta maravillosa historia hasta el final ;)
     
  18.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    15
    Gracias a todos!! Voy por el siguiente capi y espero que el final les guste ;)
     
  19.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    527
    Cap. 100

    Elisa fue llevada a la policía.

    Terry abrazó a Candy.

    - Tranquila, todo va a salir bien…

    - Terry…tengo que explicarte…

    Pero él la interrumpió.

    - No digas más…ya pasó todo. Lo mejor es que estamos juntos. Ya habrá tiempo de hablar. Ahora hay que salir de aquí y atender a Albert.

    Llegaron al hospital.

    Terry deambulaba por el pasillo, tratando de contener los nervios. En su mente aparecían todos los momentos que había compartido con Albert. Su gran amistad, su ayuda, su forma de ser, tan abierta, tan libre de prejuicios…incluso habían sido rivales sin querer.

    - Pobre Albert…tuvo que renunciar a Candy cuando ya casi se iban a casar…sólo porque yo estoy vivo. Sin embargo, él siempre ha sido un caballero afortunado.

    Las lágrimas brotaron por sus ojos y rodaron por sus mejillas sin poder contenerlas.

    Candy se acercó a los médicos y dijo:

    - Disculpen, quiero pedirles que me permitan ayudar…soy enfermera instrumentista…

    - Gracias, señorita. Venga conmigo- dijo uno de los médicos.

    Candy fue hecha entrar a la sala donde lo iban a operar.

    - Tenemos que proceder con rapidez…han pasado muchas horas y ha perdido mucha sangre…hay que realizar una transfusión.

    Candy estaba triste pero tenía que sobreponerse para poder ayudar.


    Afuera, Terry seguía dando vueltas esperando lo que sucedería cuando vio llegar a Bárbara.

    - ¿Qué haces aquí? ¿Para qué viniste?

    - Tenía que hacerlo- dijo llorando- no podía quedarme de brazos cruzados.

    Archie y Annie venían con ella.

    - No quiso hacernos caso. Cuando se enteró se empeñó en venir.

    - No debiste- replicó Terry.- Él estará bien, pero tú no lo estarás si sigues aquí.

    Bárbara insistía, cuando empezó a sentir que el aire le faltaba.

    Archie intervino.

    - Hay que buscar un doctor. Ven, Bárbara…

    Terry y él la acercaron a un médico. Uno de ellos se negaba a atenderla. Terry enfureció.

    - Usted no entiende nada, doctor. Adentro, hay un hombre valiente que está sufriendo por salvar la vida de alguien más. Y hay otra mujer también valiente que está embarazada y que está adentro dando lo mejor de sí para salvarlo. Y ella también esperaba un hijo. Un hijo de ese hombre valiente y ella padece del corazón, ¡y si usted no la atiende es un estúpido que no merece llamarse médico!

    - ¡No me hable así, joven!

    - Usted no sabe nada- insistió Terry.- Le exijo que la atienda. Si algo malo sucede, será culpa suya- repitió Terry con furia en la mirada.

    El doctor revisó a Bárbara y la hizo entrar a uno de los consultorios.


    Dentro, Candy veía cómo Albert se debatía entre la vida y la muerte y soltaba algunas lágrimas, mientras intervenía en la operación.

    - Por favor, Albert…sé fuerte…Bárbara y tu hijo te necesitan. Yo también te necesito. Tú puedes seguir adelante. No puedes dejarnos ahora…

    Albert respiraba con dificultad.


    Y en otra habitación, Bárbara también se agitaba. El latir de dos corazones palpitaba al unísono y parecían sincronizados. De pronto, Bárbara se quedó quieta. Los médicos estaban preocupados…

    EMPIEZA LA RECTA FINAL, ALRATO EL SIGUIENTE CAPI ;)
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  20.  
    Andrea Sparrow

    Andrea Sparrow Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    16 Enero 2015
    Mensajes:
    415
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Desafiando el destino [Finalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    114
     
    Palabras:
    923
    Cap. 101

    Una mujer estaba en la sala. Llevaba ya un rato aguardando por alguien pero no sabía qué hacer.

    No tenía idea de a quién dirigirse estrictamente, hasta que Candy salió.

    - Señorita enfermera…¿me puede dar información?

    - ¿Sobre quién?

    - Sobre un joven que está la otra sala.

    Candy se estremeció un poco. Escuchar a aquella mujer sufriendo por aquel muchacho que desconocía, la hizo sentirse muy triste.

    - No se preocupe, señora. Ya le preguntaré a alguien. Dígame, ¿cómo se llama el joven?

    - Benjamin…Benjamin Ottmer.

    Candy miró a aquella mujer. Era una mujer de ojos dulces y cabello rojo, que se veía realmente triste. Comenzó a llorar.

    - Discúlpeme, señorita. Es mi hijo…mi único hijo…

    La mujer comenzó a llorar.

    - Usted debe entenderme seguramente. Va a ser madre…mi hijo es lo único que me queda en la vida.

    - Tranquilícese, ya averiguaré qué pasó. Seguramente estará bien.

    - No lo sé…tengo miedo. Un doctor dijo que estaba muy mal herido. Tengo mucho miedo…si él se muere, ya no tendré nada…a nadie. Una vez…yo tuve una pequeñita…me vi sola, con hambre y frío…no tenía nada que darle y…la abandoné…-sollozó la mujer.

    Candy recordó que ella también había sido abandonada.

    - Ahora con Benji estoy pagando el haber hecho eso con mi pequeña. Si pudiera saber en dónde está…

    - Cálmese, señora. Vamos a preguntar por su hijo.

    Mientras eso pasaba, un doctor dijo a Terry.

    - El señor Andley es fuerte pero su corazón no se ha estabilizado.

    - Por favor, doctor, que no le pase nada, haga todo lo que esté en sus manos.

    - Así lo haremos. Por cierto, la joven madre que está acá está mal…su corazón es débil.

    - Dios mío…no puede pasar esto. Doctor, prométame que hará todo lo que esté en sus manos por salvarlos. Ella es la madre del bebé de él. Se aman y merecen ser felices.

    - Un milagro los salvará, se lo aseguro.

    Terry vio a Candy pasar con aquella mujer.

    - ¿Cómo estás, Candy? Te veo pálida.

    - Estoy bien…Albert está sedado.

    - Bárbara está aquí…y no está bien. Pero los doctores están haciendo todo lo que pueden.

    - Ay, Terry…esto es terrible.

    Terry la abrazó.

    - No te preocupes, verás que todo sale bien.

    Al poco rato llegaron Paty y el doctor Kelly.

    - Candy- dijo Paty- vine en cuanto supe lo que pasó.

    - Gracias, Paty. Arthur…

    - No te preocupes, Candy, todo va a salir bien. Cuenten con nosotros.

    - Gracias- dijo Terry.

    Candy dijo a los demás.

    - Ya vuelvo. Esa mujer está buscando a su hijo y voy a preguntar dónde está.

    - Está bien. No tardes, por favor.

    La enfermera asintió.

    Fue con la mujer y preguntaron por el muchacho.

    - Aquí está, Benjamin Ottmer, pasillo 4, habitación 202.

    - Gracias.- dijo Candy.

    Avanzaron por el pasillo. La mujer sentía mucho consuelo con la joven y ella con la mujer.

    - Espere, pediré información al doctor.

    Candy fue con él y le preguntó.

    - Doctor…el chico de la habitación 202…¿está grave?

    - Un poco…se teme por su vida.

    - Su madre- siguió Candy- está aquí…¿puede pasar a verlo?

    - No por el momento. Hágame un favor. Quédese con él un instante, en lo que vengo a seguir la guardia. Diga a la madre que puede quedarse pero afuera.

    - Está bien, doctor.

    La mujer oraba mientras esperaba noticias.

    Candy llegó con ella.

    - El médico dice que no es prudente que lo vea por ahora. Mejor quédese acá, en este cuarto. Nadie la molestará. El doctor volverá en un momento.

    - ¿Cómo está mi hijo?

    - Todavía no se puede saber…-aventuró.- Pero se pondrá bien, ya verá- trató de tranquilizar.- Mientras tanto, podemos conversar.

    - Gracias. Me hará mucho bien.

    - Dígame, si no le molesta, me gustaría saber sobre su hija. Tal vez la haya visto alguna vez.

    - No lo creo- dijo la mujer- temo que haya muerto. Aquella noche…hacía tanto frío…sólo tenía una muñequita y una mantita para cubrirla…la dejé afuera de ese lugar…tan lejano.

    - Pobre criatura.

    - Una amiga mía tuvo a su bebé pero murió. La pequeña se quedó sola en el mundo. Había que ver cómo lloraba…era un mar de lágrimas. Y la mía…era todo lo contrario…sólo me quedé como recuerdo…su última sonrisa- dijo soltando el llanto.

    - Perdóneme, no debí dejar que hablara de ella.

    - No diga eso, señorita. Necesitaba hablar con alguien. He llevado por tantos años este dolor. Pero dígame, va a ser mamá, ¿verdad?

    - Sí…mi esposo y yo vamos a ser padres en pocos meses. Es una gran bendición, pero ahora sufrimos…un amigo nuestro y su novia están aquí, sufriendo. Él, herido y ella, por su embarazo. Tiene problemas del corazón…

    - Pobrecilla…¿y usted les atiende?

    - De momento. Pero creo que iré ahora con los míos.

    - Que Dios la conserve, señora…

    - Señora Grandchester, soy Candy Grandchester.

    - ¿Candy?- dijo la mujer sorprendida.

    - Sí…bueno, mi nombre era Candy White Andley, pero ahora de casada, mi apellido es Grandchester.

    - ¿Es usted familiar del señor Andley?

    - Sí, digamos que sí.

    Candy vio venir al doctor.

    - La dejo…el médico viene ya..

    La mujer dudó. Ese nombre la había descolocado totalmente. Ahora se quedaría a esperar por la vida de su muchacho.
     
    • Me gusta Me gusta x 2

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso