Supernatural Demonio angelical (Castiel & Meg) [Supernatural]

Escribí esto para la actividad "Una tentación prohibida", y porque hace rato que venía con ganas de escribir sobre mi serie de TV favorita. Espero lo disfruten.


Título: Demonio angelical
Autora: Rocio (Nami Roronoa/Dawnangel14)
Fandom: Supernatural
Personajes: Castiel, Meg, Dean, Sam, menciones de Jo, Ellen y Bobby.
Parejas: Cas/Meg
Palabras: 340
Rating: K+
Summary: Castiel intenta comprender su relación con Meg, y como pasó del odio al amor.
Advertencias: Spoilers hasta el capitulo 6x10 (Caged Heat).



Castiel no sabía que era sobre ella que lo atraía. Meg era un demonio, y ni siquiera sabía si ese era su verdadero nombre. Había sido su enemigo, se había aliado con Lucifer e incluso había sido la causa principal de Jo y Ellen, a quienes conoció por poco tiempo pero sin embargo resultaron ser excelentes personas. Personans que no merecían morir.

Aunque, pensándolo bien, era poco probable que alguna vez comprendiera la naturaleza de su relación. Después de todo, él no era precisamente un experto en lo que se refiere a emociones. Dean se lo ha asegurado más de una vez. Y porque sintió un leve cosquilleo cuando sus miradas se cruzaron nuevamente antes de atacar la guarida de Crowley era otra cosa que tampoco comprendería.

El ángel tampoco comprendía porque lo llamaba "Clarence". No era ni parecido a su nombre. en una ocasión, le preguntó a Sam que significaba, pero no obtuvo una respuesta porque Sam tampoco lo comprendía. Hizo una nota mental de preguntárselo luego a Bobby; si alguien podía saberlo era él.

Cas recordaba su primer beso. No había sido en la mejor de las situaciones, al borde de ser asesinados por perros del infierno. Pero tal vez fue su inminente muerte lo que los llevó a dejar salir sus sentimientos antes de que fuese muy tarde. En el momento en que sus labios se tocaron, ella dejó de ser un impuro demonio para convertirse en Meg, solamente Meg, el único otro ser en el mundo para él, y lo único que importaba en ese momento.

La besó apasionadamente, a pesar de la presencia de los hermanos Winchester y de los perros del infierno del otro lado de la puerta. Nada de ellos importaba, no mientras sus labios estuviesen conectados. En cuando se soltaron, la realidad les cayó encima como un pesado bloque de cemento. Ella era un demonio, él un ángel, y ambos habían disfrutado de ese beso.

Ese había sido el primer beso de Castiel. Con un demonio. Y se había sentido condenadamente bien.