Marvel Deber- [Carol Danvers]

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Fue lo más difícil que he tenido que hacer y lo peor, es que con un internet pésimo xd desde ya me disculpo con el fandom y espero que aún pueda participar en la actividad «La Iniciativa» de Fenix Parker.
Me tocó Carol Danvers, soy conocedora de este personaje, su vida, etc. pero sinceramente no fui capaz de ordenar bien mis ideas [además, para las batallas soy un horror xD] y esto es lo que surgió (advierto que cambié ciertas cosillas, como por ejemplo, que Carol sea aliada con Nick Fury que si mal no recuerdo, llega en un momento en que no lo es y pues creo que es lo único distinto /creo/).

La misión era: «haz perdido la confianza de un gran amigo, debes recuperarla; el destino de la Tierra depende de ello.»

Espero que lo disfruten y espero sus correcciones para mejorar cada día este hermoso pasatiempo.

Lo había arruinado. Llevaba semanas diciéndose lo mismo cada vez que se encontraba con un espejo y veía su demacrado rostro en el reflejo. El mismo que era víctima de sus malas decisiones y por supuesto, de sus malos hábitos cada vez que se le rompía el corazón.

—Eres una desgracia para esta humanidad —murmuró arrugando la nariz con molestia.

Se alejó del espejo y se encaminó a la cocina a pasos erráticos. Abrió el refrigerador y agarró lo único que había en ella: una botella de tequila en el fondo entre dos limones resecos. No tenía más que la mitad, pero supuso que sería suficiente para ese día. Su insatisfecha vida amorosa sólo podía ser neutralizada con el ardor en su garganta provocado por el tequila barato de la tienda de la esquina.

Destapó la botella y de un solo trago acabó con su contenido, soltando a su vez, un suspiro poco grácil digno de un camionero. Estuvo tentada a volver a la cama después de ello, sin embargo, su puerta fue literalmente aporreada. Era la tercera vez en la semana que la misma sufría los daños de unos puños desesperados. Pero ni ella ni la puerta cedían al llamado, al menos... hasta ese día.

—¡Carol, Carol! —frunció el ceño al reconocer esa voz y se quedó anclada en el suelo mirando la entrada completamente helada —. ¿Me escuchas? Por favor dime que estás ahí —la voz amortiguada de Peter estaba teñida de una melancolía inusual —. Es importante, realmente es muy importante. Abre la puerta —Carol suspiró y se recargó en la pared. No estaba dispuesta a sentirse conmovida, a pesar de que escucharlo le provocaba un poco de empatía. Llevaba días negándose a todo tipo de ayuda y hasta entonces, no había existido nada de su interés para dejar de lado su actitud retraída —. Sé que fui un idiota, tienes todo el derecho a odiarme —dijo con pesadez —. Todo es un caos allí afuera, tienes que creerme; no estaría aquí si no fuese de vida o muerte. La Tierra... Jessica, está en peligro.

Sólo bastó escuchar eso último para que ese muro, que había construido durante toda esa semana, se desmoronara frente a sus ojos con simpleza. Abrió la puerta de par en par y lo vio allí con su traje de Spiderman. No llevaba la máscara, ni siquiera se había molestado en colocársela. Era notable que poco le había importado en esos momentos pues, su rostro, no era más que el lienzo de la misma desolación. Pero todo aquello se vio reemplazado por la tristeza al verla con su pijama azul claro con manchas marrones de extraña procedencia y con sus pantuflas rojizas, alguna vez cómodas, en completo desgarbadas; el pequeño rastro de baba pegada en su mejilla derecha, sus cabellos dorados revueltos y las dos grandes bolsas colgando de sus ojos azules fueron detalles que no pudo pasar por alto.

Su aspecto, a simple vista, era deplorable ni siquiera se notaba que pudiera ser la heroína indestructible que solía aparecer en las noticias. No habían rastros de Carol Danvers y mucho menos, de Capitana Marvel. Y aquello a Parker no lo tomó por sorpresa, se había esperado algo como eso una vez la puerta se abriera. Aunque eso no significaba que no le hubiera dolido. En el fondo sabía que había sufrido más de lo que su propio entendimiento le ayudaba a notar. No quiso sentir lástima, pero era lo único que podía identificar en su interior al verle.

Y todo por su maldita culpa.

—¿Jessica? —dejó escapar un tanto ronca. Tenía la garganta irritada de tanto beber y llevaba al menos, varios días, sin entablar una conversación con alguien más que su reflejo —. ¿Qué sucede con ella?

—Debes verlo con tus propios ojos.

¿Podría hacerlo? Se preguntó inmediatamente perdida en los ojos cristalizados de Peter. ¿Tendría el valor de salir de allí tan sólo por escuchar que Jessica Jones se encontraba posiblemente en peligro? ¿Sólo eso necesitaba para olvidar lo que él le había hecho? ¿Sólo esa excusa era necesaria para volver a ser la líder de Alpha Figth? Había caído bajo, muy bajo. Todo esa seguridad que había cargado con ella, toda esa valentía que había creído tener, no había sido más que un cascarón todo ese tiempo.

Eso era lo que su corazón dolido le había obligado a creer mientras ahogaba sus penas en alcohol, como muchas veces su padre lo había hecho. Un corazón roto, sólo eso se necesitaba para acabar con un Danvers por muchos poderes que tuvieran.

—¿Por qué lo haría? ¿Qué te hace creer qué podría salvarla a ella o a la Tierra?

Peter bajó la mirada buscando las palabras correctas. No había tiempo, ir allí había sido una locura, Nick Fury se lo había advertido mientras se unía a la lucha de su nuevo enemigo. Pero las cosas se habían salido de control: desastres, Jessica capturada, civiles muertos. Sólo había podido pensar en alguien, sólo había encontrado el hermoso rostro de la rubia entre sus posibilidades.

Su única esperanza.

—Eres Carol Danvers, tenaz, decidida, poderosa. La mujer más fuerte de la Tierra, la única mujer con más valor que conozco que ama a un idiota como yo que no se la merece. Sé que puedes con esto más de lo yo podría pretender y... no sé qué más podría decirte que ya no supieras —tomarla de las manos había sido sin duda un impulso estúpido, pero ella no lo rechazó y eso le dio el valor a decir lo último que tenía en su cabeza y sobre todo, en su corazón —. No lo hagas por mí. Pero si alguna vez fuimos amigos... si alguna vez confiaste en mí, este es el momento de demostrarme que he fallado como tal.

~•~

El viento removió sus cabellos desde lo alto del edificio y el frío de aquella mañana atravesó su pijama. El horizonte era el triste escenario de un cobarde ataque y eso fue el suficiente incentivo para sentirse nuevamente segura de sí misma. Cerró sus ojos un momento, concentró su energía y su atuendo cambió con suavidad; el color azul, el rojo y la estrella plateada en su pecho completó su traje de Capitana Marvel con una silenciosa majestuosidad. Peter la observaba en silencio desde atrás y sólo cuando vio que era seguro se acercó a ella.

—Guíame —dijo con seriedad a lo que él, sin muchos preámbulos, se colocó su máscara y asintió.

—Con gusto.

Spiderman se lanzó del edificio y detrás, lo siguió ella en un vuelo perfecto. No estaba segura con qué se encontraría pero estaba dispuesta a dar todo lo que tenía para hacer la diferencia. Después de todo, una parte de ella, se sentía culpable por aquella situación. Quizá, si no hubiese dejado que sus sentimientos la dominaran de esa forma, las cosas hubieran sido muy diferentes. Sin embargo, no tenía tiempo para repentinos arrepentimientos, no cuando estuvo finalmente cerca del campo de batalla.

—¡Son armas Kree! —exclamó por encima del ruido ensordecedor.

Ambos se ocultaron detrás de unos escombros y miraron por encima de los mismos. Capitán América y Avispa estaban en lo lejano peleando cuerpo a cuerpo con un par de Kree. Capitana Marvel intentó buscar a su líder, pero no habían más que peones a su alrededor.

—¡Jessica está en la nave; antes de ir por ti, Ant-Man fue por ella! —le hizo saber Peter colocándose en cuclillas —. ¡Sólo tú puedes llegar a Jones! —eso no era del todo incierto aunque no significaba que fuera sencillo.

—¡Ayuda al resto! —mencionó con sus ojos fijos adelante —. ¡Yo me encargo de lo demás!

No le dio tiempo para decir algo cuando salió de allí a una velocidad inhumana. Atravesó el campo sin ser notada acabando a su vez, con algunos de los enemigos. Llegó a la nave, miró su puño con una fría determinación y derribó las puertas de un solo golpe. Los ataques llegaron sin previo aviso pero se deshizo de todos ellos absorbiendo la energía recibida, para luego regresarla con más violencia. Seis de los Kree cayeron y dos derribó de una sola patada; el silencio volvió a reinar y levantó su mirada escudriñando su alrededor. Guiada por su sexto sentido, buscó a sus aliados entre los interminables pasillos del dichoso lugar. Recorrió todo a pasos ligeros hasta que llegó a un compartimento parecido a una celda de cristal. En ella se encontraba ambos completamente inconscientes. Intentó derribar sus paredes mas eso fue imposible.

—No puede salvarlos, Capitana —escuchó una voz burlesca desde alguna parte —, es demasiado tarde para ellos.

—Yo decidiré cuándo lo es —masculló colocándose en posición de pelea —, y hoy no es el día —acumuló energía en sus manos y volvió a arremeter contra el cristal. Este comenzó a clisarse hasta que, al tercer ataque, cayó en pedazos.

~•~

Capitán América se dejó caer exhausto en el suelo cuando la nave explotó a lo lejos, llevándose consigo la mayor parte de las vidas de los Kree. Spiderman acabó con los últimos y se detuvo sobre unos escombros mirando con ansiedad hacia las lenguas de fuego que salían de los restos de la nave. En medio de ellas, fue capaz de ver a Carol salir con Jessica y Scott en sus hombros, ilesos y con vida. Sólo cuando la vio lejos de aquel panorama pudo respirar con alivio. Avispa y él se acercaron a ellos mientras los agentes traídos por Fury hacían acto de presencia para sacar a los civiles que no habían logrado escapar del peligro.

—Gracias, Capitana —ella dejó a los héroes con sumo cuidado en el suelo y miró a Peter.

Tenía tantas cosas para decirle; ingeniosas respuesta hirientes. Sin embargo, nuevamente, no fue capaz de decir ni una sola palabra. Cuyas palabras la habían hostigado en aquella semana oscura y que habían hecho de ella un títere sin vida.

—El deber es primero —murmuró antes de marcharse.