Daily lifeSi de videojuegos se trataAgatha pasó la hoja de su libro. Talló su ojo, pasar tanto tiempo sin ver la luz la había vuelto sensible al más mínimo destello. —Bibliófila, despierta. La joven levantó la cabeza ante aquella designación tan grosera; permaneció por unos segundos con su mirada puesta en el que se atrevió a destruir su tranquilidad. —¿Qué quieres Enzo? —cuestionó con irritación la joven—. Deberías tocar la puerta antes de entrar. Él se limitó a suspirar, metió su mano a la mochila que llevaba consigo y sacó un pedazo de periódico. —¿Acaso lo olvidaste? —Enzo permaneció en silencio después de eso, expectante ante la respuesta de su amiga. —Las cebollas se encuentran a mitad de precio —balbuceó Agatha, después de acercarse más para poder leer el papel—, una oferta que no te deberías perder —Continuó diciendo con sorna. El joven enrojeció ante el comentario, acercó su dedo al anuncio más grande la página. El dibujo de aquella portada de videojuego trajo de vuelta a la fémina. —¿Es hoy? —preguntó con poco interés. —Sí, recuerda que prometiste acompañarme a comprarlo. Agatha cerró su libro, se puso de pie y se quitó sus anteojos. —¡Esta bien!, te acompañare —contestó de mala gana la joven. Enzo sonrió, por primera vez su amiga le dejaría todo más fácil; sin esas peleas psicológicas —en las cuales siempre terminaba siendo el perdedor—. —Anda, ¿qué esperas? —cuestionó Agatha, a espaldas del joven . El muchacho asintió y comenzó a caminar. Fue hasta que su cuerpo atravesó el lumbral de la habitación, que escuchó la puerta cerrarse detrás de él. Agatha volvió a colocarse los anteojos, abrió su libro en la parte donde puso el separador y comenzó a leer; ignorando por completo las quejas y reclamos al otro lado de la puerta.