Dance with me (Zoro&Nami)

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por Nami Roronoa, 17 Junio 2011.

  1.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

    Sagitario
    Miembro desde:
    7 Diciembre 2009
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    Escritora
    Título:
    Dance with me (Zoro&Nami)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2540
    Bueno, pues esto es algo que se me ocurrio mientras volvia caminando a casa (las mejores ideas surgen en los momentos mas inesperados xD)
    Este fic consistirá de unos siete capitulos mas o menos, no creo que mucho mas largo, principalmente porque tengo otro Long-fic ZoNa que es el posta ;) Ese si va a tener mas de 20 capitulos seguro, pero este escrito no queria salirse de mi mente hasta que lo plasmara, y bueno aqui esta!
    Muy bien, ¡que comience el show!



    -Dance with me-

    Junio. Sexto mes del año, por lo general el más frío en la aldea Cocoyashi, ya que marcaba el inicio del invierno. En esa época, la ex-marine Bellemere debía cancelar por un tiempo su producción de mandarinas, ya que no daban buenos frutos sus arboles en esas heladas condiciones climáticas.


    Por ese motivo era que le parecía tan extraño a ella la sensación de calor que recorría su cuerpo aquella mañana de Junio. A diferencia de años anteriores, esta vez podía sentir como el sol matutino comenzaba a acalorarla lentamente por la mañana, los primeros rayos anunciaban que sería un día caluroso, lo que la hizo pensar que debían estar aproximándose a una isla de verano.


    —El clima en el Grand Line sí que es extraño —suspiró Nami, mirando el calmado mar desde la proa del Thousand Sunny.


    —¡Nami-swaaan! —ese desaforado grito le anunció que su momento de paz era historia.


    El rubio de cejas espiraladas se le aproximó corriendo y con ojos de enamorado.

    —Buenos días, Sanji-kun —le saludó la susodicha con una sonrisa.

    —¡Me encanta la Nami-san de buen humor por la mañana! —declaró su nakama como toda respuesta.

    —Sí, sí, lo que sea —declaró ella, moviendo su mano como restarle importancia— Creí que no habría nadie más despierto...

    —Me levanté temprano para prepararte algo especial, Nami-san —anunció el cocinero— Y para Robin-chan, por supuesto.

    —Mira eso, Sanji-kun.

    Sanji miró en la dirección donde ella señalaba hacia el firmamento, donde varias aves blancas revoloteaban despreocupadamente.

    —¿Quieres que te prepare un plato especial con ellas, Nami-san? —preguntó el rubio.

    — ¡No baka! —exclamó Nami, algo molesta por su comportamiento— ¡Son gaviotas! ¡Significa que no estamos muy lejos de la siguiente isla!

    El cocinero procesó lo que ella acababa de decir. Llevaban semanas en el océano, hacia bastante tiempo que no llegaban a ninguna isla y los víveres comenzaban a agotarse, en gran parte gracias al estómago sin fin de su querido capitán.


    Sanji se apuró a subir las escaleras hasta llegar a la habitación del espadachín de la tripulación, también conocida como el puesto de vigía. Ingresó a la habitación sin molestarse en tocar, porque sabía que el marimo estaba durmiendo como un bebé, y no se equivocaba en absoluto. Tal y como sospechaba la navegante, había tierra a la vista, por lo que decidió despertar a su nakama...


    —¡Arriba marimo! —bramó Sanji, dándole una patada.


    Él nunca dijo que sería sutil.


    Claro que Sanji olvidó una cosa, Zoro era un luchador nato, y con sólo sentir el más mínimo peligro se despertó inmediatamente y detuvo la patada del cocinero con la funda blanca de Wado Ichimonji.

    —Oi, ¿a qué viene eso tan temprano? —preguntó el Roronoa, aún algo dormido.

    —Nos acercamos a una isla —reveló él, señalando a la ventana de la habitación.

    Zoro se puso de pie, aún con su katana en mano, y se acercó al punto señalado por el cocinero. En efecto, sus ojos captaron inmediatamente la vista de una isla... extrañamente su forma era similar a la de una media luna. Mientras meditaba sobre esto, su nakama desapareció, murmurando algo sobre despertar a su queridísima Robin-chan que el Roronoa no alcanzó a oír.

    Con un último bostezo, acarició sus cabellos verdes con una mano antes de tomar sus tres katanas y colocarlas en su haramaki. Tras esto, abandonó la habitación y saltó a la cubierta del barco pirata, pensando que si no se apuraba tendría que soportar los gritos de la navegante.

    Sin embargo, se sorprendió de verla parada serenamente mirando hacia el horizonte, donde la isla lentamente comenzaba a hacerse visible, con el viento ondeando su corto cabello y el sol iluminando su piel, haciendola parecer tan suave como el terciopelo, tentando al tacto... claro que eso sucedería sólo con un hombre estúpido, como el ero-cook, jamás en un excelente espadachín como él, por supuesto. Aún así, esta debía ser la primera vez que la veía tranquila por la mañana, la mayoría de las veces estaba gritando o golpeando a alguien en el desayuno, principal y casi exclusivamente a Luffy.

    —Oi, estas muy tranquila esta mañana —alzó la voz Zoro para ganar la atención. Había algo que no lo convencía, ¿ella despertandose antes que todos los demás? ¿No eran ella y Robin siempre las últimas en despertar, ya que nadie se atrevía a despertarlas por temor a su violenta fuerza? Si ni siquiera le tocaba estar despierta para vigilar... tarea que por cierto le correspondía a él esa noche, pero el sueño terminó ganándole.

    —Anoche no podía dormir —contestó Nami, volteándose para darle una cálida sonrisa— Y buenos días a tí también, Zoro.

    Se marchó, caminando lentamente por su izquierda hasta pasarlo en dirección al cuarto de las chicas, probablemente para alertar a Robin de su proximidad a una nueva isla.

    ¿Acaso era malo que aquella sonrisa le hubiese parecido hermosa?

    No, no era malo. Era demencial. Acababa de despertar, probablemente se debía a eso su comportamiento, probablemente en unos pocos momentos, ya completamente despierto, estaría discutiendo nuevamente con ella y todo regresaría a la normalidad.

    Y no se equivocaba. En menos de quince minutos, ya estaban discutiendo acerca del dinero que él le debía y cuando lo pagaría.

    oo00oo00oo00oo00oo

    El marimo saltó desde el barco y aterrizó suavemente sobre la arena apenas estuvieron lo suficientemente cerca de la costa. Sin embargo, antes de que se alejara, todos lo detuvieron, a excepción de Luffy que también había saltado.

    —¡Espera Zoro! —lo detuvo Usopp— ¡No vayas solo, te perderas!


    —Ni que me perdiera en cada isla —suspiró el Roronoa.

    —Si no me equivoco, esta isla se llama Moon Island —informó Nami, que estaba examinando uno de sus mapas junto con Robin.

    —He oído sobre esta isla, es muy popular por sus festivales y celebraciones —afirmó la arqueóloga— Además, tienen excelentes tiendas, y si no me equivoco estamos algo cortos de vívieres, ¿verdad, Sanji?

    —Es cierto, Robin-chan —estuvo de acuerdo el rubio— ¿Quieres acompañarme a comprarlos?

    —Me temo que prefiero ir a la tienda de libros de esta isla —dijo Robin— Según tengo entendido, tienen libros muy interesantes imposibles de encontrar en algún otro lugar.

    —¿De veras? —se emocionó el pequeño médico de la tripulación— ¿Puedo ir yo también, Robin?

    —Claro que sí —concedió la mujer con una sonrisa.

    —¡Pero Robin! ¿Con quien se supone que compre ropa yo? —protestó la única otra mujer presente.

    —¿Por qué no nos acompañas? Luego de ver los libros, podemos ver algunas tiendas —propuso la morena, adelantandose a Sanji que estaba a punto de ofrecerse para la tarea.

    —Bien, entonces yo iré a comprar la comida —suspiró el rubio, derrotado en su intento de salir con sus bellas damas— Alguien tendra que acompañarme para cargar las cosas.


    —Iré contigo —se ofreció Franky— Tengo que reabastecerme de cola.

    —Entonces, eso quiere decir que Brook y yo nos quedaremos a cuidar el barco —comentó Usopp.

    —Oh, que lástima, mi corazón latía de emoción por esta nueva isla... claro que yo no tengo corazón, ¡Yohohoho! —rió Brook.


    —¿Ya me puedo ir? —exclamó Zoro, recordándoles de su precencia.

    —Ah, Zoro, ¿por qué no vas con Luffy...

    —Ya se fue —interrumpió él.

    —¡¿Cómo que ya se fue? ¡Le dije que espere! —se desesperó Nami.

    —Es de Luffy de quien hablamos —le recordó Usopp.

    —Tienes razón, pero lo que me preocupa ahora es que Zoro se vaya solo —suspiró la pelirroja.

    —¡Ya se fue también! —exclamó Chopper.

    —Al marimo es mejor perderlo que encontrarlo... sin mencionar que es más sencillo —suspiró Sanji— Nami-san, necesitaré dinero para las compras.

    Luego de que Nami, a regañadientes, le entregara dinero a su nakama, él y Franky partieron hacia la isla en busca de proviciones. Las muchachas y el reno partieron luego de asegurarse de conocer tanto el camino de ida como el de vuelta a la playa, tras examinar detenidamente el mapa. También le habían dado indicaciones a Franky y Sanji de que le enseñaran el camino a Zoro y Luffy si se encontraban con alguno en el pueblo.


    El pueblo era bastante pintoresco y bullicioso. Había varias tiendas y puestos de todo tipo, desde artefactos extraños hasta la más fina y cara tienda de ropa. Los ojos de Nami y Chopper brillaban maravillados.

    —¡Sugei! ¡Hay tantas cosas geniales aquí! —exclamó el reno.

    —Mira eso, ¿no es precioso? ¿Y si entramos? —propuso una muy emocionada navegante.

    —Allí esta la tienda de libr... —Robin no había terminado su oración y el reno ya estaba en la puerta.

    Los tres piratas ingresaron a la tienda de libros. O mejor dicho, el mundo de libros. Había por todos lados, en las paredes, en los estantes, sobre los escritorios, el edificio era tan alto que había libros hasta en el techo prácticamente. El encargado le indicó la sección de arqueología e historia a Robin y la de medicina a Chopper (que ahora estaba en su forma humana) y los dos nakamas se sumergieron en dichas secciones del local.

    Nami, por su parte, encontró una pequeña sección con libros para navegantes, pero ninguno llamó su atención, la mayoría los poseía y los habia leído, y algunos otros eran simplemente aburridos o no le interesaban. Aburrida, decidió intentar obtener algo de información acerca del pueblo del encargado de la librería, por lo que decidió entablar conversación con él.

    —Así que son viajeros —dijo el hombre— Bueno, me sorprende que unos viajeros tengan interés en la literatura, la historia... deben ser los primeros.

    —A menudo oímos eso —rió la chica, intentando ser lo más amable posible— Por cierto, ¿cuánto tiempo tardará el Log Pose en ajustarse a la siguiente isla?

    —Oh, no debe preocuparse por eso, señorita —le aseguró él— Esta isla no posee un campo magnético, por eso no muchos viajeros pasan por aquí.

    —Ya veo, por eso es que sigue apuntando hacia abajo —razonó Nami, mirando el Log Pose de su muñeca.

    —Hacia abajo... ¿eso quiere decir que su siguiente parada es la Isla Gyojin?


    —Así es... ¿por qué?

    —Espere un momento —le dijo el hombre, volviéndose a su escritorio— Creo tener un libro o dos con información sobre esa isla.


    —Oh, se lo agradecería mucho —dijo Nami, alegre.

    Era cierto que habían partido desde Thriller Bark con poca información. Kokoro-san les había dicho que deberían descender al fondo del mar, pero no sabían más que eso, así que estos libros podían contener importantes pistas para ayudarlos en su siguiente aventura.

    Mientras esperaba, se encontró con un anuncio entre los libros. Lo recogió.

    —Oh, lo había olvidado —dijo el hombre, volviendose a ella con un libro en sus manos— Falta poco para el baile de la luna.

    —¿Baile de la luna?

    —Es una vez al año, para honrar al dios de la luna —se explicó el encargado— Pero ahora se organiza también una competencia, como bien puedes ver ahí.

    —Nami, ya terminamos —anunció Chopper, acercándose junto con Robin y cargando varios libros de todos los colores.

    —¿Encontraste algo de tu interés? —preguntó Robin.

    —Oh, cierto, aquí tienes —dijo el hombre, entregándole un libro azul— Si no mal recuerdo, ese es el diario de un explorador que visitó la Isla Gyojin, tal vez le sea útil.

    —Gracias, llevaremos este y todos esos —decidió Nami, esperando que no sea muy caro.

    Una vez que salieron de allí, con Chopper cargando las bolsas con los libros, Nami extrajo el anuncio que se había guardado y se lo mostró a sus dos nakamas.

    —¿Una competencia de baile? —se extraño la morena— No había oído de eso antes.

    —Es una competencia especial, la pareja que mejor baile sera la ganadora... ¡de cincuenta millones de beri! —exclamó la pelirroja— ¡Esta es una oportunidad única! ¡Y es en dos días!

    —Sin duda lo es —admitió la arqueóloga— ¿Pero acaso leíste bien?

    La sobreviviente de Ohara señaló el anuncio, en un punto específico debajo de la cifra del premio al ganador...

    —Baile en pareja —suspiró Nami— Que pena...

    —No debes preocuparte —sonrió Robin— Se de un caballero que se muere de ganas de bailar contigo... o de cualquier mujer, para ese caso...

    —No, tengo una mejor idea —decidió ella— Tú bailarás con Sanji-kun, Robin.

    —¿Yo? —ella parpadeó, perpleja.

    —Sí, si somos más entonces tendremos más chances de ganar —explicó Nami.

    —Pero... ¿con quien bailarías tú? —preguntó Chopper, pensando que ninguno de sus nakamas, a excepción del rubio, se ofrecería para tal acto.

    —Tengo alguien en mente, alguien que no puede decir que no aunque él quiera —dijo la gata ladrona maliciosamente.

    —Odiaría estar en su lugar —rió suavemente Robin.

    —Robin... tengo miedo... —murmuró Chopper, viendo como los ojos de Nami se transformaban en símbolos de beri.

    Continuara...

     
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    Kaguya Ootsutsuki

    Kaguya Ootsutsuki Usuario común

    Piscis
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    OMG..!!
    QUE HISTORIA TAN INCREÍBLE
    jejejeje aun no paro de reir con nami, ella si es graciosa linda y bella
    y Robin es mas cautelosa, dios que fic tan bueno, como siempre te lucistes
    ni errores ortográficos, lectura impecable, transmiten la emoción de la historia al lector
    eres muy buena maiga, te lo digo de corazón, sigue asi y no te rindas
    XOXO, BESOS Y ABRAZOS
    T.Q.M: Marlex Senpai :cool:
     
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    Mrs Roronoa

    Mrs Roronoa Entusiasta

    Virgo
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    Nami Roronoa, NAMI RORONOA ¡¡¡¡¡NAMI RORONOAAAAAAAAAA!!!!!!
    Dios! *-* Me encanta tu historia! *O* Es increible, la mejor de todas las que he leido de One Piece! :D
    Sobretodo la parte en la que se levanta Zoro, es precioso(L) O como luffy salió corriendo sin hacerle caso a Nami, a saber donde estará! Y Zoro... bueno, a ese ni buscarlo porque con su sentido de la orientación seguro que encuentra pronto el barco! xD
    Pero bueno, solo una pequeña cosilla: No me gusta la pareja de Robin y Sanji ¬¬ ELLA SE MERECE ALGO MÁS! ToT Ojalá termine con Luffy *-* (Patriiciia divagando xD)
    Bueno, espero que subas la conti pronto Ok?
    UN BESAZO(L)
     
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    Datenshi

    Datenshi Entusiasta

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    me ha encantado es el primer ff de one piece que me leo y promete así que espero la continuación ^^
     
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  5.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Gracias por sus comentarios!!
    Wow, ¿tres? Es mucho mas de lo que esperaba, con lo que lleva de inactivo este foro xD Se los agradezco de corazon!! Aqui les dejo el segundo capitulo!

    -Dance with me-

    —Y básicamente, ese es el plan —resumió la morena, cruzándose de piernas con esa elegancia que la caracterizaba.

    Finalmente, tras mucho vagar por el pueblo, habían dado con ellos. Franky y Sanji se habían detenido en un restaurante donde encontraron a Luffy devorando cuanta carne podía, y a Zoro tomando sake con tranquilidad. Al encontrarse, se reunieron allí con las compras de las provisiones ya hechas. Chopper y las chicas se sentaron junto a ellos para que ellas les contaran el plan.

    Había que admitirlo, Luffy y Zoro se habían encontrado un muy bonito restaurante esta vez. Las mesas eran al aire libre, donde podía sentirse el aire fresco en vez de la pesada calefacción del interior, además la mesera parecía ser una joven bastante amable y servicial, agregado a ésto el hecho de que la comida estaba excelente, según el capitán quien era el único comiendo.

    —Déjame ver si entendí —replicó Sanji, dándole una pitada a su cigarrillo y reclinándose hacia atrás en su silla— ¿Me estás pidiendo que sea tu pareja de baile, Robin-chan?

    —Me impresiona tu poder de síntesis, Sanji-san —se sorprendió la arqueóloga— Pero estás en lo correcto. Eso es, básicamente, lo que estoy pidiendo.

    —Ya veo —dijo, soltando una última bocanada de humo y apagando el cigarrillo en el cenicero de la mesa.

    Hubo una silenciosa pausa mientras se apagaba el cigarrillo, pero cuando él levantó la mirada, entonces sus ojos la miraron con, literalmente, corazones saliendo de ellos, encantado ante la idea.

    —¡Por supuesto que lo haré, Robin-chwaaaan~!

    —Me alegra tu entusiasmo, Sanji-san —sonrió levemente Robin, divertida.

    —Por cierto, nee-chan —Franky habló por primera vez, dirigiéndose hacia la pelirroja— Me di cuenta que en este pueblo no hay un banco.

    —Es verdad, nosotros tampoco vimos uno —observó Chopper.

    —¡Más carne! —demandó Luffy ante su plato vacío.

    —Enseguida, señor —le dijo la mesera con una cálida sonrisa, marchando hacia la cocina.

    —¡Carne! ¡Carne! —pedía Luffy sin cesar.

    —¿A qué te refieres, Franky? —Nami intentó hacerse oír sobre la voz de su capitán.

    —¡Carne! ¡Carne!

    —Me refiero a que tendremos un problema económico...

    —¡Carne! ¡Carne! ¡Car...

    Una serie de golpes, patadas y potentes gritos pudieron oírse a continuación, tan fuertes que incluso Brook y Usopp los escucharon desde el Thousand Sunny en la orilla de Moon Island.

    —Bueno, supongo que no tardara la carne, ¿no? —comentó Luffy, cuya cara estaba completamente desfigurada y llena de marcas tras haber sido brutal y salvajemente atacado por la navegante.

    —¿Decías, Franky? —soltó Nami, ignorando por completo a Luffy.

    —Bueno, el súper tesoro de Thriller Bark no puede ser cambiado por dinero si no tenemos un banco —se explicó el cyborg.

    —Ahora que lo mencionas, después de las compras de la comida nos quedamos sin prácticamente nada —añadió el cocinero— Y sin un banco donde cambiar el tesoro, este premio podría ser nuestra salvación. ¡Nami-swan es tan perfecta, siempre pensando en todo!

    —Por supuesto —dijo ella con orgullo y un deje de arrogancia.

    —Zoro, has estado muy callado desde nuestra llegada —observó Robin, haciendo que la atención de la tripulación ahora se dirigiera al susodicho.

    Roronoa arqueó una ceja. Aún no se acostumbraba a que esa mujer lo llamase por su nombre, siempre lo llamaba kenshi-san, pero desde lo ocurrido en Enies Lobby había optado por llamarlos por sus nombres. El primero fue Luffy, luego fue Nami, Chopper, Franky, y eventualmente todos llegaron a ser llamados por sus nombres. Pero lo que le molestaba de ella era que, a diferencia de los demás idiotas, ella no era idiota. Podía no ser una experta en expresar emociones humanas, pero sí que lo era en detectarlas. Y eso era simplemente irritable para alguien como él.

    Había estado meditando en silencio su respuesta por bastante tiempo. ¿Bailar con esa bruja usurera? ¡Jamás!¡Ni en un millón de años! Ciertamente era mejor que con la sádica ex-agente de Baroque Works, eso sí que no lo toleraría, ¡pero si esto tampoco lo toleraba! Él era un hombre de batalla, un verdadero guerrero, no un estúpido y ligeramente afeminado mujeriego de cabello rubio y cejas espiraladas...

    —¿Zoro? ¿Hola? ¿Te perdiste en tus pensamientos también? —preguntó Luffy inocentemente, blandiendo su mano por delante de los ojos del espadachín.

    —Tsk —bufó él— Ya saben mi respuesta. Nunca haría algo tan estúpido, a diferencia de otros... —enfocó su mirada en el cocinero cuando acentuó esta palabra.

    —¡Marimo! —gritó Sanji, a punto de ponerse de pie para asentarle una patada que jamás olvidaría, pero fue detenido rápidamente por la pelirroja.

    —Sanji-kun —lo detuvo ella— Esta bien, yo me encargo.

    —Como deseas, mi querida Nami-san —accedió inmediatamente su nakama.

    —Zoro —el tono de Nami no era acusador o amenazador, ni siquiera remotamente agresivo, sino inocente y juguetón, como el de una niña pequeña. Esto, acompañado con su linda sonrisa, daba más miedo que cualquiera de las anteriores— Que tonto, seguro lo olvidaste, disculpa. ¿Recuerdas tu deuda de cuatrocientos mil beri?

    —¡¿Nanii? ¡¿Cuatrocientos? ¡Sí sólo te pedí prestados cien, y además te los devolví porque me regalaron las katanas! —exclamó Zoro inmediatamente, visiblemente enojado.

    —Me temo que estas equivocado. El interés se triplicó, ¿cuántas veces debo decírtelo? Y además, no hay que olvidar los cien mil que agregaste por espiarme en los baños de Arabasta... —y a esto agregó un guiño cómplice, que puso a Zoro incómodo y a Sanji a sangrar al recordar el momento.

    —¡N... no puedes probar que estaba allí! —replicó Zoro, a lo que Nami se mordió el labio inferior. Eso sí que no lo había previsto, pero no contaba con su capitán...

    —Sí que estabas ahí, yo también estaba, ¿recuerdas, Zoro? —confesó Luffy para luego reir, alegando que su nakama padecía pérdida de memoria.

    —¿Alguien podría explicar? —pidió Robin, tras mirarse junto con Franky, quien estaba tan confundida como ella.

    —Oh bueno, después de salvar el país de Vivi-chan fuimos a... —comenzó a relatar el rubio con entusiasmo, pero...

    —Contarlo son cien mil beris más —advirtió Nami, por lo que todos callaron inmediatamente. Volvió su atención al espadachín— Volviendo a lo importante. Para que veas lo buena que soy, descontaré un generoso porcentaje de tu deuda sólo por esto...

    —¿Cuánto?

    —Diez por ciento...

    —¿Y si me niego?

    —Entonces venderé una de tus katanas mientras duermes para recuperar mi dinero.

    —No te atreverías.

    —Soy una ladrona experta y tú duermes más de doce horas al día. No sera difícil, créeme.

    Zoro rezongó. Como la detestaba cuando discutían, sobre todo cuando ella ganaba. Y esta era una de esas ocasiones.

    oo00oo00oo00oo00oo

    —Honestamente marimo, tienes el peor gusto de ropa del mundo —soltó Sanji a modo de insulto.

    Mientras un curioso Luffy se paseaba por el interior de la tienda de ropa, maravillado por su gran tamaño y abundante cantidad y variedad de mercancía, sus dos nakamas discutían, para variar, en otra parte, más específicamente en la sección de trajes para caballeros. Afortunadamente, no había clientes allí, pero si los hubiera los dos se estarían ganando sus incómodas miradas en esos mismos momentos.

    ¿Cuál era el motivo de la discusión? Tal y como el rubio dijo, el espadachín tenía pésimo sentido de la moda. Y no era ninguna broma. Había escogido un traje color naranja tan brillante, que resaltaría a kilómetros de distancia, junto con una corbata que tenía dibujos de... ¿espadas? Por favor, Sanji sentía que iba a estallar de rabia.

    —Perdóname, pero no suelo escuchar mucho a mi lado femenino... a diferencia de tí, ero-cook —le devolvió Roronoa.

    —¡Idiota, necesitas algo que ponerte para el baile! —le recriminó el cocinero, luego recuperando su postura— Yo tengo varios trajes afortunadamente, a diferencia de tí. Y como no hay otra opción más que tú tengas el privilegio de acompañar a Nami-san, entonces por lo menos me aseguraré de que no la hagas quedar mal con tu aspecto harapiento...

    —¿Privilegio? —repitió Zoro sarcástico— Preferiría pelear yo sólo contra todos los Shichibukai antes que esto, pero como sabes no me queda otra... ¿qué rayos le ves de bueno a esta mierda?

    —Por favor marimo, ni siquiera tú puedes ser tan ciego...

    —¿Ciego por qué?

    —¿Qué acaso no notas los atributos de Nami-san? ¡Es más que razón suficiente! —razonó el cocinero.

    —Y Franky es el pervertido —masculló el otro.

    —Mira, dime que sientes cuando ves a Nami-san —exigió Sanji.

    —Ganas de asesinarla por las maldades que me hizo —dijo sin dudar el espadachín, recordando su deuda... y los eventos en Whiskey Peak... y cuando quedaron atrapados en esa cosa pegajosa en la isla de Usopp... y cuando tuvo que cargarla en Alabasta...

    —¿Y cuándo la miras con su hermosa sonrisa sincera?

    —Nada, sólo sigo mi camino —contestó Zoro.

    —¿Y cuándo ves a Nami-san en bikini?

    —Pienso que eres un pervertido —declaró él.

    Jamás se había puesto a pensar en ello. Tanto Nami como Robin eran mujeres, y realmente hermosas. Roronoa rara vez le daba importancia a su género, de hecho ellas podían tomar sol en bikini o desnudas por lo que le importaba, él podía ejercitar a su lado sin ser distraído en lo más mínimo. Jamás lo había considerado, jamás las había deseado.

    No porque no poseía hormonas, claro esta, pero porque ellas eran sus nakamas, sus compañeras de pelea. Las había conocido como tales y le costaba separarse de esa imágen, después de todo estabamos hablando de la Gata Ladrona de Cocoyashi y la Niña Demonio de Ohara. Si las hubiese conocido en un bar o una discoteca, obviamente la perspectiva sería diferente, pero no era ese el caso. No. Ellas, como nakamas, jamás las trató diferente de como trataba a Luffy o Chopper o Usopp o el resto de los tripulantes. Claro que, ahora que lo pensaba más profundamente, esas dos mujeres eran... sí, definitivamente las más hermosas que había visto en su vida, y si tenía que elegir a la más hermosa de las dos, la ganadora sería seguramente la jovial y algo agresiva navegante, más que nada por su actitud orgullosa y provocativa, que para hombres como él era mejor a la personalidad de la arqueóloga...

    Pero esos pensamientos eran divagues, estupideces que jamás saldrían de su cabeza. ¿Por qué? Porque para él no tenían sentido alguno, el único sentido en su vida era seguir entrenando para algún día ser el mejor espadachín del mundo, y finalmente ser capaz de derrotar a Dracule Mihawk. Esa era su meta, sí, y no tenía tiempo de distraerse. De hecho, debería estar entrenando ahora, por lo que se dirigió hacia la puerta del local para marcharse, importándole poco lo que gritara el rubio, cuando una voz femenina lo detuvo.

    —Así que aca estaban, Zoro —saludó ella desde la entrada de la tienda.

    —¡Robin-chan! —se sorprendió Sanji.

    La mujer avanzó hacia ellos, ignorando a Luffy que ahora jugaba con varias prendas de colores brillantes cerca del mostrador. Ella les dirigió una enigmática sonrisa, otro de sus infaltables rasgos.

    —Veo que aún no decidieron sus trajes, ¿verdad?

    —De hecho, yo ya tengo, en el barco Robin-chan —le dijo Sanji con sus ojos en forma de corazón nuevamente.

    —Entonces el problema es... —posó su mirada en Zoro— Veamos si yo puedo encontrar algo que sea adecuado para nuestro espadachín, ¿te parece, Sanji?

    —¡Siempre piensas en todo, Robin-chwan~!

    Zoro decidió aprovechar la distracción de todos para escaparse hacia el Thousand Sunny, pero fue detenido en el acto por varias manos que lo aprisionaron inmediatamente.

    —No vayas a ningún lado, necesitas probar el traje, Zoro-san —dijo la arqueóloga con una sonrisa malévola.

    —Yo lo vigilaré, Robin-chan...

    oo00oo00oo00oo00oo

    Un rato más tarde, la navegante de los Piratas del Sombrero de Paja se encontraba en su barco en compañía de Robin, guardando su hermoso vestido -cuyos detalles mantendremos en secreto por el momento- en su propio armario. La morena le aseguró que había escogido un buen traje para el marimo, y mientras le contaba los detalles abandonaron la habitación de las chicas.

    En la cubierta del Thousand Sunny, Brook afinaba su violín y Sanji fumaba con tranquilidad mientras observaba el océano pacíficamente. Luffy y Chopper jugaban con el columpio, y en cuanto a Usopp y Franky, los dos se encontraban trabajando en un nuevo invento del cyborg que se le había ocurrido de regreso al barco. Por último, Zoro se encontraba en el puesto de vigía, intentando descansar.

    La arqueóloga se acercó al esqueleto viviente y comenzó a contarle que tipo de música era con la que debían ensayar, conocimiento que había adquirido de la gente del pueblo. Sanji abandonó su serenidad y se le acercó a la pelirroja para alabar su belleza, pero ella lo ignoró y le pidió que se preparase, con su sutileza usual...

    —¡Deja tus malditas idioteces para después que tenemos que practicar! —rugió Nami.

    —¡Adoro a la Nami-san molesta~! —suspiró el rubio con corazones en sus ojos.

    —Si, si, lo que quieras —rezongó ella— Luffy, Chopper, ¿por qué no van a jugar a otra parte? Necesitamos silencio para ensayar.

    —Pero Nami, queremos jugar aquí —protestó el capitán— Yo soy el capitán y quiero juga...

    —No fue una sugerencia —advirtió la navegante, haciendo sonar sus nudillos y lanzándoles una mirada asesina.

    —¡Iremos a explorar la isla! —gritaron el reno y el morocho al unísono, saltando a la playa y perdiéndose rápidamente de vista.

    —¿Está claro entonces, Brook-san? —finalizó la sobreviviente de Ohara.

    —Por supuesto, espero poder verlos bailar con toda su energía... aunque yo no tengo ojos para ver, ¡Yohohohoho! ¡Skull Joke! —rió el músico.

    —Todo listo, Nami, Sanji-san —avisó Robin, luego elevó su mirada— Zoro-san, por favor baja así podemos comenzar.

    De un salto, el espadachín saltó desde el puesto de vigía y aterrizó elegante y perfectamente sobre cubierta, justo delante de la mujer que lo había llamado. Suspiró y le dio la espalda para dirigirse a Nami, que lo miraba con la misma irritación que presentaba su propia cara. A ella tampoco le gustaba la idea de bailar con un espadachín tosco y nada caballeroso, pero si quería ganar el dinero, tendría que soportarlo.

    Tras ellos, Franky y Usopp subieron a cubierta, ya habiendo terminado, y fracasado en, el proyecto, y optaron por quedarse junto a Brook para observar el espectáculo. No les preocupaban Robin y Sanji, él era un caballero y parecía tener cierta experiencia en baile, y la elegancia de ella daba por entendido que tenía un nivel como mínimo básico. El problema serían Nami y Zoro, pero más que un problema les era gracioso, así que se quedaron a ver sólo para presenciar sus cómicas discusiones.

    Brook tomó su violín para comenzar a tocar la suave y dulce melodía, el vals, pero se detuvo al ver que no estaban completamente preparados. Sanji, sonrojado y disfrutando la situación al máximo, colocó su mano sobre la cadera de Robin y ella colocó la suya sobre el hombro de él, y sus manos libres se unieron y quedaron ya en posición.

    Zoro observó a la pelirroja frente a él. ¿Tener que tocarla? Eso iba más allá de lo que se permitía, pero la cara de la pirata le indicaba que protestar en voz alta no sería de mucha ayuda, de hecho seguramente empeoraría las cosas. Decidió mirar en otra dirección hasta que comenzara la música y se viera obligado a mirarla para no pisarla accidentalmente o algo por el estilo. Con este pensamiento en mente, posó su mirada sobre la isla a su derecha, y sintió como ella colocaba su mano en hombro. Resignado, colocó su mano en la cadera de ella...

    La mandíbula de Brook llegó, literalmente, hasta el suelo, Sanji comenzó a hervir de rabia, Robin no pudo evitar dejar escapar una pequeña risa, que por alguna extraña razón pareció decir "dereshi" en un momento, Usopp tuvo mayores problemas para controlar su risa y dejó escapar una carcajada, y Franky se quedó petrificado del impacto. Conteniendo su ira asesina, Nami alzó la voz.

    —¿Te parece que esa es mi cadera? —habló ella, con un tono a todas luces molesto.

    —No se siente como una cader... —comenzó a hablar él.

    Confundido, giró a ver que sucedía... y cayó en cuenta que en lugar de estar agarrando su cadera, como él creía... ¡lo que había agarrado era su seno derecho!

    Alzó su puño y le asentó un fuerte golpe que lo voló, literalmente, hasta el extremo opuesto del barco, rompieno la varanda y cayendo finalmente al mar.

    Continuara...
     
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  6.  
    Datenshi

    Datenshi Entusiasta

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    jajajaja que torpe jajaja pobre zoro jajaja e morire de la risa jajaja
    sigue asi....pf... jajajajajajaja
     
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  7.  
    Kaguya Ootsutsuki

    Kaguya Ootsutsuki Usuario común

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    hello...!!!
    solo dejame decirte que no esta mal GENIAL, BELLO HERMOSO
    :confused: demasiado genial
    :D me gusta mucho me envolviste en la historia
    :rolleyes: vaya full torpeza
    :oops: pero me encanta Brook, es fenomenal
    sin más que decir me voy, solo queda decir que felicidades
    es una gran escritura no te rindes y sigue adelante
    XOXO, BESOS Y ABRAZOS
    T.Q.M: Marlex Senpai :cool:
     
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  8.  
    Robin Ronoa

    Robin Ronoa Iniciado

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    jajajaja es buenísimo.
    Nunca me habia reido tanto con un fic xd.
    Continualo porfa ;)
     
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  9.  
    Titiritero de almas

    Titiritero de almas Usuario común

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    muajajajajajajaja amé todo, lo del baile, a nami♥ tan linda y cool :cool: pobre zoro ¬¬ no lo hagas sufrir o me suicido, hemmm en una parte dijiste "extraño" cuando según el contexto que manejabas se debía haber escrito "extrañó"
    UYYY SI, zoro jamás tendría sentido de la orientación pffff ¬¬
    espero conti con ansias, me has envolvido en tu historia asdasdasd *¬* hasta pronto, me avisas en mi perfil cuando haya conti ok?
     
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  10.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Título:
    Dance with me (Zoro&Nami)
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2451
    Esta historia aun no acaba!!! Y en este nuevo capitulo tendremos un poco mas de accion ZoNa :)
    Como sea, este es el tercer capitulo... me acabo de dar cuenta de que estoy logrando mi objetivo, poco a poco tenemos mas fics por este seccion, vamos que se puede!! XD
    Adios por ahora mis amores!
    Rocio

    -Dance with me-

    —Ese maldito idiota —musitó Zoro, exprimiendo su remera para así secarla sobre el lavabo de la cocina— Ya tuve suficiente con que Nami me lanzara del barco, ¿y encima tengo que soportar sus patadas cuando subo de nuevo? Maldito ero-cook.

    —Ciertamente ha sido un fracaso el ensayo —comentó una voz enigmática tras él.

    Volteó para descubrir a la arqueóloga observándolo con una expresión analítica en su rostro, como si el Roronoa fuese la pieza indescifrable de un rompecabezas. ¿Desde cuándo estaba parada ahí? A veces se le olvidaba que esa mujer era una asesina profesional con ochenta millones de beri por su cabeza, debería tenerlo en mente a partir de ahora. La ignoró, esperando que se fuera, mientras se ponía su remera. Suspiró al ver que no se marchaba.

    —¿Qué quieres mujer? —preguntó con expresión cansina.

    —¿Por qué será que sospecho que secretamente deseas a nuestra querida navegante? —preguntó Robin sin inmutarse.

    Sonrió de lado al ver que lo había dejado sin habla con su acusación tan directa y desvergonzada. Rió con cierta maldad mientras se sentaba en el lugar que usualmente ocupaba la otra mujer de la tripulación durante las comidas, cruzada de piernas. ¿Qué si él deseaba a Nami? ¿Qué podía desear? ¿Su dinero? Ni en un millón de años, antes se mataba. ¿Sus mandarinas? No, sabían horrible aunque ella dijera lo contrario, a menos que el ero-cook las cocinara. ¿Sus mapas? No le interesaban en lo más mínimo. Entonces, ¿de que hab... Ah, se refería a eso... ¡¿Pero qué rayos...

    —Era una broma —dijo sin dejar de sonreir, más intimidante de lo que parecía. No por nada era una asesina, sus facciones podían decir una cosa, su mente otra, controlaba sus emociones incluso mejor que él, y eso era decir mucho— ¿Por qué? ¿Pensaste otra cosa?

    —Déjate de juegos mujer, ¿necesitas algo? —preguntó Zoro, perdiendo la paciencia.

    —Sólo quería contarte algo —comentó Robin, cruzándose de brazos— Nami es mi mejor amiga, y yo nunca había tenido una.

    —Eso ya lo se, no tienes porque decirlo —interrumpió él— ¿Y qué con eso?

    —Treinta Fleur.

    Esa misma cantidad de manos emergieron del suelo. Las treinta extensiones del cuerpo de su nakama lo agarraron con fiereza y lo aprisionaron antes de que pudiese darse cuenta que estaba pasando. Cayó al suelo boca abajo e intentó resistirse salvajemente al imprevisto ataque. Alzó la mirada y se encontró con los ojos más temibles que hubiese visto.

    Ni Mihawk le había parecido tan intimidante ahora. La mirada de Robin parecía la de una mujer poseída por un demonio, incluso el viento que hacía revolotear su cabello ayudaba mucho a crear esa imágen en su cabeza. Sus ojos estaban inexpresivos y fríos, propios de la que fue la más letal de las agentes ilegales del mundo desde sus ocho años. Habló con una voz fría y satánica.

    —Si no llegas a esforzarte para que Nami sea feliz, lo lamentaras —dijo en un aterrador susurro— ¿Comprendido?

    —H... hai —llegó a pronunciar, una de las manos lo amordazaba.

    En una tormenta de pétalos, todas las manos desaparecieron, liberándolo al fin. Robin el dedicó una inusual sonrisa.

    —Entonces estamos de acuerdo, descansa Zoro —y abandonó la habitación tan rápido como llegó.

    Preocupándose sobre como interpretar esta amenaza de parte de su nakama, se reincorporó y abandonó la cocina murmurando algo que sonó parecido a "tripulación de psicópatas" o algo por el estilo.

    oo00oo00oo00oo00oo


    Nami violéntamente arrojó su cuerpo contra la cama, todavía enojada. No solamente lo que había pasado en el ensayo con Zoro le había molestado, sino el hecho de que él no parecía tomarse nada en serio. ¡¿Qué acaso no comprendía que era algo importante para ell... para todos? No, parecía que lo único que habitaba el casi vacío cerebro de Roronoa eran espadas y fantasías de Mihawk -en las cuales lo derrotaba, que no se malinterprete- jamás pensaba en ell... ¡en los demás!

    Por Kami, ¿qué le estaba pasando? No era que le interesase lo que él pensaba ni nada... pero no le molestaría que fuese un poco más bueno con el resto, así la convivencia con el resto de los idiotas podría ser un poco más sencilla. Era desesperante saber que sólo había dos personas en ese barco con las que podía hablar con seriedad, y esas eran Robin y Usopp, pero incluso ellos a veces eran tan raros como el resto. La fascinación por el suspenso y lo tétrico de Robin, la inmadurez y el egocentrismo de Usopp... por momentos realmente sentía que era la única cuerda en este barco, ¡incluso cuando uno de los tripulantes duplicaba su edad!

    —Nami.

    ¿Luffy? ¿Cuándo había llegado él a su habitación? ¿Cuándo había regresado de su expedición con Chopper? Ni lo había oído entrar. Pero allí estaba, parado en el umbral de la puerta, mirándola con una expresión analítica nada propia en él.

    —¿Por qué estás llorando, Nami? —preguntó con curiosidad, sentándose en la cama de Robin.

    Sorprendida, se llevó una temblorosa mano a su rostro para comprobar que lo que decía el pirata era cierto. Frágiles y delicadas lágrimas salían de sus hermosos ojos usualmente tan alegres, y ni siquiera se había dado cuenta que estaba llorando. El porque era todo un misterio para ella también, por lo que no encontraba las palabras que pudiesen responder a la pregunta de Luffy, puesto que ni ella podía responderse esa pregunta. ¿Por qué estaba llorando?

    —N.. no es nada —dijo ella, limpiándose sus lágrimas con su mano derecha— ¿Qué haces aquí?

    —Usopp dijo que Zoro te había hecho algo, así que vine a verte —contestó el capitán, una vez más demostrando su gran amor por sus nakamas.

    —Oh, eso... —musitó accidentalmente Nami.

    —¿Paso algo con Zoro, Nami? —ahora estaba más intrigado y notoriamente más serio, acercándose a su nakama.

    —Nada importante —dijo la navegante— Sólo pensé... creí que Zoro podría tomarse esto en serio... realmente necesitamos este dinero... sólo estoy enojada, en un momento estaré bien de nuevo.

    —Realmente te sigue importando mucho el dinero, ¿no? —más que una pregunta, parecía una afirmación de parte del sonriente capitán.

    Se puso de pie. Su sombrero de paja hacía imposible ver sus ojos, ocultos en la sombra que el sombrero provocaba al estar debajo de la luz, y volvió a hablar pero sin perder su tan característica sonrisa.

    —A veces no esta mal olvidar.

    ¿Qué fueron esas palabras? Luffy podía ser un idiota, pero cuando algo era serio, se podía volver el hombre más comprensivo y rpotector del mundo, y eso ella lo sabía a partir de su propia experiencia. Lo que acababa de decir, ¿acaso esa era la razón por la cual aún mantenía su amor por el dinero y los tesoros? Nunca lo había pensado, ella siempre había sido así y jamás había podido cambiar en ese aspecto, ni siquiera cuando abandonó la aldea Cocoyashi. Tenía cierta lógica, pero...

    —Tengo hambre, iré por comida —declaró Luffy, abandonando a la confundida navegante para buscar al cocinero— ¡Sanji! ¡Comida!

    oo00oo00oo00oo00oo


    La noche cayó sobre Moon Island. Los nueve piratas se encontraban en el Thousand Sunny, más especificamente en la cocina donde la cena se desarrollaba con normalidad. Es decir, en completo caos y desorden.

    Sanji agregó a la mesa una segunda tanda de comida que fue asaltada por el capitán antes de que tuviese oportunidad de siquiera ponerla sobre la mesa. Nami charlaba con Robin acerca de algo que habían visto en el pueblo mientras Sanji protegía sus platos de los ataques de Luffy. Usopp contaba a Chopper una historia donde vencía a un gigantesco monstruo marino con sólo su dedo meñique, y el pequeño doctor escuchaba fascinado y emocionado. Brook y Zoro estaban inmersos en una charla acerca de espadas que a nadie el interesaba oír, y Franky tomaba cola mientras felicitaba a Sanji por su "súper" comida.

    —¡Deja de comer la comida de mis preciosas damas, idiota! —gritaba el cocinero, dándole una potente patada a la mano estirable del capitán.

    —Esta bien —aceptó Luffy, y se dedicó a robar la comida de Chopper y Usopp.

    —Creo que esta noche empezare a leer los libros que encontre en este pueblo —le comentaba Robin a la navegante— Se veían muy interesantes.

    —Y largos —añadió Nami— Intenta no quedarte despierta hasta muy tarde, mañana tendremos que ensayar bastante si queremos ganar.

    —En ese caso haré lo posible para descansar bien —le sonrió a su amiga. Su mirada entonces cayó sobre el espadachín, que estaba sentado no muy lejos de ellas— Mañana todos tendremos que dar nuestro mejor esfuerzo, ¿no?

    Zoro sintió como un escalofrío recorría su cuerpo cuando la mirada gélida de su nakama se posó en él y él asintió inmediatamente.

    —¡Haré todo lo posible para complacerte, Robin-chwaan! —exclamó Sanji, revoloteando a su alrededor.

    —Por cierto, nee-chan —habló Franky, captando la atención de la navegante— Hoy te toca a tí primera vigilar. ¿No quieres cambiar con alguien más así descansas?

    —Gracias Franky —agradeció Nami— Pero creo que estaré bien, luego cambiaré con Usopp y me iré a dormir, ¿de acuerdo?

    —Claro, no hay problema —aceptó Usopp, luego su atención cayó en su plato— ¡Luffy! ¡¿Qué paso con mi comida?!

    Hubo una carcajada general mientras Sanji comenzaba a levantar los ya vacíos platos. Robin se ofreció a ayudarle usando su habilidad de la Hana Hana no mi, pero el rubio obviamente no lo permitió. Sin embargo, obligó a todos los piratas masculinos de la tripulación a ayudarlo con la recolección de platos y cubiertos.
    La navegante se excusó cuando ya estaban por terminar, diciendo que comenzaría a vigilar desde temprano, y abandonó la cocina sin más, aunque en medio del caos que era la habitación sólo Robin alcanzó a oírla y asintió con una amable sonrisa.

    Una vez fuera, subió hasta el puesto de vigilancia, el llamado nido de cuervos, desde el cual obtenía una vista privilegiada de Moon Island. Recién notaba el parecido de la forma de la isla con una media luna, imaginó que de allí provenía el nombre de esta tierra.

    Se quedó mirando el pacífico océano por un largo rato. Por momentos parecía olvidarse del terrible clima del Grand Line, ultimamente todo estaba tan tranquilo...

    —Por lo menos con el clima —suspiró la joven.

    Se puso de pie. Ni se había dado cuenta que estaba sentada en el lugar que usualmente ocupaba Zoro durante sus usuales siestas o durante sus constantes entrenamientos. Una pequeña sonrisa se esbozó en su rostro mientras recordaba como ella solía interrumpir sus siestas o como él la sacaba de quicio con tanta facilidad. Se preguntó la razón por la que ello le causaba cierta gracia mientras abría la ventana y una pequeña ráfaga helaba su frágil cuerpo. El sonido de la puerta al abrirse alertó sus sentidos. Se volteó inmediatamente y...

    —¿Qué haces aquí? —preguntó Nami.

    Como toda respuesta, Zoro miró hacia su derecha. Junto a la pared, descansaban sus tres katanas.

    —No me siento cómodo dejándolas por ahí —contestó Zoro, tomando sus espadas.

    —Ya veo —musitó ella.

    Él se volteó para irse, pero cuando ella volvió a hablar, se detuvo en el acto.

    —¿Alguna vez piensas... contarme la historia de esa espada blanca?

    Ella no era estúpida, y él lo sabía. Wado Ichimonji jamás dejaba su lado, las otras podían o no estar en su haramaki pero esa katana con funda blanca... rara vez no estaba en la mano del espadachín. Ella lo había notado desde el primer momento, lo cual él lo tenía bien claro, aún recordaba que esa había sido la única katana que le había devuelto luego de haber sido capturado por los piratas de Arlong. Su mano, que estaba en el pomo de la puerta, se detuvo y comenzó a voltearse lentamente.

    —Tal vez... cuando me cuentes el porque aún no has dejado atrás tu historia con Arlong.

    Esas palabras... eran las mismas que las de Luffy. Es difícil olvidar, Luffy lo sabía y por ello no pudo decir las palabras directamente. Pero Zoro era fuerte, y había encontrado la forma de ser directo y firme con ella. No pudo evitar una pequeña sonrisa de lado, aún cuando sus ojos estaban a punto de dejar caer una catarata de lágrimas.

    —Tengo pesadillas —confesó la navegante, evitando su mirada— A veces me despierto y pienso que... que estaré de nuevo en esa habitación... frente a ese escritorio de madera... dibujando más y más mapas... o en alguna isla en el medio de la nada... robando para seguir soñando que algún día yo... yo... yo podría ser libre y...

    El tiempo se detuvo. No pudo controlar sus acciones, e impulsivamente abrazó a su nakama. Rompió en llanto en sus brazos, el simple hecho de decirlo había sido demasiado para ella, y el llorar le fue inevitable. Comprendiendo en cierta forma su dolor, intentó lo mejor que pudo consolarla, aunque lo único que supo hacer fue contenerla en ese abrazo mientras lloraba sin cesar.

    —Es sólo que estoy... tan asustada —susurró Nami— Tengo miedo de que... de que mi pasado regrese... aún me aterra... y a veces siento que... tengo miedo que... que si no junto todo ese dinero para él entonces...

    —Eres libre —asentó el espadachín, separándose de ella— Vuelve a la realidad, Nami. Puedes juntar todo el dinero que quieras o hacer las maldades que desees, pero eso no es porque alguien te esta obligando a hacerlas, sino porque es quien eres. Eres libre de hacer todo lo que quieras mujer.

    —Hm, debes creer que soy una bruja usurera —rió ella, secándose las lágrimas.

    —Y de las peores —sonrió él— ¿Prefieres que tome tu lugar?

    —Te lo agradecería mucho —aceptó Nami.

    —Buenas noches entonces —se despidió Zoro, caminando hasta la ventana para cerrarla, estaba comenzando a tener frío.

    —Buenas noches —dijo Nami, abandonando la habitación— Oh, y, Zoro...

    —Dime.

    —... —se mantuvo en silencio por unos segundos, mirando el suelo, luego repusó una sonrisa— No tiene importancia. Gracias de nuevo, adiós.

    Y con esas palabras, la navegante partió, dejando atrás a un espadachín algo confundido. Y tan rápido salió de la habitación, que ni siquiera llegó a notar como una oreja del otro lado de la puerta desaparecía en un montón de pétalos...

    Continuara...

     
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  11.  
    Datenshi

    Datenshi Entusiasta

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    este capitulo me ha encantado, Robin ha tenido un poco mas de protagonismo que en otras partes creo que su vocacion es la de casamentera XD buno gracias por avisarme de que havias suvido la continuacio, te lo agradezco, nos leemos adios
     
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  12.  
    Titiritero de almas

    Titiritero de almas Usuario común

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    ;)jajajaja
    concuerdo con datenshi, esa es la vocacion de robin xD
    vaya, hasta que le das mas protagonismo, ya era hora,
    gracias por avisarme, tienes buena ortografia,
    ya quiero conti!!!!!:mad: que mala eres, me dejas con la intriga,
    jajajaja te uiero muuucho hermanita,
    fue un placer leerte, me avisas cuando hagas conti
     
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  13.  
    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Título:
    Dance with me (Zoro&Nami)
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    Para niños. 9 años y mayores
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    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    3052
    AN: Hanabi Boshi: La palabra "Boshi" es usada en todos los ataques de Usopp, significa estrella. "Hanabi" significa fuegos artificiales. Yo cree este ataque, pero creo que quedaria bien.

    -Dance with me-


    —¿Es en serio, Robin-chan? —preguntó Sanji, incrédulo.

    —Una imágen vale más que mil palabras —argumentó Robin.

    Ella se encontraba sentada en la mesa de la cocina, en su lugar usual. Franky se encontraba a su lado, tomando cola como siempre hacía antes de irse a descansar, y Sanji se encargaba de terminar de lavar los platos elogiando cada tanto la belleza de la sobreviviente de Ohara.

    Robin, por su parte, les estaba contando a sus dos nakamas lo que había visto, y oído, en el puesto de vigía gracias a su habilidad. Claro, podría considerarse invasión de la privacidad, pero la curiosidad fue inevitable cuando notó al espadachín subiendo al mismo lugar al que había ido su mejor amiga, y simplemente lo hizo sin más.

    —Pero en serio... ¿la bella Nami-swan y el estúpido espadachín? —intentó volver a comprender el rubio, abandonando los platos, que en verdad no estaban muy sucios gracias a su capitán, para volverse a sus nakamas.

    —Él tiene un súper punto, Nico Robin —intervino Franky, dejando su cola vacía— ¿Crees que realmente puede haber una relación entre dos nakamas? ¿Algo más allá de la amistad?

    —Creo que, desde que estoy en este barco, siempre ha habido cierta tensión sexual entre Zoro y Nami —comentó directamente la arqueóloga.

    —¿Segura? A mí me pareció sólo... tensión normal —declaró el cocinero— Aunque siempre hay tensión alrededor del marimo.

    —No veo el punto de todo esto, ¿qué vamos a hacer? —preguntó el cyborg, confundido.

    —Sanji-san, ¿puedo pedirte un favor? —dijo repentinamente Robin, con una sonrisa seductora.

    —¡Lo que sea por mi preciosa Robin-chwan! —estableció Sanji, sus ojos ahora en forma de corazón.

    —Ya estás planeando algo, ¿nee? —intuyó Franky.

    —No es un plan, llamémoslo... prueba —definió la morena— Mi hipótesis es que hay sentimientos entre nuestra navegante y el espadachín que van más allá de la amistad... y con la ayuda de nuestro cocinero, hoy tendremos la oportunidad de comprobar si mi teoría es correcta o no.

    —Como tú quieras —decidió el carpintero.

    —¡Mellorine! ¡Mellorine! ¡Mellorine!

    oo00oo00oo00oo00oo

    La siguiente mañana recibió a Nami con una fresca y cálida mañana normal...

    Cinco minutos después, empezó a llover.

    La navegante rápidamente se refugió en la cocina, y murmuró una serie de insultos contra el impredecible clima del Grand Line. Sanji le dio una taza de café y comentó sobre lo linda que se veía Nami cuando insultaba, a lo que Zoro respondió con una burla que sonó algo así como "ero-cook" que Sanji respondió con una patada y desató una pelea, la cual naturalmente fue detenida por la joven de cabello anaranjado con un par de golpes.

    Luffy resopló, aburrido, comentando sobre lo aburrida que era la lluvia. Usopp trabajaba en un artefacto mientras Franky se mantenía a su lado, dándole una segunda opinión. Chopper se encontraba haciendo más Rumble Ball, y Robin estaba sentada a su lado bebiendo su café pacíficamente. Brook, por último, bebía su té en su usual y particular taza, sentado al lado de Luffy, y pronto ambos se entablaron en algún tipo de bizarra conversación. Suspirando, Nami ocupó su lugar junto a Robin.

    —Usualmente eres la primera en levartarte —comentó Robin, perspicaz como siempre.

    —Estaba cansada —resopló la joven— ¿Cómo se supone que ensayaremos con este clima? El baile es mañana...

    —Podríamos prácticar aquí dentro, si corremos un poco la mesa creo que el lugar esta bien.

    —No se, preferiría que el resto se fuera, ¿no crees que sería mejor?

    —Ya paró de llover —notó Zoro, mirando por la ventana de la cocina.

    Luffy se puso de pie inmediatamente y salió corriendo afuera, seguido por Usopp y luego también Franky, que se encontraba algo aburrido ya. Chopper terminó con su trabajo por el momento y se fue con sus amigos a jugar. Ahora sí, Nami ya estaba lista. De pie, se dirigió hasta el músico y solicitó que empezaran la práctica.

    —No hay problema, Nami-san —dijo Brook— Por cierto, me estaba preguntando si podría mostrarme sus...

    —No —sentenció la joven, adivinando sus intenciones inmediatamente— Así que empecemos con esto antes de que sufras las consecuencias.

    Se volteó y miró a Zoro, quien tras suspirar se acercó a ella. Sanji y Robin ya estaban en posición. Brook tomó su violín y comenzó a tocar su melodía, al mismo tiempo que Zoro y Nami se ponían es posición, esta vez correctamente.

    —Es sencillo Zoro, mira como lo hace Sanji-kun —instruyó Nami, sañalando al rubio— Un paso hacia delante...

    —Eso intento mujer —contestó el Roronoa, molesto.

    —Parece que estan teniendo algunos problemas —comentó Robin por lo bajo.

    —Déjalo en mis manos, Robin-chan —susurró el cocinero, luego alzó la voz para que los otros le oyeran— ¿Qué pasa, marimo? ¿Admites que soy mejor que tú?

    Esa frase produjo un clic en el cerebro de Zoro. Comenzó a bailar con Nami... pero esta vez en serio. Los pasos salían bien, y aunque por momentos parecía trastabillar, su intentó de superar a su eterno rival hizo que alcanzara el nivel de Sanji. La navegante sonrió contenta al darse cuenta de que lograron hacer un compás sin tener que hacer una pausa por la incompetencia de Zoro, ¡realmente estaba bailando como se debía!

    Bueno, no perfecto... pero por algo se empieza, ¿no?

    —Esa fue una buena idea —admitió la arqueóloga.

    —¡Todo lo que hago lo hago por tí mi preciosa Robin-chwan! —exclamó Sanji, perdiendo su balance un poco.

    El ensayo avanzó progresivamente. De vez en cuando era necesario detenerse para explicarle como se bailaba nuevamente al espadachín, pero había que darle algo de crédito, estaba mejorando rápidamente. Su progreso incluso sorprendió a la arqueóloga, que internamente comenzó a cuestionarse si realmente su esfuerzo se debía sólo a una competencia con el cocinero...

    oo00oo00oo00oo00oo


    —Oi, Nico Robin —la llamó el carpintero, saliendo a cubierta desde su puesto de trabajo.

    La mujer abandonó su lectura y volteó su cabeza para mirar a Franky, su mirada por sí sola cuestionaba el porque de su entromisión.

    —Ya son las ocho de la noche, me pediste que te recordara cuando fuese esa hora —le recordó Franky.

    —Y lo has hecho puntualmente, gracias —dijo la mujer, una mínima sonrisa formándose en sus labios— Ahora, creo que es el momento de que las cosas comienzen, ¿te parece?

    —¿Te refieres a tu plan?

    —Preferiría que lo llamaras... comprobación de una teoría —tocó una vez suavemente la puerta de la cocina y Sanji ya estaba fuera alabando su belleza— Sanji-san, es la hora indicada.

    —Ah, la puntalidad es una de tus muchas virtudes Robin-chwan —comentó el rubio con un emotivo suspiro.

    Luego, su personalidad cambió drásticamente cuando saltó a la cubierta del Thousand Sunny y corrió hasta donde el capitán se encontraba, jugando con Usopp y Chopper.

    —¡Sanji! ¿Vienes a jugar con nosotros? —preguntó el inocente morocho.

    —Vamos al pueblo —dijo, aunque sonó más como una orden, el cocinero— Robin-chan dice que hay una especie de festival allí.

    —¿En serio? ¡Robin! ¿Es cierto? —exclamó el entusiasmado joven, mirando a su nakama, sus ojos brillando de la emoción.

    —Es cierto —asintió la sobreviviente de Ohara— Franky, Usopp y yo le avisaremos al resto. Nos encontraremos allí.

    —Oi, ¿por qué yo...

    —Ok. ¡Vamos, Chopper, Sanji!

    Luffy salió corriendo entusiasmado, seguido por un igualmente entusiasmado Chopper y un preocupado Sanji que los insultaba a ambos. Robin rió levemente al verlos correr y Franky sólo suspiró con impotencia.

    —¿Qué esta pasando? —preguntó Usopp— Puedo darme cuenta que algo sucede, por eso se deshicieron de los demás.

    —Lo se, esa es una de las razones por las que te pedí que te quedaras —argumentó Robin, regresando hasta la puerta de la cocina. Abrió la puerta, miró dentro y luego regresó con el resto— Esta casi todo listo. Sólo nos falta...

    Como si lo hubiese invocado, del cuarto de las mujeres emergió el músico, trayendo con él su violín.

    —Nami-san esta dormida, pero no tardará mucho en despertar —dijo Brook.

    —¡¿Qué le hiciste?! —exclamó Usopp, preocupado y aún sin entender.

    —Le canté una canción hipnotizadora, que induce el sueño —explicó el músico.

    —Muy bien, ahora todo lo que necesitamos es el Tone Dial... —dijo, mirando al asustado tirador.

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    Sanji se había marchado al pueblo con Chopper y Luffy, Brook se había marchado con ellos poco después. Robin, Franky y Usopp se encontraban en la costa de la isla, escondidos tras una gran roca y pendientes de todo lo que sucedía en el aparentemente vacío Thousand Sunny.

    —¿Qué lo que están haciendo no es completamente inmoral? —cuestionó Usopp.

    —Lo que estamos haciendo —corrigió Robin— Y no, es simplemente comprobar una teoría, no veo ningún daño posible en ello... ¿o acaso tú sí?

    —No es eso, pero... —se retractó un poco él— Cuando lo dices así... lo haces sonar como si fuesen ratas de laboratorio.

    —Lo se, escalofríante, ¿no? —lo secundó Franky.

    —Dos Fleur —susurró la mujer, colocando sus manos en su posición para activar sus poderes.

    Al oír esa frase, un escalofrío recorrió todo el cuerpo del cyborg, recordando la última vez que había oído esas dos palabras. Afortunadamente para él, las manos no se dirigían a su cuerpo.

    Una mano apareció en el cuarto de las mujeres, tocando suavemente el hombro de la joven de cabello anaranjado, lo suficiente como para comenzar a despertarla. La mano se desmaterializó cuando la chica comenzaba a despertarse. El proceso en el cuarto de los hombres fue un poco menos suave. La mano de Robin dio vuelta la hamaca donde Zoro dormía, arrojándolo de cara al suelo.

    —¿Qué rayos? —musitó el hombre, buscando alguien alrededor pero se dio cuenta de que estaba solo— ¿Giré solo en sueños? Que raro...

    Decidiendo no adjudicarle importancia alguna, salió al exterior y llegó a la cubierta, donde la navegante emergía al mismo tiempo de su recamara, estirando sus brazos.

    —Oi, ¿dónde esta el resto? —preguntó el espadachín.

    —Supongo que comiendo, yo estaba en mi habitación —supuso Nami, dirigiéndose a la cocina.

    Zoro saltó hasta la parte superior del barco e ingresó junto con su nakama a la habitación donde la cena los esperaba.

    —Están dentro —confirmó Robin,haciendo desaparecer su Ojo Fleur.

    —¿Y ahora que hacemos? —preguntó el moreno.

    —Esperar —respondió ella, sentándose junto a Franky y sacando una mochila que había sacado del barco a tiempo— Sanji-san envió una pequeña cena para nosotros.

    —Tus planes realmente dan miedo, Nico Robin, planeas todo con demasiado cuidado —comentó Franky.

    —Comprobación de teoría —corrigió la arqueóloga, sacando los sandwich de la mochila— Usopp-san, ¿un sandwich?

    —Ya que —suspiró él, sentándose y tomando dicho aperitivo.

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    —¿Qué...

    —... es esto?

    Se miraron, ambos atónitos con la escena, lo cual les dijo a cada uno que no era la culpa del otro en lo más mínimo. Ante ellos, se encontraba una cocina completamente distinta a la que estaban acostumbrados, como si repentinamente Sanji hubiese decidido radicalmente cambiar el lugar sin previo aviso.

    La usual mesa de madera con bancos hechos del mismo material fue removida, y en su lugar había una gran manta naranja en el suelo, sobre la cual descansaban dos almohadones verdes entre los cuales se hallaban dos platos blancos con spaggheti, cubiertos, una botella de sake, los pequeños "vasos" para dicha bebida. Ademas, la iluminación no era eléctrica, sino que provenía de unas velas apoyadas cerca de la manta. Notando las velas, Zoro llegó a una conclusión.

    —Creo que el ero-cook se pasó con su devoción esta vez.

    —No creo que ni siquiera Sanji-kun sea capaz de algo así —comentó ella, notando algo junto a su pie— Mira esto, creo que es una nota.

    —¿Qué dice?

    "Mi querida Nami-san,
    Robin-chan, el resto de los idiotas y yo estamos en el pueblo. No quise interrumpir tu hermoso sueño, así que te dejé esta deliciosa comida que preparé especialmente para tí. No tardaremos mucho en volver, no temas.
    Siempre seré tu fiel caballero protector,
    Sanji
    PD: Come el plato de la derecha, es más delicioso, el de la izquierda es para el marimo."

    —Idiota, podría haberme despertado —resopló Nami.

    —Bueno, no hay remedio —suspiró Zoro, sentándose en el almohadón izquierdo— ¿Sake?

    —Tienes razón —aceptó ella, tomando asiento y aceptando la bebida.

    Un tenso silencio se formó mientras ellos comenzaban a comer la cena preparada por el cocinero de cejas espiraladas. Sólo se oía el sonido de cubiertos contra platos mientras comían, el silencio era demasiado notorio, probablemente estaban acostumbrados al escándalo que eran las cenas con la tripulación, a Luffy robando comida, a los cuentos de Usopp o incluso a las canciones de Brook. Sea cual fuese el motivo, allí estaban la situación volviéndose más y más incómoda con el pasar de los minutos, y sin saber siquiera como reaccionar.

    —Mejoraste bastante —comentó Nami repentinamente. Él levantó la mirada de su plato— En la práctica.

    —Ah, sí —asintió Zoro.

    Y de regreso al silencio. La navegante masticó lentamente lo que quedaba de comida, y se dio cuenta entonces de que había terminado su plato. ¡La cena sí que pasaba rápido cuando uno se encontraba incómodo! Y como para no estarlo... esto se sentía casi como... ¡una cita! ¿Una cita con el espadachín? Era imposible, Zoro sería la última persona en invitar a salir una chica, mucho menos a ella, su nakama, la bruja usurera que sólo sabe cobrar intereses y extorcionarlo y... rayos, ¿por qué le importaba como la viera?

    —¿Quieres más?

    Viendo sus pensamientos repentinamente interrumpidos, lo miró confundida. Zoro estaba de pie junto a ella, un plato vacío en una mano, y la otra extendida hacia ella en señal de que le entregase el suyo. Ella negó con la cabeza y le entregó su plato.

    El espadachín depositó los platos sobre el lavabo, ya que no tenía ningún conocimiento sobre como lavarlos determinó que el ero-cook se ocuparía más tarde.

    —¿Quieres ir a buscar al resto de los idiotas al pueblo? —ofreció Zoro.

    —Es una buena idea —aceptó la muchacha, poniéndose de pie.

    Y abandonaron la cocina sin más.

    Pero en cuanto salieron, vieron algo que no habían notado antes. Sobre la hierba de la cubierta descansaba ahora un objeto rojo y de aspecto antiguo. Se miraron intrigados, y finalmente la curiosidad venció y se acercaron a averiguar de que se trataba. Nami lo tomó en sus manos y se dio cuenta de que se trataba.

    —Es un dial —determinó ella— Me pregunto de que tipo...

    —Tone Dial —intervino el espadachín. Ella lo miró, impresionada sobre su conocimiento— Usopp lo usa siempre para molestar, por eso lo reconozco.

    —Ya veo... me pregunto que tendrá grabado... —murmuró la navegante y apretó el botón del dial.
    Una melodía suave y delicada comenzó a oirse del aparato, la melodía de un violín... para ser más exactos, ¡la música con la que ensayaban!

    —Robin debe de haber pensado en esto —comentó Nami.

    —¿Por qué crees eso?

    —Porque es la única con cerebro —dedujo ella, y él tuvo que darle la razón— ¿Ensayamos?

    —¿No ibamos a...

    —Sí, lo se pero... bueno, la práctica de último momento ayuda... el concurso es mañana y realmente quiero ganar.

    —Déjame adivinar... ¿aumento en la deuda de lo contrario?

    —¿Acaso lees mi mente?

    Él bostezó, necesitaba descansar, pero definitivamente no necesitaba que su deuda se incrementara... más, así que aceptó la mano que ella le tendía y comenzó el baile. La práctica iba aún mejor que en el ensayo de esa mañana, y mientras bailaban al compás de la música del dial, no podían evitar la cercanía que los atraía.
    Nami sintió como todo su aire evacuaba su cuerpo y se le dificultaba respirar al descubrir lo próximo que estaba el rostro del espadachín del suyo. Sus labios estaban separados por una distancia que podía medir con una regla muy corta, y el baile no ayudaba, de hecho, los acercaba más y más con cada nota, como si fuese intencional. Su mano alrededor de su cintura y la suya en su hombro no ayudaba en absoluto, de hecho empeoraba la situación, porque por alguna razón que ella no comprendía ahora estaba acariciando su rostro... ¡¿por qué? ¡¿Por qué se estaba acercando su rostro al de Zoro?

    —Creo que es el momento de terminar esto —opinó Robin.

    —Por fin, ya me estaba aburriendo —resopló el cyborg.

    —Yosh, déjenlo en mis manos —determinó Usopp, tomando su arma— ¡Hanabi Boshi!

    Fuegos artificiales de colores varios invadieron entonces el firmamento nocturno. Rojo, azul, dorado, plateado, todos ellos estallaron en el cielo en una hermosa y súbita explosión de colores y luces brillantes.

    Este hecho cambió el foco de atención de la navegante y el espadachín del rostro del otro hacia el cielo y allí se quedaron, como si estuvieran hechos de piedra, aunque levemente más separados que hace unos momentos. Admiraron el espectáculo de luces mientras duró, y finalmente se miraron de nuevo el uno al otro, mientras la música del dial seguía sonando, ahora más audible gracias a que terminaron los fuegos artificiales.

    Inevitablemete, se sonrojaron de pies a cabeza. Nami miró en otra dirección mientras que Zoro optó por observar la luna como si fuese la cosa más interesante que jamás hubiesen detectado sus orbes oscuros. Se separaron completamente y se dirigieron a sus respectivas habitaciones sin decirse palabra alguna o sin siquiera mirarse nuevamente. Un ojo de iris azul claro se deshizo y dejó detrás unos pocos pétalos mientras la usuaria de la Hana Hana no mi se descruzaba de brazos.

    —Eso fue algo inesperado —comentó Robin, poniéndose de pie.

    —Oi Nico Robin, ¿a dónde vas? —preguntó Franky.

    —¿Y qué fue lo que viste? —añadió Usopp, tan confundido como el carpintero.

    La arqueóloga les respondió con una de sus enigmáticas sonrisas.

    —Creo que la competencia de mañana será mucho más interesante de lo que inicialmente creía.

    Y se marchó hacia el pueblo, en busca del resto de sus nakamas.

    Continuara...
     
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    Datenshi

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    tan interesante como siempre!! espero el siguiente aaaaiiii ya quiero saber que pasara >.<
     
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