Microrrelato Demonios y no bombones

Algo escrito para celebrar mis recientes microvacaciones (?)

Demonios y no bombones
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Ana esconde cosas; las esconde en los libros, entre las paredes, bajo la alfombra y en los rincones olvidados de su mente. Las esconde de los demás e incluso de sí misma.

Ella guarda verdades, secretos, mentiras y misterios, también rencores, remordimientos, miedos, frustraciones y recuerdos. Oculta pequeños diablillos que la atormentan, Ana oculta demonios.

—¿Algún día exorcizaras a tus demonios?— le pregunta con curiosidad un tercero.

Los ojos de Ana se entrecierran y las comisuras de sus labios se elevan mostrando una triste sonrisa.

—Por algo se llaman demonios y no bombones— responde finalmente dando por terminado el tema.

Porque ella sabe mejor que nadie, que aunque quiera negar su existencia, ahí en los libros, por debajo de la alfombra, entre las paredes, bajo la cama y en los oscuros confines de su mente la están acechando.

Ellos esperan maliciosamente que se descuide, a veces solo necesitan un instante para escabullirse sin su permiso ni intención y salirse con la suya, causando desgracias, problemas y unos cuantos dolores de cabeza a la pobre; es por ello que intenta no dejarlos escapar y los guarda.

Los oculta incansablemente deseando de manera ferviente que desaparezcan, pero sabe que no es tan fácil; ellos no desaparecerán mientras los siga escondiendo, entretanto seguirán atormentándola.

Y es por ello Ana tiene razón, por algo se llaman demonios y no bombones.

…

Al final todos tenemos nuestros propios demonios, así que dime ¿ya exorcizaste los tuyos o todavía los estas escondiendo?
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Y como siempre mi lema:
Perdon por los dedazos. Un dedazo por aquí, un dedazo por allá, y un dedazo te saludara.