Drabble de Pokémon - (D) Sirena (Goolgeshipping one sided Pokeshipping)

Basado en la canción "Sirena" de la vocaloid Megurumi Luka y ésta a su vez se basa del cuento con el mismo nombre de Hans Christian Andersen



Sirena

Su corazón se sumía en sensaciones amargas que nublaban sus deseos. Mirando con tristeza infinita al joven de piel morena y oscura cabellera, cuyo amor la había condenado a la miseria.

Sostuvo el cuchillo con sus manos vacilantes, perdida en sus mejillas singulares, creyendo con desesperación que la sonrisa serena en su rostro era causado por ella… ¡Oh Sirena! ¡Qué cruel manera de ocultar una realidad siniestra!

Las sabanas blancas de satén que abrigaban a tu príncipe se oscurecían… ¡No llores pequeña! Suficiente agua salada existe en tu reino de utopía. Tus ojos verdes parpadean para cesar lentamente los sollozos, aflojas el agarre del arma blanca para liberar la mano izquierda y limpiarte el rostro con delicadeza, sintiendo en el dorso el suave bailoteo de tu melena naranja.

Sirena, no importa si tu piel canela se embellece de manera infinita con los toques de la fiel luna… tu príncipe tiene los orbes marrones ocultos tras sus párpados cerrados; incluso despierto, nunca su mirada se halla en tu persona.

Aun si su vida te pertenece no fue suficiente para adueñarte de sus pensamientos; obsesiones, suspiros, sueños, anhelos y pasiones. El destino te atrapó entre sus garras sin permitirte llegar a su corazón antes que alguien más lo hiciera.

No eres ella, incluso todo el poder de la hechicera no puede transformarte en aquella princesa. Careces del glamur que la caracteriza, su inteligencia y astucia es superior a la tuya… imposible emular tal sonrisa adornada con labial rosa, perlas misteriosas como la oscura noche. Ese cabello tan peculiar de colores confusos de café azabache cuyos mechones a los lados de su cara y frente simulan una garra capaz de atrapar a cualquier cosa que amenace su blanca piel suave.

Giselle lo escuchas decir con cariño y con rabia las manos aprietan el mango para mover el cuchillo hacia su yugular. Sin embargo antes de que el filo corte la frágil carne del causante de tus desdichas, detienes bruscamente su rumbo.

Lo miras agobiada con lágrimas manchando tus mejillas, sonríes de manera forzada, alejas el arma que sellaba tu destino.

Torpemente tus labios encuentran su boca y con avidez lo besas indicando tu despedida, pese al frío contacto mezclado con el calor que los rodea… el dueño de tu alma no despierta de su letargo.

Te alejas con lentitud de la cama, cada paso crea una brecha enorme entre los dos. Con la mirada siempre al frente abres la puerta; para al final, convertirte en un recuerdo de tantos que después se perdería en su memoria, olvidando tu existencia efímera en la firme tierra.

La única vez que te extrañó, fue cuando notó tu ausencia al día siguiente durante su boda; mientras bailaba alegremente con su esposa, aquella mujer de piel tal porcelana.