Del odio al amor

Tema en 'Relatos' iniciado por Kiros Lionheart, 10 Abril 2015.

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    Kiros Lionheart

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    Escritor
    Título:
    Del odio al amor
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3181
    DEL ODIO AL AMOR.
    Esta historia estaba para ser presentada como una fusión de comedia romántica y drama, sin embargo creo que el concepto de la amistad como genero en este caso parece destacar mas que las mencionadas, yo diría que es unión de tres géneros, pero como mencione, el mas resaltante es la amistad.

    Espero que les guste.



    PARTE I: UN HOSTIL ENSAYO.
    Abrí lentamente mis ojos cuando el sol resplandeció ante mí filtrándose a través de la ventana, encandilando mi visión de la habitación, indicándome que debía levantarme ese día para ir a clases. Me levante estirando los brazos y bostezando, por suerte había tenido una buena noche. Cepille mis dientes, contemple vagamente mi rostro en el espejo. Ojos color café, rasgos asiáticos en su forma, tez blanca, aquellos mechones de cabellos negros hasta los hombros. Una sonrisa cautivadora demostraba mi autoestima. Me duche y coloque el uniforme: Pantalones grises oscuros, camisa blanca de mangas largas, un abrigo color negro abotonado con el emblema de la escuela y una corbata roja de uso reglamentario, así como también zapatos de vestir y un cinturón de cuero.

    El desayuno de cada mañana, en su mayoría constaba de arroz, algo de pescado, sopas de fideo o de miso, el miso así mismo, estaba considerado alguna especie de condimento a base de semillas de soya o cereales y sal marina para realzar el sabor. El desayuno en este país se consideraba debía ser más pesado, mientras que el almuerzo, ligero. Al contrario que en otras latitudes. Me despedí de mis padres y cogí rumbo a la escuela preparatoria. El onceavo grado resultaba más complicado de lo que creía, por una parte el nivel de exigencia en todas las asignaturas eran tal que tenía que esforzarme al máximo, a pesar de no ser alguien tan aplicado en los estudios.

    Escuela Preparatoria Kigyōka

    Prefectura de Saitama, Japón

    Caminando con la mochila a espaldas, contemple mi llegada a la preparatoria Kigyōka, aquellos altos edificios que se vislumbraban a lo lejos, los jardines, el césped en buen estado, estudiantes entre 14 y 17 años deambulaban de aquí a allá conversando y disipando el silencio que hace horas atrás significaban solead; sin embargo la algarabía de un nuevo escolar se detuvo cuando la típica campanada de clases, una especie de melodía que indicaba que todos debían estar en sus aulas de clases. Atravesé varios pasillos y encontré el aula de clases al final del último.

    El aula de clases poseía un olor natural a la madera del suelo, el aire fresco primaveral que se filtraba por los ventanales de cristal, el olor a humedad por haber sido clausurado los días del fin de semana y por las noches, pero no habría mucho tiempo para olfatear todo aquello, el bullicio de los compañeros llamaban más mi atención, pero el orden llego una vez más con la llegada de la profesora Suzuki Mika. La profesora de Literatura.

    Una profesora, alta, joven, atractiva, cabellos negros y lisos y esos ojos verdes oliva tan llamativos y presentes en su lindo rostro, en serio, era fan de una de las profesoras del colegio y esa era Mika y su voz me enamoraba, si no fuera por su temperamento…

    Sin embargo había alguien más a la que si podía coquetear, pero estaba imposible para mí, más que todo porque decían “es tan fría e insensible cual tempano de hielo”, yo por otra parte, siempre que la miraba pasar acomodaba mi corbata, le guiñaba un ojo o incluso le silbaba, pero en respuesta, ella solo apresuraba su paso hasta su pupitre, mientras los compañeros reían. Azumi Kishina. Su nombre causaba el deleite en mí, imaginando el estar junto a ella, incluso imaginándome el jardín de rosas y un lago junto a ella, aquella chica hacia que perdiera mi concentración, bueno en realidad todas las chicas lindas del colegio. Mi obsesión con las mujeres solo me traía problemas: bofetones, insultos y la ignorancia que las más populares hacían caer sobre mí. Especialmente porque coqueteaba con cada de una de ellas, pero Azumi Kishina, era la más especial. Por alguna razón ella hacia que las demás no interesasen tanto. Quizás no era de las más populares, pero su frialdad y lo imposible que resultaba coquetear con ella no menguaban mis esperanzas de alguna cita.

    La profesora comenzó a explicar su clase de literatura con los grandes exponentes de la literatura japonesa.

    Psss… Kuroda, ¿Tú nunca te rendirás eh? Que es imposible coquetearla Jejeje — El compañero de al lado me susurro. Un chico de cabellos castaños, ojos negros y unas gafas redondas.

    Psss… Cállense los. Está hablando la señorita Mika, nadie debe interrumpir su clase. — Susurro otro de mis compañeros, cerca de mi posición. Este era más regordete que los demás, su miraba solo estaba para contemplar a la profesora y asentir en todo lo que ella decía.

    Yo no me rendiré. — Digo con una frase toda chula.

    A ver… por allí en el fondo…. ¡A CALLAR O LES SUSPENDO LA CLASE!. — La profesora puso cara de pocos amigos al gritar.

    Es… Aterradora… Un monstruo de mujer— Susurre aún más bajo.

    Pero es muy linda… Mika-san— El regordete solo creía que el hecho de ser linda, no importaba el hecho de lo estricta que solía ser.

    La clase transcurrió con un poco de silencio, la profesora expuso nombres de autores japoneses que debíamos leer y analizar para un ensayo y la clase no resultaba tan amena como pensaba. Entonces llego el momento en que la profesora anunciaría algo importante, cinco minutos antes del final.

    Antes de terminar la clase tengo que anunciarles que este salón va a dar una obra teatral en el auditorio del colegio para el sábado de la próxima semana, sus padres podrán asistir. Por el momento van a ensayar una obra llamada “Tanabata” Una leyenda romántica muy importante en nuestra literatura. Tengo que decir que ya he elegido a los protagonistas. — Las palabras de la joven profesora generaron expectativa sobre quien iba a interpretar a la joven pareja romántica.

    Todo el mundo comenzó a conversar animadamente. Pero la profesora los hizo callar con su estruendosa voz:

    ¡SILENCIO! — La profesora dio un golpecito al escritorio para centrar la atención del resto. Los fulmino con la mirada y luego todos se tranquilizaron.

    El papel de la hija del rey celestial, Orihime, es para Azumi Kishina. — Todos miraron asombrados a la maestra, pero no hubo palabras solo intercambio de miradas entre alumnos. La chica protesto levantándose.

    Pero maestra… escuche bien mi nombre ¿Dijo que yo iba a interpretar a Orihime? ¿En esa obra? Yo no quiero actuar, no sirvo para esto. — Se excuso Azumi.

    Azumi. Te elegí para el papel porque he notado lo distante que siempre estas con tus compañeros, quiero que actúes y así poder tener una oportunidad de relacionarte con ellos— Sentenció la profesora con una mirada tranquila.

    Pero profesora... yo no…— Azumi quería dar la negativa, pero la profesora corto sus palabras tajantemente. La chica miro con una mirada desafiante.

    No me hagas enojar jovencita, actuaras en esa obra y punto. — La profesora parecía fulminarla con la mirada a través de sus gafas, pero luego dejo mostrar un rostro inusualmente bondadoso. —Ahora si no hay más interrupciones voy a decir quien tendrá los papeles del protagonista y los secundarios.

    Crecía la expectativa, aumentaban los susurros y sus manos frotaban, no había duda de que hacer la par con la bella Orihime con Azumi era algo irrepetible que nadie estaba dispuesto a rechazar, ni siquiera yo, mis ojos se abrieron como platos y la espera se hacía larga cada vez más. Cruce mis dedos, no solo porque por otro lado me fascinaba actuar, sino porque iba a hacer aquellos monólogos románticos con Azumi. Escuche un redoble de tambores imaginarios y mis manos se juntaron cual plegarias.

    Kuroda Toshiharu. Tú harás el papel del pastor Hikoboshi. Haz actuado otras veces y me pareces la mejor persona para guiar a Azumi. — La profesora anunció con una sonrisa breve. Nada comparada con la mía. Me levante del pupitre y asentí a la profesora. Busque a Azumi con mi mirada y ella solo miraba al techo con un rostro desecho en amarguras. La profesora me entregaría la hoja donde ensayaría mi guion.

    Una felicidad inconmensurable surgió en mí ser, tanto que olvide quienes harían los papeles antagonistas y los secundarios. Abrace la hoja; mientras aquella alumna no parecía triste, sino enfadada, aquel arrebato de amargura hacia que me preocupase, tan solo quería darle confianza. Pero sonó el timbre del receso y guarde el boceto en mi mochila. Le di tiempo a Azumi para que lo aceptara, por lo menos.

    En la siguiente clase, la de Algebra, tan solo pensaba en literatura y en el ensayo, tanto que el profesor Ryukaboshi me llamaría la atención dos veces. En historia del Japón las cosas fueron mejorando, saliendo de aquellos otros pensamientos y participando más en las lecturas de la clase. En alguna leí un párrafo sobre el héroe Saitama que salvo al Japón en tiempos de guerras, nombre que sería honrado en esta ciudad que llevaría su nombre.

    La hora de la salida, ni siquiera me encontré con mis amigos, en lugar de eso solo tenía pensamientos en Azumi y en la obra, tanto que la vi, cruzada de brazos en la fachada del colegio.

    Desembucha

    Azumi-chan… yo… quería decirte que, puedes contar conmigo para lo que sea… Y que-si-podemos-ensayar… En casa. — Le pregunte todo echo nervios… irónico, coqueteaba con las más populares y con Azumi, no. En su frialdad estaba la respuesta.

    Habla más claro, que no entendí. — La chica no miro amenazante, pero su tono de voz cortante aún continuaba.

    ¿Podemos ensayar en mi casa? Si tú quieres, claro— Hable en un tono más respetuoso.

    No tendré elección. Solo déjame aclararte una cosa. Lo hare porque la profesora así lo quiere. No te pases de listo, conmigo. — Expreso la chica con total severidad.

    ¿A las cinco en mi casa? — Inquirí. Ella miro sin expresiones aparentes, arqueando las cejas como queriendo decir “Ni idea de dónde vives”. Embobado como estaba, note que olvidaba algo importante. —Oh claro que torpe soy, supongo que nunca has ido y en una ciudad tan grande como esta. Te pasare buscando en la entrada del museo de la ciudad ¿Lo conoces? Vivo cerca de allí. —Rectifique.

    De acuerdo, bobo. Te veré allí media hora antes. — La chica se mofo y camino en dirección a la salida.

    Si, es el momento de demostrar a todos que se equivocan con Azumi. Ella también puede tener amigos y yo seré uno de ellos. “Pensé.

    Hice lo mismo, me devolví hasta mi casa y almorzamos mis padres y yo, explicándoles lo de la obra mientras tomábamos sopa de fideos y te verde para el almuerzo. La tertulia con mis padres no fue tan larga, mi padre volvió a trabajar, empleado en la compañía de seguros, una de las más grandes de Japón.

    Las horas pasaron mientras terminaba mis quehaceres cotidianos, alimentaba al perro, hacia mi tarea y de pronto las 4:30 PM. Salí a buscar a Azumi a la calle, mientras mi madre también lo hacía para realizar sus compras. Azumi estaba al frente del museo de la ciudad de Saitama. Lucia unos jeans cortos, un abrigo rosa largo y abotonado para combatir el frio; que si bien no era para tanto, le quedaba muy bien. Su bolso en una mano y el boceto del dialogo en la otra.

    ¡Hola Azumi! Qué bueno que estas aquí. Sígueme. — Caminamos entre calles y callejones, unas tres cuadras en total. Hasta que por fin entramos por la verja de entrada de mi casa, en una zona más despejada donde ya no quedaban tantos edificios.

    La casa, era de proporciones modesta, un pequeño patio-jardín que madre mantenía y no dejaba que el césped fuese pisado por ningún concepto. La casa y la cocina formaban un solo espacio en el hogar, una cocina dividida por el mesón, la habitación de mis padres y la mía, además del cuarto de baño.

    Ensayemos en el patio. En la zona del concreto, sin pisar la grama, mamá se molestaría. — La chica alzo una ceja y miro su dialogo. El papel de la princesa tejedora comenzaba en acción. Tras varios intentos fue capaz de decir un dialogo completo. En la escena donde Orihime y el pastor se encuentran, es cuando su padre, el rey les presenta al ver a su querida hija tan triste.

    “Oh mi tejedora querida. Sus perlas me resultan…Digo… — Aquel ensayo comenzó de una manera frustrante.

    “Oh mi princesa tejedora. Sus perlas cual preciosas….” — Y lo había olvidado de nuevo. Así que leí manualmente:

    —“Oh mi princesa tejedora, sus ojos… sus ojos cual preciosas-perlas, me resultan cautivadoras, si tan solo… si tan solo… pudiera cruzar este río tempestuoso, lo haría por usted, Orihime de mis amores.” — Leí textualmente y actué según lo dicho, como si un río en verdad lo separara, aquello que provocaría risas en Azumi y me avergonzaría a mí. Sonreí porque era tal gusto verla así de feliz, en el colegio eso jamás habría pasado, sin embargo ella insistió en reanudar su postura mezquina.

    Tsk, esto es una ridiculez… Oh mi valiente pastor, Hikoboshi, esperando por ti… Al otro lado del rió y …”. Olvídalo no me gusta hablar en ese tono cursi. — La chica parecía dispuesta a no cooperar. Esta vez fueron mis carcajadas las que sonaron estruendosamente.

    Las cosas no avanzaron de la mejor manera en el primer día, pero aún quedaban dos semanas para presentar “Tanabata” una obra que relataba el amor imposible de dos personas en el firmamento del rió Amanogawa (la vía láctea).

    Al segundo día la chica fue más esquiva todavía, en los recesos habituales me dio la espalda y en la salida volvimos a quedar para vernos en casa a la misma hora. Sin embargo este día la chica tampoco pudo brillar a pesar de que iba mejorando en los diálogos y actuación.

    Tercer día de clases, el ánimo de Azumi, no solo empeoro las cosas, decían que esta chica se la pasaba en el baño y muy opacada en clases, razón de que algo aparente pasaba con ella. La profesora se me acerco cierto momento y dijo. “Debes intentar hablar más con ella, después de todo tienen que ensayar juntos, tienes que convencerla de que lo hará muy bien.” Asentí. Pero el tercer día fue muy esquiva, incluso se fue antes del ensayo.

    En el cuarto me propuse hablar con ella, al menos saber que le pasaba, no dude en usar un receso para que me explicara razón aparente de su estado depresión. Así que la enfrente, no del modo que muchos pensarían, sino más bien el intentar saber unas cosas de su vida. Incluso desde que nos dio la tarea de Tanabata, mi actitud hacia las chicas cambiaría.

    Oye Azumi. A veces te noto muy distante. ¿Qué es lo que pasa? — Aborde sin lugar a dudas.

    No es tu problema, Toshiharu. — Enseguida noto su voz cortante cual látigo, pero encuentro sus ojos entristecidos que sin duda provocan una reacción similar en los míos.

    Si es mi problema, Azumi. ¿Somos un equipo no? Tenemos que ayudarnos para salir adelante con nuestro ensayo. ¿O que le diremos a toda esa gente que espera nuestro acto? — Aquello sin dudas hizo que la muchacha cambiase el tono de sus mejillas por colorado y se mantuviese cabizbaja, pero no dijo nada.

    Está bien, no tienes por qué contarme. Pero al menos dime que pondrás todo tu empeño en el ensayo. Porque ya no lo hago por intentar coquetear contigo, sino porque en verdad quiero una buena calificación. Sé que en el pasado he sido un abusivo, pero aún podemos ser buenos amigos. — Me senté a su lado. Ella se apartó, pero finalmente decidió secar las lágrimas que por sus mejillas corrían.

    Es que… Mis padres se divorciaran y no quiero eso. No me gusta expresar mis sentimientos ¿Si? Por otro lado nunca he sido buena para hacer amigos. — La chica casi rompió en sollozos. Pero no lo hizo.

    Pero ya tienes un amigo, aquí y estoy seguro que tendrás más, no tienes por qué guardarte las cosas para ti sola. — Entendí en parte porque el de su frialdad, simplemente no le gustaba como las cosas en su vida se estaban dando y por otro lado siempre se odiaba de no tener amigos, pero también comprendí. Comprendí que para una chica de 16 años ese temperamento no resultaría extraño, su frialdad solo provenía del hecho de odiarse y estar tan sola.

    Tú siempre me buscaste, aunque por otro lado, solo pensé que… que me buscabas para ser la envidia de tus amigos, debí saber que había un amigo tras este latoso chico. — Y ella sonrió por segunda vez. Esta vez con ojos aguados, en un término indeterminado: felicidad y alegría juntas.

    Tú definitivamente piensas demasiado… Yo siempre quise ser tu amigo. Aunque admito que antes tonteaba mucho con las chicas, pero el solo hecho de estar contigo, me ha cambiado. — Sujete su mano, aunque aquel mágico momento duro en cuanto la campana del colegio volvió a sonar.

    Te veré en casa como siempre…— Afirme con una sonrisa radiante.

    A las 4:30— Intento sonreír Azumi.

    Las cosas terminaron mucho mejor de lo que planeaba, en ensayo mejoraba, a Azumi ya ni tan siquiera le importaba hablar en el tono tan cursi y actuar de esa manera solo le hacía sentir más orgullosa, entre palabras románticas, refranes hermosos, íbamos bordando una historia sensacional, incluso ese mismo viernes comenzamos a ensayar sin problemas, como si el jardín del patio de mi casa fuese en verdad el rio Amanogawa. Ella sonrió, nuestras actuaciones mejoraron y así descubrí que las cosas iban a mejor.

    ***

    Los días pasaron a la velocidad en la que logramos aprendernos aquellos papeles sin dificultad alguna. Todo resulto beneficioso, tuvimos un ensayo general en clases con todos los personajes, la profesora resulto tan satisfecha con las actuaciones que casi no dio a conocer su posible punto de vista, todo el mundo comenzó a ver a Azumi con otros ojos, ella se regodeo de nuevas amistades y todo parecía comenzar a marchar bien en su vida, tanto así que sus padres se unirían nuevamente para verla actuar en el teatro del colegio. Mientras yo finalmente pensaba: aquello que comenzó siendo odio y mezquindad en Azumi, lo transformó en amor de amistad.

    CONTINUARA...

     
    Última edición: 10 Abril 2015
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    Fushimi Natsu

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    Esto ha sido muy interesante para leer y, quizás algo predecible, pero la cadena de acontecimientos transcurrió de forma tan progresivamente lenta que me gustó mucho. El trasfondo de la actitud de Azumi es esclarecedor, pero en el momento que comienza la historia (al menos en mi caso) jamás se me pasó por la cabeza que su personalidad tuviera un comienzo mucho más triste. Y cuando le confía todo esto a Kuroda ves, junto a él, como todo cobra sentido. Ya no es difícil el comprenderla.

    Y al chico que siempre le gustaba tontear también ha cambiado, demostrando ser mucho más de lo que dejaba intuir. Un verdadero amigo dispuesto a ayudar y siempre darte su apoyo.

    Me encantó el último párrafo y estaré esperando el día de la obra. ¡Saludos!

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