De penumbra a claridad

Ésta era la historia de Tsubasa. Una chica de 19 años perdidamente enamorada de Ando, su amigo de la infancia que vivía en China. Solía ir a visitarlo cada Navidad, ya que la única familia de Tsubasa era su madre, quien se había encariñado mucho con los padres de Ando. En diciembre 2012, Tsubasa se encontraba muy emocionada pensando en el viaje a China para ver a Ando. Sin embargo sus planes fueron frustrados. Su madre enfermó gravemente y sería peligroso para su salud ir al viaje.

Esto sucedió apenas una semana antes de que se fueran; gran desepción, porque tenían ya todo listo. Los boletos de avión de ida y vuelta, el transporte que los llevaría con la familia de Ando y de regreso al aeropuerto, e incluso una semana antes tenían lista ya la maleta. Muy organizada la madre de Tsubasa. Por tanto, los padres de Ando no tenían tiempo suficiente para realizar el viaje a Japón. Una semana antes de Navidad significaba que mucha más gente iba a viajara y tendría saturadas las aerolíneas. Tsubasa se sentía horrible por lo gravemente enferma que estaba su madre, pero también le partía el alma no poder ver a Ando. Y por supuesto que Ando no estaba en un lecho de rosas. El también anhelaba al visita de su adorada Tsubasa. Días antes de Navidad, dramatizaron su agonía como si su historia fuera tanto o más trágica que la de Romeo y Julieta.

—Sólo lo puedo ver una vez al año...
—...pero que cruel destino...
—¿Y por qué mi madre ha caído tan enferma?
—Tan sana que es esa mujer...
—... es increíble...
—...pero no creo que deprimirme ayude.
—Me pondré de pie...
—Diré adios a esta depresión...
—Y seguiremos adelante.
—Tarde que temprano tendremos que vernos.

Con estos pensamientos positivos, Ando comenzó a planear alguna otra fecha en que pudiera ver a Tsubasa y ella pasó cada hora atenta de su madre. Dos días antes de Navidad, la mamá de Tsubasa tuvo graves problemas para respirar.Casi se queda por completo sin oxígeno. Ha tenido que ser trasladada a un hospital. Tsubasa llamó a los padres de Ando y les contó la situación; la oyeron tan angustiada y comenzaron a preocuparse.

—Pues aunque nos tardemos mucho en ir, desde ahora mismo comienzo a mover papeles para que vayamos a ver como están Tsubasa y su madre.

Al decir esto su padre, Ando se ha puesto muy contento y le ha informado la noticia a Tsubasa; cosa que le hizo el día. Tsubasa lo comentó con su madre, que también se sentía muy contenta de que fuesen a verla a ella y a su hija.

—Oh, pero yo no quiero que se tomen tantas molestias por mi.
—No digas eso, madre. Si vienen para acá es porque les preocupas y te quieren mucho.
—No quiero que tengas muchas esperanzas, hija. Desde hace ya unos a;os que estoy así de enferma.
—No digas eso. Ten fe Yo se que te repondrás de salud.
—Ay hija, solo hazme un favor y se fuerte.

A Tsubasa no le agradaban las palabras de su madre. Por ahora, solo le quedaba tener fe en su salud y en los doctores. El dia de Navidad, Ando estaba muy amargado y sin ánimos de celebrar. Solo podía pensar en como podría sentirse Tsubasa en esos momentos. Como a eso de las siete de la tarde, los doctores corrieron desesperados a la habitación donde estaba la madre de Tsubasa. Al parecer había dejado de respirar por completo y los latidos de su corazón se volvieron muy lentos. Tsubasa entro en pánico y lloro a mares sin saber muy bien si su madre estaría bien. Le intentaron dar mas oxigeno y no servia. Intentaron reavivar los latidos peor fue inútil. Tsubasa se comía las u;as hasta la cutícula. Después de una media hora, Tsubasa llamo a los padres de Ando, quienes le dijeron a su hijo...

—La mama de Tsubasa falleció.

Ando no tardo ni un segundo en reaccionar. Tomo un abrigo, dinero, echo ropa al azar a una maleta y salio de casa gritando a sus padres que Tsubasa lo necesitaba. Llego al aeropuerto desesperado, pidiendo a diestra y siniestra un boleto para el próximo vuelo a Japón porque la madre de su novia había muerto y el debía estar ahí con ella. La gente que lo veía al pasar lo creía loco, pero de pronto una chava vestida de blanco se acerco a el y le dijo...

—Yo creo tu historia. Esa chica debe estar muy triste. Es una pena que su madre haya fallecido en Navidad. Toma mi boleto. Debes amarla demasiado al hacer este viaje improvisado solo para ir a consolarla.

Ando sonrió y abrazo con fuerza a la misteriosa chica antes de aceptarle cortesmente el boleto. La chica parecía brillar. Casi como... un ángel... Que maravilloso y oportuno encuentro. Ando subió al avión y espero ansioso llegar al aeropuerto japones. Al llegar ahí, cambio de inmediato algo de dinero chino por yenes y tomo un taxi al hospital donde se encontraba Tsubasa. Luego fue con la recepcionista preguntando por Tsubasa, para que le dijeran que había sucedido con su madre y que ella recién había dejado el lugar. Ando corrió como loco buscándola por los alrededores y preguntando a la gente si la había visto, describiendo su apariencia. Al fin la encontro. Estaba sentada en una banca del parque mirando la luna y la nieve que caía con unos ojos rojos de tanto haber llorado. Tsubasa ni se ha dado cuenta de que el se ha parado frente a ella y se le ha quedando mirando, jadeando del cansancio. Por fin decidió dejar de mirar al cielo y vio frente suyo a Ando.

—Ando...
—Lo siento.— dijo mientras se arrodillaba y la abrazaba.
—Estas aquí...
—Tu madre era una mujer muy respetable.
—Estas conmigo...
—Se ha ido muy pronto.
—Tu... estas...
—Feliz Navidad, Tsubasa.

Tsubasa comenzó a llorar y abrazo a Ando con mas fuerza. Ando también lloro un poco. Le seco las lagrimas a Tsubasa. Le sonrió, haciéndola sonreír. Luego le dio un tierno y profundo beso que sello con broche de oro el mejor regalo de navidad que había recibido.

FIN