Drabble de Pokémon - De postre, chocolate.

De postre, chocolate.

Cantidad de palabras: 421
Título: De postre, chocolate.
Pareja: Drew/May.
Summary: A Drew no le gusta el jarabe de chocolate.
Clasificación: T
Advertencias: Quizás un ligero ooc.
Tipo: Drabble.

De postre, chocolate.

A sus treinta años de edad, Drew sonrió con astucia y orgullo, como lo hacía en sus años de coordinador. Un pedazo de pescado almendrado se adentró en su boca, la risa contagiosa de su pequeña hija se escuchó en el comedor. Los ojos azules de su niña le miraban con profundo agradecimiento.

—¡Papi, papi. Aquí va el avión!

Si, él era feliz.

Atrapó en sus labios otra porción de la especialidad de su esposa, cargó a su hija en brazos y le besó la frente. La pequeña saltó en sus brazos haciendo que sus cabellos de un color esmeralda le produjeran un cosquilleo en la fente.

—Deberías ir a jugar. Ayer supe que tío Broock te compró un nuevo peluche de Roselia.

Le guiñó un ojo y la niña corrió apresuradamente al jardín, quizás demasiado emocionada por recibir un nuevo juguete.

Tomó una de las rosas rojas que abultaban el jarrón importado que les regaló su suegro. El aroma de la flor llegó a su nariz, tan natural y pasional. Un gesto de coquetería se observó en sus labios.

— Hey ex coordinador engreído y presumido, ¿no vienes a comer el postre?

El peliverde de Ciudad La Rousse no tuvo que girar la mirada para saber quién era la hermosa mujer que lo llamaba.

Una risita seductora salió de los labios de ella. Suspiró al sentir el olor a flores que desprendía su cuerpo, y se volteó para ver perfectamente como el castaño cabello caía con deliciosa satisfacción por su pecho.

— ¿Y qué tenemos de postre, May?

Le extendió la rosa en la mimas forma en que lo hacía desde hace años. La ex coordinadora de Ciudad Petalburg la aceptó sin chistar, como quiera desde hace mucho tiempo, tenía la certeza que todas eran para ella.

— Chocolate.

Lo sujetó de su mano izquierda y lo llevó camino a la habitación cerrando la puerta tras entrar. El movimiento sensual de sus caderas, provocaba dificultades para respirar en su esposo.

— ¿Derretido o en helado?—La abrazó por la espalda, hundiendo su rostro entre su cuello y hombro. May lo besó en la mejilla, disfrutando la ansiedad de sus miradas.

— Jarabe.

Su voz era casi un ronroneo. Drew buscó su boca desesperadamente, sus ojos se encontraron primero en ardiente pasión y sus labios se unieron una y otra vez en perfecta sintonía, seguros de conocerse mejor que nunca.

A sus treinta años de edad no le gustaba el jarabe de chocolate,

Pero había descubierto muchas formas de disfrutarlo.

En más de una ocasión.