Drabble De vuelta a empezar II [Undertale]

¡Atención! Esta historia contiene spoilers de Undertale, concretamente de la ruta genocida. No sigas leyendo si aún no la has hecho o estás pensando hacerla



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De vuelta a empezar II


—ehehehe.


Aquí de nuevo. Quinta vez en lo que iba de día. Quinta vez que veía a ese monstruo acercarse con paso lento hacia mí. Oh, vamos. ¿Es que seguía determinado a hacerlo?

Un paso, dos. Cada vez más cerca. Un leve titileo de las luces hizo frenarse al monstruo. Breves segundos que aproveché para hacer acto de presencia. La rabia me consumía. Y la desolación.


—no des un paso más o vas a pasar un mal rato… —advertí como acostumbraba a hacer. Total… ¿para qué? No es como si me fuera a escuchar. No a estas alturas.


Toriel, Papyrus, Undyne, Asgore… Incluso Flowey… Todos muertos. Todo culpa de Chara. Aquel maldito ente… ¿por qué lo permitiste, Frisk? Por qué…

Una llama azul encendió uno de mis ojos, el único atisbo de esperanza visible en mi cuerpo. Llama que se alimentaba de todos los sueños y esperanzas de los que habían muerto. De mis amigos, que ahora depositaban su confianza en mí. Yo era su venganza. Yo era su determinación.

El acto desafiante no se hizo de esperar, y la batalla comenzó. Más que batalla, la guerra. Sí, la cruel y fría guerra que había separado a dos buenos amigos.

Debería habérselo advertido antes. Esto… no tendría que haber acabado así.

Frisk; o más bien su cuerpo, fue lanzado nada más empezar contra el suelo, del que brotaron cientos de huesos. Un salto fue suficiente para esquivarlo. Y al igual que aquel ataque, los sucesivos Gamma Blaster que trataron de acertar en su objetivo fueron eludidos.

Las ofensivas se sucedieron por unos minutos, hasta que, llegados a un punto, un despiste por su parte me dio la oportunidad de atravesarlo con otro hueso. La sangre salpicó los pilares, huella que no dudaría mucho en ser reseteada.

Con esto, caía de nuevo. Caía de nuevo Chara, caía de nuevo Frisk. Caía un nuevo intento de exterminio. Su corazón se hizo añicos, al igual que pasó con el mío hace tiempo. Ahora no había cabida para el perdón, aún no era suficiente. Mi sed de venganza no quedaba saciada. No lo haría hasta que no se rindiera. Hasta que no fuera aplastado una, y otra, y otra vez por mí. Porque ese era mi cometido.

Porque ellos habían puesto en mí su última esperanza.

A fin de cuentas… yo era más fuerte, ¿no...?