Long-fic De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Kaisa Morinachi, 19 Junio 2020.

Cargando...
  1. Threadmarks: Introducción
     
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Julio 2015
    Mensajes:
    6,296
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    259
    Holaaaaaaaaa
    Bueno, como siempre: Haré colecciones de-cualquiercosa- para no atiborrar esta zona de fanfics con mis escritos, que hasta a mi me molesta.

    En esta colección tengo planeado escribir sobre dos personajes del rol de Samurai Senso; Mao y Kenzaburo. El primero me pertenece a mi y el segundo a rapuma

    Debo decir que estos serán fanfics, por el lado de Mao lo podría tomar como parte de la historia oficial, pero en los casos que aparezca el Kenzaburo; esperaré a que Rapuma me diga "Si, si puedo haber pasado eso" XD

    Bueno, si se da la oportunidad, tal vez si pueda meter de pasada a uno que otro personaje, de otro rolero.

    Como siempre, espero no comenter OoC con los personajes que voy a usar, pero por sobre todo: Espero que disfruten las historias.

    Todos los sucesos se ubicaran entre que Mao dejó su hogar hasta el inicio del rol, intentare ir escribiendo cronológicamente, pero como son"historias aisladas" puede que algunas no necesariamente vayan antes o después a comparación del orden que salga.

    Si no entienden el contexto, les invito a leer la ficha de los personajes.

    ¡Oh! Una última cosa: Puse +16, pero no todos los relatos serán necesariamente +16 o muy explícitos (de por si no me gusta escribir cosas muy explicitas) así que cualquier especificación la aré en el correspondiente capítulo: Ya sea alerta de contenido gore, sexual o simplemente nada. Si no hago ninguna anotación de "advertencia", es por que consideraré que no tiene nada que pueda incomodar de manera significativa a alguien.
     
    Última edición: 19 Junio 2020
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Informativo Informativo x 1
  2. Threadmarks: Maestros y discípulos; El primer amanecer.
     
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Julio 2015
    Mensajes:
    6,296
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    281
    El primer amanecer
    de un nuevo maestro



    La primera vez que se encontraron fue de una manera tan inesperada que, para bien o para mal, parecía ser cosa del destino o una mera coincidencia... pero esas cosas son poco comprobables: ¿Qué es el destino? ¿Las coincidencias existen? El destino que prosiguió, desde ese cruce de miradas en adelante, no fue coincidencia o casualidad; todo lo contrario, fue una decisión.

    Una niña abandonada y un hombre solitario; alguien que respeta la vida y el otro la muerte; compasivo y despiadado; atolondrado y testarudo; mujer y hombre...

    El ying y el yang... Había influido bastante en los japoneses, pero no por grandes oradores necesariamente, sí no por ser una ideología demasiado lógica y práctica: Ayudaba a sobrevivir, sin morir por dentro.

    Kenzburo no mató a la chica por compasión; y la chica no confió en Kenzoburo por inocencia: Ambos vieron, al cruzar miradas, una brecha de debilidad de la que bien, podrían aprovecharse... O podrían sacarle provecho. No fue condescendencia lo que los unió, o un pasado trágico; la avaricia los había empezado a consumir, y ellos no dejarían escapar la oportunidad de tener a alguien por quien dar la vida... y que de la vida por ti. Eso era esencial para dos personas sin clan, sin apellido; sin la protección de un clan con apellido de renombre....

    Ser maestro y tener discípulo leal; ser leal y tener un maestro racionalmente corrompido, y al mismo tiempo no ser maestro de nadie; discípulo de todos.

    El método de supervivencia primordial para aquellos de un solo nombre... el de ella era Kenzoburo, el de él Mao.
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
    • Reflexivo Reflexivo x 1
  3.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,872
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Se me antojó súper corto! Pero quedé satisfecho :p
    ¡El ying y el yang! ¿Cómo no se me ocurrió antes? Es que es tan así; Kenzaburô la parte negra con un pequeño puntito blanco, que indica la pequeña luz dentro de su corrompida alma; y Mao el color blanco con una pequeña gota negra, que simboliza su oscuridad, pequeña, pero ahí está, conviviendo.

    Creo que no hay mejor ejemplo de eso entre ambos; y todo lo que quieras agregar podés hacerlo sin consultarmelo!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  4. Threadmarks: Riachuelos de madrugada; el sol del mañana
     
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Julio 2015
    Mensajes:
    6,296
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1230

    Riachuelos de madrugada,
    el sol del mañana



    El sonido murmurante de la mañana; el sol salía ya entre las montañas y cerros, apartando de a poco la niebla que aun nublaba la vista de aquellos que madrugaban. Kenzoburo apenas despertó se irguió despacio, solemne y calmo, para después estirar su cuerpo con la lentitud necesaria para destensar su cuerpo; un sonoro y gutural quejido salió de igual manera, lento y potente. El cuerpo pareció relajarse en menos de dos segundos, y a pesar que seguía con el estiramiento, sus ojos entrecerrados buscaron con rapidez a la pequeña figura.

    Mao estaba acuclillada ante el río, pequeño en anchura y, por suposición, no debía ser muy profundo; la chica estaba en tal posición que era imposible captar su mirada desde cualquier ángulo, el pelo destartalado que caía por los bordes de su cara no ayudaban para nada. ¿Qué hacia? ¿Recordaba cosas? Solo se podía apreciar desde su persona que le interesaban los peces; pues eso era lo que conectaba con sus amarillentos orbes; peces muy pequeños nadando suavemente con la rapidez del riachuelo. Kenzaburo se acercó a ella, su caminar fue tan amortiguado y la niña estaba tan ensimismada, que el hombre no tuvo problema en ubicarse un paso tras su espalda sin que le notara.

    —Mao —. Era un vozarrón en ese bosque sinuoso, alumbrado por la luz de la mañana, el tipo no tenía una voz desagradable; podría llegar a ser hasta relajante si no transmitiera tanta fuerza, cosa que podía ser muy aterradora, y para Mao no era la excepción; su cuerpo se resaltó junto a la piel erizada, pero volvió a parecer una piedra espontáneamente. No quitaría la vista de los peces, y Kenzoburo sospechaba por qué.

    >> ¿Tienes hambre? —comentó, su voz no cambio, pero la pregunta hizo destensar un poco el ambiente mañanero. La niña negó suave y casi imperceptiblemente con la cabeza, tal como había sospechado que haría. Soltó el aire de un suspiro por la nariz, tan bien tenía controlada la respiración, que Kenzaburo parecía un árbol sin viento tras la mujer. Volvió a cuestionarla — ¿Te gustan los peces?

    La chica asintió levemente... Le había sorprendido, pero por algún motivo su corazón sintió sin un peso más, que no sabía que tenía. ¿Por qué le alegraba que la niña gustara de esos animales? Kenzaburo desde hace tiempo que había dejado atrás ese tipo de emociones.

    "Eso es bueno, el pescado es uno de los mejores alimentos" pasó por la cabeza del hombre; la extraviada estaba empezando a dar leves indicios de astucia, o conocimiento en su defecto. Kenzaburo no la interrogó más y se adentró al bosque, dejando sola a la niña. En cuando Mao no le escuchó a los alrededores, apoyó la frente en sus rodillas, abrazando estas con los brazos; permitiéndose así llorar un rato. En cuanto Kenzaburo volvió, se encontró con otra sorpresa:

    Mao se encontraba en medio del río, tan solo vestida con el ropaje utilizado bajo el kimono; un kosode simple, blanco perla que el desgaste volvió grisáceo. No fueron necesarios ni res segundos para que se entendiera lo que estaba haciendo; estaba intentando agarrar algún pez con sus manos... Era ridículamente torpe en eso. Una media sonrisa socarrona ocultó el gorro de Kenzaburo, de alguna forma la escena se le hacia demasiado adorable, pero era consciente que esos halagos no eran apropiados para la niña: Era su deber ser bella.

    Se acercó al riachuelo y se puso al lado de Mao, esta lo ignoró hasta que se alinearon; dejó de tontear con el agua y los pescados quedándose completamente inmóvil, tal estatua. Kenzaburo la miró de reojo, pero esta solo se iba a dignar a detener cualquier movimiento ante su presencia; la desolación en los ojos brillante de la más pequeña eran demasiado palpables para el mayor, no pudo sostener aquella imagen por mucho tiempo, por lo que devolvió la vista al río; a los peces. Se había adentrado al bosque con un motivo en especifico; hacer una lanza improvisada, con la ayuda de su rasgadora katana, para poder hacer algo muy maravilloso en varios aspectos: Pescar... y bien que lo hizo; solo bastaron seis movimientos rápidos para atrapar cinco peces. Mao con su vista periférica no se perdió ningún segundo de su actuar, ni siquiera pudo pestañear; estaba anonadada en un silencio sepulcral, y su corazón latía golpeteándole el pecho tortuoso: Asombrada y aterrada a partes iguales, porque si era capaz de hacer eso con unos peces... Sintió nauseas con solo pensar en su propio cuerpo acribillado por una lanza o... una katana. Hizo un leve movimiento ante el reflujo, pero tan solo pareció un simple espasmo; por poco y la bilis hubiera cubierto sus labios, aunque la excepción no le quitaba el fatal rostro, su expresión demacrada por el miedo delataba muchas cosas; Kenzaburo las veía sin problemas.

    Y entonces, hizo algo que nunca pensó que haría en su vida, algo a lo que no acostumbraba; una acción impropia de un guerrero. Su gran mano se posó en la pequeña espalda de la chica, la sobó en círculos. No era necesaria ninguna señal para saber que ese gesto solo aterraba más a la pequeña, pero ese era el objetivo: Darle a entender que no importa lo peligroso que fuera, ella no corría peligro con él. Kenzaburo actuó como un padre, un padre que Mao nunca conoció, a pesar de que siempre escuchó sobre él... Entendió en ese momento que nunca tuvo un padre, solo un mandamás que le traicionó. La chica se cubrió el rostro con ambas manos y dejó escapar todo el dolor por su boca y ojos, entre lagrimas y mucosa; lloró como nunca había echo, fue primera vez que sentía una amargura en su garganta y corazón tan grandes, que escuchar su propio sufrimiento no era suficiente... Desde ese momento en adelante solo sufriría, lo tenía claro, y eso es lo que más le angustiaba.

    Nada volvería a ser como antes.

    —Vamos a comer, no quiero quejas —. Kenzaburo dejó de sobarle la espalda en el momento que ella empezó a llorar, y cuando se percató que no se iba a detener pronto, decidió que lo mejor era empezar a preparar fuego para cocinar aquellos peces y sacarles el mayor provecho... Aparte, odiaba a las mujeres lloronas; sus griteríos le eran insoportables y desesperantes, pero a Mao no se lo recriminó ni la obligó a parar; porque para un hombre de 30 años, Mao seguía siendo tan solo una niña.

    Una que ya tenía por sentado, se volvería una mujer de temer.

    Fue la primera vez que Mao probó un bocado que casi la hizo devolver la comida desde su estomago al suelo, pero también fue el inicio que le haría aprender a comer y hacer cosas nauseabundas. La cara de asco constante de Mao al degustando el pescado al lado de la cálida fogata, fue el primer momento en que la pequeñaja pisoteó parte del orgulloso Kenzaburo: El se había esforzado en hacer su mejor pescado para ella, para que al final pareciera que estaba lejos de complacer el exquisito paladar de la niña; aun así ella se comió dos, y el se sintió orgulloso de ella.

    De su nueva, y tal vez única niña; su discípula.
     
    Última edición: 19 Junio 2020
    • Me gusta Me gusta x 2
  5.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Me dije a mi misma "¡Un long fic de Mori, un milagro!", así que vine corriendo... bueno, no era lo que esperaba pero no dejé de disfrutarlo brevemente, ya que, al no seguir el rol, no puedo comprender todo el contexto de lo que va pasando (y de ahí la razón de no escribir y casi no comentar originales).

    Sin embargo puedo decir que la relación de la pequeña Mao y el aparente malhumorado de Kenzaburô es bastante tierna a su modo y de alguna manera se complementan muy bien, así que no tengo queja de eso. Gracias por escribir.
     
    • Adorable Adorable x 1
  6.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,872
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Mi corazón se hizo chiquitito; Mao intenta ser fuerte y acertadamente lo piensa Kenzaburô; la niña será más fuerte y letal que él mismo.

    Quieran o no, el lazo entre ambos es fuerte. Por un lado él se ve reflejado en ella cuando escapó de su hogar, solo y desamparado. Nadie, más allá del hombre que le enseñó a luchar, le dió cobijo. Y él no permitiría que lo mismo suceda con ella; una especie de relación maestro/discípulo y padre/hija. Relación torcida pero sincera
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  7. Threadmarks: Discípulo; El deber de una dama, la versatilidad del poder
     
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Julio 2015
    Mensajes:
    6,296
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    746
    Creo que voy a ir intercalando entre capitulo pesado y capitulo liviano, siento que de esa manera se me hace más fácil escribir; aunque claro, de más que pueden haber sus excepciones. Las historias que solo digan "Maestro" Serán antes de que se hubieran conocido, la que dice "Discípulo" serán después de separarse, antes de reencontrarse.

    Violencia y acoso explicito.
    +16




    El deber de una dama
    la versatilidad del poder






    Mao era una chica ensimismada; extremadamente introvertida, un caracol. Lento, precavida, se escondía ante todo... pero era venenoso. ¡Oh, la desgracia cae con la noche! En un pueblo olvidado por la fortuna; Mao ensució su katana, que a pesar de que no era la primera vez, si fue el primer momento en que la cólera le cegó los sentidos.

    Había llegado al pueblo junto al ocaso, había estado paseándose estoica por las calles cada vez más oscuras, el condenado lugar poseía una iluminación nefasta; perfecto para enturbiarse. Calma, pero totalmente intranquila, buscando un lugar dónde pasar la noche; pero todos parecían haberse escondido de la luna antes que se marchara el sol... menos alguien; un grito, que a pesar de haber durado pocos segundos, se escuchó al rebotar en la soledad de la oscuridad. Rápida tal relámpago; Mao ya se encontraba al otro lado del pueblo, el lugar era tan pequeño que su acción no era sorprendente; lo que se toparon sus ojos tampoco.

    Un burdel, seguramente lleno de damas de compañía... Una niña claramente menor que ella, siendo molestada por quien parecía ser un cerdo privilegiado: su ceño se frunció solo, y el aire pesado escapando por su nariz, similar a los grandes dragones; no se lo pensaría dos veces: Ya estaba interpuesta entre la Geisha y el, seguramente, Comerciante Adinerado. El hombre empezó a quejarse, de por qué se metía entre él y su producto, Mao no permitiría que volviera a lanzar por el suelo a la chica.

    —¿Se puede saber qué clase de orgullo tienes? —voz profunda; Mao tenía una voz mucho más profunda y sonara que un hombre viejo, la diferencia es que ella nunca perdía su melodiosa suavidad.

    >> Debería aberrarte tratar a una dama así —. El mayor iba a abrir la lengua, pero se la mordió en el momento en que sintió una leve punzada en el cuello; La chica había desenfundado su katana, y estaba a un milímetro de cortarle la yugular. Él estaba confundido... ¿la chica no era una pueblerina? ¿Ni siquiera una geisha?

    El amenazado, dominado por la cólera y con el orgullo pisoteado, tan solo pudo soltar blasfemias.

    —¡Ja! ¡¿Una dama dices?! ¡Esta tipa no es más que una pu...!

    Sangre salpicó por todo lados, y el cuerpo grande y algo gordo del hombre se estrelló contra el suelo; un corte preciso y limpio, posible solo por alguien con conocimientos médicos... o samurais.

    Y a pesar de estar acostumbrada, el hedor de la muerte le causó nauseas; por suerte sabía aguantarlas, pues era momento de escapar. La chica a sus espaldas le miraba horrorizada, y parecía estar a punto de huir; los ojos de Mao solo podían ver a un pequeño animalito muerto de pánico... a uno que iban a degollar sí descubrían que se vio involucrada en la muerte de un posible magnate.

    —Tú te vienes conmigo, no acepto una negación en respuesta; aquí no estoy negociando nada —dijo calma y con muchas dagas en la lengua, a lo que la geisha, maquillada tan hermosamente como vestida; solo atinó a llorar, seguía desesperada.

    De esa manera, Mao se la llevo a la fuerza, cosa muy difícil; pelearon todo el camino, como una piedra recibiendo arañazos de una gata. Al llegar al cuarto pueblo, encontraron otro burdel. Mao entró en aquel y, como si nada, habló con la dueña del lugar. Tras un momento muy leve, volvió a donde había dejado a la niña.

    Le dijo que el burdel la aceptaba dentro sus puertas, y que no iban a dejar que ningún otro cerdo la tratara mal; ella, Mao, prometió encargarse de todos los que supiera que habían ido en contra de la nueva ley de ese lugar. La chica no le agradeció, y Mao tampoco quería su perdón. Lo único que le interesaba era que no se muriera y que los cerdos fueran a donde merecían; la parrilla.


     
    Última edición: 31 Julio 2020
    • Ganador Ganador x 2
  8.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
    Miembro desde:
    18 Febrero 2007
    Mensajes:
    246
    Pluma de
    Escritor
    Un capítulo de muy buena arranqué sin elementos distractores más que los personajes son de una lectura fácil y ligera sin por ello dejar entrever la profundidad de las motivaciones de aquellos que nombran que son sólo dos me pondré a leer de inmediato el siguiente episodio
     
    • Adorable Adorable x 1
  9.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
    Miembro desde:
    18 Febrero 2007
    Mensajes:
    246
    Pluma de
    Escritor
    Sigue muy bien la ilación del anterior en cuenta que es ligero de leer y a pesar de que lo sentí más largo no me pareció Pesado Me parece muy bien cómo desarrollas el personaje de la niña más que del adulto felicitaciones por ello voy a ver qué tal el siguiente episodio
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  10.  
    Karl Orphen Fei D´lyra

    Karl Orphen Fei D´lyra Usuario común

    Virgo
    Miembro desde:
    18 Febrero 2007
    Mensajes:
    246
    Pluma de
    Escritor
    Interesante desarrollo tenido este capítulo aunque creo que me echado elipsis o algo así igual me sorprendió no me lo esperaba Así que me pareció Genial que no fuese cronológico simplemente son historias pero historias interesantes a mí me sorprende que una mujer pueda manejar una katana tan fácilmente
     
    • Gracioso Gracioso x 1
  11. Threadmarks: O escapar de la muerte; rendirte sin luchar
     
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

    Tauro
    Miembro desde:
    20 Julio 2015
    Mensajes:
    6,296
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    De discípulos y maestros [Colección] [SamuraiSensou]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    788
    rapuma Ahí está, espero haber cumplido cualquier expectativa. Por mi parte, no era lo que esperaba, pero estoy satisfecha.
    Nunca avisar de que en este capitulo hay violencia extrema (pos, samurais) explicita

    Rendirte sin luchar
    0 escapar de la muerte.


    Era media noche, pues la luna pálida estaba en lo alto; era media noche, porque casi ninguna luz proveniente de la humanidad alumbraba las calles desoladas por el miedo. Eran ellos dos en medio de la oscuridad, y por mucho que Kenzaburo supiera rastrear culpables, pocas veces predecía cuando ellos eran quienes le pisaban los talones: No los vio venir, a los cuatro, cinco y quién sabe cuantos más que terminaron rodeando al dúo; el ronin y la pequeña estaban en una situación bastante injusta...

    pero ahí nadie era un santo,
    todos estaban corrompidos.

    La chica se apegó a él sin aferrarse de sus ropas, manos empuñadas sobre el pecho y con los ojos tiritando llenos de pánico; el gran ronin no demoró en usar su demandante y potente voz para amenazarlos: Les cortaría la cabeza sin dudarlo dos veces, ni siquiera una. Como les hicieran algo, como no se marcharan ya, él mismo los mataría de un solo tajo. Y pudo haber sido así, a no ser...

    La pequeña soltó una inhalación profunda, un grito ahogado que la hizo estrecharse contra la retaguardia de Kenzaburo; este se distrajo de inmediato, preocupado por la pequeña, pero sin perder su constante expresión amenazadora. Solo eso bastó para que los canallas se le tiraran encima.
    —¡Corre, Mao! —bramó, sin demorar en sacar su katana para cortar un par de brazos de un solo movimiento, esquivando los siguientes ataques. La niña no dudó y se adentró al pueblo, corriendo tal relámpago por las oscuras calles y tétricos callejones.

    Eran cinco, quedaron tres; pronto solo uno, y recién con la lucidez de haber superado el primer peligro, un enfrentamiento desigual, Kenzaburo se percató que la sangre en el piso no era solo suya y de sus contrincantes. Miró con absoluta rabia al último de pie, al que se mantenía lejos viendo todo el espectáculo, riéndose fuerte y claro en su propia cara.
    —¡De seguro ya está muerta, tuviste que ver toda la sangre que chorreó mi espada! —burló al ronin sin mayores problemas, risueño y fresco, esquivando sus movimientos segados por la ira. Desenfundó su espada, listo para acabar con Kenzaburo como él había acabado con sus compañeros de emboscada.

    El ronin en ningún momento volvió a bajar la guardia, siempre atento y dispuesto a sobrevivir por sobre todas las cosas; aún más dispuesto a acabar con esa escoria que se atrevió a irrumpir su hipócrita paz.

    Al que se atrevió a lastimar a la niña...
    Y hablando de la niña.

    Tanto los ojos del contrincante como los de Kenzaburo se abrieron de par en par, casi tan blancos como la misma luna; el enemigo miró quién estaba tras su espalda, y sonrió amplio y desconcertado al notar que la enana de cabellos oscuros y ojos brillantes lo había atravesado de lado a lado con su katana de niña consentida: Dando de lleno en el pecho, atravesando con precisión y fuerza las costillas, colándose entre los espacios naturales de estas.
    —Ja...— Soltó sin dejar nunca su psicópata sonrisa de lado, y en cuanto iba a soltar una frase soberbia; Kenzaburo terminó de hacer el trabajo.

    La cabeza rodó por el suelo, el cuerpo inerte cayó arrodillado, y Masuyo se desplomó encima de él; el kimono que portaba tenía un tajo en la espalda, un tajo con sangre húmeda.

    Un tajo que jamás se borraría.
    Diablos, maldita sea; te dije que huyeras —bramó conmocionado Kenzaburo, manteniendo su expresión de hastío y rudeza constante.
    —Yo... —habló apenas audible la chica, mientras el gran hombre la tomaba en brazos sin problema alguno.

    Se miraron a los ojos, fijamente bajo la luz de la luna. La chica desvió la mirada, el ronin nunca se la sacó de encima, preocupado de que cerrara los ojos y muriera por desangrado.
    >>nunca... huiré otra vez —musitó, a lo que el ronin solo inhaló imperceptible, impactado.

    Y a pesar de todo no dijo nada, a pesar de las mil y un ideas que rondaron y perturbaron su mente en tan solo pocos segundos; Masuyo volvió a traerlo de vuelta, con una simple frase, sosteniendo su mirada oscura con firmeza.
    >>¡Tenemos que escapar, ya!

    Y huyeron,
    corrieron;​
    se salvaron como siempre se salvaban.
    Juntos.
     
    Última edición: 31 Marzo 2021
    • Adorable Adorable x 1
  12.  
    rapuma

    rapuma Maestre

    Géminis
    Miembro desde:
    17 Marzo 2014
    Mensajes:
    3,872
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Kenzaburo siente a Mao como una hija, al menos una hija su estilo; independiente, fuerte, solitaria y con un corazón enorme. Pero y la considerará como más de una hija? es decir, algo más que familiar, ya una especie de conexión espiritual? Eso pasa con las almas en pena, como lo era el ronin antes de cruzarse con la peque. Me encantó el escrito, Morita!
     
    • Fangirl Fangirl x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso